Esa noche tuvimos suerte y nuestros hijos se durmieron temprano. Sin dudarlo un segundo, nos arrancamos la ropa y nos tiramos en la cama para matar la calentura que nos quemaba por dos razones: una, que hacía varias semanas que no hacíamos el amor (juntos); la otra, que ella me había anticipado que tenía algo para contarme. Siempre que me dice eso es porque se trata de algún tema relacionado con sus machos.
Yo la tenía en cuatro patas sobre la cama, agarrándola del pelo y penetrándola duro y profundo, cuando ella, entre gemidos y pequeños gritos, me dice: "Estoy enamorada".
Cambiamos inmediatamente de posición. Se me subió arriba y empezó a cabalgarme en cámara lenta, disfrutando cada milímetro de mi pija que acariciaba por dentro su conchita mojada, que se mojaba más y más con cada palabra que pronunciaba. Yo me dediqué a escucharla y a saborear sus enormes, gordas, suaves y ardientes tetas.
"Estoy enamorada. Es muy fuerte. No es calentura. Es amor", empezó a decirme mientras gemía como una gatita en celo y se mordía los labios o se relamía. "Estoy perdidamente enamorada de Sebastián"
"¿Qué Sebastián?", le pregunté.
"El pediatra de los chicos", me contestó.
"Pero... ¿Pasó algo?", pregunté con ingenuidad.
"Hace unos días pasé por su consultorio. Necesitábamos que nos haga una receta. No era urgente, pero era mi oportunidad para verlo a solas. Me hizo pasar y apenas crucé la puerta empecé a mostrarme provocativa. Él comprendió enseguida. Nos miramos y algo se encendió. No era sexo. No era morbo. No era el típico macho aprovechándose de una esposa infiel. Era amor. Nos descubrimos con la mirada y comprendimos que algo se había unido para siempre entre nosotros. Él me gusta desde la primera consulta, pero no sabía que él sentía lo mismo por mí"
"Nos besamos apasionadamente y con euforia, pero la euforia rápidamente dio paso a la ternura. Besos cortos, suaves, románticos. Caricias lentas por todo mi cuerpo, como tocando el aire. Me tomó de la mano y me llevó hasta la camilla. Nos sacamos la ropa, nos acostamos (no sin esfuerzo, por el poco espacio) y nos amamos. Lo abracé con mis piernas mientras él me penetraba dulcemente, con un ritmo lleno de amor, pausadamente, como si no quisiera acabar nunca. Besaba mis pechos mientras yo acariciaba su pelo, su cuello, su espalda"
"Me hizo el amor durante un buen rato en esa posición, fusionados en un abrazo de piernas. Estaba adentro mío, llenándome, completándome. Nos amábamos. Podía sentirlo con cada movimiento de nuestras caderas, que se unían y hacían que perdiéramos la noción de saber dónde terminaba uno y empezaba el otro"
"Me miraba, me besaba, me peneteaba, me acariciaba, me amaba, suspiraba. No pude evitar susurrarle un <Te amo>. Un segundo después los dos empezamos a temblar, a vibrar, y acabamos juntos en orgasmo enamorado. Único"
"Después de un rato reaccionamos, nos vestimos, nos abrazamos, nos besamos, nos confesamos mutuamente nuestro amor y me fui. Desde ese día no nos volvimos a ver pero cada mañana me despierto con sus mensajes de amor, y cada noche me voy a dormir con la sensación de su piel en mi piel"
Hizo una pusa en el relato, tiró oa cabeza para atrás, gimió con fuerza y explotamos. Acabamos juntos como hacemos siempre, como hizo con el pediatra, con el mismo amor, con la misma pasión.
"¿Y qué piensan hacer?", le pregunté.
"Él también es casado y ama a su esposa y sus hijos, lo único que podemoa hacer por ahora es vernos todo lo que podamos, pero en secreto, como amantes"
"Me parece genial", contesté.
E inmediatamente le llegó un mensaje al celular.
