Eran másde las dos de la madrugada, ya no había nadie conocido, pocos desconocidos.Figurativamente, quedamos los dos solos. Pero no nos queríamos ir todavía. Camilahabía ido al baño y yo pedido otra jarra de cerveza. Habíamos tomado tres, perono estábamos del todo borrachos. La camarera llegó primero, así que llené losvasos antes de que ella volviera.
- ¿Sabíasque acá tienen juegos de mesa no? – le pregunté cuando volvió.
- Sí, perode a dos son aburridos – me dijo tomando el primer sorbo del vaso que reciénhabía llenado
- Podemosjugar a las cartas o algo, y apostar
- Mmmm esome interesó, ¿a qué sabes jugar vos? – Cami tomaba su cerveza, yo estabatotalmente enfocado en la charla
- ¿Truco?¿Póker? ¿Casita robada?
- Jajajacasita robada – se rió – Truco podría ser.
Llamé a la mesera, le pedí las cartas y algo para anotar. Enmenos de un minuto ya tenía en mis manos una baraja de calidad aceptable,ciertamente mejor de lo que esperaba, un papel y una birome.
- Bueno –dije mirándola a los ojos - ¿por qué jugamos?
- Por lapróxima jarra
- Ah,querés seguir tomando borrachita
- Obvio
Terminé de mezclar, le di para cortar, y repartí. Me tocó unabuena mano, y después otra, y otra, y gané la partida sin complicaciones. Lagente seguía yéndose, pero el bar no cerraba todavía.
- Siquerés me la pagas la próxima vez – Dije, por si se quería ir
- No no,quiero la revancha ahora
- Bueno –dije, pensando que era mi oportunidad de subir un poco la apuesta – pero ahoraelijo yo por qué jugamos
- A ver – dijoCamila con cara de desconfianza, que me hizo recular un poco
- Un beso– le propuse, tímidamente
- Seba sosun pervertido
- Pero nodijiste que no – mis palabras ya sonaban con más confianza
- Seré unapervertida también entonces…
Sonreí y repartí las cartas de nuevo. Fui perdiendo por pocodurante la mayor parte del juego, pero llegamos a la última mano separados porun punto, a su favor.
- Espera –me dijo antes de repartir, era su turno – No dijimos qué gano yo
- En elbeso ganamos los dos – me hice el galán y un poco le gustó
- En serioboludo
- Recuperasla jarra, no estás en posición de pedir mucho más
Hizo un gesto de que no le gustaba pero que era justo, ydividió las cartas. Mi mano era decente, un dos, un tres y un 7 malo.
- No medigas que tenés una buena mano
- No sé,jugá y vemos
- Nah notengo nada, un desastre – tiró las cartas al mazo
Me reí, y cuando me acordé de la prenda, se mezcló adentromío un sentimiento de vergüenza y excitación extremas, y sólo era un beso. Peromi mente estaba fría, y la situación me beneficiaba. Me quedó picando la pelotaen el área, y quería hacer el gol.
- Buenopodemos darnos un beso ahora, o podemos jugar uno definitivo
- Ojo conlo que vas a decir cochino – ya Camila se dio cuenta de mis intenciones
- Yo voy adecir, vos podés aceptar o no
- Decime
- Si vosganás, quedamos a mano, ni jarra ni beso
- ¿Y siganás vos?
- Vamos aun telo ahora
- Ay Seba– se rió largo
- ¿Sí ono? – la apuré, la ansiedad siempre fue uno de mis más graves defectos
- No –habrá visto la desilusión en mi cara cuando escuché esa palabra –No puedo, metengo que ir
- Entoncesel fin de semana
- ¿Qué?¿Todo un fin de semana? – me expresé mal, quería decir de encontrarnos en algúnmomento del fin de semana, pero no se lo hice saber
- Si
- No seSeba, ¿y adonde me llevarías?
Era una buena pregunta esa. Ninguno de los dos vivía solo,encerrados en un telo o incluso en un hotel normal un fin de semana eraclaustrofóbico, tenía que conseguir una casa, quinta o algo similar.
- Mi tíotiene una casa en un country, veo si la consigo. Si no alquilo una quinta.
- ¿Deverdad harías eso?
- Quematerialista eh, ¿si viviera en un dos ambientes y te invitara a mi casa noaceptarías no?
- Claramenteno Seba – dijo riéndose por mi comentario.
Empecé a mezclar las cartas.
- Pará, nodije que sí.
La miré con cara de cansancio.
- Dale,repartí – se rindió, viendo que su intento de histeriqueo fue en vano.
Al igual que la primera partida, gané fácil. Quería sermagnánimo en la victoria, y demostrar tranquilidad, pero la verdad es que laalegría y la excitación eran mis dueños en ese momento.
- Bueno,mañana a la mañana arreglo donde vamos, al mediodía nos encontramos, ¿teparece?
- Jajajano puedo creer esto Seba, vos le llegas a contar a alguien y te mato, ¿ok? –Cami no paraba de reírse, no sé si de nervios, vergüenza o, la explicación máslógica generalmente es la correcta, le divertía mucho la situación.
- Soy unatumba – dije parándome para irnos del bar – Lo que sí, la jarra y el beso melos debes todavía
Se paró también, se acercó a mí y me besó, abriendo la bocapara ofrecerme la lengua. La agarré de la cintura y acepté la oferta.Intercambiamos saliva por un rato, bajé mis manos a su cola, la apreté a gustodurante unos segundos, hasta que se separó.
- Ahora tedebo solo la jarra
- Conseguíla casa de mi tío – Le dije al otro dia,a eso de las diez de la mañana, por whatsapp.
- ¿Dóndees? – Tardó cinco minutos en responder que se sintieron cinco años.
- Cardales,cerca de Campana. Vení hasta Retiro y de ahí salen unas combis, ¿podés estar alas 12?
- Si. ¿Quéllevo?
- Ropapara el fin de semana.
A las 12 estaba yo en la parada del colectivo, en Retiro. Dosminutos después llegó Camila, bajó del micro y me saludó, y parecía que nohabía dejado de reírse todavía de cuando nos habíamos separado hacía algunashoras.
- HolaSeba – Me dijo, con un jean negro, zapatillas y una remera larga, más unamochila colgada
- Teviniste cómoda, bien – Yo estaba con unas bermudas de jean, zapatillas y unamusculosa. Hacía mucho calor.
Caminamos los pocos metros que nos separaban de la salida delas combis, de las que ya tenía boleto y en menos de diez minutos emprendíanviaje. Ya antes de llegar había pasado a buscar las llaves de la casa por eldepartamento de mi tío.
- Meintriga saber qué pensaste para estos días – se animó a confesarme
- Ya vas aver, igual te soy sincero, no planee mucho; pienso improvisar bastante
Estábamos cómodamente ubicados en el fondo de la camioneta,que sólo llevaba a tres personas más. El viaje transcurrió sin novedades,hablábamos de las cosas que habitualmente hablábamos, ignorando a medias lo queestábamos por hacer. Cincuenta minutos después, bajamos de la combi dentro delcountry. Tenía en mi teléfono el mapita hecho para llegar a la casa de mi tío,sin dejar de mirarlo caminamos bajo el duro sol del mediodía hasta llegar anuestro destino. Me había encargado de asegurarme que el personal doméstico quecuidaba la casa se vaya antes que lleguemos, para evitar situacionesembarazosas de las que permanentemente me gustaba huir. El lugar, como es deesperarse en un country, era grande, de dos plantas. Abajo estaba la cocina, elliving, un baño con vestuario, un quincho con parrilla que estaba unido a lacasa como un ambiente más, un pequeño cuarto donde mi tío guardaba trofeos degolf, y una habitación para el servicio doméstico. La segunda planta se dividíaen dos, inaccesibles una para la otra. De un lado había una oficina más elplayroom, que tenía una mesa de pool y una de póker. Del otro, no hace faltaaclarar, las habitaciones, tres, dos de ellas en suite y con camasmatrimoniales, y la otra con una cama de una plaza más dos cuchetas. El ampliojardín, contaba con una pileta, un sector con cuatro árboles, y daba a lacancha de golf.
