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Vacaciones en la playa II. Capítulo 6

Vacaciones en la playa II. Capítulo 6


No leiste "Vacaciones en la playa I"? Acá te dejo el link para que entres y te deleites:
PARTE I. CAPITULO 1

Tras un primer verano con sus amigas en la costa, Cintia está segura que el segundo año será mejor, con muchas más anécdotas, diversión y sobre todo historias ardientes para contar. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…

Capítulo 6: La propuesta
   El amor y el romance con Cristian duraron hasta que los dos nos despertamos unas horas más tarde. Me levanté feliz en mi cama y cuando tomé mi celular mi rostro cambió por completo. El mensaje de Cris era sumamente directo y cortante: “Cin la pasé hermoso anoche, pero nosotros dos no somos el uno para el otro y me parece que lo mejor va a ser que sigamos como amigos”. Acaba de entrar en la friendzone con el chico que unas horas antes me había hecho tener dos orgasmos y que después había acabado sobre mi cuerpo. Estaba indignada.
   Para colmo Diego me mandó un mensaje segundos después en el que me deseaba un buen día, me pedía disculpas por la escena de celos de la noche anterior y esperaba que pudiéramos volver a vernos. Obviamente le respondí diciéndole que aceptaba sus disculpas y que me moría de ganas por verlo esa noche y disfrutar con él como lo había hecho anteriormente.
   Cuando bajé al comedor para almorzar con las chicas escuché la tercera palabra que iba a sonar mucho ese verano. “Ni loca hago un trío con él y con un amigo suyo” le decía Ingrid a Lorena y tuve que preguntar de que hablaban pues en mi cabeza solo me pude imaginar a mis dos amigas teniendo un trío con Gastón. Entonces me enteré el por qué Ingrid estaba comportándose de esa manera ese verano, por qué se había acostado con Javier y seguramente con algún otro chico.
   - Fabián me dijo que quería hacer un trío conmigo y con un amigo suyo y como que él quería ver más que participar.- Comentó refiriéndose a su novio.- Hace tiempo que la idea viene surgiendo pero en Navidad me dijo que incluso ya tenía pensado con quien hacerlo. ¡Ni loca!
   Al parecer el novio de nuestra amiga tenía un fetiche muy fijo y la fantasía de verla a ella coger con otro chico. Según Ingrid la idea era comenzar con un trío para luego dejarla a ella sola con el amigo de Fabián para que él pudiera ver toda la situación. Obviamente ella estaba indignada con esa propuesta y estaba convencida de cortar con su novio ni bien volviéramos a la ciudad. “¿Por eso estuviste con Javier?” le pregunté yo de golpe y a pesar de la sorpresa del resto de las chicas ella me dijo que sí, como si nada. Sin lugar a dudas ella estaba enojada con Fabián y la mejor manera de vengarse de él fue teniendo sexo con otros hombres, al fin y al cabo a él eso no iba a molestarle. Y yo obviamente no la juzgué, después de todo la noche anterior yo había hecho lo mismo.
   Sin embargo la palabra trío quedó flotando en mi cabeza por alguna razón. Es por eso que resonó con mayor fuerza cuando esa tarde, caminando por la playa junto a Diego, él la nombró en un comentario que intentó que fuera un chiste. En ese momento yo me paré en seco y lo miré con seriedad a pesar de que él reía de su comentario. “¿Qué?” me preguntó tomándome de la mano e intentando que volviera a caminar junto a él, pero yo no seguí. “Repetí eso que dijiste” le dije casi dándole una orden y por más que Diego insistió en que era una broma yo volví a pedirle que repitiera lo que acababa de decir.
   - Nada… Que estaría bueno hacer algo bien loco aprovechando que es verano.- Dijo él tratando de suavizar su comentario pero yo lo había escuchado muy bien.
   Estábamos hablando de sexo, específicamente de fantasías o deseos, cuando él dijo: “Sería muy lindo poder hacer un trío con vos y alguna otra chica”. Sus palabras entraron en mi cabeza y mi mente enseguida recordó mis experiencias pasados, específicamente el trío que había hecho con Paula y el hombre que habíamos conocido en el boliche de nombre Tobías. Diego siguió hablando, pensando que su comentario me había ofendido e intentado calmar mi posible enojo. Pero en mi cabeza no pasaba nada de eso, por mi cabeza solo corría la posibilidad de revivir una experiencia como esa.
