Una historia, un protagonista, una fantasía. Todos nos hemos dejado llevar alguna que otra vez por nuestra mente. En esta página nos interesan las fantasías y los protagonistas de nuestros relatos se encargan de vivir las suyas a flor de piel. Una historia por día, un protagonista nuevo, una fantasía distinta. Dejate llevar por la imaginación...
Arena y sal
La veo caminar por la playa y la mirada se me va, me es imposible disimular mi adicción a su cuerpo. Es tan hermosa y tiene una figura perfecta que no me aguanto las ganas. Todos lo saben, desde hace años. Ella lo sabe, pero no se quiere arriesgar a que las cosas salgan mal. Por dentro yo me muero, no puedo resistirme a una mina como ella. ¡Quiero tenerla en mis brazos ya!
Me llamo Laureano, tengo 20 años y estoy enamorado de mi mejor amiga de la secundaria desde hace años. Conocí a Danisa cuando entramos a la escuela y enseguida pegamos buena onda, pero ella siempre me vio como a un amigo. De mi parte debo confesar que al principio no me interesaba nada más, pero a medida que iban pasando los años y que Dani se iba poniendo más buena y nuestra relación iba avanzando, me empezó a gustar a tan punto de amarla.
Físicamente es la mujer más linda del mundo. Tiene una figura perfecta, con unas tetas grandes y preciosas, una pancita chata y cintura bien marcada y una cola descomunal. Su cara es hermosa, con ojos bien oscuros y pelo marrón y sonrisa perfecta. Pero también es divina en su personalidad. Siempre muy amable, simpática y sonriente y tirando buena onda. Además compartimos muchos gustos, como el fútbol, la música y el estilo de películas. Es la chica ideal para mí.
De entrada apunté a la friendzone, es que tampoco quería mucho más con ella. Pero con el correr del tiempo me di cuenta de que Danisa era perfecta y que me estaba enamorando de ella. Me la encaré, cuando todavía éramos chicos, pero ella me dijo que no porque yo era su amigo. Igualmente eso hizo un click en ella y por más de que nuestra relación no terminó, se dio cuenta de que yo quería más que eso. Transamos unos meses después, en un boliche y cuando parecía que iba a perfilar para algo más serio apareció él.
Nicolás es el pibe facherito de la escuela que todas las pendejas adoran y quieren estar con él. Eso le pasó a Dani apenas entramos al colegio, pero con el tiempo se dio cuenta que era un boludo, hasta que en el último año él (y otros más) vio en lo que ella se había convertido y decidió probar suerte y ella se dejó llevar. Estuvieron yendo y viniendo por casi dos meses, pero en ese tiempo se murió toda esperanza mía con ella.
La historia llevó a una especie de separación que duró casi medio año hasta que en la graduación ella me confesó que no quería perderme como amigo y volvimos igual que al principio. Sus amigas, que también son mis amigas, le insistieron en que tenía que estar conmigo, después de todo el deseo de todo nuestro grupo era vernos juntos. Pero Danisa se ocupó de dejarles en claro que no quería nada conmigo, porque decía que eso podía arruinar la relación.
Apenas terminamos la escuela decidimos irnos todos juntos a Pinamar. Éramos 12 (hombres y mujeres) en una casa enorme en la que podía llegar a pasar cualquier cosa. Y de hecho pasó cualquier cosa. Los primeros días se formaron algunas parejas raras y personas que parecían tranquilas y calmadas, demostraron ser todo lo contrario. Por lo que mi esperanza de volver a estar con ella revivió. Pero por más que intenté (y de hecho una noche dormimos juntos en cucharita) no logré sacarle ni un beso en los labios.
Así siguió pasando el tiempo y después de muchas reuniones, salidas y juntadas, decidimos que después de dos años, teníamos que volver a irnos de viaje juntos. Esta vez el número fue más reducido, pero llegamos a juntar 8 (5 mujeres y 3 hombres) para alquilar un departamento en el centro de Villa Gesell y así poder disfrutar nuevamente de unas vacaciones juntos.
El problema es que después de 3 días conviviendo en la misma casa y viéndola todos los días, mis sentimientos por Danisa volvieron y solo quería una cosa: estar con ella. Por suerte para mi, en ese momento Dani estaba en una etapa de “no quiero que ningún gil me moleste” y a cada chico que venía a buscarla en el boliche ella lo ignoraba. “Quiero disfrutar con mis amigos” nos decía y seguía moviendo su cintura dejándome paralizado.
El cuarto día de playa fue el peor. Sabiendo que su cola era increíble, se puso una malla minúscula de color rojo. Parecía una tanga gruesa de lo finita que era, y los 3 nos miramos anonadados de lo que era ese culo espectacular que tenía. Fuimos a la playa y la gran mayoría de los chicos fueron al mar y yo me quedé hablando con dos de las chicas. Con los lentes de sol puestos empecé a verla a la distancia. Estaba parada en la orilla y de espaldas a mí, por lo que su culo lo tenía en primer plano. Las otras dos chicas empezaron a hablar de vestidos y cosas que no me importaban. Lo único que en ese momento captaba mi atención era Dani y su cola perfecta. Quería hacerla mía. Quería acostarme con ella…
De repente la playa estaba vacía. Todo el mundo había desaparecido y los únicos que estábamos éramos yo y ella, que desde el mar me llamaba con las manos. Me levanté y despacio empecé a caminar hacia el agua. Danisa se volvió a dar vuelta y mis ojos fueron directo a su culo. ¡Qué cosa más perfecta! Caminaba directo hacia ella.
