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Vacaciones en la playa II. Capítulo 3

Vacaciones en la playa II. Capítulo 3


No leiste "Vacaciones en la playa I"? Acá te dejo el link para que entres y te deleites:
PARTE I. CAPITULO 1

Tras un primer verano con sus amigas en la costa, Cintia está segura que el segundo año será mejor, con muchas más anécdotas, diversión y sobre todo historias ardientes para contar. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…

Capítulo 3: Cola roja
   Me desperté de golpe cuando sentí que alguien me besaba. Abrí los ojos y vi como el rostro de Diego de alejaba del mío y me sonreía. “Hola hermosa” me saludó y no pude evitar una sonrisa al recordar lo bien que la había pasado la noche anterior. El sol ya entraba por la ventana y el calor se hacía sentir. Él me abrazó delicadamente y se fue colocando sobre mi cuerpo mientras que yo lo saludaba nuevamente con un beso. Entonces nuestros labios volvieron a juntarse una vez más y la lengua comenzó a ser protagonista del momento, esa misma lengua que hacía unas horas me había dejado toda la cola mojada.
   Bajamos una media hora más tarde después de una sesión rapidita de sexo y vimos como Ingrid, Lorena y Paula estaban sentadas en la mesa cuchicheando y sin ningún disimulo se callaron cuando nos vieron bajar. “Chau” me saludó Diego con un beso y cuando cerró la puerta de la casa llovieron las preguntas sobre qué era lo que había pasado. “Te escuché gritar bastante” me dijo Ingrid y entonces les conté como él había usado su boca para darme placer hasta dejarme totalmente rendida. Lorena enseguida saltó a contarnos como Gastón se la chupaba todo el tiempo a ella pero por suerte Clarisa salió de su pieza a los pocos segundos y las otras dos se ocuparon de preguntarle a ella que había pasado con Lorenzo.
   Luego de almorzar y de despertar a Natalia que parecía no querer salir de la cama, nos fuimos a la playa. Enseguida nos encontramos con los chicos de la facultad y nos sentamos al lado de ellos y se notó un cruce de miradas muy evidente entre Clari y Lorenzo. Sin embargo donde más interacción había era entre Ingrid y Javier, quienes no paraban de hablar y de hacer chistes entre ellos. Nos sorprendió mucho ver a nuestra amiga con ese comportamiento, después de todo ella estaba súper de novia, pero parecía que había algo en él que la ponía en modo boba.
   Quien también estaba algo estúpido era Diego. No sé si era porque tenía sueño o simplemente quería hacerse el agrandado frente a sus amigos, de un momento al otro empezó a hacer comentarios acerca de lo muy satisfecho sexualmente que estaba. Entonces fue tan evidente su insistencia en el tema que Martín le terminó preguntando algo sobre eso y él no tuvo mejor idea que decir que la noche anterior me había pasado la lengua por todos lados.
   - Lo único que te voy a decir es que hoy no comparto el mate con ustedes porque anoche mi lengua estuvo en muchos lugares.- Dijo y sus amigos le festejaron el chiste pero las mías le dijeron que era un desubicado.
   De golpe me miró a mí buscando la aprobación de su chiste y yo le lancé una mirada de odio y sin decir nada me levanté y me fui. “Cintia no te enojes” me dijo y se paró para seguirme pero Paula se levantó primero y lo alejó. Empecé a caminar callada con mi amiga al lado hasta que de golpe estallé y le dije que en ese momento opinaba que Diego era un pelotudo y ella me dio la razón. Seguimos caminando con la idea de hablar de otra cosa y en un momento sentimos que nos llaman. Cuando miramos alrededor vimos a Cristian, Juan Ignacio y Santiago sentados en la playa tomando unas cervezas. Nos acercamos a ellos que nos invitaron a sentarnos y al instante nos ofrecieron algo para tomar.
