#15 Mi novio me compartió (y me perdió)

Mi ex novio es un tremendo idiota. Acepto que yo fui una nena bastante ingenua durante mi adolescencia, donde, ya saben, es el peor momento en que una decide enamorarse. Lo conocí, salimos y comenzamos nuestra relación, tóxica de principio a fin. Si duramos cinco jodidos largos años, claro, si contamos los períodos que terminábamos y volvíamos a juntarnos, fue gran parte por mi causa. Yo lo buscaba al final.
Para resumirles: me engañó dos veces, lo perdone. Me insultaba, lo perdoné. Nunca hizo nada por mí, lo aguanté.
Lo que más me molestó fue que yo, en mi naturaleza sumisa le dí todo lo que quería.
Todos sus deseos. Comenzamos con los simples; lencería sexy, trajes de roles; policía, estudiante, enfermera. Tacones y trajes de látex. Sexo rudo, me tomaba del cabello, me daba nalgadas. Cosas normales.
Luego subieron de tono. Comenzó a atarme a la cama, al sofá, a la silla. Utilizaba juguetes, luego utilizó todo lo que podía meterme.
Pasamos también por humillación y por voyeurismo. Paseábamos por lugares públicos y me ordenaba no llevar ropa interior e ir en faldas, me manoseaba en tiendas comerciales, almacenes, parques, cines, teatros, etc. Una vez incluso me paseé por el vecindario con un pepino dentro de mí, solo para su deleite.
Además se sacar a pasear vegetales, se lo chupaba en todos lados. En cambiadores de tiendas era de sus lugares favoritos. Se recostaba a un lado de la ruta y nos bajábamos para que se la mamara al aire libre. También me follaba allí.
Veíamos porno juntos y hacíamos todo lo que hacían allí. El porno anal era su favorito. Como ya lo pensaron, también hacíamos eso.
La segunda vez que me engañó fue con una amiga mía. Lo perdoné como les dije. Y a la semana siguiente hicimos un trío. Así de tonta era. Fue el primer gangbang que hice. El segundo fue cuando terminé con él.
Ese día me llamó y me pidió que vaya a su casa. De manera que conduje hasta su domicilio, nos saludamos y entramos. Me dió un bolso con ropas y me dijo que me cambiara, así que lo tomé, fui al baño y me lo puse.
Era un conjunto de lencería completo. Sostén negro con encajes que venía con una tanga negra del mismo juego de encajes. También había medias de red negras, ligas y portaligas. Me lo puse todo y al salir me tendió unos zapatos negros de tacón alto. 
Me pidió que me maquillase y también lo hice. Después, me llevó a su habitación.
Yo había esperado encontrar la cama llena de cuerdas, normalmente la lencería lo acompañaba con una sesión de sado. 
Grande fue mi sorpresa cuando me encontré a tres hombres desnudos frente a mí.
Mi ex me tomó del brazo y me llevó junto a ellos, cerrando la puerta tras nosotros. No hacía falta que me explicara nada, yo ya sabía lo que quería.
Aquel idiota quería ver a su novia teniendo sexo con desconocidos. Y no solo con uno, sino con tres. Ya era bastante la fantasía si no le agregabas a los negros. Él los agregó.
Sexo interracial era de sus tags más buscados en los vídeos que veíamos juntos. Ese día quería verlo en vivo, a su blanca, bajita, pelirroja y gordita novia con tres personas de color. 
Todos eran señores, aunque uno de ellos parecía mayor que los otros dos, con una barriga más pronunciada en comparación con el físico de los demás. Y lo más importante, los tres armados con sus respectivas pollas. En los videos eran gigantes, los de ellos no tanto, pero no por ello dejaban de ser largos y grandes.
De todas formas mi ex me explicó lo que yo ya sabía. Quería que me follaran, mientras él se sentaba en el sofá y nos veía, filmando todo además. Eso si que no lo pensé.
Dudé al principio, y seguí dudando después. Pero ellos no lo hicieron. Entre los tres me empezaron a tocar, a acariciar y a manosear. Mi ex se sentó y empezó a filmar con su celular.
Las manos recorrían mi cuerpo, mis nalgas, mis piernas y mis senos. El mayor de ellos me besó en el cuello, en la mejilla, en los labios. Yo estaba helada pensando un millón de cosas. De verdad pasaba todo eso, de verdad iba a permitir que mi ex me hiciera hacer eso, de verdad iba a estar en la cama con tres personas desconocidas.
