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Antes de ir a Mardel, Estela recibió mi buen semen

 Ya estoy desde el sábado pasado en Mar del Plata,en un coqueto departamento de los que siempre alquilo, así que en los próximos díassupongo que  habrá novedades de buenaleche. Pero para venir acá, me entrené duro todo este verano. Una de mis profesfue Estela. Y cómo.
 
Efectivamente, tan loco que la amigota de miamigota María Teresa me vuelve con su pelo rojo, bikini y figurita con sus 70 ypico, decidí hacer con ella la pretemporada veraniega, y no justamente defútbol. Una tarde que estaba medio transpirado de calor del día y mis laburitosy trámites por Olivos, sin embargo volviendo en el 19 decidí bajar antes deCarapachay e ir a lo de Estelita, a ver qué me podía dar, ella y su linda anatomía.Le mandé Whatsapp, la dulce respondió y arreglamos que le llevaba pan y hacíamostostadas para una buena merienda. Llegué todo transpirado, no quería saludarlaasí pero estaba tan caliente que no tenía ganas de ir a casa a bañarme.
 
Pero Estela es tan dulce que me recibió bárbara,encima de vestido fino y aroma a perfume y crema, encima maquillada. Encima yocon una calentura de locos. Nomás la pelirroja me abrazó, acarició a su estilo,besuqueó y me llevó al comedor, me agradeció la bolsa de pan lactal y me preparócafé con leche, tostadas, queso y mermelada. Estela, espectacular elegante,  se me sentó dulce, me mimó, me untó lastostaditas y nomás merendamos charlando de todo. Pero yo quería práctica parair bien preparado a Mardel. Ya tenía el pene medio gordito cuando comíatostadas, cuando Estela me mimaba, imaginen cuando la vi levantar todo y moversu vestidito y ruido de sus tacos. Para colmo el aroma a crema fuerte meenloquecía.
 
No pude más y volé. Me levanté de golpe, de golpeaparecí en la cocina, y cuando Estela terminó de guardar el queso y cerrar laheladera, me le fui encima, la pelirroja no atinó a nada y aparte gusta laguacha, qué no, ella también quería pretemporada, mirá. La sujeté, manoseé,toqué culo, tetas, piernas, corpiño, bombacha, le dije de todo bien puercacho.La embestí contra la heladera, Estela siguió sin resistir y ahí le arranqué brutoloco el vestido, se lo bajé, le vi la bombacha blanca preciosa, se la bajé sindejar de manosearla y apretarle y chuparle todo. Y apenas la tuve lista me bajémi pantalón liviano y le metí un buen salchichón en su cola. Estela gimió deplacer, le pegué flor de frotada y eyaculé torrente de espeso semen en su culo.La linda exclamó chocha: "Ay amor, qué linda pija y cuánta lechita"."Tengo más", le retruqé loco, y sin decir más la sujeté de nuevo, latiré sobre el sofá, la obligué a abrir las preciosas y encremadas piernas yacostándomele encima con furia, se la di por su perfecta y limpia vagina. Elaroma a crema y perfume, cada vez más persistente, la merienda y mi locura mevolaban tal que mi pene iba automático adelante y atrás en su concha mojadita.Y eso que yo estaba transpirado, sin bañarme. Nada. Le di duro y en diez y algovolví a eyacular semen a chorros en la vagina de Estela, que al volver a sentirmi leche pegó unos grititos de aquéllos. Después nos besamos, me alabó mipotencia y la visita, me contó que se iba a Mardel con su marido Ernesto, todo.Yo le conté de lo mío. Eso sí, Estela y yo fuimos bien entrenaditos para unverano fogoso. Mi profe de garchaje lo hizo posible.
   

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