Continuamos con esta saga, si te perdiste los capitulos anteriores buscalos acá:
http://www.poringa.net/posts/relatos/3529400/Amores-y-desamores-en-el-Buenos-Aires-colonial-Cap-1.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/3533384/Amores-y-desamores-en-el-Buenos-Aires-colonial-Cap-2.html
Al otro día de la fatidica enculada, Maria se quedó en la cama y casi no quizo comer.
Arnulfo sabía bien lo que había hecho y no dijo nada. En otro momento hubiese increpado a su mujer pero sabía que el era culpable y no protestó.
Solo fué a visitarla unos minutos, como si sufriera un resfriado y constatar de que estuviera bien servida por los esclavos.
Mientras tanto Teresa siguió curando y cuidando a su ama Maria. Esta ya estaba más calmada y por la tarde le preparó un reconfortante baño.
Teresa bañó a su ama, su bella ama. Mientras recorría el cuerpo de María sintió una ola de placer. Su mente no entendía nada... ¿Cómo le daba placer el cuerpo de una mujer?... ¿sería eso que le habló Mauro, el esclavo recien llegado sobre el placer de los cuerpos de los cuales hablaban en su tribu en Africa, distinta de la que provenía ella?.
En efecto, Mauro fue traido de otra tribu, de otra zona de Africa y aquí llegó. Sin nadie de su pueblo, salvado de ir al campo porque era muy bueno para las tareas de la casa. Muy pronto se encontraron con Teresa y se atrayeron. Decidieron dar rienda suelta al placer a escondidas para que no los separasen.
En la tribu de él estaba la costumbre casi ritual de que todo debía ser hecho con placer, en cada hecho de la vida debía ser el placer la llama que motivara a hacerlo. Para ello el cuerpo debía estar muy presente en cada acto y por supuesto el placer sexual era lo máximo. Pero no debía ser algo solo genital, sino verdaderamente disfrutado con todo el cuerpo. Con todos los sentidos.
Muchos pueblos antigüos tenían este tipo de costumbres, muchas olvidadas y otras que, con mas suerte, llegaron hasta nosotros incluso teniendo un poco de fama en estos días como el budismo tántrico.
Teresa y Mauro tuvieron torridos encuentros donde la joven quedaba loca de placer. Eso les quitaba las penurias de ser esclavos y haber perdido todo en la vida, de saber que nunca más volverían a su tierra.
Sin saberlo, Teresa estaba aplicando esos preceptos en su vida y eso la ayudaba a vivir. Sin saberlo, el contacto con el suave cuerpo de su ama estaba generando en ella oleadas de placer, sumadas a su concha ya muy humeda y con muchas ganas de tocarse...
Por otro lado María estaba muy relajada y se empezó a contagiar de esa ola de placer... cada enjabonada y limpieza de la negra eran caricias que aumentaban ese placer... pronto recordó a su amado Rafael y todo lo que provocó en ella ese torrido encuentro. Sus pezones se pusieron duros como piedras, su concha palpitaba y por un momento suspiró pero pronto recordó la situación donde estaba y que la que la bañaba era solo su esclava, se puso nerviosa y pidió terminar el baño.
Ya seca y siendo asistida por su esclava para vestirse, se lamentaba de lo que le esperaba...
La nada misma, algun encuentro social y soportar los enbates sexuales de su marido dispuesto a hacerla madre.
Ahi la negra se atrevió a contarle la teoría del placer...
Pero imaginense que si hoy, pleno siglo XXI, hablar de placer y sexo con señoras acartonadas es muy dificil, ahi, con una dama del siglo XVII la cosa era muy dificil!
Lo bueno para Teresa es que su ama la escuchó, se sinceró y le contó confidencialmente todo el placer que había descubierto con su primer amante. De ahí partió la negra para explicarle y si bien fue dificil para Maria entender todo, esa charla la puso de buen ánimo.
Decidió salir un rato al jardín, y anunció en la cocina que hoy cenaría con su esposo.
Arnulfo se alegró de la mejoría de su esposa y charlaron de banalidades durante toda la cena.
