You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Chantajeé a mi vecina que veía masturbando...

Buenas, ¿que tal? como ven en el título, y como fue aconsejado por algunos de ustedes, decidí chantajear a mi vecina, hermosa chica a la cual espié mientras se masturbaba varias veces. A continuación les dejo el resultado.

Primera parte: Mi vecina se masturba salvajemente y nunca lo imaginé

Por supuesto ganas de hacerlo no me faltaban; el hecho, es que temía hacerlo. Temía porque la conocía poco, y no sabía cuál podía ser su reacción. Además, me entretenía demasiado verla masturbando por la ventana, y estaba claro que si se enteraba que yo la veía, se la ingeniaría para que eso dejara de ser así, O bien pondría cortinas, o se masturbaría en otro lugar de la casa donde yo no pudiera verla, por lo que si la chantajeaba debía ser con mucho cuidado.

Ayer fue 29 de enero, y como aún estaba de licencia en el trabajo, decidí levantarme un poco más tarde que de costumbre. Ya no me quedaban muchas cosas para hacer en la nueva casa, así que no me preocupé. Desperté alrededor de las 10am, y fui a bañarme. Un poco más tarde salí al frente para ver que tal estaba el día, y para recoger una factura que había llegado a mi portón. Cuando salí me encontre con Elisa, mi vecina, que estaba llegando a su casa con una bolsa de compra.
–¡Buenos días Elisa! ¿Que tal? –pregunté animado.
–¡Buenos días! –respondió ella.
Permanecimos un rato charlando en a través de la reja, hasta se me ocurrió algo.
–¡Te invito a almorzar! cocinaré un pastel de verduras que me queda realmente delicioso –le dije. Sin saber si a ella le gustaban los pasteles de verduras, pero tenía que probar con algo. Además, era para lo único que tenía ingredientes en casa.
–¡Por supuesto! –dijo enseguida. –Voy a casa a dejar mis compras y a preparar jugo de naranja, ¡ya regreso!

Entré a casa y ordené algunas cosas que estaban fuera de lugar. Preparé los ingredientes en la mesada y puse música. Minutos más tarde sonó el timbre y fui a abrir.
Elisa se había cambiado de ropa. Ahora vestía un mono de color oscuro que permitía ver sus grandes nalgas y sus pechos. Pude ver que no llevaba corpiño, ya que sus pezones se marcaban claramente a través de la fina tela de seda. Llevaba el pelo suelto, como siempre, y lucía muy hermosa. La invité a pasar, y puse el jugo en la heladera.

Mientras preparábamos el almuerzo, conversamos sobre mil cosas. Aprendí que su familia era muy adinerada, y que sus padres viven en Sudáfrica porque tienen un enorme negocio allí. De hecho, la casa donde Elisa vive la compraron especialmente para ella, y vive allí sola. Hablamos sobre música, sobre turismo y también sobre deportes. Me contó que le gusta el tenis pero hace tiempo no juega porque se había lesionado y perdió la práctica. Actualmente estudia comercio internacional y planea abrir una empresa en Turquía más adelante. Me contó que habla turco muy fluidamente, así como también inglés, francés, portugués y hebreo, y por supuesto le pedí que hablara en todos esos idiomas. No se imaginan lo sensual que se ve hablando en francés. Pasado un rato, empezamos a hablar sobre su religión. Fui yo quien inició el tema porque ella no suele hacerlo, porque según dice: "la gente siempre piensa que yo los quiero convencer de formar parte de mi religión y eso no es así". Aproveché ese momento y comencé con lo que tenía planeado.

