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Mi timidez y las mujeres de mi familia 40

Mi timidez y las mujeres de mi familia 40




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Mi timidez y las mujeres de mi familia 39


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Mi timidez y mi responsabilidad guiaron mi juventud, hasta que mis tías, mi madre y mi prima y otras chicas me hicieron despertar, pero las circunstancias me abrieron los horizontes.


Cuando bajé al bar solo estaba Ricardo, ya se había tomado un café y al verme me preparó otro a mí con unas pastas, nos lo tomamos en una mesa, me miraba y notaba que quería decirme algo pero dudaba, al fin arrancó…

-       Manu, estoy intentando decirte algo, pero no sé si debo, pero me gustaría que me prometieras que no lo vas a contar a nadie y menos si no te parece bien.

-       Tranquilo Ricardo, cuentas con mi discreción.

-       Mira Manu, hace ya unos días que te lo quería comentar, pero ayer ya me convencí, en el poco tiempo que te conozco me has demostrado que puedo confiar contigo y pese a tu juventud te portas como un hombre.

Yo me removí en la silla, no sabía por dónde me iba a salir.

-       Te considero lo bastante avispado para haber notado algo respecto a Julia y a mí, aparte de la relación de trabajo, claro. Mmm, lo que te quiero decir es que Julia y yo tenemos una relación digamos… de cama, en el trabajo somos lo que ves pero luego nos buscamos y nos encontramos, me entiendes?

-       Creo que sí, y yo que tengo que ver? Ya sois mayorcitos los dos.

-       Precisamente a eso iba, tu tía es una mujer muy ardiente, yo también y no me quejo, pero hemos llegado a un punto que nos gustaría ampliar nuestros horizontes, hablando claro, a tu tía le gustaría meter a alguien más en nuestra relación y a mí no me parece mal, sería un aliciente, Julia preferiría alguien discreto dado su reputación comercial en el pueblo y le gustaría una persona joven, o sea más joven que nosotros, yo he pensado en ti, tú cumples todos los requisitos, la única duda que yo tenía era si con las chicas te manejabas bien, pero ayer vi como tratabas a Encarna, cuando estabais detrás de la barra, ya os estaba mirando y cuando te ha llevado al cuarto, casi me habías convencido, pero al oírla gritar al correrse ya me has ganado, por eso te estoy proponiendo unirte a nosotros, desde luego con toda la discreción posible.

-       Bueno me coges desprevenido, por una parte me honras con tu confianza, con una chica cualquiera, no habría problema, pero con mi tía Julia…

-       De todas formas ha sido una idea mía, igual es descabellada, pero si no te parece del todo mal hablaré con ella.

-       Bueno, ya veremos, pero seguro que se escandaliza o no le parezco lo bastante idóneo.
Al momento llegó Raquel y a los pocos minutos Lourdes, Encarna libraba, se cambiaron y enseguida empezaron a montar las mesas, los primeros clientes empezaban a desayunar, no eran muchos pero con la ayuda de Ricardo lo podíamos llevar.

Me informé del horario de trenes y acudí a la estación, dejé a Lourdes en mi puesto.
El tren fue bastante puntual, no bajaron muchos pasajeros, pero cuando aparecieron unas bolsas por una puerta comprendí que luego le seguiría Julia, dicho y hecho, mi tía muy arreglada llevaba en las manos varios paquetes, detrás mi madre, igual de guapa e igual de cargada. 

Corrí hacia ellas y las descargué de la mayoría de cosas, ya en el andén se arreglaron los vestidos y todas alegres enfilamos la calle hacia el restaurante, cuando entramos todos aplaudieron al verlas tan arregladas y Ricardo corrió recoger lo que aún llevaban, en ese momento bajaba mi prima Lisa con ojos de resaca, saludó a su madre y a Clara y se escondió en un sitio con poca luz a tomarse una pastilla para el dolor de cabeza.

Las dos hermanas subieron a casa, yo detrás de ellas cargado hasta en la boca subía los paquetes, aunque no pesaban mucho sí que eran voluminosos.
Los dejé en el sofá del salón, cada una de ellas eligió los suyos y mi madre se los llevó a su habitación, mi tía hizo lo propio.

