Eran las 3 de la mañana y aún no había podido dormirme. Otra noche más de insomnio. Todo empezó con una de las tantas charlas hot a distancia con Christian. Yo me levantaba temprano, a la hora que él ya estaba en casa tranquilo para poder tener una sesión intensa de mensajes calientes, fotos provocadoras, videos bien explícitos. La calentura que cargaba había hecho dejar de lado mi regla de no pasar fotos ni videos. Aunque solo lo había empezado a hacer con 2 personas en las que confío (Christian y Lucas), creo que en los últimos meses mandé más fotos y videos que en el resto de mi vida.
Esas charlas hicieron que mi reloj biológico se alterara (más allá de mis hormonas). Algunos días, me levantaba 6 de la mañana transpirada, y súper caliente. Me levantaba con ganas de tener una pija para chupar hasta que me ensucie toda la cara con un chorro intenso de leche calentita. Otras noches no me dormía hasta no masturbarme. Cerré mis ojos y dejé mi mente volar. El pijón de Lucas, la cama y los juegos de Christian. Exploté. Saqué mis dedos empapados de mis jugos, los limpié en mi boca y al volver a cerrar los ojos me dormí.
Ese mismo día, salí con Melisa, mi vecina colombiana, y en la charla me terminó invitando a una fiesta de Halloween que organizaban alumnos de su facultad. Ella iba a ir disfrazada de vampiresa. Me imaginé ese vestidito y me encantó. Así que luego de buscar quien me prestara ropa, fuimos las dos iguales: pollerita corta adelante y larga atrás, medias negras , algo de maquillaje y listas para salir a cazar en la noche.
La fiesta era en un campo gigante. Lleno de gente. "Hoy tengo ganas de portarme muy mal" me dijo Meli. Le respondí solo con una sonrisa. Era lo que necesitaba. Una cómplice en las travesuras. Venía con una calentura acumulada terrible y sabía que no me iba a poder controlar (tampoco quería).
Melisa estaba decidida a cogerse al primero que le calentara. Cero histeria. Bailaba, charlaba un rato con alguno y ya estaba a los besos. Yo solía hacerme un poco más la difícil, pero me adapté rápido. Al principio eran solo besos, pero a medida que avanzaba la noche (y el alcohol) la cosa se ponía más y más intensa.
Llegamos al momento que se va todo al carajo. Caímos en un grupo de chicos disfrazados onda Walking Dead. Agarramos a 2 y empezamos a los besos contra un rinconcito. El pibe que estaba conmigo me levantaba la pollera hasta dejar mi cola al aire y así apretarme fuerte con sus manos las nalgas. Yo lo besaba con más intensidad cada vez que hacía esto, mostrando lo que me calentaba.
Mi concha hervía. Agarré su pija metiendo mi mano dentro del pantalón y lo empecé a pajear. Para nada lerdo, el chabón me pajeó con sus dedos maravillosamente. Me acomodé abriendo más las piernas para dejarlo hacer bien su trabajo.
A pocos metros, Meli estaba ya rodeada de 3 chicos/zombies repartiendo besos. Cuando vi esta competencia desigual agarré a mi macho de la mano y fuimos con el grupito. Meli ya tenía una teta afuera y signos que la habían estado chupando (no los culpo, terribles tetas tiene la guacha).
Quedamos cada una con 2 chicos. Yo tenía uno atrás, que me metía mano en las tetas y otro adelante que me comía la boca. Sentí de pronto el calor de la pija del que tenía atrás apoyar mi cola. Se había sacado la verga y me la refregaba por el culo.
Tiré mi cuerpo hacia atrás para acompañar sus movimientos. Metió la pija entre mis nalgas mientras yo bajaba y subía pajeándolo. El de adelante no perdió el tiempo y dejó al aire un pijón bien gordo al lado de mi cara. Me agarré de sus caderas y sin las manos metí la pija en mi boca. Le chupaba solo la puntita.
