Los 18 años de mi hija dieron un vuelco completo a mi vida, fue el mismo dÃa de su cumpleaños cuando mi vida comenzó a cambiar, aunque yo no lo sabrÃa hasta algún tiempo después.
Soy Santiago, en aquel momento, hace tan solo un par de años, tenÃa 38 años, la diferencia de edad con mi hija es tan solo de 20 años, mi mujer, Elena, tiene un año menos que yo, es decir, en aquel momento tenÃa 37.
A pesar de que tuvimos a nuestra hija Marta muy jóvenes, no fue un embarazo no deseado, ni limitó nuestras vidas. Elena y yo ya tenÃamos la vida resuelta para entonces, ambos provenimos de familias con grandes negocios, y ambos somos los únicos descendientes, con lo cual en nuestro patrimonio se encuentran 2 empresas muy rentables. Esa es la principal razón de que todo nos haya ido siempre bien, estudiamos por el simple amor a aprender, viajamos y conocimos mundo culturizándonos y abriendo nuestras mentes. Todo esto hizo que, aún siendo de la llamada clase alta, nuestro cÃrculo de amigos y modo de ver la vida fueran de una lÃnea liberal y adaptable.
Marta se crió en ese ambiente, lo cual siempre le hizo bien, desde pequeña fue la mejor estudiante, muy deportista y feliz. Daba clases de danza a la vez que aprendÃa a tocar el saxo, y sin bajar nunca sus calificaciones.
A sus 18 años Marta se habÃa convertido en toda una belleza. Morena de ojos azules y tez clara, la cara más expresiva y linda que jamás habrÃa podido imaginar. Era el vivo retrato de su madre a esa edad, aunque aún más guapa y esbelta incluso.
La relación que siempre habÃa existido entre Marta y nosotros era de total confianza, si bien algunas cosas las reservaba más a su madre, por eso de ser mujeres, pero sin problemas podÃa consultarme a mà llegado el momento.
La confianza con nosotros era tal que incluso supe que mi hija ya habÃa tenido relaciones el mismo dÃa que perdió su virginidad a los 14 años, claro que esto lo supe por mi mujer.
Elena y Marta tenÃan mucha confianza hablando de temas sexuales, yo a pesar de saberlo todo y opinar a veces intentaba mantenerme al margen por lo incómodo de la situación para mà y posiblemente para Marta.
Tal como era nuestra vida no fue de extrañar que, tres meses después del cumpleaños de Marta, esta nos sentara en el salón de casa, nos mirara a los ojos y nos dijera –Papá, Mamá, soy actriz porno.-
Elena y yo tomamos la noticia con sorpresa, pero por extraño que parezca no nos asustamos. Surgieron dudas y preguntas, el por qué de haber tomado esa decisión sin necesitar dinero y ni siquiera irse de casa, cómo habÃa llegado a ese mundo, o simplemente que esperaba conseguir.
Marta nos contó elocuentemente todo lo acontecido, respondió a nuestras preguntas con madurez y sin titubear.
Su decisión se basaba en simple vocación, ella siempre se habÃa sentido distinta a las demás personas en temas sexuales, tenÃa la libido más elevada que cualquier amigo o conocido. Nos contó las fantasÃas que habÃan pasado una y otra vez por su cabeza, fantasÃas con muchos hombres, con mujeres, e incluso mencionó que habÃa llegado a fantasear con animales, pero nos quiso tranquilizar diciendo que eso lo dejaba en la fantasÃa.
La sinceridad de Marta fue tal que, incluso con la confianza que habÃa entre nosotros por costumbre, me sorprendió.
Mi hija habÃa tomado una decisión para su vida, que podÃa ser pasajera o durar años y años, pero eso el tiempo lo dirÃa.
-De verdad, no se de donde has sacado esa libido hija.- dije con una sonrisa a modo de aprobación y fin de la conversación, pero Marta replicó,-Bueno Papi está claro que vosotros tampoco es que seáis 2 mojigatos, jiji-.
Su risita me dejó pensativo y no pude evitar seguir el tema, – Bueno, sÃ, somos bastanteÂ… activos, se podrÃa decir, pero lo tuyo es tema superior, tu madre y yo siempre hemos sido normalitos en ese sentido, jeje.-. Marta me miró con su cara picara, -¿A sÃ? ¿Y el trÃo que hicisteis cuando erais más jóvenes qué?- Marta me dejo sin habla, miré a Elena al instante y esta se sonrojó y echó una sonrisita, ¡Se lo habÃa contado! SabÃa que Elena y Marta tenia mucha confianza en esos temas, pero de ahà a que le contara a nuestra hija que habÃamos hecho un trÃo me parecÃa excesivo.
Como sabrÃa más tarde por Elena, se lo contó porque unos años atrás Marta habÃa estado muy interesada en el tema. Por lo que Elena me contó no entró en detalles muy Ãntimos, aunque si que le contó la parte general.
Cuando tenÃamos 27 y 26 años, Elena y yo hicimos un viaje a unas islas tropicales, ni recuerdo cuales eran exactamente, ya que como he dicho viajábamos mucho. En los dÃas que pasamos allà hicimos varios amigos, entre ellos un chico con un par de años menos que nosotros pero con un aspecto muy varonil y maduro.
Por alguna razón una noche terminamos los tres solos en uno de los bares terraza del hotel, era muy tarde incluso habÃan cerrado, pero nosotros seguÃamos en las mesas de fuera con unas últimas copas que habÃamos escondido.
Entre risas y juegos, no se muy bien como, el chico, del que ni siquiera recuerdo el nombre, terminó follando con Elena allà mismo ante mis ojos.
Creo recordar unos juegos previos, y ciertas bromas, Elena poniéndose de pié y reclinándose sobre la mesa quedando con el culo en pompa, el chico metió la mano bajo su falda y bajo sus braguitas. Recuerdo perfectamente la excitación del momento pero los detalles están borrados por el alcohol. El chico subió la falda de Elena hasta que su culo quedo al descubierto y entonces empezó a tocarle los cachetes mientras los 3 reÃamos. Después se colocó tras ella y miró fijamente su rajita, recuerdo su cara de vicio al mirarla, entonces me miró pidiéndome permiso y yo asentÃ, metió la lengua en el coño de Elena y segundos después su enorme pene durÃsimo. Asà son Elena reclinada sobre la mesa y yo a escasos centÃmetros, el chico se la folló sin piedad, para terminar la puso de rodillas y se le corrió en la boca. Elena me miró, sonrió, y se sentaron de nuevo cada uno en su silla, seguimos hablando y bebiendo como si tal cosa, aunque Elena se iba limpiando el semen de la cara son un dedo y lo removÃa en su copa para acto seguido bebérsela.
Elena y yo nos acordamos a menudo de ese dÃa, y la verdad es que no se porque nunca lo repetimos, supongo que fue algo que surgió en el momento y preferimos quedar con ese recuerdo, aunque siempre me quedó la espinita de ver como alguien se corrÃa en su coñito.
