- Venga, va... una vez y no más. Si Raúl lo sabe... me mata, y a ti también.
- Ya te he dicho que no lo va a saber. Mira, aquí alrededor no hay nadie, aún queda una calle para tu casa. Son las cuatro o más...
Sin decir nada continuó. Subió la mano y media teta salió por el escote del vestido. La polla se me puso dura al instante. Me miró, ahora un poco seria y como indecisa y acabó por sacar la teta izquierda por encima del escote.
Respiré con fuerza y la miré, como si la tocara con los ojos. Era una teta bien gorda, con un pezón grande, y estaba algo duro.
- Es perfecta - acerté a decir-. No sabes la de veces que me la he imaginado. Imaginaba que me rozabas con ella, con el pezón...
- Si, no? - dijo pasando dos dedos por él.
- Joder - dije bajo.
- Bueno, ya está - dijo. Y se la volvió a meter en el sujetador y el vestido.
- Gracias.
No dijo nada y me miró mientras se volvía a ajustar el vestido...
- Desde luego... lo que me haces hacer, jajaja. Y eso que tu amiga esa, la madurita, va bien servida...
- Ya, pero son operadas. Las tuyas son... ya sabes.
- Sí, sí, perfectas, jajaja.
Me moví volviendo a poner las manos al volante. Mi erección se hacía notar. Por un momento Eva la notó en mis pantalones, pero no dijo nada. Tampoco quise forzar nada.
- tengo que irme ya - dijo.
- Está bien. Me iré a casa yo también, claro.
- Sí - ella cogió su bolso del suelo del coche y por un momento sus tetas se bambolearon hacia adelante cuando se agachó.
Me dieron ganas de apretarlas con las manos y comérselas allí mismo... tenía que ir poco a poco, como ella quisiera...
Sonreí mientras ella se despedía. Se acercó y me dio un beso en la mejilla. Yo no se lo devolví.
- gracias otra vez por traerme.
- A ti.
Antes de que cerrase la puerta dije:
- Oye!
- Sí?
- Te enviaré un mensaje esta semana, el martes o el miércoles, por la mañana, claro.
Volvió a asomarse por la puerta del copiloto y sin darse cuenta me regaló otra vista de su escote y el comeinzo de sus tetas. Yo miré rápidamente y aparté la vista.
- Rober, no creo que sea bueno.
- No te preocupes, Eva. Ya te dije que no vas a hacer nada que no quieras- y añadí:- No nos vamos a tocar.
- Que?
- No nos vamos a tocar, sólo miraremos.
Me miró con cara de no comprender nada, la noche ya le pasaba factura.
- No te preocupes - dije-. Te lo explicaré en su momento.
- Adiós - dijo cabizbaja.
Y cerró la puerta. Yo la vi torcer la esquina y arranqué para irme a casa. Cuando llegué me hice una paja y me corrí pensando que lo hacía en la teta que acababa de ver. Y con la ilusión de poder hacerlo pronto...
Al día siguiente me desperté tarde. Tenía un w h a t s app y pensé que sería de Eva, pero no, era de mi amigo Raúl.
"Hola tío. Como estas? Ya me dijo Eva que te encontraste con las niñas por la noche y las llevastes a todas a casa, jeje"
"Estoy bien, acabo de despertarme ahora" contesté "como se presenta el domingo?"
"Comida familiar, ya sabes, pero luego puedes venirte a cenar si quieres. Así te cuento algo mas"
"Algo mas?" contesté intrigado...
"Sí, no sé, noto a Eva un poco rara estos días"
"no será nada..." escribí extrañado...
Esto me dejó un poco fuera de lugar, no quería que mi amigo se enterase de nada de lo que había pasado entre Eva y yo, aunque en realidad no hubiera ocurrido nada excepcional...
"A las nueve de la noche en mi casa, ok?" dijo
"OK"
Pasé el domingo en plan tranquilo en casa y a las 9 llamé a la puerta de la casa de Eva y Raúl. Abrió ella con el pequeño.
"Hooolaaaa" - dije saludándoles con dos besos y como si no hubiera pasado nada en el día anterior, jeje.
Pasé dentro y mi amigo abrió una botella de vino. Mientras Eva iba a jugar con el niño y a dormirle mi amigo empezó a contarme:
- Te lo voy contando ahora que Eva está ocupada.
- Vale - dije mientras tomaba de la copa.
- La noto un poco rara. Lleva una semana o más sin querer nada conmigo, ya sabes.
- Joder, tío... ayer cuando vino de salir con las amigas tampoco?
- No, y eso que me desperté y le metí mano cuando ya estaba en la cama, solo con camisón...
Imaginé a Eva con el camisón que había visto alguna vez en el tendedero y me empecé a estremecer.
- Bueno, será una racha ¿no?
- No lo sé, pero empecé a pensar que podía haber alguien más.
- No me jodas, Raúl... quién? Si está todo el tiempo contigo, con el crío y con sus amigas... y ayer estuve con el grupo de niñas y te aseguro que no se acercó ni un tío, y no vi nada raro en ella - dije tranquilo pero un poco asustado por si la cosa empezaba a desbocarse a partir de ahí...
- Ya, pero no sé, serán imaginaciones mías... o una racha mala, yo que sé.
- Claro, espera a ver qué pasa esta semana.
- Hay algo más - dijo.
- déjame adivinar... MMmm...
- Que no tío, te lo digo.
- Está bien, jajaja - reí.
- Susana.
- La tía de tu oficina! - exclamé
- Chiiiisssstt - dijo Raúl mandándome callar -. No grites... - dijo en un susurro.
- Lo siento - respondí en voz baja.
Qué morbazo... mi amigo me iba a contar algo más sobre Susana, la verdad es que esa tía empezaba a despertar mi interés también, aunque estaba un poco lejos de mi alcance, pero imaginaba a mi amigo haciendo cosas con ella, como la vez que me contó que se habían pajeado juntos, y me ponía mucho. Sobre todo por pensar que ambos, mi amigo y yo, podríamos hacer algo con ella si él se lo propusiese.
- Ha vuelto a la carga conmigo.
- Qué habéis hecho esta vez? Tienes que presentarme a esa tía, jaja.
- Ha sido parecido a la otra vez.
- Os pajeásteis juntos?
- Con algo más...
- Joder - dije en voz más baja -. Cuenta, cuenta...
Tomó un sorbo de vino y empezó a contarme. Yo no perdía detalle, y de vez en cuando mirábamos al pasillo y poníamos oído por si regresaba Eva.
- Hace cuatro días volvimos a salir tarde de la oficina. Susana se me acercó cuando casi había acabado mi trabajo y me dijo que quería volver a repetir lo de la otra vez, pero con una variante.
- Cual?
- Quería que me corriese en sus bragas.
- Joooder...
- Sí.
- Pero...
- Puestas. Ella no se las quitaría.
- Hija de puta... qué morbazo... Qué hiciste?
- Se me empalmó, tío. Tal y como estaba, sin tocarme en casi otra semana... ya sabes.
- Ya, me lo imagino.
- Ella se sentó en una silla frente a mí, se sacó una teta y empezó a tocarse por encima de las bragas, se había levantado la falda. Me dijo que empezara. Así que me la saqué sin pensarlo y empecé a pajearme. Le dije que no tardaría mucho. "Tu mujer no te da lo que tiene que darte?" me preguntó.
- Qué cabrona...
- No contesté y seguí pajeándome. Ella apartó un momento las bragas y me enseñó el coño, se lo había depilado entero y de él salían un par de hilillos de flujo blanco. tenía el coño a reventar, vamos.
- Qué hija de puta la tía, jajaja.
Paramos de hablar un momento y pusimos oído por si venía Eva. Nada.
- En menos de dos minutos le dije que me venía ya. Entonces se acercó a mí con la silla y se puso a un palmo, dejó de tocarse y puso las bragas en su sitio, se tapó el coño.
- Vale...
- Y le dije que si quería que me corriese en sus muslos... Me dijo que no, que apuntase directo al coño, que quería sentir mi lefa caliente en las bragas, en la abertura de su coño, que sólo separase el semen y el coño la tela de las bragas.
- tengo que conocer a esa tía - susurré.
- Llegó el momento y apunté con mi polla, le dije que ya me venía, ella dejó de tocarse por encima de las bragas y me dijo que no se atreviese a tocarle las bragas con la polla. Dejé la punta de la polla a unos 5 cms por encima de las bragas... y empecé a correrme. La lefa emepzó a resbalarme por la punta y a caer... empapandole las bragas y luego algunas gotas caian al suelo, resbalando. Ella gimió. Cuando acabé ella se levantó y dijo: "Siéntate de nuevo y mirame, quiero que me mires como me corro con las bragas empapadas por ti".
- Qué bueno...
- Cogió... movió la silla de nuevo, se abrió de piernas... y empezó a tocarse el coño a través de las bragas empapadas, se las restregaba por él, tocándose el clítoris, los labios... hasta que en menos de un minuto le llegó el orgasmo. Cuando hubo acabado me ordenó que me metiese la polla dentro de los boxers y se quitó las bragas, y sabes que hizo?
- Dime...