Mis dudas se transformaron en frialdad. El señor me besaba con ánimo y yo estaba ahí petrificada. Continuaron igualmente. Me hicieron tocarles las vergas, lo cual hice torpemente. Tras el breve interludio me llevaron a la cama.
Allí ya no perdieron tiempo. Uno de ellos me quitó el portaligas, las ligas y la tanga les siguió, deslizándose por mis piernas, dejaron las medias y los zapatos. También el sostén me lo quitaron. Me dejaron desnuda y era la primera vez que estaba así frente a otro hombre que no fuera mi ex. Entenderán que la vergüenza que tuve fue multiplicada al ser tres y encima, completos desconocidos.
Estaba en estado de shock cuando la primera de las vergas me penetró. Yo aún no estaba tan mojada así que sentí algo de dolor. El hombre me abría las piernas y me metía la verga. Estaba boca arriba y los otros dos estaban a mis costados con sus pijas encima de mi rostro. 
No tardó mi cuerpo en reaccionar. Y él no tardó en follarme con más fuerza. El gordo me tomó de la cabeza y me dijo que lo chupara. Yo lo obedecí. Ya estaba en esa situación, lo que podía hacer era terminarlo de una vez.
Así que allí estaba yo, siendo penetrada por un negro mientras le chupaba las pollas a otros dos. Luego de algunos minutos cambiaban de lugar. Hasta que los tres me hubieron penetrado la vagina, que a esa alturas estaba bastante mojada.
Al que le tocaba repetir no lo hizo, sino que se acostó a mi lado y me hizo montarlo. La verga erecta penetró sin dificultad en mi vagina, hasta la mitad, la otra mitad fue más complicada y cuando me entró toda la sentí mucho más dentro que cuando me la metía mi ex. Había olvidado que estaba allí, lo miré y allí seguía, filmando todo. La vista me lo tapó el señor gordo, quién se ubicó detrás mío.
Colocó su pene en mi ano y empujó. Me contraje pero me sujetaron, me tranquilizaron y el señor volvió a intentarlo. El glande venció la resistencia y lo sentí en mi recto, abriendo camino. Pensé que nunca acabaría de entrar pero sentí sus testículos pegarse a mis nalgas y supe que lo tenía todo dentro. Un terrible orgasmo me sacudió. Tenia dos enormes rabos dentro de mí, apretando en mi interior. Entonces se puso peor, ambos empezaron a moverse.
Ya no pude resistir, mi frialdad se derritió y les regalé mis mejores gemidos. Ahí fue cuando mi ex pasó a ser el idiota de siempre. "Te gusta no?" "Siempre supe que eras putita" "tienes dos pijas dentro zorra" "chupate la tercera verga amor, eso, así" cada frase solo me llevaba a pensar que en realidad ese mal nacido me estaba utilizando, no niego que lo disfrutará pero no había amor ni respeto. Siempre había sido así, solo era yo la que no quería verlo.
Pero lo que sí veía era la polla que tenía en frente. Lo metí en la boca y lo rodeé con mi lengua. Respiré hondo y me lo metí en la garganta. Era tan larga que tocó mi campanilla antes de que llegara a meterlo todo. Tuve que empujarlo más, tocó el fondo y continuó por mi cuello hasta que mis labios se encontraron con sus bolas.
Todos estaban tan encantados con mis dotes tragadores que los otros dos también quisieron lo mismo. Así que el que estaba en mi culo salió y me lo dió, su lugar lo ocupó el recién chupado. No tuvo remordimientos en meterlo en mi culo de una para acto seguido, follarme con rabia. De la sensación apenas pude meter la otra verga en mi boca. Pude sentir el sabor a mi propio culo en mi garganta.
Como al segundo también pude comerlo todo el tercero quiso su parte. 
Salió debajo mío e intercambio lugar con el que me follaba el culo. Su verga estaba empapada en mis jugos y también sentí mi propio sabor cuando metí su miembro en mi garganta.
Así fue como los tres me metieron sus pollas en mis tres orificios principales. Me metieron lo más profundo posible.
Las posiciones variaron en los siguientes minutos. Pero en todas ellas me penetraban en todos los agujeros. Ahora entendía porque eran tres. Con las piernas cerradas, abiertas, cruzadas. En todas las posiciones me follaron a turnos, coordinándose para que los tres pasen de un orificio al otro. En cada ocasión haciéndome una garganta profunda. Incluso acostada boca abajo me cogieron por la boca encargándose de meter hasta el último centímetro de pene en mi garganta.