Volviendo al tema de Marta, lo que realmente me dejaba inquieto es que, aún contado a rasgos generales, ella podÃa interpretar eso como que su madre me habÃa puesto los cuernos y yo era un imbécil. Pero entonces me di cuenta de que Marta nos acababa de decir que era actriz porno, realmente ella mejor que nadie podrÃa comprender ese tipo de cosas sin juzgarlas inadecuadamente.
Cuando ya creÃa terminada la conversación con Marta añadió algo más. –Papá, mamá, hay una cosa más que os quiero contar, soy actriz porno desde el mismo dÃa que cumplà 18, unos dÃas antes pasé por una productora y en cuanto me vieron me dijeron que fuera sin falta el mismo dÃa de mi cumpleaños que me harÃan un casting y si todo iba bien empezarÃa a trabajar en seguida. Asà que hice eso, y bueno, las pelÃculas X se producen con facilidad y rapidez, me ha dado tiempo de grabar más de una en estos dÃas, y ya hay un par editadas, asà que me gustarÃa que vierais esto.-
Con estas palabras Marta sacó un dvd llamado "Teens gang bang" en cuya portada salÃa mi hijita con un vestido de colegiala demasiado corto y ajustado para ser real. En ese mismo instante sentà un movimiento en mis pantalones, aunque no quise darle importancia intentando distraer mi mirada hacia otro lado.
-Es mi primera pelÃcula y me gustarÃa que la vierais.- dijo Marta. Su madre y yo nos quedamos sin saber muy bien que decir, pero Elena dio el primer paso, -Vale, trae aquÃ- dijo cogiendo el dvd.
Mientras iba hacia el reproductor yo la miraba muy sorprendido,- Hay que apoyar a la niña, que para algo es nuestra hija- me dijo mientras metÃa el dvd en la bandeja.
Elena volvió a mi lado y se sentó, Marta puso los ojos como platos mirando a la pantalla y a nosotros intermitentemente. Y entonces comenzó la pelÃcula.
Tras las tÃpicas advertencias y los tÃtulos de créditos, apareció un tÃo de unos 30 y tantos en una habitación, decÃa que estaba esperando a la teen más impresionante que nunca habÃa visto, entonces se abrió una puerta y apareció Marta vestida con el mismo traje de colegiala que en la portada del dvd. De nuevo mis pantalones tuvieron un leve movimiento, solo que esta vez no podÃa mirar a otro lado ya que al mirar fuera de la pantalla lo primero que veÃa era a mi hija en directo con cara de ilusión y cierto morbo en la mirada.
El tipo de la pelÃcula cogió a Marta y empezó a lamerle el coño, hacÃa años que no habÃa visto esa parte de la anatomÃa de mi hija, y me sorprendà dándome cuenta, que ya no era mi niñita, sino toda una mujer, ¡y que mujer! Me daba cuenta en todo momento de que era mi hija, pero aún asà no podÃa evitar verla también como una preciosa jovencita de 18 añitos a la que un tÃo con suerte estaba a punto de atravesar con el enorme nabo que estaba sacando de sus pantalones.
Mi polla comenzó a crecer alarmantemente, tanto que tenÃa miedo de que mi mujer o mi hija se dieran cuenta, ¿Qué iban a pensar de mÃ?
Intenté pensar en otras cosas pero no habÃa forma, asà que analicé la situación, estaba viendo como un cabrón cualquiera se estaba follando a mi hija de forma violenta y con desprecio, deberÃa sentirme ofendido.
En ese momento justo Marta dijo,-Ya se que se ve muy duro, pero realmente es solo actuación, el chico es muy majo, y bueno, de todas formas no os lo he dicho pero a mi me gusta que me traten algo mal en cuestiones sexuales, aunque mamá ya sabe algo de eso.
Dicho esto rompió mis esquemas, asà que me puse a pensar que era lo que me estaba dando morbo, quizás era solo porque mi hija, por muy hija mÃa que fuera, estaba buenÃsima, o tal vez por algo como lo que paso en aquel trÃo con su madre, estaba viendo algo mÃo mancillado ante mis ojos, y esa visión me creaba una impotencia y rabia que rompÃa convirtiéndose en el mayor de los morbos.
Entonces pasó, se mezclaron en mi cabeza los recuerdos de Elena con aquel chico hace años y los de Marta en esa pelÃcula, por un momento la imagen de Marta sustituyó a la de su madre en mis recuerdos, haciéndolos aún más bonitos y morbosos. Esto propició que mi polla se hinchara al máximo en menos de un segundo dando un brinco considerable y haciendo que se asomara la punta por encima de la cintura de mis pantalones.
Por la posición en que estábamos Marta no se dio cuenta, pero Elena lo vio claramente, sin pensarlo apagó el dvd.
-Bueno hija, creo que ya hemos visto suficiente para ser tus padres- dijo Elena. A Marta se le quedó cara de insatisfacción pero se aguanto sin rechistar.
Elena quitó el dvd y lo dejó junto a otras pelÃculas que tenemos a su lado. Después seguimos la tarde como si tal cosa. Marta se marchó dejándonos solos a Elena y a mÃ, pero aún asà Elena no mencionó nada de lo sucedido.
Pasaron un par de dÃas sin trascendencia ninguna en nuestras vidas cotidianas, aunque si en mi vida mental. No dejaba de pensar en mi hija, no como hija, sino como mujer. Cada vez que pasaba junto al dvd me ponÃa alteradÃsimo y cachondÃsimo, habÃa llegado a la conclusión de que lo mejor serÃa ver la pelÃcula en algún momento que estuviera solo y masturbarme tranquilamente, asà seguro que se me pasarÃa, y aunque me pareciera algo fuerte masturbarme pensando en mi hija, aún me lo parecÃa más deambular por la casa pensando en masturbarme pensando en ella.
Fue a los 6 dÃas de que Marta nos diera la noticia cuando al fin me quedé completamente solo en casa.
Elena se habÃa ido con unas amigas de compras y al cine, seguramente también irÃan a cenar luego, solÃa hacerlo 1 de cada 2 fines de semana. Marta tenÃa rodaje con lo cual tampoco volverÃa hasta tarde, esto además me rondaba la cabeza, pensar en masturbarme viendo su video mientras otro tÃo la folla en alguna parte me ponÃa aun más cachondo, definitivamente tenÃa que acabar con este circulo vicioso cuanto antes.
Me acondicioné el salón para estar completamente relajado. Bajé las luces, me preparé una copa, puse la temperatura del termostato un poquito elevada, y el dvd en la pantalla grande. Me quedé completamente desnudo echado en el sofá.
Comencé a ver a mi hija en pleno acto, pero esta vez sin ocultarme, estaba disfrutando de cada una de las pulgadas de mi televisor panorámico como nunca antes. Empecé a acariciarme la polla con suavidad, no tenÃa prisa, y querÃa ver toda la actuación de mi hijita.