Nos instalamos en uno de los cuartos, el que no usaba mi tíogeneralmente.
- Pedí quenos dejaran algo preparado para almorzar – Camila estaba sentada en la cama,después de dejar sus cosas en el piso.
- Buenísimo, tengo hambre – mecontestó y se paró
- Peroantes quiero hacer algo
- Mmmm¿qué?
- Algo quequise hacer y no me dejabas… Chuparte las tetas
- JajajaSeba, no querés perder tiempo eh
Sin dar vueltas, se sacó la remera. Tenía un corpiño negro,que no le duró puesto más de lo que tardó en sacárselo. Me incliné sin dudar,agarré su pecho izquierdo y lo empecé a lamer, rodeando el pezón, hasta quesentí que se endurecía. Ahí si lo chupé, lo mordí despacio, y luego repetí el procedimientocon la teta derecha. Me preocupé por dejarlas bien húmedas con mi saliva.Camila se había entusiasmado, y llevó su mano a mi bulto cuando yo cambiaba depecho. Lo masajeó, dedicándole especial atención a mi glande. Terminé dechupar, estaba muy caliente y ella también, pero recién empezaba y me gustó laidea de dejarla así.
- Bueno,vamos a comer – noté la desilusión en su cara, y esperaba una queja, peroentendió el juego
- Dale,que hay? – se iba a poner la remera
- Quedateen tetas – dije en el tono más imperativo que me salió. Me hizo caso y bajamosa la cocina.
La cocinera había dejado unas pastas con crema, no era mifavorito pero estaban ricas. A Cami le gustaron más que a mi.
- Lacoca esta caliente, voy a buscar hielo – me levante, fui a la heladera.
Camila estaba de espaldas a ella, mientras comíamos en el desayunador.Llené la hielera, agarré uno de los hielos y lo chupé, sin que me viera. Mepuse atrás de ella, dejé la hielera en la mesa. Le corrí el pelo del cuello yse lo empecé a besar, con los labios y la lengua helados. El hielo que tenía enla mano lo pasé por sus pezones. Cami gemía despacio pero no hablaba. Sin dejarde besar y chupar su cuello, con la mano libre le desabroche el jean y dejé lomás libre que pude en esa posición su concha, tapada por la tanga. Llevé elhielo a su entrepierna, por encima de la ropa interior. Se sentía en mi mano elcalor que Cami emanaba, y cuando el cubito hizo contacto, gimió ahogadamente.
- Ay Seba– Me dijo y me pasó, así de espaldas como estaba, su brazo derecho por atrás demi cuello, rascándome la nuca.
La masturbé sin sacarle ni moverle la tanga hasta que sederritió el hielo, la solté y me fui a sentar. Quedó respirando agitada, conlos ojos cerrados durante un buen rato, apretándose las tetas ella misma.Cuando recobró la conciencia me miró, le sonreí.
- Wow, siasí empezamos…
Quiso levantar la mesa, la paré
- Dejá,después van a limpiar el lunes. Ahora quiero un pete.
- Mmmm¿eso querés? – la sorprendí un poco con mi frontalidad.
- Si,vamos al living
La levanté y la llevé de la mano. Yo seguía vestido, ella entetas, con el jean desabrochado. Me bajé de un movimiento las bermudas y elbóxer; me senté en el sofá, de tres plazas, en el medio. Se arrodilló, porprimera vez en la tarde puso cara de perra, mirándome a los ojos, pasándose lalengua por los labios. Me agarró la pija con la mano, la empezó a moverdespacio. Llenó su lengua de saliva y me chupó los huevos mientras me pajeaba.Cuando pensó que era suficiente, subió la lengua por el tronco hasta llegar ala cabeza, y soltándola, poniendo las manos en el sillón a mis costados, se lametió en la boca. No tuvo problemas en que entre toda. La dejó hasta el fondo ymovía la lengua. Yo miraba, le agarré el pelo con una mano para que no moleste;empezó a subir y bajar, moviendo mucho la lengua; cuando la sacaba se formabaun hilo de baba que me estaba volviendo loco. Otra vez se ocupó de mis bolas,esta vez mientras me pajeaba bien fuerte. El movimiento de su mano sumado a lasaliva hacía un ruido erotizante.
- ¿Tegusta?
- Si…peteas bien eh
Sonrió y se la metió en la boca de nuevo; subía y bajabafuerte, quería hacerme acabar. Siguió en su tarea y estaba por lograr su cometido.
- Tevoy a llenar la boca de leche
- Mmmmm– sólo hizo un sonido, no paró de chupar
- Tela vas a tragar? – soltó mi pija
- No,no trago
Agarré mi verga y me empecé a masturbar cerca de su boca.Entendió lo que buscaba y sacó la lengua. En segundos llegó mi orgasmo. Ante elprimer chorro de semen, Cami se acercó y alojó mi pija en su boca, para queacabe directamente ahí. Fue mucha leche, me hizo soltar varios gemidos y agitarla respiración. Cuando terminó de salir, me mostró como había juntado todo enla boca. Jugó un poco con el semen, moviendo la lengua, y mirándome a los ojosse lo tragó.
- Dijisteque no tragabas
- Notragaba – me dijo mientras limpiaba de mi pene los restos
Me levanté, me acomodé la ropa. Camila se paró y me miróesperando a ver que hacia.
- Vamosa dormir una siesta
Fuimos al cuarto. Prendi el aire acondicionado porque era unatarde muy calurosa. Me quedé en boxer, Cami se sacó las zapatillas y el jean, sólola vestía la tanga negra que llevaba. Nos acostamos, ella se puso de costadodándome la espalda. La apoyé, con todo mi bulto en las nalgas y mi mano derechaagarrándola de los pechos. Nos quedamos dormidos rápidamente.
Me desperté y ya estaba anocheciendo. Me dio bronca perdertoda la tarde, pero por otro lado necesitaba energías, y teníamos toda lanoche. Cami dormía boca abajo, tapada con la colcha. Apagué el aire, la destapéy le bajé la tanga, sin que se despierte. Le levanté la cadera y puse unaalmohada abajo. Atinó a reaccionar, pero aún dormía. Saqué de mi bolsillo unaceite que había traído, y le tiré en la espalda y la cola. El frío la despertó.
- Mmmmte despertaste juguetón? – dijo y se rió de su propia ocurrencia
Me puse encima suyo, con mis piernas a los costados. Pasé mismanos por su espalda, desparramando el aceite. Masajeaba de arriba abajo, mientrasCamila cerraba los ojos y se relajaba. Luego, hice lo mismo en sus nalgas, ycuando estaban bien aceitadas, fui metiendo la mano entre ellas. Le lubriquebien ambos agujeros, y, cómodamente gracias a la almohada que había ubicadoabajo, le metí un dedo en la concha. Lo movi, lo llené de sus flujos, y luegometí otro. La coji con mis dedos un poco, y después me dediqué a su cola. Metíun dedo, entró muy fácil por la mezcla de fluidos que había.
