Era sábado a la noche y estábamos en un boliche pasando muy bien, pero en un momento el alcohol comenzó a hacer efecto, ya los bailes no eran sólo bailes, eran besos y caricias, caricias que querían ser más que eso.
Me sentí excitada, el sabía como hacerme sentir placentero todo lo que hacía.
Las caricias continuaron y los besos cada vez eran más largos y apasionados, queríamos salir de ahí así que decidimos ir a un ligar más cómodo, nos dejamos llevar por la piel.
Lo deseaba con todo mi cuerpo, no había hombre en el mundo que me excitara más que el, por fin estábamos solos, besándonos y con ganas de todo, pude sentir como sus manos se desplazaba entre mis piernas y un temblor me corría desde la vagina hasta el ombligo, esa sensación tan linda y desesperante a la vez, que hace sentir ganas de tener sexo inmediatamente y a la vez no quieres que se acabe.
Comenzó a rozar mis labios mayores con sus dedos realizando círculos de placer hermosos, se sentía rico, muy rico, podía sentir como la humedad de mi vagina aumentaba cada vez que el combinaba esos movimientos en mi vulva con hermosos besos en mi boca, cuello y senos.
No necesité que me lo pida, yo moría de ganas de realizarle sexo oral, abrió sus piernas y yo me metí dentro de ellas comenzando a pasar mi lengua por su glande mientras que con mis manos acariciaba sus testículos de arriba hacia abajo muy suavemente, amaba su pene, me enloquecía, podría estás horas con él en mi boca, empecé a introducírmelo de a poco segregando mucha saliva para que lo sintiera más placentero, haciendo suaves movimientos con la lengua, sentir sus gemidos me estimulaba cada vez más, besaba su pene y por momentos su ingle, me introduje una pastilla de menta en la boca y él enloqueció, su estímulo se desplazó hacia su cuerpo entero provocándole un temblor imposible de controlar, yo sentía la menta, la frescura y a la vez la cálida temperatura de su pene en mi boca que de placer segregaba ese líquido transparente que me volvía loca, haciéndome saber que a él le estaba encantando.
Mientras él pedía por favor que no pare nunca, hice una pausa, subí hacía su boca, lo bese apasionadamente mientras que con mi vagina frotaba su pene erecto que tanto me gustaba, el comenzó a tocarme nuevamente y a besarme el cuello, quiso bajar hasta mis partes íntimas e hizo que mi cuerpo se sumerja en un mar de placer y pierda el control de tanta ansiedad por poseer su cuerpo, el pasaba su lengua desde mis labios mayores, deslizándose a los inferiores hasta llegar al clítoris en el cual se detenía y hacía un movimiento circular y muy sutil que me hacía vibrar involuntariamente.
No quisimos consumar el acto sexual, nos dimos cuenta que podíamos alcanzar altos niveles de excitación y placer sin hacerlo, así que nos colocamos en posición de 69 y seguimos haciendo eso que sabíamos que enloquecía al otro, los temblores se fueron, cuando por fin sentí cómo mi vagina se contraía y palpitaba de placer y su pene se erectaba cada vez más, sus piernas queriendo cruzarse me decían que ya era el momento, ese momento tan esperado donde su boca y mi boca iban a lograr que el orgasmo se consuma creando así el climax perfecto del sexo sintiendo en nuestras bocas los fluidos que tanto deseábamos sin saber aún qué esa noche iba a ser inolvidable.
0 comentarios - Las ganas pudieron mas😈