Domando a la Zorra de mi Cuñada 3
Con El Sello De Placer y Morbo…
A la mañana siguiente, María tenía que exponer en la convención y por eso nada más despertarnos, me dejó solo. Sin ganas de tragarme ese coñazo y sabiendo que mi jefe disculparía mi ausencia, cogí una toalla y con un periódico bajo el brazo, me fui a una playa cercana, la del hotel. Ya en ella, me percaté que era nudista estaba alejada de todo, la verdad, era un lindo lugar, lo único que cambia todo era pues eso que era nudista, y obviando el asunto, no me quedo de otra que desnudarme y me puse a tomar el sol. Al cabo de dos horas, me había acabado el diario y aburrido decidí iniciar mi venganza. Cogiendo el móvil envié a mi cuñada el video de la noche anterior, tras lo cual me metí al mar a darme un chapuzón. Al volver a la toalla, tal y como había previsto, tenía media docena de llamadas de mi cuñada. Al devolverle la llamada.
--¡Que pasa putita! -Dije alegremente. Natalia me pidió angustiada que teníamos que hablar.
--¡Tenemos que hablar con urgencia sobre lo de ayer! -Sin explicarle nada, le dije que estaba en esa playa. La mujer estaba tan desesperada que me rogó que la esperase allí. --¡Voy para haya no te muevas! -Muerto de risa, usé el cuarto de hora que tardó en llegar para planear mis siguientes movimientos.
Reconozco que disfruté de antemano su entrega y por eso cuando la vi aparecer ya estaba caliente. Al llegar a mi lado, no hizo mención alguna a que estuviese en pelotas y sentándose en la arena, intentó disculpar su comportamiento echándole la culpa al alcohol. En silencio, esperé que me implorara que no hiciera uso del video que le había mandado. Entonces y solo entonces, señalándole la naturaleza de la playa, le exigí que se desnudara. Mi cuñada recibió mis palabras como una ofensa y negándose de plano, me dijo.
--¡Que! No para nada, ¡no es apropiado, soy tu cuñada! -Soltando una carcajada, usé todo el desprecio que pude, para soltarle:
--Eso no te importó anoche mientras me hacía esa mamada.
Helada al recordar lo ocurrido, comprendió que el sujeto de sus artimañas y caprichos, durante años la tenía en sus manos y sin poder negarse se empezó a desnudar. Sentándome en la toalla, me la quedé mirando mientras lo hacía y magnificando su vergüenza, alabé sus pechos y pezones cuando dejó caer su vestido.
--Lindas tetas, tienes unos pezones perfectos bien redonditos, provoca morderlos… ¿tendrán leche?
--Por favor, Emmanuel. ¡No me hagas hacerlo!- me pidió entre lágrimas al ser consciente de mis intenciones.
--Quiero ver de cerca ese chochito que tan gustosamente le diste a María. -Respondí disfrutando de mi dominio. Sumida en el llanto, se quitó el tanga y quedándose de pie, tapó su desnudez con sus manos. --No creo que a tu hermana, le alegre verte mamando de mi polla… creo que en este punto dejaría de hablarte de golpe.
Natalia al asimilar la amenaza implícita que llevaban mis palabras, dejó caer sus manos y con el rubor decorando sus mejillas, disfruté de su cuerpo sin que nada evitara mi examen. Teniéndola así, me recreé contemplando sus enormes tetas y bajando por su dorso, me maravilló contemplar nuevamente su sexo. El pequeño triangulo de pelos que decoraba su vulva, era una tentación imposible de soportar y por eso alzando la voz, le dije.
--¿Qué esperas? ¡Puta! ¡Zorra de los 7 infiernos! ¡Acércate a lo que te gusta!
Luchando contra sus prejuicios se mantuvo quieta. Entonces al ser consciente de la pelea de su interior y forzando su claudicación, cogí el teléfono y llamé a mi esposa. No os podéis imaginar su cara cuando al contestar del otro lado, saludé a Irma diciendo.
--Hola preciosa, ¿Cómo estás?… Yo bien, en la playa con tu hermana. -Y tapando durante un instante el auricular, pregunté a esa zorra si quería que qué le contara lo de la noche anterior, tras lo cual y volviendo a la llamada, proseguí con la plática. --Sí cariño, hace mucho calor… si pero espera que Natalia quiere enseñarme algo…
La aludida, acojonada porque le revelase lo ocurrido, puso su sexo a escasos centímetros de mi cara. Satisfecho por su sumisión, lo olisqueé como aperitivo al banquete que me iba a dar después. Su olor dulzón se impregnó en mis papilas y rebotando entre mis piernas, mi pene se alzó mostrando su conformidad. Justo en ese momento, Irma quiso que le pasase a su hermana y por eso le di el móvil. Asustada hasta decir.