–¿Y en tu religión está permitido masturbarse? –pregunté fingiendo curiosidad. se hizo una breve pausa.
–No. Es decir, depende del grado jerárquico en que estés. A partir de un grado, está permitido, pero por debajo no, no puedes masturbarte–explicó. No parecía molesta, lo explicaba realmente informando. –Igual que tener sexo –añadió. –Cuando alcanzas el grado en que puedes masturbarte, también puedes tener sexo–. Quedaba demasiado chocante preguntarle en que grado estaba ella, si podía o no. Así que me quedé callado, pensando en como podría planteárselo sin que se asustara. Pero no hubo necesidad; –Yo aún no puedo –dijo, expresando disgusto con una mueca en la cara. Por supuesto, fui buscando cobre y encontré oro. La quedé mirando a los ojos y ella demostró vergüenza. Comenzó a frotarse las manos y a esconder los labios. –Mientes. –dije sonriendo, y continué cortando la verdura. Ella se rió. –¿Porqué crees eso? –me dijo sonriendo. A pesar de que su piel era morena, podía notarse que estaba quedando colorada de vergüenza. –No lo creo. Lo sé –dije con seguridad. –La forma de tus manos, tu manera de caminar. El cuerpo dice mucho sobre nosotros –le dije, acompañando mi frase con una mirada de extrema sabiduría fingida. –No se si te masturbas o tienes sexo. O quizás ambas. Pero al menos una de las dos –agregué, soltando el cuchillo sobre la mesada para darme la vuelta hacia donde estaba. Cuando apenas giré un poco, sentí su mano en mi cuello que me tiraba hacia su ella. Tiró hasta dejar su nariz a centímetros de la mía, y muy seria me dijo:
–Importa una mierda si una o la otra.
Enseguida me asusté. ¡La había hecho enojar! no era mi intención. Rápidamente pensé como solucionar eso. Cerré los ojos y expresé haberla cagado, con la intención de que Elisa se apiadara de mí. No podía creer como en un segundo la había cagado.
Esperaba que me soltara pero no pasó; su mano seguía sobre mi nuca. Volví a abrir los ojos y allí la vi, espléndida, hermosa, pero sonriente ésta vez.
–¿Te asusté –me dijo levantando las cejas, aún sonriendo y tomando mi cuello.
–Un poco –dije pensativo.
–Era mi intención –agregó.
Dió un paso adelante para acercarse a mi. Cerró sus ojos y posó sus labios sobre los míos. Enseguida metió su lengua en mi boca y comenzamos a besarnos apasionadamente. ¿¡Como podía estar pasando eso!?
Fue un largo beso de algunos segundos, y luego quedó parada frente a mí, aún a pocos centímetros, mientras me miraba con cara provocativa. Lentamente levanté una de mis manos, que estaban apoyadas en sus caderas, con el objetivo de tocarle un seno. ¡Había que probar! Apoyé mi mano derecha en su seno izquierdo. Ella siguió mi mano con su mirada, y cuando la apoyé me miró a los ojos. Sonrió, y volvió a besarme. Esta vez fue más intenso y largo. Uno de los besos más excitantes que recibí en mi vida. Luego me quitó la remera y empezó a acariciarme el torso. Aún seguíamos en la cocina, pero ella me empujaba hacia atrás para ir hacia la sala. Por supuesto la seguí. Al llegar, me empujó y caí acostado arriba del sillón. Volvió a mirarme con las cejas bajas, insinuándose. Se bajó los breteles del mono y sacó sus brazos. Se acercó a mi y tomó mis manos, apoyándolas sobre su cintura, dándome a entender que quería que le bajara el mono. Así que tiré de él. Su ropa bajó dejando ver sus dos hermosos y perfectos pechos, de color moreno. Volvió a mirarme y sonreír. Posé mis manos sobre sus pechos y ella se acercó. Volvimos a besarnos apasionadamente durante unos minutos mientras ella me tocaba todo el cuerpo. Aproveché que estaba tirada sobre mí y continué bajando su mono, para quitárselo por completo, pero ella me detuvo. Se paró al lado del sillón y me quedó mirando seria y me dió una bofetada. No muy fuerte, pero dolió. Me incorporé y la quedé mirando. Así estuvimos tres segundos, no me salían las palabras Estaba asustado, pensé que le habría molestado que haya intentado desnudarla, pero... ¡Era ella que me estaba incitando a hacerlo! El momento se había vuelto algo incómodo.
–¿Te volviste a asustar? –me dijo. Y se rió.
Bajó su mono quedando COMPLETAMENTE DESNUDA. Así es. No tenía ropa interior. Se quitó el mono y se tiró sobre mí sonriendo. Me abrazó y volvimos a besarnos. Nuevamente nos besamos durante algunos minutos, mientras nos tocábamos. En un momento ella se dio la vuelta y me puso la vulva en su cara. ¡Que rico! Tanto deseaba ese momento. Empecé a chuparla suavemente. Estaba super mojada, ¡era deliciosa! como lo imaginé. Mientras yo le chupaba el clítoris, ya un poco más enérgicamente, ella gemía fuertemente. Luego de unos minutos se inclinó y me bajó el short y el bóxer. Empezó a masturbarme con sus suaves manos y después se inclinó un poco. Me pasó la lengua por la cabecita y se metio el pene entero en la boca. ENTERO. Hasta los huevos. Ahí, luego empezó a moverse suavemente hacia abajo y arriba. Lo hacía demasiado bien. Más tarde se incorporó y se dió la vuelta. Quedamos de frente. Se acercó a mi cara y me besó apasionadamente. Con una mano me sostenía del cuello y con la otra empezó a dirigirme el pene hacia su vagina. Cuando la toqué pude sentir que estaba muy mojada. Poco a poco empezó a acariaciarse el clítoris con mi pene, y en un segundo se lo metió entero. Igual que hace con el consolador cuando la veo masturbándose. ¡Zas! se sentó en mi pene. Acompañó ese momento con un profundo gemido y clavando sus uñas en mi cuello. Volvió a inclinarse para besarme, mientras movía su pelvis enérgicamente. Estuvimos así durante varios minutos hasta que ella estuvo a punto de acabar. Empezó a gemir muy fuerte, y a temblar. Saltó de mi pene y me puso la vagina a centímetros de mi cara. Yo sabía lo que haría. Metió dos dedos de su mano y los movió violentamente. Sacó la mano rápido y un fuerte chorro de squirt salió de su vagina directamente a mi cara. Luego volvió a hacer lo mismo. Se rió y me besó durante un rato, mientras que con su mano derecha me masturbaba suavemente. Después de descansar unos minutos, sin dejar de masturbarme y besarme, claro, se arrodilló en el piso y metió la mitad de mi pene en su boca. La otra mitad la masturbaba con una mano, y con la otra me acariciaba los huevos. Así lo hizo durante un par de minutos, hasta que empecé a gemir de placer anunciándole que vendría mi semen. Continuó haciendo lo de antes pero más rápido.
–¡Uuuuh! –grité. Con mi grito salió un fuerte chorro de semen que se estrelló directo en la garganta de Elisa, que no se quejó en lo más mínimo. Continuó masturbándome más lentamente mientras otros chorros seguían saliendo. Cuando sintió que ya no había más, pasó la lengua por la punta de mi pene limpiando la totalidad de semen. Pensé que lo escupiría pero lo tragó. Me miró y nos sonreímos. Se acostó a mi lado y me abrazó.
–Fue lo mejor... Espero que se repita– me dijo. Le dije que claramente se repetiría.
Nos reímos y quedamos abrazados durante un rato. Luego me miró y se acercó a mi oído para susurrar algo:
–¿Piensas que no sé lo de la ventana?...

2 comentarios - Chantajeé a mi vecina que veía masturbando...

Kronostdf +1
infernal !! solo faltan unas fotitos !!
cristiansex15
No me dejó publicar!! y la respeto 😭😭