La pelÃcula avanzaba con normalidad, el tÃo se la estaba follando a conciencia y con ganas, eso me daba mucho morbo, de repente se abrió una puerta, y apareció otro tipejo pero bastante más grandote y musculoso que el primero. Me pareció sorprendente la calidad de sonido de mi homecinema, hubiera jurado que el tipo entraba de verdad por el ruido de la puerta.
En ese momento descubrà que no tenÃa encendido el homecinema y al mirar hacia atrás vi a mi hija mirándome fijamente con una gran sonrisa en la cara.
Rápidamente alcancé los pantalones como pude y me los puse, acto seguido paré el dvd antes de saber que pintaba el otro tÃo en la escena.
Marta se acercó a mÃ,-¿Estabas viendo mi peli Papi?- dijo con una gran sonrisa de felicidad,-No, estoÂ… yoÂ…- repliqué torpemente.
Marta me abrazó con fuerza,-Gracias papi, no sabes la ilusión que me hace que te guste- yo sin saber bien que decir dije –Claro hija si sales preciosa-, realmente no se porque dije eso, supongo que me salió de forma natural.
-Bueno, me gusta que la veas tranquilo, que como Mamá te la quitó el otro dÃa en cuanto vio que te animaste un pocoÂ…-dijo Marta con toda la naturalidad del mundo.
Me sorprendió que ella se hubiera dado cuenta de lo que pasó, mi hija era más avispada aún de lo que pensaba, ya que por muchas cosas que le contara su madre no creo que le hubiera dicho que me habÃa excitado viéndola, aún asà quise asegurarme.
-¿Por qué dices eso?- le pregunte, evadiendo a la vez el tema.-Vamos Papá, se notaba a la legua, estabas poniéndote viendo a tu hija y a Mamá eso no le hizo gracia. Me quedé callado otorgando la razón a sus palabras.
-¿No vas a seguir viendo la peli?- Me preguntó Marta dejando el otro tema de lado.-No hija, solo querÃa ver como seguÃa nada más.- le respondÃ.
Marta tomó el mando del dvd y lo puso de nuevo, la reproducción siguió exactamente en el mismo punto.
-Pues mira como sigue, porfa, que me hace ilusión que la veas, y si me dejas verla contigo más.- dijo de tal forma que era imposible negarse, con lo cual le tuve que decir,-Vale, pero solo un poco- Aunque realmente no me disgustaba para nada verla, eso si temÃa que aunque ahora pudiera estar empalmado abiertamente no pudiera masturbarme y quizás la cosa acabarÃa aún peor para mi lÃo mental.
Marta y yo seguimos viendo la pelÃcula, el tÃo nuevo que habÃa aparecido se unió a la fiesta y empezaron a follársela los dos a la vez. Por el tÃtulo de la pelÃcula deberÃa haber supuesto que se la iba a tirar más de uno a la vez, pero realmente no lo habÃa pensado hasta ese momento.
La escena habÃa subido de tono y con ella mi polla que estaba palpitante bajo mis pantalones, además al no llevar ropa interior su movimiento se notaba aún más. Marta me miraba el paquete descaradamente, y eso contribuÃa a que mi excitación fuera mayor.
-PapÃÂ… ¿Si te pregunto algo me dirás la verdad?- dijo Marta,-Depende, jeje,- le respondà yo.-En serio, que quiero saberlo, ¿Serás sincero?- insistió,-SÃ, lo seré, a ver ¿qué quieres?-. Marta hizo una pausa antes de preguntar,-Cuando he llegado ¿Te estabas masturbando verdad?-. La pregunta a pesar de lo evidente, no me la esperaba,-Bueno, no exactamente cariño- dije con la ilusión de que lo dejara ahÃ, pero Marta insistió una vez más,-Papá… has dicho que serÃas sincero, ¿Te estabas masturbando pensando en mÃ?, quiero decirÂ… viendo mi escena.- Al decir pensando en mi me dejo sin respiración, suerte que ella misma lo suavizo o me hubiera quedado sin aire un buen rato.-Bueno, sÃ, sÃ, podrÃa decirse que sÃ.
La cara de Marta se iluminó completamente,-Papi por favor, sigue haciéndolo.- dijo efusivamente,-¡¿Qué?!- respondà sorprendido.-Sà por favor Papi, me encantarÃa ver como te masturbas viendo mi peli, y además ya lo estabas haciendo, asà que te apetecÃa, la única diferencia es que yo lo vea, y de verdad que me hace muchÃsima ilusión, tómalo como un regalito especial para tu hijita, un regalo de buena suerte en su nuevo trabajo.
-Pero mira que eres…- dije intentando regañarla pero con una sonrisa en los labios.
Marta se me quedó mirando con carita dulce, la que pone cada vez que quiere conseguir algo de mÃ, y como esa vez no iba a ser diferente, lo consiguió.
Saqué mi polla de los pantalones, Marta no quitó ojo ni un instante, echó su cabeza sobre mi hombro y se quedó mirando como su padre se masajeaba la polla mientras miraba como se la follaban en un video.
Una vez más el video me sorprendió, apareció un tercer tÃo, un negro muy musculazo con una polla enorme.-Ahora viene lo mejor ya verás- dijo Marta. El negro apartó a los otros dos tÃos y sin mediar palabra se la metió por el culo hasta los huevos, la cara de Marta en la pelÃcula era de un dolor mezclado con placer indescriptible. Justo en ese momento los otros dos tÃos vuelven a la carga y se colocan quedando uno en su coño y otro en su boca. Estaba viendo a mi hija penetrada por todos su agujeros, y la emoción era tal que me quedé de piedra parando incluso de masturbarme.
Entonces noté que mi mano volvÃa a acariciar mi polla, pero no era yo quien la movÃa, Marta me la habÃa cogido por la muñeca y la movÃa suavemente. Al mirarla a los ojos mientras hacÃa esto, soltó mi mano y deslizó la suya por encima hasta llegar a mi polla.
-¿Qué… qué haces Marta?- Le dije casi sin habla,-Solo quiero que disfrutes de la pelÃcula sin preocuparte de nada más- me respondió.
En ese momento no pude reaccionar, no pude impedirle nada, deje que tomara mi polla en su mano y comenzara a masturbarme. Mi hija me masturbaba mientras la veÃa en un video penetrada bestialmente, nunca habrÃa imaginado que harÃa algo asà en mi vida, pero ahora que lo estaba haciendo creÃa que era el mejor momento de toda ella.
Marta me acariciaba la polla con delicadeza y soltura, era espléndido sentir su mano sobre la piel de mi pene. De tanto placer me recliné hacia atrás para soltar un leve gemido, movimiento que Marta interpretó como una invitación a algo más, ya que lo aprovechó para acercar su boca a mi polla y comenzar a besarla.
-Marta… Marta… eso no…- dije titubeante, pero Marta no estaba dispuesta a hacerme caso, entonces me dio un beso en la punta del glande, otro más pero más abierto, y un tercero, y asà poco a poco noté como los labios de mi hija se deslizaban desde la el inicio de mi polla hasta su base.