El de atrás gritó algo, se agarró la pija y me llenó la espalda de leche ensuciando gran parte del vestido. Al que tenía adelante lo hice acabar con una paja. Me di vuelta y vi a Meli arrodillada chupándole la pija a sus dos machos. Me acerqué, sin decirle nada le agarré la cara y la besé para luego ayudarla con una de las dos vergas. Como en la serie, no se de donde, aparecieron 2 zombies más. Se pusieron delante nuestro con las pijas media dormidas para que las chupemos.
A dos manos empezamos a chupar todas las pijas que nos ponían en frente. El genial trabajo de Meli daba sus primeros frutos. Uno de los chicos le llenó la boca de leche. Ella dejó que el semen se le escurriera entre los labios. La imagen de ese líquido blanco cayendo por su boca, su cuello hasta su cuerpo contrastando con el negro de nuestra vestimenta y el rojo del maquillaje en nuestras caras era realmente muy excitante.
Distraída mirando a la puta de mi amiga, recibí el lechazo de uno de los dos chicos que estaba conmigo. Me metí la pija en la boca, la limpié y seguí con el otro. Tenía la mitad de la verga adentro de mi boca y la otra mitad con la mano pajeándola. Hasta que me sacó, apoyó la verga en mi mejilla y explotó una cantidad enorme de leche en toda mi cara.
Las 4 pijas quedaron colgando semi erectas y chorreando leche. Meli se levantó y luego de limpiarse las rodillas de tierra me agarró del brazo, los saludó con una sonrisa y desaparecimos. "Estoy buscando a un compañero mío de clases... que es muy rico... y encima tiene terrible pija" me decía ella mientras caminábamos entre la gente.
Luego de un rato de dar vueltas, bailar, franelear, calentar, chapar (no niego ni afirmo que hice acabar a uno haciéndole una paja dentro del pantalón, dejándole la mancha de la acabada); encontramos al famoso amigo de Meli.
Realmente, un italiano hermoso. Y el disfraz de La Purga le daba un toque de salvajismo que me encantaba. Luego de presentarme a él y sus 2 amigos, nos quedamos un rato charlando hasta que ella se alejó con su macho dejándome a mi sola con los otros dos.
La situación de ser arrinconada por dos tipos vestidos de matones me estaba excitando demasiado. Los zombies encima habían empezado el trabajo, pero yo más que unos deditos no había recibido. Los chicos bailaban pegados a mi, yo les repartí besitos a los dos. Pero ya no estaba para previas. Les agarré la pija mientras los miraba con una sonrisa y pasaba mi lengua por los labios, compenetrándome en mi personaje de vampiresa.
Nos alejamos un poco del ruido y la muchedumbre. Me llevaron a un sitio más alejado. En el recorrido, se podía ver en el piso forros tirados dando idea de para qué se usaba ese lugar. La luz de la luna apenas alumbraba el camino. Yo caminaba con los dos pibes a mi lado. Parecía una escena donde me llevaban prisionera para sacrificarme.
No daba más. Estaba desesperada por una pija. Me frené y empujé a uno de ellos contra un árbol y le comí la boca. El otro se puso atrás, y mientras yo besaba a uno y le metía mano en la verga, el otro empezó a levantarme la pollerita y correrme la tanguita. De una me clavó la verga. Sentí como iba entrando... y no terminaba más! Era re larga.
Me abrí de piernas y me agarré del pibe que tenía adelante. Agaché la cabeza, sin que el de atrás dejara de taladrarme, y esperé que se terminara de bajarse el pantalón. "Ay papitoo" se me escapó cuando una enorme cosa bien gorda cayó media dormida entre sus piernas.
Me metí la pija en la boca, hasta dejarla dura. Me había olvidado del flaco de atrás, que la ponía y sacaba siempre igual. Yo estaba entretenida con la pija del amigo. Lo mejor que hizo el de atrás, fue cuando la sacó (calculo que había acabado) y siguió cogiéndome con los dedos y pajeándome hasta hacerme acabar. Mis piernas temblaron y me dejé caer al piso. El pijudo me levantó y me apoyó contra el árbol. Apuntó la verga y me la metió sin ninguna piedad. Me rompió toda.
