Esto pasó hace muchos años antes de conocer aMarcos. Él sabe todo de mi vida, ya que nos confiamos todo. Como sé todo de suvida sexual antes que me conozca. De a poco vamos a ir contando nuestrashistorias.
Paso a contar, en misprimeros años de facultad, hace unos cuantos años ya, salía de un noviazgo detres años y medio, que había terminado por una cuestión de cuernos… jajajaja.
Mi primer año en la facultad fue bastante duro, mudarme a la ciudad avivir con una amiga y tratar de ser buena estudiante, los temas relacionados másque nada con el sexo masculino, habían quedado bastante de lado.
Eso cambio con el pasodel tiempo.
Ya uno en el segundoaño, después de un muy buen primer año, de muy buenas notas, está más relajado,más agrandado, empecé a pensar otra vez en el sexo…. Solo me masturbaba una vezcada tanto , me encantaba…
Unos de los compañerosque conocí en la facu, que hoy él está viviendo en otra ciudad y está casado ydemás, seguimos en contacto, pero conuna linda amistad. Aunque Marcos siempre me carga que todavía le sigo teniendoganas…. jajajaja
Pero ese no es el caso,en ese momento, él, supo hacer lo mejor que se le puede hacer a un estudiante,cogerle la cabeza.
En mi pleno estado desoledad apareció él, en las sombras prácticamente porque todo empezó con unsimple comentario que me llego desde atrás del banco que me sentaba.
Un simple, “se nota quesabes mucho de este tema”, cuando el profesor nos explicaba un tema sobresexualidad, en un tono bastante irónico fue suficiente para captar mi atención.Nuestra relación, en ese momento, paso de algún saludo general de mi parte o unsimple hola a estar más tiempo juntos.
El tenía básicamentetodo lo que me gusta que tenga un hombre.
Simple, de palabrasjustas, lindo, una buena cuota de ironía, y me miraba de una forma distinta. Ëltenía esa capacidad, con alguna sutileza, con algún detalle acerca de cómo ibavestida o demás, daba a entender que quería que pase algo, y eso sumado a unatotal tranquilidad de no tener que “remar” ni gastarse en mil invitaciones, sino, con la total certeza que algo iba a pasar, por el simple hecho de que cadavez que hablaba o acotaba yo estaba ahí.
El tiempo fue pasando,fuimos ganando confianza y mi interés obviamente fue creciendo.
Ya habíamos pasado porlas etapas de ir a tomar un café, ir a tomar una cerveza, juntarnos a estudiary similares.
Pero todo cambio, cuandocambio el lugar de la juntada de estudio, que paso a ser de la biblioteca al departamentoen el cual él vivía.
Soy de las que piensan,que una decoración de un departamento tanto como la ropa que uno usa o lamúsica que escucha entre otras cosas describen la personalidad que tiene cadauno.
Acá, cuando abrías lapuerta, lo primero que veías era una cama. Era una invitación no explicita acoger.
La cosa es que, en plenoestudio, pasaba y me tocaba el pelo, pasaba y me ponía las manos en loshombros, pasaba y me miraba, me comía con la mirada.
Hasta que en una de esaspasadas, se dio nuestro primer beso.
No me pregunten comopero sin darme cuenta ya estaba totalmente desnuda y acto seguido, arrodilladadelante de él, buscando el cierre del jean para bajarlo y empezar a chupársela.
Después de un rato escuche“seguí chupándomela sos mi putita”, esas palabras me siguieron cogiendo elcerebro.
Enseguida, se arrodilloen el piso y empezó a chupármela a mi, menos tiempo claro, porque debe habersido de mis veces más rápidas en cuanto a llegar al orgasmo.
Beso de por medio, y yaestaba en el piso arrodillada chupándosela, hasta que obviamente me acabo en lastetas.
Esa fue nuestro primergran acercamiento al tema sexo.
Nuestros encuentrossiguieron y siguieron, me hizo la reina de esa cama.
