Tras una noche de trabajo en el bar, me había ido de fiesta con las hermanas Silvia C y Miriam C. Venían de una boda, habían continuado en el bar la celebración junto a más invitados y tras cerrar los que aun aguantaban decidieron ir a una disco cercana. Ambas iban muy guapas. Silvia con un vestido de manga larga, morado oscuro hasta las rodillas, con encaje floral, con las mangas y la parte baja de la falda transparente, con la zona de arriba ajustada y un escote alto, de hombros caídos. También llevaba unas medias transparentes. Miriam iba de negro, con otro vestido, este hasta medio muslo, de tirantes, ajustado marcando sus buenos pechos y unas medias negras tupidas con estampado de rayas curvadas.
Miriam, recién divorciada, zorreaba con todo el que podía, incluido conmigo. Silvia no era menos, y se aprovechaba de una nueva borrachera de su marido, arrimándose bien a mí, poniéndome más cachondo aún. Una de las veces que Silvia coloco su culo contra mi paquete, apoye una de mis manos en su muslo, averiguando que llevaba liguero. Le dije al oído que necesitaba saber cómo era ese liguero, e inmediatamente desaparecimos de la pista, metiéndonos en uno de los departamentos del baño femenino.
Agarro su falda y la subió hasta la cintura, mostrándome un tanga y un liguero que eran casi del mismo tono morado que el vestido. Nos besamos y metimos mano un poco, antes de arrodillarme. Empecé a besarla los muslos mientras se los acariciaba. Fui subiendo con mis besos, hasta comenzar a besar su coño tapadito por el tanga. Lo eche a un lado para comenzar a comerla el coño.
Oímos a Miriam tocando otra de las puertas de los departamentos y preguntando donde estábamos. Su hermana abrió la puerta y esta entro. Al verme comiéndoselo a su hermana, esta nos dijo que ella era la divorciada necesitada, y acto seguido se subió también la falda del vestido. Sus medias terminaban poco más arriba que el vestido y tenían incluidas una liga de encaje floral con un cordón blanco. Además, su tanga era negro con encaje floral. Con una de mis manos acaricie sus piernas, antes de meter mi mano por un lateral del tanga y empezar a masturbarla.
Comencé a comerlas el coño y masturbarlas por turnos hasta que ambas se corrieron en mi boca. Tras darnos unos besos volvimos a la pista donde aún quedaba algún invitado más, entre ellos el marido de Silvia, bailando borracho sin enterarse de nada.
Al rato, Miriam y yo decidimos que nos íbamos a casa de esta y su hermana no dudo en unirse a nuestro plan dejando allí a su marido. A la casa llegamos bien calientes y nada más entrar en la habitación me desnudaron enterito. Silvia se arrodillo para comenzar una de sus deliciosas mamadas. Arrimé bien a mi a Miriam y nos besamos mientras la metía mano de arriba abajo. Desabroche la cremallera trasera de su vestido y se lo deje caer, quitándoselo ella cuando cayo al suelo. Miriam se veía deliciosa, con el sujetador y tanga negros con encaje y las medias tan sensuales. Tras acariciarla los muslos y sus tetas ricas, se las saque del sujetador para poder comérselas ricamente.
Miriam se arrodillo y Silvia se levantó. Ahora Miriam me comía la polla y de vez en cuando la metía entre sus tetas masturbándome con ellas. Cuando la quite el vestido a Silvia, se veía igual o mas sexy que su hermana. El sujetador era del mismo color que el tanga y el liguero, y se le estaban marcando en él, sus duros pezones, por lo que no tarde en quitárselo para mordisquearlos y lamerlos, mientras acariciaba su culo.
Me senté en la cama y ellas se colocaron a gatas a mis lados. Mientras me la mamaban juntitas, yo acariciaba sus culos y las empecé a masturbar. Mientras Silvia me ponía el condón, Miriam se colocaba en el borde de la cama, inclinada sobre ella, con una rodilla encima. Me puse detrás de ella y, en dicha posición, tras apartarla el tanga, pude follarla culo y coño, mientras la acariciaba las tetazas con una de mis manos. Silvia estuvo a mi lado y nos fuimos besando.