- Mmmm,me gusta así – dijo sin abrir los ojos.
Cuando estuvo bien dilatado, empecé a meter y sacar, y a lavez con mi pulgar otra vez usaba su conchita. Seguí así unos minutos.
- Tevoy a hacer acabar así – me agaché y le hablé al oído.
Cami no abría los ojos, sólo gemía y me asintió con la cabeza.Le besé la espalda sin dejar de meterle los dedos. Después pase la lengua porsu cuello y oreja. En ese momento sentí que su respiración era más rápida.Ahogó un grito y agarró las sábanas fuerte.
- Ahhhh– gritó pero en silencio.
Mis dedos se mojaron aún más con sus jugos; abrió los ojos,me agarró el brazo con el que la había masturbado y se llevó mi mano a la boca.Lamió la mezcla de fluidos y aceite que había como el mejor manjar.
A todo esto afuera ya era de noche. Miré el reloj, eran lasocho y media.
- Vamosa bañarnos y a cenar al restaurante de acá?
Me dirigí al baño, abrí la ducha. Me saqué el bóxer y entré.Camila se reunió conmigo casi inmediatamente, después de sacarse la tanga. Sinque se lo pidiera, agarró una esponja y me lavó todo el cuerpo. Dejó mi vergapara lo último. La espumó, la pajeaba muy despacio, la tocaba, mirándola, losdos parados. Quedé bien limpio y cambiamos los roles, ahora yo la enjuagaba aella, que se había puesto de espaldas apoyando las manos en la pared. Limpiétodo el aceite de la espalda y las nalgas, y luego metí la esponja y lavé susagujeros. Le gustaba la sensación porque suspiraba. Cuando ambos estábamoslimpios, salimos de la ducha.
Nos vestimos, ambos elegimos jean y camisa. Caminamos hastael restaurante, contrario a lo que pensaba, no tuvimos que esperar paraconseguir una mesa. Pedimos un pollo con crema, y tomamos un vino blanco.
- Sigointrigada de que planeaste para el finde. Recién son las nueve de la noche delprimer día.
- Peroni te cogí todavía, no hicimos nada – el vino nos empezaba a pegar
- Asíy todo me hiciste acabar. Igual me estás sorprendiendo para bien, no te teniaasí Seba…
- Soyuna caja de sorpresas, viste?
Cambiamos un poco de temas, más banales, hasta que terminamosde comer, alegres por habernos bajado también una segunda botella. Nos besamosun par de veces, los dos queriamos irnos así que nos apuramos.
Caminábamos de nuevo por la semi oscuridad de las calles delcountry. Nos reíamos mucho de cualquier cosa, y a un par de casas nada más de llegara la nuestra, Camila entre la calentura y el morbo de estar afuera, se me tiróencima, me besó con mucha lengua. Me recilne sobre un poste de luz, en lapuerta de una de las más lindas mansiones que había visto. Besándome, memanoseo la pija, y yo las tetas a ella. Desabrochó, me la sacó afuera y meempezó a masturbar.
- Vieneun auto – dije, Camila ni se inmutó, siguió pajeandome.
El auto dobló antes de llegar adonde estábamos. Pero unossegundos después se prendió la luz del frente de la casa donde habíamos parado.Cami se empezó a reír y a correr a nuestro lugar.
- Paraboluda, no salió nadie – le grité, riéndome también, y siguiéndola.
Entramos a la casa de mi tío besándonos; Cami me desabrochabala camisa, mientras los dos nos sacábamos las zapatillas con los pies mismos.Subíamos la escalera desnudándonos, y llegamos a la cama sólo con la ropainterior puesta. Se sacó el corpiño y la tanga, se puso en cuatro en la cama,ofreciéndome lo que yo quisiera tomar. La seguí, sacándome el bóxer.
- CojemeSeba, dale…
No la hice desear más, me subi arrodillado a la cama y se lametí en la concha de una; la agarré de la cintura, la cogía fuerte. Hundió sucabeza en el colchón y estiró los brazos hacia arriba. Mi cadera se movía agran velocidad, y mis manos alternaban ahora sus nalgas y su espalda.
- Así,bien fuerte, dale…
Le agarré del pelo, tirando su cabeza para atrás. Me miró yme sacó la lengua. Deje caer saliva en ella. La saboreó y se relamió. Estirólos brazos para atrás y se sujetó de mis nalgas, ya no en cuatro sino casipegando la espalda a mi pecho. Me cansé de esa posición y me tiré en la camaboca arriba.
- Tetoca moverte a vos
Se subió, de frente. Le agarré las tetas mientras Camila consu mano guiaba de nuevo mi pija a su conchita. Empezó a subir y bajar, mi únicomovimiento era apretarle los pechos. Se movía muy bien, me puso las manos en mipecho también.
- Quelindo te moves eh
Le habrá enternecido mi comentario porque se agachó a comermela boca, pero sin dejar de moverse. Le devolví el beso y le pasé las manos porla espalda, para que quedemos bien cerca. Mi pija seguía entrando y saliendo. Nosrespirábamos en el oído uno al otro. Noté que se cansó y la guié para que se acueste boca arriba. Le abrílas piernas, me puse entre ellas y la volví a clavar, agarrándome de susgemelos. No estaba muy lejos de acabar, pero igual no quería demorarlo, lanoche era larga.
- Tequiero acabar adentro
- Dondequieras…
Unos dos minutos de movimiento después, acabé por segunda vezen el día. La dejé metida hasta el fondo, llenando de leche bien adentro de Camila.Otra vez noté su grito ahogado, señal de que llegó al orgasmo al sentir el mioinundarla.
- Nopuedo creer que me hayas hecho acabar dos veces – me dijo tirándose a mi lado
- Tedije y te repito, soy una caja de sorpresas. – le acaricié un pezón – quedateacá.
Bajé a la cocina y agarré tres servilletas de seda. Subí nuevamente.Me puse encima de Camila y la empecé a besar. Mientras, agarré uno de susbrazos y lo até de las muñecas a uno de los bordes del respaldo de la cama.
- Mmmmesto se pone mejor – me dijo con voz de gata
Le até los dos brazos, y le mostré la tercer servilleta.
- Yse va a poner mejor
Doble a la mitad la tela, y le tape los ojos.
- Ufffya me estoy mojando de nuevo.
La dejé así tapada y ciega, y volví a la cocina sin decirlenada. Tardé varios minutos a propósito, la escuché gritar mi nombre ypreguntarme donde estaba, pero no contesté. Abrí la heladera a ver que podíausar. Conseguí una zanahoria, la lavé, y después del congelador saqué unchampagne. Agarré del cajón un cuchillo, y vi un paquete de velas que me servíatambién. Mi tío era fumador así que no me fue difícil encontrar un encendedor,en su escritorio.
- Acáestoy – dije al entrar, había tardado como diez minutos
- Medejas así y te vas? – me reclamó Camila
- Yame vas a agradecer
Agarré primero el cuchillo. Apoyé la punta en el cuello,pinchandola pero sin lastimar, y fui bajando, por sus tetas, le puse especialatención a cada pezón. Seguí por la pansa; ella instintivamente abrió laspiernas. Pasé el cuchillo por el interior de los muslos
- Mevas a cortar… - rápidamente aclaró – pero no paressss
Sin embargo paré, y agarre la botella. Descorche el champagney tomé un trago. Le di uno a Cami, y después tiré un poco en sus tetas. Meagache y las limpié, pasando la lengua despacio. Hice lo mismo en su concha.Camila se estremeció, volvió a abrir bien las piernas y me sumergí a darle sexooral. Hacia movimientos rápidos en el clitoris, y cada tanto metía la lenguaadentro. Mis manos abrían más sus muslos.
