Este también es muy caliente...
Mi pelvis subía y bajaba,
mi vagina fluía,
mis piernas no dejaban de temblar,
mis pechos estaban tan duros que dolían, - "¿quieres más?, hazlo, tocate para mi. - muevete, así, no, no pares".
Eran las palabras que el pronunciaba mientras me veía sobre el colchón utilizando mis dedos de manera lujuriosa, los gemidos escapaban de mi boca sin poder negarles hacerlo, las palabras más sucias cerdas e incoherentes escapan de mi boca salada deseosa y roja.
- date vuelta, apoyate con los codos, hazlo, quiero ver ese culo, abrete.
-si, señor.
Me apoye sobre mis brazos, mis piernas se separaron, y lleve dos de mis dedos a la boca, los mojé como su fuera su carne, pase mi brazo por debajo de mi mojado abdomen y comencé, no paré.
- Por favor, por favor, te necesito a ti
Me ardía el vientre, me lloraban los ojos, mi respiración estaba descontrolada, mis dedos no eran suficiente, estaba sufriendo, quería más. Siempre quería más.
- Dilo, quiero que lo pidas.
- metela, hazlo, por favor.
No fue necesario suplicar más, lo hizo, me poseyó, su
m i e m b r o llenó todo dentro de mi, una y otra vez, de manera animal, de manera exquisita, dios, como lo metia.
- Más, más, más
Era todo lo que escapaba de mi boca junto a gritos ahogados, gemidos de perra, voz de niña.
Sabía que estaba por terminar, no quería perderme ese exquisito espectáculo.
- En mi boca
Fue todo lo que logre decir, lo hizo, ahí lo puso, no deje ni un centímetro sin mi calor, no desperdicie ni una gota, todas fueron bienvenidas en mi garganta, sus ojos se tornaron blancos y su cuerpo se tensó al instante...
- Que hija de puta, que puta, mi puta.
Fue lo que logró decir, y me gustó, me senti tan sucia que me excitaba, me sentí tan mujer que no me lo creía.
Me rompio, en 4, lo hizo, y lo seguirá haciendo, duele, gusta, dios, quiero más, volvería por más.
Siempre por más.
Ya lo era, era su puta.
Y él, el hijo de perra que solitaria cada gota de leche para mantenerme satisfecha.
Eso eramos.
Y no pido más.
Mi pelvis subía y bajaba,
mi vagina fluía,
mis piernas no dejaban de temblar,
mis pechos estaban tan duros que dolían, - "¿quieres más?, hazlo, tocate para mi. - muevete, así, no, no pares".
Eran las palabras que el pronunciaba mientras me veía sobre el colchón utilizando mis dedos de manera lujuriosa, los gemidos escapaban de mi boca sin poder negarles hacerlo, las palabras más sucias cerdas e incoherentes escapan de mi boca salada deseosa y roja.
- date vuelta, apoyate con los codos, hazlo, quiero ver ese culo, abrete.
-si, señor.
Me apoye sobre mis brazos, mis piernas se separaron, y lleve dos de mis dedos a la boca, los mojé como su fuera su carne, pase mi brazo por debajo de mi mojado abdomen y comencé, no paré.
- Por favor, por favor, te necesito a ti
Me ardía el vientre, me lloraban los ojos, mi respiración estaba descontrolada, mis dedos no eran suficiente, estaba sufriendo, quería más. Siempre quería más.
- Dilo, quiero que lo pidas.
- metela, hazlo, por favor.
No fue necesario suplicar más, lo hizo, me poseyó, su
m i e m b r o llenó todo dentro de mi, una y otra vez, de manera animal, de manera exquisita, dios, como lo metia.
- Más, más, más
Era todo lo que escapaba de mi boca junto a gritos ahogados, gemidos de perra, voz de niña.
Sabía que estaba por terminar, no quería perderme ese exquisito espectáculo.
- En mi boca
Fue todo lo que logre decir, lo hizo, ahí lo puso, no deje ni un centímetro sin mi calor, no desperdicie ni una gota, todas fueron bienvenidas en mi garganta, sus ojos se tornaron blancos y su cuerpo se tensó al instante...
- Que hija de puta, que puta, mi puta.
Fue lo que logró decir, y me gustó, me senti tan sucia que me excitaba, me sentí tan mujer que no me lo creía.
Me rompio, en 4, lo hizo, y lo seguirá haciendo, duele, gusta, dios, quiero más, volvería por más.
Siempre por más.
Ya lo era, era su puta.
Y él, el hijo de perra que solitaria cada gota de leche para mantenerme satisfecha.
Eso eramos.
Y no pido más.
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