--No basta no eso Noooo haaaa... -Natalia contestó el saludo de mi mujer justo a la vez que sintió cómo uno de mis dedos se introducía en su sexo. --Haaa holaaaaaa.
La zorra de mi cuñada tuvo que morderse los labios para evitar el grito que surgía de su garganta y con la respiración entrecortada, fue contestando a las preguntas de su pariente mientras mis yemas jugueteaban con su clítoris.
--Sí, no te preocupes. -Escuché que decía. --Emmanuel se está portando como un caballero y no tengo queja de él.
Esa mentira y la humedad que envolvía ya mis dedos, me rebelaron su completa rendición. Afianzando mi dominio, me levanté y sin dejar de pajear su entrepierna, llevé una mano a sus pechos y con rencor, me dediqué a pellizcarlos.
--Haaa, haaa, hussssf haaaaaaa… -gemía ella alejándose de ves en cuando los auriculares.
Natalia al sentir la presión a la que tenía sometida a sus pezones, involuntariamente cerró las piernas y no pudiendo continuar hablando.
--Bueno hermanitaaa me voy tengo cosas que haces chao. -Colgó el teléfono. Cuando lo hizo, pensé que iba a huir de mi lado pero, contrariamente a ello, se quedó quieta sin quejarse.
--¡Zorra! Mira que eres una descarada he ¿Te gusta que te trate así? -Pegando un grito.
--¡Haaaa, Noooooooooooo! -Lo negó pero su coño empapado de deseo la traicionó. --Haaa, haaaa, Mmmmnnnnn para ya haaaaa. -Acelerando la velocidad de las yemas que te tenía entre sus piernas, la seguí calentando mientras la insultaba de viva voz.
--Así, zorra. -Dije. --Siii así no te hagas la santa, que se que te gusta, deja de hacerte la dura.
--Ahhhh, ohhh…. Uffff, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaa, hussssffff, Uffff, haaaaaa, ha, haa, ha, Mmmmnnnnn, ha, haaaaaaa, ha, ha, Haaaaaaaaaaaa… Mmnmnnn, ha, haaaaaaa, ha, ha, ha, haaaaaaaaaa… -Su primer gemido no se hizo esperar y desolada por que hubiera descubierto que estaba excitada, se dejó tumbar en la toalla.
Aprovechándome de que no había nadie más en la playa, me tumbé a su lado y durante unos minutos me dediqué a masturbarla mientras le decía que era una puta.
--Baya que eres una zorra de primera mira lo mojada que estas, ¿te gusta esto?
--Haaa, haaa, haaaa Mmmmnnn… haaaaaaaa… ohhhhhhhhh uhmm Ahhhhh haaaa, haaaaa, haaaaa Mmmnnn… haaaaaaaaaaaaa…
Dominada por la excitación, no solo dejó que lo hiciera sino que con una entrega total, empezó a chillar de placer al sentir como su cuerpo reaccionaba.
--Haaa, haaa, haaaa Mmmmnnn… haaaaaaaa… ohhhhhhhhh uhmmmm ahhhhhhhhhhhhh Haaa, haaaa Mmmmnnnnn para ya haaaaaay… Mmmmnn, ho, ho, ho, haaa Mmm ha… Haaaa, haaaaaaaaa, Haaaaaaaaay… ha, ha, ha, ha, ha, ha, ahhhhhhhh hufffffffff Mmmmnn, Mmnnn, haaaaaaaaaaaaaaaay… ohhhhhhhhh, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaay…
No tardé en notar que estaba a punto de correrse y comprendiendo que esa batalla la tenía que ganar, me agaché entre sus piernas mientras le decía.
--He deseado follarte, zorra, desde hace años y te puedo asegurar que antes que acabe este día habré estrenado todos tus agujeros.
Mis palabras la terminaron de derrotar y antes de que mi lengua recorriera su clítoris, Natalia ya estaba dando alaridos de deseo e involuntariamente, separó sus rodillas para facilitar mi incursión. Su sabor azuzó aún más si cabe mi lujuria y separando los hinchados pliegues del sexo que tenía enfrente, me dediqué a comérmelo mientras mi víctima se derretía sin remedio.