- Diosss,chupamela toda, dale.
Y se la chupaba todaefectivamente. Pasaba de arriba a abajo, me detenía en el clitoris, tomaba susjugos, y a veces me ayudaba con un dedo. Cuando creí que era suficiente, agarréla zanahoria, y fría como estaba, se la metí.
- Ahhhh
Volvió a retorcerse, como pudo por estar atada. Me paré yprendí la vela. Desde bien arriba, dejé caer la cera caliente, otra vezempezando por sus pechos.
- AySeba, me estas matando
No respondí. Fui derritiendo la vela lentamente por su pecho,abdomen, muslos. Llegué a la concha pero me cuide de no tocarla. Tenía lazanahoria clavada aún.
La vela se derritió casi toda, la tiré en el inodoro. Lesaqué el vegetal de la concha, le saqué la servilleta de los ojos y la desaté.
- Meencantó lo que me hiciste… - me dijo en tono sumiso
- Yahora te voy a coger de nuevo
Me recosté a su lado, y en posición de cucharita le cogí laconcha. Agarrándole las tetas y esparciendo la cera que tenía, ya fría. Yahabía acabado dos veces, sabía que no iba a ser muy largo esta vez. En diez minutos,en esa posición, volví a llenarle la concha de leche. Se soltó, me limpió la pija con la boca.
- Mevoy a dar una ducha para sacarme la cera
Se ducho rápido, volvió y vio que mi pija estaba dura todavía
- Mmmmtomaste algo vos? – se rió
- Paranada, vos me calentas
Se acostó en la misma posición que estábamos antes
- Quierodormir con tu pija adentro…
Se la metí, quedamos así y nos dormimos.
Me despertó un ruido en el jardín. Cami seguía de costadopero yo había quedado boca arriba. Se despertó al mismo tiempo que yo. Mire lahora, era casi la 1 de la tarde
- Comodormimos – dijo Camila – que es ese ruido
Me paré y miré por la ventana. Era el piletero, recién llegaba yestaba apoyando sus cosas
- Esel piletero, no sabía que venía. Bastante tarde viene.
Cami se paró a mirar conmigo.
- Yesta fuerte
Me dio algo de celos. Era alto, tenía buen cuerpo, unos 40años, tostado por el sol. Pero los celos cambiaron por morbo cuando se meocurrió una idea.
- Estasventanas son de las que no se ve de afuera. Baja a hacerle un pete y yo miro deacá.
- Jajajaestas loco Seba
- Site gustó, anda y aprovecha
- Peroque le digo?
- Quese yo, problema tuyo. Igual no es una mina, con decirle cualquier cosa alcanza.
- Bueno,espera que me visto.
Se puso la malla, de dos piezas y bajó. Me acerque una sillaa la ventana para estar más cómodo. Cami llegó adonde estaba el piletero, losaludó con un beso; el tipo pareció sorprenderse. Hablaron cinco minutos, ellase rió de algo y le tocó los brazos. El hombre tenía una musculosa y un shortde baño. Otros cinco minutos de risas y toques de su parte, ya me estabaimpacientando. En un momento el se anima a tocarla un poco, en el brazo, y meimaginé que se venia lo bueno. Pero entonces pasó lo que no esperaba: llegóotro hombre, más joven, tambien fornido y bronceado, y vestido de forma similar,evidentemente socio del primero. Camila miró adonde yo estaba por un instante, perosiguió con los hombres, riéndose y tocándolos. Hasta que luego de diez minutosen los que me empezaba a resignar, el más grande de los dos le sacó las tetaspor el bikini y las empezó a chupar. Todo esto pasaba al borde de la pileta.Cami le empezó a tocar el bulto a los dos, y después de unos instantes dechupada de pechos, se arrodilló. Los pileteros sacaron sus pijas y ella empezóa chupar una y Pajear la otra alternadamente. Los hombres le tocaban los pechoso le movían la cabeza según lo que les estuviera tocando. Chupó así por diezminutos y al mismo tiempo, ambos le acabaron las tetas. Me hizo sentir especialque no les tome la leche como si había hecho conmigo. Los miró sonriendo, lesdijo algo más y vino para la casa.
Subió directo a la habitación, así con el semen de los tipos.
- Tegustó el show?
- Sosputita eh
Se metió en la ducha y se limpio. Apenas salió, la agarrecontra la pared, de espaldas y la empece a coger de nuevo.
- Queles dijiste?
- Mmmmmnada, boludeces… que tenía buen cuerpo, que mi novio estaba durmiendo…
- Ycuando llegó el otro?
- Yasabía yo… apenas llegué me lo señaló, de abajo ya lo había visto descargarcosas de la camioneta
Me volvió loco con ese comentario
- Ufffque trola, me encanta
Le chupé el cuello, le apreté la cabeza en la pared y ellasacaba cola. Quería un rapidito, porque tenía hambre y porque tenía un últimoplan a la tarde antes de irnos. Así que la cogí bien fuerte
- Sabesque quise hacer siempre?
- Mmmmque?
- Acabaren el piso y que laman la leche de ahí…
- Mmmmcomo una gatita? Soy tu gatita
Saque mi pija de adentro suyo y me pajee. La leche no tardóen salir, cayendo en el piso flotante, de madera. Cami mirándome como una gata,metiéndose en el personaje, se puso en cuatro, y gateando fue hasta donde habíacaído mi semen. Me clavó los ojos y empezó a lamer. Tomó bastante leche.
- Soshermosa. Vamos a comer algo que muero de hambre
Bajamos y comimos unas frutas, así en bolas. Riéndonos deotras cosas, como si nada de lo que hicimos hubiese pasado realmente.
- Enuna hora sale la combi, dejé para el final lo que más quería hacer
- Quecosa?
- Hacertela cola y acabarte en tu tatuaje
- Mmmmmdale
- Hagamosloen la ducha así ya estamos limpios para irnos
Subimos, agarre el aceite y nos metimos en la bañera. Se lotiré en la espalda, Cami se apoyaba en la pared sacando cola otra vez. Baje dosdedos lubricandolos y llegue a su ano, los metí y dilate durante un rato.Cuando estaba listo, dirigí mi pija.Costó un poco pero la fui metiendo.
- Rompeme,nada de despacio Seba
No me lo tuvo que rogar, arranqué a cogerle el culo fuerte. Ymás fuerte a medida que se iba acostumbrando a mi pija. Se sentía apretado,estaba en la gloria. El agua nos salpicaba un poco, pero no estábamos debajo deella. Mis manos abrían bien sus nalgas, quería ver esa imagen, mi vergaentrando y saliendo de la cola de Cami. Y lo veía bien. Fueron quince minutosde sexo hasta que otra vez iba a acabar. Me costó no darle la leche en la coladirectamente, pero lo logré y la saque justo cuando empezaba a salir. Le manchetodo el tatuaje que tiene en la cintura, con la acabada más grande que tuve esefin de semana.
- Cumplistetu sueño? – me dijo riéndose
- Laverdad que si
Le besé las tetas cuando se dio vuelta, nos bañamos, nosvestimos y nos fuimos a tomar la combi. En el viaje de vuelta nos la pasamoshablando de otros temas, otra vez, como si esto que pasó no cambio la relación.Cuando llegábamos a Retiró, Camila me miró con cara de decir algo importante.
