Soy Eli, otra vez, como saben Alejandra es mi novia desde hace mucho tiempo. Es mayor que yo, ostenta el título de abogada y está cursando su segunda carrera junto conmigo. Trabaja en la corte suprema de justicia de este país como asistente personal del mismísimo presidente de la corte.
El puesto le da ciertas ventajas, disponibilidad de tiempo, cierto poder y por sobre todo el sueldo que le permitió comprar una casa fabulosa, a cuotas, en la capital. Faltaban dos meses para que el mandato terminé y se llame a elecciones y posiblemente el presidente de la corte será sustituido, así como todo su plantel, incluyéndola.
Alejandra no está triste por eso. Es más, está bastante feliz, debido a ciertos problemas con su jefe. Hace unos meses atrás él empezó a acosarla sexualmente. Yo no intento acusarlo, se muy bien que mi Ale es bastante fogosa y también le da pie a eso. O quizás incluso ella fue la que comenzó con todo el juego de la secretaria y el jefe acosador.
El problema fue que ya no pudo liberarse. Él la siguió instigando, llegando al punto en que mi Ale le practicó sexo oral. Si ella pensó que ahí terminaba todo se equivocó, la situación empeoró y el mes pasado el presidente de la corte pudo follar a su asistente personal.
Según como me contó Alejandra, la cogió hasta por el culo. Así es como mi bella abogada fue reducida a una esclava sexual.
Tuvieron relaciones en dos ocasiones más.
El final de la novela ya se veía llegar, solo faltaban dos meses más y todo iba a acabar. Si era por Ale ya hubiera renunciado hace tiempo, pero la adquisición de la casa le impidió hacerlo. Jamás hubiera podido pagarla con lo que ganaba normalmente. Y solo le faltaban dos cuotas más. Me confesó que el jefe la ayudaba a cambio de sus habilidades, eso era obvio claro está. Así que, haciendo cálculos, solo necesitaba otra "actuación" para cubrir las dos cuotas y la casa por fin sería suya en su totalidad.
El verdadero problema fue cuando el presidente ya no solicitó su servicio. De hecho amenazó con despedirla a tan solo meses de terminar su mandato. Eso era devastador para el currículum de ella, sin mencionar que ya no tendría ingreso alguno inmediato.
Eso fue la semana pasada, cuando me lo contó, Alejandra lloraba. Ella le rogó por que no lo hiciera pero las cosas no mejoraron.
Anteayer, cuando estábamos acostadas en la cama a punto de dormir me cuenta lo que pasó. Ella, bueno, es hermosa, así que la escuché perdiéndome en sus verdes ojos, que en su blanco rostro brillaban a tono con sus dorados cabellos. Me dijo muy pausadamente, "Ahora te quiere a ti. Elizabeth, quiere que tú vayas junto a él mañana"
No recuerdo si él me había visto alguna vez. Quizás una o dos veces. Yo no me considero demasiado bonita, aunque se que no soy normal. De metro sesenta soy más bien bajita, gordita, blanca y pelirroja. Mis senos están cargados y todos me dicen que mis cortas piernas son la perdición. Soy más bien introvertida pero soy consciente que atraigo algunas miradas. Incluso así me sorprendió sus palabras. Nosotras fuimos siempre liberales, cuando Alejandra me pidió que fuera junto a su jefe no me molesté, yo iría por ella. Sin mencionar que yo vivo en su casa, también me conviene que le vaya bien. Pero por sobre todo porque haría de todo por ella. Su belleza y su persona me tienen totalmente perdida.
Así que al día siguiente, fuí.
Me encantaría decir que todo salió a pedir de boca pero no fue así. Desde el comienzo fue mal, llovía y las calles en mal estado ocasionaron un embotellamiento terrible que provocó que mi llegada fuera una hora después de la hora fijada.
Entré al edificio y subí hasta el despacho del presidente. Me presenté y la recepcionista me dijo que pasara sin más.
Cuando entré a la oficina las cosas estaban tensas. El flamante presidente de la corte estaba en una esquina hablando ruidosamente por teléfono. Alejandra estaba recostada por la pared, estaba vestida elegantemente, con falda de oficina, medias y zapatos altos. Desde la cintura para arriba estaba desnuda, sus hermosos senos, enormes y perfectos colgaban con bastante firmeza. Me vió y se acercó a mí llevándose el dedo a la boca en señal de guardar silencio, en voz baja me disculpé y ella me explicó lo que sucedía.
"Está involucrado en un caso de soborno, está metido en corrupción" me decía mientras la voz del presidente sonaba a gritos, "intenté entretenerlo mientras llegabas pero estaba molesto por tu tardanza amor, y ahora lo llamaron para informarle que posiblemente lo hayan descubierto, temo que estará más enfadado aún" me siguió diciendo en voz baja.
