Hoy les voy a contar una historia que no es mía sino de una amiga que suele frecuentar esta página.
La llamaremos Lorena, ella es una hermosa mujer de 44 años, alta y de un cuerpo bastante atractivo para cualquier hombre astuto. Se huele su putez a la distancia, irradia deseo en cada movimiento, es una MILF con todas las letras.
La historia es la siguiente, ella decide un día dejar de ocultarse con su amante de turno y exponerse a sus aventuras a plena luz del día. Ella tenía el rol dominante en su pareja y se intuía que su marido sospechaba que tenía un amante y no le desagrada la idea. Tan es así que al ser su macho de profesión masajista, decide hacerle un regalo a su pareja e invitarlo a una sesión de masajes. Muy turra pero era la forma que tenía de hacer realidad su fantasía. Y vaya si lo consiguió.
Llegó el día de la cita y ella de muy buena forma decide acompañar a su marido para entregarle su regalo y ver como lo disfrutaba. Tal vez ella se haría masajes también, era la excusa. Sin saber el pobre cornudo que el quien iba a gozar de sobremanera era ella.
El turno era a última hora, Martin, su fogoso cogedor actual, estaba enterado de absolutamente todo, y quiso participar encantado.
Al llegar los estaba esperando el masajista y los invita a pasar al cuarto de masajes. Ella dice que espera afuera pero el la invita a pasar diciendo que hay lugar dentro. Allí había una camilla más ancha de lo normal, con un sillón de dos cuerpos y uno individual. Maxi, el futuro cornudo consciente, se quedó en boxer y se acostó en la camilla. Lorena se tiró en el sillón de dos plazas donde lucia su top negro que dejaban ver unos comestibles pechos y una muy cortita pollera negra brillosa.
Tincho tenía una musculosa deportiva y unos short de algodón, cómo para realizar su labor profesional.
Empezaron los masajes, la charla fue lenta pero llevadera, Lore en el sillón donde había una especie de masajeador capilar, los muchachos hablaban entre ellos de fútbol, dolores, viajes, hasta que llegaron los temas más picantes. Maxi le preguntó a Martin se había cogido mucho gracias a su profesión y este miró a Lore y sonrió. "No tanto, le respondió, aunque a veces cae alguna entre las garras", contestó. "Que bien" exclamó Maxi, a lo cual Lorena desde el sillón, ya en pose totalmente desinhibida, acotó "Y si está muy bien, hay que darse los gustos y cumplir las fantasías", mientras, aprovechando que su marido no podía verla dado que estaba boca abajo, se mordía los labios mirando a su amante y se tocaba un pezón sobre el top.
"Puedo ofrecerle hacerle masajes a los dos, si quieren?" dijo Tincho aprovechando la situación. "Por mi no hay drama, si Lore quiere", balbuceó el cornudo. Lore ya tenía las tetas afuera del top y con un gemido susurró un "Si, me encantaría", acotandose en el sillón boca abajo ya sin el top y con la pollerita dejando ver la diminuta tanguita.
Martin se acercó al sillón, le masajeó la cola de una, se agachó y le pegó una flor de chupada de concha mientras le metía la mano en la boca para que no gritase, enseguida le coló un dedo en la conchita y otro buscaba la colita. Lore giró, se incorporó mirándolo como poseída, le bajó el short a Martin y empezó a chuparle la pija de manera desesperada, la baboseaba toda, la comía con mordiscos, en un segundo se la saca de la boca y grita: "Vení cornudo, mira como me como una buena pija de verdad, este era tu regalo, vos quedate ahí y hacete una paja para mi". Martin quedó pálido esperando la reacción de Maxi que podía ser querer cagarlo a piñas por empomarse a su jermu, pero no, el cornudo se dio vuelta, se colocó boca arriba ahí donde estaba, agarró su pija promedio y empezó a masturbarse mirando la escena de su mujer chupando otra verga y siendo sometida.
El masajista no tardó en explotarle de leche la boca a Lorena, la cual saboreó toda y fue a mostrarsela a su marido antes de tragársela sin dejar caer ni una gota. El cornudo se conformó con una pajita sobre la camilla. Ya se había hecho demasiado tarde y no había tiempo para seguri ese encuentro, dado que el preámbulo del sketch fue mas largo de lo común y Martin debía volver a su casa, eran como las 22 hs y lo esperaba su familia.
Lore le agradeció a Martin obsequiándole la tanga y le dijo: "Me quede con unas ganas terribles. La próxima me haces la colita delante del cornudo, si?". "Te voy a dejar renga, hija de puta", le susurró Martín al darle un beso. Maxi le dio la mano, le agradeció por la velada y se retiró junto a Lore, que estaba caliente y quería recibir la lechita en su conchita. Al llegar a la casa, Lore lo cogió todo a Maxi y hubo felicidad completa para ambos.
Como buen caballero cumplí con mi amiga y este relato es para ustedes!
