Esta es la tercera parte de un relato que todavía tengo ganas de continuar.
Todo en relación a Lorena, la bella esposa de @maxinase.
Viene de aqui
http://www.poringa.net/posts/relatos/3475430/Relato-de-Lorena-segunda-parte-para-maxinase.html
y aqui
http://www.poringa.net/posts/relatos/3472196/Relato-sobre-Lorena-para-la-mujer-de-maxinase.html
Ciego de placer, de calentura, de furor que ruge entre mis piernas, que me pone dura como el acero la verga ansiosa. Llenos los huevos de guasca que busca un agujero, una boca, un pedazo de piel donde derramarse. Literalmente ciego en medio de la oscuridad total de ese cuarto, me encuentro aturdido en el silencio de mi calentura.
Estoy ciego e inmóvil. Boca arriba en la total oscuridad de la venda que me ha puesto Lorena. Venda negra, apretada a mi cabeza. Estoy inmovilizado por cuatro cuerdas que atan mis manos y pies a las patas de la cama. Boca arriba. Con la verga dura y deseante y el pecho que sube y baja agitado por mi respiración cada vez más ansiosa.
Tengo prohibido hablar.
Eso me dijo Lorena cuando entramos y me ato a la cama.
- Quedate calladito Maxi, que te va a encantar lo que va a pasar. - y se alejó de mi. Lo se porque escuché sus tacos aguja yéndose del cuarto y el ruido de la puerta cerrándose. Me dejó solo durante lo que creo que fueron unos quince minutos aproximadamente.
En ese rato sentí calentura, miedo, desesperación. Intenté desatarme sin poder lograrlo. Pensé que era una especie de venganza, que se había enterado de lo que pasó con Mariel. Después ya no y volvía a calentarme.
¡Que ganas de pajearme por dios! ¡Deseaba más que nada en el mundo que me liberen la mano derecha y poder sacarme furioso las llamas que me incendiaban el cerebro!
Fueron minutos eternos, en los que finalmente logré aflojarme, dejar suceder el tiempo y que los músculos y el cerebro quieran liberarse. Me encontré caliente y a gusto en mi prisión, esperando cualquier cosa que Lorena y Eduardo tuviesen para mi.
Después solo imágenes afiebradas en mi memoria que se suceden sin orden, en torbellino.
Escucho la puerta abrirse. Sus risas se entremezclan, así como sus pasos. Me hace hervir la sangre esa intimidad que siento entre sus voces. Ella dice que se van a bañar y vienen a hacerme compañia limpitos, que espere un ratito más. La voz de Eduardo, un poco más cavernosa que en mi recuerdo pronuncia mi nombre como saludo y no vuelvo a escucharla.
El ruido de la ducha abriéndose y algunas cosas cayendo, como si se tropezaran y otra vez las risas. Después solo ducha hasta que unos gemidos toman por asalto la habitación. Ella suspirando, como empezando la faena. Después él, profundo y tenso.
- Tragatela entera. - le oigo decir y la verga parece que fuera a estallarme. Sus profundos gemidos que se hacen intensos y una arcada que resuena contra los azulejos. Apenas una tos feminina y el sonido de la ducha que vuelve a apoderarse de todo. Se repite tres veces lo mismo y un suspiro ronco.
Después escucho un gritito ahogado y largo de ella y después ruido de pieles chocando. Cómo aplausos más graves y sus gemidos que se hacen cada vez más calientes.
- ¡Que buena poronga!- grita ella. Lo dice lo suficientemente fuerte como para que no queden dudas de que es para mí.
Y después solo gemidos. Agudos y chillones de ella. Graves como infernales los de él.
La escucho acabar y la verga me empieza a chorrear. Siento el líquido seminal caer en mi panza y los huevos ya me duelen de tanto desear.
Los escucho acercarse. No hablan. Incluso los intuyo haciéndose señas. Creo que han hecho un pacto se silencio ellos también. Primero siento una tela pasando encima de mi pecho. Es algo rugosa, supongo que es su corpiño ya que algo parecido a lo metálico rasguña uno de mis pezones y me da un respingo de placer. Ella la pasa de manera de que me roce primero los pezones y después encima de la verga. Deseo más que nada en la vida que finalmente me la agarre.