--Uffff, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haa, ha, Mmmmnnnnn, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaaaaa… Mmnmnnn, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaa. -Su orgasmo fue casi inmediato y derramando su flujo sobre la toalla, la hermana de mi mujer me rogó entre lágrimas que no parara. --¡Nooo no pares nooo pares por favor! ¡No pares haaaaaaaa! -Me suplicaba mientras temblaba.
Con el objeto de conseguir su completa sumisión, mordisqueé su botón mientras mis dedos se introducían una y otra vez en su interior. Ya convertida en un volcán a punto de estallar, Natalia me pidió o mejor dicho me suplico.
--¡Tómame, tómame toda! ¡Soy, soy, soy toda tuya! haaaa, ¡Siiii tómame toda no aguanto! mas haaaa, Siii hazlo lo que quieras. -Ella no sabía lo que significaban sus palabras.
--¿Qué has dicho perra?
Avergonzada pero necesitada de mi polla, no solo me gritó que la usase a mi gusto sino que poniéndose a cuatro patas, dijo con voz entrecortada por su pasión.
--Fóllame, follame ahora… por favor, ¡Lo necesito!
Lo que nunca se había imaginado ese zorrón fue que dándole un azote en su trasero, le pidiese que me mostrara su entrada trasera. Aterrorizada, me explico.
--¿Qué?… ¡no es que mi culo!… Por hay no… soy virgen. -Pero ante mi insistencia no pudo más que separarse las nalgas.
--¡Calla y prepárate para que te lo rompa! -Dije yo con mi polla de 25 centímetros de largo y 16 de circunferencia toda orgullosa.
Verla separándose los glúteos con sus manos mientras me rogaba que no tomara posesión de su ano, fue demasiado para mí.
--Por favor Emmanuel nooo, por hay no, no me hagas esto… me, me dolerá mucho, lo se lo tienes muy grande no.
--¡Calla! -La espete. Como un autómata, me agaché y sacando la lengua empecé a recorrer los bordes de su esfínter mientras acariciaba su clítoris con mi mano.
Ilusionado comprobé que mi cuñada no me había mentido porque su entrada trasera estaba ileso. El saber que nadie la había hoyado ese rosado agujero me dio alas y recogiendo parte del flujo que anegaba su sexo, fui untando con ese líquido viscoso su ano.
--¡Me encanta! -Chilló al sentir que uno de mis dedos se abría paso y reptando por la toalla, apoyó su cabeza en la arena mientras levantaba su trasero.--¡Me encanta! Haaaa… ¡Me encanta! Haaaaay…
La nueva posición me permitió observar con tranquilidad que los muslos de la mujer temblaban cada vez que introducía mi falange en su interior y ya más seguro de mí mismo, decidí dar otro paso y dándole otro azote, metí las yemas de dos dedos dentro de su orificio.
--Ahhhh- gritó mordiéndose el labio. --Ahhhh, ohhh. Uffff, por favor, haaaaaaa… -No supe descifrar el porque de ese “por favor”
Su gemido fue un aviso de que tenía que tener cuidado y por eso volví a lubricar su ano mientras esperaba a que se relajase. La morena moviendo sus caderas me informó, sin querer, que estaba dispuesta. Esta vez, tuve cuidado y moviendo mis dedos alrededor de su cerrado músculo, fui dilatándolo mientras que con la otra mano, la empezaba a masturbar.
--¡No puede ser! -Aulló al sentir sus dos entradas siendo objeto de mis caricias. --Haaaa… ¡Haaaaaaaaaay!
Venciendo sus anteriores reparos, mi cuñadita se llevó las manos a sus pechos y pellizcando sus pezones, buscó agrandar su excitación. Increíblemente al terminar de meter los dos dedos, se corrió sonoramente mientras su cuerpo convulsionaba bajo el sol de esa mañana.
--Haaa, haaaa, haaaaaaaaaaa, ahhhhh que rico amor, me gusta. -Me dijo “amor” eso era nuevo para esta perra del infierno. --Ah, haaaaa, ha, ha, ha, ha, haaaaaa….
Sin dejarla reposar, embadurné mi polla con su flujo y poniéndome detrás de ella, llevé mi glande ante su entrada,
--¿Estás lista perra?- pregunté mientras jugueteaba con su esfínter. --¡Porque aquí va! -Por fin tener el fruto del deseo de tanto, mi venganza era perfecta teniendo ese agujero, rompiéndole el culo a mi cuñada, Natalia, debía de sufrir y yo debía de gozar con ese culo precioso suyo, era la venganza perfecta para mí.