Mi blanca vulva ya estaba rojita de tanto follar. Mi ano estaba más rojo aún y abierto. Mis senos estaban igual, rojos de tantas manos que la manoseron. También no se salvaron de ser usados para que ellos se masturbarsen con ellos. Chupé sus bolas mientras me cogían. De cuatro me hicieron gritar. 
De hecho grité tanto que hasta se detuvieron. Bueno, al menos dos, uno de ellos me siguió cogiendo hasta que acabé tirándome en la cama boca abajo. Incluso así me siguió cogiendo. 
Mi ex filmaba todo y en ningún momento dejó de gritar insultos, obscenidades y sobre todo, consejos. "Ahora como perrita, por el culo, no no no, solo por el culo" "bien, así, ahí podes entrar vos" "chupa puta". 
Cuando los negros dijeron que ya iban a terminar se detuvieron a pensar en el gran final. Yo estaba exhausta, con las medias mal puestas aún conservaba los zapatos. Tenía la vagina tan irritada que lo único que quería era que todo termine ya. Mi culo era un enorme agujero negro y por más que intentara no podía cerrarlo.
Y ni aunque pudiera hacerlo no iba a permitirme el que me tomó. Puso mis piernas en su hombros, me dobló y se tiró arriba mío. Mis pechos se pegaron a mi barbilla y el sujeto me los besó mientras su pene entraba por mi ano. Se preparó y se acomodó.
Iba a venir la peor follada que iba a tener. Lo miré a los ojos y solo pude decir "por favor" mientras negaba con la cabeza. El que me estaba por partir en dos era el más violento, el que se empecinó en partirme el culo. Había elegido la posición más beneficiosa para su final. Tenía control, su peso ayudaba a la penetración, tenia mis piernas abiertas y la vista de mis pechos y de mi cara al penetrarme. Así que como sabrán, empezó a hacerlo. 
Sin piedad, saltó sobre mí, una y otra vez. Su verga era tan larga que podía sacarla mucho sin que saliera la cabeza, solo para enterrarla con rapidez. Sus testículos hacían sonar mis nalgas en un rápido aplauso.
Yo gritaba, pero era imposible moverse con su peso encima. Solo pude cerrar los ojos y seguir gritando. El hombre aumentó aún más la fuerza de las embestidas, delatando la llegada del final.
No sé como lo aguanté. Pero las últimas penetraciones fueron tan brutales que tuve que empujarlo. No me dejó ir. En cambio, con el último y más fuerte empujón me lo clavó bien dentro, donde, con suma claridad pude sentir su eyaculación. Chorros de semen caliente bajaron por mi recto a mis intestinos.
Me dejó la verga unos instantes mientras eyaculaba. Me volvió a besar mis senos y mis labios. Me miró a los ojos y dijo "eres hermosa, hermosísima, la mujer más hermosa que he follado y tu culo es increíble. Me volviste loco, en serio eres hermosa. Siempre nos pagan para follar a señoras, nunca me han pagado para comerme a un ángel como vos".
Se bajó de la cama y quedé acostada. ¿Qué había dicho? Una palabra me molestaba, mucho.
El segundo señor me puso la verga en la boca. Era ahí donde decidió terminar. Pero el trabajo lo hicimos a partes iguales. La primera parte yo lo hice, se lo chupe al sonido de la voz de mi ex "eso puta, te gusta la pija negra, vas a tragarte su semen" tan profesionalmente que me sorprendí a mi misma. La cabeza era grande y me costaba meterlo al fondo, pero igual hice lo mejor con mi lengua y mis labios. Fue allí cuando comenzó la otra parte él, me sujetó de la nuca y se movió. Me folló la boca como me follaría la vagina. Yo únicamente pude sacar la lengua, hacerle espacio, empujarlo cuando tenía una arcada y resistir. Tardó un poco en venirse, todo ese tiempo pensaba en lo que me molestaba, ¿Qué había dicho?. La verga entró en mi garganta, las bolas en mi barbilla. "Nos pagaron". Cuando la verga salió de mi garganta quedó el glande sobre mi lengua y en ese instante un chorro de semen salió de él. Eyaculó varias veces y mi boca se llenó del salado semen del hombre. "Pagó" era la palabra que molestaba.