Antes de retirarse, Maria preguntó a su esposo si hoy la "visitaría" en sus aposentos.
Arnulfo se alegró de la invitación, pensó que Maria tardaría mas tiempo en reponerse. Y le dijo que si, que mas tarde iría.
Teresa ayudó a María a desvestirse y prepararse y le recordó que intentara hacer de esto un acto placentero.
Se retiró la negra y al rato llegó Arnulfo y besó a su esposa. Le bajó el camisón y lamió sus pechos.
- lo unico que te pido es que por atras no... no estoy repuesta todavia.... dijo la joven
Arnulfo la acostó, lamió hambrientamente su concha, la joven trató de relajarse y gozar, esas lamidas estaban haciendo efecto y no tardó en tener un orgasmo. Los jadeos y gemidos de Maria pusieron a full a Arnulfo que no tardó en penetrarla y darle una buena cogida. Al sentir el chorro de leche con el que su marido le llenaba su concha la joven tuvo otro orgasmo y los dos se desplomaron en la cama.
- Me voy a mi habitación, dijo Arnulfo al rato.
- Ya te vas? Le dijo María que había disfrutado el polvo y no podía creer como despues de ser brutalmente violada por su marido, ahora podía sentir placer por él.
(Chicas... no hagamos juicio de valor en esta historia. Un hecho así no puede ser perdonado. Ni ahora ni nunca. Y ni hablemos de la esclavitud, pero estoy contando como fueron las cosas y lo que pasaba en esa época... dejemos que les relate lo sucedido y verán como se acomodan y desacomodan las cosas todo el tiempo).
- Quizas si me ayudas a ponerlo en forma... dijo Arnulfo mostrando su pene flacido.
La joven entendió y comenzó a lamerle la pija, la besaba, la metía en la boca....no tardó ese falo en estar listo y cuando esto sucedió Arnulfo volvió a penetrar a su mujer.
Esa concha estaba acostumbrandose a el ancho falo y este la cogió bien mientras le besaba las tetas. Tardó un poco en acabar y esto le dió a María un par de orgasmos. Ahora si, Arnulfo acabó entre bufidos y se desplomó sobre ella.
Esta vez si, satisfechos ambos, el hombre se retiró a sus aposentos a descansar.
Al poco tiempo llegó Teresa a ayudar a su ama a higienizarse y vestirse para dormir. Intentó hablarle sobre lo sucedido pero María le pidió que no, que estaba cansada, que mañana hablarían tranquilas.
Por la mañana, despues de levantarse, Maria fue a desayunar al comedor. Ahi se enteró que su esposo había partido temprano hacia los campos. Se extrañó que no le digera nada y se asustó ante la inesperada partida.
Fue a ver al capataz y este le dijo:
- No se preocupe patrona, fue a resolver temas de los campos. Cada tanto tiene que ir, es siempre asi. Nunca avisa... y cuando va se toma dos o tres dias. Nunca avisa, pero es el patrón y nosotros obedecemos...
-Se ve que soy otra más de las que debe obedecer... pensó Maria algo enojada.
Despues de desayunar, Maria llamó a su esclava y le indicó que fueran a su cuarto.
Contame bien lo del placer y todo lo que te conto Mauro.
La negra quiso poner en palabras todo lo que había experimentado y todo lo que había sentido con Mauro pero se embarullaba y Maria no entendía nada.
- Si solo pudiera explicarle Mauro... entendería mejor...decia Teresa.
-Eso se arregla facil. Dijo María.
Tomó una silla y de un golpe le aflojó una pata. Mandó a Teresa a llamar al capataz.
- Usted tiene un esclavo para las reparaciones de la casa no?
- Si, Mauro, es bueno para eso. Dijo el capataz.
- Si lo tiene libre mandelo, que se aflojó una pata de una silla.
- Está haciendo unas reparaciones pero ya se lo mando, sus pedidos son prioridad. Dijo el capataz, queriendo quedar bien con la patrona y ademas demostrandole estar cumpliendo muy bien las ordenes del patrón.
Llegó Mauro al cuarto de María con un cajoncito con herramientas.
