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Supermercado

Domingo a la mañana. La costumbre de despertarme temprano durante la semana me lleva a que inevitablemente también me despierte temprano los fines de semana, sobre todo cuando no salgo a la noche. No estoy saliendo mucho últimamente. Al menos de noche. 


Con suma resignación me fui al supermercado a comprar las cosas para la semana. Detesto ir a esos lugares, pero si no lo hago, después estoy puteando toda la semana por las cosas que faltan. Además, ya me hago las compras de memoria. Siempre compro más o menos lo mismo.


Por más que haga mis compras en cinco minutos, a la hora de acercarme a las cajas siempre el tiempo se hace eterno. No importa la hora, porque si hay poca gente, hay pocas cajas habilitadas. 


Pero hay algo que me pone furioso, además de la espera frente a las cajas, y es cuando hay una señora delante mío, que, de repente, se acuerda de que le falta algún producto, y deja sus cosas, y va a buscarla. Pienso que si hubiera traído todo lo que necesitaba, muy probablemente sea yo el que esté pagando y no ella. 


Hoy contengo mi furia, porque las que se olvidan algo mientras están en la cola delante mío son dos mujeres que entre risas, me piden disculpas y dicen algo así como que están para cualquier cosa.


-Ay, Susana, estás EN cualquier cosa, no PARA cualquier cosa


-Si, sí… claro, claro.


Y se rieron otra vez las dos mujeres. Delgadas, grandes, una rubia y una morocha. La que se llamaba Susana era la rubia. Estaban evidentemente solas, con ganas, posiblemente, de seguir con la juerga de un sábado agitado. 


Cuando les llegó el turno de pagar, la risa y las bromas cesaron inmediatamente, porque la cajera del supermercado, con la mejor sonrisa fingida que pudo fabricar, les dijo que los domingos, señoras, no hay entrega a domicilio. 


-¿Qué hacemos?


Pongamos todo en cajas… ¡Qué falta que nos hace un hombre!

Siempre son muy necesarios

- Muy, muy necesarios


Este diálogo inconcebible, casi sin sentido, estaba acompañado por una serie de miradas: entre ellas, con la cajera, y de reojo, hacia mi persona. Era todo tan evidente, que no pude más que mostrarme solidario. Estaban haciendo algo que era, para mí, intolerable: estaban pidiéndome que las ayude, sin pedírmelo. O al menos eso fue lo que interpreté.


-Chicas, no se preocupen, tengo el auto en el estacionamiento, yo las llevo- les dije, e inmediatamente me arrepentí, pero ya estaba embarcado en mi acto solidario de la mañana.


-Ay, gracias, no sabes cómo te lo agradecemos- dijo la morocha


-seeeee- dijo Susana, y recibió de la morocha una mirada extraña entre amonestándola, y compartiendo cierta complicidad.


No pararon ni un minuto de reírse nerviosamente. NI cuando llevaba la caja pesada con la mercadería de ellas, ni cuando se burlaron de mi carrito de los mandados, ni cuando abrí el baúl del auto y apoyé la caja en su interior, y Mabel -la morocha- apoyó su mano en mi espalda, como al descuido.


Susana quiso subirse en el asiento del acompañante, y rápidamente, se puso el cinturón de seguridad, que le marcaba sus tetas hermosas. La muy perra, se había desabrochado el primer botón de la blusa, y no paraban de reírse por todo lo que pasaba. Parecían borrachas, pero era evidente que estaban muy sobrias.


Yo me dejaba llevar. Me reía internamente porque estaba ayudando a dos mujeres grandes que se divertían a costillas mías. Hasta que todo se desencadenó.


-¿Dónde se las dejo? Dije, después de llevarla desde mi auto hasta el ascensor, y de que me pidieran que pasara para dejar la caja pesadísima de mercaderías.


-Dejala arriba de la mesada-, me dijo Mabel mientras apoyaba su mano en mi cola.


-Tenés media hora para sacar la mano de ahí- le dije, mientras apoyaba la caja y me daba vuelta para quedar frente a frente con ella.


No hizo falta más palabras, porque le comí la boca mientras le rodee la cintura con mis dos manos, apoyándola en mi bragueta. Y ella me hizo sentir todo su cuerpo en el mío, entregándose a las caricias, y dejando escapar un gemido cuando le recorrí la cola con las manos.


-Ah, no… no van a empezar sin mí- dijo Susana que se arrodillaba frente a mí, y corriéndola un poco a Mabel, abría mi bragueta y se tragaba mi pija.


