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Mis vecinas. Capítulo 11

Mis vecinas. Capítulo 11

Esta es la historia de Juan Manuel, un hombre que descubre que la vida sexual de sus vecinas es sumamente activa y disfruta viéndolas mientras ellas viven excitantes momentos junto a diferentes compañeros. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Capítulo 11: El espectador
   - ¿Te gustó lo que viste?- Me preguntó Clara el domingo cuando volvió a tocarme la puerta de mi casa.
   - ¡Me encantó! La verdad es que me encanta como te ponés ¡Sos increíble!- Le dije sonriendo.
   - Ahora me gustaría a mí ver que pasa entre vos y Antonella cuando se apagan las luces.- Me dijo ella y yo me quedé mudo.
   Clara me hizo saber que así como yo la había visto a ella a través de streaming en vivo, ella también quería verme en una oportunidad. “No podés negarte después de todas las veces que vos me espiaste” me dijo nuevamente avanzando y tratando de arrinconarme contra la pared. Sin embargo en esa oportunidad yo no retrocedí y dejé que su cuerpo se frenara solo a pocos centímetros del mío. Podía ver su cara de trolita bien frente a mis ojos y a pesar de que ayer había logrado hacerme acabar de una manera increíble ya me estaba calentando.
   - ¿Y si hacemos algo nosotros dos en vez de vernos?- Le pregunté.
   - Jajaja mejor no.- Me dijo ella alejándose y riendo.- Me calentás mucho pero no para coger. Aparte Anto es un amor y no quiero ser yo la hija de puta que se coja a su novio. Cuando te animes, mándame el link y la clave para entrar. Hasta entonces, no más shows por la ventana.
   Clara se fue meneando su hermoso culo y yo tuve que acomodarme la pija adentro del pantalón de lo dura que se me había puesto. Las fichas estaban sobre el tablero y sin lugar a dudas ella había dado el primer paso. Durante un año la había visto tener sexo con su novio y su amante en más de una oportunidad y me había encantado. Me había clavado varias pajas mirándola y me había calentado al extremo pensando en ella cogiendo ya sea con Nicolás o Rodrigo. Ahora quedaba en mí saber si estaba dispuesto a cogerme a mi novia mientras transmitía en vivo para ella.
   La idea me calentaba muchísimo y pensar en lo mojada que se podía poner Clara mientras yo disfrutaba con Antonella me encantaba. Pero más allá de eso tenía mis dudas. ¿Si Clara lo grababa y después lo difundía? ¿Si de golpe aparecía un video mío en cualquier red social o por WhatsApp? Era un riesgo que corría pero que igualmente estaba dispuesto a tomar pues la pija se me ponía bien dura cuando pensaba en la situación.

   A fines de Octubre pasó algo que me afectó más de lo esperado. Bajé al tercero para despedir a los huéspedes que estaban en el departamento y cuando me crucé para ver si Yanela estaba disponible me encontré con que estaba desarmando el departamento. “Falleció mi madre. Me vuelvo a vivir a Brasil” me dijo con una expresión triste y no pude hacer otra cosa que abrazarlo. A los cuatro días se fue para siempre y no tuvimos la oportunidad de despedirnos sexualmente a pesar de que ella vino a saludarme antes de irse.
   La vi subirse al ascensor por última vez y entré al departamento para recordar varios de los encuentros que habíamos tenido ahí mismo. Recordé el pete que me había hecho en medio del comedor y como me había encantado tenerla arrodillada adelante mío. También recordé la tarde que le cogí el culito sobre el sillón y sus gemidos de placer vinieron a mi cabeza en una de las experiencias más placenteras que había tenido en el último tiempo. Yanela se fue dejándome una sensación bastante rara, pues durante unos días la extrañé y sentí lástima por ella. Pero a los pocos días vi en Instagram una foto de ella en la playa sami desnuda y exhibiendo su culito, lo que me hizo saber que la tristeza le había durado poco.