   - ¿Alguna de mis amigas te gusta?- Le pregunté de golpe.
   Diego no supo que responder y no fue hasta que le dijo que no tenía problema en tener un trío con él y alguna de mis amigas, que reaccionó. Entonces comenzamos a fantasear y obviamente Paula fue el primer nombre que surgió, después de todo ella y yo ya habíamos vivido esa experiencia. Sin embargo a él parecía interesarle mucho más Natalia y sus enormes tetas, las cuales destacó en más de una oportunidad. Fue entonces cuando supe que tenía que hablar con ella para ver si conseguía que se sumara a la propuesta.
   El problema fue que cuando hablé con ella a la tardecita la idea no le atrajo en lo más mínimo. “Boluda es verano, hay que hacer locuras, aprovechar que estamos solteras. Aparte no te das una idea como la chupa Diego” agregué pensando que con eso podía convencerla. Sin embargo Nati no estaba interesada en lo más mínimo en tener un trío conmigo y con Diego y de hecho llegó hasta molestarse por la propuesta que le hice. Cuando le comenté a mi compañero de facultad que ella había rechazado la invitación, él me respondió diciendo que no había problema, que él había encontrado a alguien más para que se sumara. Cuando le pregunté de quien se trataba, Diego decidió no decirme, pero lo único que me dijo fue que se trataba de otro hombre.

   - ¿Es Martín?- Le pregunté esa noche en medio del boliche mientras bailábamos un poco alejados del grupo. Él respondió que no con la cabeza.- ¿Lorenzo?- Pregunté después algo extrañada pues él estaba empezando algo con clarisa. Diego volvió a negar con la cabeza.
   A pesar de que insistí en que me dijera cuál de los tres chicos era, él me mantuvo en suspenso todo el tiempo. No fue hasta que yo me puse algo intensa con el tema, que Diego me confesó que no se trataba de ninguno de los chicos de la facultad, sino que se trataba de un amigo suyo que también estaba de vacaciones allí. Entonces empecé a preguntarle de quien se trataba, pues conocía a alguno de sus amigos y de hecho varios de ellos eran muy atractivos. Lo que nunca me esperaba era que se iba a tratar del chico alto, flaco y rubio que siempre nos llamaba la atención cada vez que lo veíamos.
   Seguimos bailando y besándonos de manera bien caliente en medio del boliche sin importarnos que los demás nos miraban y cuchicheaban por lo bajo. Cuando ya no dábamos más de la calentura y yo me moría de ganas de saber quién iba a ser el tercero esa noche, le dije que iba al baño y que lo esperaba en la puerta. Cuando estaba yendo para allí me encontré a Cristian que bastante borracho me pedía que me quedara con él y me decía que quería estar conmigo. “¡Soltame tarado!” le dije yo y logré liberarme para después encontrarme con Diego que me esperaba a metros de la salida. Cuando me di vuelta para ver atrás pude apreciar la cara de decepción de mi otro amante que esa noche se iba a quedar con las ganas.
   Salimos del boliche y ahí estaba él, parado con una camisa semi abierta, un jean oscuro y sus manos adentro de los bolsillos. Bruno, uno de los mejores amigos de Diego, el chico casi perfecto, estudiante de abogacía y que siempre lucía hermoso. Cuando nos vio salir emitió una sonrisa y después de saludarme con un beso y su mano apoyada sobre mi cintura, empezó a caminar con nosotros hablando con Diego. Yo fui en silencio, sujetando a mi compañero de la facultad de la mano y mirando algo anonadada al chico que iba al lado de él.
   Llegamos a una casa bastante pequeña a media cuadra de la calle principal que era donde Bruno estaba parando con uno amigo y ni bien entramos, él fue directo al baño y yo me quedé sola con Diego. “¿Ya hicieron este con él?” le pregunté algo intrigada mientras recorría con mi vista el lugar. Él me respondió que no, que de hecho nunca había hecho un trío y en ese momento me di cuenta que la situación estaba bastante forzada. Obviamente los dos querían hacer lo que estábamos a punto de hacer, pero también era obvio que ninguno de los dos sabía cómo encarar la situación. Entonces una sonrisa se dibujó en mi rostro y la idea de ser yo la que dominara en esa situación me encantó.