"Es él", me dijo. "Esta en la puerta". Se levantó, se vistió, me dio un beso y se fue. "Nos vemos mañana a la mañana", agregó y salió.
Espero que vuelva. ¿Volverá?
Yo la tenía en cuatro patas sobre la cama, agarrándola del pelo y penetrándola duro y profundo, cuando ella, entre gemidos y pequeños gritos, me dice: "Estoy enamorada".
Cambiamos inmediatamente de posición. Se me subió arriba y empezó a cabalgarme en cámara lenta, disfrutando cada milímetro de mi pija que acariciaba por dentro su conchita mojada, que se mojaba más y más con cada palabra que pronunciaba. Yo me dediqué a escucharla y a saborear sus enormes, gordas, suaves y ardientes tetas.
"Estoy enamorada. Es muy fuerte. No es calentura. Es amor", empezó a decirme mientras gemía como una gatita en celo y se mordía los labios o se relamía. "Estoy perdidamente enamorada de Sebastián"
"¿Qué Sebastián?", le pregunté.
"El pediatra de los chicos", me contestó.
"Pero... ¿Pasó algo?", pregunté con ingenuidad.
"Hace unos días pasé por su consultorio. Necesitábamos que nos haga una receta. No era urgente, pero era mi oportunidad para verlo a solas. Me hizo pasar y apenas crucé la puerta empecé a mostrarme provocativa. Él comprendió enseguida. Nos miramos y algo se encendió. No era sexo. No era morbo. No era el típico macho aprovechándose de una esposa infiel. Era amor. Nos descubrimos con la mirada y comprendimos que algo se había unido para siempre entre nosotros. Él me gusta desde la primera consulta, pero no sabía que él sentía lo mismo por mí"
"Nos besamos apasionadamente y con euforia, pero la euforia rápidamente dio paso a la ternura. Besos cortos, suaves, románticos. Caricias lentas por todo mi cuerpo, como tocando el aire. Me tomó de la mano y me llevó hasta la camilla. Nos sacamos la ropa, nos acostamos (no sin esfuerzo, por el poco espacio) y nos amamos. Lo abracé con mis piernas mientras él me penetraba dulcemente, con un ritmo lleno de amor, pausadamente, como si no quisiera acabar nunca. Besaba mis pechos mientras yo acariciaba su pelo, su cuello, su espalda"
"Me hizo el amor durante un buen rato en esa posición, fusionados en un abrazo de piernas. Estaba adentro mío, llenándome, completándome. Nos amábamos. Podía sentirlo con cada movimiento de nuestras caderas, que se unían y hacían que perdiéramos la noción de saber dónde terminaba uno y empezaba el otro"
"Me miraba, me besaba, me peneteaba, me acariciaba, me amaba, suspiraba. No pude evitar susurrarle un <Te amo>. Un segundo después los dos empezamos a temblar, a vibrar, y acabamos juntos en orgasmo enamorado. Único"
"Después de un rato reaccionamos, nos vestimos, nos abrazamos, nos besamos, nos confesamos mutuamente nuestro amor y me fui. Desde ese día no nos volvimos a ver pero cada mañana me despierto con sus mensajes de amor, y cada noche me voy a dormir con la sensación de su piel en mi piel"
Hizo una pusa en el relato, tiró oa cabeza para atrás, gimió con fuerza y explotamos. Acabamos juntos como hacemos siempre, como hizo con el pediatra, con el mismo amor, con la misma pasión.
"¿Y qué piensan hacer?", le pregunté.
"Él también es casado y ama a su esposa y sus hijos, lo único que podemoa hacer por ahora es vernos todo lo que podamos, pero en secreto, como amantes"
"Me parece genial", contesté.
E inmediatamente le llegó un mensaje al celular.
"Es él", me dijo. "Esta en la puerta". Se levantó, se vistió, me dio un beso y se fue. "Nos vemos mañana a la mañana", agregó y salió.
Espero que vuelva. ¿Volverá?
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