Soy una mujer casada, hace casi 10 años. Con el tiempo la relación con mi marido se volvió aburrida, teníamos relaciones una vez por semana, muy rutinario. Hasta que empecé a sentir necesidad de sexo más seguido, él estaba en su mundo, preocupado por su trabajo, pero yo cada día me sentía mas caliente. Empecé a leer relatos eroticos y a tocarme muy seguido, le agarre el gustito. Esperaba cada noche que todos estén dormidos para darme una ducha, meterme en mi cama y leer. Mientras leía, me tocaba, primero las tetas, acariciándome lentamente los pezones y sintiendo como se iban poniendo duros, el corazón empezaba a acelerarse y yo sentía esa presión en mi vagina que se empezaba a hinchar. Después de jugar un rato con mis tetas, empezaba a pasarme la mano por encima de la bombacha, que de la calentura que tenía, ya se sentía húmeda. Corría la bombacha para un costado y apenas ponía mis dedos ya estaba empapada. Me tocaba frotaba el clitoris y con la otra mano apretaba mis pezones, cada vez con más ritmo hasta acabar y quedarme dormida. También lo hacía en la ducha, me gustaba sentir la presión del agua cayendo sobre mis pezones y ver cómo se iban parando a medida que yo me calentaba, tocarme la concha y sentir ese calor, sentir como los labios se abrían y cada vez me mojaba más, era muy excitante.
Un día, mi marido entró al baño mientras yo me estaba tocando. Se quedó parado mirándome sin poder creer lo que estaba viendo, su mujer, desnuda en la ducha, tocándose como loca, totalmente extasiada. Yo lo miré, le sonreí y le estiré la mano, invitándolo a pasar a la ducha conmigo. No dudó, ni bien puso un pie en la ducha, lo bese, nos besamos apasionadamente mientras el agua tibia recorría nuestros cuerpos. Empecé a sentir su erección sobre mi y no me pude aguantar, empecé a besarle el cuello, bajando hasta su pecho, lo besé todo, hasta quedar arrodillada con su hermosa pija en mi cara. La agarre con ganas y la empecé a chupar, le lamía todo el tronco y me la metía en la boca, hasta el fondo, le chupaba la cabeza, que rica estaba, sentir ese gustito del líquido pre seminal me calentaba mucho, no quería parar de chupársela, hasta que él me agarró de la cara, para que me levante y me volvió a besar con pasión, empezó a bajar, se detuvo un buen rato en mis tetas, saboreando mis pezones que estaban bien duros. Me agarraba las tetas con ganas, y me las chupaba con fuerza, por favor me volvía loca. Siguió bajando por mi panza hasta llegar a mi concha que estaba completamente mojada, y toda depilada. Ni bien paso su lengua por mi clitoris sentí una electricidad que me recorría el cuerpo, mientras me chupaba, metía sus dedos en mi vagina y yo no podía mas. Le pedí que me coja. Me dió vuelta y quede parada, de espaldas a él, con las manos apoyadas contra la pared. Me agarro por la cintura y me la puso con fuerza, pegue un grito de placer. Mientras me cogía con ritmo, con una mano me manoseaba las tetas y yo me tocaba. Me gustaba sentir como su pija entraba y salía mientras yo hacía presión sobre mi clitoris. Estaba extasiada. Estuvimos así un rato hasta que acabamos juntos entre gemidos. A partir de ese día retomamos el ritmo sexual y empezamos a coger más seguido, nos fuimos deshinibiendo y empezamos a probar cosas nuevas...
Un día, mi marido entró al baño mientras yo me estaba tocando. Se quedó parado mirándome sin poder creer lo que estaba viendo, su mujer, desnuda en la ducha, tocándose como loca, totalmente extasiada. Yo lo miré, le sonreí y le estiré la mano, invitándolo a pasar a la ducha conmigo. No dudó, ni bien puso un pie en la ducha, lo bese, nos besamos apasionadamente mientras el agua tibia recorría nuestros cuerpos. Empecé a sentir su erección sobre mi y no me pude aguantar, empecé a besarle el cuello, bajando hasta su pecho, lo besé todo, hasta quedar arrodillada con su hermosa pija en mi cara. La agarre con ganas y la empecé a chupar, le lamía todo el tronco y me la metía en la boca, hasta el fondo, le chupaba la cabeza, que rica estaba, sentir ese gustito del líquido pre seminal me calentaba mucho, no quería parar de chupársela, hasta que él me agarró de la cara, para que me levante y me volvió a besar con pasión, empezó a bajar, se detuvo un buen rato en mis tetas, saboreando mis pezones que estaban bien duros. Me agarraba las tetas con ganas, y me las chupaba con fuerza, por favor me volvía loca. Siguió bajando por mi panza hasta llegar a mi concha que estaba completamente mojada, y toda depilada. Ni bien paso su lengua por mi clitoris sentí una electricidad que me recorría el cuerpo, mientras me chupaba, metía sus dedos en mi vagina y yo no podía mas. Le pedí que me coja. Me dió vuelta y quede parada, de espaldas a él, con las manos apoyadas contra la pared. Me agarro por la cintura y me la puso con fuerza, pegue un grito de placer. Mientras me cogía con ritmo, con una mano me manoseaba las tetas y yo me tocaba. Me gustaba sentir como su pija entraba y salía mientras yo hacía presión sobre mi clitoris. Estaba extasiada. Estuvimos así un rato hasta que acabamos juntos entre gemidos. A partir de ese día retomamos el ritmo sexual y empezamos a coger más seguido, nos fuimos deshinibiendo y empezamos a probar cosas nuevas...
9 comentarios - Un poco más de mi
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