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Lo que me pasó con Adriana (3ra parte).

Antes de comenzar con la tercera parte, les dejaré los links de las dos anteriores partes.
http://www.poringa.net/posts/relatos/3373157/Lo-que-me-paso-con-Adriana.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/3421055/Lo-que-me-paso-con-Adriana-segunda-parte.html

Quiero aclarar que Adriana tiene un parecido con la trans de la foto del post, que se llama Melanie.

Los castigos que Adriana había colocado sobre mi persona habían sido realmente estremecedores. Siguió el curso de nuestras vidas, yo cogiendo con algunas mujeres y con un par de escorts trans que frecuento, a quienes les comenté lo que Adriana me hacía, y ambas me dijeron que mi amiga estaba siendo muy cruel conmigo. Un sábado por la noche, Adri me mandó un mensaje para invitarme a cenar a un bar y yo acepté gustoso, le dije que pasaría por ella a las 8. Llegué a su departamento y casualmente sus padres iban saliendo, por lo que pude saludarlos con toda naturalidad (ellos desconocían que yo sé el delicioso secreto de su hija). Los viejos se retiraron y Adri me pidió un par de minutos para estar lista, cuando salió con una falda corta entallada, una blusita pegada que la hacía ver espectacular, maquillada como siempre, con sus tacones puestos, bien perfumada, y mi pene reaccionó de inmediato. Nos saludamos de beso en la mejilla, fuimos a mi coche, yo como todo un caballero le abrí la puerta y nos fuimos al bar. Tomamos un par de tragos antes de pedir cena. A ella le gustan las margaritas y yo pedí tequila, cuando sonó una canción de salsa y le pedí que bailáramos, a lo que accedió gustosa. Me dijo que le agradaba mi estilo de baile y continuamos con éste pero ahora con una canción de banda mexicana. Terminó la canción y nos fuimos a la mesa, pedimos otros tragos y la cena. Le estuve platicando que había tenido aventurillas ocasionales con algunas mujeres (nunca le comentaría que me meto con escorts trans) y no pudo ocultar sus celos, lo cual me dio alegría, ya que aunque sabe que muero por ella, yo también sé que le sigo gustando. Terminamos de cenar y pedimos los últimos tragos, prendimos un par de cigarrillos y nos retiramos. La llevé a su departamento, la noche era joven y yo había planeado seguir la parranda con unos amigos, pero Adriana me invitó a pasar y yo accedí.

-¿Gustas algo de beber? Tengo cerveza y whisky-.
-Una cerveza está bien-
Ella abrió un par de cervezas y comenzamos a beberlas y a platicar, seguimos entre risas y conversaciones, cuando me plantó un beso en la mejilla y me acarició la cara, para después reírse.
-¡No, Adriana! ¡Ya no te lo voy a permitir!-
Mi molestia era real, porque sabía que ella me volvería a castigar, por lo que la tomé de la cintura y le planté un beso en la boca. Intentó soltarse pero la apreté muy fuerte (debemos recordar que bajo toda esa sutilidad femenina hay testosterona) y accedió a seguir besándonos. Terminamos aquel delicioso beso y le dije "ahora vas a ser mi novia" y ella dijo que sí. Yo me quedé perplejo, no sabía qué hacer, tan solo se me ocurrió seguir besándola, y besándonos nos fuimos a su alcoba. Nos recostamos en la cama y comenzamos a fajar, le comencé a tocar las tetas y sentí que llegaba al cielo, cuando me dijo:
-Estamos sudados por el baile y los tragos, ven-
¡Y me llevó al cuarto de baño!, me dijo que nos daríamos una ducha y que ella tenía que realizarse un aseo anal, ya que no tenía pensado tener sexo, y yo me sentía el hombre más feliz y afortunado del mundo. Lo dos quedamos desnudos, listos para entrar a la ducha, volvimos a besarnos ya bajo el refrescante chapuzón de agua. Nos besamos y abrazamos por largo tiempo, y por fin mi sueño de frotar nuestras vergas se hacía realidad, la teníamos durísima ambos, cuando ella se fue abajo y me la comenzó a chupar. Después de unos minutos me dijo "sigues tú, bebé" y yo con la boca hecha agua me fui a su pene y se lo comencé a mamar, después a sus testículos, frotándole el escroto, y ella moría de placer. Después comencé a lamerle el ano y estaba por estallar de placer, pero reaccioné y nos fuimos a la cama e hicimos el amor un par de horas, por fin era mía.
Nuestro noviazgo prosiguió de manera normal, nos veíamos un par de veces por semana, el sexo era fantástico. Me encantaba penetrarla y eyacular sobre su verga, eso a ella la excitaba bastante y terminaba también eyaculando, por lo que revuelta la leche de ambos, me iba a besarla mientras nos frotábamos los cuerpos sobre la leche. Algunas veces me gustaba consentirla y le decía que se recostara y se relajara, que yo haría el trabajo, y comenzaba a mamársela hasta que se venía en mi boca y me tragaba todo ese semen de mujer. Una noche llegué a su departamento, listo para ver a mi hermosa novia; ella me recibió cariñosa como siempre, y me dijo "hoy vas a probar" y yo me quedé inmóvil, cuando ella sacó un aparato para hacerme aseo anal, por lo que fingí que oponía resistencia pero por dentro moría porque llegara ese momento y entregarle la virginidad de mi culo a ella. Su pene siempre fue funcional, pero ese día se tomó unos miligramos de Viagra, por lo que supuse que lo hizo para hacerme gozar más y lo logró. Nunca había sentido algo en el ano,y lo primero fue la verga de la mujer que amaba. Me llenó de leche todo el culo y las nalgas y tuve un orgasmo delicioso.

Al poco tiempo, Adri debía mudarse a Amsterdam por cuestiones de su trabajo, y yo estaba en plena maestría y también iba excelente con mi trabajo, por lo que la despedida era inminente. Terminamos muy bien la relación. Ella se casó con un arquitecto en Holanda, y yo con una mujer en México, que me dio hijos y la felicidad de un hogar.

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