Sus labios carnosos hacÃan maravillas en mis terminaciones nerviosas responsables del placer. Marta me estaba haciendo la mejor mamada de mi vida, quizás chupaba tan bien mi polla porque parte de ella salió de allà 18 años atrás.
Estaba a punto de reventar en la boquita dulce de mi hija cuando esta paró y se incorporó quitándose el vestido en un abrir y cerrar de ojos.
-Déjame subir encima tuya Papi.- Esa frase no podÃa saberme mejor en ese momento, pero ese paso ya era demasiado, habÃa llegado demasiado lejos como para ir hasta el final, tenÃa que parar.
-No Marta, eso no por favor, es demasiado, imagina que dirÃa tu madre, no se como he podido dejarte llegar tan lejos.- le dije con el tono más serio que pude.
-Papá, que más da lo que piense Mamá, a ella se la folló un tÃo delante tuya, y no pensó si podÃa molestarte ¿Verdad?, solo se dejó llevar, y aunque tu lo consintieras, realmente te puso los cuernos en tus narices, porque no lo habÃais hablado nunca, ni planeado, salió y hizo lo que querÃa, y seguro que lo habrÃa hecho sin tu aprobación.-me respondió de forma fulminante.
Yo nunca lo habÃa visto asÃ, y precisamente pensaba que mi hija serÃa la más comprensiva con el tema debido a él camino que habÃa decidido elegir, pero si ella lo veÃa asà querÃa decir que muy posiblemente serÃa cierto. Lo extraño fue que el pensar en esto no me enfado en absoluto, pensar en mi mujer, Elena, como una zorra, lo que hizo fue ponerme aún más cachondo, tanto que un poco de semen salió lentamente de mi polla. Al ver esto Marta sonrió, como si lo esperara de antemano. Tomó el semen con un dedo y se lo llevó a la boca, yo me puse aún más cachondo al verla hacer eso. Ella sin preguntar más se colocó sobre mi polla y puso mi pene en la entrada de su cuerpo.
Lentamente comenzó a bajar, esta vez volvÃa a sentir como se comÃa mi polla pero ahora con sus labios vaginales, tan rosados y carnosos como los de su boca, pero muchÃsimo más calientes.
Mi hija me estaba follando, y era la sensación más bonita y excitante del mundo, aún más al tratarse de ella que tenÃa una belleza sin igual.
Mientras cabalgaba lentamente sobre mi polla Marta comenzó a besarme, y al hacerlo sentà algo parecido a lo que se siente cuando besas por primera vez a los amores de la infancia, solo que muchÃsimo más intenso. Estaba en el paraÃso.
-Sigue mirando el video Papi,- me susurró Marta al oÃdo,- quiero que veas como se follan a tu hijita que se que te gusta.- Era cierto, me encantaba verlo, mi hija conocÃa mis gustos mejor que yo mismo.
-Sabes Papi, me preguntaste, ahÂ…, que de donde sacaba la libido, ahÂ… es tuya Papi, de Mamá saque lo zorra, pero de ti el morbo.- No terminaba de entender a que se referÃa Marta, pero sin preguntar ella me lo siguió aclarando entre gemido y gemido.
-Mamá es una guarra, desde aquella vez que se tiró al otro tÃo delante tuya no ha dejado de pensarlo, nunca te lo ha dicho, pero a mi si, ahhhh, a mi me cuenta todo Papi, ahh, todo, todo, ufff.- Las palabras de mi hija sobre su madre me creaban expectación, curiosidad, morbo, querÃa saber más, y ella me lo seguÃa contando.
-Mama se ha masturbado muchos años pensando en aquello, y muchas veces ha follado contigo pensando que eras él.- Las palabras de mi hija eran dolorosas pero me daban placer literal al oÃrlas, pero no querÃa pensar, simplemente dejarme llevar mientras mi hija seguÃa cabalgándome.
-SÃii, Papi, sÃi.. ahhh, tu mujer es una zorra puta, que desde hace años sueña con otros rabos, ahhh, y ¿sabes lo mejor Papi?, seguro que ahora se esta comiendo alguno ahhh-
Esa frase de mi hija casi me hizo correrme de placer, estaba follándome a la belleza de mi hija mientras ella misma me ponÃa cachondo diciéndome guarradas sobre su madre, era impresionante.
-Si seguro que esta comiendo alguna, ahh, porque he visto a 2 de sus amigas con las que se supone que habÃa quedado cuando venÃa hacia aquÃ. Eso no me lo ha contado, joder sÃÂ… pero se que lo hace, se que desde aquel dÃa no puede aguantar sin más nabos y lo hace a tus espaldas, lo se porque yo lo harÃa porque soy igual de zorra que ella.-
-Joder Marta, como dices esas cosas de tu madre, ahh- dije quizás solo por decir algo.
-Porque son verdad, uffff, al igual que también se que escucharlo te pone cachondo, y que lo has intuido todos estos años y te has puesto aún más cachondo, porque la libido la saqué de ti, soy como tu, una pervertida sin remedio que llevaba años soñando con follarse a su padre.
Las palabras de Marta me iban a hacer estallar brutalmente de un momento a otro, entonces apretó con fuerza su coño estrujándome la polla como si fuera mantequilla.
-Tu eres un puto cornudo y yo la zorra pervertida de tu hija que quiere follarse a todo, especialmente al cornudo de su padreAAAahahh!!!
Marta empezó a tener un orgasmo impresionante, yo también lo sentÃa pero me apretaba tanto la polla con su coño que apenas pudieron salir unas gotas de mi semen para caer en su interior, pero en cuanto terminó de correrse libero mi verga que soltó un gran chorro dentro de su coño y antes de que el segundo chorro saliera ya habÃa colocado su boquita para tragárselo.
Cuando terminamos Marta me ayudo a recogerlo todo y dejar el salón como si no hubiera pasado nada antes de que llegara su madre.
Después de aquello sabÃa que serÃa difÃcil no repetirlo, y además Marta seguro que no me dejarÃa no hacerlo. Esa noche me fui pronto a la cama.
Un rato después me desperté con la llegada de Elena, la cual me dijo que lo habÃa pasado muy bien con sus amigas, amigas que habÃa visto Marta sin ella, en cuanto se echó a mi lado metà uno de mis dedos en su coño como bromeando, Elena no dio importancia pero gracias a eso pude comprobar que la teorÃa de mi hija era cierta, mi dedo estaba lleno de semen de otro tÃo, al parecer si que se habÃan corrido en su coño, solo que yo no lo sabÃa.
Esa noche dormà mejor que nunca antes y con una gran sonrisa en los labios, era un cornudo que se habÃa follado a su preciosa hija, que más podÃa pedir.
Os preguntareis que pasó entre mi hija y yo, pues cada vez que saca una pelÃcula nueva la vemos juntos y follamos como el primer dÃa, y lo mejor de todo es que hace una media de tres pelÃculas semanales ahora que esta embarazada de triates, la verdad es una gran alegria en la casa.