Mauro era un negro joven, de finos razgos, de cuerpo fibroso y armónico. A Teresa le brillaron los ojos cuando lo vió y a María le gustó su porte.
Lo hizo pasar y le mostró la silla dañada, pero le dijo:
- La verdad no te hice venir por la silla sino para que me cuentes el tema del placer y de como lo viven en tu pueblo.
Mauro puso cara de terror y miró a Teresa sin entender como fue capaz de contarle a su ama una cosa así.
María entendió al muchacho y le dijo:
- No temas, Teresa fue de gran ayuda para mi con este tema. Pero no se sabe explicar bien. Por eso acudimos a la fuente. No olvides que si bien soy la señora de la casa y la vida de todos ustedes esta en mis manos, tambien soy una muchacha de su edad y quiero aprender a vivir una vida mas plena. Mas placentera.
Asi que contame lo que sabes, tus experiencias y mientras arreglá la silla asi nadie sospecha nada.
Mauro fue detallando todas las costumbres de su pueblo, como buscaban el placer ante cada cosa que hacian. Levantarse, procurarse los alimentos, comer, bañarse en el rio... la vida asi era mas bella, los problemas se resolvían, las enfermedades se curaban mas rapido, y si llegaba el momento de partir, buscaban que eso tambien fuera un momento de calma y paz.
Y como fundamentalmente, el placer principal estaba en el sexo y el contacto con los cuerpos, aprendían desde muy jovenes toda una serie de caricias que estimulaban ese placer en todo el cuerpo, para llevar ese placer al maximo posible.
Ahi Mauro paro de hablar, se rascó la cabeza y le dijo:
- Lo que pasa señora.... es .... no se....a Teresa mas que explicarselo se lo mostré... ehhh...no se señora....como le explico....
María rió y le dijo que no se haga problemas, que ya verían la forma de aprender.
Todo quedó ahi, María paso la tarde haciendo bordados y esas aburridisimas cosas que hacian las damas de la alta sociedad en esa época.
Al atardecer llamó a Teresa para que la ayude a darse un baño.
Ayudo a María a desvestirse y ya en la tina, comenzó a enjabonarla con ayuda de unos paños.
La relajación del agua tibia y las manos de Teresa volvieron a envolver de placer a la joven. Placer.... esa palabra que desde la mañana rondaba por su cabeza despues de la charla con Mauro.... placer... ese que estaba recorriendo toda su piel, erizandola... placer... sus pezones eran rocas y las manos de Teresa le sacaban suspiros.
Por otro lado Teresa tambien estaba caliente, habia comprendido lo que le decia Mauro sobre que el placer no distingue sexos, solo reconoce pieles.
Sabía bien lo que estaba logrando en su ama y cuando con el jabón recorrió su vientre y llego hasta su concha, María estalló en un orgasmo.
Reposó María un rato mas en el agua y despues salió y se vistió para dormir. Agradeció a Teresa el baño pero prefirió no generar comentarios. Necesitaba prosesar lo que había ocurrido. Esto era algo impensado e imposible para una dama de esa época. Y menos con una esclava. Pero a ella le habia encantado.
Se durmió y soño con la charla con Mauro y Teresa. Soñó que ellos la desvestían y la bañaban, no sin antes desnudarse ellos tambien.
Soñó el bello cuerpo de la joven negra, sensual y brillante, soñó el cuerpo fibroso y viril de Mauro, con su fuerte mástil firme y erecto.
Los negros la acariciaban en el agua y ella iba aumentando el placer. Soñó que tomaba la verga de Mauro y la comenzaba a chupar, soñó que este la sacaba de la tina con sus fuertes brazos y la llevaba a la cama. Soñó que Teresa se sumergía entre sus piernas y lamía su concha muy caliente. Soñó que Mauro introducía dos dedos en la concha de Teresa y esta gemía de placer, muy vividos eran esos gemidos, tanto que despertó agitada y caliente.
Pero el tema era que seguia escuchando los gemidos de Teresa... y ya no estaba soñando.
Encendió la lampara y fué hasta el pequeño cuarto de la esclava. Y alli a la lumbre de ese candil pudo ver los cuerpos desnudos y sudorosos de Teresa y Mauro. Mauro acostado y Teresa cabalgandolo alocadamente.