En los ojos verdes de mi hermosa Alejandra se notaba preocupación.
Después de unos minutos el presidente cortó la llamada y giró sin dejar de mirar el celular. Su rostro se crispaba con expresiones de enojo. En el momento que me vió, su expresión cambió a duda.
-Y quién puta es ella y que hace aquí?
El recibimiento no fue precisamente cálido. Me enfadé en segundos, iba a responderle pero Alejandra me sostuvo de la muñeca y fue ella quién respondió dulcemente "es Elizabeth, señor, mi novia. Vino como quería, lamenta llegar tarde pero hubo.." su jefe no le dejó terminar pues gritó "No me importa que pasó".
Él señor me miró de pies a cabeza y dijo "no está tan linda como recordaba". Un impulso eléctrico recorrió mi espalda y mis labios se tensaron. Me cayó mal en el estómago la actitud arrogante del sujeto, tal y como pasa con los que tiene poder por demasiado tiempo. Un total hijo de la mala madre. Traté de calmarme pero sus palabras me afectaron, ¿Que no estaba tan linda? Me había puesto mi mejor vestido de fiesta, negro y corto. Mis mejores zapatos con tacón y hasta me había maquillado..
Luego del incómodo momento continúo hablando para decir "bueno, ¿Que esperas? traéla aquí, no tengo mucho tiempo, debo ir junto a ya sabes" se dirigió a Alejandra, ignorándome, como si no mereciera su atención. Se metió la mano al bolsillo del pantalón y extrajo un fajo de billetes enrrollados, quitó unos cuantos billetes de cien y los tiró al suelo.
Alejandra, habituada al trato, se agachó a recogerlos. Cuando acabó se levantó, buscó su camisa y se dispuso a ponérsela pero el sujeto le ladró. Sorprendida, Alejandra le dijo "me visto, señor, los dejaré solos".
La respuesta le vino en tono sarcástico "No no no. Vino tarde, tiene suerte que la reciba igual y ni siquiera es lo que esperaba. Tu te quedas aquí, a vernos, a ver si así no aprendes a avisarme antes que ti novia está gorda. A mí no me gustan las gordas"
Ni siquiera estaba gorda. Lo admito, estoy un poco rellenadita, de cuerpo chubby. Pero ese hijo de puta estaba habituado a las modelos, al parecer. Sus ofensas me ponían la cara roja y estaba a punto de estallar pero Alejandra me calmó con su mirada. Intentó mediar con su jefe pero de nuevo no la dejó terminar y lanzándole una amenezada dijo algo como "Si sales ahora, sales para siempre... " el sermón fue más largo pero omitiré todos los insultos en respeto a mi hermosa Alejandra.
Tras la pequeña demostración de poder. Alejandra terminó por aceptarlo, volvió a dejar la camisa y agarrándome me llevo junto a su jefe.
El flamante presidente de la corte era un viejo de unos 50 años, era bastante alto y corpulento, aún mantenía algo de estado físico aunque su barriga ocultaba su cinturón, el poco pelo ya estaba blanco y las arrugas comenzaban a surcar su rostro.
Me dijo que me agachara y así lo hice. Me arrodillé frente a él y en todo momento evité mirarle a la cara. Él no perdió tiempo, se abrió el pantalón y una verga flácida cayó sobre mi rostro. Yo tampoco perdí tiempo, que acabase lo más rápido posible.
Agarré la verga y lo llevé a la boca. Sabía fatal. Hizo falta cubrirlo de saliva para que pierda un poco el sabor. Con mis manos le masajeaba los huevos y noté que estaban manchados con labial, resto del trabajo que debió hacer Alejandra antes de que yo llegara.
La polla flácida llenaba mi boca y poco a poco se iba poniendo tiesa. Cuando logró su erección alcanzó como unos diecisiete centímetros, largo normal, cabezón y de tronco fino. Pude meterlo hasta el fondo sin mayor inconveniente que su barriga chocando contra mi frente.
"Alejandra. Tu novia la chupa fatal, ven y enséñale" dijo trás mis mamadas.
Pero no sólo se contentó con que la novia de su secretaria le chupase la verga, sino que la iba a humillarla aún más. Alejandra se arrodilló a mi lado, me quitó la verga de la boca y se la llevó a la suya.
