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Descubiendo y Explorando el Nuevo Mundo del Amo Parte 2

Sonó el despertador, íbamos a llegar tarde a trabajar, mi marido estaba totalmente desfallecido y le desperté con muchas caricias y besos, sabía ir le gustaba cuando hacía eso y le levantaba de buen humor. Era mi hombrecito. Se desertó con mis besos y caricias y sus ojos verdes me miraron, le quite las legañas de sus lacrimales con la sabana y me dió un bocado con cariño a la boca, respondiendo por igual. -Arriba mi amor, vas a llegar tarde a trabajar y yo también. Venga ese culete arriba. -Buenos días a ti también rubia mia... Su erección volvía a estar presente y se la acaricie sutilmente antes de levantarse e irse a asear, salió del baño y desayunó con ligereza para vestirse con uno de esos trajes que me encharcaba toda. -Nos vemos luego cariño, esta noche haremos algo diferente, solo te diré una cosa para esta noche, ponte algo bonito. Te llevaré a cenar a un sitio para celebrar lo felices que somos y lo bien que va nuestro matrimonio. Despierta a Kyla y puede marcharse, tendrá sus que haceres. Así fue cuando me besó en la sien y en los labios. -Luego nos vemos pequeña mía, date un orgasmo antes de irte a trabajar que te deja mejor cara... no quiero oír que mi mujer tiene la cara apagada, los orgasmos te dan la vida... Se marchó y me quedé con Kyla en la cama, estaba desnuda y me acaricié el cuello recordando la noche anterior. Fue tremendo, me dolía hasta el cierre de la boca. Admito que ver como se tragaba toda la tranca de mi marido le impresionó, sin arcadas. Toda una fiera del oral y garganta profunda. Pero a mi marido le gustan las boquitas golosas y no profundas que disfruten de su miembro sin ahogarse... creo que es así por que si no lo fuera, no se habría casado conmigo. De todas formas le preguntaré. Para amenizar la mañana miré el móvil, las 8:30, cojí el vibrador de mi marido y me di placer con él mientras Kyla dormía a mi lado, la besé un poco mientras me acariciaba, pero ella seguía durmiendo como un tronco. Era de sueño pesado. Tuve el orgasmo y Kyla se despertó. -Buenos días rubia...¿Y ese juguetito...? Me están dando ganas de meterlo en otro sitio... Esta me lo quitó y me hizo señas para que me pusiera a 4, así lo hice y con su saliva me lubricó el ano y mientras me comía los labios y me masturbaba con sus dedos finos que alcanzaban a la perfección mi punto G, el enorme dildo se deslizó con suavidad al interior de mi culo, gemí. Joder, me estaba gustando. Imagine que era la dura verga de mi marido. Estaba durísima. La deseé y no la tenía. Kyla me metió el dildo hasta el rotor y gemí de nuevo, me abría los labios y con las paredes hacía fuerza para que viera mi flujo espeso en la vagina preparando para penetrarme, sus dedos así de mojados estaban, se los chupó. -Sofi... estas riquísima, desayunaría de ti cada día. -Yo también, pero me gustaría desayunar con mi marido también. Pensando profundamente me ponía hecha una fiera montarme una polla como aquella, todo el morbo que tenía se dirigía hacia mi entrepierna y mi orgasmo estaba cerca. Pensé en la tranca de mi marido, su glande dulce y suave, su tronco firme y musculoso, sus testiculos pesados e hinchados cuando viene de trabajar deseoso de abrirme de piernas y follarme como si no hubiera un mañana.... Se me fue la cabeza y me corrí. Me corrí en la cara de Kyla y esta se río mientras me saboreaba. El ano se me contrajo y disfruté aún más de como me aprisionaba el juguetito. - Dios... Aguuuuuuuuuuuus.... Kyla me besó las nalgas y disfruté de como lo hacía. Eran besos de cariño, de ternura... Cuando acabó sacó el juguete de mi culo y lo llevo a lavar, lo dejó limpio en el cajón de mi mesilla. -Yo me voy ya preciosa... tengo que irme a hacer mis cosas. -De cuerdo, hasta la próxima... Le sonreí y se vistió dándome un pico. -Hasta la próxima guapa.
La puerta se cerró con un suave chasquido y me fui a la ducha, sentía el ano aún algo molesto de la penetración pero disfruté, desde que descubrí que el anal me gustó, abrí paso a su exploración y no lo dejé. Me fui directa a la ducha y me volví a tocar, joder estaba deseando su erección de nuevo. Maldita sea. Cuando me seque, me puse unos vaqueros y una camisa flotada, para marcharme. Pero de repente pensé en algo, había metido el mando de la bala vibradora en la americana de mi marido para jugar con el... iba a dejarle un mensajito para avisarle. Cogí el móvil, abrí el WhastApp y me escribí con cautela: “Tienes una pequeña sorpresa en el bolsillo de la americana, 5 minutos y estoy lista para salir. Se bueno”. Le llegó y salió enseguida el tick azul de que lo había leído. Escribiendo...: “Oh... vaya, me voy a divertir... gracias cariño, luego nos vemos y verás como te dejaré esas nalgas...”. Vi y lo cerré. Deje el móvil en el bolso para irme y antes de vestirme fui en busca de la bala vibradora, estaba guardada en una bolsita de terciopelo, me la metí abriéndome los labios y de repente algo empezó a vibrar entre mis piernas. Dios la bala. Iba a matarme antes de salir de casa. Mi móvil sonó otra vez. Vi el mensaje en la pantalla. Amor: “No te corras. Te castigaré.” Sonreí y me vestí mientras la bala vibraba algo más suave en mi interior. Traté de no hacerse notar y disimular. La consulta fue algo más pesada pero acabé mojada de vez en cuando la apagaba un tiempo para dejarme descansar. Por suerte llevaba unas bragas de recambio y me las puse cuando me sentía mojada del todo. Continuó con su juego y antes de volver a casa ya estaba mojada otra vez. No podía evitarlo. Sabia como jugar. El turno por fin acabó y deseaba llegar a casa con mi maridito cayéndose la bala del flujo que había en mi vagina, pensando -me va a matar- lo suponía de camino. Abrí la puerta con las llaves y estaba todo en silencio. Salió una sombra del pasillo, era el, se me aceleró el pulso y me relaje cuando vi que era mi marido. Llevaba un elegante traje sin corbata y la camisa abierta. Un una rosa en la mano. -Por fin estás aquí... ¿Que tal vas ahí abajo cariño? No me hacía mucha gracia por que iba pisando huevos. -Agus... me vas a tener que castigar.. Fue cuando metió su mano y me dio la rosa cuando la olí, olía fresca y mientras me metía mano para comprarlo me agarraba la nalga con la otra muy firmemente con sus duras manos. Adoraba cuando me agarraba así. Posesivo. -Voy a ser considerado hoy, quiero hacerte el amor, pero de unos azotes no te escapas. Fue cuando