- Me las acercó y me ordenó lamerlas con la punta de la lengua, por el anverso y el reverso, para probar mi semen y su flujo.
- Jooodeeeer...
- Si tio, me volvió loco eso. Y sabes que mas?... Luego las lamió ella, lamió su flujo y mi semen de sus bragas.
- Vaya tia...
- Increíble. Luego echó las bragas en su bolso y se largó.
Pasaron dos o tres minutos, en los que seguimos hablando muy bajo del tema, hasta que oímos que Eva volvía.
- Bueno!! Qué pedimos de cenar? - dijo ella.
Sonreímos y le dijimos que eligiera ella misma...
Bueno!! Qué pedimos de cenar? - dijo ella.
Sonreímos y le dijimos que eligiera ella misma...
...
Eva fue por el teléfono para pedir sandwiches de una conocida tienda de la ciudad. Antes de eso nos pidió que le echásemos una copa de vino, que esa noche quería beber y divertirse. La miré un poco asombrado. Raúl me miró, luego la miró a ella y dijo:
- Vaaayaaa, esta noche mi mujercita se va a desatar... cuidado, Rober... que no veas como se pone con el vino, ya sabes, con los cubatas no, es curioso... pero con el vino...
- Pues nada - dije -. Habrá que verlo ¿no? Como casi nunca la he visto bebiendo...
- Abriremos otra botella - dijo ella muy animada.
- Y a qué debemos que estés así? - pregunté interesado.
- Nada, hombre... que me ha dado por ahí.
Pidió por teléfono la comida y brindamos los tres en copas, bebí rápido, al ritmo de mis dos amigos. Para cuando llegó la comida estábamos ya contando chistes guarros y Eva se había bebido 3 copas de vino.
- Qué calor hace.
- En realidad hace frío, cariño - dijo Raúl-. Pero como estás tan... tan...
Y se acercó, la abrazó por detrás y puso sus manos en sus pechos.
- Raaaauuuúllll - gritó tapándose los pechos sobre las manos de mi amigo-. Que está aquí tu amiiiigoooo.
- Anda mujer - dije-. Por mí no te cortes, si ya he visto de todo, y os he visto liaros y meteros mano. Sólo me queda veros follar, jajaja.
- Uuummm... pues mira, todo es hablarlo - dijo de repente mi amigo.
- Queee diiiceees? - dijo Eva apartándose de su marido y echándose más vino.
- Jajaja, es sólo una propuesta, cariño - le dijo mi amigo a su mujer, luego me miró y en sus ojos vi reflejado mi deseo, y también como una pizca de "miedo", igual recordaría lo que me había contado hace un momento, aquello que le había pasado con Susana, de nuevo en la oficina. O quizás fuese morbo, el morbo de que yo le viera follar con su mujer...
El caso es que me pareció un poco extraño que él dijera eso. Eva siquió hablando:
- De veras lo dices, cariño?
Mi amigo no dijo nada y bebió. Yo bebí de la copa.
Eva siguió hablando:
- Qué te parece a ti, Rober? - me preguntó-. Va tu amigo y me ofrece el papel de actriz porno y a ti el director de la película, jajaja. Como la que vimos una vez aquí ¿no? Jajaja
Y al reír se dirigió a mí y me abrazó por los hombros poniendo sus tetas contra mi pecho, le tuve que sostener la copa un poco para que el vino no se derramase, y soltar mi copa un momento en l mesa. Yo estaba entre la sorpresa y la excitación. Oootra vez tenía las tetas sobre mí. Y no hacía más que venirme la imagen de su teta al aire, la noche pasada.
- A mí me parece... - comencé-, que tengo dos amigos realmente morbosos, y me gusta. He de deciros... - dije cuando se apartó Eva y cogí de nuevo mi copa para rellenarla - que estoy a vuestra disposición, jajaja, para lo que queráis que vea. Así que aquí me tenéis - acabé haciendo una reverencia teatral.
Ambos rieron y volvieron a beber un poco.
- Lo pensaremos, verdad cariño? - dijo mi amigo.
- Mmm... no sé no sé - dijo ella -, comamos ya, que tengo hambre.
Cenamos y seguimos entre bromas y copas. Cuando ya íbamos por la mitad de la segunda botella de vino Eva dijo que iría un momento al dormitorio a ponerse cómoda.
- Ahoooraaa vueeeeelvooo - dijo con voz cantarina.
- Miedo me das, cariño - dijo mi amigo. Y nos dejó solo a los dos.
Yo ya estaba con el puntito del vino, y mi amigo también, era Eva quien se estaba despendolando, y eso a mí, junto a la propuesta medio en serio medio en broma de verles hacer algo, me ponía muchísimo. Aproveché para preguntarle a mi amigo:
- Oye, Raúl... si lo de antes va en serio, contad conmigo ¿eh? - le advertí sonriendo.
- Qué cabrón...!! - me dijo-. O sea que quieres ver a mi mujer...
- No - maticé-. Sólo digo que entiendo que una pareja como vosotros, tengáis vuestros juegos, deseos o fantasías. Y creo que una de ellas, muy típica y muy buena, es la de que un amigo os vea hacer algo, simplemente como espectador. De eso hemos hablado tú y yo muchas veces ¿no?
- Cierto - dijo bebiendo otra vez.
- Pues ahí voy, tío. Sabes de sobra que os haría caso en todo y que no saldría de estas paredes.
Mi amigo rió con fuerza y luego se acalló rapidamente para no despertar al pequeño, que dormía en su cuarto. Me cogió por el cuello con una mano y se acercó a decirme:
- Desde luego que tú sabes cómo tratarnos a todos, cabronazo.
- Por eso sois amigos míos - sonreí.
Al cabo de dos minutos apareció Eva por la puerta del salón. Se notaba que el calor del vino le había subido. tenía una cara de guarra impresionante. Apareció con un camisón corto, muy fino. De tirantes. Le hacía un escote espectacular, además vendría con algún tipo de mecanismo o un poco de relleno, que hacía que sus tetas subieran, tipo Wonderbra. Era espectacular. Se paró en el bastidor de la puerta y levantó un brazo por él. Ambos la miramos en silencio. llevaba unos tacones, no muy altos, de unos 6 cms a lo sumo. la tela del camisón transparentaba un poco de cintura para abajo.Así que entre la penumbra y los haces de luz... se le notaba por donde le quedaban los filos de las bragas.
Se me secó la boca y se me empalmó la polla al instante. No dije nada.
Fue Raúl el que habló en voz baja:
- Rober, creo que hoy... follo.
- Sólo tú? - dije mirándole y soltando mi copa de vino.
Ambos, sentados en el sofá frente a la tele, reimos y Eva también lo hizo y fue acercándose a su marido, tambaleándose un poco. Se inclinó cuando estuvo delante de él y le dio un beso en los labios, mi amigo sacó su lengua y le lamió el labio inferior mientras le ponía una mano en uno de sus pechos. Estaban a un palmo de mí. No me moví, permanecí en mi sitio. Aguantando. Esperando acontecimientos. Me quise hacer invisible. Las tetas de Eva se movían sin parar sobre la mano de mi amigo, no llevaba sostén. Les eché una ojeada...
Eva me miró y le dijo a su marido:
- Cariño, puedo sentarme encima tuya?
- Claaaro que sí - dijo Raúl soltando su copa en la mesa-. No veas cómo te mira Roberto...
- Estoy borracha, cariñooo - dijo ya bastante perjudicada y dejándose caer sobre Raúl.
Éste la tomó por la cintura y la sentó mejor, su culo sobre su "paquete" y la giró para que mirase a la tele. Yo, desde donde estaba, a su izquierda, no podía verle ahora la cara de frente, pero no me importaba, tenía la vista del lateral de su teta izquierda, que rebosaba de su camisón de tela fina.
- Qué quieres que te haga? - le preguntó Raúl al oído.
La había obligado a echarse un poco atrás hasta que la nuca de ella quedaba junto a la boca de él.
Desde mi sitio casi podía olerla...
- Quiero que Rober vea cómo me coges las tetas - dijo sin dejar de mirar la tele.
Yo bebí de mi copa, el calor me quemaba por dentro. Mi amigo sonrió, me miró y dijo riendo:
- Vaya, eso es fácil. Ya me ha visto varias veces en la playa cómo te las sobaba... - y puso sus dos manos sobre las tetas y empezó a amasarlas.
Yo estaba disfrutando como un niño el día de Reyes, pero en silencio.
- No, así no - dijo ella, y se volvió para mirar a su marido-. Quiero que me las saques y me las toques - dijo con una voz de guarra que no podía con ella.
Yo no pude más y me revolví en mi asiento. Sin decir nada. Tenía la polla a reventar.
- Halaaa, estás borracha, cariño - dijo Raúl soltándole las tetas.
- Estoy bien - dijo ella dando signos evidentes de estar ebria.
- Por mí no preocuparos - dije diplomático, había llegado el momento de mi intervención -. He visto bastantes pares de tetas, así que... sin ánimo de ofender... no voy a ver nada nuevo ¿no?
Mi amigo irrumpió en una risa estruendosa mientras soltaba las tetas de Eva.
- Has oído, cariño? dice que ha visto ya muchas tetas.
