Semanas después de la ruptura con Alejandra aún se sentía mal. Eli seguía echándose la culpa de todo lo sucedido. Su autoestima estaba por el suelo y lo peor es que ella misma lo sabía, por más que intentaba sentirse mejor no podía dejar de pensar en ella. De modo que cuando Fer lo invitó a salir con unos amigos se presentó la oportunidad de oro para hacer algo que la separase de su desafortunada suerte.
Intentó ponerse lo más bella posible, para ella misma. Un vestido corto, tipo bustier de falda ancha con unos zapatos de tacón t-strap negros. Sencilla, levemente elegante y con los colores a tono con su cabello pelirrojo. Era lo mas hermosa que se pudo poner con el estado de ánimo. Respiró hondo e intentó poner la mejor predisposición de su parte.
Ahora, siendo penetrada por el amigo de Fer; cuyo nombre no recordaba, el que había dicho que practicaba rugby, en una habitación de servicio en el segundo piso del pub dónde la habían llevado, Eli pensaba que quizá exagerado con su predisposición.
Había otro sujeto desconocido para Eli con ellos. Se esforzaba en quitarse los pantalones. Cuando al fin pudo hacerlo se sentó en la pequeña cama en un rincón de la habitación. El que penetraba a Elizabeth la llevó hasta él y ella se encargó de empezar a chuparle el pene mientras, en ningún momento, el jugador la dejaba de coger.
Transcurrido un tiempo intercambiaron posiciones, de modo que ahora Eli empezó a mamar la verga de aquél rugbista, tenía un físico imponente, la verga no tanto pero aún así era más grande que él que la penetraba ahora mismo.
Luego de unos minutos de coger y chupar, a Eli la levantaron y entre los dos empezaron a acariciarle todo el cuerpo. Estaba tan excitada que cerró los ojos y con una polla en cada mano se dejó llevar. Le acariciaban los pechos, las caderas, las nalgas, bajaban por sus piernas y por su espalda. Todavía tenía puesto el vestido, pero no tardaron en quitárselo.
- No, en el... suelo no lo pongan - la voz de Eli apenas era un hilo, igual así el jugador colocó su vestido delicadamente sobre una mesa. Siguieron manoseándola, aunque ahora también la besaban por todo el cuerpo. El brasier desapareció entre las manos de los dos sujetos y sus senos, blancos, redondos y suaves fueron el blanco de sus caricias y besos.
También sentía dedos dentro de su vagina y el clímax llegó al tope. Elizabeth ya no resistió y se dejó caer al piso de rodillas. Se llevó a la boca la verga de la mano derecha, desconocía a su dueño pero lo mamó como si de su novio se tratara. Lo metió tan al fondo que el glande ocupó su garganta y antes de que le sobrevenga una arcada lo quitó y con la mano izquierda atrajo la otra polla a su boca.
En ese instante la puerta se abrió. Elizabeth se asustó y se levantó rápidamente. El corazón le latía muy fuerte. El que entró fue Fer.
- Veo que ya te estás divirtiendo antes.
- Ya me conoces, nunca fui tan paciente - Eli se recuperó del susto, con el dorso de la mano se limpió la boca y el labial corrido. Detrás de Fer entraron dos sujetos más, a ninguno de ellos conocía - ¿Qué.. pero qué hacen aquí? - de repente, Eli se acordó que estaba con los pechos al aire y se los tapó.
- Tuve que buscar a dos más, así somos cinco. Para cumplir tu fantasía.
-¿Mi fantasía?
- Si, la que confesaste a Alejandra. Tener relaciones con cinco hombres.
La cabeza le dió vueltas. Reconoció esas palabras al instante. Ella las había dicho <Ale, ¿Contaste mi secreto? Estaba fantaseando maldita zorra estúpida y encima era un puto secreto>. Fer conocía a Ale y ambos solían hablar. El solo pensar en que ella le hubiese contado ese, y otros secretos más, le daban mal sabor de boca.
- Eso era una broma... Fer... Yo no...