Mi madre se sentó en la cama, estaba cansada de tanto paquete, empezó a abrirlos, me dijo que había comprado muchas cosas que me iban a gustar, yo estaba impaciente, abrió varias cajas, zapatos, bolso, pañuelos, pero una apenas la abrió, me enseño un tejido muy fino transparente pero cuando quise ver toda la prenda cerró la caja y me dijo…

-       Esto para el momento oportuno, te gustará.

Me quedé con las ganas, pero respeté su deseo, le pregunté cómo estaba Ana, me sentó a su lado y empezó a contar…

-       Tu tía Ana está bien, aunque el embarazo le obliga a guardar algún reposo y no puede hacer excesos.

-       Pues, me iré a cuidarla, aquí no me necesitáis mucho.

-       Tranquilo, no pasa nada, tu tío la cuida, aunque me dijo que si te necesitaba te llamaría, hemos pasado un día con ellos, cuando habíamos comprado todo nos acercamos a visitarlos, Ana ya está muy gorda, te gustaría verla y el niño le da unas patadas…, estuvimos comiendo con ellos con la intención de tomar el último tren para venir, pero empezamos a hablar y a hablar, ya nos conoces, de todos los temas, poco a poco tu tía nos contó que el que peor lo llevaba era Jorge, en principio no sabía qué hacer para que estuviera cómoda, pero con los días se le iba notando tenso y el carácter le iba cambiando, Ana en un momento que él se levantó a por algo nos dijo bajito…

-       Lo que le pasa es que no hemos podido follar desde hace casi un mes, está desesperado.

-       Pero tú no le haces mamadas? O pajas? – dijo Julia.

-       Claro, siempre que me lo pide, pero no es igual, a él le gusta más metérmela y correrse dentro, ahora que ya superado su eyaculación precoz…

-       Pero tú no puedes follar con cuidado?

-       El médico me ha dicho que lo evite lo posible, es por el niño, sabes? Pero me preocupa ver a Jorge tan triste, no se merece esto.

-       Al momento entró Jorge y se volvió a sentar con nosotras, lo cierto es que se le notaba decaído.

Ya era tarde y el tren lo habíamos perdido, se ofreció a traernos, pero no quisimos que se quedara Ana sola en casa, por lo que decidimos quedarnos con ellos anoche.

-       Me parece muy bien, aquí nos hemos apañado perfectamente y tu hermana es lo primero.

-       Si, es lo que pensamos, ellos son una pareja ideal, por eso nos quedamos, el problema fue al acostarnos, como sabes solo tienen la habitación que tú ocupabas, por lo que después de mucho insistir acordamos que Julia se acostaría en tu habitación, Jorge en el sofá del salón y yo con Ana en la de matrimonio.

-       Fue una idea muy buena.

-       Yo me dormí enseguida después de la caminata por la ciudad, pero al rato Ana me despertó, me dijo que me levantara con ella y nos asomamos a la puerta. En el salón estaba Jorge con la tele encendida, aunque estaba durmiendo, todas las noches se tomaba un somnífero pues no dormía casi, al momento se abrió tu habitación y salió tu tía Julia, llevaba un camisón cortito que acababa de comprar, se arrodillo al lado del sofá y desabrocho el pantalón del pijama a Jorge, nosotras estábamos pegadas a la rendija de la puerta, yo le acerqué una silla a Ana para que no estuviera de pié. Julia le sacó con mucho cuidado la polla a Jorge, él sin despertar empezó a suspirar, tu tía se empleó a fondo, se metió la polla en la boca y pronto se la puso como un poste, yo admiré la tranca que tiene y le di una palmada a Ana felicitándola.