- Siiií... - dijo ella mirándome y tendiéndome una mano, me alcanzó la cara y el pecho y me acarició. Yo sonreí y la miré con mi mejor cara de morbo -. Pero las mías no la ha visto! O si????
Disimulé mi nerviosismo. Eva estaba borracha y era capaz de estropearlo todo si soltaba que la pasada noche me había enseñado una teta en mi coche. Intervine:
- Me levantaré y me sentaré en aquella silla - dije.
Lo hice. Solté mi copa y me senté en una silla a unos 3 metros. Ellos me miraron, Eva cogía las manos de Raúl y las metía por dentro de su camisón, a la altura de las tetas.
- Aquí lo veré todo. Así parecerá que no estoy. De acuerdo? - y entrecerré los ojos y encogí la cara, pareciendo estar borracho y como que... casi no miraba o no veía bien.
- Que cabrón... - dijo mi amigo.
- Tócame las tetas, cariño - susurró Eva.
Entonces ella se apartó un poco un lado del camisón y media teta asomó por él, con todo su pezón al aire. Lo tenía duro ya. Yo no daba crédito. Se había sacado una teta delante de mí, sentada encima de Raúl, y mi amigo la tapó rápido con la mano, estrujándosela, pero era imposible que cupiera en la mano completa, así que rebosaba por entre sus dedos. Era una delicia ver aquello. me empalmé al instante, se me debía notar.
- Cariño, qué haces? - dijo mi amigo.
Eva no dejaba de estremecerse como una gata en las rodillas de mi amigo.
- Estas segura? - dijo él.
- No pasa nada, no pasa nada - dijo ella en un susurro-. Y se sacó la otra teta.
Por fin tenía las dos afuera, por fin le vi las tetas a Eva. Era increíble, daban ganas de levantarse y pegarle de pollazos hasta correrse uno encima. Mi amigo se las apretó las dos, como queriendo ocultarselas. Su cara cambió, estaba ahora un poco serio. Y también afectado por el vino, como yo. Habíamos bebido dos botellas en total... No dije nada. Me llevé una mano al pantalón, mi polla ya dolía dentro de él.
Esto no puede ser - dijo mi amigo, y apartó a Eva, que se dejó caer tumbada en el sofá.
Noté que mi amigo estaba incómodo. Eva prácticamente no sabía lo que hacía, se apretó las dos tetas con los brazos desnudos. Estaba soñolienta.
- Que quieres? - le pregunté a mi amigo.
- Rober, será mejor que...
- ya - dije levantándome. Yo no quería forzar absolutamente nada.
Él también se levantó. No miré a Eva, que parecía estar ahora muy afectada por el vino.
- Ya hablamos, no te preocupes por nada - dije mientras cogía mi abrigo y me dirigía a la puerta.
- Gracias - dijo él.
Salí. Lo mejor era dejarlo así. Al día siguiente le enviaría un mensaje a mi amigo, y otro a Eva... Tenía que indagar un poco más en ellos, jugar mis cartas.
Al llegar a casa me desvestí, era ya tarde, sobre la 1 o así, mi polla seguía morcillona, como para no estarlo, el día anterior una teta y hoy las dos de Eva, claro que en la distancia, pero daba igual, y además delante de mi amigo...
Sólo me bastaron dos minutos para correrme y desperdigar todo mi semen por el baño. Me lamenté de no haberlo podido hacer en las tetas y en la cara de Eva. Y pensé que igual mi amigo ahora lo estaría haciendo. Con Eva borracha... ni se daría cuenta.
Me acosté y el día siguiente me trajo un dolorcito de cabeza muy curioso, jeje. Dejé pasar unas horas, me iba recuperando, por la noche tenía que currar. Así que le envié un w ha ts a pp a mi amigo a la hora de la comida.
"Tíooo, que dolor de cabeza esta mañana. Espero que tu estuvieras mejor"
Me contestó al cabo de unos minutos. Un tanto seco.
"Sí, yo igual"
"Ya no es como cuando teniamos 18, jeje"
No contestó. Así que le volví a escribir.
"Estas bien, Raul?"
"Si, solo que he discutido con Eva"
"Joder, lo siento. Si es por lo de ayer... no preocuparos, de veras. te llamo"
Le llamé y estuvimos hablando. Me dijo que era una discusión tonta, me contó que cuando me fui Eva ni preguntó por mí, como seguian cachondos follaron. Vamos, que practicamente fue el quien se la folló, porque ella solo permanecía tumbada de espaldas y sin colaborar, con los ojos cerrados. No quise preguntar ningun detalle porque no lo consideré oportuno. Y creía que si hubiese habido alguna novedad... Raúl me la hubiera contado, o no tardaría en contármela.
Me dijo que la discusión fue por la mañana, y tamb continuó por w h a tsa pp.
Que él empezó a darle vueltas a eso de que hubiera enseñado las tetas... y empezó a imaginar cosas. Yo traté de calmarle repitiendole con total tranquilidad que no se preocupase, que eso ya hasta estaba olvidado por mi parte (aunque no fuera así y estuviera deseando verle las tetas a su mujer, jejeje), le pregunté como se lo tomó Eva.
Y me dijo que no le estaba dando importancia al tema. Al menos él no lo notó.
- Entonces es algo que tienes tú dentro, Raúl - le dije-. Tienes una especie de celo porque Eva enseñó sus tetas y yo estaba delante, jaja.
Quise reírme para quitarle hierro al asunto. Él se lo tomó a bien y también rió un poco.
- Pues ya está, tío, no le des más vueltas - le dije-. Además... seguro que te pusiste cachondo a tope. Dijiste que follásteis...
- Sí, sí... no veas lo que disfruté. Aunque estuviera medio dormida.
- Pues ya está. Y ahora, para dejarte pensando... voy a preguntarte una cosa... - le dije-. Cuando estabas con ella, ahí a punto de correrte... ¿te imaginabas que yo aún estaba con vosotros ahí? Viéndoos...
- Sí - dijo inmediatamente.
- Bien, entonces ya sabes que lo que tienes es sólo un celo momentáneo. Por la novedad.
- Supongo.
- Por que en el fondo sabes que te pones si os veo, y seguro que Eva también, por eso hizo aquello. Así que no hay problema, jeje.
Acabamos de hablar y como sabía que Eva estaría sola o con el peque le envié un wh ats app
"Hola! Miss stripper!!!"
"Ja ja y ja, q gracioso" contestó.
" A que si?"
"Vaya mierda, rober"
"Por que? Acabo de hablar con Raul, y todo bien"
"Pues ahora me siento fatal"
"Ya vi tu teta la noche anterior, las sacaste con tu marido delante... no pasa nada, ya esta"
"Ya"
"Ahora, lo siguiente" - escribí - "es que me dejes tocarlas..."
"Nooo"
"Jajaja, que sí, mujer"
Pasaron unos minutos, volví a escribir
"Me encantó ver lo cachonda que te pusiste. Fue excitante"
"Y para mí, pero estaba tan borracha... que lo recuerdo todo borroso"
"Normal. Quiero que sepas que cuando llegué a mi casa me corrí pensando en ti"
"jeje, vaya..."
Dejé de escribir. Al cabo de unos minutos ella escribió:
"Entonces bien ¿no?"
No escribí.
"Rober, estás?"
Sonreí. Al cabo de cinco minutos...
"Rober?"
"Mañana por la mañana me paso por tu casa" le escribí.
Por la mañana, tras hacer un par de cosas, me pasaría por la casa de mi amigo y de Eva. Él estaría trabajando, y ella habría llevado a su hijo al colegio. De modo que esperé hasta las doce o así para llamar al timbre.
Eva abrió. Llevaba unos vaqueros y un jersey, sin escote, recatada, pensé, jeje. Pero eso sí, ajustadito, y es que era imposible que llevase un jersey que le quedase ancho con esa delantera.
Entré, estaba algo nerviosa.
- Quieres algo de beber?
- Vale, gracias.
- Cerveza? Refresco?
- Lo que quieras - dije sentándome en el sofá.
Ella fue a la cocina y me trajo una coca cola. Se sentó a mi lado.
- Tú no bebes? - le pregunté mientras le daba un trago.
- Rober, estoy muy avergonzada - me dijo.
- Avergonzada? no te preocupes, Eva. De verdad, ya está todo claro.
- No, no lo está.
- Me enseñaste una teta, al día sigueinte las dos, tu marido estaba presente. Estábamos bebidos, calientes como el pico de una plancha, jeje. No hay nada de malo.
- Ay, no sé - dijo llevándose una mano a la frente y bajando la cabeza.
Era un buen momento quizás para rodearla con el brazo... e intentar algo. Ahora que estaba indefensa... pero opté por seguir hablando.
- Fíjate, también hemos tenido nuestros juegos secretos. Con la pistolita de juguete... en mi casa, cuando te escondiste el otro día para ver cómo me follaba a Gloria... aquello fue excitante, Eva. No te haces a la idea de lo excitado que estaba.
- Yo también, jeje - dijo mirándome y cogiendo mi vaso para beber un poco.
- Y luego por la noche, cuando en la barra empecé a subirte las bragas... y te rocé... ya sabes, los labios de tu coño... estabas ardiendo.
