Una historia, un protagonista, una fantasía. Todos nos hemos dejado llevar alguna que otra vez por nuestra mente. En esta página nos interesan las fantasías y los protagonistas de nuestros relatos se encargan de vivir las suyas a flor de piel. Una historia por día, un protagonista nuevo, una fantasía distinta. Dejate llevar por la imaginación...
Comida cacera
Cruzarme con él es perjudicial para la salud, más en esta época de escases que estoy afrontando. Es tan lindo, tan hermoso y tan perfecto que siento que no voy a poder aguantar besarlo algún día. Pero me mata algo y es su edad, tiene 10 años menos que yo y pasó a convertirse en ese amor prohibido que todas tenemos en algún momento. No sé que voy a hacer.
Hola, soy Antonella y tengo 30 años y soy odontóloga. Hace unos meses me peleé con mi novio de hacía 8 años porque lo encontré en la cama con su mejor amiga. “Es solo una amiga amor, no pasa nada” me decía el hijo de puta y yo le creía. Al final me terminó confesando que hacía 3 años que se estaban viendo a escondidas y yo como una estúpida pensando en perdonarlo. La cuestión es que lo terminé dejando y como él era el dueño del departamento yo me tuve que mudar. Y justo fui a parar a ese edificio, con ese vecino.
Cristian tiene 20 años, vive en un pueblo de acá cerca y es estudiante de medicina, por lo que enseguida entablamos conversación cuando me vio volver del consultorio con el delantal. “¿Sos médica?” me preguntó y le conté que era odontóloga. Él por su parte le interesa la parte más física y le gustaría estudiar traumatología. “Justo lo que era mi éx” pensé y enseguida me dije a mi misma que debían ser todos iguales.
Pero mi vecino es diferente. Es amable, agradecido y aparte muy lindo. Alto, de pelo cortito, ojitos celestes y una boquita divina. Al principio lo vi como un pibe más, pero con el correr de las semanas y los meses, comenzó a gustarme su forma de ser, sobre todo su cuerpo. La fascinación total no llegó hasta el verano cuando lo vi salir a sacar la basura en cuero. Yo justo salía al consultorio y él decidió asomarse en un short muy cortito y me saludó sonriendo y me quedé anonadada por su cuerpo.
- Es divino chicas.- Le dije a mis amigas de consultorio cuando las vi y ellas me dijeron que no podía ser tan roba cunas.- Cuando les muestre una foto van a ver.
Busqué el facebook de Cristian y al verlo, todas coincidieron en que es hermoso. “Aparte cocina casi siempre” le dije a mis amigas y comencé a contarles del olor a comida que venía de su departamento cada vez que yo volvía tarde del consultorio. Un hombre divino como él, simpático y que cocina, conquista a cualquier mujer que quiere.
- Un día me vasa tener que cocinar algo.- Le dije cuando me lo crucé en el ascensor volviendo del consultorio y verlo entrar con una caja de pizza.
- Hoy me pedí comida porque estoy a mil con el estudio.- Pero cuando termine de rendir te invito una carne al horno con algunas verduras salteadas y una rica salsa. ¿Te parece?
- Es una cita.- Le dije yo riéndome y entré a mi departamento.
Dejé las cosas y me senté sobre la meza. ¿Cristian acababa de invitarme a comer a su casa? Aparentemente sí y yo había aceptado. Una sonrisa se dibujó en mi rostro y el morbo pasó por mi mente. ¿Iba a ser Cristian el que cortara con esta racha de mala suerte de no poder acostarme con nadie en el último año? Es que después que corté con mi ex, solo estuve con un hombre y fue un fracaso. Salimos tres veces y en la cama él era muy malo, no podía hacerme acabar. Así que cuando me propuso salir una cuarta vez le dije que no. Desde ese día hasta hoy iba casi un año. Necesitaba hacerlo urgentemente.
Dos semanas después suena el timbre y al abrir lo veo a él y me pregunta si ese viernes quería ir a comer a su casa. Yo contenta acepté y arreglamos para el ese día. Como ese día tenía consultorio a la tarde no llegue hasta las 8 de la noche a mi casa. Entré, me bañé rápido y salí con una botella de vino hacia su departamento. Él me hizo entrar y el olor a comida me invadió. “Que rico” le dije y le di el vino. Él me dijo que esperara a probarlo y me senté en la mesa.
Mientras Cris terminaba de arreglar la comida charlamos un rato y me contó de cómo le iba en la facultad y que necesitaba algo de ayuda con una materia en la que yo podía ayudarlo. Cuando sirvió la comida empezamos a hablar de mí y no pude evitar el tema de mi noviazgo. “¡Que hijo de puta!” me dijo cuando le conté de mi novio y su aventura con su mejor amiga.
La noche siguió y después pasamos al postre, un brownie casero con una crema y salsa de frutillas. “Está más rico que la comida” le dije saboreando el último pedazo. Una vez que terminamos de comer y la botella de vino se había vaciado él levantó las cosas y fue directo a lavarlas. Yo agarré mi copa y la llevé a la cocina para seguir hablando y me paré muy cerca de él.
No me pude aguantar, no podía sostenerlo más. Me acerqué a él mientras tenía las manos mojadas con un vaso y lo besé sin previo aviso. Cristian enseguida se alejó y me dijo que no podía, pero no se alejó lo suficiente y volví a besarlo y él aceptó mi beso. Pero nuevamente se alejó y esta vez lo hizo de verdad. Mientras se secaba las manos con un repasador me aclaró él por qué.