- ¿Ya estamos todos aquí no? - en efecto, todos estaban ahí, incluso Fer se iba quitando la camisa y uno de los nuevos ya tenía el pene fuera del pantalón - no nos dirás que no ¿No? Vamos Elizabeth, eres una mujer hermosa que merece que le den placer y felicidad. Déjate hacer y te mostraremos como olvidar a esa zorra que tenías por pareja.
El intercambio de opiniones siguió un rato más. Al final, Elizabeth solo seguía la contra porque le encantaba que le rogasen. Cinco hombres muertos por hacer el amor con ella, tres de ellos bastantes apuestos, con el jugador de rugby a la cabeza, Fer, que como amigo no lo veía de otra forma y un último sujeto, joven, pero nada destacable.
- Está bien, acepto - terminó por decir Eli- pero nada de ser brutos.
- Prometido - prometió Fer hablando por todos.
- Y nada de acabar dentro mío.
- Ok, entonces, ¿Donde quieres lo quieres? - Fer nuevamente respondió, pero todos en ese momento se acercaron a Elizabeth, para entonces todos estaban con las vergas afuera, y formaron un círculo alrededor de ella.
- Eso lo ven después - dijo Eli, arrodillándose otra vez en el piso de la habitación, entre el círculo de cinco hombres que le ofrecían sus penes. Si bien, la fantasía que Eli dijo hace tiempo a Ale fue más de esas fantasías utópicas que nunca se iban a realizar. Por supuesto, Eli no podía prever que ahora sí sucedería.
Arrodillada empezó su tarea. Cinco pijas a su alrededor, tomó dos con las manos y un tercer sujeto la sujetó de la cabeza y fue a él a quién le dió la mamada. Metía hasta la mitad y lo sacaba un poco, pero no todo, para volver a metérselo. El sujeto acompañaba el movimiento con su cadera, como follando a Eli por la boca y regulando la velocidad atajando y empujando su cabeza con las manos.
Luego otro ocupó su lugar. Y luego, otro, de manera a que Elizabeth fue de verga en verga. Había perdido la cuenta de cuántas había tenido en la boca pero estaba segura de que a todas las había chupado. Cada verga que le metían en la boca ya estaba mojado con su saliva. Algunos repetían, algunos duraban más tiempo que otros. Algunas veces metían tan dentro de la garganta que Elizabeth sentía que le faltaba el aire. En un par de veces tuvo que parar para toser atragantada.
Después de varios minutos, por fin, la levantaron del suelo. Fue el más feo de todos quién la acostó en la cama boca arriba, abrió sus piernas y la penetró por la vagina. Elizabeth sintió su verga dentro y de inmediato el muchacho la empezó a follar. Fer se subió a la cama y le ofreció su pene. Eli lo aceptó, lo lamió y lo metió en la boca, cuando la penetración le dejaba el aire suficiente. Otro de los sujetos también se subió y le colocó la verga en la cara por el otro costado. Las manos de Eli masajeaban testículos, todo mientras aquél feo la follaba.
Detrás de él se formó una fila con los hombres que faltaban. Cuando dejó libre el lugar entre sus piernas otro lo ocupó. La cogió por un rato sin tanta fuerza y luego le tocó el turno al jugador, quién la cogió con más intensidad.
Minutos después él también salió de ella y fue Fer quien fue a ocuparse de su vagina. La penetró de un solo golpe y la follo a placer.
- Estas bien buena Elizabeth - le decía mientas la penetraba, las piernas de Eli estaban abiertas y sujetadas por muchas manos, le habían dejado los zapatos de tacón y a la tanga la habían hecho a un lado para follarla.
Fer tampoco duró mucho. Cuando salió le tocó el turno a otro y a otro, sucesivamente. Siempre con dos vergas que chupar a sus costados.
En el momento en que el jugador de rugby la penetró una vez más, Eli dejó de chupar, le dolían un poco las manos y la mandíbula por el esfuerzo. Aquél atleta aprovechó para abrazarla y sin el más mínimo esfuerzo la levantó de la cama. Elizabeth cerró las piernas en torno a su cintura, el pene no había salido de su vagina. Cuando se acomodó, empezó a moverla de arriba a abajo, cogiéndola en el aire, entre sus brazos. Nunca la habían follado en esa posición. Elizabeth se sentía totalmente entregaba y recién allí le llegó un orgasmo con contracciones de placer.