Nunca vi a mi novia chupar un pene, pero de todas formas no imaginé que lo hacía tan bien. La chupaba como una profesional, movía la cabeza rápidamente, sacaba la lengua y lo metía todo, para quitarlo hasta el glande y volverlo a meter. Giraba la cabeza y lo enderezaba al ritmo que su lengua giraba sobre el pene. Hacia sonidos un poco exagerados pero eso le encantaba al señor, quién se volvió a quejar "No te quedes ahí, floja".
El reproche fue para mí, me tomó de la cabeza y me llevó a sus testículos. Entonces empezó a follarle la cara a Alejandra. Su bella cara. Ella resistió todas las embestidas, pero su saliva se le escapaba e iban a parar a las bolas del viejo donde yo las lamía metiéndome a turnos sus testículos en la boca.
Cambiamos lugares y el presidente estuvo disfrutando de nuestra bocas algún tiempo más.
Cuando paró le dijo a Alejandra "Enséñale como me gusta".
La obediente Ale entendió sus órdenes. Me sujetó del pelo haciéndome una cola y me agarró por el cuello con la mano libre.
Su dulce voz me llegó, "Abre la boca mi amor y saca la lengua".
Yo hice lo que me dijo,con mi bica abierta me llevó hasta el pene de su jefe. Mi novia estaba metiendo el pene de su jefe en mi boca. La verga entró hasta la mitad con mi lengua fuera, Ale siguió empujando mi cabeza hasta que sentí su glande chocar contra mi campanilla. Todavía faltaba un poco más por meter así que Ale, ubicándose detrás mío, me empujó con su cuerpo. El señor empujó hacia delante y toda la verga desapareció dentro mío, todo eso, con mi lengua fuera, apartada del camino.
Lo resistí bastante bien. Por algunos segundos.
Conté hasta cuarenta cuando una arcada me sobrevino. Pero aguanté alrededor de un minuto antes de que me faltase el aire. Iba a sacar la polla para poder respirar pero fue Alejandra quién no se movió. Siguió atajándome.
La miré confundida pero siguió sin soltarme. Me desesperé. Otra arcada más fuerte llegó y lo único que logré fue tragar más verga.
El viejo gemía, "Así Ale, no la dejes salir" mientras yo lo empujaba con las dosmanos tratando de escapar. Alejandra no me soltó en ningún momento.
Forcejeé todo lo que pude, me asfixiaba con la verga en la garganta. Lágrimas bajaban por mis mejillas y me corrió el maquillaje. Mas arcadas me atacaban y hasta sentí que iba a vomitar. Mis rostro se puso rojo morado y recién allí Alejandra me soltó.
Caí al piso y me puse a cuatro patas tomando aire y echando saliva al suelo por mi boca y mi nariz. Tosí descontroladamente mientras Alejandra me acariciaba el cabello a modo de disculpa.
El viejo río a carcajadas. Repetimos lo mismo unas tres veces. Intentando que yo aguantará todo el tiempo posible.
Después de eso el presidente miró su reloj y maldiciendo dijo "Mierda, es tarde. Vamos, terminó el juego. Levántate. Vamos puta, quítate todo, los zapatos también"
Por primera vez se dirigió a mí. Me obligué a no reponderle, me levanté y empecé a desnudarme sin ceremonias. Me quité el precioso vestido y lo dejé junto a lo ropa de mi novia. Me quité el brasier y también la tanga de conjunto blanco y negro que me había puesto, por último me quité los zapatos y me volví al señor quien, de nuevo, me miró de pies a cabeza.
"Peor es nada" juzgó.
Sus palabras me lastimaban por más que sabía que las decía para hacerme sentir mal, a mí y a Alejandra. Pero no lo hice notar que lo lograba. Me ordenó ir hacia una de las paredes, fui allí caminando descalza y complemente desnuda y él fue tras de mí.
Apoyé las manos a la pared y él comenzó a tocarme las nalgas, me dió una nalgada y luego otra. Abrió mis nalgas y las miró.
Volvió a llamar a mi novia "Alejandra ven aquí, chupa mi verga y más te vale lubricarlo bien para que pueda romperle el culo a tu novia".
En ese momento me dió un escalofrío y miré a Alejandra. Ella dudó un instante, luego, me miró con esa hermosa carita que tiene, poniendo esos ojitos verdes en una expresión suplicante que me es irresistible. Bajé la cabeza en señal de afirmación y giré la cabeza hacia la pared. Resignada.
Alejandra se tomó el tiempo para chuparlo. Cuando terminó de hacerlo le pidió al jefe si podía ser ella quién lo metiera y él accedió. Comprendí que fue para cuidarme.
Mi novia me abrió las nalgas y agarrando la verga de su jefe lo puso en mi ano. Yo estaba seca, con mi vulva bien cerrada y mi culito más cerrado todavía. Ale intentó dilatarme con sus dedos pero el viejo no le dejó. Así que no le quedó más remedio que empujar el pene para que me penetrara mientras yo abría el culito. No entró a la primera, ni a la segunda.