Pedí a Silvia que se colocara a gatas, en medio la cama y, en cuanto lo hizo, me puse detrás, de rodillas y comencé a follarla también el culo y el coño, echando su tanga a un ladito. Miriam se sentó frente a su hermana, para que pudiera comerla el coño. Al rato, gire a Silvia, tumbándola. La levante una pierna y me coloque entre medias de ellas, para volver a follarla el coño. Acariciaba su pierna elevaba y me besaba con Miriam.
Me tumbe en la cama y Miriam se sentó encima de mí, dándome la espalda. Se metió mi polla en su coño y comenzó a cabalgar. Silvia se coloco a su lado y la acariciaba el clítoris. Eche a Miriam hacia atrás para poder agarrarla sus tetazas.
Miriam y Silvia se intercambiaron, y esta última ahora se sentó sobre mí, mirándome. Comenzó a cabalgar y tire de ella para que cayera sobre mí y pudiéramos besarnos y acariciarla piernas y pechitos. Su hermana la cambiaba de vez en cuando mi polla de agujero para follarla también el culo.
Me levante y ambas se colocaron a gatas en la cama. Me puse tras ellas y comencé a follarlas sus coños húmedos y sus culos por turnos. Cuando Miriam se corrió, me senté en el borde de la cama y me eché haca atrás, tumbándome. Silvia coloco su coño en mi boca y se lo comí, mientras acariciaba su culo. Miriam se coloco de rodillas en el suelo, entre mis piernas. Me quito el condón y metió, nuevamente, mi polla entre sus tetas. Las apretó y comenzó una cubana deliciosa pues además podía sentir la tela del sujetador. Cuando Silvia se corrió, se coloco a gatas para lamerme el glande junto a su hermana. Cuando me corrí, llené la carita de ambas con mi semen pues, al no avisarlas, ninguna la metió en su boca.
Silvia se fue al baño a limpiarse y Miriam introdujo mi polla en su boca, para limpiarme el semen. Con ella ya limpia, me dirigí también al baño para orinar. Allí me encontré con Silvia y nos besamos y metimos mano, cuando terminamos de hacer a lo que habíamos ido.
Cuando volvimos a la habitación, Miriam había caído al cansancio y el alcohol y se había quedado dormida. Silvia y yo nos vestimos y llamamos a un taxi.
En el trayecto del taxi no paramos de meternos mano y besarnos. Acariciar sus medias y su liguero me puso tan cachondo nuevamente, que cuando paramos en la dirección de Silvia, pague el taxi y me baje también, ante la mirada de sorpresa de esta. Le dije que no podía dejarme con ese calentón y que ella sabría donde ir. Esta se rio y me dijo que siempre la había dado mucho morbo hacerlo en un sitio, donde aún no lo había hecho.
Me cogió de la mano y me entramos a su portal. En el ascensor subimos una planta mas de donde ella vivía. Bajamos por las escaleras hasta la entreplanta donde empezamos a besarnos. Su cortito abrigo me permitía acariciar muy bien su culo. Subí su vestido para poder meter mis manos y acariciárselo directamente. Silvia saco mi polla, tras desabrocharme el pantalón y comenzó a masturbarme.
Aunque no había entrado aun avanzada la mañana, era una hora en la que podía alguien ya salir de sus casas, o entrar, si habían estado de fiesta como nosotros, lo cual daba mas morbo aun al que tenía ya el sitio. Silvia se arrodillo y comenzó a mamármela con suavidad y despacito, como si le diera igual el tiempo que allí estuviéramos. Yo agarre su cabeza y acompañaba sus movimientos.
La di un condón y en cuanto me lo puso, la gire contra la pared y esta coloco su culo ofrecido hacia mí. Subí su vestido, eché su tanga a un lado y comencé a follarla el coño y culo. Mis manos jugaban con los tirantes del liguero y con sus glúteos. Me senté en las escaleras y esta se sentó sobre mí, de rodillas. Metió mi polla en su coño, me rodeo con sus brazos y follamos despacito sintiéndonos bien. Mis manos acariciaban sus muslos y nos besábamos con mucha pasión. Al rato se la metí por el culo para poco después volver a meterla en su empapadísimo coño.
