Los hombres somos muy jetones y no podemos dejar pasar cuando tenemos un garche fuera de lo común. Acá voy a publicar algunas de esas anécdotas que todos compartimos entre amigos, con la diferencia que las voy a sacar de ese reducido circulo para compartirlas con la comunidad poringuera.
Esta nos la contó Fredy en un asado en San Justo, después de bastante vino:
El bueno de Fredy es patovica en un boliche que no viene al caso nombrar. No es de los monos de la puerta sino de los que andan por adentro y actúa cuando se arma bardo. Esa noche en lugar de sacar nenes de mamá que se ponen en pedo y se fajan le tocó algo mucho mejor. Había tenido que intervenir en un pequeño altercado con empujones en el que bastó una advertencia para que los pibes se calmaran. El porte de Fredo que tiene unos brazos más gruesos que mis piernas bastó para calmar las aguas. Parecía una noche tranquila hasta que un griterío y un tumulto lo llamaron a actuar. Vio un par de lasers que marcaban a dos pendejas. Eran un par de morochitas que estaban armando bardo. Las agarraron entre él y otro colega suyo y las separaron del lugar del incidente. Por lo que cuenta mi amigo estaban armando quilombo con un par de rubias que eran clientas habituales así que las inmovilizaron y las alejaron discretamente. Cuando mi amigo agarró a la que estaba teñida de rubia en el forecejeo la apoyó y a medida que las alejaban del lugar notaba que el movimiento de la piba era una y otra vez de apretar el culo contra su pija. Le hizo una seña al compañero para que en lugar de sacarlas del local las llevaran a otro sector más discreto. Era un área solo para empleados. Apenas entraron ahí Fredy la da vuelta a la rubia y la muy puta le agarra la pija. Ni lo dudó la apoyó contra unos cajones de cerveza y la agarró del cuello y le metió un beso de lengua hasta la garganta.
La morocha no resultó nada tímida tampoco. Se bajó el top que tenía y el otro patova chupaba las tetas de la pibita como un bebe. Los dos pelaron la pija rápido y arrodillaron a las putitas. Por lo que dice Fredy eran unas peteras de primera. Aprovechaban cada músculo de la boca para hacerlos delirar y las muy putas se miraban y con la boca llena de carne compartían risitas entre ellas. Los patovas volaban. No eran ningunos pendejos y ver a esas dos nenas hacer ese gesto de travesura les volaba la cabeza. Cogieron esas bocas peteras y bajo los flequillos las dos peteritas los miraban con cara de satisfacción. Tanta fue la cara de putas que Fredy no se quiso quedar en el pete. La acomodó contra los cajones de nuevo, solo que esta vez fue de espaldas. Le levantó la pollera y bajó una tanga muy finita por las piernas de la pendeja. Se mojó unos dedos y los pasó por su concha y se la metió de una. La puta dio un grito que lo provocó más. Le dio una tremenda cogida. La piba se le cortaba la voz. El garche era brutal. Su colega no se quedaba atrás. Al parecer la otra trola también quiso tenerla adentro Así que este otro la levantó del culo, la llevó contra la pared y le dio bomba como Fredy pero de frente. Las pendejas gemían casi al mismo ritmo. Los patovas se estaban dando un buen gusto con esas pibas. El generoso Fredy la agarró del pelo a la putita y le dijo si quería tomar la leche. A lo que obviamente la trola le dijo que si, que la quería toda. Las arrodillaron como al principio y las dos putas se pusieron a chupar pero para variar, cambiaban de pijas. Sentir las distintas bocas intercaladas los llevó a otro nivel. Las putitas se habían ganado hasta la última gota de leche, parecían profesionales así que les dieron su premio. Las líneas blancas y viscosas cayeron sobre las dos pendejas por igual. Las recibían con los ojos cerrados y las lenguas afuera de la boca y festejaban.
Se lamieron un la cara entre ellas y las dos pijas para limpiar todo y tragar toda la leche. Después de eso les abrieron la puerta y las mandaron a la pista de nuevo. Fredy dice que le pegó un chirlo en la cola a la cuasi rubia y con el dedo bajo su ojo le dijo pórtate bien ahora. La pendeja le dijo que si con la cabeza, le guiñó el ojo y se perdió en la pista con la otra trolita.