Sus piernas colgaban y se movían al ritmo de las penetraciones y sorprendentemente el joven pudo sostenerla por varios minutos. Elizabeth era algo chubby pero también chiquita, su peso no debió de serle problema, al menos por todo ese tiempo. Cuando al fin se cansó la depositó nuevamente sobre la cama.
Elizabeth se abrió automáticamente de piernas pero nadie vino a cogerla. En cambio, Fer se acostó a su lado boca arriba.
- Ven, vamos muévete ahora vos.
Captó al instante. Eli se volteó y montó sobre él. La verga de Fer no tardó en estar en su vagina y Eli no tardó en moverse de arriba a abajo. Sus pechos se bamboleaban por los saltos que daba. Se los sujetó con una mano pero los sujetos se lo impidieron, era obvio que les encantaba ver sus senos saltar con ella.
Otro de lo sujetos se acostó al lado de Fer y Eli, rápida como siempre, cambió de montura. Se movía tan bien como sabía, moviendo en círculos sus caderas mientras daba pequeños saltos impulsándose con sus piernas. Volvió a cambiar de montura cuando otro de los sujetos se acostó.
Pero, ésta vez, apenas intentó moverse, alguien la detuvo con una mano en su hombro. La mano la empujó hacía delante y Elizabeth se inclinó sobre el desconocido que tenía debajo.
<Pero, ¿qué?> Pensó Eli, esta vez no fue tan rápida.
Sintió un pene intentar entrar por detrás.
- ¡Hey! - fue lo único que pudo decir. Tenía una verga en la vagina y ahora quería meterle otra en el culo en una doble penetración.
- ¡Aaaaaaaa! - fue lo que dijo a continuación, la verga ya no intentaba entrar, pues ya entró. Elizabeth estaba tan mojada y había sido cogida tantas veces que su culito no estaba tan cerrado, sumado a la posición en la que se encontraba le dejaron camino fácil para el desconocido. La penetró en el segundo intento y apenas sintió la verga dentro empezó a moverse. No solo él, también se movía el sujeto de abajo. Ambos la follaban y Eli no sabía ni que sentir. Los gemidos se le escapaban junto con saliva y por instantes se perdió en el placer.
Como todas la veces, todos se turnaron por ella, con la diferencia que ahora había dos agujeros en donde entrar. Elizabeth sintió varios penes entrar en su culo, varios tamaños, intentó adivinar cuál era del atractivo jugador y cuál era el de Fer. No estaba segura si había acercado. No vió quien la follada pues se pasó con la cabeza entre el hombro del sujeto de abajo, quien en todo momento la cogía vaginalmente. Pero, incluso a él le llegó el turno y Eli se montó a otro mientras él se cogía su culo.
Un tercero y un cuarto le pusieron los penes en la boca y ahora, Eli, estaba siendo follada por sus tres orificios principales.
Uno de los sujetos la había follado con mayor rudeza y Eli estuvo a punto de reprocharle cuando se detuvo. Y ahora cuando quien quiera que le cogía por ano se retiraba, sintió otra vez la penetración dura de alguien.
- ¡Ay! ¡Más cuidado! - gritó Eli mientras giraba para ver al sujeto.
Resultó ser el feo del grupo. La miró por un instante y luego extendió la mano y la sujetó del cabello. Le hizo una cola con la mano y de ella la jaló. Elizabeth no tuvo de otra que ir hacia dónde la estiraba. Se levantó de la cama y el feo la puso contra la pared.
Elizabeth se apoyó contra ella con ambas manos y levantó la cola, dispuesta.
- Ehh! Tranquilo - intervino Fer.
- Estoy tranquilo - respondió el feo sin soltar al Eli - ya me voy a venir y no hago nada que la dama no quiera, ¿No es así? - preguntó a Eli.
- Si - respondió Elizabeth - sigue.