Mis dedos se abrazaban a la corteza del árbol para aguantar los embates terribles del pijón. Este si, era la bestia que necesitaba. Me tenía agarrada de las caderas y empujaba mi cuerpo contra el suyo para darle más violencia al impacto. No podía parar de gemir y gritar que no frenara.
Una mano me agarraba las tetas (por encima del top, eso me re calienta) y la otra me masturbaba al ritmo de su cogida. No tardé en acabar otra vez, ante la atenta mirada del amigo que no se perdía detalle mientras se acariciaba la verga dormida.
El pibe sacó la pija, me dio vuelta y me hizo arrodillar. Se empezó a pajear adelante de mi cara. Yo abrí grande la boca y saqué la lengua esperando la descarga; ya no me importaba nada. Cuando me apoyó la puntita de la verga en mi lengua, empezó a salir una cantidad terrible de leche que saltaba para todos lados. Era una bestia hasta para acabar.
Un poco dejó caer en mi boca, pero después me pasó la pija por toda la cara: la frente, las mejillas, el pelo, hasta el cuello y las orejas. Me dejó la cara llena de su lechita, como si hubiese marcado territorio.
Se terminó de limpiar la pija con mi hombro, se cambió y se fue con su amigo para la fiesta dejándome a ahí tirada, en el medio del campo, llena de leche y re cogida. Cuando mis piernas reaccionaron, me levanté y me fui a buscar a Meli. Después de mandarle mensajes y dar unas vueltas, me llamó. "Vení al estacionamiento". Salí y me acerqué a un auto que hacía señas de luces. Adentro, en el asiento de atrás, estaba Meli con el amigo.
Estuvimos charlando un rato entre los 3. Meli no dejaba de acariciarle el cuerpo, con la clara intención de calentarlo. Como si nada, y totalmente sacado de contexto de lo que hablábamos, sacó la pija afuera del pantalón y lo empezó a pajear.
"Mira lo que es esta pija Julieta" me dijo mientras recorría con su mano todo el tronco. Realmente, era una pija grande, pero la del amigo que me había cogido hacía un rato era más gruesa sin dudas. Aunque esta no era para nada despreciable.
Sin más palabras, Melisa se tiró de cabeza a petear. Sus labios apretaban el tronco de la pija mientras la iba haciendo desaparecer en su boca. La sacaba ensalivada y volvía a repetir. Yo me acomodé en el asiento, mirando como mi amiga luchaba por tragarse toda la pija, que parecía imposible.
El flaco, a pesar de tener a mi amiga ahí, no me sacaba los ojos de encima. Me miraba de una forma que me re calentaba. Yo sentada, le clavé también la mirada mientras me tocaba el cuerpo. Mis dedos corrieron un poco la tanguita y empecé a tocarme, clavándole la mirada con una sonrisa.
Me fui para atrás, me acomodé de tal forma que dejamos al pibe en el medio, y empezamos a chuparle la pija entre las dos. Mi amiga había hecho un trabajo excelente. La pija estaba durísima y lubricada con su saliva. Abrí grande la boca y metí todo lo que pude hasta que la punta de la pija chocó con mi garganta.
Aguanté la respiración y cuando me tranquilicé seguí tragando más y más carne hasta que fue físicamente imposible. Meli, al sentir que había llegado a mi límite, sostuvo mi cabeza agarrándome de los pelos para que no pudiera salir. "Aguanta puta, aguanta" me gritaba mientras yo trataba de no ahogarme.
Cuando al fin me soltó saqué la verga de mi boca tosiendo y escupiendo una gran cantidad de saliva sobre el tronco del chico. Acto seguido, agarré a mi amiga de los pelos y la acerqué a mi cara para comerle la boca de un beso. Mis manos tocaban el cuerpo del chabón, mientras mi amiga le desparramaba mi saliva por la verga y las bolas.