   - Andá a la pieza y esperanos ahí.- Le dije a Bruno ni bien salió del baño y él encaró a la habitación sin reprochar nada.- ¡Desnudo!- Agregué después y él sonrió.
   Me paré frente a Diego y lo besé mientras nos enredábamos en un abrazo y sus manos iban directo a mi cola. “¿Te vas a portar bien?” le dije mientras nos besábamos y él enseguida me dijo que sí. Entonces le fui sacando la remera para volver a apreciar su cuerpo trabajado y bronceado y él imitó el movimiento para ir directo a mis tetas y lamerlas por encima del corpiño. Acto seguido me arrodillé en frente suyo y le desabroché el cinturón y el pantalón para luego bajárselo y comprobar que debajo de su bóxer, su pija ya se encontraba bastante dura.
   Lo desnudé por completo y se la agarré con firmeza para empezar a pajearlo mientras lo miraba con una sonrisa en la cara. No sabía muy bien que era lo que iba a hacer a continuación por lo que supuse que iba a tener que ir improvisando a medida que avanzaba la noche. De lo que estaba segura era que esa noche iba a tener a dos hombres hermosos e increíbles a mi merced y eso me calentaba muchísimo.
   Empecé a chupársela a Diego y a medida que recorría su hermosa verga, notaba como se iba poniendo cada vez más dura en mi boca hasta que la tuvo completamente al palo. Él apoyó una de sus manos en mi nuca y acompañó mis movimientos hacia adelante y hacia atrás, deleitándose con mi mamada. “¿No querés que vayamos a la pieza con Bruno?” me preguntó y entonces sentí que quería tomar el control de la situación. Suave, pero firme, le mordí la cabeza de la pija y él pegó un pequeño gritito de dolor.
   - Me dijiste que te ibas a portar bien.- Le dije levantándome sin soltarle la pija.- Portarte bien significa hacer lo que yo digo.- Agregué después sintiéndome estimulada por el poder que demostraba.
   Diego me pidió disculpas y volvió a decirme que se iba a portar bien y después lo tomé de la mano para llevarlo a la pieza. Ni bien entramos observé a Bruno acostado en la cama, totalmente desnudo y mirando su celular. Enseguida lo apoyó sobre la mesita de luz y admiró mi cuerpo para volver a sonreírme. Él era hermoso, tenía un cuerpo divino y su pija no estaba nada mal.
   - Acostate al lado de tu amigo.- Le dije a Diego soltándole la mano para después decirle que le comentara sobre la regla que habíamos puesto.
   - Tenemos que hacer todo lo que ella dice.- Le resumió el chico mientras se acostaba sobre el colchón al lado de su compañero con la pija aún al palo.
   Bruno aceptó las condiciones para después volver a mirarme con cara de baboso. Cuando los tuve a los dos ahí, acostados en la cama y con sus manos apretándose la pija, me di media vuelta y me empecé a sacar el short agachando mi cuerpo y dejando mi cola en primer plano. Escuché como los dos emitían un comentario al respecto y en mi cara se dibujó una sonrisa. Giré la cabeza y les guiñé un ojo para después sacarme la tanguita que tenía puesta y quedar igual de desnuda que ellos dos.
   - ¿Quién me va a dar pija esta noche?- Pregunté como si fuera un juego y los dos respondieron “yo” al unísono.
   Gateando me subí a la cama y me arrastré hasta quedar en medio de ellos dos que enseguida se tiraron sobre mí y me empezaron a manosear. Mi boca primero buscó a Diego, que me besó apasionadamente mientras que con una de sus manos acariciaba mi cintura y mi pancita. Luego mis labios fueron hacia los de Bruno que se entretenía jugueteando con sus dedos sobre mis pezones. Seguía sintiéndome poderosa y eso me calentaba muchísimo y el hecho de tenerlos a ellos dos a mi merced, dispuestos a hacer cualquier cosa, me traía muchas ideas.
   Cuando la mano de Diego se colocó entre mis piernas y comenzó a jugar encima de mi conchita sentí que perdía el poder y le dije que me soltara. Me di vuelta para quedar boca abajo y fui bajando por el colchón con mis manos sobre sus cuerpos hasta que mi cabeza quedó a la altura de sus cinturas. Tomé con firmeza sus pijas con mi mano y los empecé a pajear mientras los miraba con cara de gato. La verga de Diego seguía al palo y se veía muy tentadora, la de Bruno aún estaba algo blandita pero yo sabía que podía ponerla firme.