Soy Santiago, en aquel momento, hace tan solo un par de años, tenÃa 38 años, la diferencia de edad con mi hija es tan solo de 20 años, mi mujer, Elena, tiene un año menos que yo, es decir, en aquel momento tenÃa 37.
A pesar de que tuvimos a nuestra hija Marta muy jóvenes, no fue un embarazo no deseado, ni limitó nuestras vidas. Elena y yo ya tenÃamos la vida resuelta para entonces, ambos provenimos de familias con grandes negocios, y ambos somos los únicos descendientes, con lo cual en nuestro patrimonio se encuentran 2 empresas muy rentables. Esa es la principal razón de que todo nos haya ido siempre bien, estudiamos por el simple amor a aprender, viajamos y conocimos mundo culturizándonos y abriendo nuestras mentes. Todo esto hizo que, aún siendo de la llamada clase alta, nuestro cÃrculo de amigos y modo de ver la vida fueran de una lÃnea liberal y adaptable.
Marta se crió en ese ambiente, lo cual siempre le hizo bien, desde pequeña fue la mejor estudiante, muy deportista y feliz. Daba clases de danza a la vez que aprendÃa a tocar el saxo, y sin bajar nunca sus calificaciones.
A sus 18 años Marta se habÃa convertido en toda una belleza. Morena de ojos azules y tez clara, la cara más expresiva y linda que jamás habrÃa podido imaginar. Era el vivo retrato de su madre a esa edad, aunque aún más guapa y esbelta incluso.
La relación que siempre habÃa existido entre Marta y nosotros era de total confianza, si bien algunas cosas las reservaba más a su madre, por eso de ser mujeres, pero sin problemas podÃa consultarme a mà llegado el momento.
La confianza con nosotros era tal que incluso supe que mi hija ya habÃa tenido relaciones el mismo dÃa que perdió su virginidad a los 14 años, claro que esto lo supe por mi mujer.
Elena y Marta tenÃan mucha confianza hablando de temas sexuales, yo a pesar de saberlo todo y opinar a veces intentaba mantenerme al margen por lo incómodo de la situación para mà y posiblemente para Marta.
Tal como era nuestra vida no fue de extrañar que, tres meses después del cumpleaños de Marta, esta nos sentara en el salón de casa, nos mirara a los ojos y nos dijera –Papá, Mamá, soy actriz porno.-
Elena y yo tomamos la noticia con sorpresa, pero por extraño que parezca no nos asustamos. Surgieron dudas y preguntas, el por qué de haber tomado esa decisión sin necesitar dinero y ni siquiera irse de casa, cómo habÃa llegado a ese mundo, o simplemente que esperaba conseguir.
Marta nos contó elocuentemente todo lo acontecido, respondió a nuestras preguntas con madurez y sin titubear.
Su decisión se basaba en simple vocación, ella siempre se habÃa sentido distinta a las demás personas en temas sexuales, tenÃa la libido más elevada que cualquier amigo o conocido. Nos contó las fantasÃas que habÃan pasado una y otra vez por su cabeza, fantasÃas con muchos hombres, con mujeres, e incluso mencionó que habÃa llegado a fantasear con animales, pero nos quiso tranquilizar diciendo que eso lo dejaba en la fantasÃa.
La sinceridad de Marta fue tal que, incluso con la confianza que habÃa entre nosotros por costumbre, me sorprendió.
Mi hija habÃa tomado una decisión para su vida, que podÃa ser pasajera o durar años y años, pero eso el tiempo lo dirÃa.
-De verdad, no se de donde has sacado esa libido hija.- dije con una sonrisa a modo de aprobación y fin de la conversación, pero Marta replicó,-Bueno Papi está claro que vosotros tampoco es que seáis 2 mojigatos, jiji-.
Su risita me dejó pensativo y no pude evitar seguir el tema, – Bueno, sÃ, somos bastanteÂ… activos, se podrÃa decir, pero lo tuyo es tema superior, tu madre y yo siempre hemos sido normalitos en ese sentido, jeje.-. Marta me miró con su cara picara, -¿A sÃ? ¿Y el trÃo que hicisteis cuando erais más jóvenes qué?- Marta me dejo sin habla, miré a Elena al instante y esta se sonrojó y echó una sonrisita, ¡Se lo habÃa contado! SabÃa que Elena y Marta tenia mucha confianza en esos temas, pero de ahà a que le contara a nuestra hija que habÃamos hecho un trÃo me parecÃa excesivo.
Como sabrÃa más tarde por Elena, se lo contó porque unos años atrás Marta habÃa estado muy interesada en el tema. Por lo que Elena me contó no entró en detalles muy Ãntimos, aunque si que le contó la parte general.
Cuando tenÃamos 27 y 26 años, Elena y yo hicimos un viaje a unas islas tropicales, ni recuerdo cuales eran exactamente, ya que como he dicho viajábamos mucho. En los dÃas que pasamos allà hicimos varios amigos, entre ellos un chico con un par de años menos que nosotros pero con un aspecto muy varonil y maduro.
Por alguna razón una noche terminamos los tres solos en uno de los bares terraza del hotel, era muy tarde incluso habÃan cerrado, pero nosotros seguÃamos en las mesas de fuera con unas últimas copas que habÃamos escondido.
Entre risas y juegos, no se muy bien como, el chico, del que ni siquiera recuerdo el nombre, terminó follando con Elena allà mismo ante mis ojos.
Creo recordar unos juegos previos, y ciertas bromas, Elena poniéndose de pié y reclinándose sobre la mesa quedando con el culo en pompa, el chico metió la mano bajo su falda y bajo sus braguitas. Recuerdo perfectamente la excitación del momento pero los detalles están borrados por el alcohol. El chico subió la falda de Elena hasta que su culo quedo al descubierto y entonces empezó a tocarle los cachetes mientras los 3 reÃamos. Después se colocó tras ella y miró fijamente su rajita, recuerdo su cara de vicio al mirarla, entonces me miró pidiéndome permiso y yo asentÃ, metió la lengua en el coño de Elena y segundos después su enorme pene durÃsimo. Asà son Elena reclinada sobre la mesa y yo a escasos centÃmetros, el chico se la folló sin piedad, para terminar la puso de rodillas y se le corrió en la boca. Elena me miró, sonrió, y se sentaron de nuevo cada uno en su silla, seguimos hablando y bebiendo como si tal cosa, aunque Elena se iba limpiando el semen de la cara son un dedo y lo removÃa en su copa para acto seguido bebérsela.
Elena y yo nos acordamos a menudo de ese dÃa, y la verdad es que no se porque nunca lo repetimos, supongo que fue algo que surgió en el momento y preferimos quedar con ese recuerdo, aunque siempre me quedó la espinita de ver como alguien se corrÃa en su coñito.
