Una día había abierto mi camisa para observar mis pechos, acariciándolos y hasta apretar levemente mis pezones, cuando justo pasa mi suegro mirando lo que hacía, me giré rápidamente, observándolo detenidamente, sin tratar de cerrar mi camisa. Me giré como esperándolo, hasta después de breves segundos se me acerca, me toma de la cintura y me besa, respondiendo a ese contacto inicial. Cuando abre más mi camisa, hasta quitarla, permanecía inmóvil ante su intervención, hasta quedar con dorso desnudo.
Volvimos a besarnos, tomando ávidamente mis suculentos senos con un total recogimiento, devorándolas con sus locas y frenéticas succiones, hasta sentir como mi pezones se endurecian en su boca
Se había apoderado de mis pechos de una manera ansiosa y sin ningún tipo de tapujos, entregándome a su delirante intromisión. Si bien las veces anteriores había desbordado mi excitación, esta vez excedía mi arrebato. Su mano exploraba mi piel sin dejar de frenar sus impulsos a mis agobiadas tetas, me encantaba sentir esas manos salvajes y sin recatos ir apoderándose de mi cuerpo.
Sentí que iba deslizando mi pollera, metiendo su mano entre mis piernas, mientras mi sexo se alteraba más y más a cada segundo, humedeciendo mis labios inferiores, hasta ser adsorbidos por mi prenda intima. Sentí que se iba deslizando mi pollera, mientras su mano se metía en mi tanga , mientras lo abrazaba sin detenerlo en sus propósitos.
Se acerco hacia mí, se arrodilló, abrió mis piernas, para comenzar a mamar de mi concha, muy alterada por cierto.
Me fui entregando a sus intenciones, para comenzar a disfrutar ampliamente, sintiendo como mis partes más sensibles eran absorbidas por su boca No llegué a un orgasmo, pero mi cuerpo estaba muy pero muy alterado.
mi suegro totalmente desnudo, con su crecida verga bien erecta. Sin pensar nada, me arrodille frente a él, en una aptitud de total acatamiento, para iniciar una mamada muy especial.
Después de unos minutos en que mi boca se deleitaba con ese miembro, me tomó de los hombros me alzo y me llevo a la cama. Me acostó abrió mis piernas, hasta que sentí ese tronco de carne incrustarse sin mayores contemplaciones en mi vagina deseosa de ser penetrada. Gemí ante esa intromisión algo brusca y directa, pero lo abrace con toda mi fuerza, mientras sentia su pija entrar y salir de mi concha
me encantaba, porque me fue llevando a un delicioso y prolongado orgasmo, gritaba ante su impetuoso embate, que se prolongo varios minutos, en donde nuestra transpiración se fusionaba por nuestro contacto físico.
Cuando sentí su esperma llenar mi cavidad, grité al apreciar como mi cuerpo reaccionaba regalándome otro nuevo orgasmo, para continuar abrazados un buen rato, reponiendo energías.
No llegamos a repetirlo, aunque esa noche lo hice con mi esposo, por supuesto que sin querer hacer comparaciones no fue lo mismo.
Al día siguiente lo volvimos a hacer, sabía que estaba mal pero no podía contenerme, vivía con mi suegro, como podía hacer para no verlo, sabiendo que compartíamos techo. Admito que era una situación complicada, pero mientras se trataba de encontrar una “solución”, nuestra relación era cada vez mas apasionada.
No puedo negar que en gran parte era yo, la que iniciaba las cosas, desde levantarme con un camisón corto transparente, cosa que antes no lo hacía, o dar de mamar al bebe con el dorso desnudo, demostrando que estaba dispuesta a tener sexo.
Como solía hacerlo habitualmente, una tarde mientras acariciaba mi espalda, llego hasta mis caderas , separándolas manteniéndolos con sus manos, sin dudas observando mi cola empece a relajarme para regocijarme de sus excitantes caricias. Hasta que su dedo comenzó a bordear mi orificio, oprimiéndolo cada tanto, ese contacto me enervaba. Hasta que después de ese loco juego, su yema oprimió mi ano, abrí mas mis piernas, como aprobando ese acercamiento, hasta sentir como su dedo se iba introduciendo lentamente en mi conducto. Me dolía un poco, pero traté de soportarlo para ir descubriendo esa nueva sensación.
