Esto pasó hace un par de meses, en dónde probé una conocida app de encuentros, que se dice es más para la trampa.
Bajo el nick: Remisero Diurno, me puse a ver fotos y perfiles de mujeres que había en esa app.
Tiré un par de mensajes, muchos fueron ignorados, algunos contestados pero no encontraba ninguno en la cual se produciera esa química al hablar.
Un día apareció un mensaje simple. Fue solamente: Hola remisero diurno...
Para cuando yo lo vi esa persona estaba desconectada así que le contesté el mensaje y recién al otro día ella lo vio y me volvió a contestar.
Pasaron los días y la rutina era mandarle un mensaje y ella contestaba generalmente al otro día.
No podíamos coincidir de manera online nunca. Hasta qué a eso de las dos semanas coincidimos.
La charla se hizo amena, hablando libremente de todo un poco. Aunque ella figuraba de Capital Federal resulta que era prácticamente una vecina porque vivía también en Glew.
Casi nunca coincidimos porque yo trabajo de 3 am a 3 pm; y ella del mediodía hasta casi la medianoche.
Fueron un par de días de charlas en la cual pegamos onda y pudimos saber nuestros gustos y fantasías. Estaba casada también con un remisero qué hacía turno noche por lo cual casi nunca se veían lo que la llevó a buscar alternativas en la app.
A causa de nuestros horarios se nos hacía difícil el encuentro pero un día, previo a un franco, inventé que tenía un viaje de un antiguo pasajero qué quería que lo traiga de Capital a Lomas de Zamora (como para zafar un par de horas en mi casa).
Ella trabajaba en el centro, así que a la salida de su trabajo la fui a buscar y encare el auto hacia costanera sur.
La idea era sólo conocernos, saludarnos y hablar porque no contábamos con mucho tiempo, ya qué el marido tenía prácticamente cronometrado su horario habitual de regreso a casa y a veces la iba a buscar a la estación de Longchamps.
Llevaba puesto un Jean, una remera y una camisa a cuadros como abrigo, bien sencilla y laburante.
Los primero 10 minutos hablamos de boludeces hasta que me voy acercando a ella y le doy un pico. Ella lo recibió bien y fue abriendo su boca. Ahí aproveche y fui mandándole lengua.
Para qué?!!! Qué bien que besaba esa flaquita de 39 años.
Empezaron a actuar las manos, primeramente le acaricie la mejilla, fui bajando por su garganta hasta llegar a su teta derecha. Tenía un corpiño de esos acolchados; fui bajando la mano hasta su panza para buscar en donde terminaba su remera; pude tocar su piel e ir ascendiendo hasta sus pechos para tocarlos libres del corpiño.
Recuerdo que ella cerraba los ojos y entre abría los labios mientras yo con una mano le acariciaba el pezón y con mi boca le recorría el cuello saboreando lo con mi lengua.
Para no ser tan alevoso (porque solo ibamos a hablar), había estacionado en un lugar con luz, pero al ver la situación la hice esperar un momento, volví a arrancar el auto y busque un lugar oscuro.
Ya cuando estacionamos en un lugar oscuro pude acariciar mejor esos pechos inclusive le levante la remera y pude chupar esos pezones. Mientras mi boca se divertía con esos pechos mi mano le acariciaba la panza y buscaba bajar hasta su concha. Ella ayudó hundiendo la panza y aflojando el botón de su Jean.
Esa Concha estaba inundada en flujo y muy caliente. Realmente me sorprendió lo mojada que estaba.
Estuve pajeandola unos minutos, esta vez con la mano derecha mientras yo me bajaba el cierre del pantalón para liberar mi pija.
En un principio mientras yo la pajeaba con mi mano derecha, ella lo hacía con su mano izquierda, hasta que me pidió que me bajé los pantalones para tocarme mejor. Mientras yo lo hacía veo que ella directamente se los sacó, no le importaba nada!!!, esa actitud me calentó bastante.
En cuestión de segundos veo que su intención era montarme, así que rápidamente incline el asiento para quedar más cómodo.
Todavía lo recuerdo y me caliento: lo bien que se movía!! y como cerraba los ojos y disfrutaba de mi pija en su concha.
Hice que se reclinara un poco hacia atrás y mientras tenía mi pija en ella con el dedo pulgar le fui estimulando el clítoris. Fue tanta la calentura que dure poco y nada. Y se ve que ella también la éxcito la situación, porque de repente empezó a temblar y sentía como esa concha se contraia y apretaba mi pija; así que no pude contenerme más y me descargué dentro de ella.
Recuerdo cómo empezó a dibujarse una sonrisa en su rostro y me empezó a decir un par de veces: gracias... Al punto que hasta me daba vergüenza... Quién era yo para recibir su agradecimiento cuando en realidad el agradecido era yo??!!!
Se había hecho tarde. No hubo tiempo para nada más sino que tuve que arrancar lo antes posible para llegar a Glew en el horario habitual de ella.
En el camino en la autopista me miraba y se reía diciéndome:
Hace cuánto que no disfruto algo así porque mi marido casi no me toca.
Una vez más me puse nervioso y avergonzado pero bueno, nos habíamos hecho un favor mutuamente.
Esta fue la primera de las veces que cojí con ella. Al par de meses se separó del marido y a los días dejó de atenderme el teléfono.
Se ve que sólo fui usado por ella jaja... Pero qué linda manera de ser usado!!!
Si hago tiempo después les cuento la primera vez que fuimos a un Telo y alguna otra historia que viví con ella...
