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Mi sobrina Gisele (inicio)

Me presento mi nombre es Juan, tengo ahora 39 años, debo  decir que me cuido yendo dos veces por semana al gimnasio, mido 1,90 y estoy mas o menos en los cien kilos, tengo ojos y pelo mas bien claros.

Por cuestiones de trabajo, emigré de mi provincia natal a Rosario, aparte nunca me gustó estar bajo las faldas de la familia, con la que me llevo muy bien, pero me gusta la independencia.

Mi vida en esta ciudad portuaria, y enfrascado en mi trabajo en informática, es poco el tiempo que tengo para disfrutar la vida, hasta hace poco me mataba trabajando para poder terminar de pagar mi departamento, algo sencillo, con una cocina comedor tres habitaciones pequeñas, y lo que sí un buen baño.

Al cancelar la hipoteca del departamento, comencé a tener un respiro económico, con el cual decidí adquirir un lindo auto, y tuve más tiempo para llevar adelante proyectos de mercadotecnia por Internet, lo que me dio un extra en mis ingresos. 

Mi estilo de vida, cambió bastante, me volví más promiscuo, teniendo amores de fin de semana, lo que me dejaba el orgullo por las nubes, ya que nunca me faltó compañía. Todo transcurría normalmente, tengo una empleada que viene dos veces por semana, los lunes y los jueves a ordenar y limpiar todo; más de un lunes se encontró con alguna que otra prenda femenina en mi cama, por lo que me las dejaba en el cajón de la mesa de luz.

Después de varios meses, decidí tomarme unos días e ir a visitar a mi familia, de paso ver que tal el auto nuevo en la ruta, preparé todo y salí tempranito de viaje, llegue a mi provincia a las seis de la tarde, entre besos y abrazos los familiares. Ese sábado, nos juntamos todos a cenar, y de paso celebrar el cumpleaños de mi madre. Volví a ver a algunos familiares que hacía rato había perdido contacto, hasta que una bellísima señorita, que entró con cara muy seria, daba la impresión que desayunaba vinagre. Al rato me enteré que era “Gisele”, la hija de mi primo, con el que nos llevábamos muy bien, me contó que estaba castigada, y no la dejaron salir.

Gisele, era una morocha, de ojos color miel, con todo muy bien puesto, no muy flaca, con unas tetas iguales a las de su madre, a ojo les diría que un 85, cinturita, y unas caderas, con un tremendo culo, que a lo lejos se veía, la típica forma de guitarra.

Ahondando más, la pendeja les hacía la vida imposible, el castigo venía porque con 17 años, le había estado mandando fotos en ropa interior al novio, cuando la descubrieron se pudrió todo, el pibe se hizo humo cuando mi primo lo enfrentó. No hace falta mencionar que mientras mi primo me contaba las andanzas de la nena, mi pija estaba al palo, más teniéndola a dos metros, con un cuerpazo de infarto.

Pasé varios días en la casa de mis padres, hasta que mis días se acabaron y emprendí el regreso. Instalado nuevamente en mi casa, me puse en contacto con varias amigas cariñosas, para ver si podía descargar. Ese fin de semana me junté con una amiguita que me dejó en coma cuatro.

El domingo estaba en el depa, viendo una  buena película, cuando suena el timbre, así como estaba en pantalones cortos y sin nada arriba, abro la puerta y me encuentro con mi sobrinita, con un bolso en la mano y la mochila en la espalda. Sorprendido la hice pasar, le pregunto que hace acá. 

Me cuenta que se peleó muy fuerte con sus padres, y que sin saber que hacer, se tomo un colectivo y se vino a Rosario, la dirección la tenía mi primo en la agenda, por lo que no le costó conseguirla. Le pregunté si sus padres sabían de su destino, al decirme que no, le dije que si no le avisábamos, me iba a meter en problemas. Me hizo prometerle que no les iba a llamar ni a decir nada, cosa que por supuesto no cumplí.

La acomodé en la habitación donde tengo todo el quilombo, en donde además esta mi cama de soltero, ya que la mejor habitación es la que ocupé yo, la otra que es la más tranquila la convertí en mi oficina.