Alejandra, entonces, me escupió entre las nalgas, sentí su cálida saliva bajar por mis nalgas, volvió a escupir y puso la verga otra vez en posición. Ésta vez mi esfínter no resistió y la polla me entró. Me puse de puntitas y arañé la pared. Hacía tiempo de mi último anal y sólo Ale me metía sus dedos, cortos y finos en comparación a un pene. Sufrí el dolor cuando seguía entrándome. El viejo empezó a moverse. Lo sacaba y lo metía. De repente lo sacó todo y mi culo hizo un ruido, como al descorchar vino.
"Chúpalo" ordenó y Alejandra obedeció.
Le dió dos chupadas y de nuevo me volvió a penetrar. La escena se repitió unas cuantas veces más. Alternando Ale entre chupar su pene y lamerme a mí.
El jefe la agarraba de los pelos en todo momento y cuando sacaba su pija de mi culo hundía la cabeza de Ale en mis nalgas y yo podía sentir su lengua entrar allí donde antes estaba el pene. "Eso, chupale el culito abierto a tu novia" ordenaba el presidente eufórico.
No duró mucho aquél espectáculo. El viejo volvió a mirarse el reloj y volvió a maldecir. Me tomó por la cintura y empezó a follarme de verdad. Sus testículos chocaban rítmicamente contra mis nalgas y no estaba segura si lo metía o no en su totalidad, pero la sensación era insoportable. Yo estaba parada de puntitas tratando de aguantar la cogida que me estaba dando. Apoyaba los pechos a la pared para resistir sus embistes. Para ser un viejo cogía muy fuerte.
No tarde en gritar, me sujetó del pelo y entonces grité más fuerte aún. No podía evitarlo, me estaba volviendo loca con sus empujones.
De repente, volví a sentir la lengua de Alejandra. Pero ésta vez en mi vulva. Fue maravilloso, apenas lo rozó mis labios vaginales se abrieron a sus caricias como pétalos de rosa al rocío. Me recorrió la vulva con la lengua, me lo chupó, la introdujo todo lo que pudo en mi interior y al sacarlo recorrió mi clítoris, deteniéndose ahí.
El viejo me follaba analmente mientras mi novia me devoraba los labios. Mis piernas temblaron y fallaron y yo me perdí en el clímax.
Tampoco eso duró mucho. El presidente anunció que iba a correrse y sabía muy bien donde. Sacó su verga de mi culo en medio de su tremenda cogida y tomando a Ale le metió la verga en la boca, en ese mismo instante, eyaculó.
Yo mientras tanto, liberada de su polla caí lentamente al suelo. Me dolía el culo, tanto que no pude sentarme correctamente, así que lo hice como pude sobre mis piernas dobladas. Me llevé los dedos al ano y corroboré lo abierto que estaba, tardaría un poco en recobrar el control de mi esfínter.
Cuando acabó de eyacular su semen en la boca de mi novia, se apartó y se metió la verga ya semi flácida al pantalón. Al instante empezó a prepararse para salir. Pero antes de hacerlo miró a Alejandra para decirle "Vamos, házlo".
Yo no entendí, pero mi novia sí, me miró y acercándose a cuatro patas clavaba sus ojos en mí.
Cuando estuvo cerca, me rodeó con sus brazos y me clavó un beso. Con la boca llena de semen. Sentí su sabor salado mientras Ale continuaba. Una gota blanca ya bajaba de mis labios a mi barbilla y Alejandra me abrió la boca con su legua, alzándose arriba mío derramó todo su contenido en mi boca abierta.
Una cantidad considerable de semen me invadió, una parte cayó para sumarse a lo que ya había en mis labios, mejillas y barbilla.
Mi hermosa Alejandra me tomó de la cabeza y continuó besándome, apasionadamente. Yo escupía el semen y ella volvía a agarrarlo. Nos besábamos, metía su lengua en mí y ambas nos embarramos con semen entre nuestras bocas, para deleite de su jefe, quien complacido al fin, volvió a arrojar dinero sobre nosotras, mucho más que antes.
Cuando él salió, Alejandra se sentó al lado mío.
Ambas con la cara llena de semen y yo, desnuda, con el culo a medio cerrar.
"Eli" comenzó a decir mi hermosa novia "no sé como decirte gracias. Me, salvaste. Ésto es suficiente dinero, mañana mismo presento mi renuncia"
La miré, su dulce voz me sonaba celestial, estaba despeinada y el semen empezaba a secarse en su hermosa piel. Era más hermosa así.
