nos dirigimos al restaurante del hotel, desayunamos un buen bufet, y cosa rara, como ya dije normalmente no uso sujetador, pero esa vez si llevaba uno blanco de satín, lo que se traslucía en mi blusa, ene se momento me dijo:
-Qué bonito brasier tiene, me dejaría verlo completo.
Sin meditar nada le contesté:
-Sí,si usted quiere
-Por supuesto
Acto seguido, ordenó la cuenta, pagó y nos dirigimos al elevador, me dijo:
-Espéreme aquí, voy por una habitación
Yo solo asentí con la cabeza
El regresó y me dijo:
-Listo ya está
Ingresamos a la habitación, me dijo:
-Ponte cómoda
Era la primera vez que me tuteaba, sin atinar a hacer nada, él tomo la iniciativa, se me acercó y lentamente me tomo de la cabeza, me empezó a besar el cuello, el cabello, la frente hasta llegar a mi boca, besos que yo no rechacé, me desabrochó la blusa y la deslizó hasta quitármela toda, se retiró un momento para admirar mis senos y me despojó del sujetador, quedando al descubierto esas dos aureolas rosadas y erguidas como retando a ser chupadas, lo que hizo de inmediato y mientras me succionaba las tetas, sus manos recorrían mis nalgas y mis piernas, mientras alternaba una succionada con un beso en la boca, luego me deslizó el zíper de mi faldita, con gran habilidad me la quitó hasta quedar enfundada en una tanguita blanca que sin más, me la arrancó, en pocos minutos estaba sólo con las zapatillas, de inmediato se desnudó con gran rapidez y la experiencia de quien lo hace a menudo, me arrojó sobre la cama y me recorrió con su lengua todo mi cuerpo, yo estaba al mil, estaba tan caliente, que cuando tocó mi rajita ya la empezó a lamer, un grito de satisfacción y orgasmo contenido, pues me lamía el clítoris con gran experiencia, ¡dios que ricura! Lo que es no tener un amante experto me dije.
Carlos, continuó besándome, manoseándome, acariciándome, mamándome a su antojo y a mi delicia y delirio, de tal forma que en menos de una hora de faje y cachondeo me había venido tres veces, ¡Sí! Tuve tres orgasmos sin que me metiera esa verga de buen tamaño, no tan grande como la de mi marido ni tan gruesa, hasta que por fin me dijo:
-Mi diosa, voy a entrar en mi templo, relájate y disfrútalo
Mi templo, que hermosa forma de llamarle a mi vagina, en ese momento yo ya deliraba con la idea de ser penetrada y poco a poco pero con gran maestría me introdujo toda su verga hasta llenarme toda, me bombeaba y me bombeaba a su antojo y yo gemía de delicia y deseo de ser eternamente penetrada así, como nunca antes lo había hecho, ¡Dios cómo lo disfrute!
Yo tuve al menos otro par de orgasmos y él me cogía tan sabroso que le pedía que continuara y no acabara, a lo que me contestó:
-Mi diosa, apenas estoy comenzando, te dije que te relajaras hoy et van a coger como nunca lo habías imaginado.
Perfecto, pensé, este cabrón me va a dejar bien cogida, mientras me lo metía, podía oler su exquisito aroma, me succionaba los pechos y me decía:
-Putita te encanta la verga, eres muy sabrosa, con razón tos te quieren penetrar si estas de antojo, pero sólo yo te la voy a meter.
Al oír todo lo que me decía, yo solo asentía, gritaba de gusto, gemía como una puta que se la cogen por primera vez y me excitaba aún más sus palabras su faje y el deseo que despertaba en él.
Después de un rato, me dijo:
-Mi Reyna, voltéate de espaldas.
Sin más ni más me puso en cuatro y me empezó a perrear, me lo metía por la vagina, al tiempo que me seguía diciendo de cosas vulgares pero excitantes y cachondas, me agarró del cabello y cual si fuera un jinete y yo su yegua, me montó y me cogió hasta que me vine otras dos veces, ¡Increíble me dije!
La verdad es que tanta cogida me tenía exhausta y para entonces el ya se había venido en mi, sin utilizar condón, pero no me importó, realmente lo disfrutaba y no me importaba el seguía limando y mamando mis tetas, a lo que me despertó el deseo de mamar ese pene erecto y agradecerle la cogida que me había dado, por lo que empecé a besarlo y a chuparlo
Cuando estaba a punto de venirse, la saco de mi verga, ¿Porqué imploré, si yo estaba enloquecida con ese pedazo de carne palpitante en mi boca, pero me dijo:
-Calma te voy a penetrar:
Me puso en cuatro y me empezó a coger deliciosamente, de repente sentí como me agarraba las nalgas y me introducía un dedo en el ano, luego dos y finalmente, poco a poco, saco su verga de mi rajita y me dijo:
-Con calma, te va a doler un poquito, pero te juro que te va a gustar.
, me metió todo el pene en mi ano, al mismo tiempo que no dejaba de acariciar mi clítoris, la sensación de dolor y gusto fue tan grande, que me volvió loca y nuevamente tuve dos orgasmos seguidos, ¡Dios me quiero morir, pero así bien cogida!
Carlos terminó, me envolvió en un abrazo, nos besamos mucho tiempo, se le volvió a parar y recostados en la cama, me cogió por mi rajita pero de espaldas que rico, los dos nos venimos al mismo tiempo.