- Tetengo que reconocer algo
- Quépasó?
- Elúltimo juego, cuando apostamos el fin de semana…
- Si?
- Loperdí a propósito.
- ¿Sabíasque acá tienen juegos de mesa no? – le pregunté cuando volvió.
- Sí, perode a dos son aburridos – me dijo tomando el primer sorbo del vaso que reciénhabía llenado
- Podemosjugar a las cartas o algo, y apostar
- Mmmm esome interesó, ¿a qué sabes jugar vos? – Cami tomaba su cerveza, yo estabatotalmente enfocado en la charla
- ¿Truco?¿Póker? ¿Casita robada?
- Jajajacasita robada – se rió – Truco podría ser.
Llamé a la mesera, le pedí las cartas y algo para anotar. Enmenos de un minuto ya tenía en mis manos una baraja de calidad aceptable,ciertamente mejor de lo que esperaba, un papel y una birome.
- Bueno –dije mirándola a los ojos - ¿por qué jugamos?
- Por lapróxima jarra
- Ah,querés seguir tomando borrachita
- Obvio
Terminé de mezclar, le di para cortar, y repartí. Me tocó unabuena mano, y después otra, y otra, y gané la partida sin complicaciones. Lagente seguía yéndose, pero el bar no cerraba todavía.
- Siquerés me la pagas la próxima vez – Dije, por si se quería ir
- No no,quiero la revancha ahora
- Bueno –dije, pensando que era mi oportunidad de subir un poco la apuesta – pero ahoraelijo yo por qué jugamos
- A ver – dijoCamila con cara de desconfianza, que me hizo recular un poco
- Un beso– le propuse, tímidamente
- Seba sosun pervertido
- Pero nodijiste que no – mis palabras ya sonaban con más confianza
- Seré unapervertida también entonces…
Sonreí y repartí las cartas de nuevo. Fui perdiendo por pocodurante la mayor parte del juego, pero llegamos a la última mano separados porun punto, a su favor.
- Espera –me dijo antes de repartir, era su turno – No dijimos qué gano yo
- En elbeso ganamos los dos – me hice el galán y un poco le gustó
- En serioboludo
- Recuperasla jarra, no estás en posición de pedir mucho más
Hizo un gesto de que no le gustaba pero que era justo, ydividió las cartas. Mi mano era decente, un dos, un tres y un 7 malo.
- No medigas que tenés una buena mano
- No sé,jugá y vemos
- Nah notengo nada, un desastre – tiró las cartas al mazo
Me reí, y cuando me acordé de la prenda, se mezcló adentromío un sentimiento de vergüenza y excitación extremas, y sólo era un beso. Peromi mente estaba fría, y la situación me beneficiaba. Me quedó picando la pelotaen el área, y quería hacer el gol.
- Buenopodemos darnos un beso ahora, o podemos jugar uno definitivo
- Ojo conlo que vas a decir cochino – ya Camila se dio cuenta de mis intenciones
- Yo voy adecir, vos podés aceptar o no
- Decime
- Si vosganás, quedamos a mano, ni jarra ni beso
- ¿Y siganás vos?
- Vamos aun telo ahora
- Ay Seba– se rió largo
- ¿Sí ono? – la apuré, la ansiedad siempre fue uno de mis más graves defectos
- No –habrá visto la desilusión en mi cara cuando escuché esa palabra –No puedo, metengo que ir
- Entoncesel fin de semana
- ¿Qué?¿Todo un fin de semana? – me expresé mal, quería decir de encontrarnos en algúnmomento del fin de semana, pero no se lo hice saber
- Si
- No seSeba, ¿y adonde me llevarías?
Era una buena pregunta esa. Ninguno de los dos vivía solo,encerrados en un telo o incluso en un hotel normal un fin de semana eraclaustrofóbico, tenía que conseguir una casa, quinta o algo similar.
- Mi tíotiene una casa en un country, veo si la consigo. Si no alquilo una quinta.
- ¿Deverdad harías eso?
- Quematerialista eh, ¿si viviera en un dos ambientes y te invitara a mi casa noaceptarías no?
- Claramenteno Seba – dijo riéndose por mi comentario.
Empecé a mezclar las cartas.
- Pará, nodije que sí.
La miré con cara de cansancio.
- Dale,repartí – se rindió, viendo que su intento de histeriqueo fue en vano.
Al igual que la primera partida, gané fácil. Quería sermagnánimo en la victoria, y demostrar tranquilidad, pero la verdad es que laalegría y la excitación eran mis dueños en ese momento.
- Bueno,mañana a la mañana arreglo donde vamos, al mediodía nos encontramos, ¿teparece?
- Jajajano puedo creer esto Seba, vos le llegas a contar a alguien y te mato, ¿ok? –Cami no paraba de reírse, no sé si de nervios, vergüenza o, la explicación máslógica generalmente es la correcta, le divertía mucho la situación.
- Soy unatumba – dije parándome para irnos del bar – Lo que sí, la jarra y el beso melos debes todavía
Se paró también, se acercó a mí y me besó, abriendo la bocapara ofrecerme la lengua. La agarré de la cintura y acepté la oferta.Intercambiamos saliva por un rato, bajé mis manos a su cola, la apreté a gustodurante unos segundos, hasta que se separó.
- Ahora tedebo solo la jarra
- Conseguíla casa de mi tío – Le dije al otro dia,a eso de las diez de la mañana, por whatsapp.
- ¿Dóndees? – Tardó cinco minutos en responder que se sintieron cinco años.
- Cardales,cerca de Campana. Vení hasta Retiro y de ahí salen unas combis, ¿podés estar alas 12?
- Si. ¿Quéllevo?
- Ropapara el fin de semana.
A las 12 estaba yo en la parada del colectivo, en Retiro. Dosminutos después llegó Camila, bajó del micro y me saludó, y parecía que nohabía dejado de reírse todavía de cuando nos habíamos separado hacía algunashoras.
- HolaSeba – Me dijo, con un jean negro, zapatillas y una remera larga, más unamochila colgada
- Teviniste cómoda, bien – Yo estaba con unas bermudas de jean, zapatillas y unamusculosa. Hacía mucho calor.
Caminamos los pocos metros que nos separaban de la salida delas combis, de las que ya tenía boleto y en menos de diez minutos emprendíanviaje. Ya antes de llegar había pasado a buscar las llaves de la casa por eldepartamento de mi tío.
- Meintriga saber qué pensaste para estos días – se animó a confesarme
- Ya vas aver, igual te soy sincero, no planee mucho; pienso improvisar bastante
Estábamos cómodamente ubicados en el fondo de la camioneta,que sólo llevaba a tres personas más. El viaje transcurrió sin novedades,hablábamos de las cosas que habitualmente hablábamos, ignorando a medias lo queestábamos por hacer. Cincuenta minutos después, bajamos de la combi dentro delcountry. Tenía en mi teléfono el mapita hecho para llegar a la casa de mi tío,sin dejar de mirarlo caminamos bajo el duro sol del mediodía hasta llegar anuestro destino. Me había encargado de asegurarme que el personal doméstico quecuidaba la casa se vaya antes que lleguemos, para evitar situacionesembarazosas de las que permanentemente me gustaba huir. El lugar, como es deesperarse en un country, era grande, de dos plantas. Abajo estaba la cocina, elliving, un baño con vestuario, un quincho con parrilla que estaba unido a lacasa como un ambiente más, un pequeño cuarto donde mi tío guardaba trofeos degolf, y una habitación para el servicio doméstico. La segunda planta se dividíaen dos, inaccesibles una para la otra. De un lado había una oficina más elplayroom, que tenía una mesa de pool y una de póker. Del otro, no hace faltaaclarar, las habitaciones, tres, dos de ellas en suite y con camasmatrimoniales, y la otra con una cama de una plaza más dos cuchetas. El ampliojardín, contaba con una pileta, un sector con cuatro árboles, y daba a lacancha de golf.