A la mañana siguiente, desde mi trabajo, llamé a mi primo y le comenté que su hijita estaba en casa:

-Juan, mandala urgente para acá, que caradura caerte así.
-Primo no te hagas problema, es mejor que se quede unos días acá, hasta que se calme la cosa ¿no te parece?
-No se, vos tenés tu vida, esa pendeja te va a complicar
-Dejala unos días, cuando se ponga pesada, te la mando envuelta para regalo – dije jocosamente.
-Esta bien, pero cualquier cosa llamame, y teneme al tanto de todo, confío en vos
-Quedate tranquilo, yo te la cuido primo.

Me despedí de mi primo, y estuve muy metido en mis ocupaciones, a las cinco de la tarde me encaminé a casa, con mucha incertidumbre por ver con que me encontraría, el depa, estaba impecable, la empleada había dejado todo muy bien, en el equipo de música sonaba un tema de 4 non blondes. Avisando que había llegado, mi sobrina salió de la habitación con unos shorsitos, que parecían pintados, con una musculosa anudada a la cintura, dejando el ombligo a la vista.

Tuve que concentrarme en no quedar con cara de boludo, babeándome, ella debió notarlo, me fui derecho a mi habitación, me cambié, me quedé en ropa de casa. Me senté en el sofá que tengo frente al TV, mi sobrina, se sentó a mi lado, me abrazo:

-tío que contenta estoy de estar acá con vos
-a mi también me gusta tenerte conmigo
-uy tío, como sonó eso mmmm
-¿Qué dije? – haciéndome el reverendo boludo
-No, nada, nada
-¿Qué tenés ganas de cenar?
-No se sorpréndeme

Llamé a una pizzería de la que era cliente, y les pedí una pizza, mitad primavera y mitad de palmitos, una cerveza y una gaseosa. El delivery tardo 20 minutos en llegar y poniendo una película nos ubicamos en el sofá a comer, Gisele estaba como nene con juguetes nuevos, entre los dos nos bajamos la cerveza, la gaseosa ni la tocamos. Ella se encargó de levantar y organizar todo, le explique como funciona el lavavajillas, le encantó el aparato. 

-Tío, dejame que yo arregle todo, es lo menos que puedo hacer por la molestia de “tenerme” – dijo ese tenerme con un tono especial.
-No es molestia sobrina, es más hace falta una presencia femenina en la casa
Se sentó a mi lado y agarrándome del brazo, se acurrucó a mi lado, apoyó la cabeza en mi hombro, mi pija no tardó en dar señales  de vida, muy disimuladamente me acomodé para que no se me notara la tremenda erección que tenía. La película se extendió bastante y Gisele se quedó dormida, pese a estar algo incómodo, no quise moverme para no despertarla, cuando la película terminó, desperté a Gisele, y descubrí que tenía el sueño muy pesado, por lo que la levanté y la dejé en la cama que ella usaba. 

Ví como había decorado su cuarto, el orden era excelente, fui hasta el armario y saqué una manta para cubrirla. Cuando estaba tapándola, se dio vuelta y una teta se salió de la musculosa, por lo que pude ver un hermoso pezón, rosado, sin poder evitarlo, lo rocé suavemente con mis dedos; volviendo a la realidad, la tapé y me fui a mi habitación, me hice una tremenda paja, que dejo varios goterones de leche en el piso. Mas tranquilo me dormí.

El despertador sonó como todos los días a las seis treinta, me quedé unos minutos en la cama y me levanté a darme una ducha, me vestí, cuando llegue a la cocina estaba Gisele, haciéndome el desayuno, casi me da algo cuando la vi, estaba con un camisoncito bastante transparente y una tanguita  de esas que solamente son un hilito en la parte del culo. 

Nos sentamos juntos en la mesa a desayunar, no podía sacar la vista de las tetas de mi sobrina. Estuvimos charlando sobre varios temas, entre otros le comenté que no la quería haciendo nada todos los días, por lo que la mandé a que viera las universidades porque quería que estudiara; ella medio que rezongó, pero una divertida conversación la convenció de que era lo mejor para su futuro.

A media mañana me llamó al trabajo dándome un por menor de lo que iba a hacer durante el día. 

