Enero es un mes aburrido para los que tienen que quedarse trabajando en la city. Coni había llegado al consultorio del Dr. Elberga para llevarle las novedades del laboratorio. Hacía calor, mucho, y no tenía aire el rata del doctor. Había estado esperando en la sala al menos 45 minutos, ya se había tenido que desabrochar un botón de la camisa. Menos mal que se había puesto ese pantalón blanco y finito que, aunque le marcaba mucho la cola (yella no quería parecer indiscreta en su rol laboral) la mantenía muy fresca.
De pronto se escucha un “Pase”, y ahí nomás Coni se levanta y encara para el consultorio.
-¿Qué tal doctor? ¿Cómo empezó el año?
-Qué tal Coni, muy bien, y mejor ahora que te veo a vos.
-jajaja, siempre igual usted.
-¿Qué me trajiste? A ver apoyalo por allá.
Coni gira hacia el lado opuesto, a la camilla que le indicaba el doctor Elberga. Apoya su valijita y de espaldas al doctor (algo inclinada porque la camilla es baja) empieza asacar cajas y muestras de medicamentos.
-Qué bien te queda Coni ese pantalón.
-Ah, jajaja, qué terrible es doctor. Gracias.
El doctor Elberga se acerca y se para atrás de Coni, muy cerca, casi podría decir que le rozaba con el bulto el pantalón blanco y explosivo de ella. Como la posición era muy insinuante y la tarde venía muuuy monótona,el doctor decide mandarse. Le pone una mano en la cintura a Coni y se inclina ya apoyándola con todo el miembro. Le dice al oído, “a ver qué estás buscando vos putita”… y ahí el corazón de Coni se acelera. Siempre le había calentado eldoctor, un poco mayor que ella pero bien cuidado, siempre híper perfumado y de unos ojazos azules. Además, tenía muchísimo dinero y eso –secretamente- la excitaba.
Coni se queda quieta y lo deja hacer. El doctor le empieza a bajar el pantalón, y no llega hasta la pantorrilla que ya siente que una pija le está buscando la vagina. El doctor le abre las nalgas con las dos manos y la mete directo. Coni siente que es una pija gruesa, la compara con su último novio y se calienta más por estar recibiendo un trozo de carne que no había conocido hasta el momento. Ella misma se desabrocha la camisa, se levanta el corpiño y queda con las tetas colgando. Qué tetotas tiene Coni, tremendas, 120 más o menos de talle. Mientras siente la pija entrar y salir a fondo, se toca los pezones, siente ganas de que se las chupen pero está ahora inclinada a servicio del doctor. No puede evitar gemir,está muy mojada y nota que esa verga no pierde ritmo, entra y sale sin descanso y con fuerza.
-Arrodillate y mirame –dice jadeante el doctor.
Coni se da vuelta, se arrodilla, sabe lo que quiere.
-Deme toda la leche acá –susurra agarrándose las tetas,que pesan y que ya las imagina bañadas de semen. El doctor se masturba y acaba sobre Coni, la cara y las tetas totalmente lecheadas. El médico se sube los pantalones rápido, casi sin limpiarse la pija. Saca de su bolsillo guita y le tira unos $5000 sobre la camilla.
-Tomá, dejame todo eso que trajiste y volvé la semana que viene.
Coni se siente un poco maltratada, no se ha limpiado todavía, tiene los pantalones bajos y la plata quedó manchada de semen. El doctor no tenía que abonarle los medicamentos en efectivo, eso lo arreglaba después.¿Por qué le dio ese dinero? Se pregunta, y algo avergonzada se sube la bombacha medio enroscada, el pantalón clarito y se abrocha como puede la camisa con las tetas con leche empastada.
-Hasta la próxima doctor –saluda sin mirarlo a la cara y sale directo hacia la calle.
De pronto se escucha un “Pase”, y ahí nomás Coni se levanta y encara para el consultorio.
-¿Qué tal doctor? ¿Cómo empezó el año?
-Qué tal Coni, muy bien, y mejor ahora que te veo a vos.
-jajaja, siempre igual usted.
-¿Qué me trajiste? A ver apoyalo por allá.
Coni gira hacia el lado opuesto, a la camilla que le indicaba el doctor Elberga. Apoya su valijita y de espaldas al doctor (algo inclinada porque la camilla es baja) empieza asacar cajas y muestras de medicamentos.
-Qué bien te queda Coni ese pantalón.
-Ah, jajaja, qué terrible es doctor. Gracias.
El doctor Elberga se acerca y se para atrás de Coni, muy cerca, casi podría decir que le rozaba con el bulto el pantalón blanco y explosivo de ella. Como la posición era muy insinuante y la tarde venía muuuy monótona,el doctor decide mandarse. Le pone una mano en la cintura a Coni y se inclina ya apoyándola con todo el miembro. Le dice al oído, “a ver qué estás buscando vos putita”… y ahí el corazón de Coni se acelera. Siempre le había calentado eldoctor, un poco mayor que ella pero bien cuidado, siempre híper perfumado y de unos ojazos azules. Además, tenía muchísimo dinero y eso –secretamente- la excitaba.
Coni se queda quieta y lo deja hacer. El doctor le empieza a bajar el pantalón, y no llega hasta la pantorrilla que ya siente que una pija le está buscando la vagina. El doctor le abre las nalgas con las dos manos y la mete directo. Coni siente que es una pija gruesa, la compara con su último novio y se calienta más por estar recibiendo un trozo de carne que no había conocido hasta el momento. Ella misma se desabrocha la camisa, se levanta el corpiño y queda con las tetas colgando. Qué tetotas tiene Coni, tremendas, 120 más o menos de talle. Mientras siente la pija entrar y salir a fondo, se toca los pezones, siente ganas de que se las chupen pero está ahora inclinada a servicio del doctor. No puede evitar gemir,está muy mojada y nota que esa verga no pierde ritmo, entra y sale sin descanso y con fuerza.
-Arrodillate y mirame –dice jadeante el doctor.
Coni se da vuelta, se arrodilla, sabe lo que quiere.
-Deme toda la leche acá –susurra agarrándose las tetas,que pesan y que ya las imagina bañadas de semen. El doctor se masturba y acaba sobre Coni, la cara y las tetas totalmente lecheadas. El médico se sube los pantalones rápido, casi sin limpiarse la pija. Saca de su bolsillo guita y le tira unos $5000 sobre la camilla.
-Tomá, dejame todo eso que trajiste y volvé la semana que viene.
Coni se siente un poco maltratada, no se ha limpiado todavía, tiene los pantalones bajos y la plata quedó manchada de semen. El doctor no tenía que abonarle los medicamentos en efectivo, eso lo arreglaba después.¿Por qué le dio ese dinero? Se pregunta, y algo avergonzada se sube la bombacha medio enroscada, el pantalón clarito y se abrocha como puede la camisa con las tetas con leche empastada.
-Hasta la próxima doctor –saluda sin mirarlo a la cara y sale directo hacia la calle.
2 comentarios - Coni y el doctor