Cuando iba a correrme aprete fuerte a Silvia contra mi corriéndome con mi polla bien dentro de su coño. Me levante, Silvia me quito el condón y me comió la polla limpiándomela muy bien.
Para terminar este morbosísimo rato, la acompañe hasta la mismísima puerta de su casa, donde nos dimos un beso bien caliente, con mis manos en su culo, antes de irme.
Miriam, recién divorciada, zorreaba con todo el que podía, incluido conmigo. Silvia no era menos, y se aprovechaba de una nueva borrachera de su marido, arrimándose bien a mí, poniéndome más cachondo aún. Una de las veces que Silvia coloco su culo contra mi paquete, apoye una de mis manos en su muslo, averiguando que llevaba liguero. Le dije al oído que necesitaba saber cómo era ese liguero, e inmediatamente desaparecimos de la pista, metiéndonos en uno de los departamentos del baño femenino.
Agarro su falda y la subió hasta la cintura, mostrándome un tanga y un liguero que eran casi del mismo tono morado que el vestido. Nos besamos y metimos mano un poco, antes de arrodillarme. Empecé a besarla los muslos mientras se los acariciaba. Fui subiendo con mis besos, hasta comenzar a besar su coño tapadito por el tanga. Lo eche a un lado para comenzar a comerla el coño.
Oímos a Miriam tocando otra de las puertas de los departamentos y preguntando donde estábamos. Su hermana abrió la puerta y esta entro. Al verme comiéndoselo a su hermana, esta nos dijo que ella era la divorciada necesitada, y acto seguido se subió también la falda del vestido. Sus medias terminaban poco más arriba que el vestido y tenían incluidas una liga de encaje floral con un cordón blanco. Además, su tanga era negro con encaje floral. Con una de mis manos acaricie sus piernas, antes de meter mi mano por un lateral del tanga y empezar a masturbarla.
Comencé a comerlas el coño y masturbarlas por turnos hasta que ambas se corrieron en mi boca. Tras darnos unos besos volvimos a la pista donde aún quedaba algún invitado más, entre ellos el marido de Silvia, bailando borracho sin enterarse de nada.
Al rato, Miriam y yo decidimos que nos íbamos a casa de esta y su hermana no dudo en unirse a nuestro plan dejando allí a su marido. A la casa llegamos bien calientes y nada más entrar en la habitación me desnudaron enterito. Silvia se arrodillo para comenzar una de sus deliciosas mamadas. Arrimé bien a mi a Miriam y nos besamos mientras la metía mano de arriba abajo. Desabroche la cremallera trasera de su vestido y se lo deje caer, quitándoselo ella cuando cayo al suelo. Miriam se veía deliciosa, con el sujetador y tanga negros con encaje y las medias tan sensuales. Tras acariciarla los muslos y sus tetas ricas, se las saque del sujetador para poder comérselas ricamente.
Miriam se arrodillo y Silvia se levantó. Ahora Miriam me comía la polla y de vez en cuando la metía entre sus tetas masturbándome con ellas. Cuando la quite el vestido a Silvia, se veía igual o mas sexy que su hermana. El sujetador era del mismo color que el tanga y el liguero, y se le estaban marcando en él, sus duros pezones, por lo que no tarde en quitárselo para mordisquearlos y lamerlos, mientras acariciaba su culo.
Me senté en la cama y ellas se colocaron a gatas a mis lados. Mientras me la mamaban juntitas, yo acariciaba sus culos y las empecé a masturbar. Mientras Silvia me ponía el condón, Miriam se colocaba en el borde de la cama, inclinada sobre ella, con una rodilla encima. Me puse detrás de ella y, en dicha posición, tras apartarla el tanga, pude follarla culo y coño, mientras la acariciaba las tetazas con una de mis manos. Silvia estuvo a mi lado y nos fuimos besando.
Pedí a Silvia que se colocara a gatas, en medio la cama y, en cuanto lo hizo, me puse detrás, de rodillas y comencé a follarla también el culo y el coño, echando su tanga a un ladito. Miriam se sentó frente a su hermana, para que pudiera comerla el coño. Al rato, gire a Silvia, tumbándola. La levante una pierna y me coloque entre medias de ellas, para volver a follarla el coño. Acariciaba su pierna elevaba y me besaba con Miriam.