Llegué y la abracé por detrás poniendo mis manos en su pancita y ella se recostó sobre mi cuerpo y se relajó en mis brazos apoyando su cabeza sobre mi hombro. “¿Sabés que te quiero no?” me dice de repente y yo me quedo callado. Sin soltarla se dio vuelta y quedamos cara a cara. Podía sentir su respiración. “Pero sobre todo, ¿sabés que me calentás mucho, verdad?” me dijo y acto seguido me besó.
Ese momento que había estado esperando desde hacía años se volvió a dar. Sentir sus labios cálidos sobre los míos fue lo más hermoso del mundo. Danisa me besaba con ganas y yo a ella también, denotándose que habíamos sostenido ese beso durante los últimos 3 años. Pero la cosa empezó a cambiar cuando bajé ms brazos hasta su cola.
- ¡Qué atrevido!- Me dijo ella alejándose un poco y sonriendo.- ¿Vos querés que lo hagamos acá en el medio de la playa?
- Quiero hacerte mía ya, Dani.- Le respondí.
Ella volvió a tirarse sobre mí y de la brutalidad nos caímos los dos a la arena. Nos reímos, pero enseguida volvimos a los besos y esta vez la calentura se notaba en ellos. Mis manos bajaron nuevamente a su cola y la apreté con ganas. “Mmmm” dijo ella entre besos y bajó hasta mi cuello. Comenzó a pasarme la lengua como loca y eso me prendió por completo.
Sin problemas le desaté la parte de arriba de la bikini y la agarré las tetas con ganas. Ella subió un poco su cuerpo y yo se las chupé como loco, pasándole la lengua bien rápido por encima del pezón. El agua nos llegaba hasta las piernas cada vez en una ola rompía sobre la arena, pero no nos importaba. Seguimos con los besos y el manoseo, hasta que ya queríamos pasar a algo más.
La acosté sobre la arena, me coloqué entre sus piernas y fui bajando desde su boca hasta su cintura con mis labios. Le saqué la malla y ella se tapó la conchita con las manos, haciéndose la inocente, pero enseguida se las saqué y bajé mi cabeza para empezar a chupársela. Le pasé la lengua unas tres o cuatro veces y después me dediqué a darle placer con mi boca. Jugaba sobre su cuerpo, tocándole el clítoris y metiéndole los dedos a medida que ella disfrutaba de lo que le hacía. Saboreaba su conchita y ella me revolvía el pelo mientras apretaba sobre mi nuca para que le siquiera lamiendo la concha. El agua seguía llegando a nuestros pies que ya estaban mojados. En mi malla sentía como se iba poniendo bien dura mi poronga.
- ¡Ay Lau!- Me dijo ella con tono placentero.- ¡Cogeme ya!- Me pidió después de un suspiro largo y profundo.
Me saqué la malla y me acosté sobre ella, que después de un beso me abrió sus piernas para que pudiera penetrarla sin problemas. Yo seguí saboreando su piel salada mientras que mi pija entró por completo adentro de su cuerpo y ella lanzó un gemido de placer puro. Comencé a moverme lentamente hacia arriba y hacia abajo al mismo tiempo que mis labios iban por su cuello y sus hombros. Sentía su respiración profunda en mi oído y podía escuchar sus suspiros con cada penetración.
Los brazos de Danisa se estiraron y sus dedos se hundieron en la arena como si fuese un cable a tierra, descargando la tensión que debía de haber acumulado. Yo seguía cogiéndomela con ganas, moviendo mi cuerpo cada vez más rápido y más fuerte, gozando cada momento junto a ella y volviéndome loco. Sentir el calor de su cuerpo mientras el sol me pegaba de lleno era lo más hermoso que me podía pasar.
De golpe Dani reaccionó y me empujó hacia un costado y yo caí de lleno sobre la arena. Antes de que pudiera reaccionar ella se subió arriba mío y se clavó mi verga en su concha para empezar a cogerme de manera mucho más zarpada. “¿Sabés las ganas que tenía de agarrarte así?” me dijo y de golpe mi corazón se aceleró. Se veía en su rostro una sonrisa inigualable que nunca antes había visto. El placer brillaba en sus pupilas a medida que sus gemidos se aceleraban. Su cara se veía cada vez más de cerca y pude notar su voz sonando en mi oído…
Me encontré de frente a ella que estaba parada delante de mí. Las otras dos chicas se habían ido y yo estaba recostado en la arena con una erección muy grande entre mis piernas que intenté ocultar tapándome con una remera. Danisa se sentó al lado mío y su cuerpo mojado y bronceado me tentó de tocarlo. “Tengo que decirte algo y creo que lo mejor va a ser que sea bien directa” me dijo y supe de golpe que todo lo que me había imaginado estaba a punto de volverse realidad. Esperaba que la gente desapareciera de la playa y que se fueran para dejarnos solos y así poder amarnos como lo habíamos hecho hasta recién en mi mente.
- Vos sos muy importante para mí. Yo te amo y no puedo ocultarte más esto…- Empezó diciéndome Danisa.- Soy lesbiana.- Sentenció después.
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