Patrona! Gritaron los dos con cara de aterrados...
Continuará.
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Al otro día de la fatidica enculada, Maria se quedó en la cama y casi no quizo comer.
Arnulfo sabía bien lo que había hecho y no dijo nada. En otro momento hubiese increpado a su mujer pero sabía que el era culpable y no protestó.
Solo fué a visitarla unos minutos, como si sufriera un resfriado y constatar de que estuviera bien servida por los esclavos.
Mientras tanto Teresa siguió curando y cuidando a su ama Maria. Esta ya estaba más calmada y por la tarde le preparó un reconfortante baño.
Teresa bañó a su ama, su bella ama. Mientras recorría el cuerpo de María sintió una ola de placer. Su mente no entendía nada... ¿Cómo le daba placer el cuerpo de una mujer?... ¿sería eso que le habló Mauro, el esclavo recien llegado sobre el placer de los cuerpos de los cuales hablaban en su tribu en Africa, distinta de la que provenía ella?.
En efecto, Mauro fue traido de otra tribu, de otra zona de Africa y aquí llegó. Sin nadie de su pueblo, salvado de ir al campo porque era muy bueno para las tareas de la casa. Muy pronto se encontraron con Teresa y se atrayeron. Decidieron dar rienda suelta al placer a escondidas para que no los separasen.
En la tribu de él estaba la costumbre casi ritual de que todo debía ser hecho con placer, en cada hecho de la vida debía ser el placer la llama que motivara a hacerlo. Para ello el cuerpo debía estar muy presente en cada acto y por supuesto el placer sexual era lo máximo. Pero no debía ser algo solo genital, sino verdaderamente disfrutado con todo el cuerpo. Con todos los sentidos.
Muchos pueblos antigüos tenían este tipo de costumbres, muchas olvidadas y otras que, con mas suerte, llegaron hasta nosotros incluso teniendo un poco de fama en estos días como el budismo tántrico.
Teresa y Mauro tuvieron torridos encuentros donde la joven quedaba loca de placer. Eso les quitaba las penurias de ser esclavos y haber perdido todo en la vida, de saber que nunca más volverían a su tierra.
Sin saberlo, Teresa estaba aplicando esos preceptos en su vida y eso la ayudaba a vivir. Sin saberlo, el contacto con el suave cuerpo de su ama estaba generando en ella oleadas de placer, sumadas a su concha ya muy humeda y con muchas ganas de tocarse...
Por otro lado María estaba muy relajada y se empezó a contagiar de esa ola de placer... cada enjabonada y limpieza de la negra eran caricias que aumentaban ese placer... pronto recordó a su amado Rafael y todo lo que provocó en ella ese torrido encuentro. Sus pezones se pusieron duros como piedras, su concha palpitaba y por un momento suspiró pero pronto recordó la situación donde estaba y que la que la bañaba era solo su esclava, se puso nerviosa y pidió terminar el baño.
Ya seca y siendo asistida por su esclava para vestirse, se lamentaba de lo que le esperaba...
La nada misma, algun encuentro social y soportar los enbates sexuales de su marido dispuesto a hacerla madre.
Ahi la negra se atrevió a contarle la teoría del placer...
Pero imaginense que si hoy, pleno siglo XXI, hablar de placer y sexo con señoras acartonadas es muy dificil, ahi, con una dama del siglo XVII la cosa era muy dificil!
Lo bueno para Teresa es que su ama la escuchó, se sinceró y le contó confidencialmente todo el placer que había descubierto con su primer amante. De ahí partió la negra para explicarle y si bien fue dificil para Maria entender todo, esa charla la puso de buen ánimo.
Decidió salir un rato al jardín, y anunció en la cocina que hoy cenaría con su esposo.
Arnulfo se alegró de la mejoría de su esposa y charlaron de banalidades durante toda la cena.
Antes de retirarse, Maria preguntó a su esposo si hoy la "visitaría" en sus aposentos.
Arnulfo se alegró de la invitación, pensó que Maria tardaría mas tiempo en reponerse. Y le dijo que si, que mas tarde iría.