Ya era vicio estar ahíapoyar las manos en la pared y coger bien fuerte.
Era una química genial,ya era costumbre ese primer chirlo bien fuerte y empezar a coger.
Hasta que una vez elritual se rompió y esa pija que tanto conocía de memoria, se “confundió” delugar.
Nunca ni con mi ex, nicon él, ni con algún otro. Enseguida que lo sentí, di un salto para adelante,se sentía la tensión en el aire, no había ni una palabra, solo 2 risascómplices.
Me volví a acomodar,pensando que, listo, había sido una confusión y punto.
Pero no, volvió ainsistir y esta vez si hubo palabras de mi parte indicando que no, a lo querápido preguntó si nunca lo había hecho…
Mi respuesta fue que no,a lo cual recibí un “no te puedo creer Lau”
A mi pregunta de, porqué? Entre risas me dijo que iba a ser hermoso ser el primero que me haga lacola y acto seguido tiro un “pero lo vamos a dejar para una ocasión especial” yrápidamente volvimos a la rutina.
Imagínense mi cabeza,frente a esa primera vez y a esa promesa de “ocasión especial”, era una bomba apunto de explotar. Pasaron nuestras jornadas de sexo, y esa ocasión nunca se presentaba.Y obvio, estaba ahí presente, estaba ahí y generaba deseo.
El tiempo paso, hastaque un día no pude y le pregunte, cuando me vas a hacerla cola?
“Eso es lo que quería”entre risas me dijo, “prepárame la colita que el sábado te la hago toda”
Y así fue, después deesos interminables días de espera, llego el sábado.
Y en cierta forma fueuna ocasión especial, salimos a tomar algo, vestida de manera muy sugestiva.Jugamos un poquito en público, con beso y él acariciaba mi cola cada vez quepodía debajo del vestido, para ir generando clima. Con las condiciones dadas, fuimos a parara esa famosa cama que tanto me gustaba.
Que chirlos, que besos,que lengua, que dedos, que gel, la espera era eterna para mi.
Pero toda esa previa ytodos los días de ejercicio mental pensando en esa vez dieron resultado, lejosde estar nerviosa, lejos de tener miedo, estaba ahí totalmente dispuesta.
Empezó como tiene queempezar, yo en 4, y él despacio, con cautela, empujando de apoco con el dedo ycon gel, hasta que saco el dedo y apoyo la cabeza, yo la quería desesperadamente.Me agarro bien fuerte y empezó a empujar despacio.
Ya era algo que nuncahabía vivido…
Llego al fondo y sequedó, se movía despacio y yo no podía hacer otra cosa que gemir. Que gozar desu pija en mi culito.
Poco a poco empezó asacarla y de nuevo a ponerla.
Así, hasta que empezó aganar ritmo y ritmo y ritmo, y ya los tímidos gemido eran gritos, un poco dedolor, pero era de placer, y eso obviamente a él, lo potenciaba más. Habíamoscogido varias, varias veces antes y nunca lo había visto así, la situación lohabía sobrepasado a él también.
Ya la situación estabatotalmente descontrolada, me cogía fuerte y muy fuerte cambiando el ángulo decómo lo hacía, yo gritaba contra el colchón, le daba piñas al colchón, me dolíasí, pero lo disfrutaba.
Hasta que no dio más,hasta que me di cuenta que ya había acabado, hasta que sentí como toda la colase me llenaba de leche.
Sentí como el meabría los cachetes, como se quedaba mirando, no decía nada solo miraba..
“Y? te gusto?” dijo.
No tenía ni fuerzas pararesponder, estaba en otro mundo para haber sido algo nuevo y tan lleno de“temores” había sido espectacular.
Me quede ahí, en esaposición, no me quería ni mover. Le dije “claro”
Paso esa noche, única,esperada, y al otro día, obviamente se sentían las consecuencias.
Era lunes, facultad, yaun las consecuencias se notaban.