   Empecé llevándome nuevamente la pija de Diego a la boca sin soltar la otra y se la empecé a chupar con ganas. A diferencia de las otras veces que se la había chupado, en esa oportunidad mi compañero de facultad se encargó de hacerme saber que la estaba pasando muy bien con varios gemidos y suspiros de placer. Supe que a Bruno le encantaba lo que estaba viendo pues notaba como su verga se iba endureciendo entre mis dedos.
   Cambié y decidí probar por primera vez la pija del otro chico y cuando lo hice él también emitió un gemido de placer. “¡Que linda boquita!” dijo Bruno y su amigo le dijo que era la mejor. Me encantaba que se hablaran entre ellos, que intercambiaran comentarios, pero sobre todo que los dos parecían entender el hecho de que yo era la que mandaba ahí. Volví a probar la pija de Diego y cuando lo hice Bruno me ayudó a mover mi mano sobre su pija para que le hiciera una paja. Así, seguí comiéndome las vergas de los dos una a una, disfrutando por momentos la de Diego que estaba decidido a demostrar placer y luego volviéndome hacia la de Bruno que constantemente emitía comentarios al estilo de “¡Me encanta como la chupas!” o “¡Sos increíbe!”.
   Cuando logré tenerlos a los dos con la pija bien dura, volví a colocarme entre sus cuerpos y le ordené a Diego que ahora le tocaba a él darme placer a mí. El chico no lo dudó ni un segundo y bajó hasta quedar entre mis piernas para hacer lo que mejor le salía. Si Diego la chupaba bien, esa noche tenía que lucirse frente a su amigo y eso fue lo que hizo. Su lengua se descontroló sobre mi conchita y mi clítoris, moviéndose en todas direcciones, haciéndome temblar de placer y provocándome más de un gemido. Mientras tanto yo me besaba con Bruno y le hacía una paja al mismo tiempo que él seguí divirtiéndose con mis tetas.
   - Ahora vos.- Le dije a Bruno y él bajo.
   Sin embargo cuando Diego quiso subir para acostarse al lado mío le dije que no, que se quedara dónde estaba y que quería que los dos me la chuparan a la vez. Los chicos dudaron al principio y se miraron entre ellos, pero al observar mi rostro no dijeron nada y Bruno se acomodó al lado de su amigo que siguió chupándomela por unos segundos.
   En un principio hicieron como yo había hecho con ellos y fueron comiéndome la concha uno a uno. Diego sin dudas era mucho mejor que su amigo que lo hacía de manera más brusca. Pero tenerlos a los dos ahí abajo a mi merced me encantaba y me encendía por completo. Yo también exageraba un poco mis gemidos y mis movimientos, pero no me importaba pues la estaba pasando excelente, disfrutaba de sus lenguas como loca.
   Luego de unos minutos les pedí que lo hicieran los dos a la vez y a pesar de que Diego intentó decirme que no podían, yo insistí y ellos se acomodar lo más cerca que pudieron e intentaron darme placer a la vez. Era evidente que no querían tocarse, que no querían que sus lenguas se juntaran, pero eso era justamente lo que yo quería por lo que llevé mis manos hasta sus nucas y junté sus cabezas aún más hasta que noté como sus bocas se estampaban contra los labios de mi concha. Bruno intentó zafarse pero yo no lo dejé. Diego por su parte siguió moviendo lo más que pudo su lengua hasta que tocó la de su compañero.
   - Bruno vení.- Le ordené y él volvió a subir lo más rápido que pudo.
   Mientras su amigo seguía comiéndome la concha con muchas más ganas que antes yo le ordené que se arrodillara frente a mí y volví a meterme su pija erecta en la boca. Eso le gustaba más y lo hizo sentirse un poco más cómodo. Era sin dudas un trío muy distinto al que había tenido el verano pasado con Cristian y Juan Ignacio, pus en este yo era la que controlaba todo y eso me encantaba. La lengua de Diego sobre mi concha me volvía loca y la pija de Bruno entrando y saliendo de mi boca me calentaba mucho más.