Volviendo al tema de Marta, lo que realmente me dejaba inquieto es que, aún contado a rasgos generales, ella podÃa interpretar eso como que su madre me habÃa puesto los cuernos y yo era un imbécil. Pero entonces me di cuenta de que Marta nos acababa de decir que era actriz porno, realmente ella mejor que nadie podrÃa comprender ese tipo de cosas sin juzgarlas inadecuadamente.
Cuando ya creÃa terminada la conversación con Marta añadió algo más. –Papá, mamá, hay una cosa más que os quiero contar, soy actriz porno desde el mismo dÃa que cumplà 18, unos dÃas antes pasé por una productora y en cuanto me vieron me dijeron que fuera sin falta el mismo dÃa de mi cumpleaños que me harÃan un casting y si todo iba bien empezarÃa a trabajar en seguida. Asà que hice eso, y bueno, las pelÃculas X se producen con facilidad y rapidez, me ha dado tiempo de grabar más de una en estos dÃas, y ya hay un par editadas, asà que me gustarÃa que vierais esto.-
Con estas palabras Marta sacó un dvd llamado "Teens gang bang" en cuya portada salÃa mi hijita con un vestido de colegiala demasiado corto y ajustado para ser real. En ese mismo instante sentà un movimiento en mis pantalones, aunque no quise darle importancia intentando distraer mi mirada hacia otro lado.
-Es mi primera pelÃcula y me gustarÃa que la vierais.- dijo Marta. Su madre y yo nos quedamos sin saber muy bien que decir, pero Elena dio el primer paso, -Vale, trae aquÃ- dijo cogiendo el dvd.
Mientras iba hacia el reproductor yo la miraba muy sorprendido,- Hay que apoyar a la niña, que para algo es nuestra hija- me dijo mientras metÃa el dvd en la bandeja.
Elena volvió a mi lado y se sentó, Marta puso los ojos como platos mirando a la pantalla y a nosotros intermitentemente. Y entonces comenzó la pelÃcula.
Tras las tÃpicas advertencias y los tÃtulos de créditos, apareció un tÃo de unos 30 y tantos en una habitación, decÃa que estaba esperando a la teen más impresionante que nunca habÃa visto, entonces se abrió una puerta y apareció Marta vestida con el mismo traje de colegiala que en la portada del dvd. De nuevo mis pantalones tuvieron un leve movimiento, solo que esta vez no podÃa mirar a otro lado ya que al mirar fuera de la pantalla lo primero que veÃa era a mi hija en directo con cara de ilusión y cierto morbo en la mirada.
El tipo de la pelÃcula cogió a Marta y empezó a lamerle el coño, hacÃa años que no habÃa visto esa parte de la anatomÃa de mi hija, y me sorprendà dándome cuenta, que ya no era mi niñita, sino toda una mujer, ¡y que mujer! Me daba cuenta en todo momento de que era mi hija, pero aún asà no podÃa evitar verla también como una preciosa jovencita de 18 añitos a la que un tÃo con suerte estaba a punto de atravesar con el enorme nabo que estaba sacando de sus pantalones.
Mi polla comenzó a crecer alarmantemente, tanto que tenÃa miedo de que mi mujer o mi hija se dieran cuenta, ¿Qué iban a pensar de mÃ?
Intenté pensar en otras cosas pero no habÃa forma, asà que analicé la situación, estaba viendo como un cabrón cualquiera se estaba follando a mi hija de forma violenta y con desprecio, deberÃa sentirme ofendido.
En ese momento justo Marta dijo,-Ya se que se ve muy duro, pero realmente es solo actuación, el chico es muy majo, y bueno, de todas formas no os lo he dicho pero a mi me gusta que me traten algo mal en cuestiones sexuales, aunque mamá ya sabe algo de eso.
Dicho esto rompió mis esquemas, asà que me puse a pensar que era lo que me estaba dando morbo, quizás era solo porque mi hija, por muy hija mÃa que fuera, estaba buenÃsima, o tal vez por algo como lo que paso en aquel trÃo con su madre, estaba viendo algo mÃo mancillado ante mis ojos, y esa visión me creaba una impotencia y rabia que rompÃa convirtiéndose en el mayor de los morbos.
Entonces pasó, se mezclaron en mi cabeza los recuerdos de Elena con aquel chico hace años y los de Marta en esa pelÃcula, por un momento la imagen de Marta sustituyó a la de su madre en mis recuerdos, haciéndolos aún más bonitos y morbosos. Esto propició que mi polla se hinchara al máximo en menos de un segundo dando un brinco considerable y haciendo que se asomara la punta por encima de la cintura de mis pantalones.
Por la posición en que estábamos Marta no se dio cuenta, pero Elena lo vio claramente, sin pensarlo apagó el dvd.
-Bueno hija, creo que ya hemos visto suficiente para ser tus padres- dijo Elena. A Marta se le quedó cara de insatisfacción pero se aguanto sin rechistar.
Elena quitó el dvd y lo dejó junto a otras pelÃculas que tenemos a su lado. Después seguimos la tarde como si tal cosa. Marta se marchó dejándonos solos a Elena y a mÃ, pero aún asà Elena no mencionó nada de lo sucedido.
Pasaron un par de dÃas sin trascendencia ninguna en nuestras vidas cotidianas, aunque si en mi vida mental. No dejaba de pensar en mi hija, no como hija, sino como mujer. Cada vez que pasaba junto al dvd me ponÃa alteradÃsimo y cachondÃsimo, habÃa llegado a la conclusión de que lo mejor serÃa ver la pelÃcula en algún momento que estuviera solo y masturbarme tranquilamente, asà seguro que se me pasarÃa, y aunque me pareciera algo fuerte masturbarme pensando en mi hija, aún me lo parecÃa más deambular por la casa pensando en masturbarme pensando en ella.
Fue a los 6 dÃas de que Marta nos diera la noticia cuando al fin me quedé completamente solo en casa.
Elena se habÃa ido con unas amigas de compras y al cine, seguramente también irÃan a cenar luego, solÃa hacerlo 1 de cada 2 fines de semana. Marta tenÃa rodaje con lo cual tampoco volverÃa hasta tarde, esto además me rondaba la cabeza, pensar en masturbarme viendo su video mientras otro tÃo la folla en alguna parte me ponÃa aun más cachondo, definitivamente tenÃa que acabar con este circulo vicioso cuanto antes.
Me acondicioné el salón para estar completamente relajado. Bajé las luces, me preparé una copa, puse la temperatura del termostato un poquito elevada, y el dvd en la pantalla grande. Me quedé completamente desnudo echado en el sofá.
Comencé a ver a mi hija en pleno acto, pero esta vez sin ocultarme, estaba disfrutando de cada una de las pulgadas de mi televisor panorámico como nunca antes. Empecé a acariciarme la polla con suavidad, no tenÃa prisa, y querÃa ver toda la actuación de mi hijita.