Así con total maestría su dedo fue introducido totalmente, sacándolo y volviéndolo a enterrar, hasta llegar a elevar mi temperatura, después de varios minutos, lo hizo con dos, cosa que me hizo gemir un poco, por esa intromisión punzante.
Mientras efectuaba ese vaivén enardecido, su otra mano oprimió mi pecho, apretando mi pezón, mientras sus dedos llegaban lo más profundo que podían. Me sentía totalmente enardecida, con ese abrupto hurgamiento, donde mis tetas comenzaron a expulsar la leche y mi vagina a humedecerse rápidamente.
Empecé a gemir por mi exaltación, a lo que mi suegro acelero el tratamiento, hasta que mi cuerpo parecía estallar por las convulsiones que me producía, gimiendo y gritando de ese método tan efectivo, aplacándome ante la llegada de un fuerte orgasmo.
Debo reconocer que mi suegro me llevaba a una serie de estados, que lamentablemente nunca había experimentado.
Nuestra relación se iba acrecentando día a día mas, ya no me vestía durante la mañana, esperaba que se fuese mi esposo para levantarme solo con mi camisón corto, yendo a la cocina a alimentar a mi hijo, esperando a mi suegro para quitármelo, quedando desnuda. Prácticamente ese ritual era todos los días, apenas dejaba de amamantar teníamos una relación. Me encantaba estar desnuda ante él, dándole la teta.
Una mañana después de dar de mamar a mí bebe, llegó Ricardo a la cocina, al verme con mis pechos al aire, no pudo contenerse para comenzar a besarlos, su leve contacto me alteraba las hormonas.
Me quitó el camisón quedando totalmente sin nada, nos besamos alocadamente, hasta que me levantó, sentándome sobre la mesa, abrió mis piernas quedando mis intimas aberturas a su entera disposición, si bien me sentía algo cohibida ante su mirada, me atraía saber que lo excitaba.
Jugueteo con mi ano, hasta que comenzó a lamer mis hendiduras, elevando mi estado de calentura, rápidamente se quitó su ropa, viendo su verga erecta lista a entrar en acción. Quise besarla pero no lo permitió, volvió a elevar mis piernas, apoyándolas sobre sus hombros.
En escasos minutos, sentí su miembro recorría mi raya hasta detenerse en mi abertura, para hurgar alrededor de mi ano, nos miramos de una manera cómplice. Mientras su glande se apoyaba descaradamente en mi aro, oprimiendo su glande contra mi abertura.
“Hazme gritar, me duele, pero me agrada” Así continuo hasta hacerme lagrimear por el dolor, mientras su miembro no paraba de entrar y salir de mi cola y mis tetas producto de ser oprimidas o por mi total calentura, chorreaba leche
Cada vez que penetra su verga, mi cabeza se iba hacia atrás, la que parecía enervar más a mi suegro, bombeándome con mayor arrebato. El dolor y el goce se mezclaban, haciendo ese contacto en algo portentoso. Era todo tan delicioso, que si bien mi actitud era más pasiva, recibía constantemente el furor de su actividad, manteniendo mi cuerpo en un estremecimiento continuo, aceptando gustosa, ese sexo salvaje e injurioso.