A partir de ahí, todo se desarrolló salvaje y sensualmente. Nadie había encendido las luces del departamento, por lo que solo se veía la luz de la mañana por alguna ventana. Así como tenía en mis manos las nalgas de Mabel, la subí a la mesada, le saqué la bombachita, y le subí la pollera… y me ocupé de lamerla suavemente, rodeando su clítoris, haciendo círculos sobre él, jugando con sus labios, penetrándola con mi lengua, siguiendo el ritmo de sus gemidos, y sus contorsiones.


Entre mis piernas, Susana seguía disfrutando de mi pija, como si fuera un helado.


En medio de los gemidos, y cuando yo creía que la morocha iba a acabar con mi lengua, dijo con vos entrecortada


-Quiero coger


-Ya escuchaste a la señora- dijo la rubia, soltando mi pija por primera vez. Así que empecé a cogérmela de parado, moviéndome lentamente primero, haciendo cadencia con mis caderas después, y a medida que subía su ritmo, golpeando fuertemente contra su pelvis, sin detenerme, al ritmo de sus gritos.


-si, si, si, dame, dame pija… 


-no pares, puto- me decía Susana que estaba sentada en una silla, dándose con el dedo, mirando con los ojos bien abiertos como me cogía a su amiga, que en tres estocadas más, acabó abrazándome, temblando, tensando todos sus músculos, chorreando jugos.


Momentáneamente, todo volvía lentamente a la calma, y Susana aprovechó para llevarme de la mano a su cama, y sacándome la ropa, me tiró sobre ella, y empezó a cabalgarme la boca. 


-chupame así, nene, así, no pares- decía mientras se movía encima mío, frotando su concha sobre mis labios. Mabel no se demoró en volver, y se montó sobre mi pija, y yo, que hacia apenas media hora estaba en la cola del supermercado, tenia a dos mujeres hambrientas, cogiéndome, disfrutándome, gimiendo encima mío, como dos posesas.


Mabel se regaló su segundo orgasmo, y se tiró en la cama despatarrada, y yo también quería el mío.


Así que tumbé a Susana en la cama le abrí las piernas, y arrodillado, empecé a darle profundamente, con ritmo, sin detenerme, hasta que empezó a acabar. Ahí empecé a darme permiso para conseguir mi orgasmo, pero no hizo falta demasiado más. Una fuerza incontenible nacieron en mi cuello y en mis huevos, encontraron su centro en mi vientre, y soltaron toda su energía en forma de leche, que volqué, preciosamente, en los pechos de la rubia, que los recibió agradecida. Mabel también fue parte del festin, que aprovechó para limpiar los pezones de Susana con su lengua.


Los tres teníamos una sonrisa enorme en las caras. Empecé a vestirme como para irme, cuando Mabel dijo


-¿Tenés algo mejor que hacer que quedarte todo el día con nosotras?

12 comentarios - Supermercado

gust7387 +1
muy buen relato que lindo ir de compras y terninar asi
VoyeaurXVII
suceso extraño!
putita_linda +1
Para un capítulo de la vieja serie "historias de sexo de gente común"
Cotidiano y super caliente 😏
VoyeaurXVII +1
jajajaja!
gracias por los puntos y por compartir
veteranodel60 +2
Historias de la vida, siempre hay una mujer hambrienta de pija y dispuesta a buscar la mejor manera posible de atraer a un macho, van puntos y felicitaciones
VoyeaurXVII +1
para mi que las chicas habían elegido al negro del reparto, pero como no había delivery se quedaron con el "primer pelotudo que encontremos"....
En todo caso, que me importa!
Pervberto +1
¿Y? ¿Tenía algo mejor que hacer?
VoyeaurXVII +1
jajajaja! sabés que no!
Pervberto +1
Y, bue, habrá tenido que aceptar resignadamente la fatalidad...
VoyeaurXVII +1
no ofreci demasiada resistencia, le voy a confesar...
jorvac164 +1
Por lo visto casi te violan.Excitante relato,para ponerse al palo.Muy bueno,van10 !!!
VoyeaurXVII
en ningun momemto fue contra mi voluntad... ni opuse resistencia!
pero que me dejé hacer... no tenga dudas
lequi26 +1
De dónde son o a que súper van
VoyeaurXVII
si se lo digo, entonces parece que el relato esta auspiciado por el supermercado de Araoz y J.Alvarez
BirreinadelSur
Por qué estás cosas no me pasan en el súper???
Parejita1880 +1
Escuche señor, tengo que ir al super que hay unas ofertas interesantísimas!
Por favor, ¿me ayuda usted a llevarlas a casa?
VoyeaurXVII
usted ocupese de abrir el baul... yo me ocupo del resto
5contar
Híper caliente!!! 🤤🤤🤤