Comienzo hoy una serie de relatos, cada uno una historia diferente, pero que tienen un hilo en común: me fueron contados, en mi larga trayectoria como masajista, por colegas y eventualmente por algún paciente. Son historias de masajes muy lindas y veridicas, al menos creo en las fuentes que me las trajeron como tales.
Asi que ire intercalando estas historias con alguna otra que tenga para compartirles.
Aca va la primera.
Manuel era hombre de unos 50 y tantos, muy amable, que asistía al gabinete de Paula mas o menos una vez por mes.
Paula, una hermosa masajista de 44 años, con cabellos rubios. Alta y delgada. Una cola normal pero hermosa y unos pechos chicos pero armoniosos en su cuerpo.
Paula no ofrecía sexo con sus masajes pero si ofrecía un "relax manual" que como todos sabrán significa que terminaba sus masajes con una linda paja. No se desvestia y casi no dejaba que la tocaras. A veces solo un poco la cola. Alguna caricia como para que disfrutes algo de ella.
Sus pajas eran maravillosas, jugaba con tu pija de una manera muy suave hasta hacerte acabar.
Manuel iba en busca de sus buenos masajes, ella es muy buena profesional, y obviamente tambien en busca de sus dulces pajas. Se ve que no tenía una muy fluida vida sexual con su esposa y las dulces pajas de Paula calmaban su ansiedad. Ella es una tremenda profesional, sabe que sus pacientes vienen por lo buena masajista que es y por eso ella les brinda su mejor masaje y los finaliza con la mas dulce de las pajas.
Manuel ya era avitué del gabinete de Paula. No pasaba mas de un mes hasta que ella recibía su whatsapp solicitandole un turno.
Uno de sus mejores clientes ( o pacientes, como ella los llama) jamas un problema y jamas una desubicación. Por mas que la calentura de Manuel llegara a ser mucha, nunca se desubicaba, nunca pasaba de una caricia tierna a su cola que por ahi apretaba un poco en el momento de los espasmos por la copiosa acabada, fruto del escaso sexo con su mujer. A Paula le encantaba atenderlo y por más que estuviera acostumbrada, le calentaba la reacción que lograba en el y la cantidad de leche que le sacaba.
Pero una vez ocurrió que Manuel dejó de llamar. Y pasaron varios meses. Su whatsapp enmudeció para Paula hasta que un dia no pudo mas y lo llamo.
Y lo que había ocurrido es que la esposa de Manuel habia fallecido y el estaba sumido en una importante depresión. Eran felices y el poco sexo que tenían era debido a la enfermedad de su esposa que al final se la llevó.
Hablaron un buen rato y ella lo invitó a su gabinete y lo convenció diciendole que con ella no hicieron nada malo y que de seguro su mujer nunca hubiese querido verlo abatido asi.
Al otro dia Manuel se bañó, se afeitó y se fue a ver a Paula.
Se abrazaron fuertemente y despues ella acompañó de la mano a Manuel a la camilla. Este se quitó toda la ropa y se acosto como ya era su costumbre.
El masaje fue el mejor de los que ella recuerde haber hecho y cuando lo tuvo boca arriba se convirtieron en las caricias que Manuel necesitaba.
De pronto llegó a su pija, con sus caricias suaves y esta volvió a la vida y de pronto fue su lengua la que lo acariciaba y sus humedos y carnosos labios los que comenzaron a besarla y a tragarsela con mucha pasión. Paula había pasado la valla que ella misma habia puesto... ternura... calentura... no se, pero mientras seguia chupando, fue quitandose la ropa y cuando Manuel quiso darse cuenta, Paula acomodaba la cabeza de su pija en la entrada de su mojada concha y se dejaba caer hasta tenerla toda adentro.
Comenzó a cabalgarlo despacio, disfrutando cada cm de verga que entraba y salia, besandolo y dandole a besar sus tetas a Manuel.
No pensó en el tremendo error de no haberle puesto un forro. Nunca cogía con los clientes, nunca los necesitó pero ahora cometía un error, que por fortuna no tuvo consecuencias, pero nunca le pasó por la cabeza ese peligro.
Según me confesó una vez, ella tampoco tenia una vida sexual muy plena y muchas veces se calentaba mal con algun cliente, pero ella prefería no coger con ellos. Esta vez fue especial y cuando Manuel anunció su inminente orgasmo ella lo apretó con sus piernas, clavó su pija bien al fondo y esperó el lechazo besando a su amante.
