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Domando a la Zorra de mi Cuñada 14

Domando a la Zorra de mi Cuñada 14
Con El Sello Con El Placer y Morbo…
El plan de la loca de Natalia empieza a tomar forma. Os juro que al salir del apartamento de Natalia, me pareció ver a mi esposa bajándose de un taxi y temiendo que pudiera verme, me fui lo más rápido que pude de allí, me escondí en un bar, bebiendo hasta que mi mente me decía que no podía hacer nada, detestaba eso, detestaba estar en esa situación. Ya en la oficina, no pude tranquilizarme hasta que vi entrar a mi cuñada. Queriendo enterarme de cómo le había ido, entré en su despacho y cerrando la puerta, le pedí que me lo contara. Por mucho que le insistí, esa perra no quería hablar, solo conseguí sacarle que todo había trascurrido como ella había planeado, pero no que era lo que le había dicho a mi mujer, eso me estaba matando. Ante mi insistencia, me dijo.
--Mejor que no lo sepas, para que cuando te lo cuente mi hermana no tengas que disimular la sorpresa. -Y con una sonrisa infantil en sus labios, me pidió que no metiera la pata, diciendo.
--Como hacerlo si no se nada. -La espete.
--¡No sabe nada de lo nuestro!
Por eso, pase primero por le bar, tomar algo, y aclara mis pensamiento con alcohol, muy mala idea, la verdad, no sabia que hacer, estaba muy torpe, esa situación me traía mal, ya no sabia lo que quería en verdad, llegué a casa sin saber que me encontraría al entrar. Mis negros pronósticos desaparecieron nada más ver que mi mujer había preparado una cena romántica en el jardín.
--“Por lo menos, no está cabreada conmigo” -pensé cuando me recibió excesivamente cariñosa con una copa de champagne.
Su cálido recibimiento me extrañó porque advertido como estaba que esa tarde había hablado con su hermana, comprendí que lo quisiera o no, esa noche iba a sufrir un duro interrogatorio al mejor estilo de la Gestapo de los Nazis, ho la Santa Inquisición del Vaticano algo así. Y así fue, ni siquiera habíamos empezado a cenar cuando Irma en plan empalagoso se sentó en mis rodillas y me preguntó que hombres habían estado en el congreso. Su pregunta de seguro estaba relacionada con Natalia y por eso me anduve con pies de plomo al contestarle.
--Haa... Eso seria difícil de decir a ciencia cierta amor… ¿porque preguntas? ¡Fueron Mucho! -Respondí. --Pero que tú conozcas a la mayoría… Estaba Albert, mi jefe y Andrés el de contabilidad… eran mucho, la mayoría de la oficina son hombres, la mayoría de la empresa son hombres, y si la mayoría esta casado y tu hermana hablo con todos. -Al escuchar mi respuesta, se tomó unos segundos antes de insistir diciendo.
--¡pero de los que tu me podrías decir con quien los viste mas!
--¡Bueno con Albert y Andrés creo! ¿Porque?
--¿Ambos están casados?
--Sí. -Respondí y tratando de sacar el lado cómico, le solté. --Al menos por ahora, ¡Ya sabes que Luciana es la sexta esposa del Jefe!
Sin hacer caso a mi broma, masculló entre dientes que era imposible que fuera alguno de los dos. Al escucharla todos mis vellos se erizaron y queriendo sondear cual era el tema, directamente se lo pregunté. Fue entonces cuando poniendo un gesto preocupado, me respondió.
--La boba de mi hermana está destrozada. Me ha contado esta tarde que se ha enamorado de un hombre casado.
--¡No jodas, debe de ser broma! –Exclamé. --¿Me estás diciendo que ese témpano se ha enamorado con un tipo con mujer? ¡No me lo creo! -Enfurecida se levantó de mis piernas, diciendo:
--¡No te permito que hables así de Natalia! Mi hermana es una buena mujer que nunca ha encontrado una pareja y resulta que cuando al fin se interesa por alguien, está ya cogido. -Hay amor si supieras, que ese hombre soy yo, y que tu hermanitas linda es todo menos buena; mirándome a los ojos, me dijo. --Antes que lo preguntes, ¡No se ha acostado con él! Por lo visto ese hombre adora a su mujer y no le ha dado entrada.
--Como debe de ser. -Dije apagando una sonrisa en mis labios, entendía lo que había hecho Natalia. Baya manipuladora era esa mujer.
--Eso no es graciosa, me preocupa mi hermanita. -Dijo mi mujer preocupada.
Comprendiendo por vez primera parte de su plan, supe que debía de seguir actuando como si siguiera odiando a mi cuñada y por eso, dije muerto de risa.
--¡No me extraña! ¡Esa frígida lo debe haber asustado! ¡Quien podría si acaso acercarse a esa mujer si pelea por todo!
Mi reiterado insulto terminó con esa velada porque mi mujer viendo el chiste con el que me tomaba el problema de su hermana pequeña, me llamó.
--¡Imbécil! -Dejándome solo cenando en el jardín, yo me dispuse a comer tranquilo, tomándome todo con clama y fríamente, este era el plan de Natalia, debía de ayudarla haciendo mi parte.