Teresa ayudó a María a desvestirse y prepararse y le recordó que intentara hacer de esto un acto placentero.
Se retiró la negra y al rato llegó Arnulfo y besó a su esposa. Le bajó el camisón y lamió sus pechos.
- lo unico que te pido es que por atras no... no estoy repuesta todavia.... dijo la joven
Arnulfo la acostó, lamió hambrientamente su concha, la joven trató de relajarse y gozar, esas lamidas estaban haciendo efecto y no tardó en tener un orgasmo. Los jadeos y gemidos de Maria pusieron a full a Arnulfo que no tardó en penetrarla y darle una buena cogida. Al sentir el chorro de leche con el que su marido le llenaba su concha la joven tuvo otro orgasmo y los dos se desplomaron en la cama.
- Me voy a mi habitación, dijo Arnulfo al rato.
- Ya te vas? Le dijo María que había disfrutado el polvo y no podía creer como despues de ser brutalmente violada por su marido, ahora podía sentir placer por él.
(Chicas... no hagamos juicio de valor en esta historia. Un hecho así no puede ser perdonado. Ni ahora ni nunca. Y ni hablemos de la esclavitud, pero estoy contando como fueron las cosas y lo que pasaba en esa época... dejemos que les relate lo sucedido y verán como se acomodan y desacomodan las cosas todo el tiempo).
- Quizas si me ayudas a ponerlo en forma... dijo Arnulfo mostrando su pene flacido.
La joven entendió y comenzó a lamerle la pija, la besaba, la metía en la boca....no tardó ese falo en estar listo y cuando esto sucedió Arnulfo volvió a penetrar a su mujer.
Esa concha estaba acostumbrandose a el ancho falo y este la cogió bien mientras le besaba las tetas. Tardó un poco en acabar y esto le dió a María un par de orgasmos. Ahora si, Arnulfo acabó entre bufidos y se desplomó sobre ella.
Esta vez si, satisfechos ambos, el hombre se retiró a sus aposentos a descansar.
Al poco tiempo llegó Teresa a ayudar a su ama a higienizarse y vestirse para dormir. Intentó hablarle sobre lo sucedido pero María le pidió que no, que estaba cansada, que mañana hablarían tranquilas.
Por la mañana, despues de levantarse, Maria fue a desayunar al comedor. Ahi se enteró que su esposo había partido temprano hacia los campos. Se extrañó que no le digera nada y se asustó ante la inesperada partida.
Fue a ver al capataz y este le dijo:
- No se preocupe patrona, fue a resolver temas de los campos. Cada tanto tiene que ir, es siempre asi. Nunca avisa... y cuando va se toma dos o tres dias. Nunca avisa, pero es el patrón y nosotros obedecemos...
-Se ve que soy otra más de las que debe obedecer... pensó Maria algo enojada.
Despues de desayunar, Maria llamó a su esclava y le indicó que fueran a su cuarto.
Contame bien lo del placer y todo lo que te conto Mauro.
La negra quiso poner en palabras todo lo que había experimentado y todo lo que había sentido con Mauro pero se embarullaba y Maria no entendía nada.
- Si solo pudiera explicarle Mauro... entendería mejor...decia Teresa.
-Eso se arregla facil. Dijo María.
Tomó una silla y de un golpe le aflojó una pata. Mandó a Teresa a llamar al capataz.
- Usted tiene un esclavo para las reparaciones de la casa no?
- Si, Mauro, es bueno para eso. Dijo el capataz.
- Si lo tiene libre mandelo, que se aflojó una pata de una silla.
- Está haciendo unas reparaciones pero ya se lo mando, sus pedidos son prioridad. Dijo el capataz, queriendo quedar bien con la patrona y ademas demostrandole estar cumpliendo muy bien las ordenes del patrón.
Llegó Mauro al cuarto de María con un cajoncito con herramientas.
Mauro era un negro joven, de finos razgos, de cuerpo fibroso y armónico. A Teresa le brillaron los ojos cuando lo vió y a María le gustó su porte.
