Hace unos años, yo era un chico joven, con ganas de aventuras, y habían ámbitos en las redes donde se podía convenir encuentros con gente con tus mismas inquietudes, aunque no necesariamente había un imperativo por verse las caras o saber quién sos. Eran casi citas a ciegas, por decirlo de alguna manera. Sin embargo, este no necesariamente fue el caso.
En uno de mis avances por intentar encontrarme con alguien porque tenía que estallaba el pene de leche no daba más de calentura, contacto a un chico por estas redes. Estas redes eran webs, aún no teníamos apps, y comenzamos a hablar.
Nos empezamos a hablar por sms, nos pasamos una foto, pude ver que tenía su pinta, y bueno, le pasé la mía, obviamente nos combinamos para encontrarnos en un lugar determinado por él.
Recuerdo que era verano, tenía unos shorts ajustados, y se me notaba bastante el pene por fuera, lo tenía duro como una piedra, a punto de estallar, creo que si me hablaba una palabra me acababa.
Los minutos fueron pasando, logramos acordar el encuentro a la salida de su trabajo.
el encuentro fue en un lugar raro, me llevó a lo que se conocen como galerías en el centro. Lugar muy concurrido, supuse que ibamos a ir a su depar.
Cuando me pasó la foto, vi que era un chico joven como yo, de unos 21 o 22, muy musculoso, alto, grande de espalda y muy masculino.
Seguíamos hablando por sms, la tensión y adrenalina por encontrarme con alguien que no vi nunca en mi vida, para saber que íbamos a terminar en la cama, me carcomía la cabeza, me calentaba, sentía ese vértigo que solo sentís cuando sabés que vas a pasar bien, que tus labios carnosos se van a posar en todo su pene y su cuerpo.
Iba tan concentrado en nuestros mensajes de sms, que casi me atropella un auto, no daba más, íbamos a vernos.
Finalmente, llegó el momento, nos encontramos en la intendencia, y fuimos a la galería muy cercana de allí. Me dijo, vamos a un lugar, que solo yo tengo la llave, y ahí hablamos bien.
Bueno, entregado totalmente, era muy interesante ese espécimen de hombre con el que estaba saliendo y me estaba poniendo a merced.
Fuimos, efectivamente a la galería y de pronto, se para en un local, me dice tengo la llave de este local, te animas a entrar conmigo?
Miro el local, cortinas, cerrado, gente pasando por la puerta y me pareció muy emocionante, perfecto, me encanta la adrenalina extra además de saber que hay gente y que quizás nos escuchen todo lo que hacemos.
Entramos, me saco la mochila, lo miro, me mira, me toca la cara, me acaricia, me agarra de la cola, enfurecido, con pasión, y me dice que linda cola que tenés, me da besos en el cuello, su lengua húmeda y suave recorre cada centímetro de mi cuello, me estremece con su fuerza no sé cómo va a terminar esto, y ni siquiera sabía su nombre verdadero. Acaso eso importaba? Le toqué la entrepierna, dura inflexible, grande...
Me dice, que te gusta hacer?
Y yo le digo, no sé, quiero chupártela. Dale
Entonces él, con la misma pasión y furia con la que me besaba el cuello, me sentó en la silla, y se desabrochó el pantalón.
Bajó el cierre, bajó su ropa interior, blanca, ajustada, perfecta, hasta que apareció algo más perfecto aún.
Apareció esa bestia enorme, no sabía cómo agarrarla, no sabía por dónde empezar a chuparla, no sabía nada de nada, nunca la vida, me había puesto ante semejante desafío.
Él, indudablemente se dio cuenta, me dijo, si, es grande, lo sé, te complica?
Le dije, no de ninguna manera, y comencé a hacer lo mío, la adrenalina era más importante que todo el no saber que sentía.
En ese momento no tenía mucha experiencia con penes, me parecía que había visto grandes penes, pero este pene, oh este pene!
Chupe y chupé todo lo que pude esa punta y enterré hasta mi garganta más profunda ese enorme pene, era de ancho no menos de 10 cm y de largo algo así como 30.
Estaba que no daba más, la mandíbula completamente adormecida, la lengua enterrada, comencé a sentir el gusto saladito y hermoso de lo indudable, algo se venía.
En el calor del momento, Él me dice, dale, te la pongo, dale. Juro que lo intenté, me paré me bajé los pantalones, y quise sentir ese enorme pene dentro mío. Pero... la vida tiene una vuelta más que dar, el pene no entraba, y yo a esas alturas tenía miedo, me iba a destrozar.
