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Mi marido me hizo ponerle los cuernos

A mis 42años, y después de 15, de casada; sólo había tenido sexo con mi marido, que fueprácticamente mi primer novio; y cuando hablaba de esto, con mis amigasseparadas, que habían tenido más experiencias con hombres; me contaban lasdiferencias entre hacerlo con unos, o con otros; si la tienen más grande, máspequeña; o que son de una manera, o de otra; incluso animándome a que tuvieraalguna aventura, para saber lo que me estaba perdiendo; lo que, acababaprovocándome algunas fantasías, y terminaba masturbándome en soledad.
Yo estabaun poco gordita, pero sentía que todavía era atractiva para los hombres; y todoeso, me iba dando curiosidad.
¿Cómo seríahacerlo con otro hombre?
Y, hastaalguna vez, lo había comentado con mi marido; claro, en broma; pero, sinatreverme nunca, a ponerle los cuernos, por mis principios y porque lo amaba.
Eso fuequedando ahí, hasta que una noche, estando en casa con un amigo de mi marido,celebrando un negocio que habían hecho, bebimos y sucedió algo que, cambió mivida.
Yo no estoymuy acostumbrada a beber, y enseguida me hizo efecto; por lo que, les dije queme iba a la cama; y así, los dejé ahí, hablando de sus cosas, más tranquilos.La verdad es que, estaba realmente mareada, y cuando me metí en la cama, mequedé dormida inmediatamente.
Al cabo deun tiempo, noto que mi marido se mete en la cama, y me abraza por detrás,sintiendo la dureza de su pene, presionándome las nalgas.
Como eraverano, yo tenía un camisón fino transparente y cortito, que solía ponerme con latanga, para dormir; aunque en ese estado, medio dormida y con resaca, yo noestaba para mucha juerga; pero, parecía que él sí, y continuó insistiendo,acariciándome entre las piernas, los pechos, de una forma distinta, mucho másansiosa y apasionada, que otras veces.
Después detanto toqueteo, estaba empezando a calentarme también, dejándolo que hiciera loque quisiera, porque había conseguido humedecerme toda la vagina; así que, abrílas piernas, para que sus dedos, se introdujeran dentro de ella, y provocaramis primeros gemidos.
Cuandollevé mi mano a su pene, lo noté distinto, como más grueso; pero, entre lapenumbra de la habitación y lo mareada que estaba, no pude pensar mucho en eso,y me dejé llevar por el gozo, que provocaba su masturbación y sus besos. Depronto, me penetró por detrás; primero, lentamente; y luego, incrementando su ritmo,haciéndome sentir su verga, más profundamente que otras ocasiones.
La rapidezcon la que estaba consiguiendo llegar al orgasmo, me dio un momento de lucidez;miré hacia atrás, y pude darme cuenta, de que quien me estaba cogiendo, no erami marido, sino su amigo; y eso, me dejó muy confundida; y tuve un primerintento instintivo, de salirme y gritar; pero, entre la excitación que estabasintiendo, el alcohol, la rabia y un montón de sentimientos más, que no podríadescribir, me dejé llevar, y lancé mi primer grito, al sentir que esa verga, meestaba proporcionando el orgasmo más intenso, que recordara en los últimosaños.
Al darme lavuelta, ya no reparé más en quien estaba conmigo, y me dispuse a disfrutar lomás posible; aprovechaba la oportunidad que estaba teniendo; aunque en esemomento, no sabía si mi marido, le había dado permiso, para que me cogiera, oél también, se había quedado dormido, de tanto beber; y su amigo, había aprovechadoel momento, para meterse en mi cama.
De todasformas, estaba cumpliendo una fantasía, que rondaba mi cabeza últimamente, y memetí su pene en la boca, para hacerle la mamada, que con más ganas hice enmuchos años; hasta acabar en mi boca, sin importarme que me echara el semen enella, pudiendo probar de esta forma, el semen de otro hombre; derramándoseentre mis labios, haciéndole ver a ese hombre, lo entregada que estaba a él,comportándome como una auténtica puta; lo que, debía estar un poco desconcertado,y excitado a la vez, por mi reacción, ante su sorpresiva follada; seguramente,ayudada también por el alcohol.

