Buenas gente y chicas, feliz 2020 para todos. Y claro, como no podía ser de otra forma, empecé el año bien arriba. Bien arriba de mujeres.
Y si digo mujeres, la 1 es mi yegua Sandrita, aquella que conocí con 17 y ahora tiene 20, pero siempre terrible hembra. Ya habíamos hecho varias veces sexo duro, en mi depto y en su depto, pero hacía rato que no sabía de ella. Por eso decidí llamarla para Año Nuevo a ver qué onda. Y la rubia, antes muy colgada, media pajera, me re respondió con alegría y dulzura, contentísima de volver a escucharme según dijo. Yo quería ver cómo venía para intentar algo, cenar con ella y si se podía coger. Así que le propuse ir a comer a su casa, Sandri aceptó chocha y excitado, con pene creciente, me bañé, perfumé y vestí camisa, pantalón negro, zapatos y fui a comprar fiambre, y nomás le llevé eso, pan y mayonesa para los acostumbrados sandwichitos que, como ustedes saben, me estimulan bien. Empapado de mi fuerte perfume, iba muy caliente con la idea de volver a ver a la rubia y si podía, darle.
Nomás Sandrita me recibió dulce, mimosona como siempre, me abrazoteó y besuqueó todo, dejándome su fuerte pintura de labios. Estaba fortísima como siempre, blusita sin mangas, pollera estampada, maquillada, perfume, bijou, cremita, todo, lista para llenarla. Me saludó, agradeció el fiambre y tras acompañarme al comedor, preparó todo en bandejas y cenamos sandwichitos bien cargados con bastante mayonesa a mi pedido. Sandrita me hacía los sandwiches mientras me charlaba y yo de mis cosas, que tanto tiempo, que esto o lo otro. Y después me trajo helado que compró especialmente. Divina total. Pero yo quería algo más.
Le empecé a preguntonear cosas, que si se compró ropa, si bombacha, si tiene todavía sus prendas finas de cuero. Y desde ya, aprovechando la volada, si cogió recientemente con alguien. Y la potra me contestó todo que sí y de su garchar con lujo de detalles. "El sábado me empomaron de a tres con buena pijota", decía con su lenguaje medio fuertón para lo que yo la conozco. Pero yo chocho. Y seguía: "Ahora estoy queriendo más, pero no vengo saliendo con nadie, sólo con amigas, el otro día casi me tiento con una", confesó. Yo dije ya antes de que se me vaya para el otro lado. "¿Y si lo hacés conmigo?", le sugerí.
Para qué. Sandrita se me tiró encima y me pidió cogerla de una. "Diegui, dame, dame como siempre me diste amor", suplicaba excitada, mientras me besaba y resoplando. Y claro, entre los sandwichitos, nuestros perfumes y demás, no pude llegar a su cama: la agarré primero de su pollera, se la tironeé, le pasé las manos por entre sus piernas, ella gustó, se sacó la pollera y la blusa, y cuando le vi su fina ropita interior la comí cruda. La sujeté, la llevé contra un modular del depto, le arranqué el corpiño, Sandrita me acarició y besó y me sacó todo, me mimó el pene, se me agrandó, ella me sacó el calzón, y al ver mi salchichonazo se quitó excitada la bombacha.
Y ahí la estrujé contra el modular, no me importó tirar a la mierda un par de adornos que se rompieron, yo la quería partir con adornos y todo. Y de adorno la puse de espaldas y le metí mi penacho erecto por su perfecta y torneada cola, frotando durísimo, con lo que Sandri gritaba y gemía loca. Su cuerpo perfecto, su piel suave y encremada me volvió loco, más la mayonesa y demás, y eyaculé tremendo semen en su cola. Pero quise más, obvio si no la penetraba hacía un montón. La agarré de nuevo, la llevé brutamente a su pieza, la acosté, Sandrita resopló excitadísima, abrió bien loca sus piernas boca arriba y me le tiré con furia, la despedacé y apretujé de arriba abajo, le comí y chupé todo, me le moví de acá para allá, ella gimió como puta en celo y le largué mi semen a chorros abundantes en su preciosa vagina lubricada y limpita, que quedó inundada de la leche calenttita de mi salchichón. Así cerré un 2019 de muy buen sexo con varias como debía. Le di un beso en la boca, le pedí su bombacha, Sandrita me la regaló por Año Nuevo con otro beso en la boca y prometimos encontrarnos de nuevo. Otro capítulo de nuestras guerras de pija y vagina, donde nos matamos en serio. Es que Sandrita da para darle guerra. Y pene duro.