   Cuando arrancó Noviembre me encontré que nuevamente Antonella era mi amante favorita y por alguna razón eso no me satisfacía de la manera esperada. El sexo con ella era excelente, había mejorado muchísimo en el último año y habíamos logrado complacer al otro de manera única. Pero por alguna razón terminaba de coger y al cabo de unas horas volvía a calentarme de una manera impresionante, sin poder satisfacerme. No tenía las imágenes de Clara garchándose a alguno de sus amantes pues ella permanecía con la ventana cerrada todo el tiempo. Tampoco tenía los encuentros esporádicos con la chica brasileña que se había ido a vivir de nuevo a su país. Era como si eso hiciera que de golpe perdiera el interés en el sexo.
   No fue hasta que llegó una propuesta de parte de un amigo que sentí curiosidad por ello nuevamente. Una tarde hablando con Patricio para organizar la cena en parejas de esa semana, me propuso hacer algo similar a lo que habíamos hecho la noche de mi cumpleaños. Por alguna razón no quería compartir a Antonella con él, la sola idea de pensarlo me dio celos. Sin embargo la propuesta fue mucho más tentadora de lo que yo me imaginaba, pues la idea que tenía en su cabeza me involucraba a mí y no a mi novia.
   - Quiero que te vuelvas a coger a Guille, pero esta vez vos solo. Sin Anto.- Me dijo cuándo lo invité a casa a tomar una cerveza y charlar un rato.
   - ¿Los dos solos?- Le pregunté sin entender muy bien la propuesta.- ¿Y por qué querés eso?
   - Solos no. Yo quiero ver cómo te la cogés.- Aclaró enseguida y ante mi silencio, siguió hablando.- Tranqui, no es la primera vez que hacemos algo así y a los dos nos copa la idea. Está más que conversado el tema.
   La propuesta de Patricio revivió mi necesidad sexual y por primera vez en casi tres semanas me sentí excitado y estimulado. Dudaba si debía hablarlo con Antonella pero para mi sorpresa Guillermina ya se había encargado de hablarlo con ella ese mismo día, por lo que a la noche cuando llegamos los dos discutimos la propuesta. “Es una devolución de favores” dijo mi novia que demostró no sentirse molesta en absoluto con la idea. Según ella, Guillermina ya había aportado a nuestra pareja y ahora yo debía aportar a la suya, convenciéndome enseguida.
   El sábado a la noche volvimos a juntarnos para comer en la casa de ellos y al igual que veces anteriores el alcohol abundaba. Dos botellas de vino y varias latas de cerveza desaparecieron antes de las doce de la noche y para ese entonces ya estábamos bastante desinhibidos. Por un momento pensé que todo eso podía de tratarse de una prueba de amor de Antonella, pero cuando nuestra vecina se paró detrás de mí y comenzó a hacerme masajes y tocarme el pecho como lo había hecho con Patricio aquella noche en la que los vimos teniendo sexo, supe que la cosa iba en serio. Apoyé una de mis manos sobre la pierna de Anto y ella me devolvió una sonrisa.
   - Creo que llegó el momento de que yo me vaya.- Dijo ella y se paró.- Pásenla lindo.
   Dicho esto se acercó a mí y me dio un beso bien fogoso para luego retirarse y cerrar la puerta detrás de sí. En ese entonces mis nervios crecieron. Era la primera vez que iba a hacer algo de ese estilo y me sentía bastante inhibido. Era como si todo el alcohol que habíamos tomado había desaparecido de golpe y miraba a Patricio que relajado me observaba desde el otro lado de la mesa. Levantó su copa de vino y la alzó en el aire como si estuviera brindando conmigo y con su novia, dándonos su bendición para seguir adelante.
   Sentí la respiración de Guillermina en mi oído y giré bruscamente la cabeza. Ella entonces sonrió y me dijo que me tranquilizara, que Patricio era un espectador muy silencioso y que no me iba a dar cuenta que estaba ahí. Sus manos siguieron acariciando mi pecho y cerré los ojos por unos segundos para concentrarme en lo que estaba sucediendo. Entonces recordé la noche que había vivido con Antonella y Guillermina. Recordé como ella me había chupado la pija y como me la había cogido en cuatro mientras lamía la conchita de mi novia. Esos recuerdos hicieron que mi verga palpitara. Abrí los ojos y miré a Patricio pero en vez de sentirme intimidado por su presencia me sentí motivado. Si eso era lo que a él le gustaba entonces iba a darle el placer de que lo viera, iba a cogerme a su novia con todas mis ganas.