   - ¿Qué onda ustedes?- Preguntó Juani.
   Pau enseguida le contestó que habíamos decidido salir a caminar un poco para pasear y ellos nos contaron que esa noche querían invitarnos para hacer previa con ellos. “Van a venir unos amigos de Patricio, chicos y chicas. Así que vamos a ser varios” agregó entonces. Con Paula nos miramos pensando que podía ser una buena idea y cuando volvimos a la casa con las chicas les contamos del plan y Lorena fue la primera en decir que estaba más que a favor de nuestra propuesta. Las otras 3 pensaron que podía ser una buena idea el cambiar de lugar (Ingrid en realidad se quedó callada) y nos pusimos a organizar para ir a la casa de los chicos.
   Luego de comer nos fuimos a cambiar y una hora más tarde estábamos entrando en la misma casa que habíamos entrado en varias oportunidades el verano anterior. Era una casa chica, con 3 habitaciones, un baño y una cocina-comedor en la que con suerte entraban los 5 sentados, sin embargo se las habían arreglado para meter a unas 15 personas ahí adentro. El otro grupo parecía estar en la suya, por lo que los chicos nos vinieron a buscar a nosotras. Lorena y Gastón enseguida se pusieron a chapar en frente de todos y Santiago apunto a Clarisa sin tener idea de que nada iba a suceder ahí. Yo me quedé engatusada con Cristian.
   Verlo ahí en esa previa, con un vaso en la mano y una sonrisa en el rostro revivió todos los sentimientos que había sentido por el hacía un año. Fue como si de golpe volvía al verano anterior y estaba perdidamente enamorada de él. Puede que haya sido el alcohol, o el enojo que sentía por Diego en ese momento, pero recordé rápidamente toda mi historia con mi amigo. Cómo él me había encarado, cómo habíamos estado juntos el verano anterior, nuestro trío con Juan Ignacio en una estación de servicio semi abandonada, nuestra última noche juntos en la que juramos seguir nuestra historia en la ciudad y como todo se había terminado meses después cuando él insistió en que yo lo había usado a él para darle celos a Tomás, mi ex novio. Pero la historia de Tomi ya era vieja y la de Cristian todavía seguía con vida y esa noche estaba convencida en que podía recuperarlo.
   No sabía lo equivocada que estaba. Cristian no solo no quería saber nada conmigo, sino que se encargó de dejármelo bien en claro apenas entramos al boliche diciéndome que pare de buscarlo porque no iba a pasar nada entre él y yo. “¿Por qué?” le pregunté algo borracha y él me dijo que lo nuestro ya era historia del pasado, pero el hecho de que minutos después se dejase besar por unos pocos segundos terminó de asegurarme que sus palabras no eran muy ciertas. Aunque sabía que esa no iba a ser la noche.
   Fue por eso que decidí salir a buscar otro chico con quien divertirme mientras Diego seguía convirtiéndose en un idiota y lo encontré casi que de casualidad. Caminando hacia el baño un chico alto, de piel tostada y pelo negro se dio vuelta de golpe y me chocó. “Perdón” me dijo con voz bien gruesa y enseguida me flechó. Me quedé mirándolo como una estúpida y él levantó las cejas como preguntando si pasaba algo. Yo reaccioné segundos más tarde y le dije que no había problema pero que quería que me invite un trago y él me devolvió una sonrisa y me llevó hasta la barra.
   Álvaro se presentó como un chico de Buenos Aires de 24 años y como el más divertido de su grupo. No podía negarlo, era alguien muy gracioso, que cada dos por tres estaba tirando un chiste y que tenía muchísima confianza de sí mismo. “Una noche convencí a una chica que era actor de teatro para que estuviera conmigo” me contó cuando le pregunté sobre alguna locura que había hecho. Enseguida le pregunté si me estaba mintiendo a mí en ese momento y él me contestó muy convencido de que no veía la necesidad de mentirme. El sexo no tardó en aparecer cuando le pregunté si se había acostado con esa chica y él me confesó que sí, pero que no siempre obtenía el mismo resultado.