"Alejandra" le respondí, "cállate y bésame".
El puesto le da ciertas ventajas, disponibilidad de tiempo, cierto poder y por sobre todo el sueldo que le permitió comprar una casa fabulosa, a cuotas, en la capital. Faltaban dos meses para que el mandato terminé y se llame a elecciones y posiblemente el presidente de la corte será sustituido, así como todo su plantel, incluyéndola.
Alejandra no está triste por eso. Es más, está bastante feliz, debido a ciertos problemas con su jefe. Hace unos meses atrás él empezó a acosarla sexualmente. Yo no intento acusarlo, se muy bien que mi Ale es bastante fogosa y también le da pie a eso. O quizás incluso ella fue la que comenzó con todo el juego de la secretaria y el jefe acosador.
El problema fue que ya no pudo liberarse. Él la siguió instigando, llegando al punto en que mi Ale le practicó sexo oral. Si ella pensó que ahí terminaba todo se equivocó, la situación empeoró y el mes pasado el presidente de la corte pudo follar a su asistente personal.
Según como me contó Alejandra, la cogió hasta por el culo. Así es como mi bella abogada fue reducida a una esclava sexual.
Tuvieron relaciones en dos ocasiones más.
El final de la novela ya se veía llegar, solo faltaban dos meses más y todo iba a acabar. Si era por Ale ya hubiera renunciado hace tiempo, pero la adquisición de la casa le impidió hacerlo. Jamás hubiera podido pagarla con lo que ganaba normalmente. Y solo le faltaban dos cuotas más. Me confesó que el jefe la ayudaba a cambio de sus habilidades, eso era obvio claro está. Así que, haciendo cálculos, solo necesitaba otra "actuación" para cubrir las dos cuotas y la casa por fin sería suya en su totalidad.
El verdadero problema fue cuando el presidente ya no solicitó su servicio. De hecho amenazó con despedirla a tan solo meses de terminar su mandato. Eso era devastador para el currículum de ella, sin mencionar que ya no tendría ingreso alguno inmediato.
Eso fue la semana pasada, cuando me lo contó, Alejandra lloraba. Ella le rogó por que no lo hiciera pero las cosas no mejoraron.
Anteayer, cuando estábamos acostadas en la cama a punto de dormir me cuenta lo que pasó. Ella, bueno, es hermosa, así que la escuché perdiéndome en sus verdes ojos, que en su blanco rostro brillaban a tono con sus dorados cabellos. Me dijo muy pausadamente, "Ahora te quiere a ti. Elizabeth, quiere que tú vayas junto a él mañana"
No recuerdo si él me había visto alguna vez. Quizás una o dos veces. Yo no me considero demasiado bonita, aunque se que no soy normal. De metro sesenta soy más bien bajita, gordita, blanca y pelirroja. Mis senos están cargados y todos me dicen que mis cortas piernas son la perdición. Soy más bien introvertida pero soy consciente que atraigo algunas miradas. Incluso así me sorprendió sus palabras. Nosotras fuimos siempre liberales, cuando Alejandra me pidió que fuera junto a su jefe no me molesté, yo iría por ella. Sin mencionar que yo vivo en su casa, también me conviene que le vaya bien. Pero por sobre todo porque haría de todo por ella. Su belleza y su persona me tienen totalmente perdida.
Así que al día siguiente, fuí.
Me encantaría decir que todo salió a pedir de boca pero no fue así. Desde el comienzo fue mal, llovía y las calles en mal estado ocasionaron un embotellamiento terrible que provocó que mi llegada fuera una hora después de la hora fijada.
Entré al edificio y subí hasta el despacho del presidente. Me presenté y la recepcionista me dijo que pasara sin más.
Cuando entré a la oficina las cosas estaban tensas. El flamante presidente de la corte estaba en una esquina hablando ruidosamente por teléfono. Alejandra estaba recostada por la pared, estaba vestida elegantemente, con falda de oficina, medias y zapatos altos. Desde la cintura para arriba estaba desnuda, sus hermosos senos, enormes y perfectos colgaban con bastante firmeza. Me vió y se acercó a mí llevándose el dedo a la boca en señal de guardar silencio, en voz baja me disculpé y ella me explicó lo que sucedía.
"Está involucrado en un caso de soborno, está metido en corrupción" me decía mientras la voz del presidente sonaba a gritos, "intenté entretenerlo mientras llegabas pero estaba molesto por tu tardanza amor, y ahora lo llamaron para informarle que posiblemente lo hayan descubierto, temo que estará más enfadado aún" me siguió diciendo en voz baja.
