Era un día como otro cualquiera, en el que yo iba a la casa de mi prima para entretenernos hablando y jugando con lo que fuese, pero ese día, parecía que algo había cambiado, porque mi prima no estaba, la habían mandado a un campamento de verano para mayores de 16 años, y yo no sabia que hacer, pues me aburría, así que fui para la casa de mi tía para ver si ella quería hablar conmigo un rato, toque en el portero y le pregunté si podía pasar, ella me dijo que sí, pero que tenía que esperar a que se terminara de bañar, yo le dije que sí, que la esperaba en la sala, pero cuando entré vi como la puerta del baño estaba un poco abierta, sentí una erección increíble de solo imaginar que la podría ver desnuda, y ya que lo había imaginado, me decidí a mirar por la ranura para mirar si podía ver algo.
Cuando me acerqué a la puerta, mi tía estaba cantando, lo que me dio la oportunidad de abrir un poco más la puerta, lo cual hizo que viese un espectáculo que a mis 16 años no me lo podría haber creído nunca, ella estaba enjabonándose todo el cuerpo lentamente, con la esponja se frotaba los pechos circularmente, se pellizcaba los pezones que eran de color marrón y grandísimos, yo estaba cachondísimo, pero al ver que se estaba empezando a masturbar, ya no pude más y me saqué la polla y empecé a masturbarme yo también, me centré tanto en lo mio que sin querer toqué la puerta y nos vimos el uno al otro cada cual con la mano en lo suyo, yo me levanté y me quedé mirándola, lejos de asustarme, no sé porque razón me empezó a latir la polla como si me fuese a reventar, y acercándome a ella, seguí masturbándome, ella finalmente, me dijo que me sentara, que iba a terminar lo que había empezado, pero esta vez, era diferente, se tocaba más despacio, se pasaba los dedos muy despacio por su coño depilado, se le veía todo, y yo seguía también haciéndomelo, no nos decíamos nada, solo nos mirábamos, hasta que ella me dijo:
-No sabía que mi sobrinito tuviese la polla tan grande!!
-¿Por qué no me la dejas ver bien?
-Ven, acércate, deja que la tía te la vea bien!!
Yo me acerqué sin decir nada, pero rogando a dios que me la tocara, y así fue, cuando estuve lo suficientemente cerca de ella me la cogió con la mano y empezó a acariciarla, yo pensé que me iba a correr, no aguantaba más ante tanta excitación, y con unos toques más de su suave mano en mi cabezón, salió una tremenda corrida que cayó en su barbilla y en sus pechos, yo le dije:
-Espera que te limpio
y cogí la esponja y empecé a pasársela por los pechos que seguían erectos, ella me cogió la mano y me la llevó hasta su conejo, allí, me la apretaba y me la hacía subir y bajar una y otra vez hasta que le quité la mano de ahí para terminar de desnudarme y meterme con ella en la bañera, ella se levantó y yo empecé a besarla, primero en la boca, después detrás del oído, así fui bajando por sus pechos, besándole sus grandes pezones que estaban durísimos, seguí besándola, pero más abajo, el ombligo, y por fin llegué a donde quería, al besarle el conejo por primera vez, sentí un calor tremendo en la boca, lo que me puso aun más cachondo.
Empecé a lamerle todo el conejo y ella apretaba mi cabeza contra sus muslos, yo le agarraba las nalgas, y le introducía la lengua con más fuerza, hasta que ella me dijo que me levantara, que ya tenía ganas de lo otro, los dos de pie, uno frente al otro, nos abrazamos y nos besamos, yo le metía la mano entre las piernas, y ella me cogía la polla hasta que nos separamos un poco, entonces ella se sujetó del riel de la cortina, levantó un poco la pierna y con la otra mano condujo mi polla hasta su coño, que estaba chorreando, calentísimo, fue una sensación increíble cuando mi polla entró totalmente, la sentí arder, entonces empecé a penetrarla hasta que pasados unos cinco minutos oímos un ruido cerca, era el motor del coche de mi tío, que había llegado de trabajar, yo me escondí en una habitación hasta que él se fue a duchar y pude salir.