Nos instalamos en uno de los cuartos, el que no usaba mi tíogeneralmente.
- Pedí quenos dejaran algo preparado para almorzar – Camila estaba sentada en la cama,después de dejar sus cosas en el piso.
- Buenísimo, tengo hambre – mecontestó y se paró
- Peroantes quiero hacer algo
- Mmmm¿qué?
- Algo quequise hacer y no me dejabas… Chuparte las tetas
- JajajaSeba, no querés perder tiempo eh
Sin dar vueltas, se sacó la remera. Tenía un corpiño negro,que no le duró puesto más de lo que tardó en sacárselo. Me incliné sin dudar,agarré su pecho izquierdo y lo empecé a lamer, rodeando el pezón, hasta quesentí que se endurecía. Ahí si lo chupé, lo mordí despacio, y luego repetí el procedimientocon la teta derecha. Me preocupé por dejarlas bien húmedas con mi saliva.Camila se había entusiasmado, y llevó su mano a mi bulto cuando yo cambiaba depecho. Lo masajeó, dedicándole especial atención a mi glande. Terminé dechupar, estaba muy caliente y ella también, pero recién empezaba y me gustó laidea de dejarla así.
- Bueno,vamos a comer – noté la desilusión en su cara, y esperaba una queja, peroentendió el juego
- Dale,que hay? – se iba a poner la remera
- Quedateen tetas – dije en el tono más imperativo que me salió. Me hizo caso y bajamosa la cocina.
La cocinera había dejado unas pastas con crema, no era mifavorito pero estaban ricas. A Cami le gustaron más que a mi.
- Lacoca esta caliente, voy a buscar hielo – me levante, fui a la heladera.
Camila estaba de espaldas a ella, mientras comíamos en el desayunador.Llené la hielera, agarré uno de los hielos y lo chupé, sin que me viera. Mepuse atrás de ella, dejé la hielera en la mesa. Le corrí el pelo del cuello yse lo empecé a besar, con los labios y la lengua helados. El hielo que tenía enla mano lo pasé por sus pezones. Cami gemía despacio pero no hablaba. Sin dejarde besar y chupar su cuello, con la mano libre le desabroche el jean y dejé lomás libre que pude en esa posición su concha, tapada por la tanga. Llevé elhielo a su entrepierna, por encima de la ropa interior. Se sentía en mi mano elcalor que Cami emanaba, y cuando el cubito hizo contacto, gimió ahogadamente.
- Ay Seba– Me dijo y me pasó, así de espaldas como estaba, su brazo derecho por atrás demi cuello, rascándome la nuca.
La masturbé sin sacarle ni moverle la tanga hasta que sederritió el hielo, la solté y me fui a sentar. Quedó respirando agitada, conlos ojos cerrados durante un buen rato, apretándose las tetas ella misma.Cuando recobró la conciencia me miró, le sonreí.
- Wow, siasí empezamos…
Quiso levantar la mesa, la paré
- Dejá,después van a limpiar el lunes. Ahora quiero un pete.
- Mmmm¿eso querés? – la sorprendí un poco con mi frontalidad.
- Si,vamos al living
La levanté y la llevé de la mano. Yo seguía vestido, ella entetas, con el jean desabrochado. Me bajé de un movimiento las bermudas y elbóxer; me senté en el sofá, de tres plazas, en el medio. Se arrodilló, porprimera vez en la tarde puso cara de perra, mirándome a los ojos, pasándose lalengua por los labios. Me agarró la pija con la mano, la empezó a moverdespacio. Llenó su lengua de saliva y me chupó los huevos mientras me pajeaba.Cuando pensó que era suficiente, subió la lengua por el tronco hasta llegar ala cabeza, y soltándola, poniendo las manos en el sillón a mis costados, se lametió en la boca. No tuvo problemas en que entre toda. La dejó hasta el fondo ymovía la lengua. Yo miraba, le agarré el pelo con una mano para que no moleste;empezó a subir y bajar, moviendo mucho la lengua; cuando la sacaba se formabaun hilo de baba que me estaba volviendo loco. Otra vez se ocupó de mis bolas,esta vez mientras me pajeaba bien fuerte. El movimiento de su mano sumado a lasaliva hacía un ruido erotizante.
- ¿Tegusta?
- Si…peteas bien eh
Sonrió y se la metió en la boca de nuevo; subía y bajabafuerte, quería hacerme acabar. Siguió en su tarea y estaba por lograr su cometido.
- Tevoy a llenar la boca de leche
- Mmmmm– sólo hizo un sonido, no paró de chupar
- Tela vas a tragar? – soltó mi pija
- No,no trago
Agarré mi verga y me empecé a masturbar cerca de su boca.Entendió lo que buscaba y sacó la lengua. En segundos llegó mi orgasmo. Ante elprimer chorro de semen, Cami se acercó y alojó mi pija en su boca, para queacabe directamente ahí. Fue mucha leche, me hizo soltar varios gemidos y agitarla respiración. Cuando terminó de salir, me mostró como había juntado todo enla boca. Jugó un poco con el semen, moviendo la lengua, y mirándome a los ojosse lo tragó.
- Dijisteque no tragabas
- Notragaba – me dijo mientras limpiaba de mi pene los restos
Me levanté, me acomodé la ropa. Camila se paró y me miróesperando a ver que hacia.
- Vamosa dormir una siesta
Fuimos al cuarto. Prendi el aire acondicionado porque era unatarde muy calurosa. Me quedé en boxer, Cami se sacó las zapatillas y el jean, sólola vestía la tanga negra que llevaba. Nos acostamos, ella se puso de costadodándome la espalda. La apoyé, con todo mi bulto en las nalgas y mi mano derechaagarrándola de los pechos. Nos quedamos dormidos rápidamente.
Me desperté y ya estaba anocheciendo. Me dio bronca perdertoda la tarde, pero por otro lado necesitaba energías, y teníamos toda lanoche. Cami dormía boca abajo, tapada con la colcha. Apagué el aire, la destapéy le bajé la tanga, sin que se despierte. Le levanté la cadera y puse unaalmohada abajo. Atinó a reaccionar, pero aún dormía. Saqué de mi bolsillo unaceite que había traído, y le tiré en la espalda y la cola. El frío la despertó.
- Mmmmte despertaste juguetón? – dijo y se rió de su propia ocurrencia
Me puse encima suyo, con mis piernas a los costados. Pasé mismanos por su espalda, desparramando el aceite. Masajeaba de arriba abajo, mientrasCamila cerraba los ojos y se relajaba. Luego, hice lo mismo en sus nalgas, ycuando estaban bien aceitadas, fui metiendo la mano entre ellas. Le lubriquebien ambos agujeros, y, cómodamente gracias a la almohada que había ubicadoabajo, le metí un dedo en la concha. Lo movi, lo llené de sus flujos, y luegometí otro. La coji con mis dedos un poco, y después me dediqué a su cola. Metíun dedo, entró muy fácil por la mezcla de fluidos que había.
- Mmmm,me gusta así – dijo sin abrir los ojos.