Mi marido me hizo ponerle los cuernos


Mientras serecuperaba su erección, se puso entre mis piernas, para comerme la vagina, deuna manera deliciosa. Las dejé abiertas, completamente para él; y fue en esemomento, cuando pude ver la sombra de mi marido, que nos estaba observando; yeso, hizo que se disparara en mí, un nuevo orgasmo; y sin darme descanso, sepuso encima, para metérmela de nuevo, bombeándome de una manera trepidante,como nunca me lo habían hecho, poniéndome a gritar, ya sin ningún pudor; cuandosentí su semen caliente, dentro de mí, haciendo que yo acabara de nuevo;dejándome en un estado, que ya no sabía ni donde estaba, ni con quien; pero,preguntándome todavía, como mi marido, le había ofrecido mi vagina a su amigo,y porqué.
Después dehaberme cogido bien a su gusto, el amigo de mi marido, salió de la habitación,y yo me quedé agotada, profundamente dormida, hasta el día siguiente,levantándome más tarde de lo habitual, y muy cansada, como si me hubieran dadouna paliza, la noche anterior.
Cuando vi ami marido en la cocina, casi ni me atrevía a mirarlo a la cara; sin saber cómoreaccionar, sin saber muy bien que decirle, si enfadarme, o agradecérselo; ysin saber por qué había provocado esa situación; por lo que, decidí actuar,como si no me hubiera enterado de nada; ya que, él tampoco me comentaba nada, sabiendoque había pasado; así que, durante las noches siguientes, seguí teniendo sexocon mi marido, como siempre; pero, quizás, notando más pasión por parte suya,como si fuera alguien nueva para él, y hubiera aumentado su deseo hacia mí.
Hasta que,mientras hacíamos el amor, decidí desacoplarme y le pregunté a secas:
-        ¿porqué?
El abriócon sorpresa los ojos, y sin entender, dijo:
-        Porqué ¿qué?
-        No te hagas el tonto, sabes que teestoy preguntando. Le respondí
Se hizo unsilencio; él buscaba las palabras, cuando finalmente respondió:
-        Era una fantasía que tenía. Lo sabías.Lo hemos hablado; pero, sabía que te negarías siempre; así que, se me ocurrióhacerlo de esta manera. Perdóname.
Nuevamentese hizo un silencio, como esperando mi perdón.
Al ratoagregó:
-        Pero ¿no te gustó?
Ahora, lasque buscaba las palabras, era yo; pero, al rato le respondí:
-        Sí, me gustó.
-        Lo sé, observé que lo disfrutaste.¿cómo la tiene?
Mesorprendió la pregunta, y decidí cambiar de tema:
-        Si no hubiera sido por el vino y laoscuridad de la habitación, seguramente me hubiera negado.
Élinsistió: - ¿cómo la tiene?
En eseinstante, sentí sobre mi pansa, que recuperaba su erección, por lo que me animéa responderle:
-        Grande. La tiene más grande; poreso, me di cuenta que no eras vos; pero, como te dije, entre la resaca y laoscuridad, ya estaba en el baile.
Como si setratara de un interrogatorio, siguió preguntándome:
-        ¿Te lo hizo bien?
-        Sí. Respondí a secas, sintiendo queaquello lo excitaba.
-        ¿Es rica su leche?
-        No sé, es distinta.
-        ¿Te metió mucha cantidad en laboca?
-        Sí, fue abundante.
De repente,se acomodó y me ensartó, cogiéndome casi con furia; pero, era pura pasión.
A los pocosminutos, acabábamos ambos, llenándome como hacía rato, no lo hacía.
-        ¿Te gustaría hacerlo nuevamente? Medijo, antes de salirse de mi interior.
No supe queresponder; pensé que era una travesura, una situación única.
Al rato, asentícon la cabeza, y me pidió que la mamara; lo cual, obedecí.
Y así,pasaron varias semanas, hasta que volvió a presentarse en casa con su amigo,para que les hiciera algo de cenar.
No podíacreer, que me fuera a hacer lo mismo otra vez. Yo estaba muy nerviosa, y casi,ni me atrevía a mirarlos, por mi timidez.
Desdeluego, esta vez era consciente de lo que iba a pasar.
Así que, medisculpé; y mientras se calentaba la cena, les dije que me pondría máspresentable.