Al día siguiente, tan pronto como oí que se iba a trabajar, fui a casa de mi tía, ella me abrió la puerta en camisón, pues eran las nueve de la mañana y me dijo que teníamos que hablar, pero yo la cogí de la mano, cerré la puerta y la llevé a su habitación, una vez allí la tumbé en la cama y le dije que hablaríamos después, pero que primero teníamos una cosa que terminar, no hubo que convencerla mucho, porque tan pronto como le puse la mano en el conejo, se me tiró al cuello y nos empezamos a besar, yo la incorporé y le quité el camisón, sus pechos eran redondos y empinados, pero en ese momento lo estaban más que nunca, le mordí un pezón a la vez que la recostaba otra vez, me quité la ropa y me puse encima de ella entre sus piernas, la cogí de las manos y se las levanté hacia las esquinas de la cama mientras le besaba la oreja y la parte de atrás del cuello, mientras la besaba, le iba rozando con mi muslo en su coño depilado, me incorporé poniéndome de rodillas entre sus piernas y la cogí por la cintura, arqueándole la espalda y volviéndole a besar los pechos, luego le separé un poco más las piernas y le introduje un dedo y le dije que si le gustaba, ella me dijo que sí, que le metiera otro, yo lo hice y ella empezó a gemir de placer, empecé a meterle y sacarle los dedos de su coño compulsivamente, ella gritaba, yo le tapé la boca y seguí metiéndole los dedos, luego los saqué y se los puse en la boca, como había visto muchas veces en las películas porno, ella me los chupó e inmediatamente, se fue a por mi polla, la cogió y primero me besó la punta de la polla, luego con la lengua la recorría de arriba hacia abajo, para al final tragársela totalmente.
Sonó el teléfono, y por miedo a otra posible interrupción, me levanté de la cama, desconecté el teléfono, me giré hacia ella, la cogí de las piernas y la llevé hacia el borde de la cama, donde le empecé a pasar la polla por su coño, tenía unos labios grandísimos, se los abrí un poquito y allí estaba su clítoris hinchado al máximo, le empecé a pasar la polla alrededor de él, hasta que sin avisarla se la metí hasta el fondo, ella gritó, tanto de dolor como de placer y luego me pedía que no parase, así pasamos casi media hora hasta que estaba a punto de correrme, ella me dijo que la sacara, pero yo le tapé la boca y le dije que le iba a gustar sentir un semen que no fuera el de su marido dentro, eso la excitó porque me sujetó por la cintura y me empujó contra ella, dando lugar a fuertes embestidas hasta que al final me corrí dentro de su coño, fue la corrida más grande que había tenido, y se quedó hasta la última gota dentro de ella puesto que aun después de eyacular seguí penetrándola a los cinco minutos saqué la polla de su coño y se la pasé por toda la cara haciendo que me la chupara, y diciéndole, ahora ya podemos hablar, dime que es lo que querías decirme, y ella me dijo que lo que ella quería era acabar lo que habíamos empezado .
Durante un mes seguimos haciendo el amor como locos, pero al cabo de ese mes llego su hija, mi prima, y ya no pudimos hacerlo más hasta un par de meses, durante los cuales me conformaba con ir a comer a su casa y que me tocara la polla por debajo de la mesa al igual que yo le metía los dedos hasta el fondo.
Cuando me acerqué a la puerta, mi tía estaba cantando, lo que me dio la oportunidad de abrir un poco más la puerta, lo cual hizo que viese un espectáculo que a mis 16 años no me lo podría haber creído nunca, ella estaba enjabonándose todo el cuerpo lentamente, con la esponja se frotaba los pechos circularmente, se pellizcaba los pezones que eran de color marrón y grandísimos, yo estaba cachondísimo, pero al ver que se estaba empezando a masturbar, ya no pude más y me saqué la polla y empecé a masturbarme yo también, me centré tanto en lo mio que sin querer toqué la puerta y nos vimos el uno al otro cada cual con la mano en lo suyo, yo me levanté y me quedé mirándola, lejos de asustarme, no sé porque razón me empezó a latir la polla como si me fuese a reventar, y acercándome a ella, seguí masturbándome, ella finalmente, me dijo que me sentara, que iba a terminar lo que había empezado, pero esta vez, era diferente, se tocaba más despacio, se pasaba los dedos muy despacio por su coño depilado, se le veía todo, y yo seguía también haciéndomelo, no nos decíamos nada, solo nos mirábamos, hasta que ella me dijo:
-No sabía que mi sobrinito tuviese la polla tan grande!!
-¿Por qué no me la dejas ver bien?
-Ven, acércate, deja que la tía te la vea bien!!
Yo me acerqué sin decir nada, pero rogando a dios que me la tocara, y así fue, cuando estuve lo suficientemente cerca de ella me la cogió con la mano y empezó a acariciarla, yo pensé que me iba a correr, no aguantaba más ante tanta excitación, y con unos toques más de su suave mano en mi cabezón, salió una tremenda corrida que cayó en su barbilla y en sus pechos, yo le dije:
-Espera que te limpio
y cogí la esponja y empecé a pasársela por los pechos que seguían erectos, ella me cogió la mano y me la llevó hasta su conejo, allí, me la apretaba y me la hacía subir y bajar una y otra vez hasta que le quité la mano de ahí para terminar de desnudarme y meterme con ella en la bañera, ella se levantó y yo empecé a besarla, primero en la boca, después detrás del oído, así fui bajando por sus pechos, besándole sus grandes pezones que estaban durísimos, seguí besándola, pero más abajo, el ombligo, y por fin llegué a donde quería, al besarle el conejo por primera vez, sentí un calor tremendo en la boca, lo que me puso aun más cachondo.