Mientras me cogía, me dice:
“Toca tu clítoris”
No paraba de gemir como desaforada, ese roce , era alucinante, mientras nuestros cuerpos se frotaban de una manera excitante. Entre tanto meta y saque me vine, y mi Y momentos después se vino él llenando toda mi cola con su leche Exhale, gemidos y gritos de placer hasta mi último aliento, mientras mi convulsión parecía aumentar, no tardando en tener un segundo orgasmo, al haber percibido la esperma de mi suegro. Después de haber eyaculado, su cuerpo extenuado cayó sobre mi pecho, acaricie su cabeza, manteniéndonos apareados. A pesar de sentirme satisfecha, no pude contenerme y arrodillándome frente a mi suegro, se la mamé,
esa semana que estuvo mi suegro con nosotros fue a puro sexo . me senti su puta y yegua . aca les quise resumir como fue esa semanita , ser madre por segunda vez , me pone mas calienta y yegua que nunca . besos a todos
Volvimos a besarnos, tomando ávidamente mis suculentos senos con un total recogimiento, devorándolas con sus locas y frenéticas succiones, hasta sentir como mi pezones se endurecian en su boca
Se había apoderado de mis pechos de una manera ansiosa y sin ningún tipo de tapujos, entregándome a su delirante intromisión. Si bien las veces anteriores había desbordado mi excitación, esta vez excedía mi arrebato. Su mano exploraba mi piel sin dejar de frenar sus impulsos a mis agobiadas tetas, me encantaba sentir esas manos salvajes y sin recatos ir apoderándose de mi cuerpo.
Sentí que iba deslizando mi pollera, metiendo su mano entre mis piernas, mientras mi sexo se alteraba más y más a cada segundo, humedeciendo mis labios inferiores, hasta ser adsorbidos por mi prenda intima. Sentí que se iba deslizando mi pollera, mientras su mano se metía en mi tanga , mientras lo abrazaba sin detenerlo en sus propósitos.
Se acerco hacia mí, se arrodilló, abrió mis piernas, para comenzar a mamar de mi concha, muy alterada por cierto.
Me fui entregando a sus intenciones, para comenzar a disfrutar ampliamente, sintiendo como mis partes más sensibles eran absorbidas por su boca No llegué a un orgasmo, pero mi cuerpo estaba muy pero muy alterado.
mi suegro totalmente desnudo, con su crecida verga bien erecta. Sin pensar nada, me arrodille frente a él, en una aptitud de total acatamiento, para iniciar una mamada muy especial.
Después de unos minutos en que mi boca se deleitaba con ese miembro, me tomó de los hombros me alzo y me llevo a la cama. Me acostó abrió mis piernas, hasta que sentí ese tronco de carne incrustarse sin mayores contemplaciones en mi vagina deseosa de ser penetrada. Gemí ante esa intromisión algo brusca y directa, pero lo abrace con toda mi fuerza, mientras sentia su pija entrar y salir de mi concha
me encantaba, porque me fue llevando a un delicioso y prolongado orgasmo, gritaba ante su impetuoso embate, que se prolongo varios minutos, en donde nuestra transpiración se fusionaba por nuestro contacto físico.
Cuando sentí su esperma llenar mi cavidad, grité al apreciar como mi cuerpo reaccionaba regalándome otro nuevo orgasmo, para continuar abrazados un buen rato, reponiendo energías.
No llegamos a repetirlo, aunque esa noche lo hice con mi esposo, por supuesto que sin querer hacer comparaciones no fue lo mismo.
Al día siguiente lo volvimos a hacer, sabía que estaba mal pero no podía contenerme, vivía con mi suegro, como podía hacer para no verlo, sabiendo que compartíamos techo. Admito que era una situación complicada, pero mientras se trataba de encontrar una “solución”, nuestra relación era cada vez mas apasionada.
No puedo negar que en gran parte era yo, la que iniciaba las cosas, desde levantarme con un camisón corto transparente, cosa que antes no lo hacía, o dar de mamar al bebe con el dorso desnudo, demostrando que estaba dispuesta a tener sexo.
Como solía hacerlo habitualmente, una tarde mientras acariciaba mi espalda, llego hasta mis caderas , separándolas manteniéndolos con sus manos, sin dudas observando mi cola empece a relajarme para regocijarme de sus excitantes caricias. Hasta que su dedo comenzó a bordear mi orificio, oprimiéndolo cada tanto, ese contacto me enervaba. Hasta que después de ese loco juego, su yema oprimió mi ano, abrí mas mis piernas, como aprobando ese acercamiento, hasta sentir como su dedo se iba introduciendo lentamente en mi conducto. Me dolía un poco, pero traté de soportarlo para ir descubriendo esa nueva sensación.