No dijo nada y me miró. Yo me quedé en silencio esperando a que hablase, mi polla empezaba a ponerse tiesa dentro de mis pantalones.
- Rober, tenemos que parar. Creo que es lo mejor.
- Y yo te digo que no harás nada que no quieras. Sé que quieres a Raúl, y él a ti. Y que por eso no harás nada conmigo, eso has dicho. Ya sabes cuál es mi opinión al respecto. Y yo lo acepto, pero igualmente te digo que te atrae la idea de verme hacer... cosas. Y también, a la vista está por lo de la otra noche, que quieres que yo te vea, y más si fuese con Raúl, aunque él se lo haya tomado mal... ojalá eso cambiase.
Me quedé en silencio, di un trago y continué viendo que ella no hablaba.
- Sabes lo que me apetece ahora? siguiendo en esta misma línea en la que estoy hablando.
- Qué? - preguntó.
- Seguir con lo de la otra noche.
- Cómo seguir?
- Que hagamos lo mismo que íbamos a hacer. Tú y yo. Sé que no está Raúl. Eso no importa. Te las sacaste, y mientras ibas a hacer lo que fuera con tu marido... ¿sabes lo que yo iba a hacer si hubiésemos continuado?
- Qué? - dijo intrigada y menos nerviosa ahora.
- Sacármela y masturbarme frente a vosotros.
Resopló.
- Roberto, no sé.
- Sólo tienes que sacártelas. Y yo lo haré frente a ti, no te tocaré. Tú puedes tocarte lo que quieras, las tetas... el coño... ¿Te has corrido desde que te corriste dentro del cuartito de mi casa el otro día?
Ella negó con la cabeza. Seguía con el calentón... eso jugaba a mi favor.
- Bueno, pues ahora puedes hacerlo. Confía en mí - dije mientras me llevaba la mano a los pantalones y acariciaba mi paquete, ya voluminoso.
Ella echó una ojeada y respiró hondo.
Como no dijo nada me quité el botón del vaquero y bajé la cremallera con lentitud, parte de mis boxers grises quedaron a la vista.
- Si quieres no hagas nada. Empezaré yo - dije muy tranquilo.
Ella se apartó un poco y apoyó su espalda en uno de los brazos del sofá. Estaba a un metro de mí. Ahora no me rozaba. Yo me aparté un poco y puse mi espalda contra el otro brazo del sofá de tres plazas. Así me vería de frente, y yo a ella.
Bajé un poco mis pantalones. Lo suficiente como para tener todo mi paquete, polla y huevos, a la vista. Paseé mi mano por él, lo acariciaba, y cuanto más lo hacía más gorda se me ponía la polla. Eva miraba a un lado y miraba mi paquete de vez en cuando.
Entonces metí mi mano derecha dentro de los boxers.
- Yo ya la tengo a punto ¿Tú como estás?
- Bien, estoy bien - dijo nerviosa-. Te miraré.
- Vale... no verás nada nuevo ¿no? jeje.
Ella no dijo nada, seguía mirándome a mí y a mis pantalones.
Entonces me saqué la polla de un solo movimiento y cabeceó (mi polla, no Eva, jaja) hacia el lado derecho. La dejé a su aire y metí más la mano para sacarme los huevos. Me bajé un poco más el pantalón. Eva no decía nada. Sólo miraba.
Ahora tenía polla y huevos a su vista. En el sofá donde muchas veces habíamos cenado y visto la tele los tres. Además estaba recostado en el sitio donde se sentaba mi amigo. Muchas veces habrían follado ahí los dos. Ahora no, ahora estaba yo, y me iba a pajear delante de ella.
Comencé a tocármela a base de bien, paseando mi mano de arriba a abajo. Sacando la cabeza de mi capullo, brillante y oscura, bien a la vista de Eva, y cuando lo hacía lo hacía lento, así se me ponía aún más dura. Y mientras lo hacía la miraba, y me imaginaba que me corría en su cara y en sus tetas, ahora era más fácil, la tenía a poco más de un metro. Sabía que sería difícil convencerla, pero no me daría por vencido. De repente ella habló.
- Si vas a acabar... no lo hagas en el sofá.
- Tranquila - dije-. Tienes alguna sugerencia?
- No sé, no sé...
- Pues a mí se me ocurren varias - solté mientras me la seguía meneando y de vez en cuando la soltaba y me sobaba los huevos.
Comencé a usar la otra mano, la izqueirda. Con ella me sobaba los huevos, con la otra me masturbaba.
- Eva
- Qué?
- Puedes tocarte.
- Roberto, es que no sé.
- Eva.
- Qué!??
- Puedes hacerlo si quieres sin enseñarme nada. Métete la mano solo.
No dijo nada.
- Ponte algo más cómodo si quieres, esos vaqueros te están muy ajustados.
- Quédate aquí - dijo. Y se levantó y desapareció por la puerta del pasillo.
Al cabo de un minuto regresó con un pantalón de chándal. Ancho y que le permitiría de sobra meter su mano. Volvió a sentarse en su sitio.
- Buena elección - le dije.
- No quiero que se sepa nada de esto, Rober. Es una locura.
- Tranquila, me ves con ganas de contarlo por ahí? Somos amigos - volví a decir mientras seguía masturbándome lento.
Entonces se abrió de piernas en el sofá, frente a mí. Metió su mano y comnezó a hacer movimientos cortos... se estaba tocando. Y quizás se hubiera quitado las bragas incluso.
- Nos podemos correr juntos - dije.
- Y donde acabarás tú?
- Donde quieres que acabe?
- No sé.
- En ti?
- No, no... por favor, no - dijo mientras paraba sus tocamientos.
Como la vi un poco nerviosa la tranquilicé.
- No te preocupes, puedo coger unas servilletas de papel o pañuelos, y acabar ahí. O puedo ir al baño, me acompañas y lo ves.
- Vale, mejor lo segundo.
- Bien.
Entonces ella comenzó a gemir un poco. Empezaba a disfrutar.
- Quiero ver cómo te corres, Eva. Me muero de ganas de verlo. Estás muy cachonda, cariño. Lo noté el otro día... por la noche, y cuando estuvimos aquí y viniste con ese conjuntito de camisón... Te hubiera cogido y te hubiera follado aquí mismo.
Ella gimió, miró mi polla y luego siguió tocándose mientras cerraba los ojos.
- Imagínate que en lugar de tus dedos te estoy rozando con mi polla... a lo largo de todo tu coño, dándote en el clítoris... quiero que te mojes entera. Mójate los dedos de saliva y date en el coño.
Y para mi sorpresa, de un modo natural, ella lo hizo, sacó su mano del interior de los pantalones, se la llevó a la boca y se mojó los dedos, luego los devolvió al pantalón de chándal. Eso me puso más cachondo.
- Así me gusta ¿puedes mojarme a mí los míos?
- No, no... hazlo tú - dijo mirándome con una cara de guarra tremenda.
No quería obligarla a nada. De modo que me mojé mis dedos y seguí masturbándome.
- Yo no sé tú... pero yo... - dijo.
- Te vas a correr, ¿verdad?
- Sí... - dijo entre gemidos.
- Vamos... córrete, y grita, no como cuando el otro día me viste correrme en la cara de mi amiga, ahora puedes gritar como una auténtica guarra. Hazlo.
Entonces me miró, abrió mucho los ojos, miró mi polla y yo la apunté hacia ella, no para correrme, porque aún no estaba (igual debido a lo descargado en los últimos días, y también porque ponía más atención en ella que en mí), sino para que ella tuviera una buena visión.
- Córrete, córrete - le ordené.
- Ahhh, ahhh... - comenzó a gemir alto.
Y empezó a correrse dejando su mano dentro de los pantalones y cerrando las piernas. Dio varias sacudidas y se dejó caer en el brazo del sofá.
- Joder... joder... - susurró.
- Te ha gustado ¿verdad?
Me levanté, con la polla tiesa como un palo. Ahora me tocaría a mí... le pediría que me acompañase al baño.
- Joder... joder, Roberto - y sus palabras se tornaron en sorpresa... algo asustadiza.
- Qué?Qué pasa? - dije.
- Qué estoy haciendo?.. tengo un nene pequeño...
- Qué?
- Lo siento, lo siento - dijo llevándose la mano a la cara y levantándose.
- Qué ocurre?
Se quedó de pie frente a mí y dijo:
- vete por favor.
- Eva...
- Por favor, Roberto, vete, vete...
Y se dio la vuelta.
- Pero Eva...
.- No, no no no - dijo nerviosa.
- Está bien, no pasa nada.
Me puse lo más rápido que pude los pantalones y me fui sin decir nada más. Me llevé el puto calentón a la calle... no le quería dar más vueltas al asunto. No sabía bien en ese momento cómo seguir ni qué hacer... suponía que Eva tenía que poner orden en su cabeza y no consideraba bueno enviarle ningun mensaje. Así que ese día no le envié nada. EL calentón se fue diluyendo.