su mano me masajeó él clítoris y gemí en su oído, noté que todavía no estaba erecto pero quería llevar mis manos a tocarle y palparle esa bestia parda que guardaba. Me controlé. Era momento del amor. En ese momento me cogió de las nalgas y me llevó en brazos a la habitación mientras nos besamos lento y con mucho afecto. Nos queríamos, yo le quería, él me quería y me iba a hacer el amor. Cuando llegamos, me tumbó en la cama y dejé la rosa en mi mesilla, me empezó a besar el cuello a desabrocharme la camisa, hasta que descubrió mi sujetador de encaje que me bajó lentamente para descubrir mis pechos y sacarlos para que los viese, estaban saliendo a saludarle, me quito el sujetador por detrás y lo dejo caer al suelo, se ocupó lentamente de mis pechos y de atenderlos con el amor que merecían, mis manos se iban a su cabeza acariciando su pelo, me encantaba como de sedoso lo tenia mientras lo acariciaba entre mis dedos. Mientras se llevaba la boca con ellos, me desabrochaba el pantalón bajándomelo poco a poco mientras bajaba por mi torso plano. Mi monte de Venus le esperaba depilado. Tenía las braguitas a juego con el sujetador cuando me alzó la mirada y me mordí sonrojándome. Descubrió un pequeño bultito en el satén de las braguitas, mi clítoris y delatador. Con la lengua lo lamió y mis piernas se abrieron para el, y con sus dos dedos apartó la tela que tapaba mi jugoso sexo, estaba húmedo y listo para ser amado. Abrió mis labios y metió la lengua para lamerme hasta que subió al clítoris que succionó. Gemí del placer. Metió sus dedos en mi sexo para lubricarme, entrando y saliendo hasta alcanzar mi punto G, rascándome sin parar, me acabé corriendo en su cara y sonrío ampliamente satisfecho. Se erguido y separo mis rodillas. -Eres preciosa cariño, me encanta tenerte así de abierta... verte toda... Sonreí sonrojada y agitada tras el orgasmo. Con su glande acarició todo mi sexo provocándome un estremecimiento y me penetro mientras me miraba y yo me agarraba a las sábanas. Gemí al entrar todo o casi todo. Cuando llevo sus manos a mis caderas me hizo suya con suaves olas rebotando suavemente y alzando mis gemidos acariciandome un pecho mordiéndome. Era perfecto, amaba cuando me tenía abierta y entregada. Varios minutos así no pudo contenerse y sacó su verga dura y con la cara tensa, apretó los dientes y se corrió en todo mi torso y pechos decorándome. -Sofi... me vuelvo loco en tu cuerpo, me pierdo en tus curvas, me emborracho en el elixir de tu interior y me duermo en tus pechos... Tras decirme eso me colocó de lado y abrió mis nalgas para acceder mejor y dio una estocada más dura, gemí, mientras él me miraba me dio un azote y se abalanzó sobre mi agarrándome la mano entrelazada con la mía. Mis pechos rebotaban a sus estocadas y sus labios tocaron los míos rozándose como los pétalos de una rosa en la piel. Lo hizo más lento y me dio un azote rápido y me agarro de la cintura jadeando. -Cariño... me encanta ver tus labios tan cerrados y abrírtelos... con mi enorme verga... Gemí de oírle. Me encantaba llenar mi pequeño agujero de su enorme monstruosidad. Cuando me corrí, me coloco a 4 y me besó las nalgas, me dio un beso negro lamiéndome entre las nalgas tratando de relajarme mientras con sus dedos masajeaba en círculos mi clítoris. Gemía de ternura, me quería cuidar tanto... Cuando vio que estaba preparada, con su enorme erección sujetó una de mis nalgas y se adentró en mi tenso ano cual le comió de arriba abajo. Me encantaba cuando me penetraba de cierto modo en ese lugar tan inhóspito y apretado, me excitaba, quería que me hiciera suya pero respetando ese lugar. Así lo hizo, su mano agarró mi hombro y sin parar se hundió entre mis nalgas hasta la base, me dolió pero era excitante, siguió hasta que se corrió en la entrada de mi apretado ano decorándome toda la entrada a mi sexo. Me corrí junto a él. Mi squirt salió como una cascada entre las piernas y mi marido se excitó a un más provocando restos de eyaculacion que quedaban dentro aún y salían a pegotes. -Aguuuuuuuuuuuuuuuss... cariño.. Gemí extasiada. No podía más, caí rendida y mi hombre me besó las nalgas dándome mimos y tumbándose a mi lado. Kyla... ya no estaba, supongo que mi marido le dio el día libre, quizás volvería otro día, nos lo pasábamos muy bien. Aquel día fue para nosotros y nuestra intimidad como matrimonio, sé que mi marido hace el esfuerzo en hacerme feliz y yo sé lo compenso como debo. Como su mujer que soy.
Aquella mañana era domingo, mi marido se había ido a hacer la compra sin haberme avisado y dejó un ramo de rosas con una nota en la cual decía: “Esta noche voy a descubrir tu verdadero placer”
Me sorprendí ya que no sabía de que hablaba exactamente, así decidí poner las rosas en la mesa del comedor en un preciosos jarrón de cristal y me puse a desayunar mi té con tostadas. Tras desayunar me fui al baño a darme una ducha fría y me lavé los dientes para irme ha hacer algo de ejercicio. Camino al vestidor iba pensando en que tendría mi marido dispuesto para mí. Hum… no tenía ni idea la verdad. Me fui a la zona de deporte y elegí un top deportivo negro y unos leggins deportivos que me ajustasen bien. Se me ocurrió al ponerme los leggins enviarle una foto a mi marido cuando cogí el móvil, abrí la cámara y me puse de medio lado en un espejo para sacar mis nalgas lo más porno posible para hacerle rabiar. Saqué la foto y abrí el Whatsapp donde se la envié con un cabecero. “Un footing sin ti mirándome el culo, es aburrido, pero seguro que esta noche lo compensas” Enviado. Dejé el móvil en la cómoda y mientras me hacía una coleta, sonó el tono de mensaje recibido. Lo cogí y me respondió con una foto de una bolsa de un sexhop con un cabecero: “Esta noche será divertida”. Me reí, cogí mis auriculares y el brazalete, estiré en la puerta de casa y salí a correr tranquilamente, cerrando la puerta antes de salir por el parque de al lado de casa. Mientras corría, pensaba en lo que sucedería esta noche, sexualmente pensaba que sería mi amo o me sorprendería con un juguete nuevo. Seguí corriendo y mientras corría escuchando Warrior de Dead in April para motivarme miraba a la gente mientras iba con los patines, las bicis, con niños, mascotas, pero lo que más me llamó la atención fue un hombre tremendamente atractivo, con los ojos azul diamante, rubio como mi tono de cabello y una altura como de 1,80. Se paró a estirar en una zona de estiramientos y yo fui a intentar conocer a este chico, llamó mi atención.