Cuandollegué a la habitación, tenía en claro que no quería que fuera tan obvio; porlo que, me puse un vestido sencillo, para poder colocarme lencería erótica;pero, que descubriría al desnudarme; y si bien, quería los tacones, elegí algomás sencillo.
Al regreso,mi marido estaba sirviendo la cena, y su amigo, llenando las copas con vino. Alverme, ambos expresaron lo hermosa que me veía.
La cena fueplacentera, y la conversación amable; y por momentos, hasta hilarante.
Estuveesperando, que en cualquier momento su amigo, me llevara a la habitación, y semetiera en la cama; pero esta vez, estaría muy consciente, y lo disfrutaríadesde el primer momento.
No pasó nimedia hora, y sentí que su amigo me tomaba la mano, como invitándome aretirarnos. Observé a mi marido, como pidiendo permiso; y él, simplemente meguiñó un ojo.
Al entrar, empezóenseguida a manosearme por todos lados. Yo ya estaba muy caliente esperandoeste momento; lo cual, él debió notar, por como estaba de mojada mi vagina,porque era lo único que yo deseaba, que me penetrase lo antes posible, y que mehiciera sentir, esos orgasmos tan intensos.
Pero setomó su tiempo, acariciándome los muslos y agradeciéndome al oído, que me hayapuesto el liguero y medias negras, que eran su debilidad.
Me di lavuelta, y le agarré esa verga que tanto me gustaba; y que ya la tenía bien dura;así que, le abrí la bragueta, metí mi mano y se la saqué como pude; luego, meagaché para mamársela.
En lapenumbra de la habitación, volví a ver a mi marido masturbándose, observando todo.
Su amigo bajabael cierre de mi vestido, y manoseaba mis pechos; mientras, yo seguíaconcentrada en su glande, con mi boca.
Al rato, élme alza de las axilas, y el vestido cae por gravedad, quedando en ropainterior; da un paso atrás, observándome de la cabeza a los pies, exclamando:
-        ¡Qué hermosa sos!
-        Me dieron permiso, para poseertetoda la noche.
Esa fraseprovocó en mí, casi un orgasmo.
Medesabrochó el corpiño y se metió entre mis tetas, besándolas hasta poner mispezones erectos.
Luego, bajómi tanga, y me hizo sentar en la cama; mientras, él se zambullía en mi entrepiernas. Ahora, su lengua hacía maravillas, arrancándome gemidos y llevándome ami primer orgasmo. Saboreó mis jugos; y luego, me acomodó más arriba en lacama; separó mis piernas y depositó su verga, en la puerta de mi inundadavagina.
Alcomienzo, me cogió suavemente; pero luego, lo hizo con frenesí; hasta que llegómi segundo orgasmo.
Él parecíapoder controlar su eyaculación; lo cual, me calentaba más aún. Su pija eraperfecta para mi vagina.
Se recostóa mi lado, me hizo girar, y siguió penetrándome por detrás.
Yo había quedadode frente a la puerta de la habitación; y ahora, podía observar perfectamente,como mi marido, se masturbaba furiosamente; lo que me dio más morbo todavía, yvolvió a acelerar la llegada de mi tercer orgasmo.
La nochefue larga; y con él, parecía que tenía ganas de probar de todo, porque me giré,poniéndome de frente, y tomándosela con la mano, la introduje nuevamente, en micueva. Con mi mano, le hacía señales a mi marido, para que se uniese; y así, dejéhacer anal también; algo que, no le había dejado hacer a mi esposo, y que fuetodo un descubrimiento para mí; aunque después, se aprovecharía mi marido,porque lo seguí practicando con él, en nuestras noches privadas, pareciendo quele gustaba a él, más que a mí.
Mi maridorespondió rápidamente a mi llamado, sacándose la ropa como un bombero. Seacomodó detrás mío, y como niño con juguete nuevo, no lograba penetrarme de losnervios; así que, le pedí que me dejara; entonces, la tomé con la mano, y pocoa poco, me la introduje.
Al comienzo,me dolió; pero, ellos me dejaron que marcara el compás. Entonces, cuando meretiraba de verga de su amigo, me metía en la de mi marido.