Y si digo mujeres, la 1 es mi yegua Sandrita, aquella que conocí con 17 y ahora tiene 20, pero siempre terrible hembra. Ya habíamos hecho varias veces sexo duro, en mi depto y en su depto, pero hacía rato que no sabía de ella. Por eso decidí llamarla para Año Nuevo a ver qué onda. Y la rubia, antes muy colgada, media pajera, me re respondió con alegría y dulzura, contentísima de volver a escucharme según dijo. Yo quería ver cómo venía para intentar algo, cenar con ella y si se podía coger. Así que le propuse ir a comer a su casa, Sandri aceptó chocha y excitado, con pene creciente, me bañé, perfumé y vestí camisa, pantalón negro, zapatos y fui a comprar fiambre, y nomás le llevé eso, pan y mayonesa para los acostumbrados sandwichitos que, como ustedes saben, me estimulan bien. Empapado de mi fuerte perfume, iba muy caliente con la idea de volver a ver a la rubia y si podía, darle.
Nomás Sandrita me recibió dulce, mimosona como siempre, me abrazoteó y besuqueó todo, dejándome su fuerte pintura de labios. Estaba fortísima como siempre, blusita sin mangas, pollera estampada, maquillada, perfume, bijou, cremita, todo, lista para llenarla. Me saludó, agradeció el fiambre y tras acompañarme al comedor, preparó todo en bandejas y cenamos sandwichitos bien cargados con bastante mayonesa a mi pedido. Sandrita me hacía los sandwiches mientras me charlaba y yo de mis cosas, que tanto tiempo, que esto o lo otro. Y después me trajo helado que compró especialmente. Divina total. Pero yo quería algo más.
Le empecé a preguntonear cosas, que si se compró ropa, si bombacha, si tiene todavía sus prendas finas de cuero. Y desde ya, aprovechando la volada, si cogió recientemente con alguien. Y la potra me contestó todo que sí y de su garchar con lujo de detalles. "El sábado me empomaron de a tres con buena pijota", decía con su lenguaje medio fuertón para lo que yo la conozco. Pero yo chocho. Y seguía: "Ahora estoy queriendo más, pero no vengo saliendo con nadie, sólo con amigas, el otro día casi me tiento con una", confesó. Yo dije ya antes de que se me vaya para el otro lado. "¿Y si lo hacés conmigo?", le sugerí.
Para qué. Sandrita se me tiró encima y me pidió cogerla de una. "Diegui, dame, dame como siempre me diste amor", suplicaba excitada, mientras me besaba y resoplando. Y claro, entre los sandwichitos, nuestros perfumes y demás, no pude llegar a su cama: la agarré primero de su pollera, se la tironeé, le pasé las manos por entre sus piernas, ella gustó, se sacó la pollera y la blusa, y cuando le vi su fina ropita interior la comí cruda. La sujeté, la llevé contra un modular del depto, le arranqué el corpiño, Sandrita me acarició y besó y me sacó todo, me mimó el pene, se me agrandó, ella me sacó el calzón, y al ver mi salchichonazo se quitó excitada la bombacha.
Y ahí la estrujé contra el modular, no me importó tirar a la mierda un par de adornos que se rompieron, yo la quería partir con adornos y todo. Y de adorno la puse de espaldas y le metí mi penacho erecto por su perfecta y torneada cola, frotando durísimo, con lo que Sandri gritaba y gemía loca. Su cuerpo perfecto, su piel suave y encremada me volvió loco, más la mayonesa y demás, y eyaculé tremendo semen en su cola. Pero quise más, obvio si no la penetraba hacía un montón. La agarré de nuevo, la llevé brutamente a su pieza, la acosté, Sandrita resopló excitadísima, abrió bien loca sus piernas boca arriba y me le tiré con furia, la despedacé y apretujé de arriba abajo, le comí y chupé todo, me le moví de acá para allá, ella gimió como puta en celo y le largué mi semen a chorros abundantes en su preciosa vagina lubricada y limpita, que quedó inundada de la leche calenttita de mi salchichón. Así cerré un 2019 de muy buen sexo con varias como debía. Le di un beso en la boca, le pedí su bombacha, Sandrita me la regaló por Año Nuevo con otro beso en la boca y prometimos encontrarnos de nuevo. Otro capítulo de nuestras guerras de pija y vagina, donde nos matamos en serio. Es que Sandrita da para darle guerra. Y pene duro.
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