Esta nos la contó Fredy en un asado en San Justo, después de bastante vino:
El bueno de Fredy es patovica en un boliche que no viene al caso nombrar. No es de los monos de la puerta sino de los que andan por adentro y actúa cuando se arma bardo. Esa noche en lugar de sacar nenes de mamá que se ponen en pedo y se fajan le tocó algo mucho mejor. Había tenido que intervenir en un pequeño altercado con empujones en el que bastó una advertencia para que los pibes se calmaran. El porte de Fredo que tiene unos brazos más gruesos que mis piernas bastó para calmar las aguas. Parecía una noche tranquila hasta que un griterío y un tumulto lo llamaron a actuar. Vio un par de lasers que marcaban a dos pendejas. Eran un par de morochitas que estaban armando bardo. Las agarraron entre él y otro colega suyo y las separaron del lugar del incidente. Por lo que cuenta mi amigo estaban armando quilombo con un par de rubias que eran clientas habituales así que las inmovilizaron y las alejaron discretamente. Cuando mi amigo agarró a la que estaba teñida de rubia en el forecejeo la apoyó y a medida que las alejaban del lugar notaba que el movimiento de la piba era una y otra vez de apretar el culo contra su pija. Le hizo una seña al compañero para que en lugar de sacarlas del local las llevaran a otro sector más discreto. Era un área solo para empleados. Apenas entraron ahí Fredy la da vuelta a la rubia y la muy puta le agarra la pija. Ni lo dudó la apoyó contra unos cajones de cerveza y la agarró del cuello y le metió un beso de lengua hasta la garganta.
La morocha no resultó nada tímida tampoco. Se bajó el top que tenía y el otro patova chupaba las tetas de la pibita como un bebe. Los dos pelaron la pija rápido y arrodillaron a las putitas. Por lo que dice Fredy eran unas peteras de primera. Aprovechaban cada músculo de la boca para hacerlos delirar y las muy putas se miraban y con la boca llena de carne compartían risitas entre ellas. Los patovas volaban. No eran ningunos pendejos y ver a esas dos nenas hacer ese gesto de travesura les volaba la cabeza. Cogieron esas bocas peteras y bajo los flequillos las dos peteritas los miraban con cara de satisfacción. Tanta fue la cara de putas que Fredy no se quiso quedar en el pete. La acomodó contra los cajones de nuevo, solo que esta vez fue de espaldas. Le levantó la pollera y bajó una tanga muy finita por las piernas de la pendeja. Se mojó unos dedos y los pasó por su concha y se la metió de una. La puta dio un grito que lo provocó más. Le dio una tremenda cogida. La piba se le cortaba la voz. El garche era brutal. Su colega no se quedaba atrás. Al parecer la otra trola también quiso tenerla adentro Así que este otro la levantó del culo, la llevó contra la pared y le dio bomba como Fredy pero de frente. Las pendejas gemían casi al mismo ritmo. Los patovas se estaban dando un buen gusto con esas pibas. El generoso Fredy la agarró del pelo a la putita y le dijo si quería tomar la leche. A lo que obviamente la trola le dijo que si, que la quería toda. Las arrodillaron como al principio y las dos putas se pusieron a chupar pero para variar, cambiaban de pijas. Sentir las distintas bocas intercaladas los llevó a otro nivel. Las putitas se habían ganado hasta la última gota de leche, parecían profesionales así que les dieron su premio. Las líneas blancas y viscosas cayeron sobre las dos pendejas por igual. Las recibían con los ojos cerrados y las lenguas afuera de la boca y festejaban.
Se lamieron un la cara entre ellas y las dos pijas para limpiar todo y tragar toda la leche. Después de eso les abrieron la puerta y las mandaron a la pista de nuevo. Fredy dice que le pegó un chirlo en la cola a la cuasi rubia y con el dedo bajo su ojo le dijo pórtate bien ahora. La pendeja le dijo que si con la cabeza, le guiñó el ojo y se perdió en la pista con la otra trolita.
1 comentarios - Los patovas y las pendejas