Cuando estuvo bien dilatado, empecé a meter y sacar, y a lavez con mi pulgar otra vez usaba su conchita. Seguí así unos minutos.
- Tevoy a hacer acabar así – me agaché y le hablé al oído.
Cami no abría los ojos, sólo gemía y me asintió con la cabeza.Le besé la espalda sin dejar de meterle los dedos. Después pase la lengua porsu cuello y oreja. En ese momento sentí que su respiración era más rápida.Ahogó un grito y agarró las sábanas fuerte.
- Ahhhh– gritó pero en silencio.
Mis dedos se mojaron aún más con sus jugos; abrió los ojos,me agarró el brazo con el que la había masturbado y se llevó mi mano a la boca.Lamió la mezcla de fluidos y aceite que había como el mejor manjar.
A todo esto afuera ya era de noche. Miré el reloj, eran lasocho y media.
- Vamosa bañarnos y a cenar al restaurante de acá?
Me dirigí al baño, abrí la ducha. Me saqué el bóxer y entré.Camila se reunió conmigo casi inmediatamente, después de sacarse la tanga. Sinque se lo pidiera, agarró una esponja y me lavó todo el cuerpo. Dejó mi vergapara lo último. La espumó, la pajeaba muy despacio, la tocaba, mirándola, losdos parados. Quedé bien limpio y cambiamos los roles, ahora yo la enjuagaba aella, que se había puesto de espaldas apoyando las manos en la pared. Limpiétodo el aceite de la espalda y las nalgas, y luego metí la esponja y lavé susagujeros. Le gustaba la sensación porque suspiraba. Cuando ambos estábamoslimpios, salimos de la ducha.
Nos vestimos, ambos elegimos jean y camisa. Caminamos hastael restaurante, contrario a lo que pensaba, no tuvimos que esperar paraconseguir una mesa. Pedimos un pollo con crema, y tomamos un vino blanco.
- Sigointrigada de que planeaste para el finde. Recién son las nueve de la noche delprimer día.
- Peroni te cogí todavía, no hicimos nada – el vino nos empezaba a pegar
- Asíy todo me hiciste acabar. Igual me estás sorprendiendo para bien, no te teniaasí Seba…
- Soyuna caja de sorpresas, viste?
Cambiamos un poco de temas, más banales, hasta que terminamosde comer, alegres por habernos bajado también una segunda botella. Nos besamosun par de veces, los dos queriamos irnos así que nos apuramos.
Caminábamos de nuevo por la semi oscuridad de las calles delcountry. Nos reíamos mucho de cualquier cosa, y a un par de casas nada más de llegara la nuestra, Camila entre la calentura y el morbo de estar afuera, se me tiróencima, me besó con mucha lengua. Me recilne sobre un poste de luz, en lapuerta de una de las más lindas mansiones que había visto. Besándome, memanoseo la pija, y yo las tetas a ella. Desabrochó, me la sacó afuera y meempezó a masturbar.
- Vieneun auto – dije, Camila ni se inmutó, siguió pajeandome.
El auto dobló antes de llegar adonde estábamos. Pero unossegundos después se prendió la luz del frente de la casa donde habíamos parado.Cami se empezó a reír y a correr a nuestro lugar.
- Paraboluda, no salió nadie – le grité, riéndome también, y siguiéndola.
Entramos a la casa de mi tío besándonos; Cami me desabrochabala camisa, mientras los dos nos sacábamos las zapatillas con los pies mismos.Subíamos la escalera desnudándonos, y llegamos a la cama sólo con la ropainterior puesta. Se sacó el corpiño y la tanga, se puso en cuatro en la cama,ofreciéndome lo que yo quisiera tomar. La seguí, sacándome el bóxer.
- CojemeSeba, dale…
No la hice desear más, me subi arrodillado a la cama y se lametí en la concha de una; la agarré de la cintura, la cogía fuerte. Hundió sucabeza en el colchón y estiró los brazos hacia arriba. Mi cadera se movía agran velocidad, y mis manos alternaban ahora sus nalgas y su espalda.
- Así,bien fuerte, dale…
Le agarré del pelo, tirando su cabeza para atrás. Me miró yme sacó la lengua. Deje caer saliva en ella. La saboreó y se relamió. Estirólos brazos para atrás y se sujetó de mis nalgas, ya no en cuatro sino casipegando la espalda a mi pecho. Me cansé de esa posición y me tiré en la camaboca arriba.
- Tetoca moverte a vos
Se subió, de frente. Le agarré las tetas mientras Camila consu mano guiaba de nuevo mi pija a su conchita. Empezó a subir y bajar, mi únicomovimiento era apretarle los pechos. Se movía muy bien, me puso las manos en mipecho también.
- Quelindo te moves eh
Le habrá enternecido mi comentario porque se agachó a comermela boca, pero sin dejar de moverse. Le devolví el beso y le pasé las manos porla espalda, para que quedemos bien cerca. Mi pija seguía entrando y saliendo. Nosrespirábamos en el oído uno al otro. Noté que se cansó y la guié para que se acueste boca arriba. Le abrílas piernas, me puse entre ellas y la volví a clavar, agarrándome de susgemelos. No estaba muy lejos de acabar, pero igual no quería demorarlo, lanoche era larga.
- Tequiero acabar adentro
- Dondequieras…
Unos dos minutos de movimiento después, acabé por segunda vezen el día. La dejé metida hasta el fondo, llenando de leche bien adentro de Camila.Otra vez noté su grito ahogado, señal de que llegó al orgasmo al sentir el mioinundarla.
- Nopuedo creer que me hayas hecho acabar dos veces – me dijo tirándose a mi lado
- Tedije y te repito, soy una caja de sorpresas. – le acaricié un pezón – quedateacá.
Bajé a la cocina y agarré tres servilletas de seda. Subí nuevamente.Me puse encima de Camila y la empecé a besar. Mientras, agarré uno de susbrazos y lo até de las muñecas a uno de los bordes del respaldo de la cama.
- Mmmmesto se pone mejor – me dijo con voz de gata
Le até los dos brazos, y le mostré la tercer servilleta.
- Yse va a poner mejor
Doble a la mitad la tela, y le tape los ojos.
- Ufffya me estoy mojando de nuevo.
La dejé así tapada y ciega, y volví a la cocina sin decirlenada. Tardé varios minutos a propósito, la escuché gritar mi nombre ypreguntarme donde estaba, pero no contesté. Abrí la heladera a ver que podíausar. Conseguí una zanahoria, la lavé, y después del congelador saqué unchampagne. Agarré del cajón un cuchillo, y vi un paquete de velas que me servíatambién. Mi tío era fumador así que no me fue difícil encontrar un encendedor,en su escritorio.
- Acáestoy – dije al entrar, había tardado como diez minutos
- Medejas así y te vas? – me reclamó Camila
- Yame vas a agradecer
Agarré primero el cuchillo. Apoyé la punta en el cuello,pinchandola pero sin lastimar, y fui bajando, por sus tetas, le puse especialatención a cada pezón. Seguí por la pansa; ella instintivamente abrió laspiernas. Pasé el cuchillo por el interior de los muslos
- Mevas a cortar… - rápidamente aclaró – pero no paressss
Sin embargo paré, y agarre la botella. Descorche el champagney tomé un trago. Le di uno a Cami, y después tiré un poco en sus tetas. Meagache y las limpié, pasando la lengua despacio. Hice lo mismo en su concha.Camila se estremeció, volvió a abrir bien las piernas y me sumergí a darle sexooral. Hacia movimientos rápidos en el clitoris, y cada tanto metía la lenguaadentro. Mis manos abrían más sus muslos.