- Estoy de novio Anto.- Dijo casi que lamentándose y mirando al piso.- Hace unos meses empecé a salir con una chica de mi pueblo.- Aclaró y se quedó callado. Yo no sabía dónde meterme.- Perdón si te hice entender cualquier cosa. Vos sos muy linda y la verdad es que apenas te conocí sí tenía otras intenciones con vos. Pero ahora no puedo.
No dije nada. Le pedí perdón y apoyé la copa en la mesada y salí de su departamento y entré al mío por más que él me pidió que no me vaya. ¡Qué idiota que había sido! “¿Y pero si él te invitó por algo es no?” me dije a mi misma y me acosté sobre la cama pensando en lo que había pasado. Todas las señales que me había tirado. Invitarme a comer. Decirme que me veía re linda con esa remera. Alabar mi inteligencia y mi forma de pensar. Decirme que el postre era afrodisíaco. ¿Por qué había hecho todas esas cosas si tenía novia? No entendía...
Salí de casa y toqué la puerta de su departamento. “Está abierto” me contestó él y entró. “¿Por qué me hiciste creer que querías algo conmigo?” le pregunté enojada. Él dejó de lavar los platos y se acercó a mí. “Es que en realidad me muero por estar con vos” me dijo y se paró bien cerca de mi cuerpo. Comenzó a pasar su mano por mi hombro y a recorrer mi brazo mientras me decía que le gusta mucho mi cuerpo. Su otra mano entró en acción y fue directo a mi cintura, me miró fijo a los ojos y me dijo que se moría por hacerme el amor.
- Me calentás mucho.- Me dijo y me tomó fuerte por la cintura.
Me levantó del piso y me llevó hasta la mesada, donde me sentó y me abrazó para después besarme con ganas. Las manos se descontrolaron enseguida y la lengua tomó protagonismo del beso. Le levanté la remera y la tiré al piso para volver a besarlo. Mi cuerpo, al borde de la mesada, rozaba el suyo que comenzaba a calentarse. Pasó sus dedos por mi espalda y sentí un cosquilleó que no cesó hasta que me sacó el corpiño y la remera que fueron a parar también al piso.
Él comenzó a bajar por mi cuerpo y llegó a mi pecho con su boca. Apretó bien fuerte mis tetas para dejarlas pegaditas y comenzó a lamerlas pasando su lengua como loco. Tiré mi cuerpo hacia atrás y apoyé mis manos contra el mármol frío y sentí nuevamente un cosquilleo recorrer todo mi cuerpo. Cristian siguió bajando por mi pancita hasta llegar al pantalón. Lo desabrochó y me lo fue bajando para descubrir una cola less hermosa y muy hot que me había puesto solo para él. Me miró y me sonrió para después sumergirse entre mis piernas.
Si algo le faltaba para ser el hombre perfecto, era lamer excelente. Me fue pasando su lengua por los muslos hasta llegar bien al centro y sin correrme la cola less empezó a chuparme la conchita y sentí un placer instantáneo. Me encantaba lo que estaba haciendo. “¡Ay sí!” gemí y él siguió pasando su lengua por mi cuerpo. “¡Cómo me gusta!” lo seguí motivando y Cristian no paraba de darme placer. Corrió la tela hacia un lado y comenzó a colarme dos dedos de una, que entraron sin ningún problema. Empezó a moverlos hacia afuera y hacia adentro y los hacía bailar sobre mi cuerpo.
- ¡Cogeme ya!- Le pedí a gritos.
Él se paró y de repente estaba desnudo. Su pija era tan impresionante como su cuerpo, bien grande, bien gorda, bien cabezona, ideal para calmar mi ansiedad que venía cosechando hacía meses. Me acomodé bien contra el borde y nuevamente tiré mi cuerpo hacia atrás. Despacito fui sintiendo como me penetraba su verga, pero no quería ir despacio, quería coger bien fuerte. “¡Dame duro pendejo!” le dije y él comenzó a cogerme bien fuerte.
Posó sus manos sobre mi cintura y levanté mis piernas hasta abrazarlo a la altura de su cintura. Sentía como su cuerpo chocaba contra el mío y como su pija me penetraba bien duro y me daba placer. “¡Sí cógeme! ¡Dale cógeme!” le pedía a gritos y él obedecía dándome más y más duro. El placer era increíble y su pija entraba y salía de mi cuerpo sacando de mí toda la satisfacción que venía guardando.
Me dijo que me parar en el piso y lo hice dándole la espalda, apoyé mi pecho en la mesada y él volvió a penetrarme generando un grito de mi boca. Colocó sus manos sobre mi cola y comenzó a darme nuevamente bien duro. Sentía que su verga me penetraba bien a fondo y no podía evitar gritar de lo bien que la estaba pasando. “¿Te gusta pedazo de trola?” me preguntó él y entre gritos le dije que sí, que quería que me cogiera. Y Cristian me cogió como tanto lo había deseado. Sentía su verga entrar y salir por completo.
Y llegué a un orgasmo pegando un grito inmenso de alegría y sentí como de mi conchita salía mi acabadita que chorreaba por mis piernas. Y él también lo hizo. Sacó su pija de mi concha, para acabarme en la espalda una cantidad enorme de lechita que comenzó a chorrear por mi cola…
- ¡Sí!- Grité y abrí los ojos
Estaba nuevamente acostada en mi casa y miraba el techo. Tenía una mano adentro de la cola less y estaba totalmente húmeda. Me había estado tocando pensando en mi vecino y se había sentido tan real que el orgasmo había sido excelente. Pero no iba a durar, necesitaba hacerlo. Necesitaba acostarme con el pendejo de mi vecino.
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4 comentarios - Comida cacera (Fantasía)
era fantasía!
ahora queremos la posta, la de verdad... y si no, usted cierra los ojos, y se imagina que no soy yo, que es su vecino...
Gracias por pasar