   - Eso depende también de ella.- Me dijo y en ese momento le pregunté si creía que se iba a poder acostar conmigo.- Yo creo que tengo muchas posibilidades.- Respondió él.
   - ¿Te pensás que soy tan fácil?- Le dije yo algo indignada.
   - Para nada.- Me contestó él al instante.- No creo que una mujer que tenga sexo de una noche sea fácil, sino creo que es una mujer a la cual le gusta disfrutar… Y estoy muy convencido porque me doy cuenta de que vos lo querés y no veo nada de malo en eso.
   - ¿Y vos también lo querés?- Le pregunté yo entonces.
   - Obvio que quiero acostarme con vos.- Me dijo y dio un paso hacia adelante para quedar bien cerca de mí.
   Una hora más tarde, después de habernos besado muy apasionadamente en el boliche, estábamos saliendo del lugar y subiéndonos a un taxi para ir a nuestra casa. Él fue hablándome todo el camino al oído, diciéndome que le gustaba mucho mi cuerpo y que quería tocarme por todos lados, algo que me iba encendiendo mientras que miraba fijo hacia el camino para concentrarme y no lanzarme sobre él en ese instante. Álvaro sin embargo se dejaba llevar por el momento y a pesar de que el taxista parecía algo molesto de cómo me tocaba, él seguía sin ningún problema.
   Nos bajamos frente a la casa y entramos apuntando hacia la escalera con la idea de subir a mi pieza, pero algo del primero me detuvo unos segundos. Cuando pasé por la puerta de la habitación de Ingrid, la vi a ella acostada en la cama totalmente desnuda y a Javier encima suyo, también desnudo. Estaban cogiendo con la puerta completamente abierta y gritando y gimiendo sin ningún problema. No lo pude creer (y Álvaro que no entendía nada tampoco), sin embargo seguí caminando hasta subir al segundo piso.
   Cuando nos sentamos en el sillón con respaldar parecía que todo había quedado atrás. Él y yo volvimos a besarnos apasionadamente y sus manos enseguida se posaron nuevamente en mi cuerpo. Pero ahora no había ningún taxista que pudiera frenarnos y eso se notó cuando comenzó a sacarme la ropa a las apuradas y a pasar sus labios y sus dedos por todos lados. Yo me dejaba llevar por él, que sin dudas estaba mucho más caliente que yo, sin embargo la que quería tener sexo por venganza era yo, por lo que decidí ponerme un poquito más puta y empezar a tocarlo y a besarlo de la misma manera que lo hacía él.
   - Tengo que confesarte algo.- Me dijo mientras seguía recorriendo mi cuerpo con su boca.
   - ¿Qué?- Le pregunté
   - Me gusta el sexo más bien violento.- Me dijo y lo miré algo sorprendida.- ¡No! ¡No! No te asustes. No me gusta hacer nada raro, pero me copa lo de decir cosas, insultar, coger más bien fuerte… Pegar chirlos.
   Y así apareció la segunda palabra del viaje: “Chirlos”. Después de “Lengua”, esa iba a ser una de las tres palabras que más iba a hacerse notar en ese viaje y sin dudas me iba a calentar mucho. Obviamente le dije que no había problema, pero como sabía que íbamos a hacer ruido lo llevé a la habitación y cerré la puerta para que nadie más pudiera escucharnos. Nos acostamos en la cama y volvimos a los besos y al toqueteo pero con la mitad de la ropa. Enseguida Álvaro bajó su mano por mi cuerpo apretándome las tetas y llegó a mis piernas y las abrió de golpe para meterme un dedo en la conchita.
   - ¡Ay sí!- Gemí yo dándole un poco de acting al momento.