Esa tarde llegue a casa y en la entrada estaba Mariana, una mina con la que nos veíamos seguido, con ella era solo coger, sacarse las ganas, y listo, sin compromisos, lo que a mi me venía de maravilla. Apenas la hice entrar, se comenzó a desvestir, mientras colgada de mi cuello, me metía la lengua. Ese día Mariana estaba más caliente que de costumbre, una vez que me desnudé, me empujó a la cama y se abalanzó a chuparme la pija, parecía que me la quería arrancar, se la metía toda en la boca; cabe destacar que no tengo una anaconda, pero tampoco un chizito, por lo que sentía mi pija llegarle a la garganta, una cantidad abundante de saliva empapaba mis huevos, y seguía camino. Mariana me pajeaba, me succionaba fuerte, me pasaba la lengua por las bolas, se la volvía a meter toda; me estaba volviendo loco, cuando estaba por acabar, se detuvo y ubicándose arriba mió se sentó sobre mi cara, dejándome toda la concha mojada para que le diera el mismo tratamiento que ella le dio a mi pija.

Sin demora, me puse a chuparle la concha, Mariana empezó a gemir muy fuerte y a putearme por el placer que le estaba dando:

-haaaayyyyyy , siiiiiii que lindo, dale, dale seguí chupándome ahhhhhhhhh, seguí, dale que me haces acabar dale, no pares ahora, dale  acaboooooooo!!!!!!!!

Mariana se salió de arriba mió y se desparramó en la cama, con los ojos cerrados, sin darle tiempo a recuperarse, la puse boca arriba y con sus piernas en mis hombros, se la fui metiendo lentamente, gozando de cada centímetro que iba entrando, cuando mis bolas chocaron contra sus nalgas,  Mariana volvió a gemir. 

Empecé un mete y saca frenético, llegando a casi salirme de la concha para volver a metérsela toda, Mariana rebotaba contra el colchón, lo que aumentaba la fuerza de las metidas que le daba. Mariana tuvo un ruidoso orgasmo, la di vuelta y de perrito con las piernas bien abiertas, se la volví a clavar hasta el fondo, desde atrás le abría las nalgas, dejando expuesto el agujero del culo, lo ensalivé y con mi pulgar, hice movimientos circulares por el anillo, hasta que sentí que se relajó, y el asterisco se comió el dedo, a partir de ahí, los gemidos se convirtieron en gritos de placer. Con el pulgar metido en el culo y el resto de la mano en la nalga de Mariana, la movía en vaivén, incrustándole con más fuerza la verga. La concha de Mariana era un mar de jugos, sentía como mojaba mis bolas, las que golpeaban contra su clítoris. No pude aguantar mucho, arrecié en mis movimientos, y Mariana se dio cuenta que estaba al límite y aceleró su acabada, el sentir las pulsaciones de su concha en mi verga y como el culo me apretaba el dedo, me hizo llegar al punto de no retorno, y dejándola clavada al fondo le solté varios chorros de leche, sentía que se me iban hasta los riñones por la verga de lo fuerte de mi acabada. 

Mariana se quedó con el culo en pompa y la cara apoyada en la cama, con mi verga flácida, busque una toalla y la coloque debajo de la raja de la concha, y con mucho morbo le pedí a Mariana que hiciera fuerza, y varios borbotones de leche salieron mezclados con los jugos de la concha; por la cantidad de leche que le salió, mi acabada fue antológica. Me quedé acostado en la cama mientras Mariana se vestía, y me decía lo bien que la había pasado. Sin preocuparme por vestirme, nos encaminamos a la sala, me extraño encontrar la puerta de mi habitación entreabierta, cuando estaba seguro que la había dejado cerrada.

Acompañé a Mariana a la puerta y me fui derecho al baño, necesitaba una ducha. Mientras me duchaba pensaba en que si mi sobrina había llegado, seguro nos escuchó garchando con Mariana, aparte la puerta de mi habitación no estaba bien cerrada. 

Estaba en mis cavilaciones cuando siento que golpean la puerta del baño, era Gisele avisando que había llegado, me alivió el saber que no estaba mientras estuve cogiendo con Mariana. Salí del baño solo con una toalla a la cintura, y me crucé con mi sobrina, se quedó mirándome, me pareció que se pasó la lengua por los labios, me fui a mi habitación y me vestí bien de entrecasa.

Ya era casi la hora de cenar y Gisele estaba en la cocina lavando unas verduras, estaba preciosa, un pantalón de jean bien ajustado, y una camisita corta.

