Hace unos años conocí a Margarita, suegra de uno de mis hermanos, que me enganchó con su finura, elegancia y maquillaje. En cada reunión, la alta señora me sacaba, encima gordita y vieja pituca como a mí me enloquece. Y en cada reunión me le sentaba al lado, comía con ella, le preguntaba cositas medias picarongas. Pero claro, no me alcanzaba y fantaseaba con ir a su departamento en Martínez, y desde ya con hacerle alguna travesura.
Como siempre quiero complacer mis locuras cueste lo que cueste. Así que en otra cena excitado le pedí el teléfono, la tipa me lo dio gaucha y cuando llegué a casa me di tremenda paja con semen a rabiar. Y al día siguiente la llamé pidiéndole casi desesperado ir a visitarla, quería comer sandwichitos y darle toda la noche. Marga me dijo sí, encantada, también con comer fiambre que le gusta mucho, arreglamos y excitado fui a comprar fiambre, me bañé, perfumé tremendo y vestí super elegante, y nomás me fui para su departamento.
Llegué, nos saludamos, me besó dejándome pintura de labios en la cara y nos sentamos en el comedor. Margarita estaba espectacular de blusa y pollera, tacos, maquillada y perfume rico, uñas largas. La mironeé mientras ella acomodaba el fiambre en bandejas y traía lo demás. Fanática de la comida fina, Marga me preparó los sandwiches y mientras comimos jamón crudo, salame, leber y demás que le encantan, yo me volvía loco con la mujer. Le pedía que me hiciera con tal fiambre, que me pusiera dos huevuos para estar bien potente, que me untara con mucha mayonesa, y Marga decía sí a todo. Así me mandé cinco sandwiches y ella tres, y luego me hizo flan con dulce de leche que me terminó de llenar y de volar.
Porque mientras Marga iba a a la cocina a acomodar todo, yo la espié y me toqueteé el pene que me creció. Lo dejé así erectazo cuando luego la mujer volvió a la mesa y me trajo café y charlamos de nuevo. Me tocaba, me crecía, quería bajar un poco pero no podía. Era cogerla o nada. Encima la finura de Marga. Le pedí cremita para las manos para excitarme más, Marga accedió chocha y me trajo, me pasé y me creció más el pene.
De tanto que me toqueteé, la mujer preguntó desfachatada si me pasaba algo que le parecía que me rascaba, mirá vos qué impertinente. Aproveché chocho y le conté que me picaba el pene, que tenía una irritación, que estaba en tratamiento. Cualquiera, pero cada vez más volaba con darle, encima los sandwichitos me llenaron fuerte y el semen llamaba para salir, pero no sabía cómo entrarle.
Ahí Marga me dio la idea: quedarme a dormir. Listo dije, y apenas me llevó le pedí que me ayudara a sacarme la ropa que estaba con dolores en el cuerpo, cualquier pelotudez. Marga no muy convencida me ayudó a sacarme camisa y pantalón, y cuando quedé en calzón exploté. Cuando parecía que la alta elegante se iba a su pieza, le pedí de nuevo la cremita y que me pasara. La señora no quería mucho y tras ir a buscarla me la trajo y me pasó. "Esto lo hago con vos porque sos como mi sobrino", decía.
Sobrino y cogedor. Agarré a mi supuesta tía, la abracé, Margarita gustó y me hizo mimos, le pedí más y me besó a mi pedido. Y ahí sí: por respuesta la sujeté fuerte, la aplasté, le saqué la pollera, le bajé la blanca bombacha y cuando vi su culo por el que había hecho sus seis hijos, se lo puse gordo y largote de una y con dureza. Marga sorprendida no atinó a nada, sólo gritó un poco y luego no dijo nada, le di enloquecido de cumplir mi sueño, loco con el aroma a crema mío y de ella, y eyaculé semen a torrentes en su cola, que Marga recibió chocha y a los gemidos. "Quiero más Margui", le pedí resoplando, y como la mujer gustó me dijo sí. La agarré de nuevo con furia, la desnudé, me voló la cabeza verla en bolas y recordar cómo quedó embarazada de sus seis y me le tiré encima de su cama. Marga abrió gaucha sus piernas, tan acostumbrada con su ex marido, y yo loco, se la metí durísimo hasta el fondo, dándole duro, excitado con su cuerpo y su piel fina y encremada. Y los alaridos de la señora que gustaba de la pija gorda mía. Y así eyaculé muchísimo semen en la vagina de Margarita, que excitadísima largó su flujo y le chupé locco, mientras ella tragó lo que quedó de semen. Y para rematar, porque soy insaciable, la suegra de mi hermano aceptó una mamada y le di mi leche condensada bien en su boca, que ella abrió grande y tragó semen a rabiar con ganas. Genial la vieja, casi 70 y chupando pija como una de 20. Es así chicas, cuando uno está caliente, no importa nada. Ni si ess suegra de familiar. Quería comer y coger con Margarita, y ese sueño de entrarle y todas mis fantasías las cumplí.