Después nos bañamos, nos vestimos
-Qué bonito brasier tiene, me dejaría verlo completo.
Sin meditar nada le contesté:
-Sí,si usted quiere
-Por supuesto
Acto seguido, ordenó la cuenta, pagó y nos dirigimos al elevador, me dijo:
-Espéreme aquí, voy por una habitación
Yo solo asentí con la cabeza
El regresó y me dijo:
-Listo ya está
Ingresamos a la habitación, me dijo:
-Ponte cómoda
Era la primera vez que me tuteaba, sin atinar a hacer nada, él tomo la iniciativa, se me acercó y lentamente me tomo de la cabeza, me empezó a besar el cuello, el cabello, la frente hasta llegar a mi boca, besos que yo no rechacé, me desabrochó la blusa y la deslizó hasta quitármela toda, se retiró un momento para admirar mis senos y me despojó del sujetador, quedando al descubierto esas dos aureolas rosadas y erguidas como retando a ser chupadas, lo que hizo de inmediato y mientras me succionaba las tetas, sus manos recorrían mis nalgas y mis piernas, mientras alternaba una succionada con un beso en la boca, luego me deslizó el zíper de mi faldita, con gran habilidad me la quitó hasta quedar enfundada en una tanguita blanca que sin más, me la arrancó, en pocos minutos estaba sólo con las zapatillas, de inmediato se desnudó con gran rapidez y la experiencia de quien lo hace a menudo, me arrojó sobre la cama y me recorrió con su lengua todo mi cuerpo, yo estaba al mil, estaba tan caliente, que cuando tocó mi rajita ya la empezó a lamer, un grito de satisfacción y orgasmo contenido, pues me lamía el clítoris con gran experiencia, ¡dios que ricura! Lo que es no tener un amante experto me dije.
Carlos, continuó besándome, manoseándome, acariciándome, mamándome a su antojo y a mi delicia y delirio, de tal forma que en menos de una hora de faje y cachondeo me había venido tres veces, ¡Sí! Tuve tres orgasmos sin que me metiera esa verga de buen tamaño, no tan grande como la de mi marido ni tan gruesa, hasta que por fin me dijo:
-Mi diosa, voy a entrar en mi templo, relájate y disfrútalo
Mi templo, que hermosa forma de llamarle a mi vagina, en ese momento yo ya deliraba con la idea de ser penetrada y poco a poco pero con gran maestría me introdujo toda su verga hasta llenarme toda, me bombeaba y me bombeaba a su antojo y yo gemía de delicia y deseo de ser eternamente penetrada así, como nunca antes lo había hecho, ¡Dios cómo lo disfrute!
Yo tuve al menos otro par de orgasmos y él me cogía tan sabroso que le pedía que continuara y no acabara, a lo que me contestó:
-Mi diosa, apenas estoy comenzando, te dije que te relajaras hoy et van a coger como nunca lo habías imaginado.
Perfecto, pensé, este cabrón me va a dejar bien cogida, mientras me lo metía, podía oler su exquisito aroma, me succionaba los pechos y me decía:
-Putita te encanta la verga, eres muy sabrosa, con razón tos te quieren penetrar si estas de antojo, pero sólo yo te la voy a meter.
Al oír todo lo que me decía, yo solo asentía, gritaba de gusto, gemía como una puta que se la cogen por primera vez y me excitaba aún más sus palabras su faje y el deseo que despertaba en él.
Después de un rato, me dijo:
-Mi Reyna, voltéate de espaldas.
Sin más ni más me puso en cuatro y me empezó a perrear, me lo metía por la vagina, al tiempo que me seguía diciendo de cosas vulgares pero excitantes y cachondas, me agarró del cabello y cual si fuera un jinete y yo su yegua, me montó y me cogió hasta que me vine otras dos veces, ¡Increíble me dije!
La verdad es que tanta cogida me tenía exhausta y para entonces el ya se había venido en mi, sin utilizar condón, pero no me importó, realmente lo disfrutaba y no me importaba el seguía limando y mamando mis tetas, a lo que me despertó el deseo de mamar ese pene erecto y agradecerle la cogida que me había dado, por lo que empecé a besarlo y a chuparlo
Cuando estaba a punto de venirse, la saco de mi verga, ¿Porqué imploré, si yo estaba enloquecida con ese pedazo de carne palpitante en mi boca, pero me dijo:
-Calma te voy a penetrar:
Me puso en cuatro y me empezó a coger deliciosamente, de repente sentí como me agarraba las nalgas y me introducía un dedo en el ano, luego dos y finalmente, poco a poco, saco su verga de mi rajita y me dijo:
-Con calma, te va a doler un poquito, pero te juro que te va a gustar.
, me metió todo el pene en mi ano, al mismo tiempo que no dejaba de acariciar mi clítoris, la sensación de dolor y gusto fue tan grande, que me volvió loca y nuevamente tuve dos orgasmos seguidos, ¡Dios me quiero morir, pero así bien cogida!
Carlos terminó, me envolvió en un abrazo, nos besamos mucho tiempo, se le volvió a parar y recostados en la cama, me cogió por mi rajita pero de espaldas que rico, los dos nos venimos al mismo tiempo.
Después nos bañamos, nos vestimos
7 comentarios - cogida como una yegua