Doble Penetracion


Lasensación fue estupenda. Cómo pude perderme esto, pensé en mi interior.
Luego,reinó el descontrol; gemíamos los tres; entraban y salían desordenadamente;pero, causándome mi cuarto orgasmo, al sentir que, las dos vergas chocaban enmi interior.
Al rato, mimarido acaba en mi culo; y, segundos después, su amigo me inunda la vagina; yyo, casi experimento otro orgasmo.
Sin sacármelas,comienzan a besarme por todos lados, y a susurrarme lo hermosa y linda puta queera.
Hasta que,mi marido me dice al oído:
-        ¿Nos recuperas?
Y yoobedezco. Me retiro del medio, comenzando a mamar la pija de mi marido;mientras que, con mi otra mano, juego con la verga de su amigo.
Observo quereaccionan rápidamente, como si fueran adolescentes; pero continuo.
El amigo demi marido, me pide que vuelva al medio; y yo con gusto, me acomodo.
Volvieron apenetrarme, sintiendo como mis jugos, se deslizaban por las piernas; eso ya eraun chiquero.
Estuvieroncogiéndome un largo rato; no podía precisar el tiempo; cuando de repente, con elresplandor del amanecer, me sorprendía una metralla de orgasmos, que nuncahabía experimentado; pensé que moriría.
Por suerte,ellos acababan nuevamente, casi a la par; y pensé, me salvé que me llevaran aterapia intensiva.
Evidentemente,por el agotamiento, nos quedamos dormidos así, como estábamos.
A mediamañana, me despertó la lluvia del baño, y verifiqué que era mi marido, quienseguramente, se estaba bañando; ya que, su amigo me miraba, como si estuviera admirándome.No sé como me vería; pero yo, me veía un desastre; desnuda, con sólo mediasnegras de liga, manchadas de chorros blancos.
Él mesonríe, y yo observo que tiene una enorme erección. Al descubrirlo, me dice:
-        ¿Me la chuparías?
Sonreí yasentí con la cabeza; así que, él se acomodó, apoyando su grueso glande sobremi boca.

portaligas


Cuandoestaba mamándosela hacendosamente, siento que mi marido salía del baño, y sequeda observándonos; y al rato, comenzada a masturbarse.
A los diezminutos, su amigo retira su verga y derrama su leche sobre mis pechos; alterminar, siento un toque en el hombro; era mi marido que pedía que abriera laboca, para acabar en ella.
Cuandoterminé de limpiársela, corrí al baño por una ducha.
A misalida, su amigo se había retirado; pero regresa, al menos, una vez por mes.

8 comentarios - Mi marido me hizo ponerle los cuernos

y0s0yy0
Que buen relato!! Soy de mdp,hablamos..me gustaría participar! Jaja
juan897 +1
tremendo.. me salto mucha leche de pija cuando lo lei
mdqpablo +1
muy buen relato .hermosa experiencia .los invitamos a pasar por nuestros post
PAJERO_MDQ13 +1
Hola Nena, no sabes como me exploto la pija de leche leyendo tu relato! Me encantó, muy exitante y bien detallado, muchas palabras sin separar que complican un poco la lectura, pero me ratonee imaginando que mientras lo escribias te volvias a calentar y por eso no las separaste bien.
te dejo +10 y me anoto para sumarle mas cuernos a tu marido, que por cierto, es un copado con el plan que armó para los dos!