Aún con zapatos de tacón el metro setenta de Eli hacían que el feo se inclinase un poco para poder penetrarla con comodidad. Pero antes de hacerlo le empezó a masturbar con la mano libre y Eli se volvió a venir allí parada, en frente de todos, entre gemidos. Como todavía llevaba la tanga el feo la agarró y de un tirón la bajó hasta las rodillas. Después colocó su verga entre las nalgas de Eli y empezó a follarla analmente.
La cogió por detrás, parada en sus zapatos de tacón. Eli se empujaba de la pared para aguantar los embistes. El sujeto la tenía agarrada del pelo y sus nalgas chocaban y sonaban contra la cintura de él. Sentía sus bolas chocar con su vulva mientras el pene le abría el recto. Eli gemía gluturalmente y el feo no tardó en eyacular.
Terminó en el culo de Elizabeth. Ella había dicho que no, pero, obviamente se refería a su vagina. No dijo nada acerca del lugar donde ahora le llenaba el semen.
Los espamso terminaron y así también aquel sujeto con ella. La soltó y Eli tambaleó. Otro joven la agarró y la llevó a la cama. Dónde de inmediato la volvieron a follar.
Por la vagina y por el culo, en cual estaba lleno de semen, y también por la boca. Elizabeth disfrutaba de aquél momento. Se turnaban de agujeros y Eli sentía en su boca su propio sabor cuando el pene que tenía en la vagina ahora tenía que chupar.
Otro de los participantes eyaculó, también dentro de su culo, ya iban dos. Instantes después otro ocupó su lugar mientras en su vagina estaban Fer y ella devoraba al jugador.
Sentía el culo tan lleno de semen pero no le importaba que terminaran ahí. De modo que en realidad no le interesó cuando el tercero también sumó su semen a su culo, terminando ahí.
Los demás iban saliendo conforme terminaban. Solo quedaron Fer y el atractivo sujeto. Elizabeth estaba encantada con poder chuparle el pene, decidió hacerle terminar con la boca. Fer, en cambio se esforzaba en cogerla aún.
La colocó de cuatro en el piso, ella chupada la verga del otro, que estaba sentado en el borde de la cama.
Elizabeth sintió la penetración, más profunda que antes, apenas podía concentrarse en chupar. Fer la estaba montando, con los pies en el piso y usando su propio peso para entrar en ella. Para colmo, él iba intercalando de agujeros. Tenía que acabar con eso.
Metió toda la verga en su boca en una garganta profunda, movió la lengua y pudo sentir como aquél musculoso hombre se corría. Quitó a tiempo la polla de su garganta y el primer chorro lo sintió sobre la lengua, impactando en el interior de sus mejillas, en un abrir y cerrar de ojos el hombre le llenó la boca con su semen.
Se llevó una decepción. El sabor y el olor era tan fuerte y ácido, por las vitaminas que debía consumir pensó Eli, que por poco vomitó allí mismo.
Para suerte de ella, Fer exclamó que iba a terminar y la hizo sentarse en el piso, momento en el cual, Eli aprovechó para escupir el semen entre sus pechos, sin dejar de verse provocativa.
Fer se masturbó unos segundos frente a su rostro y cuando iba a eyacular metió su polla en la boca de Eli. Una vez más, su boca se llenó de semen.
Aunque, en esa ocasión Fer la sujetó de la cabeza con ambas manos y no la dejó moverse. Elizabeth no tuvo de otra que tragar lentamente todo lo que Fer le había dado. Y más, porque al estar en su culo, irremediablemente, Eli sentía el sabor de todos los tipos con los que había estado. Así como su propio sabor.
Fer y el jugador de rugby, se vistieron y salieron.
- ¿Necesitas ayuda? - le preguntó Fer deteniéndose en la puerta. Elizabeth seguía en el suelo sentada
- No, no Fer, solo estoy cansada. Espérame abajo y vamos a casa - le respondió Eli.
Fer salió y ella quedó en la habitación. Sentía como un líquido se le salía y se derramaba en el suelo donde estaba.