De no tener nada hace dos meses... había conseguido algunas pequeñas cosas. Sólo tenía que tener un poco más de paciencia, y esperar al próximo fin de semana
- Ya te he dicho que no lo va a saber. Mira, aquí alrededor no hay nadie, aún queda una calle para tu casa. Son las cuatro o más...
Sin decir nada continuó. Subió la mano y media teta salió por el escote del vestido. La polla se me puso dura al instante. Me miró, ahora un poco seria y como indecisa y acabó por sacar la teta izquierda por encima del escote.
Respiré con fuerza y la miré, como si la tocara con los ojos. Era una teta bien gorda, con un pezón grande, y estaba algo duro.
- Es perfecta - acerté a decir-. No sabes la de veces que me la he imaginado. Imaginaba que me rozabas con ella, con el pezón...
- Si, no? - dijo pasando dos dedos por él.
- Joder - dije bajo.
- Bueno, ya está - dijo. Y se la volvió a meter en el sujetador y el vestido.
- Gracias.
No dijo nada y me miró mientras se volvía a ajustar el vestido...
- Desde luego... lo que me haces hacer, jajaja. Y eso que tu amiga esa, la madurita, va bien servida...
- Ya, pero son operadas. Las tuyas son... ya sabes.
- Sí, sí, perfectas, jajaja.
Me moví volviendo a poner las manos al volante. Mi erección se hacía notar. Por un momento Eva la notó en mis pantalones, pero no dijo nada. Tampoco quise forzar nada.
- tengo que irme ya - dijo.
- Está bien. Me iré a casa yo también, claro.
- Sí - ella cogió su bolso del suelo del coche y por un momento sus tetas se bambolearon hacia adelante cuando se agachó.
Me dieron ganas de apretarlas con las manos y comérselas allí mismo... tenía que ir poco a poco, como ella quisiera...
Sonreí mientras ella se despedía. Se acercó y me dio un beso en la mejilla. Yo no se lo devolví.
- gracias otra vez por traerme.
- A ti.
Antes de que cerrase la puerta dije:
- Oye!
- Sí?
- Te enviaré un mensaje esta semana, el martes o el miércoles, por la mañana, claro.
Volvió a asomarse por la puerta del copiloto y sin darse cuenta me regaló otra vista de su escote y el comeinzo de sus tetas. Yo miré rápidamente y aparté la vista.
- Rober, no creo que sea bueno.
- No te preocupes, Eva. Ya te dije que no vas a hacer nada que no quieras- y añadí:- No nos vamos a tocar.
- Que?
- No nos vamos a tocar, sólo miraremos.
Me miró con cara de no comprender nada, la noche ya le pasaba factura.
- No te preocupes - dije-. Te lo explicaré en su momento.
- Adiós - dijo cabizbaja.
Y cerró la puerta. Yo la vi torcer la esquina y arranqué para irme a casa. Cuando llegué me hice una paja y me corrí pensando que lo hacía en la teta que acababa de ver. Y con la ilusión de poder hacerlo pronto...
Al día siguiente me desperté tarde. Tenía un w h a t s app y pensé que sería de Eva, pero no, era de mi amigo Raúl.
"Hola tío. Como estas? Ya me dijo Eva que te encontraste con las niñas por la noche y las llevastes a todas a casa, jeje"
"Estoy bien, acabo de despertarme ahora" contesté "como se presenta el domingo?"
"Comida familiar, ya sabes, pero luego puedes venirte a cenar si quieres. Así te cuento algo mas"
"Algo mas?" contesté intrigado...
"Sí, no sé, noto a Eva un poco rara estos días"
"no será nada..." escribí extrañado...
Esto me dejó un poco fuera de lugar, no quería que mi amigo se enterase de nada de lo que había pasado entre Eva y yo, aunque en realidad no hubiera ocurrido nada excepcional...
"A las nueve de la noche en mi casa, ok?" dijo
"OK"
Pasé el domingo en plan tranquilo en casa y a las 9 llamé a la puerta de la casa de Eva y Raúl. Abrió ella con el pequeño.
"Hooolaaaa" - dije saludándoles con dos besos y como si no hubiera pasado nada en el día anterior, jeje.
Pasé dentro y mi amigo abrió una botella de vino. Mientras Eva iba a jugar con el niño y a dormirle mi amigo empezó a contarme:
- Te lo voy contando ahora que Eva está ocupada.
- Vale - dije mientras tomaba de la copa.
- La noto un poco rara. Lleva una semana o más sin querer nada conmigo, ya sabes.
- Joder, tío... ayer cuando vino de salir con las amigas tampoco?
- No, y eso que me desperté y le metí mano cuando ya estaba en la cama, solo con camisón...
Imaginé a Eva con el camisón que había visto alguna vez en el tendedero y me empecé a estremecer.
- Bueno, será una racha ¿no?
- No lo sé, pero empecé a pensar que podía haber alguien más.
- No me jodas, Raúl... quién? Si está todo el tiempo contigo, con el crío y con sus amigas... y ayer estuve con el grupo de niñas y te aseguro que no se acercó ni un tío, y no vi nada raro en ella - dije tranquilo pero un poco asustado por si la cosa empezaba a desbocarse a partir de ahí...
- Ya, pero no sé, serán imaginaciones mías... o una racha mala, yo que sé.
- Claro, espera a ver qué pasa esta semana.
- Hay algo más - dijo.
- déjame adivinar... MMmm...
- Que no tío, te lo digo.
- Está bien, jajaja - reí.
- Susana.
- La tía de tu oficina! - exclamé
- Chiiiisssstt - dijo Raúl mandándome callar -. No grites... - dijo en un susurro.
- Lo siento - respondí en voz baja.
Qué morbazo... mi amigo me iba a contar algo más sobre Susana, la verdad es que esa tía empezaba a despertar mi interés también, aunque estaba un poco lejos de mi alcance, pero imaginaba a mi amigo haciendo cosas con ella, como la vez que me contó que se habían pajeado juntos, y me ponía mucho. Sobre todo por pensar que ambos, mi amigo y yo, podríamos hacer algo con ella si él se lo propusiese.
- Ha vuelto a la carga conmigo.
- Qué habéis hecho esta vez? Tienes que presentarme a esa tía, jaja.
- Ha sido parecido a la otra vez.
- Os pajeásteis juntos?
- Con algo más...
- Joder - dije en voz más baja -. Cuenta, cuenta...
Tomó un sorbo de vino y empezó a contarme. Yo no perdía detalle, y de vez en cuando mirábamos al pasillo y poníamos oído por si regresaba Eva.
- Hace cuatro días volvimos a salir tarde de la oficina. Susana se me acercó cuando casi había acabado mi trabajo y me dijo que quería volver a repetir lo de la otra vez, pero con una variante.
- Cual?
- Quería que me corriese en sus bragas.
- Joooder...
- Sí.
- Pero...
- Puestas. Ella no se las quitaría.
- Hija de puta... qué morbazo... Qué hiciste?
- Se me empalmó, tío. Tal y como estaba, sin tocarme en casi otra semana... ya sabes.
- Ya, me lo imagino.
- Ella se sentó en una silla frente a mí, se sacó una teta y empezó a tocarse por encima de las bragas, se había levantado la falda. Me dijo que empezara. Así que me la saqué sin pensarlo y empecé a pajearme. Le dije que no tardaría mucho. "Tu mujer no te da lo que tiene que darte?" me preguntó.
- Qué cabrona...
- No contesté y seguí pajeándome. Ella apartó un momento las bragas y me enseñó el coño, se lo había depilado entero y de él salían un par de hilillos de flujo blanco. tenía el coño a reventar, vamos.
- Qué hija de puta la tía, jajaja.
Paramos de hablar un momento y pusimos oído por si venía Eva. Nada.
- En menos de dos minutos le dije que me venía ya. Entonces se acercó a mí con la silla y se puso a un palmo, dejó de tocarse y puso las bragas en su sitio, se tapó el coño.
- Vale...
- Y le dije que si quería que me corriese en sus muslos... Me dijo que no, que apuntase directo al coño, que quería sentir mi lefa caliente en las bragas, en la abertura de su coño, que sólo separase el semen y el coño la tela de las bragas.
- tengo que conocer a esa tía - susurré.
- Llegó el momento y apunté con mi polla, le dije que ya me venía, ella dejó de tocarse por encima de las bragas y me dijo que no se atreviese a tocarle las bragas con la polla. Dejé la punta de la polla a unos 5 cms por encima de las bragas... y empecé a correrme. La lefa emepzó a resbalarme por la punta y a caer... empapandole las bragas y luego algunas gotas caian al suelo, resbalando. Ella gimió. Cuando acabé ella se levantó y dijo: "Siéntate de nuevo y mirame, quiero que me mires como me corro con las bragas empapadas por ti".
- Qué bueno...
- Cogió... movió la silla de nuevo, se abrió de piernas... y empezó a tocarse el coño a través de las bragas empapadas, se las restregaba por él, tocándose el clítoris, los labios... hasta que en menos de un minuto le llegó el orgasmo. Cuando hubo acabado me ordenó que me metiese la polla dentro de los boxers y se quitó las bragas, y sabes que hizo?
- Dime...
- Me las acercó y me ordenó lamerlas con la punta de la lengua, por el anverso y el reverso, para probar mi semen y su flujo.