-Hola, ¿Cómo va ese footing? -Oh, hola, aquí estirando.. se te ve ya de correr un buen rato ¿eh, pequeñaja? Entendí su tono burlón y sonrió, su dentadura perfectamente blanca destacó por más que nada de toda su esbelta figura de su esculpido rostro. Era como un dios hecho carne, pero mi marido tenía ese toque que tanto me enloquecía. Este hombre seguramente seria uno de todos como los que te puedes encontrar y solo te quieren llevar al catre, no sería tonta de dejarme hacer. -¿Cuantos kilómetros corres? -Yo… corro 15 km al día. ¿Y tú, rubia? - Ja ja, -admito que me ponía cachonda que me dijesen “rubia” - yo corro 10 km, si no me puede dar algo, pero seguro que si me entreno puedo llegar a donde estas tú, estas realmente entrenado ¿eh?
Intenté controlar mis impulsos, no quería que mis bragas se mojasen y empezaran a incomodarme.
-Asique ¿te estas entrenando para alguna carrera? Le pregunté deseando saber más de él sin incomodarle mientras estirábamos. -Pues la verdad es que amo correr, es un estilo de vida, yo no ando por la vida, voy corriendo a los sitios para que siempre yo sea el primero en llegar. Este se rió con media sonrisa y mi coñito ya estaba dando palmas, era brutalmente atractivo, me estaba maldiciendo a mi misma de como podía estar mojando las bragas por un hombre con el que no estaba casada. Me tomé unos segundos para pensar fríamente y mantener una postura neutral y dejar de serle infiel mentalmente a mi marido del polvazo que tenia el hombre que me estaba ofreciendo su tiempo. -A mi también me encanta correr, lo necesito cuando estoy agobiada, me relaja, la verdad… bueno ¿Te vienes a correr, y corremos juntos? Por cierto, me llamo Sofía. Le sonreí amablemente, tenía unas ganas desenfrenadas de que me arrancase el leggin y se comiese mi coño a bocados que me dejase seca… ¿Pero que estaba pensando? !Estoy casada! Solo podía conformarme con masturbarme al llegar a casa o tener otro polvo con mi marido, que si así estaba en casa, lograría. El chico rubio me volvió a sonreír y traté de comportarme como una mujer casada que era. Mi marido me ponía cachonda y no un rubio cualquiera de la calle. -De acuerdo, ¿podrás llevar mi ritmo? Yo me llamo Alec, encantado. Solté una carcajada y me limité a sonreír. -Lo intentaré, macho men. Por cierto, bonito nombre, francés. -Lo mismo digo, Sofía también es muy acorde a una chica tan rubia y tan… amable como tú. Acabamos de estirar y volvimos a correr por todo el asfalto del parque que disponíamos. Tras un rato, vi como desaceleraba y de reojo veía como el trataba de ver mis nalgas prietas y metidas casi a presión en mis leggins de una talla menor a la que me correspondía, para volver loco a mi marido. Me decidí a preguntarle si estaba con alguien o casado o viudo incluso. -No quiero ser indiscreta pero...¿Estás con alguien?
Este jadeaba ligeramente de sus profundos pectorales y contestó tras unos segundos. -Estoy a pocos días de decir el “si, quiero” a mi futura mujer. La sonrisa del hombre se iluminó y me di cuenta que todo el paripé que había hecho sobraba. Me rebajé a nivel de desconocido. -Ah, que suerte, enhorabuena, seguro que la chica es muy guapa. Eso quise pensar y este anduvo sonriendo como si recordase a alguien, a su futura mujer. Durante el resto del camino me quedé callada y tras un rato me detuve y me despedí de él. -Bueno, yo tengo que marcharme ya, mi marido me espera. -¿Ah? Estas casada… que suerte! -Si, estoy casada con un alto ejecutivo de Software y sistemas. Tengo que irme y bueno, seguir con mi vida. Ya nos veremos majo. Me despedí con la mano de el, para ser más formal y este me sonrió de nuevo. Ya nos veremos, rubia. Su mano era cálida y grande, donde cogía mi mano entera y sentí casi su pulso. Estaba bastante entrenado hasta el pulso. Increíble. Nos fuimos cada uno por un lado y llegué a casa donde mi marido estaba rebuscando en las bolsas de la compra, cerrando detrás de mi la puerta. Crucé el hall, y llegué sudando a la cocina donde besé a mi marido en sus tiernos y jugosos labios. Estaba vestido con una camisa y unos vaqueros lavados a la piedra, donde su entrepierna sobresalía ligeramente, allá donde mis ojos iban, de reojo cazaba la deliciosa vista de una entrepierna salvaje como la de mi marido. Admito que me pone más cachonda cuando va en su uniforme de trabajo, esos trajes que se paga con nuestro sueldo millonario. Trajes de la seda más lujosa, donde ni una de sus camisas bajan de los 500€, solo de pensar en esas tres cifras hacía que mi coñito ansiase montarse ya esa polla que escondía mi marido entre esas robustas piernas. No lo aguanté más, me lancé como una leona sobre un búfalo de la sabana. -Cariño.. fóllame, por favor, lo necesito, fóllame… Enseguida como las dos primeras sílabas salieron de mi boca, mi marido ya me estaba comiendo la boca y metiendo mano a mi húmedo y desesperado coñito. -Nena, voy a follarte tanto que se te van a quedar las piernas de trapo. Seguido de esto, me puso contra la mesa de la cocina agarrándome y sus labios empezaron, a buscar mi oreja para morderla y el cuello, bajando por mi hombro donde con sus manos ya estaba azotando mi precioso culo con una fuerza brutal. Joder. Gemí cachonda perdida deseando que su enorme polla me metiera hasta ver las galaxias más lejanas. Le miré de reojo y ya estaba apretando con sus manos mis redondas nalgas. -Te voy a romper este precioso culo en 3… como que me llamo Agustín. Sus palabras profundas me ponían cada vez más cachonda. Yo ya estaba lista para recibirlo y él me agarró del leggin y me lo rompió por la costura del medio de las nalgas. Gemí. Entre estas se quedó un tanga negro básico que ya estaba húmedo de solo verlo. Me puso inclinada sobre la mesa y me frotó el coño por encima del tanga comprobando la descarada humedad. No podía aguantarlo más. Deseaba su polla más que nada en este mundo. -Aguuuusss, por favor, méteme tu enorme polla, por dios, no puedo más. Al oir mis palabras de súplica. Mi marido cogió con su enorme mano el tanga y lo rompió pasando la mano por mi húmeda entrepierna. -Quiero que ahora te corras como la zorrita que eres… por que eres mi zorrita. Dejó los restos del tanga en el suelo y se desabrochó con ansiedad el pantalón sacando su grandiosa polla que tanto adoraba. -Aguuus, si… por favor… De una estocada sujetó mis manos detrás de mi y me embistió con la rudeza propia de un animal, estaba tan cachonda que solo quería eso, que fuéramos bestias en celo. Su enorme polla me embestía fuertemente y yo gemía como una zorrita que era en ese momento para el y nuestro juego. Sus azotes venían una y otra vez hasta escocerme. No dejaba de gritar y pedir más. Solo quería eso. Echar un polvo y desahogarme de todo el estrés que llevaba encima. El era la llave para eso. Y su polla no dejaba de rebotar duramente contra mi, cogió mi coleta con fuerza y me besaba el cuello con deseo. -Adoro las zorritas como tú, que se abren de piernas con solo mirarlas… me pones tan cachondo cielo… es que eres una locura en vida… Teníamos nuestro juego y nos divertíamos. -Soy una zorrita muy zorra que le gusta tragarse la enorme polla de su hombre… joder, adoro tu enorme polla mi amor.. Así no puede aguantarlo y a cada embestida dura y cada estirón del pelo incrementaba mi deseo y rompí en un orgasmo que tocó el techo como si tuviera vida propia. Mi coñito recién follado soltó el mayor squirt de su vida mojando todo el suelo. Mi marido se ponía cada vez mas cachondo de verme ansiosa. Cuando me corrí me giró para comerse mi boca y gemir en ella. - Que cachondo me pones rubia… que cachondo me pones no sabes cuanto, me encanta follarme con mi polla tu pequeño coñito, y reventarlo como voy a hacer con tu precioso culo…
Después de eso, me empujó con la mano hacia abajo y me refrotó su mojada polla de mis fluidos por la cara hasta hacérmela meter con algo de fuerza en la boca cuando yo la deseaba así, era cuanto más cachonda sabía ponerme y yo empecé a masturbarle como toda una profesional, tragándome hasta casi sus testículos con toda la excitación que tenía, le escupí varias veces para lubricarle y mi marido me agarró de la coleta para hacer mi trabajo -Vamos zorrita mía, comete la polla de tu hombre, tragatela, que yo te vea, hasta la garganta, venga.. vamos diosa mía, cómetela.