Lo hace porque ella nunca aguanta demasiado tiempo sin ir directo a los bifes, suavemente, acariciando apenas el tronco y bajando el prepucio de golpe hasta dejar la cabeza desnuda y al aire. Después su lengua en el frenillo que me hace gritar de placer ahogado. Y finalmente su mano que la pajea fuertemente, tanto que en dos o tres movimientos intensos acabo con tal violencia que dos chorros gruesos de leche vienen a aterrizar en mi cara. Uno sobre mi cachete derecho y otro encima de la venda.
Escucho aplaudir y vivar a Eduardo, que me doy cuenta en ese momento, estaba parado a los pies de la cama.
Ella rie satisfecha. Acerca su rostro al mío y me lame el cachete, limpiando la guasca derramada. Después me da un beso profundo, lleno de su lengua y mi semen.
Mientras tanto se va montando sobre mi pecho tambien lleno de leche, pellizcandome los pezones, jugueteando con ellos amasándolos y poniéndolos duros, volviendo a calentarme.
-No sabés la verga que tiene tu amigo. me dice juguetona, apretando un poco mas y haciendo doler apenas de manera que doy un pequeño respingo de placer.
- Habras escuchado como me hizo acabar como una perra recién en el baño. Vení Edu, mostrale.- Me dice y en ese momento siento el roce en mi mano derecha inmovilizada de la enorme poronga, dura, húmeda, viscosa, babeante por el sexo apenas terminado. En medio de risas de ambos, me hace sentir su cabeza, el interminable y grueso tronco, hasta los huevos que finalmente caen pesados en la palma de mi mano.
- La sentis? Estó toda chorreada de mi flujo.- Me dice Lorena jadeando, evidentemente caliente ante la escena.
Después le dice a Eduardo que se acerque, que la quiere chupar encima mío. Siento hundirse el colchón a los lados de mi cabeza y ella se tira hacia adelante angurrienta de su verga. Siento como se mueve adelante y hacia atrás sobre mi pecho. El sonido acuoso de la verga entrando y saliendo de su boca. Los descansos que imagino hace para mirar ese trozo de carne anhelado y adorado. Su respiración ansiosa, su concha resfregandose contra mi pecho, la humedad de sus flujos mezclados con mi semen enchastrandome y mi verga que otra vez está por estallar.
Se da vuelta y me hace un 69. Ahora es mi pito el que ocupa su angustia oral y su concha inunda mi boca, mi lengua, mi rostro. Más que sexo oral, lo que sucede en ese momento es el sexo de Lorena resfregandose sobre mi cara y yo desesperado por lamer todo lo que pueda en ese movimiento que intuyo es más para Eduardo que para mí.
Escucho un sopapo en una de sus nalgas y ella que hace un gritito caliente con mi verga en la boca. Se repite y ella que me muerde apenas al recibirlo.
Las manos pesadas de Eduardo siguen cayendo sobre el culo de Lorena y las siento abrirle los cachetes. Creo que le está mirando el orto. Intuyo sus dedos metiéndose en el agujero del ano y ella que se revuelve cada vez más caliente encima mío. Gimiendo deseosa entre mis piernas, dejándose caer sobre mi panza, entregada a la caricia en el ojete y mi lengua que ha encontrado finalmente el clitoris duro como pija y yo que encuentro la forma de chuparlo como pija, todo dentro de mi boga.
De repente Lorena se levanta. Eduardo le alcanza algo. Se escucha la tapa plástica de un pomo abriéndose. Después un chorro frío de gel me cae encima de la verga. Las manos de Lorena que untan la poronga juntas, como amasando y después de unos segundos escucho la tapa del pomo cerrarse.
Se sienta encima mío dándome la espalda, enculándose sola. Colocando la cabeza justo en la entrada del orto y sentándose muy lentamente haciendo movimientos circulares hasta que entra completa en su ano apretado.
Yo empiezo a gemir descontrolado. Las muñecas me arden por el roce de la cuerda. Los pies los siento hinchados, pero creo que es más que no puedo encontrar una posición cómoda y eso hace todo un poco más morboso. Aparte de ciego, estoy volando. Con su culo cogiendome cada vez más intenso sobre mi. Resoplo, grito, pido más.
Y entonces siento el roce en mis piernas de Eduardo subiendo a la cama y acomodándose enfrente a Lorena. Sus piernas contra las mías, sus gemidos que anticipan lo mejor. Ella que para en su movimiento y un profundo suspiro que me avisa que ahora tiene las dos vergas dentro suyo.