<Por fin cumplí mi fantasía> pensó Eli sin moverse en lo más mínimo. Tras unos minutos ahí dijo en voz alta.
- ¿Y ahora cómo me limpio?
Intentó ponerse lo más bella posible, para ella misma. Un vestido corto, tipo bustier de falda ancha con unos zapatos de tacón t-strap negros. Sencilla, levemente elegante y con los colores a tono con su cabello pelirrojo. Era lo mas hermosa que se pudo poner con el estado de ánimo. Respiró hondo e intentó poner la mejor predisposición de su parte.
Ahora, siendo penetrada por el amigo de Fer; cuyo nombre no recordaba, el que había dicho que practicaba rugby, en una habitación de servicio en el segundo piso del pub dónde la habían llevado, Eli pensaba que quizá exagerado con su predisposición.
Había otro sujeto desconocido para Eli con ellos. Se esforzaba en quitarse los pantalones. Cuando al fin pudo hacerlo se sentó en la pequeña cama en un rincón de la habitación. El que penetraba a Elizabeth la llevó hasta él y ella se encargó de empezar a chuparle el pene mientras, en ningún momento, el jugador la dejaba de coger.
Transcurrido un tiempo intercambiaron posiciones, de modo que ahora Eli empezó a mamar la verga de aquél rugbista, tenía un físico imponente, la verga no tanto pero aún así era más grande que él que la penetraba ahora mismo.
Luego de unos minutos de coger y chupar, a Eli la levantaron y entre los dos empezaron a acariciarle todo el cuerpo. Estaba tan excitada que cerró los ojos y con una polla en cada mano se dejó llevar. Le acariciaban los pechos, las caderas, las nalgas, bajaban por sus piernas y por su espalda. Todavía tenía puesto el vestido, pero no tardaron en quitárselo.
- No, en el... suelo no lo pongan - la voz de Eli apenas era un hilo, igual así el jugador colocó su vestido delicadamente sobre una mesa. Siguieron manoseándola, aunque ahora también la besaban por todo el cuerpo. El brasier desapareció entre las manos de los dos sujetos y sus senos, blancos, redondos y suaves fueron el blanco de sus caricias y besos.
También sentía dedos dentro de su vagina y el clímax llegó al tope. Elizabeth ya no resistió y se dejó caer al piso de rodillas. Se llevó a la boca la verga de la mano derecha, desconocía a su dueño pero lo mamó como si de su novio se tratara. Lo metió tan al fondo que el glande ocupó su garganta y antes de que le sobrevenga una arcada lo quitó y con la mano izquierda atrajo la otra polla a su boca.
En ese instante la puerta se abrió. Elizabeth se asustó y se levantó rápidamente. El corazón le latía muy fuerte. El que entró fue Fer.
- Veo que ya te estás divirtiendo antes.
- Ya me conoces, nunca fui tan paciente - Eli se recuperó del susto, con el dorso de la mano se limpió la boca y el labial corrido. Detrás de Fer entraron dos sujetos más, a ninguno de ellos conocía - ¿Qué.. pero qué hacen aquí? - de repente, Eli se acordó que estaba con los pechos al aire y se los tapó.
- Tuve que buscar a dos más, así somos cinco. Para cumplir tu fantasía.
-¿Mi fantasía?
- Si, la que confesaste a Alejandra. Tener relaciones con cinco hombres.
La cabeza le dió vueltas. Reconoció esas palabras al instante. Ella las había dicho <Ale, ¿Contaste mi secreto? Estaba fantaseando maldita zorra estúpida y encima era un puto secreto>. Fer conocía a Ale y ambos solían hablar. El solo pensar en que ella le hubiese contado ese, y otros secretos más, le daban mal sabor de boca.
- Eso era una broma... Fer... Yo no...
- ¿Ya estamos todos aquí no? - en efecto, todos estaban ahí, incluso Fer se iba quitando la camisa y uno de los nuevos ya tenía el pene fuera del pantalón - no nos dirás que no ¿No? Vamos Elizabeth, eres una mujer hermosa que merece que le den placer y felicidad. Déjate hacer y te mostraremos como olvidar a esa zorra que tenías por pareja.