Me ponía tan cachonda nuestro juego de placer que obedecí sin rechistar, él gemía con placer en su éxtasis mientras yo me ocupada de comerme su enorme polla llenándola de mi saliva, como más me gustaba hacerle. -Joder, me encanta como te comes mi polla mi amor… eres preciosa… me encanta follarme tu boca.. es el tercer cielo después de tu coño y tu apretado culo…
En su excitación se corrió en toda mi cara y boca sin avisarme ya que era lo que más cachondo le ponía hacer en este juego del morbo. Y yo me excitaba cada vez más y más… No podía parar mi morbo por montarme un la polla descomunal de mi marido. Tras correrse en mi boca y la cara me alzó a su altura y me lo hizo tragar para besarme después con su posesión más masculina. -Eso es, tragatelo todo zorrita mía, estas tan jodidamente preciosa en tu éxtasis… me pone tanto llenarte la la boca y correrme en tu preciosa cara de zorra que eres… Le permití llamarme “zorra”y “zorrita” para ponerme un apodo morboso que nos diera placer, y funcionaba, yo me sentía una chica mala y una zorra en toda regla dentro del juego, nuestro juego del placer. Me gustaba ser su zorrita y hacerle las mejores guarradas que ninguna otra mujer le haría, echarle los mejores polvos que ninguna le daría. Toda ella era yo, una zorrita cachonda y una diosa del amor. Y él lo sabia disfrutándome en mi faceta más morbosa. Su rubia más morbosa…
Me colocó contra la encimera y me abrió las nalgas de par en par para dislumbrar mi agujero negro, se ponía tan cachondo de solo verlo tan apretado y cerrado que en su imaginación lo rompía dándome el mayor placer jamás otorgado. Ansiaba su tremenda polla en mi coño de nuevo y culo. Pero esta vez le tocaba a mi culo. Escupió con puntería a mi apretado agujero y seguido a su polla para lubricarse y hacer la penetración mejor, sin avisar, me dio uno de sus tremendos azotes que aún más cachonda me ponían y me clavó su enorme polla hasta los limites que su dura polla permitía. Mi culo casi literalmente se rompió y yo separaba mis nalgas para que me embistiera lo más duro que pudiera y sentir como me llenaba su gruesa polla a cada penetración, me azotó de nuevo y gimiendole en ruegos le pedía más y más Aguuuuuuussss, joder, me encanta que me folles, me encanta, sigue… sigue… sigueeee… ahhhh…. En mi éxtasis liberé mis tetas apretadas en el top que llevaba y mi marido siguió azotándome cada vez más de lo cachondo que estaba de poder “romper” mi culo. Siguió sin parar hasta que se corrió en mi culo y disfrutó de lo mucho que deseaba haber tenido ese polvo que echamos. Al correrse me corrí junto a él y mis piernas se llenaron de squirt cuando mi marido agotado me dió un ultimo azote escociéndome y saco su dura polla para girarme y comerse mis dos preciosas tetas que no había atendido. Después de saciarse con mi cuerpo, cogió mi rostro entre sus manos y me besó con la más tierna dulzura para demostrarme todo su amor. Le besé sonrojada mientras aun disfrutaba del post-polvo. -Has estado increíble, pequeña fierecilla mía, me pones lo más cachondo que me ha puesto nunca una mujer. Me confiesa mientras coge una toallita húmeda y limpia mi rostro tras haber eyaculado en el. -Ahora nos vamos a cenar a un sitio romántico, para que veas que no todo aquí son polvos, que yo también soy un hombre detallista y romántico. Dicho esto me cogió con sus grandes brazos y me dejó apoyarme en su hombro mientras me llevaba a la ducha para asearnos y arreglarnos. -Después de la cena sabrás la sorpresa… tranquila mi vida.
Listos y preparados, él en uno de sus trajes negros impolutos con corbata azul y yo en un vestido de noche negro, bastante sencillo pero muy atrevido con escote en V y un corte de falda abierto por un costado dejando ver una de mis piernas detallando en unos “So Kate” de aguja de la firma del reconocido Christian Louboutin. Me llevó a una restaurante de lujo donde al acabar de cenar no le importó pagar 780€ de la cena y dejar incluso algo de propina para satisfacer el mejor servicio ofrecido. Al llegar a casa entré en sus brazos y oí unos ruidos extraños, me asusté. -Agus, hay alguien en casa, shh… Él me tranquilizó y dijo que no pasaba nada, era parte de la sorpresa.