-¿Qué vamos a cenar sobrina?
-Voy a hacer una ensalada, no podemos estar comiendo siempre comida comprada, no quiero perder la silueta – y dándose una vuelta, quebró bien la cintura, sacando el culo increíble que tiene – 
-Voy a ir preparando la mesa – dije sacando los platos y cubiertos-
-Juan, ¿te puedo decir así?, porque tío te hace mas viejo.
-Bueno, “Gise”.
-Me voy a cambiar, no doy más con esta ropa, aparte te hice caso y anduve buscando universidades, he andado todo el día estoy muerta.

Gisele se fue a cambiar, mientras terminaba la ensalada, volvió mientras estaba sirviendo, cuando la vi., creí que me daba algo, unas calzas cortas, que dejaban los cachetes del culo al aire y una musculosa, muy chiquita, sin corpiño, en donde se adivinaban los pezones, Mi verga aún después de la maratón de la tarde volvió a despertar. 

Cenamos, yo bastante incómodo, de reojo veía a Gise que lo estaba disfrutando, Terminamos y entre los dos levantamos y organizamos, nos fuimos al sofá a ver TV.

-Juan, si no es molestia me harías unos masajes en los pies, me duelen mucho
-Bueno – fui hasta mi habitación a buscar un aceite para masajes-

Gisele se acomodó acostada en el sofá con las piernas estiradas sobre mi regazo; me puse aceite en las manos y empecé a aplicarme a sus pies, con cuatro dedos en el empeine, había fuerza con los pulgares en la planta, Gise, ronroneaba de gusto; mi sobrina tenía unos pies muy lindos, solo que el calzado no la ayudaba, estuvo un largo rato con los pies, hasta que con una cosquilla le hice saber que estaba listo.

-mmmmm que lindos masajes haces, si no es mucho pedir, ¿me harías en los hombros y en la espalda?
-Gise estoy medio cansado – dije tratando de salir de esa situación-
-Dale juany – dijo con cara de nena malcriada – 
-Vení dale, - me ubique sentado bien atrás y ella entre mis piernas – 

Con Gise entre mis piernas, me puse más aceite en las manos y empecé con los masajes, desde la cintura, llevando las contracturas hacia el medio de la espalda, después fui subiendo por la columna hasta que mis manos se metieron debajo de la musculosa, Gise se la levantó dejándola en el cuello, por delante su brazo tapaba esas tetas turgentes. Ni hablar de cómo tenía la verga en ese momento, Gisele seguro la sentía en la cintura, en donde nuestros cuerpos se tocaban.

Fue ahí donde Gise, me dijo sin anestesia:

-Se ve que tu amiga la pasó bien esta tarde, porque la hiciste gritar mucho 

Me quedé helado, si saber que decir, Gise dio vuelta la cabeza y me dio un beso en los labios, se levantó y se fue  a su habitación.

Ahí fue donde me propuse hacerle pagar a mi sobrina por dejarme caliente como tetera.

Continuará

13 comentarios - Mi sobrina Gisele (inicio)

masitasexxx
Muy bueno! La seguimos!!
arerbacsa +1
Gracias, estan las otras partes.
SEXUALSECURITY +1
Yo también me comí a la sobrina de mi mujer...tenés una foto de tu sobrina??
recaliente68 +1
Excelente, espero la continuación.
arerbacsa
Estan buscalas en los post
elgabyt +1
Muy bueno.......espero la continuación ...van puntos
Sfc2290
Excelente espero la segunda parte... can puntos
arerbacsa
Estan la 2 y 3 parte. Esta la resubi porque faltaba
Sfc2290
@arerbacsa uhh pasame el link así los leo
carapicha +1
Este me parece que ya lo lei hace mucho.
arerbacsa
No se porque no estaba publicado, lo volvi a subir
Guiyote07 +1
Muy bueno bro....salen 10
2018jus +1
Gran relato. Buena historia, prolijo y bien redactado. Da gusto encontrar relatos que se dejan leer. Te invito a pasar por los míos
Wollcott1987 +1
y la continuacion??? estamos esperando jajajaja
arerbacsa
Estan subidas. Buscalas en los post
Wollcott1987
y la continuacion??? estamos esperando jajajaja
arerbacsa +1
estan en los post. buscalas
Wollcott1987
ya los pille master! sos un grande
eustasc
huuu me dejo loco este relato espero que pronto tengas la continuacion
arerbacsa
EstAn en los post
rodriguezAle23
Falta la 2da parte o no la encuentro.. me dejo re caliente este post