Como siempre quiero complacer mis locuras cueste lo que cueste. Así que en otra cena excitado le pedí el teléfono, la tipa me lo dio gaucha y cuando llegué a casa me di tremenda paja con semen a rabiar. Y al día siguiente la llamé pidiéndole casi desesperado ir a visitarla, quería comer sandwichitos y darle toda la noche. Marga me dijo sí, encantada, también con comer fiambre que le gusta mucho, arreglamos y excitado fui a comprar fiambre, me bañé, perfumé tremendo y vestí super elegante, y nomás me fui para su departamento.
Llegué, nos saludamos, me besó dejándome pintura de labios en la cara y nos sentamos en el comedor. Margarita estaba espectacular de blusa y pollera, tacos, maquillada y perfume rico, uñas largas. La mironeé mientras ella acomodaba el fiambre en bandejas y traía lo demás. Fanática de la comida fina, Marga me preparó los sandwiches y mientras comimos jamón crudo, salame, leber y demás que le encantan, yo me volvía loco con la mujer. Le pedía que me hiciera con tal fiambre, que me pusiera dos huevuos para estar bien potente, que me untara con mucha mayonesa, y Marga decía sí a todo. Así me mandé cinco sandwiches y ella tres, y luego me hizo flan con dulce de leche que me terminó de llenar y de volar.
Porque mientras Marga iba a a la cocina a acomodar todo, yo la espié y me toqueteé el pene que me creció. Lo dejé así erectazo cuando luego la mujer volvió a la mesa y me trajo café y charlamos de nuevo. Me tocaba, me crecía, quería bajar un poco pero no podía. Era cogerla o nada. Encima la finura de Marga. Le pedí cremita para las manos para excitarme más, Marga accedió chocha y me trajo, me pasé y me creció más el pene.
De tanto que me toqueteé, la mujer preguntó desfachatada si me pasaba algo que le parecía que me rascaba, mirá vos qué impertinente. Aproveché chocho y le conté que me picaba el pene, que tenía una irritación, que estaba en tratamiento. Cualquiera, pero cada vez más volaba con darle, encima los sandwichitos me llenaron fuerte y el semen llamaba para salir, pero no sabía cómo entrarle.
Ahí Marga me dio la idea: quedarme a dormir. Listo dije, y apenas me llevó le pedí que me ayudara a sacarme la ropa que estaba con dolores en el cuerpo, cualquier pelotudez. Marga no muy convencida me ayudó a sacarme camisa y pantalón, y cuando quedé en calzón exploté. Cuando parecía que la alta elegante se iba a su pieza, le pedí de nuevo la cremita y que me pasara. La señora no quería mucho y tras ir a buscarla me la trajo y me pasó. "Esto lo hago con vos porque sos como mi sobrino", decía.
Sobrino y cogedor. Agarré a mi supuesta tía, la abracé, Margarita gustó y me hizo mimos, le pedí más y me besó a mi pedido. Y ahí sí: por respuesta la sujeté fuerte, la aplasté, le saqué la pollera, le bajé la blanca bombacha y cuando vi su culo por el que había hecho sus seis hijos, se lo puse gordo y largote de una y con dureza. Marga sorprendida no atinó a nada, sólo gritó un poco y luego no dijo nada, le di enloquecido de cumplir mi sueño, loco con el aroma a crema mío y de ella, y eyaculé semen a torrentes en su cola, que Marga recibió chocha y a los gemidos. "Quiero más Margui", le pedí resoplando, y como la mujer gustó me dijo sí. La agarré de nuevo con furia, la desnudé, me voló la cabeza verla en bolas y recordar cómo quedó embarazada de sus seis y me le tiré encima de su cama. Marga abrió gaucha sus piernas, tan acostumbrada con su ex marido, y yo loco, se la metí durísimo hasta el fondo, dándole duro, excitado con su cuerpo y su piel fina y encremada. Y los alaridos de la señora que gustaba de la pija gorda mía. Y así eyaculé muchísimo semen en la vagina de Margarita, que excitadísima largó su flujo y le chupé locco, mientras ella tragó lo que quedó de semen. Y para rematar, porque soy insaciable, la suegra de mi hermano aceptó una mamada y le di mi leche condensada bien en su boca, que ella abrió grande y tragó semen a rabiar con ganas. Genial la vieja, casi 70 y chupando pija como una de 20. Es así chicas, cuando uno está caliente, no importa nada. Ni si ess suegra de familiar. Quería comer y coger con Margarita, y ese sueño de entrarle y todas mis fantasías las cumplí.
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