Me dejó en el suelo y encendió la luz…
En el salón aparecieron dos personas una masculina y robusta y otra más pequeña y gracil, la una era Kyla y la segunda… No puede ser, era el hombre que he visto esta mañana en el parque haciendo footing. El rubio de ojos azul diamante. -Bienvenidos chicos, acomodaos, enseguida traigo el vino, Sofi, te presento a Alec, un amigo de la empresa y socio, y que no se me olvide, futuro esposo de Kyla. Sí, yo negocié con Alec que su futura mujer accediera a ser nuestra compañera de juegos. Kyla me dio un pico amable y Alec se quedó igual de impresionado que yo. Ambos iban vestidos elegantemente, ella con un vestido corto bastante ceñido que marcaba con atractivo sus curvas de infarto y por lo cual supe de que estaba tan fijado su futuro marido, otra figura esculpida por los mismos dioses griegos. Iba enfundado en otro traje excelentemente acoplado a su gracil y musculada complexión. Alec me saludó después con dos besos y agregó -Anda, asique tu marido es Agustín, no me había dicho lo guapa que eras, este hombre parece que se reserva las mejores piezas, desde luego. Agus nos escuchó y mientras buscaba en la bodega un buen vino para la ocasión, añadió. -No quiero que mi buen colega se fiche a la rubia de este buen marido, ya la he cazado yo y será mía para siempre. Asi que tú a tu futura mujer y yo a la mía. Amigo. Este le guiñó un ojo y continuó. -No veas el footing que hemos hecho esta mañana juntos, me la he encontrado y hemos conversado un rato, fíjate que casualidad. Agus siguió. -¿Ah si? Que casualidad. Este volvió con 4 copas de vino y la botella donde nos dio una a cada uno y con el saca corchos eléctrico saco el corcho. Uno a uno sirvió y en la copa de si mismo sirvió zumo de frutos rojos para compensar el sabor dejando la botella en la mesa del comedor. -Brindemos, por una noche de amistad y placer. La pareja sonrió y yo hice lo mismo alzando la copa en alto, y brindando juntos, bebimos a la vez saboreando el característico sabor del lujoso vino Domaine de la Romanée-Conti Grand Cru al módico precio de 13.500€ en la bodega de mi marido para satisfacer mi más delicado paladar al gusto del vino.
Tras la cata, dejaron sus copas la pareja y se miraron, Alec le cogió suavemente de debajo del cuello encajando su mano entre su oreja decorada con los mejores diamantes de Cartier y le encajó un beso lento y sensual que me hizo estremecer cuando en la mitad de la erótica vista Agus se fue silencioso en busca de algo mientras yo bebía en silencio y disfrutaba sintiéndome de sujeta velas.
Cuando Agus volvió me dio una caja alargada y me dio uno de sus mejores besos. Me cogió la mano y me acompañó a un sillón Barcelona de piel de lujo en blanco acabado en metálicas patas de acero que le daban un aspecto más elegante. -Vas a poder disfrutar con esto mucho más mientras estas sentada en este sillón de lujo. Abrí la caja, era un masajeador de clítoris, un Smart Wand de la prestigiosa marca erótica LELO, acabado en negro y una sensual forma me cautivó y un dildo INEZ bañado en oro de la gama más alta del mercado. Tras recibir estos regalos me dejó en el sillón y la pareja tenía de fondo la cama de invitados blanca y con detalles en plumas y decorados dorados. Digna estancia para una orgia de 20 personas. Kyla y Alec se empezaron a besar y este le empezó a meter mano al mismo tiempo y le agarraba de su perfecto y rendondo culo, cuando de rrepente Agus entró junto a ellos y empezó a morder la oreja de Kyla y besar su cuello mientras le agarraba del culo mientras Alec seguía besándola con ternura. Agus metió sus manos bajo su vestido y jugó con sus nalgas dándole besos a estas, le encantaba jugar con mi culo y con le de ella al parecer. -Kyla.. Susurró mientras le comía las nalgas y ella devoraba a su marido con suavidad y sin prisa. Agus bajó su tanga de encaje y metió sus dedos dentro de la vagina de Kyla para comprobar como estaba. Algo húmeda pero no preparada. Así le abrió de piernas un poco haciéndole respingar el culo y Agus le empezó a devorar su exquisito y depilado coñito. Le oí gemir y yo empecé a meterme mano masturbandome de la erótica escena en mi sillón de lujo. Me acerqué a Wanda y mientras miraba, lo encendí y me masajeaba el clítoris. Dios, era increíble, estaba viendo un trío real y para mi privilegio mi marido había pensado en mi. Agus empezó a masturbarle con sus dedos mientras se comía todo su coñito y Alec empezaba a bajar los tirantes del vestido para descubrir sus preciosos pechos, que ya estaban sus pezones duros y pesados. Kyla gemía de tener a dos hombres para ella y disfrutaba de ellos al mismo modo. Alec se empezó a comer sus pechos y Agus mientras seguía comiéndose el coñito de Kyla mientras ella le acariciaba el pelo a su futuro marido y ambos tres soltabas suaves gemidos al ritmo del placentero encuentro. Mientras tanto yo ya estaba cerca del orgasmo disfrutando de mi juguete. Kyla gemía y Agus tras complacer su hambriento coñito la volvió a morder y besar le cuello metiéndole mano hacia su clítorismientrasAlec se saciaba de sus tetas y masajeaba su culo. Eran un perfecto trío acompasado a mis gemidos. Alec acabó de tirar el vestido de Kyla y se quedó desnuda en unos Louboutin que yo misma le regalé uno de los días que vino. Ambos hombres la empezaron a acariciar, masturbar y comerse por ambos lados sus preciosos pechos mientras ella acariciaba sus cabezas y gemía retorciéndose mientras ellos sostenían su culo apretándoselo y dándole azotes firmes, ella me miraba y yo me excitaba cada vez más de la película porno que estaba disfrutando en mi intimidad compartida. -Joder, me encantáis… Solté entre gemidos y Agus se comía su pecho mientras con su otra mano le masturbaba el clítoris para hacerla gemir. -Vamos Kyla, queremos que te corras para nosotros… Kyla gemíamirándolemordiéndose y Agus respondió dándole un azote que ella disfrutó y se meneo para ellos, Alec la cogió para si besándola y la llevó a la acolchada cama donde descansó en mullidos cojines de plumas y dejándola estirarse, los hombres empezaron a desnudarse y Agus me miró guiñándome el ojo mientras iba hacia ella y se tumbaban a sus costados, los dos hombres siguieron disfrutando de ella y Kyla usó su saliva para lubricar sus grandes penes que la iban a penetrar, esta con las manos llenas de saliva empezó a masturbar a mi marido y al futuro suyo. Me excité tanto que me corrí sobre el sillón y me estremecí apretándome un pecho y el sillón se impregnó de mi squirt y gotas de flujo. Kyla recibía sus masturbaciones por ambos hombres y ella a ellos compartiendo sus besos con ambos dos, excitándome mientras con el masajeador, temblaba de placer y gemía intentando unirme a ellos. Era tan erótico y sexual… desprendían un combo de poder sexual. Un bomba de triple efecto. Conforme Kyla recibía excitación de sus compañeros, yo percibía su coñito deseoso de correrse y ella se contuvo pocos segundos mas hasta que se corrió con un espeso flujo y algo de squirt a lo que los