Diciembre, ya casi llegaba navidad y estábamos con mi mejor amiga en la playa, alquilamos una cabaña por el fin de semana.
QuerÃamos pasarla genial, asà que nos ocupamos de llevar mucho alcohol y algo de drogas, sabiendo que en el balneario habrÃa muchos chicos con los que podrÃamos divertirnos.
Era de noche y habÃamos estado bebiendo desde la mañana, estábamos solas y en ropa interior, charlas previas habÃan dejado en claro que a las dos nos gustarÃa tener una experiencia sexual con una mujer (ella ya lo habÃa hecho un tiempo atrás), asà que bastó con una mirada para proceder a eso.
Tiradas en la alfombra muy cerca una de la otra, se sentÃa nuestra respiración cada vez más fuerte y de un momento a otro sus labios se fundieron con los mÃos, nos besamos intensamente, nuestra amistad quedó en segundo plano, ahora sólo nos preocupaba gozar.
Nos sentamos, una en frente de la otra y mientras que con una mano acariciaba mi pelo con la otra tocaba mi espalda haciendo pequeños masajes que terminaron de relajarme, yo la besaba, me volvà a embriagar con el licor de su boca.
Sus labios recorrieron todo mi cuello, mis hombros y mi pecho.
Nos paramos y dejamos que nuestra ropa interior caiga lentamente mientas que nuestros latidos aumentaban cada vez más.
Acariciaba mis pechos deliciosamente y por momentos los tomaba con fuerza, su lengua se deslizó hacia mis pezones y comenzó a realizar pequeñas succiones en ellos que me calentaban muchÃsimo.
Las caricias y los besos eran cada vez más desenfrenados (se notaba su experiencia y el deseo de volver a revivir esos momentos del pasado).
Comencé a sentir sus labios desplazándose por mi cuerpo con suaves besos y pequeños mordiscos en mi vientre, que me hicieron sentir sumergida en un mar de placer.
Siguió bajando e inesperadamente sentà sus labios pegados a mi vulva, respire profunda y agitadamente, me estaba fascinando lo que me hacÃa.Â
IntroducÃa lenta y profundamente su lengua, se sentÃa muy cálido, la humedad de mi vagina aumentaba cada vez más y sentà un cosquilleo interno que se desplazaba por mi abdomen en fracciones de segundos, un placer desconocido para mi, pero delicioso.
Se detuvo, me beso en la boca y sonrió, supe que se preparaba para algo, comenzó a lubricar mi ano y suavemente introdujo un dedo en él, supe sentir cómo las capas de mi piel se abrÃan dando permiso al placer.
Con su dedo dentro de mÃ, comenzó a realizar movimientos circulares, ella tenÃa claro que partes de mi recto estimular para que la temperatura de mi cuerpo y mi flujo sanguÃneo aumentara cada vez más, haciendo que mi excitación y mi deseo por ella fueran cada vez más incontrolables.
Yo me encontraba boca arriba y ella encima de mi en posición contraria, ella lamÃa mis senos y yo los de ella y ambas con la mano estirada acariciábamos nuestras vulvas que se estremecÃan suavemente y se entregaban por completo al mayor de los placeres.
Se levantó y arrodilló frente a mi, me abrió las piernas con mucha delicadeza y comenzó a practicarme sexo oral, con sus dedos en forma de V separaban mis labios mayores para poder lamer mi clÃtoris plácidamente y hacerme sollozar de placer, hacÃa movimientos con su lengua de abajo hacia arriba lentamente pero con fuerza y eso si que me enloquecÃa.
Nos colocamos de manera en que nuestras vulvas se pudieran rozar y comenzamos a hacer movimientos lentos para que los labios mayores de una se pudieran introducir en el interior de la otra, sintiendo claramente cómo nuestros fluidos se encontraban de tal forma que llegaban a humedecer nuestras pelvis.
PodÃamos sentirlo muy rico pero además podÃamos verlo y eso aumentaba el morbo cada vez más.
Nos tocábamos, besábamos y acariciábamos de una manera constante y con mucha lujuria.
Sentà que nuestros cuerpos se pertenecÃan, no querÃamos separarlos, vibrábamos de placer y no perdimos oportunidad alguna de expresar lo delicioso que se sentÃa.
El placer era irresistible, comenzó a besar mis pechos nuevamente y a masturbarme, sentà su mano delicada y la besé, me dijo que querÃa hacerme acabar de manera única asà que me penetro con sus dedos y comenzó a hacer cierta fricción hacia arriba con movimientos rápidos y fuertes que no pude evitar sentir cómo mi vagina se contraÃa y humedecÃa cada vez más, esa mujer me estaba enloqueciendo, mordió mi cuello fuertemente y fue en ese momento que una oleada de orgasmos se apoderó de todo mi cuerpo, dejándome sin fuerzas y rendida ante la mujer que por primera vez me habÃa enseñado el poder del verdadero placer.
0 comentarios - Ella y yo👅🥂👅