En los ojos verdes de mi hermosa Alejandra se notaba preocupación.
Después de unos minutos el presidente cortó la llamada y giró sin dejar de mirar el celular. Su rostro se crispaba con expresiones de enojo. En el momento que me vió, su expresión cambió a duda.
-Y quién puta es ella y que hace aquí?
El recibimiento no fue precisamente cálido. Me enfadé en segundos, iba a responderle pero Alejandra me sostuvo de la muñeca y fue ella quién respondió dulcemente "es Elizabeth, señor, mi novia. Vino como quería, lamenta llegar tarde pero hubo.." su jefe no le dejó terminar pues gritó "No me importa que pasó".
Él señor me miró de pies a cabeza y dijo "no está tan linda como recordaba". Un impulso eléctrico recorrió mi espalda y mis labios se tensaron. Me cayó mal en el estómago la actitud arrogante del sujeto, tal y como pasa con los que tiene poder por demasiado tiempo. Un total hijo de la mala madre. Traté de calmarme pero sus palabras me afectaron, ¿Que no estaba tan linda? Me había puesto mi mejor vestido de fiesta, negro y corto. Mis mejores zapatos con tacón y hasta me había maquillado..
Luego del incómodo momento continúo hablando para decir "bueno, ¿Que esperas? traéla aquí, no tengo mucho tiempo, debo ir junto a ya sabes" se dirigió a Alejandra, ignorándome, como si no mereciera su atención. Se metió la mano al bolsillo del pantalón y extrajo un fajo de billetes enrrollados, quitó unos cuantos billetes de cien y los tiró al suelo.
Alejandra, habituada al trato, se agachó a recogerlos. Cuando acabó se levantó, buscó su camisa y se dispuso a ponérsela pero el sujeto le ladró. Sorprendida, Alejandra le dijo "me visto, señor, los dejaré solos".
La respuesta le vino en tono sarcástico "No no no. Vino tarde, tiene suerte que la reciba igual y ni siquiera es lo que esperaba. Tu te quedas aquí, a vernos, a ver si así no aprendes a avisarme antes que ti novia está gorda. A mí no me gustan las gordas"
Ni siquiera estaba gorda. Lo admito, estoy un poco rellenadita, de cuerpo chubby. Pero ese hijo de puta estaba habituado a las modelos, al parecer. Sus ofensas me ponían la cara roja y estaba a punto de estallar pero Alejandra me calmó con su mirada. Intentó mediar con su jefe pero de nuevo no la dejó terminar y lanzándole una amenezada dijo algo como "Si sales ahora, sales para siempre... " el sermón fue más largo pero omitiré todos los insultos en respeto a mi hermosa Alejandra.
Tras la pequeña demostración de poder. Alejandra terminó por aceptarlo, volvió a dejar la camisa y agarrándome me llevo junto a su jefe.
El flamante presidente de la corte era un viejo de unos 50 años, era bastante alto y corpulento, aún mantenía algo de estado físico aunque su barriga ocultaba su cinturón, el poco pelo ya estaba blanco y las arrugas comenzaban a surcar su rostro.
Me dijo que me agachara y así lo hice. Me arrodillé frente a él y en todo momento evité mirarle a la cara. Él no perdió tiempo, se abrió el pantalón y una verga flácida cayó sobre mi rostro. Yo tampoco perdí tiempo, que acabase lo más rápido posible.
Agarré la verga y lo llevé a la boca. Sabía fatal. Hizo falta cubrirlo de saliva para que pierda un poco el sabor. Con mis manos le masajeaba los huevos y noté que estaban manchados con labial, resto del trabajo que debió hacer Alejandra antes de que yo llegara.
La polla flácida llenaba mi boca y poco a poco se iba poniendo tiesa. Cuando logró su erección alcanzó como unos diecisiete centímetros, largo normal, cabezón y de tronco fino. Pude meterlo hasta el fondo sin mayor inconveniente que su barriga chocando contra mi frente.
"Alejandra. Tu novia la chupa fatal, ven y enséñale" dijo trás mis mamadas.
Pero no sólo se contentó con que la novia de su secretaria le chupase la verga, sino que la iba a humillarla aún más. Alejandra se arrodilló a mi lado, me quitó la verga de la boca y se la llevó a la suya.
Nunca vi a mi novia chupar un pene, pero de todas formas no imaginé que lo hacía tan bien. La chupaba como una profesional, movía la cabeza rápidamente, sacaba la lengua y lo metía todo, para quitarlo hasta el glande y volverlo a meter. Giraba la cabeza y lo enderezaba al ritmo que su lengua giraba sobre el pene. Hacia sonidos un poco exagerados pero eso le encantaba al señor, quién se volvió a quejar "No te quedes ahí, floja".
