La fotógrafa estuvo toda la fiesta cumpliendo con su labor, sacando fotos, filmando, haciendo que la gente pose para darle un tono divertido a su trabajo. No tuvimos mucho contacto a solas luego de aquel episodio, solo un par de miradas cómplices y alguna risa en fotos grupales con los anfitriones y algunos invitados.
Así transcurrió el evento hasta casi quedar pocos invitados y donde la fiesta ya era mucho mas descontracturada debido al alcohol y algún que otro fasito que habíamos fumado.
Ella estaba preparando todo para irse en su auto, cuando la pareja dueña de la quinta sugirió la chance de hacer algo a la parrilla, cenar y quedarnos hasta la madrugada, así volver tarde y no tener problemas de tráfico. El día, ya casi la noche, estaba ideal, asi que todos aceptaron quedarse, salvo un matrimonio que tenía a uno de los niños con algo de fiebre.
Me propuse para ser el asador, cosa que siempre me gustó, junto con un amigo que iba a ayudarme, pero luego el escabió lo hizo dormirse en una hamaca paraguaya, y otros fueron los encargados de ir a hacer las respectivas compras, unos fueron por mas bebidas y otros por carne y verduras. En ese ínterin, la inmensa finca parecía haber quedado desierta, un grupo con niños disfrutaban del ultimo rato de pileta, otros se habían tirado a descansar en las reposeras y algunos bailaban al ritmo de algunas cumbias en las inmediaciones de la piscina. La parrilla quedaba algo alejada, en una especie de quincho destechado detrás de la pile y el quincho principal. Me aventuré a armar todo para prender el fuego, y empecé a recorrer el campo en búsqueda de algunos troncos, ramas, etc, allí es donde la vi a ella, tirada en el pasto, sacando algunas fotos del atardecer que casi se encontraba en su etapa final.
"Hola bombona, que hermosa vista". Le dije yo en doble sentido, refieriéndome al paisaje pero también a su hermosa colita que quedaba parada a metros de mis ojos debido a su pose.
"Ah, parece que te gusta bastante" dijo ella, dándose vuelta y mirando con carita buscona sobre su hombro, directamente a mi bulto, que se hacia inevitable detrás del short de baño.
"Y es un paisaje que me gustaría ver entero, me lo debes" replico, rápido y acomodándome la carpa por dentro del pantalón.
Ella se levanta, hace como un paneo general mirando desde su cámara, y ve que no había gente cerca, y los otros pocos que quedaban, estaban en la suya.
Se levantó y enfilando para el estacionamiento dijo: "Acompañame al auto que quiero entregarte lo que te debo". Cabe aclarar que los autos estaban en una especie de estacionamiento hecho de piedritas, en un costado aun más alejado de donde estábamos. Sin dudarlo ni un segundo, y haciéndome el boludo como que iba juntando ramitas en el camino encaré para el vehículo. Ella venia metros adelante, bamboleando su ojete para que yo me deleitara con la visual.
Cuando llego al auto, ella estaba en cuclillas en el asiento de atrás, dejando en el piso del auto el estuche de su cámara con los accesorios, y al ver como se notaba su tanga en el short de jean me quedé embelesado. Miré para todos lados a ver si venía alguien y de una le pegué una cachetada en la cola.
"Ah qué malo resultó mi ángel guardián eh (http://www.poringa.net/posts/relatos/3553878/Fui-un-angel-guardian.html), igual me lo merezco por tardar en pagar la deuda" me dijo con una voz de putona que hizo que mi pija se ponga aún mas dura de lo que ya estaba. Al toque giró y agarrándome de la malla, me atrajo hacia ella, quedando parado entre la puerta y el asiento de atrás. Liberó mi ya paradisima verga y comenzó a pajearme muy fuerte, mientras se iba quitando su short. Corrió su tanga negra, estilo hilo dental y sin mediar pregunta abrió las piernas y esbozó las palabras mágicas: "No aguantaba más. Metemela toda, por favor".
Yo con una rodilla en el asiento me acomodé perfectamente para mandársela hasta el fondo. Habrán sido 3/4 minutos que estuve serruchandole la concha bien fuerte, con una mano medio que le tapaba la boca para que sus gemidos no se escucharan, aunque era mas por paranoia que por lo que realmente podían llegar a escuchar dado que la distancia con los otros invitados era considerable. En esas embestidas, me tenté con la colita, le escupí un poco e intenté penetrarla analmente, a lo que ella soltó un quejido junto con un "No, no seas malo" que parecía una negativa pero terminó siendo una suplica, dado que al ratito me pedía que no pare. "Dame toda le lechita en la cola bebé, la quiero sentir adentro". Lógico que yo a esa altura aya estaba volando de calentura y no pude contenerme ante semejante pedido y me vacié de leche en su cola. "Deudas son deudas" me dijo toda despeinada y con la colita al rojo vivo.
Ella quedo tendida dentro de su auto, buscando el short y la remera que había volado en el fragor de la batalla. Yo subí mi malla, le di un beso en la colita y me dirigí a la zona del asador para prender el fuego y no levantar sospechas. Si alguien decía algo, la busqueda de ramas y piñas para hacer una buena fogata eran mi excusa.
A los 15 minutos llegaron los demás con las compras y la fotógrafa se ofreció a colaborar en el armado de las ensaladas y demás cuestiones junto a un grupo de chicas por lo que la perdí de vista por un buen tiempo. Al rato se acerca al quincho descubierto con una amiga de la anfitriona, las dos muy jocosas, me trae una lata de birra y le dice a la otra chica. "Hay que atender bien al parrillero sino no nos va a dar buena carne", hubo mirada cómplice, me acercó la cerveza y guiñó el ojo...