Lo hizo pasar y le mostró la silla dañada, pero le dijo:
- La verdad no te hice venir por la silla sino para que me cuentes el tema del placer y de como lo viven en tu pueblo.
Mauro puso cara de terror y miró a Teresa sin entender como fue capaz de contarle a su ama una cosa así.
María entendió al muchacho y le dijo:
- No temas, Teresa fue de gran ayuda para mi con este tema. Pero no se sabe explicar bien. Por eso acudimos a la fuente. No olvides que si bien soy la señora de la casa y la vida de todos ustedes esta en mis manos, tambien soy una muchacha de su edad y quiero aprender a vivir una vida mas plena. Mas placentera.
Asi que contame lo que sabes, tus experiencias y mientras arreglá la silla asi nadie sospecha nada.
Mauro fue detallando todas las costumbres de su pueblo, como buscaban el placer ante cada cosa que hacian. Levantarse, procurarse los alimentos, comer, bañarse en el rio... la vida asi era mas bella, los problemas se resolvían, las enfermedades se curaban mas rapido, y si llegaba el momento de partir, buscaban que eso tambien fuera un momento de calma y paz.
Y como fundamentalmente, el placer principal estaba en el sexo y el contacto con los cuerpos, aprendían desde muy jovenes toda una serie de caricias que estimulaban ese placer en todo el cuerpo, para llevar ese placer al maximo posible.
Ahi Mauro paro de hablar, se rascó la cabeza y le dijo:
- Lo que pasa señora.... es .... no se....a Teresa mas que explicarselo se lo mostré... ehhh...no se señora....como le explico....
María rió y le dijo que no se haga problemas, que ya verían la forma de aprender.
Todo quedó ahi, María paso la tarde haciendo bordados y esas aburridisimas cosas que hacian las damas de la alta sociedad en esa época.
Al atardecer llamó a Teresa para que la ayude a darse un baño.
Ayudo a María a desvestirse y ya en la tina, comenzó a enjabonarla con ayuda de unos paños.
La relajación del agua tibia y las manos de Teresa volvieron a envolver de placer a la joven. Placer.... esa palabra que desde la mañana rondaba por su cabeza despues de la charla con Mauro.... placer... ese que estaba recorriendo toda su piel, erizandola... placer... sus pezones eran rocas y las manos de Teresa le sacaban suspiros.
Por otro lado Teresa tambien estaba caliente, habia comprendido lo que le decia Mauro sobre que el placer no distingue sexos, solo reconoce pieles.
Sabía bien lo que estaba logrando en su ama y cuando con el jabón recorrió su vientre y llego hasta su concha, María estalló en un orgasmo.
Reposó María un rato mas en el agua y despues salió y se vistió para dormir. Agradeció a Teresa el baño pero prefirió no generar comentarios. Necesitaba prosesar lo que había ocurrido. Esto era algo impensado e imposible para una dama de esa época. Y menos con una esclava. Pero a ella le habia encantado.
Se durmió y soño con la charla con Mauro y Teresa. Soñó que ellos la desvestían y la bañaban, no sin antes desnudarse ellos tambien.
Soñó el bello cuerpo de la joven negra, sensual y brillante, soñó el cuerpo fibroso y viril de Mauro, con su fuerte mástil firme y erecto.
Los negros la acariciaban en el agua y ella iba aumentando el placer. Soñó que tomaba la verga de Mauro y la comenzaba a chupar, soñó que este la sacaba de la tina con sus fuertes brazos y la llevaba a la cama. Soñó que Teresa se sumergía entre sus piernas y lamía su concha muy caliente. Soñó que Mauro introducía dos dedos en la concha de Teresa y esta gemía de placer, muy vividos eran esos gemidos, tanto que despertó agitada y caliente.
Pero el tema era que seguia escuchando los gemidos de Teresa... y ya no estaba soñando.
Encendió la lampara y fué hasta el pequeño cuarto de la esclava. Y alli a la lumbre de ese candil pudo ver los cuerpos desnudos y sudorosos de Teresa y Mauro. Mauro acostado y Teresa cabalgandolo alocadamente.
Patrona! Gritaron los dos con cara de aterrados...
Continuará.
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