Continúa…
Con El Sello De Placer y Morbo…
A la mañana siguiente, María tenía que exponer en la convención y por eso nada más despertarnos, me dejó solo. Sin ganas de tragarme ese coñazo y sabiendo que mi jefe disculparía mi ausencia, cogí una toalla y con un periódico bajo el brazo, me fui a una playa cercana, la del hotel. Ya en ella, me percaté que era nudista estaba alejada de todo, la verdad, era un lindo lugar, lo único que cambia todo era pues eso que era nudista, y obviando el asunto, no me quedo de otra que desnudarme y me puse a tomar el sol. Al cabo de dos horas, me había acabado el diario y aburrido decidí iniciar mi venganza. Cogiendo el móvil envié a mi cuñada el video de la noche anterior, tras lo cual me metí al mar a darme un chapuzón. Al volver a la toalla, tal y como había previsto, tenía media docena de llamadas de mi cuñada. Al devolverle la llamada.
--¡Que pasa putita! -Dije alegremente. Natalia me pidió angustiada que teníamos que hablar.
--¡Tenemos que hablar con urgencia sobre lo de ayer! -Sin explicarle nada, le dije que estaba en esa playa. La mujer estaba tan desesperada que me rogó que la esperase allí. --¡Voy para haya no te muevas! -Muerto de risa, usé el cuarto de hora que tardó en llegar para planear mis siguientes movimientos.
Reconozco que disfruté de antemano su entrega y por eso cuando la vi aparecer ya estaba caliente. Al llegar a mi lado, no hizo mención alguna a que estuviese en pelotas y sentándose en la arena, intentó disculpar su comportamiento echándole la culpa al alcohol. En silencio, esperé que me implorara que no hiciera uso del video que le había mandado. Entonces y solo entonces, señalándole la naturaleza de la playa, le exigí que se desnudara. Mi cuñada recibió mis palabras como una ofensa y negándose de plano, me dijo.
--¡Que! No para nada, ¡no es apropiado, soy tu cuñada! -Soltando una carcajada, usé todo el desprecio que pude, para soltarle:
--Eso no te importó anoche mientras me hacía esa mamada.
Helada al recordar lo ocurrido, comprendió que el sujeto de sus artimañas y caprichos, durante años la tenía en sus manos y sin poder negarse se empezó a desnudar. Sentándome en la toalla, me la quedé mirando mientras lo hacía y magnificando su vergüenza, alabé sus pechos y pezones cuando dejó caer su vestido.
--Lindas tetas, tienes unos pezones perfectos bien redonditos, provoca morderlos… ¿tendrán leche?
--Por favor, Emmanuel. ¡No me hagas hacerlo!- me pidió entre lágrimas al ser consciente de mis intenciones.
--Quiero ver de cerca ese chochito que tan gustosamente le diste a María. -Respondí disfrutando de mi dominio. Sumida en el llanto, se quitó el tanga y quedándose de pie, tapó su desnudez con sus manos. --No creo que a tu hermana, le alegre verte mamando de mi polla… creo que en este punto dejaría de hablarte de golpe.
Natalia al asimilar la amenaza implícita que llevaban mis palabras, dejó caer sus manos y con el rubor decorando sus mejillas, disfruté de su cuerpo sin que nada evitara mi examen. Teniéndola así, me recreé contemplando sus enormes tetas y bajando por su dorso, me maravilló contemplar nuevamente su sexo. El pequeño triangulo de pelos que decoraba su vulva, era una tentación imposible de soportar y por eso alzando la voz, le dije.
--¿Qué esperas? ¡Puta! ¡Zorra de los 7 infiernos! ¡Acércate a lo que te gusta!
Luchando contra sus prejuicios se mantuvo quieta. Entonces al ser consciente de la pelea de su interior y forzando su claudicación, cogí el teléfono y llamé a mi esposa. No os podéis imaginar su cara cuando al contestar del otro lado, saludé a Irma diciendo.
--Hola preciosa, ¿Cómo estás?… Yo bien, en la playa con tu hermana. -Y tapando durante un instante el auricular, pregunté a esa zorra si quería que qué le contara lo de la noche anterior, tras lo cual y volviendo a la llamada, proseguí con la plática. --Sí cariño, hace mucho calor… si pero espera que Natalia quiere enseñarme algo…
La aludida, acojonada porque le revelase lo ocurrido, puso su sexo a escasos centímetros de mi cara. Satisfecho por su sumisión, lo olisqueé como aperitivo al banquete que me iba a dar después. Su olor dulzón se impregnó en mis papilas y rebotando entre mis piernas, mi pene se alzó mostrando su conformidad. Justo en ese momento, Irma quiso que le pasase a su hermana y por eso le di el móvil. Asustada hasta decir.