hombres endurecieron sus penes y sonrieron satisfechos, Agus soltó su gratitud: Joder Kyla, eres explosiva y solo te has corrido.. quiero ver como gozas con mi polla dentro de tu bonito coño… Kyla sonrió hacia el y le cogió de la barbilla para besarle delante de mi mientras Kyla me miraba de reojo para provocarme. -Kyla… cuanto me pone que beses a mi marido… sigue… Mi coñito ya estaba tan excitado como el de mi amiga y ella deseba poder complacerlo pero sentía mayor deseo por sus compañeros. Alec añadió: Agus, es mi futura mujer pero le encanta participar en actos compartidos de placer, quiero que te la folles con respeto. Agus le miró con toda su testosterona a flor de piel y le comió la boca a Kyla sin reparo mientras azotaba el clítoris de su compañera y esta le mordía el labio complacida. -Agus, que cachonda me pone que me azotes el coñito… Agus se complació y le azotó otra vez mientras yo disfrutaba de la escena con mis juguetes y miraba cada detalle que mis compañeros me ofrecían para mi privado placer. -Aguuuuuuuuussss… Gimió Kyla y al mismo tiempo que yo deseosas de más. Alec tomó el mando y cogió a Kyla para colocarla a 4 patas mientras la besaba y Agus se preparaba detrás lubricandose su enorme polla lista para follarse el culazo de Kyla y su chico empezó metiendo su grandiosa polla en la boca de ella mientras Agus le dio un fuerte azote y esta gimió mientras se tragaba el enorme pollón de su hombre, sin dejar de recibir las embestidas duras de su Agus, que disfrutaba mientras agarraba su bonito culo. -Joder Kyla, me encanta poner a las mujeres a 4, sois tan bellas… y tan follables… Alec recogió en su mano la larga y lisa melena pelirroja de Kyla mientras esta tragaba gozosa el miembro de su hombre y dejaba su falo envuelto en saliva mirándole lascivamente. Mi segundo orgasmo era inminente y mi volví a correr -AGGGUUUUUUUUUUUSSSS… AHHH… Mi squirt salió disparado y me bajé el vestido para quedarme desnuda y tener mayor comodidad apretándome los pechos. Agus sonrió complacido y le azotó a Kyla mientras esta gozaba con sus dos extremos llenos de dos grandiosas pollas para su disfrute y gozo. -Aleeccc… me encanta comerte esta enorme polla que posees… es mi droga para seguir viviendo… Le dijo a su hombre y este le dio una caricia mientras le volvía a meter su gruesa polla en su boca de carmín. -Así Kyla cariño...ábrete para nosotros.. y para Sofía… ella quiere verte. Decidí cambiar de juguete y me deslicé el dildo de pesado oro dentro de mi húmedo y lubricado coñito. Agus disfrutaba de su culo, Kyla de sus grandes pollas para ella sola y Alec de su mujer mientras yo de la triple fantasía hecha realidad ante mis ojos. Kyla se excitó y volvió a correrse de tragarse una y otra vez la polla de su hombre y Agus disfrutó de su squirt gimiendo complacido. -Las mujeres corriendoos sois lo más maravilloso de este mundo, joder, y amo veros en vuestro éxtasis. Dijo mi marido acariciando su culo y se sacó la gruesa polla de su coñito para cambiar a otra postura, ahora Alec se tumbó y Agus se puso de pie para recibir la boca hambrienta de Kyla, así esta cabalgaría a su hombre y recibiría el enorme miembro de mi marido que ansiaba ser liberado, esta empezó a cabalgar el enorme pollón de su hombre mientras este agarraba sus perfectas nalgas y gemía de gusto mientras Agus le recogía el pelo en una coleta y le introducía lentamente toda su envergadura hasta el fondo de su profunda garganta. -¿Es verdad que te tragas la polla de tu hombre? Entonces podrás con la mía, abre bien… quiero que la limpies bien de como la has dejado con tu jugoso coño que me he follado ya. Esta le miró excitada a sus palabras y mientras cabalgaba, Agus miraba como lo hacía mientras recibía el placer de la boca de Kyla experimentando la garganta profunda de esta, gozando como nunca antes. -Dios Kyla, te la tragas toda, era verdad, que buena chica tienes Alec, pero Sofi lo hace mucho mejor, asique esmerate. Este sonrió guiñándome el ojo para que me sintiera complacida y lo recibí acorde a la situación disfrutando de la escena penetrándome la preciada joya de dildo que mi marido me había proporcionado para esa ocasión mientras gemía al borde de otro orgasmo. Kyla cabalgaba mas duro y Agus le ayudaba manteniendo su pelo recogido y haciendo un suave vaivén con sus caderas para sentir hasta la ultima respiración de ella ayudándose de su nariz para no ahogarse. Alec se excitaba de ver como cabalgaba al mismo tiempo que se comía entera la dura polla de mi marido. -Kyla, dios mío, vas a hacer que me corra. Le dijo Alec y esta se rió sacando la largura de mi hombre y le masturbó con la mano. Kyla gimió en alto y se volvió a correr meneándose traviesa sobre su hombre, llenándole de flujo y algo más de squirt. Para acabar con la guinda del pastel volví a correrme fuertemente al ver la excitante vista y mi coñito expulsó su squirt de placer frotándome el clítoris con ansia para hacer salir más squirt, mirándome ambos de mis compañeros masculinos que se excitaron aun más al verme. La última postura fue la ansiada penetración doble que tanto deseaba. Agus se tumbó en esta ocasión al borde de la cama y Kyla sobre él con su enorme polla reclamando su mojado coño y Alec se movió de pie a los pies de su colega donde dispuso a su mujer en la posición adecuada para penetrarla. Yo ya no podía más, iba por mi tercer orgasmo para el cuarto. Estaba en éxtasis, pero hice el esfuerzo de disfrutar un poco más de mi película porno. Ambos hombres se colocaron y Kyla lubricó con su saliva sus gruesos y combativos penes que se iba a follar tan agusto,
-Folladme chicos, follaos mi culito y mi coñito… Dijo excitada Kyla cuando Agus la cogió hacia si y la penetró rápidamente al mismo tiempo que su hombre en su apretado culo -JODER, Kyla, tu culo… dios… Todos gemimos y formamos un hermoso coro de placer y sexo. Era increíble y mágico. Kyla se agarró al pelo de su hombre mientras cabalgaba y Agus se comía vorazmente sus redondas y saltarinas tetas que con sus embestidas hacia rebotar como dos pelotas de tenis. Gemí, ella gimió y los hombres clavaban su durísimas pollas en los profundos agujeros de mi compañera. Era puro morbo, me excité a niveles insospechados y seguí penetrándome y jugando con mi húmedo coñito lleno de deseo. Kyla se agarraba como podía y los hombres disfrutaban de ella, mientras ella disfrutaba de ellos sintiéndose llena de dos preciadas masculinidades, ella estaba en el cielo y los hombres en su paraíso, No podíamos más, estábamos medio muertos de tanto morbo, excitación y placer. Kyla gimió excitada cabalgando como una posesa sintiéndose la reina del polvo más histórico de su vida. Volvió a correrse sobre sus compañeros y ellos excitados la azotaron, mordieron, besaron y gozaron a su antojo, pero con el máximo respeto hacia ella. Ayudaron Kyla a arrodillarse en el suelo, a esta le temblaban las piernas y a duras penas podía sostenerse. Se sujetó a la cama y los hombres se dispusieron a sus lados masturbandose los enormes