Luego de respirar un poco, el chabón se bajó del auto y se fue adelante. Arrancó y nos fuimos de la fiesta. Atrás quedamos Meli y yo. Por supuesto, con lo borrachas y calientes que estábamos, no iba a ser un viaje tranquilo. Nos abrazamos y nos besamos cada vez con más ganas. Ella terminó con las tetas al aire, yo con la tanga en la luneta trasera. Se recostó un poco y yo me tiré encima a chuparle las tetas, mientras ella con sus manos me apretaba la cola. Unos dedos traviesos fueron más allá y empezaron a cogerme.
Los gemidos de las dos (un poco exagerados, para llamar la atención del macho) no pasaban desapercibidos y cada vez que podía el pibe se daba vuelta para ver el espectáculo que estábamos dando. De golpe, se metió en un garage de un edificio. Subimos al ascensor, hasta el piso donde vivía.
Entramos y él tranquilo se fue a cambiar y traer algo para tomar. Nosotras nos sentamos juntas y mientras seguíamos a los besos nos fuimos desvistiendo, hasta que él volvió y se sentó entre nosotras. Ahí de nuevo, se la empezamos a chupar entre las dos.
Tomé la iniciativa, y me senté sobre sus piernas. Acomodé la pija y de un golpe me dejé caer enterrando toda la verga dentro mío. Al principio me dolió y me quedé quieta hasta que se acostumbrara. Luego, empecé a moverme despacio, para terminar saltando frenéticamente sobre la verga.
Meli estaba al lado acariciándome la cola mientras yo cabalgaba descontrolada. Cuando frené, porque no me daban más las piernas, el pibe se levantó y nos puso a las dos en 4, una al lado de la otra. Empezó a alternarse entre las conchitas de sus putitas. Me cogía un poco a mi, un poco a Meli. Mi cara quedó cerca de mi amiga, y no dudamos en besarnos mientras el chabón nos daba con ganas.
Meli se recostó boca arriba y me llevó encima suyo. Cuando apoyé mi cuerpo sobre sus tetas, no se porqué, me re contra calenté y le comí la boca desesperada. Sentí el vergón entrando en mi conchita nuevamente. Otra vez, el flaco se iba a alternar entre mi concha y la de Meli para dejarnos cada vez más mojadas. Meli agachó un poco la cabeza y me empezó a chupar las tetas.
Un latigazo caliente se estrelló contra mi espalda. La pija se apoyó sobre mi cola, sintiendo como seguía saliendo semen que se chorreaba en mis nalgas. Luego de un descanso, volvimos a tener otra atendida del macho de Meli. Cuando ya se hacía de día, decidimos emprender la vuelta. Yo estaba re perdida, no sabía como volver. Entramos al campus agarrándonos una de la otra riéndonos de las cosas que habíamos hecho. Cuando voy a entrar a mi habitación, Meli me agarra fuerte del brazo. "No te bañas conmigo?".
Mi piel se erizó. Mi respiración se agitó. No dije nada. Solo avancé con ella hacia su habitación. Nos metimos a los besos y nos encerramos en el baño. Nos mojamos y nos besamos en la ducha mientras nos enjabonábamos el cuerpo sacándonos toda la traspiración y la leche seca de la piel. Aproveché para lavarme el pelo también, víctima de más de una acabada.
Meli se acomodó atrás y se aferró fuerte a mi cuerpo. Una mano me tocaba las tetas y la otra me masturbaba. Sus besos en mi cuello coronaban la escena que en poco tiempo hizo que explotara de placer. Salimos y al tirarnos en la cama no dudé en agradecerle.
Me trepé encima de ella, y no pude evitar agarrar sus tetas y mientras las amasaba las besaba y las chupaba. Me sentía totalmente atraída hacia esos dos enormes pechos como pocas veces. Fui bajando con mi boca, sin dejar de tocar las tetas, hasta llegar a su conchita. Me acomodé entre sus piernas y se la chupé cogiéndola con el dedo. "No, sin dedos hoy... la tengo destrozada" me pidió suplicante.
No la culpaba, yo estaba igual. Acabó en mi boca. Fui subiendo y le chupé las tetas otro rato más. Aun no entendía como me llegaban a calentar tanto. Nos abrazamos y nos quedamos dormidas, hasta la tarde siguiente. Antes de irme, me hizo prometer que volvería para cogerla con los deditos.