--No basta no eso Noooo haaaa... -Natalia contestó el saludo de mi mujer justo a la vez que sintió cómo uno de mis dedos se introducía en su sexo. --Haaa holaaaaaa.
La zorra de mi cuñada tuvo que morderse los labios para evitar el grito que surgía de su garganta y con la respiración entrecortada, fue contestando a las preguntas de su pariente mientras mis yemas jugueteaban con su clítoris.
--Sí, no te preocupes. -Escuché que decía. --Emmanuel se está portando como un caballero y no tengo queja de él.
Esa mentira y la humedad que envolvía ya mis dedos, me rebelaron su completa rendición. Afianzando mi dominio, me levanté y sin dejar de pajear su entrepierna, llevé una mano a sus pechos y con rencor, me dediqué a pellizcarlos.
--Haaa, haaa, hussssf haaaaaaa… -gemía ella alejándose de ves en cuando los auriculares.
Natalia al sentir la presión a la que tenía sometida a sus pezones, involuntariamente cerró las piernas y no pudiendo continuar hablando.
--Bueno hermanitaaa me voy tengo cosas que haces chao. -Colgó el teléfono. Cuando lo hizo, pensé que iba a huir de mi lado pero, contrariamente a ello, se quedó quieta sin quejarse.
--¡Zorra! Mira que eres una descarada he ¿Te gusta que te trate así? -Pegando un grito.
--¡Haaaa, Noooooooooooo! -Lo negó pero su coño empapado de deseo la traicionó. --Haaa, haaaa, Mmmmnnnnn para ya haaaaa. -Acelerando la velocidad de las yemas que te tenía entre sus piernas, la seguí calentando mientras la insultaba de viva voz.
--Así, zorra. -Dije. --Siii así no te hagas la santa, que se que te gusta, deja de hacerte la dura.
--Ahhhh, ohhh…. Uffff, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaa, hussssffff, Uffff, haaaaaa, ha, haa, ha, Mmmmnnnnn, ha, haaaaaaa, ha, ha, Haaaaaaaaaaaa… Mmnmnnn, ha, haaaaaaa, ha, ha, ha, haaaaaaaaaa… -Su primer gemido no se hizo esperar y desolada por que hubiera descubierto que estaba excitada, se dejó tumbar en la toalla.
Aprovechándome de que no había nadie más en la playa, me tumbé a su lado y durante unos minutos me dediqué a masturbarla mientras le decía que era una puta.
--Baya que eres una zorra de primera mira lo mojada que estas, ¿te gusta esto?
--Haaa, haaa, haaaa Mmmmnnn… haaaaaaaa… ohhhhhhhhh uhmm Ahhhhh haaaa, haaaaa, haaaaa Mmmnnn… haaaaaaaaaaaaa…
Dominada por la excitación, no solo dejó que lo hiciera sino que con una entrega total, empezó a chillar de placer al sentir como su cuerpo reaccionaba.
--Haaa, haaa, haaaa Mmmmnnn… haaaaaaaa… ohhhhhhhhh uhmmmm ahhhhhhhhhhhhh Haaa, haaaa Mmmmnnnnn para ya haaaaaay… Mmmmnn, ho, ho, ho, haaa Mmm ha… Haaaa, haaaaaaaaa, Haaaaaaaaay… ha, ha, ha, ha, ha, ha, ahhhhhhhh hufffffffff Mmmmnn, Mmnnn, haaaaaaaaaaaaaaaay… ohhhhhhhhh, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaay…
No tardé en notar que estaba a punto de correrse y comprendiendo que esa batalla la tenía que ganar, me agaché entre sus piernas mientras le decía.
--He deseado follarte, zorra, desde hace años y te puedo asegurar que antes que acabe este día habré estrenado todos tus agujeros.
Mis palabras la terminaron de derrotar y antes de que mi lengua recorriera su clítoris, Natalia ya estaba dando alaridos de deseo e involuntariamente, separó sus rodillas para facilitar mi incursión. Su sabor azuzó aún más si cabe mi lujuria y separando los hinchados pliegues del sexo que tenía enfrente, me dediqué a comérmelo mientras mi víctima se derretía sin remedio.