Tu tía Julia fue estirando el pijama hasta quitárselo, él en sueños nombraba a Ana, se estiraba en el sofá y cada vez la polla le crecía más y más, Julia se quitó el camisón y le puso las tetas en las manos de Jorge, él las cogió y decía que ahora las tenía más gordas, (Ah!, me gustaría que le vieras las tetas que le han aumentado a Ana, ya me gana a mí, son parecidas a las de Julia). Jorge le amasaba las tetas con avaricia, Julia estaba caliente y yo la verdad también, me estaba acariciando entre las piernas, Julia cuando se inclinó para que le cogiera las dos tetas se sentó sobre él, se metió la polla despacio, Jorge no dejaba de hablar en sueños nombrando a Ana. Nosotras con la luz del televisor encendido veíamos como la polla de Jorge se hundía en el coño de Julia, pero él no dejaba de nombrar a Ana, parecía estar soñando con ella, Julia no dejaba de cabalgarlo, se notaba que pese a todo estaba gozando de una buena polla, mi hermana Ana me dio un toque en la pierna y con la cabeza me animó a que ayudara a Julia, Ay! Manu me sabe mal decírtelo, pero estaba tan caliente de verlos que salí y me uní a Julia, ella al verme se levantó y me dejó su lugar, yo antes de llegar ya me había quitado el camisón que me había dejado Ana y pasé una pierna sobre tu tío y cogiéndole la polla con la mano,… Ay Manu, no sé si debo contártelo…

Al cogerle la mano sentí algo especial, no lo pensé y me la apunté en el coño, lo tenía todo mojado, me dejé caer sobre él, me entró entera, Julia me miraba mientras me entraba toda la polla de tu tío, yo veía a Ana detrás de la puerta, ella me decía que siguiera, empecé a moverme, sentía el capullo de Jorge presionando mi matriz, Julia se había sentado sobre su cara y ya no nombraba a Ana, no podía, estuvo frotando su coño en la boca de Jorge, él nos cogía las tetas, tengo que admitir que le gustaban más las de Julia, las amasaba más al tenerlas más gordas, pero a mis pezones los acariciaba más que a los de ella, le avisé a Julia que notaba que me iba a correr, ella me dijo que la esperara que no tardaría tampoco, la lengua de Jorge le causaba estragos en su clítoris, no me faltaba nada para correrme cuando Jorge se puso tieso, las piernas estiradas y las manos aferradas a nuestras tetas, parecía que tenía un ataque epiléptico, entre las dos no podíamos dominarlo, yo notaba en mi vagina el ardor de la leche de mi cuñado, y Julia la lengua desatada en su coño, las dos nos abrazamos cuando nos fulminó nuestros orgasmos, no te puedo decir cual fue más fuerte, pero casi nos derrumbamos sobre Jorge, cuando nos levantamos Ana nos daba besos con la mano, recogimos nuestros camisones y volvimos a nuestras habitaciones, Julia a la tuya y yo a la de Ana, ella me dio una palmada en el culo, estaba contenta de ver a su marido despatarrado en el sofá durmiendo como un bebé.

Al día siguiente nos levantamos pronto, Ana despertó a Jorge, le dijo que nosotras aún estábamos durmiendo, que estábamos muy casadas del día anterior, el le dijo que en cambio había dormido como un tronco, incluso había soñado toda la noche, no le dijo el qué, pero en compensación le dio un beso en toda la boca a su mujer.

Cuando nos levantamos nos arreglamos y nos despedimos, Jorge insistió en llevarnos a la estación, yo al salir me fijé que en una mesita al lado del sofá había una pastilla y un vaso de agua, me quedé con la duda, pero no le pregunté a Jorge sobre ello.

Manu, no sé si he hecho bien en contarte todo esto, pero creo que tenemos la suficiente confianza para contarnos todo, me perdonas?

-       Por qué te voy a perdonar? Al contrario, estoy encantado de que me cuentes tus cosas, me gusta todo lo tuyo y te deseo que vivas tu vida y seas feliz, te quiero mucho mamá.

Cuando mi madre se acercó a mí y me besó en los labios, vi en sus ojos unas lagrimas de emoción, yo quise corroborar lo que le había dicho y le devolví el beso, fue el primero de muchos, mis manos le quitaron la ropa que llevaba, mientras ella buscaba frenéticamente entre mi pantalón, mi polla no tardó en pertenecerle y desaparecer en su boca, mis manos en sus tetas y al momento, al unísono me subí sobre ella, ya me esperaba cuando por sus piernas me deslicé y le metí mi polla entre los labios de su coño abierto.

Apartamos todos los paquetes que ocupaban la cama y rodando sobre las sabanas, hechos un solo cuerpo estuvimos follando, estar con mi madre no tenía comparación con otras chicas, ella era muy especial, sabía que yo siempre recibía más que le daba y eso me hacía muy feliz.


Continuará.

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