La pelÃcula avanzaba con normalidad, el tÃo se la estaba follando a conciencia y con ganas, eso me daba mucho morbo, de repente se abrió una puerta, y apareció otro tipejo pero bastante más grandote y musculoso que el primero. Me pareció sorprendente la calidad de sonido de mi homecinema, hubiera jurado que el tipo entraba de verdad por el ruido de la puerta.
En ese momento descubrà que no tenÃa encendido el homecinema y al mirar hacia atrás vi a mi hija mirándome fijamente con una gran sonrisa en la cara.
Rápidamente alcancé los pantalones como pude y me los puse, acto seguido paré el dvd antes de saber que pintaba el otro tÃo en la escena.
Marta se acercó a mÃ,-¿Estabas viendo mi peli Papi?- dijo con una gran sonrisa de felicidad,-No, estoÂ… yoÂ…- repliqué torpemente.
Marta me abrazó con fuerza,-Gracias papi, no sabes la ilusión que me hace que te guste- yo sin saber bien que decir dije –Claro hija si sales preciosa-, realmente no se porque dije eso, supongo que me salió de forma natural.
-Bueno, me gusta que la veas tranquilo, que como Mamá te la quitó el otro dÃa en cuanto vio que te animaste un pocoÂ…-dijo Marta con toda la naturalidad del mundo.
Me sorprendió que ella se hubiera dado cuenta de lo que pasó, mi hija era más avispada aún de lo que pensaba, ya que por muchas cosas que le contara su madre no creo que le hubiera dicho que me habÃa excitado viéndola, aún asà quise asegurarme.
-¿Por qué dices eso?- le pregunte, evadiendo a la vez el tema.-Vamos Papá, se notaba a la legua, estabas poniéndote viendo a tu hija y a Mamá eso no le hizo gracia. Me quedé callado otorgando la razón a sus palabras.
-¿No vas a seguir viendo la peli?- Me preguntó Marta dejando el otro tema de lado.-No hija, solo querÃa ver como seguÃa nada más.- le respondÃ.
Marta tomó el mando del dvd y lo puso de nuevo, la reproducción siguió exactamente en el mismo punto.
-Pues mira como sigue, porfa, que me hace ilusión que la veas, y si me dejas verla contigo más.- dijo de tal forma que era imposible negarse, con lo cual le tuve que decir,-Vale, pero solo un poco- Aunque realmente no me disgustaba para nada verla, eso si temÃa que aunque ahora pudiera estar empalmado abiertamente no pudiera masturbarme y quizás la cosa acabarÃa aún peor para mi lÃo mental.
Marta y yo seguimos viendo la pelÃcula, el tÃo nuevo que habÃa aparecido se unió a la fiesta y empezaron a follársela los dos a la vez. Por el tÃtulo de la pelÃcula deberÃa haber supuesto que se la iba a tirar más de uno a la vez, pero realmente no lo habÃa pensado hasta ese momento.
La escena habÃa subido de tono y con ella mi polla que estaba palpitante bajo mis pantalones, además al no llevar ropa interior su movimiento se notaba aún más. Marta me miraba el paquete descaradamente, y eso contribuÃa a que mi excitación fuera mayor.
-PapÃÂ… ¿Si te pregunto algo me dirás la verdad?- dijo Marta,-Depende, jeje,- le respondà yo.-En serio, que quiero saberlo, ¿Serás sincero?- insistió,-SÃ, lo seré, a ver ¿qué quieres?-. Marta hizo una pausa antes de preguntar,-Cuando he llegado ¿Te estabas masturbando verdad?-. La pregunta a pesar de lo evidente, no me la esperaba,-Bueno, no exactamente cariño- dije con la ilusión de que lo dejara ahÃ, pero Marta insistió una vez más,-Papá… has dicho que serÃas sincero, ¿Te estabas masturbando pensando en mÃ?, quiero decirÂ… viendo mi escena.- Al decir pensando en mi me dejo sin respiración, suerte que ella misma lo suavizo o me hubiera quedado sin aire un buen rato.-Bueno, sÃ, sÃ, podrÃa decirse que sÃ.
La cara de Marta se iluminó completamente,-Papi por favor, sigue haciéndolo.- dijo efusivamente,-¡¿Qué?!- respondà sorprendido.-Sà por favor Papi, me encantarÃa ver como te masturbas viendo mi peli, y además ya lo estabas haciendo, asà que te apetecÃa, la única diferencia es que yo lo vea, y de verdad que me hace muchÃsima ilusión, tómalo como un regalito especial para tu hijita, un regalo de buena suerte en su nuevo trabajo.
-Pero mira que eres…- dije intentando regañarla pero con una sonrisa en los labios.
Marta se me quedó mirando con carita dulce, la que pone cada vez que quiere conseguir algo de mÃ, y como esa vez no iba a ser diferente, lo consiguió.
Saqué mi polla de los pantalones, Marta no quitó ojo ni un instante, echó su cabeza sobre mi hombro y se quedó mirando como su padre se masajeaba la polla mientras miraba como se la follaban en un video.
Una vez más el video me sorprendió, apareció un tercer tÃo, un negro muy musculazo con una polla enorme.-Ahora viene lo mejor ya verás- dijo Marta. El negro apartó a los otros dos tÃos y sin mediar palabra se la metió por el culo hasta los huevos, la cara de Marta en la pelÃcula era de un dolor mezclado con placer indescriptible. Justo en ese momento los otros dos tÃos vuelven a la carga y se colocan quedando uno en su coño y otro en su boca. Estaba viendo a mi hija penetrada por todos su agujeros, y la emoción era tal que me quedé de piedra parando incluso de masturbarme.
Entonces noté que mi mano volvÃa a acariciar mi polla, pero no era yo quien la movÃa, Marta me la habÃa cogido por la muñeca y la movÃa suavemente. Al mirarla a los ojos mientras hacÃa esto, soltó mi mano y deslizó la suya por encima hasta llegar a mi polla.
-¿Qué… qué haces Marta?- Le dije casi sin habla,-Solo quiero que disfrutes de la pelÃcula sin preocuparte de nada más- me respondió.
En ese momento no pude reaccionar, no pude impedirle nada, deje que tomara mi polla en su mano y comenzara a masturbarme. Mi hija me masturbaba mientras la veÃa en un video penetrada bestialmente, nunca habrÃa imaginado que harÃa algo asà en mi vida, pero ahora que lo estaba haciendo creÃa que era el mejor momento de toda ella.
Marta me acariciaba la polla con delicadeza y soltura, era espléndido sentir su mano sobre la piel de mi pene. De tanto placer me recliné hacia atrás para soltar un leve gemido, movimiento que Marta interpretó como una invitación a algo más, ya que lo aprovechó para acercar su boca a mi polla y comenzar a besarla.
-Marta… Marta… eso no…- dije titubeante, pero Marta no estaba dispuesta a hacerme caso, entonces me dio un beso en la punta del glande, otro más pero más abierto, y un tercero, y asà poco a poco noté como los labios de mi hija se deslizaban desde la el inicio de mi polla hasta su base.