--Uffff, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haa, ha, Mmmmnnnnn, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaaaaa… Mmnmnnn, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaa. -Su orgasmo fue casi inmediato y derramando su flujo sobre la toalla, la hermana de mi mujer me rogó entre lágrimas que no parara. --¡Nooo no pares nooo pares por favor! ¡No pares haaaaaaaa! -Me suplicaba mientras temblaba.
Con el objeto de conseguir su completa sumisión, mordisqueé su botón mientras mis dedos se introducían una y otra vez en su interior. Ya convertida en un volcán a punto de estallar, Natalia me pidió o mejor dicho me suplico.
--¡Tómame, tómame toda! ¡Soy, soy, soy toda tuya! haaaa, ¡Siiii tómame toda no aguanto! mas haaaa, Siii hazlo lo que quieras. -Ella no sabía lo que significaban sus palabras.
--¿Qué has dicho perra?
Avergonzada pero necesitada de mi polla, no solo me gritó que la usase a mi gusto sino que poniéndose a cuatro patas, dijo con voz entrecortada por su pasión.
--Fóllame, follame ahora… por favor, ¡Lo necesito!
Lo que nunca se había imaginado ese zorrón fue que dándole un azote en su trasero, le pidiese que me mostrara su entrada trasera. Aterrorizada, me explico.
--¿Qué?… ¡no es que mi culo!… Por hay no… soy virgen. -Pero ante mi insistencia no pudo más que separarse las nalgas.
--¡Calla y prepárate para que te lo rompa! -Dije yo con mi polla de 25 centímetros de largo y 16 de circunferencia toda orgullosa.
Verla separándose los glúteos con sus manos mientras me rogaba que no tomara posesión de su ano, fue demasiado para mí.
--Por favor Emmanuel nooo, por hay no, no me hagas esto… me, me dolerá mucho, lo se lo tienes muy grande no.
--¡Calla! -La espete. Como un autómata, me agaché y sacando la lengua empecé a recorrer los bordes de su esfínter mientras acariciaba su clítoris con mi mano.
Ilusionado comprobé que mi cuñada no me había mentido porque su entrada trasera estaba ileso. El saber que nadie la había hoyado ese rosado agujero me dio alas y recogiendo parte del flujo que anegaba su sexo, fui untando con ese líquido viscoso su ano.
--¡Me encanta! -Chilló al sentir que uno de mis dedos se abría paso y reptando por la toalla, apoyó su cabeza en la arena mientras levantaba su trasero.--¡Me encanta! Haaaa… ¡Me encanta! Haaaaay…
La nueva posición me permitió observar con tranquilidad que los muslos de la mujer temblaban cada vez que introducía mi falange en su interior y ya más seguro de mí mismo, decidí dar otro paso y dándole otro azote, metí las yemas de dos dedos dentro de su orificio.
--Ahhhh- gritó mordiéndose el labio. --Ahhhh, ohhh. Uffff, por favor, haaaaaaa… -No supe descifrar el porque de ese “por favor”
Su gemido fue un aviso de que tenía que tener cuidado y por eso volví a lubricar su ano mientras esperaba a que se relajase. La morena moviendo sus caderas me informó, sin querer, que estaba dispuesta. Esta vez, tuve cuidado y moviendo mis dedos alrededor de su cerrado músculo, fui dilatándolo mientras que con la otra mano, la empezaba a masturbar.
--¡No puede ser! -Aulló al sentir sus dos entradas siendo objeto de mis caricias. --Haaaa… ¡Haaaaaaaaaay!
Venciendo sus anteriores reparos, mi cuñadita se llevó las manos a sus pechos y pellizcando sus pezones, buscó agrandar su excitación. Increíblemente al terminar de meter los dos dedos, se corrió sonoramente mientras su cuerpo convulsionaba bajo el sol de esa mañana.
--Haaa, haaaa, haaaaaaaaaaa, ahhhhh que rico amor, me gusta. -Me dijo “amor” eso era nuevo para esta perra del infierno. --Ah, haaaaa, ha, ha, ha, ha, haaaaaa….
Sin dejarla reposar, embadurné mi polla con su flujo y poniéndome detrás de ella, llevé mi glande ante su entrada,
--¿Estás lista perra?- pregunté mientras jugueteaba con su esfínter. --¡Porque aquí va! -Por fin tener el fruto del deseo de tanto, mi venganza era perfecta teniendo ese agujero, rompiéndole el culo a mi cuñada, Natalia, debía de sufrir y yo debía de gozar con ese culo precioso suyo, era la venganza perfecta para mí.
Continúa…
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