Me tumbe en la cama y Miriam se sentó encima de mí, dándome la espalda. Se metió mi polla en su coño y comenzó a cabalgar. Silvia se coloco a su lado y la acariciaba el clítoris. Eche a Miriam hacia atrás para poder agarrarla sus tetazas.
Miriam y Silvia se intercambiaron, y esta última ahora se sentó sobre mí, mirándome. Comenzó a cabalgar y tire de ella para que cayera sobre mí y pudiéramos besarnos y acariciarla piernas y pechitos. Su hermana la cambiaba de vez en cuando mi polla de agujero para follarla también el culo.
Me levante y ambas se colocaron a gatas en la cama. Me puse tras ellas y comencé a follarlas sus coños húmedos y sus culos por turnos. Cuando Miriam se corrió, me senté en el borde de la cama y me eché haca atrás, tumbándome. Silvia coloco su coño en mi boca y se lo comí, mientras acariciaba su culo. Miriam se coloco de rodillas en el suelo, entre mis piernas. Me quito el condón y metió, nuevamente, mi polla entre sus tetas. Las apretó y comenzó una cubana deliciosa pues además podía sentir la tela del sujetador. Cuando Silvia se corrió, se coloco a gatas para lamerme el glande junto a su hermana. Cuando me corrí, llené la carita de ambas con mi semen pues, al no avisarlas, ninguna la metió en su boca.
Silvia se fue al baño a limpiarse y Miriam introdujo mi polla en su boca, para limpiarme el semen. Con ella ya limpia, me dirigí también al baño para orinar. Allí me encontré con Silvia y nos besamos y metimos mano, cuando terminamos de hacer a lo que habíamos ido.
Cuando volvimos a la habitación, Miriam había caído al cansancio y el alcohol y se había quedado dormida. Silvia y yo nos vestimos y llamamos a un taxi.
En el trayecto del taxi no paramos de meternos mano y besarnos. Acariciar sus medias y su liguero me puso tan cachondo nuevamente, que cuando paramos en la dirección de Silvia, pague el taxi y me baje también, ante la mirada de sorpresa de esta. Le dije que no podía dejarme con ese calentón y que ella sabría donde ir. Esta se rio y me dijo que siempre la había dado mucho morbo hacerlo en un sitio, donde aún no lo había hecho.
Me cogió de la mano y me entramos a su portal. En el ascensor subimos una planta mas de donde ella vivía. Bajamos por las escaleras hasta la entreplanta donde empezamos a besarnos. Su cortito abrigo me permitía acariciar muy bien su culo. Subí su vestido para poder meter mis manos y acariciárselo directamente. Silvia saco mi polla, tras desabrocharme el pantalón y comenzó a masturbarme.
Aunque no había entrado aun avanzada la mañana, era una hora en la que podía alguien ya salir de sus casas, o entrar, si habían estado de fiesta como nosotros, lo cual daba mas morbo aun al que tenía ya el sitio. Silvia se arrodillo y comenzó a mamármela con suavidad y despacito, como si le diera igual el tiempo que allí estuviéramos. Yo agarre su cabeza y acompañaba sus movimientos.
La di un condón y en cuanto me lo puso, la gire contra la pared y esta coloco su culo ofrecido hacia mí. Subí su vestido, eché su tanga a un lado y comencé a follarla el coño y culo. Mis manos jugaban con los tirantes del liguero y con sus glúteos. Me senté en las escaleras y esta se sentó sobre mí, de rodillas. Metió mi polla en su coño, me rodeo con sus brazos y follamos despacito sintiéndonos bien. Mis manos acariciaban sus muslos y nos besábamos con mucha pasión. Al rato se la metí por el culo para poco después volver a meterla en su empapadísimo coño.
Cuando iba a correrme aprete fuerte a Silvia contra mi corriéndome con mi polla bien dentro de su coño. Me levante, Silvia me quito el condón y me comió la polla limpiándomela muy bien.
Para terminar este morbosísimo rato, la acompañe hasta la mismísima puerta de su casa, donde nos dimos un beso bien caliente, con mis manos en su culo, antes de irme.
0 comentarios - Hermanas calientes y morbosas