La llamaremos Lorena, ella es una hermosa mujer de 44 años, alta y de un cuerpo bastante atractivo para cualquier hombre astuto. Se huele su putez a la distancia, irradia deseo en cada movimiento, es una MILF con todas las letras.
La historia es la siguiente, ella decide un día dejar de ocultarse con su amante de turno y exponerse a sus aventuras a plena luz del día. Ella tenía el rol dominante en su pareja y se intuía que su marido sospechaba que tenía un amante y no le desagrada la idea. Tan es así que al ser su macho de profesión masajista, decide hacerle un regalo a su pareja e invitarlo a una sesión de masajes. Muy turra pero era la forma que tenía de hacer realidad su fantasía. Y vaya si lo consiguió.
Llegó el día de la cita y ella de muy buena forma decide acompañar a su marido para entregarle su regalo y ver como lo disfrutaba. Tal vez ella se haría masajes también, era la excusa. Sin saber el pobre cornudo que el quien iba a gozar de sobremanera era ella.
El turno era a última hora, Martin, su fogoso cogedor actual, estaba enterado de absolutamente todo, y quiso participar encantado.
Al llegar los estaba esperando el masajista y los invita a pasar al cuarto de masajes. Ella dice que espera afuera pero el la invita a pasar diciendo que hay lugar dentro. Allí había una camilla más ancha de lo normal, con un sillón de dos cuerpos y uno individual. Maxi, el futuro cornudo consciente, se quedó en boxer y se acostó en la camilla. Lorena se tiró en el sillón de dos plazas donde lucia su top negro que dejaban ver unos comestibles pechos y una muy cortita pollera negra brillosa.
Tincho tenía una musculosa deportiva y unos short de algodón, cómo para realizar su labor profesional.
Empezaron los masajes, la charla fue lenta pero llevadera, Lore en el sillón donde había una especie de masajeador capilar, los muchachos hablaban entre ellos de fútbol, dolores, viajes, hasta que llegaron los temas más picantes. Maxi le preguntó a Martin se había cogido mucho gracias a su profesión y este miró a Lore y sonrió. "No tanto, le respondió, aunque a veces cae alguna entre las garras", contestó. "Que bien" exclamó Maxi, a lo cual Lorena desde el sillón, ya en pose totalmente desinhibida, acotó "Y si está muy bien, hay que darse los gustos y cumplir las fantasías", mientras, aprovechando que su marido no podía verla dado que estaba boca abajo, se mordía los labios mirando a su amante y se tocaba un pezón sobre el top.
"Puedo ofrecerle hacerle masajes a los dos, si quieren?" dijo Tincho aprovechando la situación. "Por mi no hay drama, si Lore quiere", balbuceó el cornudo. Lore ya tenía las tetas afuera del top y con un gemido susurró un "Si, me encantaría", acotandose en el sillón boca abajo ya sin el top y con la pollerita dejando ver la diminuta tanguita.
Martin se acercó al sillón, le masajeó la cola de una, se agachó y le pegó una flor de chupada de concha mientras le metía la mano en la boca para que no gritase, enseguida le coló un dedo en la conchita y otro buscaba la colita. Lore giró, se incorporó mirándolo como poseída, le bajó el short a Martin y empezó a chuparle la pija de manera desesperada, la baboseaba toda, la comía con mordiscos, en un segundo se la saca de la boca y grita: "Vení cornudo, mira como me como una buena pija de verdad, este era tu regalo, vos quedate ahí y hacete una paja para mi". Martin quedó pálido esperando la reacción de Maxi que podía ser querer cagarlo a piñas por empomarse a su jermu, pero no, el cornudo se dio vuelta, se colocó boca arriba ahí donde estaba, agarró su pija promedio y empezó a masturbarse mirando la escena de su mujer chupando otra verga y siendo sometida.
El masajista no tardó en explotarle de leche la boca a Lorena, la cual saboreó toda y fue a mostrarsela a su marido antes de tragársela sin dejar caer ni una gota. El cornudo se conformó con una pajita sobre la camilla. Ya se había hecho demasiado tarde y no había tiempo para seguri ese encuentro, dado que el preámbulo del sketch fue mas largo de lo común y Martin debía volver a su casa, eran como las 22 hs y lo esperaba su familia.
Lore le agradeció a Martin obsequiándole la tanga y le dijo: "Me quede con unas ganas terribles. La próxima me haces la colita delante del cornudo, si?". "Te voy a dejar renga, hija de puta", le susurró Martín al darle un beso. Maxi le dio la mano, le agradeció por la velada y se retiró junto a Lore, que estaba caliente y quería recibir la lechita en su conchita. Al llegar a la casa, Lore lo cogió todo a Maxi y hubo felicidad completa para ambos.
Como buen caballero cumplí con mi amiga y este relato es para ustedes!
8 comentarios - Emboscando al cornudo