Sus labios carnosos hacÃan maravillas en mis terminaciones nerviosas responsables del placer. Marta me estaba haciendo la mejor mamada de mi vida, quizás chupaba tan bien mi polla porque parte de ella salió de allà 18 años atrás.
Estaba a punto de reventar en la boquita dulce de mi hija cuando esta paró y se incorporó quitándose el vestido en un abrir y cerrar de ojos.
-Déjame subir encima tuya Papi.- Esa frase no podÃa saberme mejor en ese momento, pero ese paso ya era demasiado, habÃa llegado demasiado lejos como para ir hasta el final, tenÃa que parar.
-No Marta, eso no por favor, es demasiado, imagina que dirÃa tu madre, no se como he podido dejarte llegar tan lejos.- le dije con el tono más serio que pude.
-Papá, que más da lo que piense Mamá, a ella se la folló un tÃo delante tuya, y no pensó si podÃa molestarte ¿Verdad?, solo se dejó llevar, y aunque tu lo consintieras, realmente te puso los cuernos en tus narices, porque no lo habÃais hablado nunca, ni planeado, salió y hizo lo que querÃa, y seguro que lo habrÃa hecho sin tu aprobación.-me respondió de forma fulminante.
Yo nunca lo habÃa visto asÃ, y precisamente pensaba que mi hija serÃa la más comprensiva con el tema debido a él camino que habÃa decidido elegir, pero si ella lo veÃa asà querÃa decir que muy posiblemente serÃa cierto. Lo extraño fue que el pensar en esto no me enfado en absoluto, pensar en mi mujer, Elena, como una zorra, lo que hizo fue ponerme aún más cachondo, tanto que un poco de semen salió lentamente de mi polla. Al ver esto Marta sonrió, como si lo esperara de antemano. Tomó el semen con un dedo y se lo llevó a la boca, yo me puse aún más cachondo al verla hacer eso. Ella sin preguntar más se colocó sobre mi polla y puso mi pene en la entrada de su cuerpo.
Lentamente comenzó a bajar, esta vez volvÃa a sentir como se comÃa mi polla pero ahora con sus labios vaginales, tan rosados y carnosos como los de su boca, pero muchÃsimo más calientes.
Mi hija me estaba follando, y era la sensación más bonita y excitante del mundo, aún más al tratarse de ella que tenÃa una belleza sin igual.
Mientras cabalgaba lentamente sobre mi polla Marta comenzó a besarme, y al hacerlo sentà algo parecido a lo que se siente cuando besas por primera vez a los amores de la infancia, solo que muchÃsimo más intenso. Estaba en el paraÃso.
-Sigue mirando el video Papi,- me susurró Marta al oÃdo,- quiero que veas como se follan a tu hijita que se que te gusta.- Era cierto, me encantaba verlo, mi hija conocÃa mis gustos mejor que yo mismo.
-Sabes Papi, me preguntaste, ahÂ…, que de donde sacaba la libido, ahÂ… es tuya Papi, de Mamá saque lo zorra, pero de ti el morbo.- No terminaba de entender a que se referÃa Marta, pero sin preguntar ella me lo siguió aclarando entre gemido y gemido.
-Mamá es una guarra, desde aquella vez que se tiró al otro tÃo delante tuya no ha dejado de pensarlo, nunca te lo ha dicho, pero a mi si, ahhhh, a mi me cuenta todo Papi, ahh, todo, todo, ufff.- Las palabras de mi hija sobre su madre me creaban expectación, curiosidad, morbo, querÃa saber más, y ella me lo seguÃa contando.
-Mama se ha masturbado muchos años pensando en aquello, y muchas veces ha follado contigo pensando que eras él.- Las palabras de mi hija eran dolorosas pero me daban placer literal al oÃrlas, pero no querÃa pensar, simplemente dejarme llevar mientras mi hija seguÃa cabalgándome.
-SÃii, Papi, sÃi.. ahhh, tu mujer es una zorra puta, que desde hace años sueña con otros rabos, ahhh, y ¿sabes lo mejor Papi?, seguro que ahora se esta comiendo alguno ahhh-
Esa frase de mi hija casi me hizo correrme de placer, estaba follándome a la belleza de mi hija mientras ella misma me ponÃa cachondo diciéndome guarradas sobre su madre, era impresionante.
-Si seguro que esta comiendo alguna, ahh, porque he visto a 2 de sus amigas con las que se supone que habÃa quedado cuando venÃa hacia aquÃ. Eso no me lo ha contado, joder sÃÂ… pero se que lo hace, se que desde aquel dÃa no puede aguantar sin más nabos y lo hace a tus espaldas, lo se porque yo lo harÃa porque soy igual de zorra que ella.-
-Joder Marta, como dices esas cosas de tu madre, ahh- dije quizás solo por decir algo.
-Porque son verdad, uffff, al igual que también se que escucharlo te pone cachondo, y que lo has intuido todos estos años y te has puesto aún más cachondo, porque la libido la saqué de ti, soy como tu, una pervertida sin remedio que llevaba años soñando con follarse a su padre.
Las palabras de Marta me iban a hacer estallar brutalmente de un momento a otro, entonces apretó con fuerza su coño estrujándome la polla como si fuera mantequilla.
-Tu eres un puto cornudo y yo la zorra pervertida de tu hija que quiere follarse a todo, especialmente al cornudo de su padreAAAahahh!!!
Marta empezó a tener un orgasmo impresionante, yo también lo sentÃa pero me apretaba tanto la polla con su coño que apenas pudieron salir unas gotas de mi semen para caer en su interior, pero en cuanto terminó de correrse libero mi verga que soltó un gran chorro dentro de su coño y antes de que el segundo chorro saliera ya habÃa colocado su boquita para tragárselo.
Cuando terminamos Marta me ayudo a recogerlo todo y dejar el salón como si no hubiera pasado nada antes de que llegara su madre.
Después de aquello sabÃa que serÃa difÃcil no repetirlo, y además Marta seguro que no me dejarÃa no hacerlo. Esa noche me fui pronto a la cama.
Un rato después me desperté con la llegada de Elena, la cual me dijo que lo habÃa pasado muy bien con sus amigas, amigas que habÃa visto Marta sin ella, en cuanto se echó a mi lado metà uno de mis dedos en su coño como bromeando, Elena no dio importancia pero gracias a eso pude comprobar que la teorÃa de mi hija era cierta, mi dedo estaba lleno de semen de otro tÃo, al parecer si que se habÃan corrido en su coño, solo que yo no lo sabÃa.
Esa noche dormà mejor que nunca antes y con una gran sonrisa en los labios, era un cornudo que se habÃa follado a su preciosa hija, que más podÃa pedir.
Os preguntareis que pasó entre mi hija y yo, pues cada vez que saca una pelÃcula nueva la vemos juntos y follamos como el primer dÃa, y lo mejor de todo es que hace una media de tres pelÃculas semanales ahora que esta embarazada de triates, la verdad es una gran alegria en la casa.
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