El reproche fue para mí, me tomó de la cabeza y me llevó a sus testículos. Entonces empezó a follarle la cara a Alejandra. Su bella cara. Ella resistió todas las embestidas, pero su saliva se le escapaba e iban a parar a las bolas del viejo donde yo las lamía metiéndome a turnos sus testículos en la boca.
Cambiamos lugares y el presidente estuvo disfrutando de nuestra bocas algún tiempo más.
Cuando paró le dijo a Alejandra "Enséñale como me gusta".
La obediente Ale entendió sus órdenes. Me sujetó del pelo haciéndome una cola y me agarró por el cuello con la mano libre.
Su dulce voz me llegó, "Abre la boca mi amor y saca la lengua".
Yo hice lo que me dijo,con mi bica abierta me llevó hasta el pene de su jefe. Mi novia estaba metiendo el pene de su jefe en mi boca. La verga entró hasta la mitad con mi lengua fuera, Ale siguió empujando mi cabeza hasta que sentí su glande chocar contra mi campanilla. Todavía faltaba un poco más por meter así que Ale, ubicándose detrás mío, me empujó con su cuerpo. El señor empujó hacia delante y toda la verga desapareció dentro mío, todo eso, con mi lengua fuera, apartada del camino.
Lo resistí bastante bien. Por algunos segundos.
Conté hasta cuarenta cuando una arcada me sobrevino. Pero aguanté alrededor de un minuto antes de que me faltase el aire. Iba a sacar la polla para poder respirar pero fue Alejandra quién no se movió. Siguió atajándome.
La miré confundida pero siguió sin soltarme. Me desesperé. Otra arcada más fuerte llegó y lo único que logré fue tragar más verga.
El viejo gemía, "Así Ale, no la dejes salir" mientras yo lo empujaba con las dosmanos tratando de escapar. Alejandra no me soltó en ningún momento.
Forcejeé todo lo que pude, me asfixiaba con la verga en la garganta. Lágrimas bajaban por mis mejillas y me corrió el maquillaje. Mas arcadas me atacaban y hasta sentí que iba a vomitar. Mis rostro se puso rojo morado y recién allí Alejandra me soltó.
Caí al piso y me puse a cuatro patas tomando aire y echando saliva al suelo por mi boca y mi nariz. Tosí descontroladamente mientras Alejandra me acariciaba el cabello a modo de disculpa.
El viejo río a carcajadas. Repetimos lo mismo unas tres veces. Intentando que yo aguantará todo el tiempo posible.
Después de eso el presidente miró su reloj y maldiciendo dijo "Mierda, es tarde. Vamos, terminó el juego. Levántate. Vamos puta, quítate todo, los zapatos también"
Por primera vez se dirigió a mí. Me obligué a no reponderle, me levanté y empecé a desnudarme sin ceremonias. Me quité el precioso vestido y lo dejé junto a lo ropa de mi novia. Me quité el brasier y también la tanga de conjunto blanco y negro que me había puesto, por último me quité los zapatos y me volví al señor quien, de nuevo, me miró de pies a cabeza.
"Peor es nada" juzgó.
Sus palabras me lastimaban por más que sabía que las decía para hacerme sentir mal, a mí y a Alejandra. Pero no lo hice notar que lo lograba. Me ordenó ir hacia una de las paredes, fui allí caminando descalza y complemente desnuda y él fue tras de mí.
Apoyé las manos a la pared y él comenzó a tocarme las nalgas, me dió una nalgada y luego otra. Abrió mis nalgas y las miró.
Volvió a llamar a mi novia "Alejandra ven aquí, chupa mi verga y más te vale lubricarlo bien para que pueda romperle el culo a tu novia".
En ese momento me dió un escalofrío y miré a Alejandra. Ella dudó un instante, luego, me miró con esa hermosa carita que tiene, poniendo esos ojitos verdes en una expresión suplicante que me es irresistible. Bajé la cabeza en señal de afirmación y giré la cabeza hacia la pared. Resignada.
Alejandra se tomó el tiempo para chuparlo. Cuando terminó de hacerlo le pidió al jefe si podía ser ella quién lo metiera y él accedió. Comprendí que fue para cuidarme.
Mi novia me abrió las nalgas y agarrando la verga de su jefe lo puso en mi ano. Yo estaba seca, con mi vulva bien cerrada y mi culito más cerrado todavía. Ale intentó dilatarme con sus dedos pero el viejo no le dejó. Así que no le quedó más remedio que empujar el pene para que me penetrara mientras yo abría el culito. No entró a la primera, ni a la segunda.