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Esas charlas hicieron que mi reloj biológico se alterara (más allá de mis hormonas). Algunos días, me levantaba 6 de la mañana transpirada, y súper caliente. Me levantaba con ganas de tener una pija para chupar hasta que me ensucie toda la cara con un chorro intenso de leche calentita. Otras noches no me dormía hasta no masturbarme. Cerré mis ojos y dejé mi mente volar. El pijón de Lucas, la cama y los juegos de Christian. Exploté. Saqué mis dedos empapados de mis jugos, los limpié en mi boca y al volver a cerrar los ojos me dormí.
Ese mismo día, salí con Melisa, mi vecina colombiana, y en la charla me terminó invitando a una fiesta de Halloween que organizaban alumnos de su facultad. Ella iba a ir disfrazada de vampiresa. Me imaginé ese vestidito y me encantó. Así que luego de buscar quien me prestara ropa, fuimos las dos iguales: pollerita corta adelante y larga atrás, medias negras , algo de maquillaje y listas para salir a cazar en la noche.
La fiesta era en un campo gigante. Lleno de gente. "Hoy tengo ganas de portarme muy mal" me dijo Meli. Le respondí solo con una sonrisa. Era lo que necesitaba. Una cómplice en las travesuras. Venía con una calentura acumulada terrible y sabía que no me iba a poder controlar (tampoco quería).
Melisa estaba decidida a cogerse al primero que le calentara. Cero histeria. Bailaba, charlaba un rato con alguno y ya estaba a los besos. Yo solía hacerme un poco más la difícil, pero me adapté rápido. Al principio eran solo besos, pero a medida que avanzaba la noche (y el alcohol) la cosa se ponía más y más intensa.
Llegamos al momento que se va todo al carajo. Caímos en un grupo de chicos disfrazados onda Walking Dead. Agarramos a 2 y empezamos a los besos contra un rinconcito. El pibe que estaba conmigo me levantaba la pollera hasta dejar mi cola al aire y así apretarme fuerte con sus manos las nalgas. Yo lo besaba con más intensidad cada vez que hacía esto, mostrando lo que me calentaba.
Mi concha hervía. Agarré su pija metiendo mi mano dentro del pantalón y lo empecé a pajear. Para nada lerdo, el chabón me pajeó con sus dedos maravillosamente. Me acomodé abriendo más las piernas para dejarlo hacer bien su trabajo.
A pocos metros, Meli estaba ya rodeada de 3 chicos/zombies repartiendo besos. Cuando vi esta competencia desigual agarré a mi macho de la mano y fuimos con el grupito. Meli ya tenía una teta afuera y signos que la habían estado chupando (no los culpo, terribles tetas tiene la guacha).
Quedamos cada una con 2 chicos. Yo tenía uno atrás, que me metía mano en las tetas y otro adelante que me comía la boca. Sentí de pronto el calor de la pija del que tenía atrás apoyar mi cola. Se había sacado la verga y me la refregaba por el culo.
Tiré mi cuerpo hacia atrás para acompañar sus movimientos. Metió la pija entre mis nalgas mientras yo bajaba y subía pajeándolo. El de adelante no perdió el tiempo y dejó al aire un pijón bien gordo al lado de mi cara. Me agarré de sus caderas y sin las manos metí la pija en mi boca. Le chupaba solo la puntita.
El de atrás gritó algo, se agarró la pija y me llenó la espalda de leche ensuciando gran parte del vestido. Al que tenía adelante lo hice acabar con una paja. Me di vuelta y vi a Meli arrodillada chupándole la pija a sus dos machos. Me acerqué, sin decirle nada le agarré la cara y la besé para luego ayudarla con una de las dos vergas. Como en la serie, no se de donde, aparecieron 2 zombies más. Se pusieron delante nuestro con las pijas media dormidas para que las chupemos.