Saludos
Bajo el nick: Remisero Diurno, me puse a ver fotos y perfiles de mujeres que había en esa app.
Tiré un par de mensajes, muchos fueron ignorados, algunos contestados pero no encontraba ninguno en la cual se produciera esa química al hablar.
Un día apareció un mensaje simple. Fue solamente: Hola remisero diurno...
Para cuando yo lo vi esa persona estaba desconectada así que le contesté el mensaje y recién al otro día ella lo vio y me volvió a contestar.
Pasaron los días y la rutina era mandarle un mensaje y ella contestaba generalmente al otro día.
No podíamos coincidir de manera online nunca. Hasta qué a eso de las dos semanas coincidimos.
La charla se hizo amena, hablando libremente de todo un poco. Aunque ella figuraba de Capital Federal resulta que era prácticamente una vecina porque vivía también en Glew.
Casi nunca coincidimos porque yo trabajo de 3 am a 3 pm; y ella del mediodía hasta casi la medianoche.
Fueron un par de días de charlas en la cual pegamos onda y pudimos saber nuestros gustos y fantasías. Estaba casada también con un remisero qué hacía turno noche por lo cual casi nunca se veían lo que la llevó a buscar alternativas en la app.
A causa de nuestros horarios se nos hacía difícil el encuentro pero un día, previo a un franco, inventé que tenía un viaje de un antiguo pasajero qué quería que lo traiga de Capital a Lomas de Zamora (como para zafar un par de horas en mi casa).
Ella trabajaba en el centro, así que a la salida de su trabajo la fui a buscar y encare el auto hacia costanera sur.
La idea era sólo conocernos, saludarnos y hablar porque no contábamos con mucho tiempo, ya qué el marido tenía prácticamente cronometrado su horario habitual de regreso a casa y a veces la iba a buscar a la estación de Longchamps.
Llevaba puesto un Jean, una remera y una camisa a cuadros como abrigo, bien sencilla y laburante.
Los primero 10 minutos hablamos de boludeces hasta que me voy acercando a ella y le doy un pico. Ella lo recibió bien y fue abriendo su boca. Ahí aproveche y fui mandándole lengua.
Para qué?!!! Qué bien que besaba esa flaquita de 39 años.
Empezaron a actuar las manos, primeramente le acaricie la mejilla, fui bajando por su garganta hasta llegar a su teta derecha. Tenía un corpiño de esos acolchados; fui bajando la mano hasta su panza para buscar en donde terminaba su remera; pude tocar su piel e ir ascendiendo hasta sus pechos para tocarlos libres del corpiño.
Recuerdo que ella cerraba los ojos y entre abría los labios mientras yo con una mano le acariciaba el pezón y con mi boca le recorría el cuello saboreando lo con mi lengua.
Para no ser tan alevoso (porque solo ibamos a hablar), había estacionado en un lugar con luz, pero al ver la situación la hice esperar un momento, volví a arrancar el auto y busque un lugar oscuro.
Ya cuando estacionamos en un lugar oscuro pude acariciar mejor esos pechos inclusive le levante la remera y pude chupar esos pezones. Mientras mi boca se divertía con esos pechos mi mano le acariciaba la panza y buscaba bajar hasta su concha. Ella ayudó hundiendo la panza y aflojando el botón de su Jean.
Esa Concha estaba inundada en flujo y muy caliente. Realmente me sorprendió lo mojada que estaba.
Estuve pajeandola unos minutos, esta vez con la mano derecha mientras yo me bajaba el cierre del pantalón para liberar mi pija.
En un principio mientras yo la pajeaba con mi mano derecha, ella lo hacía con su mano izquierda, hasta que me pidió que me bajé los pantalones para tocarme mejor. Mientras yo lo hacía veo que ella directamente se los sacó, no le importaba nada!!!, esa actitud me calentó bastante.
En cuestión de segundos veo que su intención era montarme, así que rápidamente incline el asiento para quedar más cómodo.
Todavía lo recuerdo y me caliento: lo bien que se movía!! y como cerraba los ojos y disfrutaba de mi pija en su concha.
Hice que se reclinara un poco hacia atrás y mientras tenía mi pija en ella con el dedo pulgar le fui estimulando el clítoris. Fue tanta la calentura que dure poco y nada. Y se ve que ella también la éxcito la situación, porque de repente empezó a temblar y sentía como esa concha se contraia y apretaba mi pija; así que no pude contenerme más y me descargué dentro de ella.
Recuerdo cómo empezó a dibujarse una sonrisa en su rostro y me empezó a decir un par de veces: gracias... Al punto que hasta me daba vergüenza... Quién era yo para recibir su agradecimiento cuando en realidad el agradecido era yo??!!!
Se había hecho tarde. No hubo tiempo para nada más sino que tuve que arrancar lo antes posible para llegar a Glew en el horario habitual de ella.
En el camino en la autopista me miraba y se reía diciéndome:
Hace cuánto que no disfruto algo así porque mi marido casi no me toca.
Una vez más me puse nervioso y avergonzado pero bueno, nos habíamos hecho un favor mutuamente.
Esta fue la primera de las veces que cojí con ella. Al par de meses se separó del marido y a los días dejó de atenderme el teléfono.
Se ve que sólo fui usado por ella jaja... Pero qué linda manera de ser usado!!!
Si hago tiempo después les cuento la primera vez que fuimos a un Telo y alguna otra historia que viví con ella...
Saludos
4 comentarios - La casada de la app