Eso era. Mi ex, había pagado a aquellos hombres. 
Cuando la revelación llegó a mi cabeza al sujeto le llegó otra; metió su pene, de una, en mi garganta. Como mi boca estaba llena de su semen, una parte salió de ella y cayó por mis mejillas, pero la parte restante entró con la verga y terminó en mi garganta. Me tomó con tanta sorpresa que ni siquiera tuve que tragar nada, sentí el semen ya demasiado dentro. Una horrible arcada me hizo doblarme y el hombre lo disfrutó en su pene enterrado en mi boca. Me safé, lo empujé y quité su verga de mi garganta. Otra arcada llegó y estuve a punto de vomitar. Respiré y noté que ya no tenía semen en la boca. El jodido negro me lo había metido con su verga, hasta la última gota. "Dios, como te la comes hermosa" me dijo antes de bajarse de la cama.
Los había pagado para follarme.
El último que quedaba era el señor gordo. Él simplemente me volvió a acostar boca arriba y se acostó sobre mí en el típico misionero, entre mis piernas abiertas. No sin antes quitarme las medias y los zapatos. Cuando estuvo sobre mí lo acaricié con mis pies, me penetró en la vagina con suavidad y comenzó a moverse, cogiéndome. Al mismo tiempo me comía los senos y me los masajeaba. 
"Acabaré sobre tus perfectos pechos" me dijo al oído "pero antes te cogeré esa hermosa vagina que tienes".
El señor era tan gordo que yo prácticamente desaparecía bajo él. Sentía su peso y sus caricias. Su penetración era lenta, pero fuerte. Mis piernas subieron y lo envolvieron en parte. "¿Pagó por ustedes para que me follen?" El señor paró de comerme los pechos, no así de cogerme, para responder con un sí. Me miró a los ojos y yo a los suyos. De inmediato incremento la velocidad.
Se movía tan bien que sentía delicioso todo. Lo abracé y sin dejarlo de mirar le dije "¿De verdad soy hermosa para ustedes?" Las palabras fueron interrumpidas con gemidos, las dije en voz baja para que sólo él las escuche. "Eres muy hermosa, la verdad, no entiendo porque tu novio te comparte. Pero, igual si te siento pena, no perderé la oportunidad de coger a alguien tan hermosa como tú" sus cogidas ya eran tremendas, mis pechos saltaban en su lugar y yo me apreté aún más contra el señor. "Entonces, cógeme" le respondí.
Y así lo hizo. En misionero, sobre mí, con mis piernas abiertas recibí la follada de aquél señor, el que más amable se había comportado conmigo. Todo estaba claro ahora, así que lo dejé cogerme, disfrutarme. No me había vendido, o traicionado, o mentido. Había pagado a aquellos desconocidos para me que follen. Siempre fue eso, me hacía sentir poca cosa.
Con todas sus acciones, siempre, me había hecho sentir la mujer más despreciable del mundo. Tanto, que creía que él era el único que podía quererme. Pero, irónicamente, él ahora me había dado la oportunidad de darme cuenta de que no era así. Esos tres hombres me habían follado por dinero, cierto. Pero lo habían disfrutado. Habían gozado de mí. Porque yo, era hermosa.
"Ya, preciosa, estoy que acabó" me había dicho en ese momento el señor. Creo que lo abracé más fuerte. "Acaba ahí dentro mío" le había respondido yo.
Él me miró sorprendido, pero sólo un instante, pues en el siguiente instante ya estaba penetrando en mi vagina con salvajismo. Gemí, grité y lo disfruté como nunca. En segundos tuve la vagina llena de semen. Eyaculó dentro mío y sentí las contracciones. 
"Perra puta que eres, dejaste acabará dentro de ti..." Empezó a decir el idiota que filmaba.
"Cariño" dije con dulzura a mi hombre, al que tenía arriba con la verga en mí, él que me llenó la vagina de semen. "¿Quieres tú y tus amigos traerme el celular de ese estúpido para que borré lo que grabó?"
El señor se me quedó mirando, así como todos en la habitación. "Y de paso, golpéenlo". El señor me sonrió, sus amigos agarraron al idiota.
"¿Quieres que golpeemos a tu novio?" Me preguntó, Aún sentía su polla en mi interior.
"No es mi novio" respondí ,"es mi ex".