Por mucho que intenté congraciarme con Irma, luego de comer ¡Esa noche dormí en la habitación de invitados! Reconozco que no me importó el pasar esa noche exiliado de mi cama, era mejor que ser botado de mi propia casa, porque si de algo era consciente, era de la capacidad de manipulación que tenía esa zorra y anticipando el resultado de su plan, me imaginé disfrutando de las dos a la vez en mi cama. Fue el sueño más delicioso que al despertar, en pleno sueño húmedo y empalado. A la mañana siguiente, Irma estaba de mejor humor y mientras desayunábamos, me pidió que al llegar a la oficina le dijera como había encontrado a Nuria. Haciéndome el apenado por lo sucedido la noche anterior, le prometí cumplir con su deseo. Agradeciendo mi comprensión, me besó mientras me prometía que al volver a casa, me esperaría en la cama.
--¡Huy eso si me gusta! -Le dije.
Viendo que se me hacía tarde, me despedí de ella y me fui a la oficina. Todavía no me había sentado en mi despacho, cuando mi cuñada entró y me pidió que le contara como me había ido.
--¿Cómo te fue? ¡Cuanta, cuenta! ¿Que te dijo? ¡Se lo creyó! ¿Que le dijiste? ¡Habla pues! --Me bombardeo a pregunta, yo lo tome con calma, aunque también tenía ganas de hablar, para preguntarle que aria ahora.
--Sinceramente. -Dije.
--Siii. -Me urgió.
Le expliqué con pelos y señales tanto la noche anterior como durante el desayuno. Natalia me escuchó con satisfacción y tras quedarse callada durante un minuto, dijo.
--Espera una hora y llama a mi hermana... Dile que he llegado tarde y que con muy malos modales te mandé a la mierda cuando me preguntaste como estaba.
--De acuerdo. -Contesté.
Tal y como me pidió así lo hice, añadiendo de mi cosecha que había llegado sin maquillar y con ojeras. Mi esposa al escuchar el mal estado de su hermana, se quedó preocupada y me rogó que fuera bueno con ella.
--Lo intentare, pero con ese humor que se gasta, será difícil, ya me esta causando problemas en el trabajo.
Me despedí de ella y fui a contarle a Natalia nuestra conversación. Estaba todavía explicándole lo hablado cuando me avisó que Irma la estaba llamando, de manera que fui testigo de la perfecta representación de depresión que le brindó a su hermana por teléfono. Pero que actriz la zorra. Como si fuera algo innato en ella, se mostró como la mejor de las actrices al llorar desconsoladamente mientras le decía que estaba desesperada. Os juro que si no llego a conocerla y a saber que era parte de un plan, ¡Yo también me lo hubiese creído! Nada más colgar, sonriendo, me informó que había quedado a comer con Irma y que no la esperara en la tarde.
--Eres una zorra. -Descojonado le solté mientras me iba.
Como me había avisado, esa tarde no apareció por la oficina. Al ser su jefe, me inventé que le había mandado a ver a un cliente para que nadie la echara de menos y esperanzado, aguardé a que al llegar a casa mi mujer me pusiera al tanto de lo que habían hablado.
--¡¿Hola amor como estas?! -Le pregunte con alegría, intente darle un beso en la boca pero ella me dio su mejilla eso me dejo algo intranquilo.
--No estoy bien. -Dijo de golpe.
Pero contra lo que había previsto, no pude averiguar nada porque Irma estaba de pésimo humor y en cuanto le pregunté por mi cuñada, gritando me dijo.
--¡No me hables de esa loca! ¡No quiero saber nada de ella!
--¿Pero que paso? -Pregunte sorprendido a verla tan enojada.
--¡Nada! ¡Nada paso! ¡Solo!… ¡solo no me preguntes vale!
Viendo que enfocaba su cabreo sobre Natalia, me abstuve de insistir porque de alguna forma, supe que le había revelado su enamoramiento por mí. Andando con pies de plomo, no me quejé cuando en un momento dado descargó su frustración contra mí. Si lo lógico hubiese sido enfadarme, hice todo lo contrario y abrazándola por la espalda contra su voluntad, le dije al oído.
--¡¿Pero que pasa amor?! -Le susurraba al odio, mientras le besaba por detrás de su oreja, eso la des estresaba y calentaba. --¡No te enojes conmigo, sabes que yo te amo! -Zafándose de mi abrazo, se soltó, pero no se alejo de mí.
--Lo sé pero hoy no estoy para cariñitos.
Y por segunda noche consecutiva, tuve que dormir en el cuarto de invitados porque mi esposa, suponiendo que yo no tenía ninguna culpa, no podía soportar estar conmigo en la misma habitación.
--¿Pero porque? -Pregunte haciéndome el tonto.
--Nooo... No me preguntes por favor, si me amas compláceme con esto si.
--Bueno si… -Dije pareciendo dudoso.
--Bien bale hasta mañana. -Dijo de golpe dándome un beso en la mejilla y se encerró en nuestro cuarto.
Si en veinticuatro horas antes no me había importado, entonces sí porque temía conociendo su carácter que Irma nunca perdonaría a su hermana. Mientras pensaba en ello, asustado comprendí que ambas me importaban:
--“Estoy jodido, cuando empezó esto en mi” -Maldije en mi mente al darme cuenta de que estaba enamorado de las dos, no podía dormir del todo. Trate de dormir, pero solo podía pensar en las dos hermanas en Irma y Natalia, esta ves las vi matándose agarrándose ha golpes y yo sin poder hacer nada para evitarlo, eso no diría que me asusto, pero me hiso despertar como zombi, apenas eran las 2 de la madrugada, y aun no conciliaba el sueño, y algo estresando, en la casa ahora tanto mi mujer como yo andábamos cabizbajo.
Continuara…

2 comentarios - Domando a la Zorra de mi Cuñada 14

pacovader
Y para cuándo el siguiente??