El intercambio de opiniones siguió un rato más. Al final, Elizabeth solo seguía la contra porque le encantaba que le rogasen. Cinco hombres muertos por hacer el amor con ella, tres de ellos bastantes apuestos, con el jugador de rugby a la cabeza, Fer, que como amigo no lo veía de otra forma y un último sujeto, joven, pero nada destacable.
- Está bien, acepto - terminó por decir Eli- pero nada de ser brutos.
- Prometido - prometió Fer hablando por todos.
- Y nada de acabar dentro mío.
- Ok, entonces, ¿Donde quieres lo quieres? - Fer nuevamente respondió, pero todos en ese momento se acercaron a Elizabeth, para entonces todos estaban con las vergas afuera, y formaron un círculo alrededor de ella.
- Eso lo ven después - dijo Eli, arrodillándose otra vez en el piso de la habitación, entre el círculo de cinco hombres que le ofrecían sus penes. Si bien, la fantasía que Eli dijo hace tiempo a Ale fue más de esas fantasías utópicas que nunca se iban a realizar. Por supuesto, Eli no podía prever que ahora sí sucedería.
Arrodillada empezó su tarea. Cinco pijas a su alrededor, tomó dos con las manos y un tercer sujeto la sujetó de la cabeza y fue a él a quién le dió la mamada. Metía hasta la mitad y lo sacaba un poco, pero no todo, para volver a metérselo. El sujeto acompañaba el movimiento con su cadera, como follando a Eli por la boca y regulando la velocidad atajando y empujando su cabeza con las manos.
Luego otro ocupó su lugar. Y luego, otro, de manera a que Elizabeth fue de verga en verga. Había perdido la cuenta de cuántas había tenido en la boca pero estaba segura de que a todas las había chupado. Cada verga que le metían en la boca ya estaba mojado con su saliva. Algunos repetían, algunos duraban más tiempo que otros. Algunas veces metían tan dentro de la garganta que Elizabeth sentía que le faltaba el aire. En un par de veces tuvo que parar para toser atragantada.
Después de varios minutos, por fin, la levantaron del suelo. Fue el más feo de todos quién la acostó en la cama boca arriba, abrió sus piernas y la penetró por la vagina. Elizabeth sintió su verga dentro y de inmediato el muchacho la empezó a follar. Fer se subió a la cama y le ofreció su pene. Eli lo aceptó, lo lamió y lo metió en la boca, cuando la penetración le dejaba el aire suficiente. Otro de los sujetos también se subió y le colocó la verga en la cara por el otro costado. Las manos de Eli masajeaban testículos, todo mientras aquél feo la follaba.
Detrás de él se formó una fila con los hombres que faltaban. Cuando dejó libre el lugar entre sus piernas otro lo ocupó. La cogió por un rato sin tanta fuerza y luego le tocó el turno al jugador, quién la cogió con más intensidad.
Minutos después él también salió de ella y fue Fer quien fue a ocuparse de su vagina. La penetró de un solo golpe y la follo a placer.
- Estas bien buena Elizabeth - le decía mientas la penetraba, las piernas de Eli estaban abiertas y sujetadas por muchas manos, le habían dejado los zapatos de tacón y a la tanga la habían hecho a un lado para follarla.
Fer tampoco duró mucho. Cuando salió le tocó el turno a otro y a otro, sucesivamente. Siempre con dos vergas que chupar a sus costados.
En el momento en que el jugador de rugby la penetró una vez más, Eli dejó de chupar, le dolían un poco las manos y la mandíbula por el esfuerzo. Aquél atleta aprovechó para abrazarla y sin el más mínimo esfuerzo la levantó de la cama. Elizabeth cerró las piernas en torno a su cintura, el pene no había salido de su vagina. Cuando se acomodó, empezó a moverla de arriba a abajo, cogiéndola en el aire, entre sus brazos. Nunca la habían follado en esa posición. Elizabeth se sentía totalmente entregaba y recién allí le llegó un orgasmo con contracciones de placer.