- Diosss,chupamela toda, dale.
Y se la chupaba todaefectivamente. Pasaba de arriba a abajo, me detenía en el clitoris, tomaba susjugos, y a veces me ayudaba con un dedo. Cuando creí que era suficiente, agarréla zanahoria, y fría como estaba, se la metí.
- Ahhhh
Volvió a retorcerse, como pudo por estar atada. Me paré yprendí la vela. Desde bien arriba, dejé caer la cera caliente, otra vezempezando por sus pechos.
- AySeba, me estas matando
No respondí. Fui derritiendo la vela lentamente por su pecho,abdomen, muslos. Llegué a la concha pero me cuide de no tocarla. Tenía lazanahoria clavada aún.
La vela se derritió casi toda, la tiré en el inodoro. Lesaqué el vegetal de la concha, le saqué la servilleta de los ojos y la desaté.
- Meencantó lo que me hiciste… - me dijo en tono sumiso
- Yahora te voy a coger de nuevo
Me recosté a su lado, y en posición de cucharita le cogí laconcha. Agarrándole las tetas y esparciendo la cera que tenía, ya fría. Yahabía acabado dos veces, sabía que no iba a ser muy largo esta vez. En diez minutos,en esa posición, volví a llenarle la concha de leche. Se soltó, me limpió la pija con la boca.
- Mevoy a dar una ducha para sacarme la cera
Se ducho rápido, volvió y vio que mi pija estaba dura todavía
- Mmmmtomaste algo vos? – se rió
- Paranada, vos me calentas
Se acostó en la misma posición que estábamos antes
- Quierodormir con tu pija adentro…
Se la metí, quedamos así y nos dormimos.
Me despertó un ruido en el jardín. Cami seguía de costadopero yo había quedado boca arriba. Se despertó al mismo tiempo que yo. Mire lahora, era casi la 1 de la tarde
- Comodormimos – dijo Camila – que es ese ruido
Me paré y miré por la ventana. Era el piletero, recién llegaba yestaba apoyando sus cosas
- Esel piletero, no sabía que venía. Bastante tarde viene.
Cami se paró a mirar conmigo.
- Yesta fuerte
Me dio algo de celos. Era alto, tenía buen cuerpo, unos 40años, tostado por el sol. Pero los celos cambiaron por morbo cuando se meocurrió una idea.
- Estasventanas son de las que no se ve de afuera. Baja a hacerle un pete y yo miro deacá.
- Jajajaestas loco Seba
- Site gustó, anda y aprovecha
- Peroque le digo?
- Quese yo, problema tuyo. Igual no es una mina, con decirle cualquier cosa alcanza.
- Bueno,espera que me visto.
Se puso la malla, de dos piezas y bajó. Me acerque una sillaa la ventana para estar más cómodo. Cami llegó adonde estaba el piletero, losaludó con un beso; el tipo pareció sorprenderse. Hablaron cinco minutos, ellase rió de algo y le tocó los brazos. El hombre tenía una musculosa y un shortde baño. Otros cinco minutos de risas y toques de su parte, ya me estabaimpacientando. En un momento el se anima a tocarla un poco, en el brazo, y meimaginé que se venia lo bueno. Pero entonces pasó lo que no esperaba: llegóotro hombre, más joven, tambien fornido y bronceado, y vestido de forma similar,evidentemente socio del primero. Camila miró adonde yo estaba por un instante, perosiguió con los hombres, riéndose y tocándolos. Hasta que luego de diez minutosen los que me empezaba a resignar, el más grande de los dos le sacó las tetaspor el bikini y las empezó a chupar. Todo esto pasaba al borde de la pileta.Cami le empezó a tocar el bulto a los dos, y después de unos instantes dechupada de pechos, se arrodilló. Los pileteros sacaron sus pijas y ella empezóa chupar una y Pajear la otra alternadamente. Los hombres le tocaban los pechoso le movían la cabeza según lo que les estuviera tocando. Chupó así por diezminutos y al mismo tiempo, ambos le acabaron las tetas. Me hizo sentir especialque no les tome la leche como si había hecho conmigo. Los miró sonriendo, lesdijo algo más y vino para la casa.
Subió directo a la habitación, así con el semen de los tipos.
- Tegustó el show?
- Sosputita eh
Se metió en la ducha y se limpio. Apenas salió, la agarrecontra la pared, de espaldas y la empece a coger de nuevo.
- Queles dijiste?
- Mmmmmnada, boludeces… que tenía buen cuerpo, que mi novio estaba durmiendo…
- Ycuando llegó el otro?
- Yasabía yo… apenas llegué me lo señaló, de abajo ya lo había visto descargarcosas de la camioneta
Me volvió loco con ese comentario
- Ufffque trola, me encanta
Le chupé el cuello, le apreté la cabeza en la pared y ellasacaba cola. Quería un rapidito, porque tenía hambre y porque tenía un últimoplan a la tarde antes de irnos. Así que la cogí bien fuerte
- Sabesque quise hacer siempre?
- Mmmmque?
- Acabaren el piso y que laman la leche de ahí…
- Mmmmcomo una gatita? Soy tu gatita
Saque mi pija de adentro suyo y me pajee. La leche no tardóen salir, cayendo en el piso flotante, de madera. Cami mirándome como una gata,metiéndose en el personaje, se puso en cuatro, y gateando fue hasta donde habíacaído mi semen. Me clavó los ojos y empezó a lamer. Tomó bastante leche.
- Soshermosa. Vamos a comer algo que muero de hambre
Bajamos y comimos unas frutas, así en bolas. Riéndonos deotras cosas, como si nada de lo que hicimos hubiese pasado realmente.
- Enuna hora sale la combi, dejé para el final lo que más quería hacer
- Quecosa?
- Hacertela cola y acabarte en tu tatuaje
- Mmmmmdale
- Hagamosloen la ducha así ya estamos limpios para irnos
Subimos, agarre el aceite y nos metimos en la bañera. Se lotiré en la espalda, Cami se apoyaba en la pared sacando cola otra vez. Baje dosdedos lubricandolos y llegue a su ano, los metí y dilate durante un rato.Cuando estaba listo, dirigí mi pija.Costó un poco pero la fui metiendo.
- Rompeme,nada de despacio Seba
No me lo tuvo que rogar, arranqué a cogerle el culo fuerte. Ymás fuerte a medida que se iba acostumbrando a mi pija. Se sentía apretado,estaba en la gloria. El agua nos salpicaba un poco, pero no estábamos debajo deella. Mis manos abrían bien sus nalgas, quería ver esa imagen, mi vergaentrando y saliendo de la cola de Cami. Y lo veía bien. Fueron quince minutosde sexo hasta que otra vez iba a acabar. Me costó no darle la leche en la coladirectamente, pero lo logré y la saque justo cuando empezaba a salir. Le manchetodo el tatuaje que tiene en la cintura, con la acabada más grande que tuve esefin de semana.
- Cumplistetu sueño? – me dijo riéndose
- Laverdad que si
Le besé las tetas cuando se dio vuelta, nos bañamos, nosvestimos y nos fuimos a tomar la combi. En el viaje de vuelta nos la pasamoshablando de otros temas, otra vez, como si esto que pasó no cambio la relación.Cuando llegábamos a Retiró, Camila me miró con cara de decir algo importante.
- Tetengo que reconocer algo
- Quépasó?
- Elúltimo juego, cuando apostamos el fin de semana…
- Si?
- Loperdí a propósito.
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