Lorena que apoya su espalda contra mi pecho y levanta las piernas. Supongo que Eduardo las sostiene en alto para facilitar la penetración. Mi pija expande cada vez más el orto abierto de Lorena, que grita y gime como bestia en celo.
Y ahí el bombeo fuerte y firme de Eduardo que hace que los tres entremos en un ritmo único de va hacia adelante y hacia atrás y nuestras voces que se juntan en una única súplica por el placer.
Acabo.
No aguanté más y largué nuevamente la leche dentro del ojete de mi mujer. Mi verga se achica y sale despedida de dentro suyo, acompañada de un chorrito de semen. Eduardo la sigue cogiendo igual encima mío. Yo escucho a mi mujer gozar con la verga de otro encima de mi pecho.
No puedo sentirme más en la gloria.
Le digo en el oído que es la mujer más hermosa del mundo. Que soy un afortunado y que la amo.
Se que suena cursi, dada las circunstancias, pero es lo que sentía.
Ella se da vuelta y se pone encima mío como para meterse mi poronga en la concha. Pero no es posible porque todavía no recobra vigor. Igual se queda y la siento quejarse secamente encima mío.
- Me la está poniendo en el orto Maxi. No sabés lo grues que es. Me está rompiendo el ojete.- Me dice al oído mientras la oigo gozar y sufrir ese trozo enorme en el orto . Goza como una yegua en celo encima de mi pecho. Quisiera abrazarla y sentir todo lo que ella siente en ese momento. Solo puedo escuchar esos gemidos intensos, descontrolados, solo para mía que me dedica en el oído hasta que acaba en un profundo resoplo final.
Cae extenuada y me da un beso en la mejilla.
-Ya vuelvo.- me dice retomando el aliento.
Escucho movimientos de cosas a mi alrededor y la puerta que se abre.
- Te llamo- le oigo decir en voz baja a Eduardo antes de el sonido de la puerta cerrarse.
Lorena sea pone a mi lado y despacio empieza a desatarme. Finalmente me saca la venda y con los ojos cegados por la luz la vez cansada, transpirada, llena de leche y satisfecha.
Le doy un beso y nos abrazamos.
CONTINUARA...
Todo en relación a Lorena, la bella esposa de @maxinase.
Viene de aqui
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y aqui
http://www.poringa.net/posts/relatos/3472196/Relato-sobre-Lorena-para-la-mujer-de-maxinase.html
Ciego de placer, de calentura, de furor que ruge entre mis piernas, que me pone dura como el acero la verga ansiosa. Llenos los huevos de guasca que busca un agujero, una boca, un pedazo de piel donde derramarse. Literalmente ciego en medio de la oscuridad total de ese cuarto, me encuentro aturdido en el silencio de mi calentura.
Estoy ciego e inmóvil. Boca arriba en la total oscuridad de la venda que me ha puesto Lorena. Venda negra, apretada a mi cabeza. Estoy inmovilizado por cuatro cuerdas que atan mis manos y pies a las patas de la cama. Boca arriba. Con la verga dura y deseante y el pecho que sube y baja agitado por mi respiración cada vez más ansiosa.
Tengo prohibido hablar.
Eso me dijo Lorena cuando entramos y me ato a la cama.
- Quedate calladito Maxi, que te va a encantar lo que va a pasar. - y se alejó de mi. Lo se porque escuché sus tacos aguja yéndose del cuarto y el ruido de la puerta cerrándose. Me dejó solo durante lo que creo que fueron unos quince minutos aproximadamente.
En ese rato sentí calentura, miedo, desesperación. Intenté desatarme sin poder lograrlo. Pensé que era una especie de venganza, que se había enterado de lo que pasó con Mariel. Después ya no y volvía a calentarme.
¡Que ganas de pajearme por dios! ¡Deseaba más que nada en el mundo que me liberen la mano derecha y poder sacarme furioso las llamas que me incendiaban el cerebro!
Fueron minutos eternos, en los que finalmente logré aflojarme, dejar suceder el tiempo y que los músculos y el cerebro quieran liberarse. Me encontré caliente y a gusto en mi prisión, esperando cualquier cosa que Lorena y Eduardo tuviesen para mi.
Después solo imágenes afiebradas en mi memoria que se suceden sin orden, en torbellino.