Sus piernas colgaban y se movían al ritmo de las penetraciones y sorprendentemente el joven pudo sostenerla por varios minutos. Elizabeth era algo chubby pero también chiquita, su peso no debió de serle problema, al menos por todo ese tiempo. Cuando al fin se cansó la depositó nuevamente sobre la cama.
Elizabeth se abrió automáticamente de piernas pero nadie vino a cogerla. En cambio, Fer se acostó a su lado boca arriba.
- Ven, vamos muévete ahora vos.
Captó al instante. Eli se volteó y montó sobre él. La verga de Fer no tardó en estar en su vagina y Eli no tardó en moverse de arriba a abajo. Sus pechos se bamboleaban por los saltos que daba. Se los sujetó con una mano pero los sujetos se lo impidieron, era obvio que les encantaba ver sus senos saltar con ella.
Otro de lo sujetos se acostó al lado de Fer y Eli, rápida como siempre, cambió de montura. Se movía tan bien como sabía, moviendo en círculos sus caderas mientras daba pequeños saltos impulsándose con sus piernas. Volvió a cambiar de montura cuando otro de los sujetos se acostó.
Pero, ésta vez, apenas intentó moverse, alguien la detuvo con una mano en su hombro. La mano la empujó hacía delante y Elizabeth se inclinó sobre el desconocido que tenía debajo.
<Pero, ¿qué?> Pensó Eli, esta vez no fue tan rápida.
Sintió un pene intentar entrar por detrás.
- ¡Hey! - fue lo único que pudo decir. Tenía una verga en la vagina y ahora quería meterle otra en el culo en una doble penetración.
- ¡Aaaaaaaa! - fue lo que dijo a continuación, la verga ya no intentaba entrar, pues ya entró. Elizabeth estaba tan mojada y había sido cogida tantas veces que su culito no estaba tan cerrado, sumado a la posición en la que se encontraba le dejaron camino fácil para el desconocido. La penetró en el segundo intento y apenas sintió la verga dentro empezó a moverse. No solo él, también se movía el sujeto de abajo. Ambos la follaban y Eli no sabía ni que sentir. Los gemidos se le escapaban junto con saliva y por instantes se perdió en el placer.
Como todas la veces, todos se turnaron por ella, con la diferencia que ahora había dos agujeros en donde entrar. Elizabeth sintió varios penes entrar en su culo, varios tamaños, intentó adivinar cuál era del atractivo jugador y cuál era el de Fer. No estaba segura si había acercado. No vió quien la follada pues se pasó con la cabeza entre el hombro del sujeto de abajo, quien en todo momento la cogía vaginalmente. Pero, incluso a él le llegó el turno y Eli se montó a otro mientras él se cogía su culo.
Un tercero y un cuarto le pusieron los penes en la boca y ahora, Eli, estaba siendo follada por sus tres orificios principales.
Uno de los sujetos la había follado con mayor rudeza y Eli estuvo a punto de reprocharle cuando se detuvo. Y ahora cuando quien quiera que le cogía por ano se retiraba, sintió otra vez la penetración dura de alguien.
- ¡Ay! ¡Más cuidado! - gritó Eli mientras giraba para ver al sujeto.
Resultó ser el feo del grupo. La miró por un instante y luego extendió la mano y la sujetó del cabello. Le hizo una cola con la mano y de ella la jaló. Elizabeth no tuvo de otra que ir hacia dónde la estiraba. Se levantó de la cama y el feo la puso contra la pared.
Elizabeth se apoyó contra ella con ambas manos y levantó la cola, dispuesta.
- Ehh! Tranquilo - intervino Fer.
- Estoy tranquilo - respondió el feo sin soltar al Eli - ya me voy a venir y no hago nada que la dama no quiera, ¿No es así? - preguntó a Eli.
- Si - respondió Elizabeth - sigue.
Aún con zapatos de tacón el metro setenta de Eli hacían que el feo se inclinase un poco para poder penetrarla con comodidad. Pero antes de hacerlo le empezó a masturbar con la mano libre y Eli se volvió a venir allí parada, en frente de todos, entre gemidos. Como todavía llevaba la tanga el feo la agarró y de un tirón la bajó hasta las rodillas. Después colocó su verga entre las nalgas de Eli y empezó a follarla analmente.