Seguimos cogiendo y milveces más, otras tantas fueron por la cola también. Hoy con Marcos lo sigo disfrutando más que esavez, con más experiencia, con muchas mas versiones que aprendí con los años…
Paso a contar, en misprimeros años de facultad, hace unos cuantos años ya, salía de un noviazgo detres años y medio, que había terminado por una cuestión de cuernos… jajajaja.
Mi primer año en la facultad fue bastante duro, mudarme a la ciudad avivir con una amiga y tratar de ser buena estudiante, los temas relacionados másque nada con el sexo masculino, habían quedado bastante de lado.
Eso cambio con el pasodel tiempo.
Ya uno en el segundoaño, después de un muy buen primer año, de muy buenas notas, está más relajado,más agrandado, empecé a pensar otra vez en el sexo…. Solo me masturbaba una vezcada tanto , me encantaba…
Unos de los compañerosque conocí en la facu, que hoy él está viviendo en otra ciudad y está casado ydemás, seguimos en contacto, pero conuna linda amistad. Aunque Marcos siempre me carga que todavía le sigo teniendoganas…. jajajaja
Pero ese no es el caso,en ese momento, él, supo hacer lo mejor que se le puede hacer a un estudiante,cogerle la cabeza.
En mi pleno estado desoledad apareció él, en las sombras prácticamente porque todo empezó con unsimple comentario que me llego desde atrás del banco que me sentaba.
Un simple, “se nota quesabes mucho de este tema”, cuando el profesor nos explicaba un tema sobresexualidad, en un tono bastante irónico fue suficiente para captar mi atención.Nuestra relación, en ese momento, paso de algún saludo general de mi parte o unsimple hola a estar más tiempo juntos.
El tenía básicamentetodo lo que me gusta que tenga un hombre.
Simple, de palabrasjustas, lindo, una buena cuota de ironía, y me miraba de una forma distinta. Ëltenía esa capacidad, con alguna sutileza, con algún detalle acerca de cómo ibavestida o demás, daba a entender que quería que pase algo, y eso sumado a unatotal tranquilidad de no tener que “remar” ni gastarse en mil invitaciones, sino, con la total certeza que algo iba a pasar, por el simple hecho de que cadavez que hablaba o acotaba yo estaba ahí.
El tiempo fue pasando,fuimos ganando confianza y mi interés obviamente fue creciendo.
Ya habíamos pasado porlas etapas de ir a tomar un café, ir a tomar una cerveza, juntarnos a estudiary similares.
Pero todo cambio, cuandocambio el lugar de la juntada de estudio, que paso a ser de la biblioteca al departamentoen el cual él vivía.
Soy de las que piensan,que una decoración de un departamento tanto como la ropa que uno usa o lamúsica que escucha entre otras cosas describen la personalidad que tiene cadauno.
Acá, cuando abrías lapuerta, lo primero que veías era una cama. Era una invitación no explicita acoger.
La cosa es que, en plenoestudio, pasaba y me tocaba el pelo, pasaba y me ponía las manos en loshombros, pasaba y me miraba, me comía con la mirada.
Hasta que en una de esaspasadas, se dio nuestro primer beso.
No me pregunten comopero sin darme cuenta ya estaba totalmente desnuda y acto seguido, arrodilladadelante de él, buscando el cierre del jean para bajarlo y empezar a chupársela.
Después de un rato escuche“seguí chupándomela sos mi putita”, esas palabras me siguieron cogiendo elcerebro.
Enseguida, se arrodilloen el piso y empezó a chupármela a mi, menos tiempo claro, porque debe habersido de mis veces más rápidas en cuanto a llegar al orgasmo.
Beso de por medio, y yaestaba en el piso arrodillada chupándosela, hasta que obviamente me acabo en lastetas.
Esa fue nuestro primergran acercamiento al tema sexo.
Nuestros encuentrossiguieron y siguieron, me hizo la reina de esa cama.
Ya era vicio estar ahíapoyar las manos en la pared y coger bien fuerte.
Era una química genial,ya era costumbre ese primer chirlo bien fuerte y empezar a coger.