Escucho la puerta abrirse. Sus risas se entremezclan, así como sus pasos. Me hace hervir la sangre esa intimidad que siento entre sus voces. Ella dice que se van a bañar y vienen a hacerme compañia limpitos, que espere un ratito más. La voz de Eduardo, un poco más cavernosa que en mi recuerdo pronuncia mi nombre como saludo y no vuelvo a escucharla.
El ruido de la ducha abriéndose y algunas cosas cayendo, como si se tropezaran y otra vez las risas. Después solo ducha hasta que unos gemidos toman por asalto la habitación. Ella suspirando, como empezando la faena. Después él, profundo y tenso.
- Tragatela entera. - le oigo decir y la verga parece que fuera a estallarme. Sus profundos gemidos que se hacen intensos y una arcada que resuena contra los azulejos. Apenas una tos feminina y el sonido de la ducha que vuelve a apoderarse de todo. Se repite tres veces lo mismo y un suspiro ronco.
Después escucho un gritito ahogado y largo de ella y después ruido de pieles chocando. Cómo aplausos más graves y sus gemidos que se hacen cada vez más calientes.
- ¡Que buena poronga!- grita ella. Lo dice lo suficientemente fuerte como para que no queden dudas de que es para mí.
Y después solo gemidos. Agudos y chillones de ella. Graves como infernales los de él.
La escucho acabar y la verga me empieza a chorrear. Siento el líquido seminal caer en mi panza y los huevos ya me duelen de tanto desear.
Los escucho acercarse. No hablan. Incluso los intuyo haciéndose señas. Creo que han hecho un pacto se silencio ellos también. Primero siento una tela pasando encima de mi pecho. Es algo rugosa, supongo que es su corpiño ya que algo parecido a lo metálico rasguña uno de mis pezones y me da un respingo de placer. Ella la pasa de manera de que me roce primero los pezones y después encima de la verga. Deseo más que nada en la vida que finalmente me la agarre.
Lo hace porque ella nunca aguanta demasiado tiempo sin ir directo a los bifes, suavemente, acariciando apenas el tronco y bajando el prepucio de golpe hasta dejar la cabeza desnuda y al aire. Después su lengua en el frenillo que me hace gritar de placer ahogado. Y finalmente su mano que la pajea fuertemente, tanto que en dos o tres movimientos intensos acabo con tal violencia que dos chorros gruesos de leche vienen a aterrizar en mi cara. Uno sobre mi cachete derecho y otro encima de la venda.
Escucho aplaudir y vivar a Eduardo, que me doy cuenta en ese momento, estaba parado a los pies de la cama.
Ella rie satisfecha. Acerca su rostro al mío y me lame el cachete, limpiando la guasca derramada. Después me da un beso profundo, lleno de su lengua y mi semen.
Mientras tanto se va montando sobre mi pecho tambien lleno de leche, pellizcandome los pezones, jugueteando con ellos amasándolos y poniéndolos duros, volviendo a calentarme.
-No sabés la verga que tiene tu amigo. me dice juguetona, apretando un poco mas y haciendo doler apenas de manera que doy un pequeño respingo de placer.
- Habras escuchado como me hizo acabar como una perra recién en el baño. Vení Edu, mostrale.- Me dice y en ese momento siento el roce en mi mano derecha inmovilizada de la enorme poronga, dura, húmeda, viscosa, babeante por el sexo apenas terminado. En medio de risas de ambos, me hace sentir su cabeza, el interminable y grueso tronco, hasta los huevos que finalmente caen pesados en la palma de mi mano.
- La sentis? Estó toda chorreada de mi flujo.- Me dice Lorena jadeando, evidentemente caliente ante la escena.
Después le dice a Eduardo que se acerque, que la quiere chupar encima mío. Siento hundirse el colchón a los lados de mi cabeza y ella se tira hacia adelante angurrienta de su verga. Siento como se mueve adelante y hacia atrás sobre mi pecho. El sonido acuoso de la verga entrando y saliendo de su boca. Los descansos que imagino hace para mirar ese trozo de carne anhelado y adorado. Su respiración ansiosa, su concha resfregandose contra mi pecho, la humedad de sus flujos mezclados con mi semen enchastrandome y mi verga que otra vez está por estallar.
Se da vuelta y me hace un 69. Ahora es mi pito el que ocupa su angustia oral y su concha inunda mi boca, mi lengua, mi rostro. Más que sexo oral, lo que sucede en ese momento es el sexo de Lorena resfregandose sobre mi cara y yo desesperado por lamer todo lo que pueda en ese movimiento que intuyo es más para Eduardo que para mí.