La cogió por detrás, parada en sus zapatos de tacón. Eli se empujaba de la pared para aguantar los embistes. El sujeto la tenía agarrada del pelo y sus nalgas chocaban y sonaban contra la cintura de él. Sentía sus bolas chocar con su vulva mientras el pene le abría el recto. Eli gemía gluturalmente y el feo no tardó en eyacular.
Terminó en el culo de Elizabeth. Ella había dicho que no, pero, obviamente se refería a su vagina. No dijo nada acerca del lugar donde ahora le llenaba el semen.
Los espamso terminaron y así también aquel sujeto con ella. La soltó y Eli tambaleó. Otro joven la agarró y la llevó a la cama. Dónde de inmediato la volvieron a follar.
Por la vagina y por el culo, en cual estaba lleno de semen, y también por la boca. Elizabeth disfrutaba de aquél momento. Se turnaban de agujeros y Eli sentía en su boca su propio sabor cuando el pene que tenía en la vagina ahora tenía que chupar.
Otro de los participantes eyaculó, también dentro de su culo, ya iban dos. Instantes después otro ocupó su lugar mientras en su vagina estaban Fer y ella devoraba al jugador.
Sentía el culo tan lleno de semen pero no le importaba que terminaran ahí. De modo que en realidad no le interesó cuando el tercero también sumó su semen a su culo, terminando ahí.
Los demás iban saliendo conforme terminaban. Solo quedaron Fer y el atractivo sujeto. Elizabeth estaba encantada con poder chuparle el pene, decidió hacerle terminar con la boca. Fer, en cambio se esforzaba en cogerla aún.
La colocó de cuatro en el piso, ella chupada la verga del otro, que estaba sentado en el borde de la cama.
Elizabeth sintió la penetración, más profunda que antes, apenas podía concentrarse en chupar. Fer la estaba montando, con los pies en el piso y usando su propio peso para entrar en ella. Para colmo, él iba intercalando de agujeros. Tenía que acabar con eso.
Metió toda la verga en su boca en una garganta profunda, movió la lengua y pudo sentir como aquél musculoso hombre se corría. Quitó a tiempo la polla de su garganta y el primer chorro lo sintió sobre la lengua, impactando en el interior de sus mejillas, en un abrir y cerrar de ojos el hombre le llenó la boca con su semen.
Se llevó una decepción. El sabor y el olor era tan fuerte y ácido, por las vitaminas que debía consumir pensó Eli, que por poco vomitó allí mismo.
Para suerte de ella, Fer exclamó que iba a terminar y la hizo sentarse en el piso, momento en el cual, Eli aprovechó para escupir el semen entre sus pechos, sin dejar de verse provocativa.
Fer se masturbó unos segundos frente a su rostro y cuando iba a eyacular metió su polla en la boca de Eli. Una vez más, su boca se llenó de semen.
Aunque, en esa ocasión Fer la sujetó de la cabeza con ambas manos y no la dejó moverse. Elizabeth no tuvo de otra que tragar lentamente todo lo que Fer le había dado. Y más, porque al estar en su culo, irremediablemente, Eli sentía el sabor de todos los tipos con los que había estado. Así como su propio sabor.
Fer y el jugador de rugby, se vistieron y salieron.
- ¿Necesitas ayuda? - le preguntó Fer deteniéndose en la puerta. Elizabeth seguía en el suelo sentada
- No, no Fer, solo estoy cansada. Espérame abajo y vamos a casa - le respondió Eli.
Fer salió y ella quedó en la habitación. Sentía como un líquido se le salía y se derramaba en el suelo donde estaba.
<Por fin cumplí mi fantasía> pensó Eli sin moverse en lo más mínimo. Tras unos minutos ahí dijo en voz alta.
- ¿Y ahora cómo me limpio?
2 comentarios - #31 Se cumplió mi fantasía (y quedé soltera)
Felicidadez