Así con total maestría su dedo fue introducido totalmente, sacándolo y volviéndolo a enterrar, hasta llegar a elevar mi temperatura, después de varios minutos, lo hizo con dos, cosa que me hizo gemir un poco, por esa intromisión punzante.
Mientras efectuaba ese vaivén enardecido, su otra mano oprimió mi pecho, apretando mi pezón, mientras sus dedos llegaban lo más profundo que podían. Me sentía totalmente enardecida, con ese abrupto hurgamiento, donde mis tetas comenzaron a expulsar la leche y mi vagina a humedecerse rápidamente.
Empecé a gemir por mi exaltación, a lo que mi suegro acelero el tratamiento, hasta que mi cuerpo parecía estallar por las convulsiones que me producía, gimiendo y gritando de ese método tan efectivo, aplacándome ante la llegada de un fuerte orgasmo.
Debo reconocer que mi suegro me llevaba a una serie de estados, que lamentablemente nunca había experimentado.
Nuestra relación se iba acrecentando día a día mas, ya no me vestía durante la mañana, esperaba que se fuese mi esposo para levantarme solo con mi camisón corto, yendo a la cocina a alimentar a mi hijo, esperando a mi suegro para quitármelo, quedando desnuda. Prácticamente ese ritual era todos los días, apenas dejaba de amamantar teníamos una relación. Me encantaba estar desnuda ante él, dándole la teta.
Una mañana después de dar de mamar a mí bebe, llegó Ricardo a la cocina, al verme con mis pechos al aire, no pudo contenerse para comenzar a besarlos, su leve contacto me alteraba las hormonas.
Me quitó el camisón quedando totalmente sin nada, nos besamos alocadamente, hasta que me levantó, sentándome sobre la mesa, abrió mis piernas quedando mis intimas aberturas a su entera disposición, si bien me sentía algo cohibida ante su mirada, me atraía saber que lo excitaba.
Jugueteo con mi ano, hasta que comenzó a lamer mis hendiduras, elevando mi estado de calentura, rápidamente se quitó su ropa, viendo su verga erecta lista a entrar en acción. Quise besarla pero no lo permitió, volvió a elevar mis piernas, apoyándolas sobre sus hombros.
En escasos minutos, sentí su miembro recorría mi raya hasta detenerse en mi abertura, para hurgar alrededor de mi ano, nos miramos de una manera cómplice. Mientras su glande se apoyaba descaradamente en mi aro, oprimiendo su glande contra mi abertura.
“Hazme gritar, me duele, pero me agrada” Así continuo hasta hacerme lagrimear por el dolor, mientras su miembro no paraba de entrar y salir de mi cola y mis tetas producto de ser oprimidas o por mi total calentura, chorreaba leche
Cada vez que penetra su verga, mi cabeza se iba hacia atrás, la que parecía enervar más a mi suegro, bombeándome con mayor arrebato. El dolor y el goce se mezclaban, haciendo ese contacto en algo portentoso. Era todo tan delicioso, que si bien mi actitud era más pasiva, recibía constantemente el furor de su actividad, manteniendo mi cuerpo en un estremecimiento continuo, aceptando gustosa, ese sexo salvaje e injurioso.
Mientras me cogía, me dice:
“Toca tu clítoris”
No paraba de gemir como desaforada, ese roce , era alucinante, mientras nuestros cuerpos se frotaban de una manera excitante. Entre tanto meta y saque me vine, y mi Y momentos después se vino él llenando toda mi cola con su leche Exhale, gemidos y gritos de placer hasta mi último aliento, mientras mi convulsión parecía aumentar, no tardando en tener un segundo orgasmo, al haber percibido la esperma de mi suegro. Después de haber eyaculado, su cuerpo extenuado cayó sobre mi pecho, acaricie su cabeza, manteniéndonos apareados. A pesar de sentirme satisfecha, no pude contenerme y arrodillándome frente a mi suegro, se la mamé,
esa semana que estuvo mi suegro con nosotros fue a puro sexo . me senti su puta y yegua . aca les quise resumir como fue esa semanita , ser madre por segunda vez , me pone mas calienta y yegua que nunca . besos a todos
9 comentarios - semana puro sexo con mi suegro