A dos manos empezamos a chupar todas las pijas que nos ponían en frente. El genial trabajo de Meli daba sus primeros frutos. Uno de los chicos le llenó la boca de leche. Ella dejó que el semen se le escurriera entre los labios. La imagen de ese líquido blanco cayendo por su boca, su cuello hasta su cuerpo contrastando con el negro de nuestra vestimenta y el rojo del maquillaje en nuestras caras era realmente muy excitante.
Distraída mirando a la puta de mi amiga, recibí el lechazo de uno de los dos chicos que estaba conmigo. Me metí la pija en la boca, la limpié y seguí con el otro. Tenía la mitad de la verga adentro de mi boca y la otra mitad con la mano pajeándola. Hasta que me sacó, apoyó la verga en mi mejilla y explotó una cantidad enorme de leche en toda mi cara.
Las 4 pijas quedaron colgando semi erectas y chorreando leche. Meli se levantó y luego de limpiarse las rodillas de tierra me agarró del brazo, los saludó con una sonrisa y desaparecimos. "Estoy buscando a un compañero mío de clases... que es muy rico... y encima tiene terrible pija" me decía ella mientras caminábamos entre la gente.
Luego de un rato de dar vueltas, bailar, franelear, calentar, chapar (no niego ni afirmo que hice acabar a uno haciéndole una paja dentro del pantalón, dejándole la mancha de la acabada); encontramos al famoso amigo de Meli.
Realmente, un italiano hermoso. Y el disfraz de La Purga le daba un toque de salvajismo que me encantaba. Luego de presentarme a él y sus 2 amigos, nos quedamos un rato charlando hasta que ella se alejó con su macho dejándome a mi sola con los otros dos.
La situación de ser arrinconada por dos tipos vestidos de matones me estaba excitando demasiado. Los zombies encima habían empezado el trabajo, pero yo más que unos deditos no había recibido. Los chicos bailaban pegados a mi, yo les repartí besitos a los dos. Pero ya no estaba para previas. Les agarré la pija mientras los miraba con una sonrisa y pasaba mi lengua por los labios, compenetrándome en mi personaje de vampiresa.
Nos alejamos un poco del ruido y la muchedumbre. Me llevaron a un sitio más alejado. En el recorrido, se podía ver en el piso forros tirados dando idea de para qué se usaba ese lugar. La luz de la luna apenas alumbraba el camino. Yo caminaba con los dos pibes a mi lado. Parecía una escena donde me llevaban prisionera para sacrificarme.
No daba más. Estaba desesperada por una pija. Me frené y empujé a uno de ellos contra un árbol y le comí la boca. El otro se puso atrás, y mientras yo besaba a uno y le metía mano en la verga, el otro empezó a levantarme la pollerita y correrme la tanguita. De una me clavó la verga. Sentí como iba entrando... y no terminaba más! Era re larga.
Me abrí de piernas y me agarré del pibe que tenía adelante. Agaché la cabeza, sin que el de atrás dejara de taladrarme, y esperé que se terminara de bajarse el pantalón. "Ay papitoo" se me escapó cuando una enorme cosa bien gorda cayó media dormida entre sus piernas.
Me metí la pija en la boca, hasta dejarla dura. Me había olvidado del flaco de atrás, que la ponía y sacaba siempre igual. Yo estaba entretenida con la pija del amigo. Lo mejor que hizo el de atrás, fue cuando la sacó (calculo que había acabado) y siguió cogiéndome con los dedos y pajeándome hasta hacerme acabar. Mis piernas temblaron y me dejé caer al piso. El pijudo me levantó y me apoyó contra el árbol. Apuntó la verga y me la metió sin ninguna piedad. Me rompió toda.
Mis dedos se abrazaban a la corteza del árbol para aguantar los embates terribles del pijón. Este si, era la bestia que necesitaba. Me tenía agarrada de las caderas y empujaba mi cuerpo contra el suyo para darle más violencia al impacto. No podía parar de gemir y gritar que no frenara.
Una mano me agarraba las tetas (por encima del top, eso me re calienta) y la otra me masturbaba al ritmo de su cogida. No tardé en acabar otra vez, ante la atenta mirada del amigo que no se perdía detalle mientras se acariciaba la verga dormida.