Alejandra, entonces, me escupió entre las nalgas, sentí su cálida saliva bajar por mis nalgas, volvió a escupir y puso la verga otra vez en posición. Ésta vez mi esfínter no resistió y la polla me entró. Me puse de puntitas y arañé la pared. Hacía tiempo de mi último anal y sólo Ale me metía sus dedos, cortos y finos en comparación a un pene. Sufrí el dolor cuando seguía entrándome. El viejo empezó a moverse. Lo sacaba y lo metía. De repente lo sacó todo y mi culo hizo un ruido, como al descorchar vino.
"Chúpalo" ordenó y Alejandra obedeció.
Le dió dos chupadas y de nuevo me volvió a penetrar. La escena se repitió unas cuantas veces más. Alternando Ale entre chupar su pene y lamerme a mí.
El jefe la agarraba de los pelos en todo momento y cuando sacaba su pija de mi culo hundía la cabeza de Ale en mis nalgas y yo podía sentir su lengua entrar allí donde antes estaba el pene. "Eso, chupale el culito abierto a tu novia" ordenaba el presidente eufórico.
No duró mucho aquél espectáculo. El viejo volvió a mirarse el reloj y volvió a maldecir. Me tomó por la cintura y empezó a follarme de verdad. Sus testículos chocaban rítmicamente contra mis nalgas y no estaba segura si lo metía o no en su totalidad, pero la sensación era insoportable. Yo estaba parada de puntitas tratando de aguantar la cogida que me estaba dando. Apoyaba los pechos a la pared para resistir sus embistes. Para ser un viejo cogía muy fuerte.
No tarde en gritar, me sujetó del pelo y entonces grité más fuerte aún. No podía evitarlo, me estaba volviendo loca con sus empujones.
De repente, volví a sentir la lengua de Alejandra. Pero ésta vez en mi vulva. Fue maravilloso, apenas lo rozó mis labios vaginales se abrieron a sus caricias como pétalos de rosa al rocío. Me recorrió la vulva con la lengua, me lo chupó, la introdujo todo lo que pudo en mi interior y al sacarlo recorrió mi clítoris, deteniéndose ahí.
El viejo me follaba analmente mientras mi novia me devoraba los labios. Mis piernas temblaron y fallaron y yo me perdí en el clímax.
Tampoco eso duró mucho. El presidente anunció que iba a correrse y sabía muy bien donde. Sacó su verga de mi culo en medio de su tremenda cogida y tomando a Ale le metió la verga en la boca, en ese mismo instante, eyaculó.
Yo mientras tanto, liberada de su polla caí lentamente al suelo. Me dolía el culo, tanto que no pude sentarme correctamente, así que lo hice como pude sobre mis piernas dobladas. Me llevé los dedos al ano y corroboré lo abierto que estaba, tardaría un poco en recobrar el control de mi esfínter.
Cuando acabó de eyacular su semen en la boca de mi novia, se apartó y se metió la verga ya semi flácida al pantalón. Al instante empezó a prepararse para salir. Pero antes de hacerlo miró a Alejandra para decirle "Vamos, házlo".
Yo no entendí, pero mi novia sí, me miró y acercándose a cuatro patas clavaba sus ojos en mí.
Cuando estuvo cerca, me rodeó con sus brazos y me clavó un beso. Con la boca llena de semen. Sentí su sabor salado mientras Ale continuaba. Una gota blanca ya bajaba de mis labios a mi barbilla y Alejandra me abrió la boca con su legua, alzándose arriba mío derramó todo su contenido en mi boca abierta.
Una cantidad considerable de semen me invadió, una parte cayó para sumarse a lo que ya había en mis labios, mejillas y barbilla.
Mi hermosa Alejandra me tomó de la cabeza y continuó besándome, apasionadamente. Yo escupía el semen y ella volvía a agarrarlo. Nos besábamos, metía su lengua en mí y ambas nos embarramos con semen entre nuestras bocas, para deleite de su jefe, quien complacido al fin, volvió a arrojar dinero sobre nosotras, mucho más que antes.
Cuando él salió, Alejandra se sentó al lado mío.
Ambas con la cara llena de semen y yo, desnuda, con el culo a medio cerrar.
"Eli" comenzó a decir mi hermosa novia "no sé como decirte gracias. Me, salvaste. Ésto es suficiente dinero, mañana mismo presento mi renuncia"
La miré, su dulce voz me sonaba celestial, estaba despeinada y el semen empezaba a secarse en su hermosa piel. Era más hermosa así.
"Alejandra" le respondí, "cállate y bésame".
2 comentarios - #17 Ayudo a mi novia con su jefe (trío con dos mujeres)