La noche no terminó ahí...
La foto es de la siguiente historia....
Así transcurrió el evento hasta casi quedar pocos invitados y donde la fiesta ya era mucho mas descontracturada debido al alcohol y algún que otro fasito que habíamos fumado.
Ella estaba preparando todo para irse en su auto, cuando la pareja dueña de la quinta sugirió la chance de hacer algo a la parrilla, cenar y quedarnos hasta la madrugada, así volver tarde y no tener problemas de tráfico. El día, ya casi la noche, estaba ideal, asi que todos aceptaron quedarse, salvo un matrimonio que tenía a uno de los niños con algo de fiebre.
Me propuse para ser el asador, cosa que siempre me gustó, junto con un amigo que iba a ayudarme, pero luego el escabió lo hizo dormirse en una hamaca paraguaya, y otros fueron los encargados de ir a hacer las respectivas compras, unos fueron por mas bebidas y otros por carne y verduras. En ese ínterin, la inmensa finca parecía haber quedado desierta, un grupo con niños disfrutaban del ultimo rato de pileta, otros se habían tirado a descansar en las reposeras y algunos bailaban al ritmo de algunas cumbias en las inmediaciones de la piscina. La parrilla quedaba algo alejada, en una especie de quincho destechado detrás de la pile y el quincho principal. Me aventuré a armar todo para prender el fuego, y empecé a recorrer el campo en búsqueda de algunos troncos, ramas, etc, allí es donde la vi a ella, tirada en el pasto, sacando algunas fotos del atardecer que casi se encontraba en su etapa final.
"Hola bombona, que hermosa vista". Le dije yo en doble sentido, refieriéndome al paisaje pero también a su hermosa colita que quedaba parada a metros de mis ojos debido a su pose.
"Ah, parece que te gusta bastante" dijo ella, dándose vuelta y mirando con carita buscona sobre su hombro, directamente a mi bulto, que se hacia inevitable detrás del short de baño.
"Y es un paisaje que me gustaría ver entero, me lo debes" replico, rápido y acomodándome la carpa por dentro del pantalón.
Ella se levanta, hace como un paneo general mirando desde su cámara, y ve que no había gente cerca, y los otros pocos que quedaban, estaban en la suya.
Se levantó y enfilando para el estacionamiento dijo: "Acompañame al auto que quiero entregarte lo que te debo". Cabe aclarar que los autos estaban en una especie de estacionamiento hecho de piedritas, en un costado aun más alejado de donde estábamos. Sin dudarlo ni un segundo, y haciéndome el boludo como que iba juntando ramitas en el camino encaré para el vehículo. Ella venia metros adelante, bamboleando su ojete para que yo me deleitara con la visual.
Cuando llego al auto, ella estaba en cuclillas en el asiento de atrás, dejando en el piso del auto el estuche de su cámara con los accesorios, y al ver como se notaba su tanga en el short de jean me quedé embelesado. Miré para todos lados a ver si venía alguien y de una le pegué una cachetada en la cola.
"Ah qué malo resultó mi ángel guardián eh (http://www.poringa.net/posts/relatos/3553878/Fui-un-angel-guardian.html), igual me lo merezco por tardar en pagar la deuda" me dijo con una voz de putona que hizo que mi pija se ponga aún mas dura de lo que ya estaba. Al toque giró y agarrándome de la malla, me atrajo hacia ella, quedando parado entre la puerta y el asiento de atrás. Liberó mi ya paradisima verga y comenzó a pajearme muy fuerte, mientras se iba quitando su short. Corrió su tanga negra, estilo hilo dental y sin mediar pregunta abrió las piernas y esbozó las palabras mágicas: "No aguantaba más. Metemela toda, por favor".
Yo con una rodilla en el asiento me acomodé perfectamente para mandársela hasta el fondo. Habrán sido 3/4 minutos que estuve serruchandole la concha bien fuerte, con una mano medio que le tapaba la boca para que sus gemidos no se escucharan, aunque era mas por paranoia que por lo que realmente podían llegar a escuchar dado que la distancia con los otros invitados era considerable. En esas embestidas, me tenté con la colita, le escupí un poco e intenté penetrarla analmente, a lo que ella soltó un quejido junto con un "No, no seas malo" que parecía una negativa pero terminó siendo una suplica, dado que al ratito me pedía que no pare. "Dame toda le lechita en la cola bebé, la quiero sentir adentro". Lógico que yo a esa altura aya estaba volando de calentura y no pude contenerme ante semejante pedido y me vacié de leche en su cola. "Deudas son deudas" me dijo toda despeinada y con la colita al rojo vivo.
Ella quedo tendida dentro de su auto, buscando el short y la remera que había volado en el fragor de la batalla. Yo subí mi malla, le di un beso en la colita y me dirigí a la zona del asador para prender el fuego y no levantar sospechas. Si alguien decía algo, la busqueda de ramas y piñas para hacer una buena fogata eran mi excusa.
A los 15 minutos llegaron los demás con las compras y la fotógrafa se ofreció a colaborar en el armado de las ensaladas y demás cuestiones junto a un grupo de chicas por lo que la perdí de vista por un buen tiempo. Al rato se acerca al quincho descubierto con una amiga de la anfitriona, las dos muy jocosas, me trae una lata de birra y le dice a la otra chica. "Hay que atender bien al parrillero sino no nos va a dar buena carne", hubo mirada cómplice, me acercó la cerveza y guiñó el ojo...
La noche no terminó ahí...
La foto es de la siguiente historia....
2 comentarios - La deuda de la fotógrafa con su ángel guardián 📸😉