El pibe sacó la pija, me dio vuelta y me hizo arrodillar. Se empezó a pajear adelante de mi cara. Yo abrí grande la boca y saqué la lengua esperando la descarga; ya no me importaba nada. Cuando me apoyó la puntita de la verga en mi lengua, empezó a salir una cantidad terrible de leche que saltaba para todos lados. Era una bestia hasta para acabar.
Un poco dejó caer en mi boca, pero después me pasó la pija por toda la cara: la frente, las mejillas, el pelo, hasta el cuello y las orejas. Me dejó la cara llena de su lechita, como si hubiese marcado territorio.
Se terminó de limpiar la pija con mi hombro, se cambió y se fue con su amigo para la fiesta dejándome a ahí tirada, en el medio del campo, llena de leche y re cogida. Cuando mis piernas reaccionaron, me levanté y me fui a buscar a Meli. Después de mandarle mensajes y dar unas vueltas, me llamó. "Vení al estacionamiento". Salí y me acerqué a un auto que hacía señas de luces. Adentro, en el asiento de atrás, estaba Meli con el amigo.
Estuvimos charlando un rato entre los 3. Meli no dejaba de acariciarle el cuerpo, con la clara intención de calentarlo. Como si nada, y totalmente sacado de contexto de lo que hablábamos, sacó la pija afuera del pantalón y lo empezó a pajear.
"Mira lo que es esta pija Julieta" me dijo mientras recorría con su mano todo el tronco. Realmente, era una pija grande, pero la del amigo que me había cogido hacía un rato era más gruesa sin dudas. Aunque esta no era para nada despreciable.
Sin más palabras, Melisa se tiró de cabeza a petear. Sus labios apretaban el tronco de la pija mientras la iba haciendo desaparecer en su boca. La sacaba ensalivada y volvía a repetir. Yo me acomodé en el asiento, mirando como mi amiga luchaba por tragarse toda la pija, que parecía imposible.
El flaco, a pesar de tener a mi amiga ahí, no me sacaba los ojos de encima. Me miraba de una forma que me re calentaba. Yo sentada, le clavé también la mirada mientras me tocaba el cuerpo. Mis dedos corrieron un poco la tanguita y empecé a tocarme, clavándole la mirada con una sonrisa.
Me fui para atrás, me acomodé de tal forma que dejamos al pibe en el medio, y empezamos a chuparle la pija entre las dos. Mi amiga había hecho un trabajo excelente. La pija estaba durísima y lubricada con su saliva. Abrí grande la boca y metí todo lo que pude hasta que la punta de la pija chocó con mi garganta.
Aguanté la respiración y cuando me tranquilicé seguí tragando más y más carne hasta que fue físicamente imposible. Meli, al sentir que había llegado a mi límite, sostuvo mi cabeza agarrándome de los pelos para que no pudiera salir. "Aguanta puta, aguanta" me gritaba mientras yo trataba de no ahogarme.
Cuando al fin me soltó saqué la verga de mi boca tosiendo y escupiendo una gran cantidad de saliva sobre el tronco del chico. Acto seguido, agarré a mi amiga de los pelos y la acerqué a mi cara para comerle la boca de un beso. Mis manos tocaban el cuerpo del chabón, mientras mi amiga le desparramaba mi saliva por la verga y las bolas.
Luego de respirar un poco, el chabón se bajó del auto y se fue adelante. Arrancó y nos fuimos de la fiesta. Atrás quedamos Meli y yo. Por supuesto, con lo borrachas y calientes que estábamos, no iba a ser un viaje tranquilo. Nos abrazamos y nos besamos cada vez con más ganas. Ella terminó con las tetas al aire, yo con la tanga en la luneta trasera. Se recostó un poco y yo me tiré encima a chuparle las tetas, mientras ella con sus manos me apretaba la cola. Unos dedos traviesos fueron más allá y empezaron a cogerme.
Los gemidos de las dos (un poco exagerados, para llamar la atención del macho) no pasaban desapercibidos y cada vez que podía el pibe se daba vuelta para ver el espectáculo que estábamos dando. De golpe, se metió en un garage de un edificio. Subimos al ascensor, hasta el piso donde vivía.