   Me levante y me paré de frente a Guillermina que enseguida siguió con sus masajes en mi pecho. Yo llevé mis manos a su cintura y lentamente las fui bajando hasta su culito hermoso, agarrándoselo con fuerza. Entonces nos besamos de manera bien apasionada y desde ahí la cosa se fue poniendo mucho más caliente. Pensé en llevármela al sillón, de la misma manera en la que Patricio había hecho la noche en la que Anto y yo los vimos coger, pero decidí quedarme ahí por unos segundos. Comencé a sacarle la ropa y ella hizo lo mismo mientras nuestros labios seguían rozando nuestra piel y los dedos recorrían todo el cuerpo.
   Ella solita fue bajando con su boca por mi cuerpo hasta arrodillarse adelante mío y entonces miré por primera vez a Patricio. Fueron unos pocos segundos, pero pude notar una sonrisa pícara entre su barba mientras veía como Guillermina me desabrochaba el pantalón. Tomó con su mano mi pija y me empezó a masturbar rápidamente haciendo que mi verga se pusiera totalmente dura. Entonces hizo algo que no había hecho la otra vez pero que me calentó muchísimo. Como si mi verga fuera una cachiporra, se golpeó con ella en el rostro varias veces para luego regalarme una sonrisa y dedicarse a chuparla.
   Sin lugar a dudas Guillermina sabía lo que hacía y le encantaba hacerlo. Movía su cabeza hacia adelante y hacia atrás comiéndose por completo mi pija y luego la lamía y la chupaba desenfrenadamente. Sus ojos subían y bajaban por mi cuerpo y cuando hacía contacto con los míos me volaba la cabeza. Inclinaba mi verga hacia arriba y la lamía desde la base hasta la cabeza y luego volvía a bajar comiéndose los huevos con ganas. Me la escupía mientras me masturbaba y volvía a metérsela en la boca, llenándose de mi pija por completo, casi al punto de ahogarse.
   En un momento Guille guiró levemente la cabeza y miró a su novio el cual asintió con la cabeza, como aprobando la situación. Cuando lo vi, Patricio se estaba tocando por encima del pantalón, refregándose la verga con la mano mientras miraba todo lo que sucedía. En ese momento su novia jugaba dibujando círculos con su lengua en la cabeza de mi verga que estaba roja a punto de explotar. El hecho de tenerme solo para ella a diferencia de la otra vez, hacía que se luciera mucho más y que dejara salir por completo a la putita que había adentro suyo.
   Guille se paró luego de varios minutos de complacerme de manera oral y mientras se desvestía fue caminando hasta el sillón. Se subió en el él y se apoyó sobre el respaldar sacando su cola, la cual quedó bien paradita. Yo fui detrás de ella y me paré pegado a su cuerpo haciendo que mi verga bien dura tocara su cola. La sujeté por la cintura y dejé que se fuera moviendo en círculos, franeleando sus perfectas nalgas contra mi pija que no daba más. Entonces me agaché detrás de ella, escupí sobre su cuerpo y dejé que la saliva fuera cayendo por entre sus nalgas hasta su conchita. Me paré y coloqué la punta de mi pija para ir haciendo presión.
   La saliva funcionó como lubricante para que mi verga entrara derecho en la concha de mi vecina. Coloqué nuevamente las manos en su cadera y empecé a cogérmela lento y suave para que sintiera como entraba toda en su cuerpo. Guillermina era una calentona total y enseguida empezó a gemir como loca con cada golpe que daba contra su cuerpo. Poco a poco fui aumentando la velocidad y sentía como la calentura se apoderaba de mí. Por unos segundos me olvidé por completo de que su novio nos estaba observando a pocos metros de distancia, pero lo recordé cuando ella giró la cabeza y cruzó miradas con él.
   - ¿Te gusta que te vea como te coge otro?- Le pregunté a mi vecina que no paraba de gemir con la boca entreabierta.
   - ¡Me encanta!- Me respondió ella y lanzó un grito de placer cuando metí adentro de su cuerpo todo el mío.