   Sin soltarla, le pedí a Diego que me cogiera. Él se arrodilló entre mis piernas y casi de manera violenta me metió la pija y me empezó a dar muy duro. Entonces la situación cambió por unos minutos. De golpe pasé a ser yo la sumisa y los dejé. Dejé que Bruno llevara sus manos hasta mi nuca y me cogiera la boca mientras que su amigo hacía lo propio con mi concha. Dejé que el chico que estaba entre mi concha pusiera una de sus manos en mis tetas y la apretara con fuerza. Dejé que su amigo me dijera que era una trola que la chupaba excelente. Dejé que ellos me cogieran por unos segundos a su merced.
   - Acostate.- Le ordené minutos más tarde a Bruno que enseguida se recostó boca arriba sobre el colchón.
   Yo me senté sobre su cuerpo clavándome su pija y le pedí a Diego que se parara al lado mío para poder comerme su pija mientras disfrutaba de la otra. A medida que iba cabalgando la verga de Bruno, me iba comiendo la de su amigo que seguí gimiendo y expresando su satisfacción a través de largos y profundos suspiros. Sentí como el placer invadía mi cuerpo mientras disfrutaba de esas dos pijas para mi solita. Y pensar que la idea original era hacer un trío con una de las chicas.
   Después le volvió a tocar el turno a Diego. Yo me puse en cuatro mientras me entretenía con la pija de Bruno sobre mis labios y él se arrodilló detrás de mí para volver a cogerme con ganas. “¡Que hermoso como la chupás!” decía el chico que seguía recostado sobre la cama tal cual yo le había ordenado. Detrás de mí, mi compañero de la facultad se movía aceleradamente hacia adelante y hacia atrás metiendo y sacando su pija de mi cuerpo mientras sujetaba con fuerza mi cintura.
   Obviamente esa noche se juntaron las tres palabras claves de ese verano. El trío lo estábamos haciendo ese momento, la lengua había sido clave para terminar de calentarme a mí y ahora le tocaba a Diego pegarme un hermoso chirlo. Cuando lo hizo yo pegué un salto y giré la cabeza para mirarlo con ganas. El segundo chirlo llegó segundos después y minutos después sentí que mi cola se iba poniendo más y más caliente.
   Bruno no pudo aguantar mucho más y me pidió si podía cogerme él a mí a lo que yo accedí. Cambiaron de lugar enseguida y ni bien metió su pija en mi conchita empapada, sentí como un shock eléctrico recorría todo mi cuerpo. “¡Cogeme bien duro!” le ordené y él aceptó alagado mi pedido y empezó a darme con todas sus fuerzas. Mientras tanto yo me llenaba la boca con la verga de Diego que parecía a punto de estallar en mis labios.
   Pero la primera en acabar fui yo. Bruno me cogió tan duro y con tantas ganas que el placer que me provocó su pija entrando y saliendo de mi cuerpo me llevó a tener un hermoso orgasmo que grité como loca. Cuando lo hizo volví a comerme la pija de Diego que no tardó en acabar llenándome la boca de semen el cual escupí dejando caer por mi pera hasta que terminó todo en la cama. Por último quedaba Bruno y le di el placer de elegir donde quería acabarme
   - Te voy a llenar las tetas de leche.- Me dijo convencido.
   Me recosté boca arriba en medio de la cama y al lado de mi compañero mientras que él se colocó del otro y se empezó a pajear sobre mi pecho. Mientras yo respiraba de manera agitada y me limpiaba el semen de Diego que había quedado en mi mentón, observaba la cara de placer que ponía Bruno quien estaba a punto de acabar. Y lo hizo. Lanzó dos grandes chorros que acabaron en mi pecho y bañaron mis tetas, para después seguir acabando hasta quedar completamente vacío. Al final se acostó al lado mío y terminamos de la misma manera que habíamos empezado.
   Ellos hablaron durante unos segundos mientras yo esparcía por mis tetas la leche de Bruno que se pegaba en mi cuerpo. Sus palabras sonaban de fondo mientras seguía disfrutando del orgasmo que acababa de tener y de la experiencia hermosa que había vivido. Ser la dueña de ellos dos me había encantado y haberlos tenido a mi merced mientras me entretenía con sus vergas, había sido sin dudas una experiencia fascinante, mucho mejor que la que había tenido con Cristian y Juan Ignacio. Entonces recordé a Cristian y como habíamos cogido la noche anterior y una sonrisa se dibujó en mi rostro al pensar en lo curioso que era que un solo chico pudiera sacarme dos orgasmos y que dos solo consiguieran darme uno.


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