- Jooodeeeer...
- Si tio, me volvió loco eso. Y sabes que mas?... Luego las lamió ella, lamió su flujo y mi semen de sus bragas.
- Vaya tia...
- Increíble. Luego echó las bragas en su bolso y se largó.
Pasaron dos o tres minutos, en los que seguimos hablando muy bajo del tema, hasta que oímos que Eva volvía.
- Bueno!! Qué pedimos de cenar? - dijo ella.
Sonreímos y le dijimos que eligiera ella misma...
Bueno!! Qué pedimos de cenar? - dijo ella.
Sonreímos y le dijimos que eligiera ella misma...
...
Eva fue por el teléfono para pedir sandwiches de una conocida tienda de la ciudad. Antes de eso nos pidió que le echásemos una copa de vino, que esa noche quería beber y divertirse. La miré un poco asombrado. Raúl me miró, luego la miró a ella y dijo:
- Vaaayaaa, esta noche mi mujercita se va a desatar... cuidado, Rober... que no veas como se pone con el vino, ya sabes, con los cubatas no, es curioso... pero con el vino...
- Pues nada - dije -. Habrá que verlo ¿no? Como casi nunca la he visto bebiendo...
- Abriremos otra botella - dijo ella muy animada.
- Y a qué debemos que estés así? - pregunté interesado.
- Nada, hombre... que me ha dado por ahí.
Pidió por teléfono la comida y brindamos los tres en copas, bebí rápido, al ritmo de mis dos amigos. Para cuando llegó la comida estábamos ya contando chistes guarros y Eva se había bebido 3 copas de vino.
- Qué calor hace.
- En realidad hace frío, cariño - dijo Raúl-. Pero como estás tan... tan...
Y se acercó, la abrazó por detrás y puso sus manos en sus pechos.
- Raaaauuuúllll - gritó tapándose los pechos sobre las manos de mi amigo-. Que está aquí tu amiiiigoooo.
- Anda mujer - dije-. Por mí no te cortes, si ya he visto de todo, y os he visto liaros y meteros mano. Sólo me queda veros follar, jajaja.
- Uuummm... pues mira, todo es hablarlo - dijo de repente mi amigo.
- Queee diiiceees? - dijo Eva apartándose de su marido y echándose más vino.
- Jajaja, es sólo una propuesta, cariño - le dijo mi amigo a su mujer, luego me miró y en sus ojos vi reflejado mi deseo, y también como una pizca de "miedo", igual recordaría lo que me había contado hace un momento, aquello que le había pasado con Susana, de nuevo en la oficina. O quizás fuese morbo, el morbo de que yo le viera follar con su mujer...
El caso es que me pareció un poco extraño que él dijera eso. Eva siquió hablando:
- De veras lo dices, cariño?
Mi amigo no dijo nada y bebió. Yo bebí de la copa.
Eva siguió hablando:
- Qué te parece a ti, Rober? - me preguntó-. Va tu amigo y me ofrece el papel de actriz porno y a ti el director de la película, jajaja. Como la que vimos una vez aquí ¿no? Jajaja
Y al reír se dirigió a mí y me abrazó por los hombros poniendo sus tetas contra mi pecho, le tuve que sostener la copa un poco para que el vino no se derramase, y soltar mi copa un momento en l mesa. Yo estaba entre la sorpresa y la excitación. Oootra vez tenía las tetas sobre mí. Y no hacía más que venirme la imagen de su teta al aire, la noche pasada.
- A mí me parece... - comencé-, que tengo dos amigos realmente morbosos, y me gusta. He de deciros... - dije cuando se apartó Eva y cogí de nuevo mi copa para rellenarla - que estoy a vuestra disposición, jajaja, para lo que queráis que vea. Así que aquí me tenéis - acabé haciendo una reverencia teatral.
Ambos rieron y volvieron a beber un poco.
- Lo pensaremos, verdad cariño? - dijo mi amigo.
- Mmm... no sé no sé - dijo ella -, comamos ya, que tengo hambre.
Cenamos y seguimos entre bromas y copas. Cuando ya íbamos por la mitad de la segunda botella de vino Eva dijo que iría un momento al dormitorio a ponerse cómoda.
- Ahoooraaa vueeeeelvooo - dijo con voz cantarina.
- Miedo me das, cariño - dijo mi amigo. Y nos dejó solo a los dos.
Yo ya estaba con el puntito del vino, y mi amigo también, era Eva quien se estaba despendolando, y eso a mí, junto a la propuesta medio en serio medio en broma de verles hacer algo, me ponía muchísimo. Aproveché para preguntarle a mi amigo:
- Oye, Raúl... si lo de antes va en serio, contad conmigo ¿eh? - le advertí sonriendo.
- Qué cabrón...!! - me dijo-. O sea que quieres ver a mi mujer...
- No - maticé-. Sólo digo que entiendo que una pareja como vosotros, tengáis vuestros juegos, deseos o fantasías. Y creo que una de ellas, muy típica y muy buena, es la de que un amigo os vea hacer algo, simplemente como espectador. De eso hemos hablado tú y yo muchas veces ¿no?
- Cierto - dijo bebiendo otra vez.
- Pues ahí voy, tío. Sabes de sobra que os haría caso en todo y que no saldría de estas paredes.
Mi amigo rió con fuerza y luego se acalló rapidamente para no despertar al pequeño, que dormía en su cuarto. Me cogió por el cuello con una mano y se acercó a decirme:
- Desde luego que tú sabes cómo tratarnos a todos, cabronazo.
- Por eso sois amigos míos - sonreí.
Al cabo de dos minutos apareció Eva por la puerta del salón. Se notaba que el calor del vino le había subido. tenía una cara de guarra impresionante. Apareció con un camisón corto, muy fino. De tirantes. Le hacía un escote espectacular, además vendría con algún tipo de mecanismo o un poco de relleno, que hacía que sus tetas subieran, tipo Wonderbra. Era espectacular. Se paró en el bastidor de la puerta y levantó un brazo por él. Ambos la miramos en silencio. llevaba unos tacones, no muy altos, de unos 6 cms a lo sumo. la tela del camisón transparentaba un poco de cintura para abajo.Así que entre la penumbra y los haces de luz... se le notaba por donde le quedaban los filos de las bragas.
Se me secó la boca y se me empalmó la polla al instante. No dije nada.
Fue Raúl el que habló en voz baja:
- Rober, creo que hoy... follo.
- Sólo tú? - dije mirándole y soltando mi copa de vino.
Ambos, sentados en el sofá frente a la tele, reimos y Eva también lo hizo y fue acercándose a su marido, tambaleándose un poco. Se inclinó cuando estuvo delante de él y le dio un beso en los labios, mi amigo sacó su lengua y le lamió el labio inferior mientras le ponía una mano en uno de sus pechos. Estaban a un palmo de mí. No me moví, permanecí en mi sitio. Aguantando. Esperando acontecimientos. Me quise hacer invisible. Las tetas de Eva se movían sin parar sobre la mano de mi amigo, no llevaba sostén. Les eché una ojeada...
Eva me miró y le dijo a su marido:
- Cariño, puedo sentarme encima tuya?
- Claaaro que sí - dijo Raúl soltando su copa en la mesa-. No veas cómo te mira Roberto...
- Estoy borracha, cariñooo - dijo ya bastante perjudicada y dejándose caer sobre Raúl.
Éste la tomó por la cintura y la sentó mejor, su culo sobre su "paquete" y la giró para que mirase a la tele. Yo, desde donde estaba, a su izquierda, no podía verle ahora la cara de frente, pero no me importaba, tenía la vista del lateral de su teta izquierda, que rebosaba de su camisón de tela fina.
- Qué quieres que te haga? - le preguntó Raúl al oído.
La había obligado a echarse un poco atrás hasta que la nuca de ella quedaba junto a la boca de él.
Desde mi sitio casi podía olerla...
- Quiero que Rober vea cómo me coges las tetas - dijo sin dejar de mirar la tele.
Yo bebí de mi copa, el calor me quemaba por dentro. Mi amigo sonrió, me miró y dijo riendo:
- Vaya, eso es fácil. Ya me ha visto varias veces en la playa cómo te las sobaba... - y puso sus dos manos sobre las tetas y empezó a amasarlas.
Yo estaba disfrutando como un niño el día de Reyes, pero en silencio.
- No, así no - dijo ella, y se volvió para mirar a su marido-. Quiero que me las saques y me las toques - dijo con una voz de guarra que no podía con ella.
Yo no pude más y me revolví en mi asiento. Sin decir nada. Tenía la polla a reventar.
- Halaaa, estás borracha, cariño - dijo Raúl soltándole las tetas.
- Estoy bien - dijo ella dando signos evidentes de estar ebria.
- Por mí no preocuparos - dije diplomático, había llegado el momento de mi intervención -. He visto bastantes pares de tetas, así que... sin ánimo de ofender... no voy a ver nada nuevo ¿no?
Mi amigo irrumpió en una risa estruendosa mientras soltaba las tetas de Eva.
- Has oído, cariño? dice que ha visto ya muchas tetas.