Entramos y él tranquilo se fue a cambiar y traer algo para tomar. Nosotras nos sentamos juntas y mientras seguíamos a los besos nos fuimos desvistiendo, hasta que él volvió y se sentó entre nosotras. Ahí de nuevo, se la empezamos a chupar entre las dos.
Tomé la iniciativa, y me senté sobre sus piernas. Acomodé la pija y de un golpe me dejé caer enterrando toda la verga dentro mío. Al principio me dolió y me quedé quieta hasta que se acostumbrara. Luego, empecé a moverme despacio, para terminar saltando frenéticamente sobre la verga.
Meli estaba al lado acariciándome la cola mientras yo cabalgaba descontrolada. Cuando frené, porque no me daban más las piernas, el pibe se levantó y nos puso a las dos en 4, una al lado de la otra. Empezó a alternarse entre las conchitas de sus putitas. Me cogía un poco a mi, un poco a Meli. Mi cara quedó cerca de mi amiga, y no dudamos en besarnos mientras el chabón nos daba con ganas.
Meli se recostó boca arriba y me llevó encima suyo. Cuando apoyé mi cuerpo sobre sus tetas, no se porqué, me re contra calenté y le comí la boca desesperada. Sentí el vergón entrando en mi conchita nuevamente. Otra vez, el flaco se iba a alternar entre mi concha y la de Meli para dejarnos cada vez más mojadas. Meli agachó un poco la cabeza y me empezó a chupar las tetas.
Un latigazo caliente se estrelló contra mi espalda. La pija se apoyó sobre mi cola, sintiendo como seguía saliendo semen que se chorreaba en mis nalgas. Luego de un descanso, volvimos a tener otra atendida del macho de Meli. Cuando ya se hacía de día, decidimos emprender la vuelta. Yo estaba re perdida, no sabía como volver. Entramos al campus agarrándonos una de la otra riéndonos de las cosas que habíamos hecho. Cuando voy a entrar a mi habitación, Meli me agarra fuerte del brazo. "No te bañas conmigo?".
Mi piel se erizó. Mi respiración se agitó. No dije nada. Solo avancé con ella hacia su habitación. Nos metimos a los besos y nos encerramos en el baño. Nos mojamos y nos besamos en la ducha mientras nos enjabonábamos el cuerpo sacándonos toda la traspiración y la leche seca de la piel. Aproveché para lavarme el pelo también, víctima de más de una acabada.
Meli se acomodó atrás y se aferró fuerte a mi cuerpo. Una mano me tocaba las tetas y la otra me masturbaba. Sus besos en mi cuello coronaban la escena que en poco tiempo hizo que explotara de placer. Salimos y al tirarnos en la cama no dudé en agradecerle.
Me trepé encima de ella, y no pude evitar agarrar sus tetas y mientras las amasaba las besaba y las chupaba. Me sentía totalmente atraída hacia esos dos enormes pechos como pocas veces. Fui bajando con mi boca, sin dejar de tocar las tetas, hasta llegar a su conchita. Me acomodé entre sus piernas y se la chupé cogiéndola con el dedo. "No, sin dedos hoy... la tengo destrozada" me pidió suplicante.
No la culpaba, yo estaba igual. Acabó en mi boca. Fui subiendo y le chupé las tetas otro rato más. Aun no entendía como me llegaban a calentar tanto. Nos abrazamos y nos quedamos dormidas, hasta la tarde siguiente. Antes de irme, me hizo prometer que volvería para cogerla con los deditos.
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28 comentarios - Noche de cacería
Van diez puntos.
me alegro que te haya gustado, espero disfrutes los proximos 😉
me alegro que te gusten, espero puedas disfrutarlo mas tranqui en casa 😉
gracias por pasar
gracias por pasar, espero disfrutes los proximos 😉
Hermoso como siempre! Van 10
Con qué tendría que ver?
disfruta de ese par de tetas
gracias por pasar!
me alegro que sigas disfrutando los relatos!!