   A partir de ahí se puso todo mucho más violento. Al darme cuenta que Guillermina disfrutaba muchísimo de ser cogida por otro delante de su novio, me calenté a tal punto que solo quería hacerla disfrutar. Movía mi cuerpo hacia adelante y hacia atrás cogiéndomela cada vez más rápido y con todas mis fuerzas. Ella gemía y gritaba como loca, haciéndome saber que le encantaba lo que estaba haciendo y que no importaba que mi pija no fuese tan grande como la de su novio, pues lo que le gustaba era el morbo de ser yo quien se la estaba cogiendo. Le pegué un chirlo y el ruido de mi mano chocando contra su cola se escuchó por toda la habitación.
   Me alejé de ella y le dije que se diera vuelta. Cuando Guillermina giró y se recostó sobre el sillón yo me agaché y volví a meter mi verga adentro de su cuerpo haciéndola gritar. Nuevamente me la empecé a coger a toda velocidad, haciendo que mi pija entrara y saliera de su cuerpo casi por completo. “¡Ay sí! ¡Cogeme!” gritaba ella mientras que yo me movía y manoseaba sus gomas. Una de mis manos siguió subiendo por su cuerpo hasta posarse en su cuerpo e hice una leve presión sobre este, ahogándola por un momento. Ni bien la solté ella jadeo y tomó una profunda bocanada de aire para luego seguir gimiendo como loca mientras que mi verga taladraba su conchita empapada.
   Luego de eso ella me montó, sentándose arriba de mí, dándome la espalda y quedando casi de frente a su novio. Esa pose sin lugar a dudas fue una de las más excitante pues ella se movía de una manera increíble y yo me relajé y disfruté al máximo de su cuerpo. Sentía su cola hermosa frotarse sobre mi cintura mientras que con mis manos le agarraba las golas y jugaba con sus pezones. Pero lo que más me calentaba era ver como se miraba con su novio mientras gemía como loca. Me volvía loco esa mirada de placer puro que le dirigía a Patricio quienes nos observaban mientras se hacía una paja lentamente. Tenía en su mano la verga bien dura y parada y se tocaba suavemente mirando como yo me cogía a la putita de su novia.
   Esa escena subió hasta mi cabeza y me dejó tan caliente que sentí como la leche empezaba a subir de mus huevos hasta mi pija. “¿Te vas a tragar toda mi lechita?” le pregunté mirando a su novio y hablándole al oído pero lo suficientemente fuerte para que Patricio me escuchara. Ella asintió con la cabeza sin dejar de gemir y entonces se levantó para ponerse en cuatro en el piso frente a mí y exhibiéndole su precioso culito a su novio. Rápidamente se metió mi verga en la boca, para chupármela por unos segundos, pero enseguida comencé a acabar en su boca y ella recibió todo mi semen sobre su lengua.
   Cuando terminé me mostró la espuma que salía de sus labios para después tragárselo y sacar la lengua y así enseñarme que se la había tragado toda. “¡Muy bien putita! Ahora la de tu novio” la felicité y le dije señalándole con la cabeza mi amigo. Ella sonrió y fue gateando por el piso del comedor hasta donde estaba Patricio y se arrodilló adelante suyo para empezar a chupársela con ganas. Entonces él se desconectó por unos segundos y pude ver como disfrutaba de los labios mojados de su novia. Guillermina le comía la pija como loca, gozándola a más no poder y pasándole la lengua por todos lados.
   Luego de unos pocos minutos él terminó acabando sobre los labios de su novia una enorme cantidad de semen que ella tragó al igual que lo había hecho con el mío. “¿Te gustó putita?” le pregunté desde el sillón recuperando la respiración. Ella giró la cabeza y abrió nuevamente la boca para enseñarme que aún tenía la leche de su novio. Tragó y una vez más me enseñó la lengua limpia haciéndome saber que se había la había tomado toda. Con una sonrisa miró primero a Patricio y luego a mí y entre jadeos me respondió.
   - ¡Me encantó! ¡Quiero más!


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1 comentarios - Mis vecinas. Capítulo 11

daros82 +1
mi brasilera noooo 😢
siento ese vacio como cuando en la serie que te gustan matan a un personaje jeje 😃
HistoriasDe
Jajajaja me hiciste reir!
Gracias por comentar
HistoriasDe
Jajajaja me hiciste reir!
Gracias por comentar