- Siiií... - dijo ella mirándome y tendiéndome una mano, me alcanzó la cara y el pecho y me acarició. Yo sonreí y la miré con mi mejor cara de morbo -. Pero las mías no la ha visto! O si????
Disimulé mi nerviosismo. Eva estaba borracha y era capaz de estropearlo todo si soltaba que la pasada noche me había enseñado una teta en mi coche. Intervine:
- Me levantaré y me sentaré en aquella silla - dije.
Lo hice. Solté mi copa y me senté en una silla a unos 3 metros. Ellos me miraron, Eva cogía las manos de Raúl y las metía por dentro de su camisón, a la altura de las tetas.
- Aquí lo veré todo. Así parecerá que no estoy. De acuerdo? - y entrecerré los ojos y encogí la cara, pareciendo estar borracho y como que... casi no miraba o no veía bien.
- Que cabrón... - dijo mi amigo.
- Tócame las tetas, cariño - susurró Eva.
Entonces ella se apartó un poco un lado del camisón y media teta asomó por él, con todo su pezón al aire. Lo tenía duro ya. Yo no daba crédito. Se había sacado una teta delante de mí, sentada encima de Raúl, y mi amigo la tapó rápido con la mano, estrujándosela, pero era imposible que cupiera en la mano completa, así que rebosaba por entre sus dedos. Era una delicia ver aquello. me empalmé al instante, se me debía notar.
- Cariño, qué haces? - dijo mi amigo.
Eva no dejaba de estremecerse como una gata en las rodillas de mi amigo.
- Estas segura? - dijo él.
- No pasa nada, no pasa nada - dijo ella en un susurro-. Y se sacó la otra teta.
Por fin tenía las dos afuera, por fin le vi las tetas a Eva. Era increíble, daban ganas de levantarse y pegarle de pollazos hasta correrse uno encima. Mi amigo se las apretó las dos, como queriendo ocultarselas. Su cara cambió, estaba ahora un poco serio. Y también afectado por el vino, como yo. Habíamos bebido dos botellas en total... No dije nada. Me llevé una mano al pantalón, mi polla ya dolía dentro de él.
Esto no puede ser - dijo mi amigo, y apartó a Eva, que se dejó caer tumbada en el sofá.
Noté que mi amigo estaba incómodo. Eva prácticamente no sabía lo que hacía, se apretó las dos tetas con los brazos desnudos. Estaba soñolienta.
- Que quieres? - le pregunté a mi amigo.
- Rober, será mejor que...
- ya - dije levantándome. Yo no quería forzar absolutamente nada.
Él también se levantó. No miré a Eva, que parecía estar ahora muy afectada por el vino.
- Ya hablamos, no te preocupes por nada - dije mientras cogía mi abrigo y me dirigía a la puerta.
- Gracias - dijo él.
Salí. Lo mejor era dejarlo así. Al día siguiente le enviaría un mensaje a mi amigo, y otro a Eva... Tenía que indagar un poco más en ellos, jugar mis cartas.
Al llegar a casa me desvestí, era ya tarde, sobre la 1 o así, mi polla seguía morcillona, como para no estarlo, el día anterior una teta y hoy las dos de Eva, claro que en la distancia, pero daba igual, y además delante de mi amigo...
Sólo me bastaron dos minutos para correrme y desperdigar todo mi semen por el baño. Me lamenté de no haberlo podido hacer en las tetas y en la cara de Eva. Y pensé que igual mi amigo ahora lo estaría haciendo. Con Eva borracha... ni se daría cuenta.
Me acosté y el día siguiente me trajo un dolorcito de cabeza muy curioso, jeje. Dejé pasar unas horas, me iba recuperando, por la noche tenía que currar. Así que le envié un w ha ts a pp a mi amigo a la hora de la comida.
"Tíooo, que dolor de cabeza esta mañana. Espero que tu estuvieras mejor"
Me contestó al cabo de unos minutos. Un tanto seco.
"Sí, yo igual"
"Ya no es como cuando teniamos 18, jeje"
No contestó. Así que le volví a escribir.
"Estas bien, Raul?"
"Si, solo que he discutido con Eva"
"Joder, lo siento. Si es por lo de ayer... no preocuparos, de veras. te llamo"
Le llamé y estuvimos hablando. Me dijo que era una discusión tonta, me contó que cuando me fui Eva ni preguntó por mí, como seguian cachondos follaron. Vamos, que practicamente fue el quien se la folló, porque ella solo permanecía tumbada de espaldas y sin colaborar, con los ojos cerrados. No quise preguntar ningun detalle porque no lo consideré oportuno. Y creía que si hubiese habido alguna novedad... Raúl me la hubiera contado, o no tardaría en contármela.
Me dijo que la discusión fue por la mañana, y tamb continuó por w h a tsa pp.
Que él empezó a darle vueltas a eso de que hubiera enseñado las tetas... y empezó a imaginar cosas. Yo traté de calmarle repitiendole con total tranquilidad que no se preocupase, que eso ya hasta estaba olvidado por mi parte (aunque no fuera así y estuviera deseando verle las tetas a su mujer, jejeje), le pregunté como se lo tomó Eva.
Y me dijo que no le estaba dando importancia al tema. Al menos él no lo notó.
- Entonces es algo que tienes tú dentro, Raúl - le dije-. Tienes una especie de celo porque Eva enseñó sus tetas y yo estaba delante, jaja.
Quise reírme para quitarle hierro al asunto. Él se lo tomó a bien y también rió un poco.
- Pues ya está, tío, no le des más vueltas - le dije-. Además... seguro que te pusiste cachondo a tope. Dijiste que follásteis...
- Sí, sí... no veas lo que disfruté. Aunque estuviera medio dormida.
- Pues ya está. Y ahora, para dejarte pensando... voy a preguntarte una cosa... - le dije-. Cuando estabas con ella, ahí a punto de correrte... ¿te imaginabas que yo aún estaba con vosotros ahí? Viéndoos...
- Sí - dijo inmediatamente.
- Bien, entonces ya sabes que lo que tienes es sólo un celo momentáneo. Por la novedad.
- Supongo.
- Por que en el fondo sabes que te pones si os veo, y seguro que Eva también, por eso hizo aquello. Así que no hay problema, jeje.
Acabamos de hablar y como sabía que Eva estaría sola o con el peque le envié un wh ats app
"Hola! Miss stripper!!!"
"Ja ja y ja, q gracioso" contestó.
" A que si?"
"Vaya mierda, rober"
"Por que? Acabo de hablar con Raul, y todo bien"
"Pues ahora me siento fatal"
"Ya vi tu teta la noche anterior, las sacaste con tu marido delante... no pasa nada, ya esta"
"Ya"
"Ahora, lo siguiente" - escribí - "es que me dejes tocarlas..."
"Nooo"
"Jajaja, que sí, mujer"
Pasaron unos minutos, volví a escribir
"Me encantó ver lo cachonda que te pusiste. Fue excitante"
"Y para mí, pero estaba tan borracha... que lo recuerdo todo borroso"
"Normal. Quiero que sepas que cuando llegué a mi casa me corrí pensando en ti"
"jeje, vaya..."
Dejé de escribir. Al cabo de unos minutos ella escribió:
"Entonces bien ¿no?"
No escribí.
"Rober, estás?"
Sonreí. Al cabo de cinco minutos...
"Rober?"
"Mañana por la mañana me paso por tu casa" le escribí.
Por la mañana, tras hacer un par de cosas, me pasaría por la casa de mi amigo y de Eva. Él estaría trabajando, y ella habría llevado a su hijo al colegio. De modo que esperé hasta las doce o así para llamar al timbre.
Eva abrió. Llevaba unos vaqueros y un jersey, sin escote, recatada, pensé, jeje. Pero eso sí, ajustadito, y es que era imposible que llevase un jersey que le quedase ancho con esa delantera.
Entré, estaba algo nerviosa.
- Quieres algo de beber?
- Vale, gracias.
- Cerveza? Refresco?
- Lo que quieras - dije sentándome en el sofá.
Ella fue a la cocina y me trajo una coca cola. Se sentó a mi lado.
- Tú no bebes? - le pregunté mientras le daba un trago.
- Rober, estoy muy avergonzada - me dijo.
- Avergonzada? no te preocupes, Eva. De verdad, ya está todo claro.
- No, no lo está.
- Me enseñaste una teta, al día sigueinte las dos, tu marido estaba presente. Estábamos bebidos, calientes como el pico de una plancha, jeje. No hay nada de malo.
- Ay, no sé - dijo llevándose una mano a la frente y bajando la cabeza.
Era un buen momento quizás para rodearla con el brazo... e intentar algo. Ahora que estaba indefensa... pero opté por seguir hablando.
- Fíjate, también hemos tenido nuestros juegos secretos. Con la pistolita de juguete... en mi casa, cuando te escondiste el otro día para ver cómo me follaba a Gloria... aquello fue excitante, Eva. No te haces a la idea de lo excitado que estaba.
- Yo también, jeje - dijo mirándome y cogiendo mi vaso para beber un poco.
- Y luego por la noche, cuando en la barra empecé a subirte las bragas... y te rocé... ya sabes, los labios de tu coño... estabas ardiendo.