   Él me empezó a colar el dedo con ganas, metiéndolo y sacándolo bien rápido, algo que sin dudas debía gustarle mucho. Pero el detalle estuvo en su otra mano, que de pronto me abrazó y terminó en mi cuello, apretándolo suavemente, pero dándome a entender que estaba retenida y que no podía moverme. Yo le seguí el juego y apoyé una de mis manos encima de la suya y me dediqué a disfrutar de cómo me volvía loca ahí abajo, haciendo que me mojara toda.
   Álvaro iba bien rápido y tras esos movimientos se paró para buscar un forro, se lo puso, me abrió de piernas y me empezó a coger. “¡Que lindas tetitas que tenés!” me dijo estirando una de sus manos y apretándolas con fuerza. Es verdad era violento, zarpado, agresivo y le encantaba decirme cosas. Mientras me cogía con fuerza me mordía las orejas, me sujetaba del cuello y me decía que le encantaba cogerme y que le gustaba mucho lo trolita que era. Sin embargo su verdadera pación llegó luego de que yo lo cabalgara por un rato.
   - Ponete en cuatro hermosa.- Me dijo dándome una orden.
   Yo obedecí y él enseguida se arrodilló detrás de mí y me empezó a coger muy duro con sus manos en mi cintura. Pero una de ellas se alejó de mi cuerpo y me pegó el primer chirlo de la noche. “¿Te gusta? ¿Te gustan los chirlos?” me preguntó y entre gemidos yo le respondí de manera afirmativa y un segundo chirlo llegó. Entonces comenzó a pegarme más seguido mientras me seguía cogiendo y me decía que le encantaba mi cola y que era muy “cacheteable”. Cada chirlo que daba me ponía más loca y mientras que su pija me penetraba más rápido, el placer iba aumentando.
   - ¡Qué lindo como tenés la cola! ¡Toda roja!- Dijo minutos más tarde y me volvió a pegar un chirlo.
   Para ese instante yo ya sentía un calor increíble en mi cuerpo pero sobre todo en los cachetes, que seguramente debían de estar rosados de todo lo que me había pegado. Sin embargo me encantaba como me estaba tratando y el placer que me estaba dando, es por eso que lo dejé seguir sus instintos sin decirle nada y cuando su otra mano se estiró por mi espalda y llegó hasta mi cuello, yo no dije nada.
   En ese momento Álvaro me cogía en cuatro, con su mano derecha sobre mi cola que ardía de todas las cachetadas que me había dado y con su mano izquierda ahorcándome para hacerme entender que él tenía el poder. Era algo que hacía unas horas parecía impensado, pero me fascinaba la manera en la que ese chico me cogía. Sentía muchísimo placer con cada golpe de su cuerpo sobre el mío y me volvía loca como dejaba bien en claro quién era el que mandaba en esa cama.
   No tardó en acabar unos minutos después diciéndome que mi cola lo volvía loco y que lo calentaba mucho verla así de roja. Cuando lo hizo se quedó cogiéndome despacito unos segundos más y yo me incliné hacia adelante y le di un primer plano de lo que había hecho y un nuevo chirlo cerró la noche. Un rato después estaba bajando para despedirlo previo a un intercambio de celulares y a una promesa de que íbamos a volver a vernos.
   Cuando subí a la cama y me acosté noté que me dolía bastante la cola y cuando me toqué la sentí completamente caliente. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que estaba en pleno verano y que tenía que aprovechar para hacer esas cosas. Es verdad, el sexo con Diego romántico y diciéndonos cosas lindas era algo que me encantaba, pero eso podía esperar a la ciudad. Ahora estaba en Pinamar con mis amigas y quería divertimos, ya sea con él, con Cristian o con Álvaro, quería hacer locuras. Apenas me levantase iba a pensar en que cosa zarpada hacer esa noche.


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1 comentarios - Vacaciones en la playa II. Capítulo 3

Copernicohot2 +1
que morbosa divina!..10+pts
HistoriasDe +1
Muchas gracias por pasar!!
Copernicohot2 +1
no hay de que.. es un placer!

anal