Hasta que una vez elritual se rompió y esa pija que tanto conocía de memoria, se “confundió” delugar.
Nunca ni con mi ex, nicon él, ni con algún otro. Enseguida que lo sentí, di un salto para adelante,se sentía la tensión en el aire, no había ni una palabra, solo 2 risascómplices.
Me volví a acomodar,pensando que, listo, había sido una confusión y punto.
Pero no, volvió ainsistir y esta vez si hubo palabras de mi parte indicando que no, a lo querápido preguntó si nunca lo había hecho…
Mi respuesta fue que no,a lo cual recibí un “no te puedo creer Lau”
A mi pregunta de, porqué? Entre risas me dijo que iba a ser hermoso ser el primero que me haga lacola y acto seguido tiro un “pero lo vamos a dejar para una ocasión especial” yrápidamente volvimos a la rutina.
Imagínense mi cabeza,frente a esa primera vez y a esa promesa de “ocasión especial”, era una bomba apunto de explotar. Pasaron nuestras jornadas de sexo, y esa ocasión nunca se presentaba.Y obvio, estaba ahí presente, estaba ahí y generaba deseo.
El tiempo paso, hastaque un día no pude y le pregunte, cuando me vas a hacerla cola?
“Eso es lo que quería”entre risas me dijo, “prepárame la colita que el sábado te la hago toda”
Y así fue, después deesos interminables días de espera, llego el sábado.
Y en cierta forma fueuna ocasión especial, salimos a tomar algo, vestida de manera muy sugestiva.Jugamos un poquito en público, con beso y él acariciaba mi cola cada vez quepodía debajo del vestido, para ir generando clima. Con las condiciones dadas, fuimos a parara esa famosa cama que tanto me gustaba.
Que chirlos, que besos,que lengua, que dedos, que gel, la espera era eterna para mi.
Pero toda esa previa ytodos los días de ejercicio mental pensando en esa vez dieron resultado, lejosde estar nerviosa, lejos de tener miedo, estaba ahí totalmente dispuesta.
Empezó como tiene queempezar, yo en 4, y él despacio, con cautela, empujando de apoco con el dedo ycon gel, hasta que saco el dedo y apoyo la cabeza, yo la quería desesperadamente.Me agarro bien fuerte y empezó a empujar despacio.
Ya era algo que nuncahabía vivido…
Llego al fondo y sequedó, se movía despacio y yo no podía hacer otra cosa que gemir. Que gozar desu pija en mi culito.
Poco a poco empezó asacarla y de nuevo a ponerla.
Así, hasta que empezó aganar ritmo y ritmo y ritmo, y ya los tímidos gemido eran gritos, un poco dedolor, pero era de placer, y eso obviamente a él, lo potenciaba más. Habíamoscogido varias, varias veces antes y nunca lo había visto así, la situación lohabía sobrepasado a él también.
Ya la situación estabatotalmente descontrolada, me cogía fuerte y muy fuerte cambiando el ángulo decómo lo hacía, yo gritaba contra el colchón, le daba piñas al colchón, me dolíasí, pero lo disfrutaba.
Hasta que no dio más,hasta que me di cuenta que ya había acabado, hasta que sentí como toda la colase me llenaba de leche.
Sentí como el meabría los cachetes, como se quedaba mirando, no decía nada solo miraba..
“Y? te gusto?” dijo.
No tenía ni fuerzas pararesponder, estaba en otro mundo para haber sido algo nuevo y tan lleno de“temores” había sido espectacular.
Me quede ahí, en esaposición, no me quería ni mover. Le dije “claro”
Paso esa noche, única,esperada, y al otro día, obviamente se sentían las consecuencias.
Era lunes, facultad, yaun las consecuencias se notaban.
Seguimos cogiendo y milveces más, otras tantas fueron por la cola también. Hoy con Marcos lo sigo disfrutando más que esavez, con más experiencia, con muchas mas versiones que aprendí con los años…
8 comentarios - Siempre hay una primera vez...