No dijo nada y me miró. Yo me quedé en silencio esperando a que hablase, mi polla empezaba a ponerse tiesa dentro de mis pantalones.
- Rober, tenemos que parar. Creo que es lo mejor.
- Y yo te digo que no harás nada que no quieras. Sé que quieres a Raúl, y él a ti. Y que por eso no harás nada conmigo, eso has dicho. Ya sabes cuál es mi opinión al respecto. Y yo lo acepto, pero igualmente te digo que te atrae la idea de verme hacer... cosas. Y también, a la vista está por lo de la otra noche, que quieres que yo te vea, y más si fuese con Raúl, aunque él se lo haya tomado mal... ojalá eso cambiase.
Me quedé en silencio, di un trago y continué viendo que ella no hablaba.
- Sabes lo que me apetece ahora? siguiendo en esta misma línea en la que estoy hablando.
- Qué? - preguntó.
- Seguir con lo de la otra noche.
- Cómo seguir?
- Que hagamos lo mismo que íbamos a hacer. Tú y yo. Sé que no está Raúl. Eso no importa. Te las sacaste, y mientras ibas a hacer lo que fuera con tu marido... ¿sabes lo que yo iba a hacer si hubiésemos continuado?
- Qué? - dijo intrigada y menos nerviosa ahora.
- Sacármela y masturbarme frente a vosotros.
Resopló.
- Roberto, no sé.
- Sólo tienes que sacártelas. Y yo lo haré frente a ti, no te tocaré. Tú puedes tocarte lo que quieras, las tetas... el coño... ¿Te has corrido desde que te corriste dentro del cuartito de mi casa el otro día?
Ella negó con la cabeza. Seguía con el calentón... eso jugaba a mi favor.
- Bueno, pues ahora puedes hacerlo. Confía en mí - dije mientras me llevaba la mano a los pantalones y acariciaba mi paquete, ya voluminoso.
Ella echó una ojeada y respiró hondo.
Como no dijo nada me quité el botón del vaquero y bajé la cremallera con lentitud, parte de mis boxers grises quedaron a la vista.
- Si quieres no hagas nada. Empezaré yo - dije muy tranquilo.
Ella se apartó un poco y apoyó su espalda en uno de los brazos del sofá. Estaba a un metro de mí. Ahora no me rozaba. Yo me aparté un poco y puse mi espalda contra el otro brazo del sofá de tres plazas. Así me vería de frente, y yo a ella.
Bajé un poco mis pantalones. Lo suficiente como para tener todo mi paquete, polla y huevos, a la vista. Paseé mi mano por él, lo acariciaba, y cuanto más lo hacía más gorda se me ponía la polla. Eva miraba a un lado y miraba mi paquete de vez en cuando.
Entonces metí mi mano derecha dentro de los boxers.
- Yo ya la tengo a punto ¿Tú como estás?
- Bien, estoy bien - dijo nerviosa-. Te miraré.
- Vale... no verás nada nuevo ¿no? jeje.
Ella no dijo nada, seguía mirándome a mí y a mis pantalones.
Entonces me saqué la polla de un solo movimiento y cabeceó (mi polla, no Eva, jaja) hacia el lado derecho. La dejé a su aire y metí más la mano para sacarme los huevos. Me bajé un poco más el pantalón. Eva no decía nada. Sólo miraba.
Ahora tenía polla y huevos a su vista. En el sofá donde muchas veces habíamos cenado y visto la tele los tres. Además estaba recostado en el sitio donde se sentaba mi amigo. Muchas veces habrían follado ahí los dos. Ahora no, ahora estaba yo, y me iba a pajear delante de ella.
Comencé a tocármela a base de bien, paseando mi mano de arriba a abajo. Sacando la cabeza de mi capullo, brillante y oscura, bien a la vista de Eva, y cuando lo hacía lo hacía lento, así se me ponía aún más dura. Y mientras lo hacía la miraba, y me imaginaba que me corría en su cara y en sus tetas, ahora era más fácil, la tenía a poco más de un metro. Sabía que sería difícil convencerla, pero no me daría por vencido. De repente ella habló.
- Si vas a acabar... no lo hagas en el sofá.
- Tranquila - dije-. Tienes alguna sugerencia?
- No sé, no sé...
- Pues a mí se me ocurren varias - solté mientras me la seguía meneando y de vez en cuando la soltaba y me sobaba los huevos.
Comencé a usar la otra mano, la izqueirda. Con ella me sobaba los huevos, con la otra me masturbaba.
- Eva
- Qué?
- Puedes tocarte.
- Roberto, es que no sé.
- Eva.
- Qué!??
- Puedes hacerlo si quieres sin enseñarme nada. Métete la mano solo.
No dijo nada.
- Ponte algo más cómodo si quieres, esos vaqueros te están muy ajustados.
- Quédate aquí - dijo. Y se levantó y desapareció por la puerta del pasillo.
Al cabo de un minuto regresó con un pantalón de chándal. Ancho y que le permitiría de sobra meter su mano. Volvió a sentarse en su sitio.
- Buena elección - le dije.
- No quiero que se sepa nada de esto, Rober. Es una locura.
- Tranquila, me ves con ganas de contarlo por ahí? Somos amigos - volví a decir mientras seguía masturbándome lento.
Entonces se abrió de piernas en el sofá, frente a mí. Metió su mano y comnezó a hacer movimientos cortos... se estaba tocando. Y quizás se hubiera quitado las bragas incluso.
- Nos podemos correr juntos - dije.
- Y donde acabarás tú?
- Donde quieres que acabe?
- No sé.
- En ti?
- No, no... por favor, no - dijo mientras paraba sus tocamientos.
Como la vi un poco nerviosa la tranquilicé.
- No te preocupes, puedo coger unas servilletas de papel o pañuelos, y acabar ahí. O puedo ir al baño, me acompañas y lo ves.
- Vale, mejor lo segundo.
- Bien.
Entonces ella comenzó a gemir un poco. Empezaba a disfrutar.
- Quiero ver cómo te corres, Eva. Me muero de ganas de verlo. Estás muy cachonda, cariño. Lo noté el otro día... por la noche, y cuando estuvimos aquí y viniste con ese conjuntito de camisón... Te hubiera cogido y te hubiera follado aquí mismo.
Ella gimió, miró mi polla y luego siguió tocándose mientras cerraba los ojos.
- Imagínate que en lugar de tus dedos te estoy rozando con mi polla... a lo largo de todo tu coño, dándote en el clítoris... quiero que te mojes entera. Mójate los dedos de saliva y date en el coño.
Y para mi sorpresa, de un modo natural, ella lo hizo, sacó su mano del interior de los pantalones, se la llevó a la boca y se mojó los dedos, luego los devolvió al pantalón de chándal. Eso me puso más cachondo.
- Así me gusta ¿puedes mojarme a mí los míos?
- No, no... hazlo tú - dijo mirándome con una cara de guarra tremenda.
No quería obligarla a nada. De modo que me mojé mis dedos y seguí masturbándome.
- Yo no sé tú... pero yo... - dijo.
- Te vas a correr, ¿verdad?
- Sí... - dijo entre gemidos.
- Vamos... córrete, y grita, no como cuando el otro día me viste correrme en la cara de mi amiga, ahora puedes gritar como una auténtica guarra. Hazlo.
Entonces me miró, abrió mucho los ojos, miró mi polla y yo la apunté hacia ella, no para correrme, porque aún no estaba (igual debido a lo descargado en los últimos días, y también porque ponía más atención en ella que en mí), sino para que ella tuviera una buena visión.
- Córrete, córrete - le ordené.
- Ahhh, ahhh... - comenzó a gemir alto.
Y empezó a correrse dejando su mano dentro de los pantalones y cerrando las piernas. Dio varias sacudidas y se dejó caer en el brazo del sofá.
- Joder... joder... - susurró.
- Te ha gustado ¿verdad?
Me levanté, con la polla tiesa como un palo. Ahora me tocaría a mí... le pediría que me acompañase al baño.
- Joder... joder, Roberto - y sus palabras se tornaron en sorpresa... algo asustadiza.
- Qué?Qué pasa? - dije.
- Qué estoy haciendo?.. tengo un nene pequeño...
- Qué?
- Lo siento, lo siento - dijo llevándose la mano a la cara y levantándose.
- Qué ocurre?
Se quedó de pie frente a mí y dijo:
- vete por favor.
- Eva...
- Por favor, Roberto, vete, vete...
Y se dio la vuelta.
- Pero Eva...
.- No, no no no - dijo nerviosa.
- Está bien, no pasa nada.
Me puse lo más rápido que pude los pantalones y me fui sin decir nada más. Me llevé el puto calentón a la calle... no le quería dar más vueltas al asunto. No sabía bien en ese momento cómo seguir ni qué hacer... suponía que Eva tenía que poner orden en su cabeza y no consideraba bueno enviarle ningun mensaje. Así que ese día no le envié nada. EL calentón se fue diluyendo.
De no tener nada hace dos meses... había conseguido algunas pequeñas cosas. Sólo tenía que tener un poco más de paciencia, y esperar al próximo fin de semana
7 comentarios - La Tetona ( . )( . ) mujer de mi amigo😈6