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Fue inevitable

He tenido que armarme de voluntad para ignorar mi aparente falta de salud y me decidí a que esta noche fuera diferente para ambos, estoy harto de estar fingiendo que no te deseo, por culpa de eso ahora te tengo unas ganas inmensas.

Quiero estar allí y hacerte sentir deseada, que la ropa se despida de tu cuerpo y hacer de mi poesía un arma de excitación que acelere tus latidos y active tu libido, que al hablarte a oído tu piel se erise y sientas un calor indescriptible en tu interior y unas ganas incontrolables de tenerme dentro.

Que el calor de mis labios y mi piel te hagan estallar de la excitación y me beses como si el mundo acabara mañana, que palpes con tus manos mi miembro tieso y sepas que es totalmente para ti.

Quiero bajar tu delicia y adictiva panocha y meter mi lengua hasta donde llegue, saborearte, chuparte, lamerte, besarte y devorar tu néctar como un perro enajenado.

Pegarme en tus pechos como un bebé y morder tus pezones lo suficientemente como para que la electricidad corra por cada milímetro de tu cuerpo y sientas un cosquilleo delicioso allí abajo, los chuparé con tantas ganas que te morderas los labios del gusto.

Tomaré mi herramienta sexual y tras ponerte en la posición del misionero la empujaré poco a poco para que sientas más ganas de tenerla dentro hasta que por fin entra y con la primera embestida hacerte gemir deliciosamente, luego seguir y seguir embistiéndote hasta el fondo sin parar una y otra y otra vez hasta que tu mirada y tus contorsiones me indiquen que se aproxima el primer orgasmo, aceleraré el ritmo más y más y así mismo la fuerza hasta que te corras como loba en celo inconteniblemente, en ese momento tomaré tus pechos con mis manos y jugaré con ellos mientras poco a poco vuelvo a penetrarte hasta recuperar el ritmo sin importar que aún estés ida por el placer del orgasmo... no te dejaré descansar.

Tus piernas aprientan mis nalgas mientras te follo con ganas y locura, el tacto de nuestra piel caliente hace del momento una verdadera delicia corporal y nos disfrutamos sin más pensamientos que los de follar y follar. Bajaré a tus pechos nuevamente y los pondré en mi boca mientras mis manos acarician tu espalda y me deleito con tus gemidos de mujer, mi golfa.

Pero... el ritmo que llevamos es agotador, así que disminuyo la velocidad más no la potencia y con cada embestida trato de llegar más adentro y te vuelves loca sintiendo ese mástil ardiente deslizandose dentro de ti, cada centímetro solamente para ti. De este modo logro prolongar mi resistencia y decido que juegues un poco, te dejo sentarte sobre mí y cabalgarme mientras me quedo quieto y eres tú la que pone el ritmo. 

Saltas y te meneas sobre mí con la más lubrica mirada que tienes, me besas, acaricias mi espalda, me aruñas en ocasiones, gimes, cabalgas y tomo tu cintura para follarte de forma sincronizada haciendo de ese instante lo más rico del mundo, me follas y te follo, y hasta nos follamos con la mirada, los besos, mi verga dura dentro de ti, tu deliciosamente caliente panocha presionandome, el sudor, los sonidos obscenos del placer y los juegos que nuestros cuerpos ardientes disfrutan.

Me abrazas con fuerza, siento tus pechos contra mí, ese tacto de tus pezones en mi piel hace que mi verga se ponga más dura, y tras embestirte con bestialidad un rato y besarte como loco por fin veo venir la maravilla del placer más indescriptible que existe, aquel orgasmo que nos llevará al paraíso... mi miembro palpita con ímpetu y miro tu rostro de golfa perdido en el placer, sonriendo y deseándolo... y llega... siento que dentro de ti un calor inenarrable inunda el inexistente espacio y sin poder evitarlo más termino al mismo tiempo que tú en un éxtasis efusivo y ardiente que nos lleva al nirvana... Nuestros corazones laten aceleradamente, nuestras mentes en blanco, nuestros cuerpos unidos... nosotros cansados, pero bien follados.

Me acerco a tus labios y mientras te beso mi verga palpitante se endurece nuevamente, la sientes y sonríes, tomo tu cintura y comienzo de nuevo.

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