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María Teresa y Estela se dieron noche salvaje tras picada

Y Estela y María Teresa rindieron bárbaro hace dos sábados, el 18 de enero, gracias a sus respectivas pretemporadas. Para algo la necesitaban. Para hacer la locura que las pelirrojas noviachas hicieron en Mardel tras la picada de cada verano con sus maridos.

Es que ese lindo sábado marplatense fue justo para la nueva edición de la cena que Estela y su marido Ernesto hacen con Tere y Juan Carlos, apenas éstos llegan a la costa. Encima la gordota este verano alquiló algo cerca de su amiga, en vez de ir a su departamento de lujo en Pinamar. Entonces, ambas se vistieron elegantísimas igual que sus hombres. Estela se puso espectacular ropa de cuero negra y botas con taco alto, muy maquillada y perfumada fuerte la esperó a Tere con queso, fiambre y aceitunas. Su marido también se puso de primera, chaqueta y pantalón fino y zapatos, mucho perfume. María Teresa vistió campera de cuero, blusa, pollera fina, tacos y un carterón de cuero lleno de cosas para una noche larga, trayendo sandwiches de miga y junto a Juan, que sospechosamente estaba también con ropa de cuero, chaqueta y pantalón fino, zapatos y perfume fuerte.

Tipo nueve de la linda noche llegaron Tere y Juan, Estela los recibió a los abrazos y a su amigota a los besos limpios, aunque estuviera su marido ahí. Teresa se excitó con el cuero fino de Teli, a quien besó y acarició su piel suave y encremada, y se le sentó pegadita delante de los hombres, que también se pegotearon. Al ver a Juan en cuero, Erne se excitó más con él que con su mujer. En ese marco, los cuatro disfrutaron la picada y los de miga con cerveza y postre, las mujeres a los mimos y tocadas lindas sin pudor y los hhombres, bueno, ya contaré. Cerca de la medianoche, tras amena reunión, Estela decidió que era hora de dar rienda suelta a su locura, agarró su carterón de cuero y a María Teresa y tras despedirse con excusas boludas de su marido y el de Tere, ambas se fueron enloquecidas al ascensor, no sólo de amor.

Porque además Estela le prometió a su amigovia darle polvo y alcohol, como Ana María en Buenos Aires. María Teresa, chocha, la besuqueó en el ascensor y más en plena calle a la vista de tanta gente que pasaba. Y nomás las mujeronas se dieron el gusto yendo a un telo cerca. Subieron, entraron, tomaron bien fuerte, Estela le dio droga a María Teresa, la gordota chocha se dio y su amiga ni te cuento. Y lógico que después de eso vino una Guerra Mundial de aquéllas. Tere, furiosa, pasada de alcohol y polvillo, la reventoneó a Estela, que la enloqueció con su cuero, pintura y perfume, y ni hablar su bombacha finísima. Estela se sacó todo, y totalmente borracha y drogada, fue pasto para la vaca de Teresa, que tras ponerse en pelotas la cogió como se le antojó y por donde quiso, dándole hasta hartarse, vagina, cola, doble penetración, cama, pared, masturbadas, chupadas. O una mezcla de todo eso, porque ninguna de las dos tenía idea de lo que hacía, sólo estuvieron Teresa a los resoplidos agitada y Estela a los gemidos limpios toda la noche y parte del amanecer. Ropa tirada, mezclada, las mujeres borrachas y piradas, bamboleándose, dándose más con estimulantes, filmándose, pasando sus manos y lengua por donde fuera la una a la otra. Y para rematar, cuando tras bañarse Estela se iba a dormir con su novia, ésta bañada la agarró, la desnudó de su camisón y bombacha, la metió en la cama y le dio soberanamente por concha y culo hasta dejarla satisfecha de nuevo. Después sí, las dos apretaditas en camisón torraron, y al despertar, Tere le llevó el desayuno a Estelita a la cama con besos y mimos. Gran partido, no hizo falta Boca-River, si las dos pelirrojas son un superclásico de Mardel. Y de la garchada.

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