Escucho un sopapo en una de sus nalgas y ella que hace un gritito caliente con mi verga en la boca. Se repite y ella que me muerde apenas al recibirlo.
Las manos pesadas de Eduardo siguen cayendo sobre el culo de Lorena y las siento abrirle los cachetes. Creo que le está mirando el orto. Intuyo sus dedos metiéndose en el agujero del ano y ella que se revuelve cada vez más caliente encima mío. Gimiendo deseosa entre mis piernas, dejándose caer sobre mi panza, entregada a la caricia en el ojete y mi lengua que ha encontrado finalmente el clitoris duro como pija y yo que encuentro la forma de chuparlo como pija, todo dentro de mi boga.
De repente Lorena se levanta. Eduardo le alcanza algo. Se escucha la tapa plástica de un pomo abriéndose. Después un chorro frío de gel me cae encima de la verga. Las manos de Lorena que untan la poronga juntas, como amasando y después de unos segundos escucho la tapa del pomo cerrarse.
Se sienta encima mío dándome la espalda, enculándose sola. Colocando la cabeza justo en la entrada del orto y sentándose muy lentamente haciendo movimientos circulares hasta que entra completa en su ano apretado.
Yo empiezo a gemir descontrolado. Las muñecas me arden por el roce de la cuerda. Los pies los siento hinchados, pero creo que es más que no puedo encontrar una posición cómoda y eso hace todo un poco más morboso. Aparte de ciego, estoy volando. Con su culo cogiendome cada vez más intenso sobre mi. Resoplo, grito, pido más.
Y entonces siento el roce en mis piernas de Eduardo subiendo a la cama y acomodándose enfrente a Lorena. Sus piernas contra las mías, sus gemidos que anticipan lo mejor. Ella que para en su movimiento y un profundo suspiro que me avisa que ahora tiene las dos vergas dentro suyo.
Lorena que apoya su espalda contra mi pecho y levanta las piernas. Supongo que Eduardo las sostiene en alto para facilitar la penetración. Mi pija expande cada vez más el orto abierto de Lorena, que grita y gime como bestia en celo.
Y ahí el bombeo fuerte y firme de Eduardo que hace que los tres entremos en un ritmo único de va hacia adelante y hacia atrás y nuestras voces que se juntan en una única súplica por el placer.
Acabo.
No aguanté más y largué nuevamente la leche dentro del ojete de mi mujer. Mi verga se achica y sale despedida de dentro suyo, acompañada de un chorrito de semen. Eduardo la sigue cogiendo igual encima mío. Yo escucho a mi mujer gozar con la verga de otro encima de mi pecho.
No puedo sentirme más en la gloria.
Le digo en el oído que es la mujer más hermosa del mundo. Que soy un afortunado y que la amo.
Se que suena cursi, dada las circunstancias, pero es lo que sentía.
Ella se da vuelta y se pone encima mío como para meterse mi poronga en la concha. Pero no es posible porque todavía no recobra vigor. Igual se queda y la siento quejarse secamente encima mío.
- Me la está poniendo en el orto Maxi. No sabés lo grues que es. Me está rompiendo el ojete.- Me dice al oído mientras la oigo gozar y sufrir ese trozo enorme en el orto . Goza como una yegua en celo encima de mi pecho. Quisiera abrazarla y sentir todo lo que ella siente en ese momento. Solo puedo escuchar esos gemidos intensos, descontrolados, solo para mía que me dedica en el oído hasta que acaba en un profundo resoplo final.
Cae extenuada y me da un beso en la mejilla.
-Ya vuelvo.- me dice retomando el aliento.
Escucho movimientos de cosas a mi alrededor y la puerta que se abre.
- Te llamo- le oigo decir en voz baja a Eduardo antes de el sonido de la puerta cerrarse.
Lorena sea pone a mi lado y despacio empieza a desatarme. Finalmente me saca la venda y con los ojos cegados por la luz la vez cansada, transpirada, llena de leche y satisfecha.
Le doy un beso y nos abrazamos.
CONTINUARA...
5 comentarios - Ciego (tercera parte del relato sobre Lorena para @maxinase)
debo felicitarte amigo. ..has superado por lejos mis expectativas para un relato sobre Lore.....los 3 relatos q has escrito hasta ahora son de una calidad superlativa.
gracias! !!!