sables para eyacular en ella, sus grandísimas pollas, que lucían unas venas marcadas y una erección durísima, estaban a punto de explotar en la cara de Kyla. Con ganas de eyacular ella, les agarraba de sus erecciones con ambas manos y sacaba la lengua alternándose para chuparles sus miembros. Ellos gemían de gusto y la miraban jugar con sus penes. Excitados perdidos esta les masturbo fuertemente y con rapidez mientras les decía. -Correos en mi cara y boca, vamos chicos, lo quiero todo, dadme todo, dadme de comer, tengo hambre… Ellos se excitaron y jadeaban de gusto acariciando su pelo y recogiendo cada uno la mitad de cada mechón para que trabajase agusto, cuando los 4 explosionamos en una fuerte corrida de semen por parte de los hombres que excitados se corrieron en la boca y cara de Kyla mientras estaba cerraba los ojos y se dejaba llenar y ellos vaciarse en ella. -Eso es chicos, todo a Kyla, me encanta que os corrais en mi boca y me pinteis la cara de vuestra leche chicos, me pone tan cachonda… Estos rendidos se tiraron a la cama y tras haberme corrido yo junto a ellos dejando el sillón hecho unos zorros, me levanté a duras penas y ayudé a Kyla a limpiarse con una toallita húmeda todo el semen que ellos le habían echado, habiéndose tragado el que cayó en su boca. -Gracias Kyla, has estado genial. Descansa cariño, te lo mereces. Esta sonrió y me abrazó con cariño. -Gracias a ti rubita, he disfrutado mucho del trío, espero que tu también de espectadora, que morbo me daba que nos mirases… vamos a descansar anda, ha sido un día durísimo, como las trancas de nuestros chicos, que ya duermen, miralos. Esta los señala y se ríe. Nos damos la mano y nos tumbamos cada una encima de nuestro hombre. Había sido uno de los másincreíbles días de mi vida, había participado en un trío. Que morbazo… espero que los juegos de mi marido y míos sean siempre eso, juegos. Gracias a él he podido disfrutar de uno y le debo de agradecer el detalle. Es el mejor hombre que he podido tener en mi cama. Mi hombre, el rey de mis noches y sol de mis mañanas. Mi dios.

Una caricia me hizo despertar del bello sueño en el que permanecía dormida, me moví un poco para girarme hacia donde estaba mi marido que aún dormía plácidamente de la última orgía que tuvimos, aún me acuerdo, el se folló a Kyla junto con Alec, volver a recordarlo despertó algo de celos tras el encuentro tan voraz y erótico y en ese mismo instante, me acerqué al rostro esculpido por los dioses de mi marido y le besé como si se fuera a esfumar. Él era mi marido y solo mío, pero también admitía que sus juegos eran puro morbo y placer, ver como Kyla era follada por dos hombres dignos de levantar el mundo, era un limbo en mi línea del placer. Donde mi marido, lo superaba. Me abracé entonces a él y le miraba dormir mientras respiraba despacio, bajé la vista despacio y si. Ahí estaba otra vez. Su enorme erección deseando su ronda. Pero esta vez no sentía demasiadas ganas, me dediqué a abrazarle únicamente y a besar su blanco hombro mientras aún despertaba en su profundo sueño y analizaba con meticulosidad sus perfectas cejas arregladas y su barba recién cortada pero crecida de varios días. Era tan masculino… su simple presencia desprendía testosterona. Le estreché entre mis pechos como a él le gustaba sentir el calor de estos y en el cálido contacto contra estos, su enorme cuerpo cambió de peso y dejó salir entre sus labios, lo que parecía un gemido lastimero. -No me voy a ir aún cielo… Este aún algo adormilado siguió. -No quiero… Pausadamente siguió como si el sueño se apoderase de él. -Que te vayas… Sus enormes brazos me atraparon y se acomodó entre mis redondas nubes que tenía por pechos. -Joder, amor tus tetas cariño… son la mejor almohada que existe… Me sonrojé y dejé que dijera sus tonterías aún medio dormido en sus sueños. Mientras él disfrutaba de su almohada me moví u poco para sacar mi Smart Watch de la muñeca, las 10:15, acaricié entonces la oscura cabeza de mi hombre que aún dormía como un león bajo su gacela recién cazada y por fin, logré escapar. El león que tenía por marido se quejó y levantándose me cogió en brazos en silencio y en sus pequeñas esmeraldas que escondía en sus caídos parpados aún risueños, me llevó a la ducha. -A la ducha que huele a queso, y no son mis pies. A esto contesté indignada. -¡Oye! Que yo no huelo tan mal. Enseguida me respondió pero tomándose una pausa mientras me cogía con sus fuertes brazos y caminaba con firmes pasos hacia el gran baño que disponíamos. -Sun quejarse, canija, a la ducha ¿O los gatos como tú tienen miedo al agua? -No soy un gato, sabes perfectamente que amo el agua, pero huelo al polvo que ayer echaste con nuestros amigos. A sexo, completé en mis pensamientos. Dicho esto, se paró en seco y me bajó con delicadeza al suelo, se bajó el bóxer y dio una zancada para alcanzar el cesto de la ropa sucia. Creo que había unos cuantos tangas míos y boxers suyos de las últimas duchas que no me acordé de coger para lavar. En ese aspecto si que olía a queso. La damas primero. Con su enorme mano, indico el camino que debía seguir y yo le miré con una sonrisa. Caminé en mis bragas, hacia la espaciosa ducha, con mampara transparente y una cascada en el techo de la cual caía el agua, se podía perfectamente ver a quien había duchándose, sin ningún pudor. Antes de llegar, un dedo se metió en mis bragas y me agarró para traerme hacia si. -¿Quien te ha dicho que puedes entrar con esas bragas, eh, traviesa? Sus palabras me acariciaron la oreja y gemí suavemente mientras mi marido, con sus manos, empezó a bajar mis bragas hasta el suelo y se tomó un momento arrodillado para coger mi muslo y apretarlo para seguido, besar mi nalga con extrema suavidad y cariño. Hoy era un día de amor, romántico, sin prisas, quería hacerme ver que el polvo de ayer no quitó su atracción por mi. Y yo lo estaba sintiendo, me deseaba a mi, y solo a mi. Me giré en esto y pregunté. -¿Qué haces, mi amor? Contestó, clavando sus ojos en los míos, rotos en desesperación por ver una sonrisa tranquila en mis labios. -Amarte, esposa mía, como jamás amaría a otra mujer. Sus palabras resonaron en mi cabeza y me sonrojé, lo amaba en el alma. Así se levantó y con su firme mano, me dio un azote en la nalga derecha. -Quiero que sepas, Sofi, que este cuerpo solo tengo derecho a amarlo yo, pero que ninguna otra mujer, va a tener mi atención más que tú. Acabó de hablar y mi boca se quedó entre abierta, era lo más sincero que había oido, no me dio ni tiempo a contestar. Sus manos cogieron mi rostro con la más absoluta de las delicadezas de este mundo, como si cogiera el papel más fino del mundo. Me besó como una mariposa se posa en los pétalos de una rosa. Mis ojos se cerraron, y mi corazón, lleno de amor, respondió moviendo mis labios al compás de los suyos para cerrar el beso en una caricia llena de sentimientos encontrados. -Quiero que ahora entres delante de mi, y te muestres para mi… vamos mi vida.. muéstrame esa leona que eres bajo el agua.