Empecé a lamerle todo el conejo y ella apretaba mi cabeza contra sus muslos, yo le agarraba las nalgas, y le introducía la lengua con más fuerza, hasta que ella me dijo que me levantara, que ya tenía ganas de lo otro, los dos de pie, uno frente al otro, nos abrazamos y nos besamos, yo le metía la mano entre las piernas, y ella me cogía la polla hasta que nos separamos un poco, entonces ella se sujetó del riel de la cortina, levantó un poco la pierna y con la otra mano condujo mi polla hasta su coño, que estaba chorreando, calentísimo, fue una sensación increíble cuando mi polla entró totalmente, la sentí arder, entonces empecé a penetrarla hasta que pasados unos cinco minutos oímos un ruido cerca, era el motor del coche de mi tío, que había llegado de trabajar, yo me escondí en una habitación hasta que él se fue a duchar y pude salir.
Al día siguiente, tan pronto como oí que se iba a trabajar, fui a casa de mi tía, ella me abrió la puerta en camisón, pues eran las nueve de la mañana y me dijo que teníamos que hablar, pero yo la cogí de la mano, cerré la puerta y la llevé a su habitación, una vez allí la tumbé en la cama y le dije que hablaríamos después, pero que primero teníamos una cosa que terminar, no hubo que convencerla mucho, porque tan pronto como le puse la mano en el conejo, se me tiró al cuello y nos empezamos a besar, yo la incorporé y le quité el camisón, sus pechos eran redondos y empinados, pero en ese momento lo estaban más que nunca, le mordí un pezón a la vez que la recostaba otra vez, me quité la ropa y me puse encima de ella entre sus piernas, la cogí de las manos y se las levanté hacia las esquinas de la cama mientras le besaba la oreja y la parte de atrás del cuello, mientras la besaba, le iba rozando con mi muslo en su coño depilado, me incorporé poniéndome de rodillas entre sus piernas y la cogí por la cintura, arqueándole la espalda y volviéndole a besar los pechos, luego le separé un poco más las piernas y le introduje un dedo y le dije que si le gustaba, ella me dijo que sí, que le metiera otro, yo lo hice y ella empezó a gemir de placer, empecé a meterle y sacarle los dedos de su coño compulsivamente, ella gritaba, yo le tapé la boca y seguí metiéndole los dedos, luego los saqué y se los puse en la boca, como había visto muchas veces en las películas porno, ella me los chupó e inmediatamente, se fue a por mi polla, la cogió y primero me besó la punta de la polla, luego con la lengua la recorría de arriba hacia abajo, para al final tragársela totalmente.
Sonó el teléfono, y por miedo a otra posible interrupción, me levanté de la cama, desconecté el teléfono, me giré hacia ella, la cogí de las piernas y la llevé hacia el borde de la cama, donde le empecé a pasar la polla por su coño, tenía unos labios grandísimos, se los abrí un poquito y allí estaba su clítoris hinchado al máximo, le empecé a pasar la polla alrededor de él, hasta que sin avisarla se la metí hasta el fondo, ella gritó, tanto de dolor como de placer y luego me pedía que no parase, así pasamos casi media hora hasta que estaba a punto de correrme, ella me dijo que la sacara, pero yo le tapé la boca y le dije que le iba a gustar sentir un semen que no fuera el de su marido dentro, eso la excitó porque me sujetó por la cintura y me empujó contra ella, dando lugar a fuertes embestidas hasta que al final me corrí dentro de su coño, fue la corrida más grande que había tenido, y se quedó hasta la última gota dentro de ella puesto que aun después de eyacular seguí penetrándola a los cinco minutos saqué la polla de su coño y se la pasé por toda la cara haciendo que me la chupara, y diciéndole, ahora ya podemos hablar, dime que es lo que querías decirme, y ella me dijo que lo que ella quería era acabar lo que habíamos empezado .
Durante un mes seguimos haciendo el amor como locos, pero al cabo de ese mes llego su hija, mi prima, y ya no pudimos hacerlo más hasta un par de meses, durante los cuales me conformaba con ir a comer a su casa y que me tocara la polla por debajo de la mesa al igual que yo le metía los dedos hasta el fondo.
2 comentarios - La Ducha de mi Tía