Así que opté por arrodillarme, mirarlo a los ojos, como una perra totalmente entregada, y chupé ese pene gigante hasta el final!
En uno de mis avances por intentar encontrarme con alguien porque tenía que estallaba el pene de leche no daba más de calentura, contacto a un chico por estas redes. Estas redes eran webs, aún no teníamos apps, y comenzamos a hablar.
Nos empezamos a hablar por sms, nos pasamos una foto, pude ver que tenía su pinta, y bueno, le pasé la mía, obviamente nos combinamos para encontrarnos en un lugar determinado por él.
Recuerdo que era verano, tenía unos shorts ajustados, y se me notaba bastante el pene por fuera, lo tenía duro como una piedra, a punto de estallar, creo que si me hablaba una palabra me acababa.
Los minutos fueron pasando, logramos acordar el encuentro a la salida de su trabajo.
el encuentro fue en un lugar raro, me llevó a lo que se conocen como galerías en el centro. Lugar muy concurrido, supuse que ibamos a ir a su depar.
Cuando me pasó la foto, vi que era un chico joven como yo, de unos 21 o 22, muy musculoso, alto, grande de espalda y muy masculino.
Seguíamos hablando por sms, la tensión y adrenalina por encontrarme con alguien que no vi nunca en mi vida, para saber que íbamos a terminar en la cama, me carcomía la cabeza, me calentaba, sentía ese vértigo que solo sentís cuando sabés que vas a pasar bien, que tus labios carnosos se van a posar en todo su pene y su cuerpo.
Iba tan concentrado en nuestros mensajes de sms, que casi me atropella un auto, no daba más, íbamos a vernos.
Finalmente, llegó el momento, nos encontramos en la intendencia, y fuimos a la galería muy cercana de allí. Me dijo, vamos a un lugar, que solo yo tengo la llave, y ahí hablamos bien.
Bueno, entregado totalmente, era muy interesante ese espécimen de hombre con el que estaba saliendo y me estaba poniendo a merced.
Fuimos, efectivamente a la galería y de pronto, se para en un local, me dice tengo la llave de este local, te animas a entrar conmigo?
Miro el local, cortinas, cerrado, gente pasando por la puerta y me pareció muy emocionante, perfecto, me encanta la adrenalina extra además de saber que hay gente y que quizás nos escuchen todo lo que hacemos.
Entramos, me saco la mochila, lo miro, me mira, me toca la cara, me acaricia, me agarra de la cola, enfurecido, con pasión, y me dice que linda cola que tenés, me da besos en el cuello, su lengua húmeda y suave recorre cada centímetro de mi cuello, me estremece con su fuerza no sé cómo va a terminar esto, y ni siquiera sabía su nombre verdadero. Acaso eso importaba? Le toqué la entrepierna, dura inflexible, grande...
Me dice, que te gusta hacer?
Y yo le digo, no sé, quiero chupártela. Dale
Entonces él, con la misma pasión y furia con la que me besaba el cuello, me sentó en la silla, y se desabrochó el pantalón.
Bajó el cierre, bajó su ropa interior, blanca, ajustada, perfecta, hasta que apareció algo más perfecto aún.
Apareció esa bestia enorme, no sabía cómo agarrarla, no sabía por dónde empezar a chuparla, no sabía nada de nada, nunca la vida, me había puesto ante semejante desafío.
Él, indudablemente se dio cuenta, me dijo, si, es grande, lo sé, te complica?
Le dije, no de ninguna manera, y comencé a hacer lo mío, la adrenalina era más importante que todo el no saber que sentía.
En ese momento no tenía mucha experiencia con penes, me parecía que había visto grandes penes, pero este pene, oh este pene!
Chupe y chupé todo lo que pude esa punta y enterré hasta mi garganta más profunda ese enorme pene, era de ancho no menos de 10 cm y de largo algo así como 30.
Estaba que no daba más, la mandíbula completamente adormecida, la lengua enterrada, comencé a sentir el gusto saladito y hermoso de lo indudable, algo se venía.
En el calor del momento, Él me dice, dale, te la pongo, dale. Juro que lo intenté, me paré me bajé los pantalones, y quise sentir ese enorme pene dentro mío. Pero... la vida tiene una vuelta más que dar, el pene no entraba, y yo a esas alturas tenía miedo, me iba a destrozar.
Así que opté por arrodillarme, mirarlo a los ojos, como una perra totalmente entregada, y chupé ese pene gigante hasta el final!
1 comentarios - Todo eso?