Él, mandaba y yo así lo hice, quería jugar con él y así avancé y me metí debajo de la cascada abriendo el grifo que dejaba pasar el agua hasta el contacto con mi cuerpo. Él estaba desnudo tras la mampara pero para evitar el rápido fuego de la excitación, cogió su toalla negra y se la ató a la cintura poniendo los brazos en jarras. Yo, tras el cristal y dejando caer el agua, temblé al sentir el frío contacto de esta con mi piel. Y esta respondió calentandose. Ahí seguía, de pie tras el cristal, se marcaban ligeramente la V en su zona baja del abdomen y su torso estaba ligeramente definido, no resaltaba en pectorales ni en músculos hinchados, pero su corazón era lo más grande que podría ofrecerme (a pesar de otra cosa, pero no quiero pensar en eso, todavía). Él me miraba fijamente y apretó la mandíbula como si deslumbrase a su presa tras un e¡muro de cristal que se lo impedía. Su pequeña gacela, yo. Mientras él me miraba, me empecé a contonear y a jugar con mi cuerpo delante de él. Mientras jadeaba, mis manos, empezaron a bajar por mis turgentes e hinchados pechos que comenzaban a excitarse mientras su mirada petrificada en mi, seguía puesta, así lo comprobaba, mirándole cada cierto tiempo. Me excitaba que me mirase y mis pezones se empezaron a excitar. Gemí de nuevo. Me movía haciendo sensuales movimientos como una bailarina de agua invocando la lluvia, la cual ya caía sobre mi. -Eso es, sigue cariño… muévete, quiero verte. Él disfrutaba de mis movimientos y enseguida bajé cuanto rápido pude a tocarme el húmedo sexo que tenía ligeramente mojado ya. Fue cuando entonces relajó la mandíbula y su rostro cambió a un rostro satisfecho. Mostraba gratitud y aceptación. -Esa es mi leona… quiero verte, muéstrame tus encantos..Habiéndole escuchado, doblé mis piernas para bajar, contra la pared, toda mojada y me senté mirándole mordiendo mi labio inferior. Sabía que le gustaba, él lo aprobaba. Mientras él seguía clavando su mirada en mi, me abrí de piernas y cogí el mando de la ducha, poniendo el chorro más potente que había y lo apunté a mi clítoris. -AHHHH… Gemí de tal gusto que casi rompí en el orgasmo. Mi marido sonrió como un lobo. Esa mirada suya me mataba, me ponía. Y en ese momento lo incrementaba. Fue cuando entonces se quitó la toalla y mientras yo me daba placer, decidió acercase. -Quiero que te ocupes de él, mientras yo lo hago de ti. Disfruta de él cariño, mientras yo te veo disfrutar de ti. Se arrodilló delante de mi ayudándose de la toalla para no hacerse daño con el duro mármol del suelo y me dio un beso mientras con su mano cogía el mando de la ducha y abría con su otra mano los labios y quitaba el capuchón de mi clítoris para matarme. Esa era su idea. Gemí como una loca -AAAAHHHHH… AGUUUUUSSSS… POR FAVOR… Eran gritos de placer, pero él parecía disfrutar y con su mano me ayudó a agarrar de su erección. Nada más tocarla comprimí su glande y salió una perla de preseminal que utilicé para lubricar el miembro de mi marido. Estaba casi exhausta y ni apenas había empezado. No podía llevar el ritmo con el hidrocañón que mi marido sostenía apuntando a mi más delicado punto de explosión. Y me corrí, y volé por los cielos más lejanos, vi estrellas, galaxias, y hasta algún cohete perdido. AAAAAAGUUUUUUUUUUUUUUSSSSSSS… AAAAAAAHHHHHHHH… Mi gemido, fue un gemido de ayuda, de súplica, de rendición, no conseguí su orgasmo pero él me ayudó a solucionarlo. -Amor mío, eres lo más increíble que he visto, las mujeres en vuestro éxtasis sois el pecado mortal de los hombres, como tú eres el mío. Mírame, mientras te masturbas tú ahora… Dejé el mando apagado y me toqué para el con los dedos, mientras lo miraba, temblando. -Eso es, cielo, no pares.. sigue.. Soplé. -Agus… no puedo… Continué despacio y sin poder evitarlo cerré los ojos y me desmayé cayendo a un lado. Sufrí tal carga de placer, que mi cuerpo no supo tolerarlo. Ahí fue cuando entonces antes de perder la conciencia, algo me sujetó. Todo se oscureció alrededor. -¡Sofía! Pude lograr entender al final de la luz.



Cuando desperté, estaba seca y en la cama, tapada hasta el cuello, mi marido estaba sentado en la silla de la esquina y nada más vio moverse la cama, se levantó. -Sofía...Dios mío...¿Estás bien? Este cogió mis manos y las estrechó entre las suyas besando mi frente. -Pensé que… Le miré antes de acabar la frase. Mi mirada lo expresó todo. -Ya no volveré a superar tus límites, he sido un estúpido. Disculpame mi vida. Yo cerré los ojos despacio y traté de descansar un poco hasta que logré conseguir decir. -No te preocupes… estoy bien. -No, no estás bien, he superado tu línea, he sido un completo imbécil. Contestó rabiando para si. Menos mal que has recuperado la consciencia… quiero que descanses, y cuando te encuentres mejor, he preparado algo mejor que estar en casa. Seguro que te sienta mejor. Este intentó recuperarse y se tumbó a mi lado para descansar, cuando despacio, noté sus labios en mi hombro, se hundían milímetro a milímetro, y me demostró, en un solo gesto cuanto se había culpado. Miré a la nada y en unos segundos mi silenció habló. -Te amo…

Tras unas cuantas horas, mi cuerpo pareció sentirse mejor, y logré recomponerme y sentarme en la cama, cuando mi marido, al poco de despertarme, reaccionó y se acercó a mi con cautela. En ese instante me acarició la nuca y me besó clavando mis ojos en mi. -He temido tanto a quedarme solo… no me dejes. Yo le miré y sonreí. -Gracias por cuidar de mi… Me limité a decir. Mientras yo permanecía sentada y en calma. Mi marido se levantó y preparó esa supuesta sorpresa. Tras unos minutos había unas mochilas de campo preparadas con una gran mochila para la tienda de campaña y una cesta como para comer 2 días. Intuí la idea. Fue cuando se sentó a mi lado y cogió mis manos con delicadeza y logró hacer que le mirase. Tenía los ojos algo rotos pero con esperanza. -Salgamos de acampada, el aire fresco te sentará bien. Dicho esto, me levanté poco a poco y fui al vestidor, él, vino detrás. -No lo hagas sola, deja que te ayude…

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