Sentir los chorros de leche caliente en su interior hizo que ella tambien acabara.
Terminaron abrazados y reponiendose un tiempo en la camilla.
Manuel prometió volver y no dejarse caer nuevamente. En el fondo tenía la esperanza de volver a coger con Paula, pero no se lo dijo. Sabía bien que eso era algo que decidiría ella llegado el momento.
Asi que ire intercalando estas historias con alguna otra que tenga para compartirles.
Aca va la primera.
Manuel era hombre de unos 50 y tantos, muy amable, que asistía al gabinete de Paula mas o menos una vez por mes.
Paula, una hermosa masajista de 44 años, con cabellos rubios. Alta y delgada. Una cola normal pero hermosa y unos pechos chicos pero armoniosos en su cuerpo.
Paula no ofrecía sexo con sus masajes pero si ofrecía un "relax manual" que como todos sabrán significa que terminaba sus masajes con una linda paja. No se desvestia y casi no dejaba que la tocaras. A veces solo un poco la cola. Alguna caricia como para que disfrutes algo de ella.
Sus pajas eran maravillosas, jugaba con tu pija de una manera muy suave hasta hacerte acabar.
Manuel iba en busca de sus buenos masajes, ella es muy buena profesional, y obviamente tambien en busca de sus dulces pajas. Se ve que no tenía una muy fluida vida sexual con su esposa y las dulces pajas de Paula calmaban su ansiedad. Ella es una tremenda profesional, sabe que sus pacientes vienen por lo buena masajista que es y por eso ella les brinda su mejor masaje y los finaliza con la mas dulce de las pajas.
Manuel ya era avitué del gabinete de Paula. No pasaba mas de un mes hasta que ella recibía su whatsapp solicitandole un turno.
Uno de sus mejores clientes ( o pacientes, como ella los llama) jamas un problema y jamas una desubicación. Por mas que la calentura de Manuel llegara a ser mucha, nunca se desubicaba, nunca pasaba de una caricia tierna a su cola que por ahi apretaba un poco en el momento de los espasmos por la copiosa acabada, fruto del escaso sexo con su mujer. A Paula le encantaba atenderlo y por más que estuviera acostumbrada, le calentaba la reacción que lograba en el y la cantidad de leche que le sacaba.
Pero una vez ocurrió que Manuel dejó de llamar. Y pasaron varios meses. Su whatsapp enmudeció para Paula hasta que un dia no pudo mas y lo llamo.
Y lo que había ocurrido es que la esposa de Manuel habia fallecido y el estaba sumido en una importante depresión. Eran felices y el poco sexo que tenían era debido a la enfermedad de su esposa que al final se la llevó.
Hablaron un buen rato y ella lo invitó a su gabinete y lo convenció diciendole que con ella no hicieron nada malo y que de seguro su mujer nunca hubiese querido verlo abatido asi.
Al otro dia Manuel se bañó, se afeitó y se fue a ver a Paula.
Se abrazaron fuertemente y despues ella acompañó de la mano a Manuel a la camilla. Este se quitó toda la ropa y se acosto como ya era su costumbre.
El masaje fue el mejor de los que ella recuerde haber hecho y cuando lo tuvo boca arriba se convirtieron en las caricias que Manuel necesitaba.
De pronto llegó a su pija, con sus caricias suaves y esta volvió a la vida y de pronto fue su lengua la que lo acariciaba y sus humedos y carnosos labios los que comenzaron a besarla y a tragarsela con mucha pasión. Paula había pasado la valla que ella misma habia puesto... ternura... calentura... no se, pero mientras seguia chupando, fue quitandose la ropa y cuando Manuel quiso darse cuenta, Paula acomodaba la cabeza de su pija en la entrada de su mojada concha y se dejaba caer hasta tenerla toda adentro.
Comenzó a cabalgarlo despacio, disfrutando cada cm de verga que entraba y salia, besandolo y dandole a besar sus tetas a Manuel.
No pensó en el tremendo error de no haberle puesto un forro. Nunca cogía con los clientes, nunca los necesitó pero ahora cometía un error, que por fortuna no tuvo consecuencias, pero nunca le pasó por la cabeza ese peligro.
Según me confesó una vez, ella tampoco tenia una vida sexual muy plena y muchas veces se calentaba mal con algun cliente, pero ella prefería no coger con ellos. Esta vez fue especial y cuando Manuel anunció su inminente orgasmo ella lo apretó con sus piernas, clavó su pija bien al fondo y esperó el lechazo besando a su amante.
Sentir los chorros de leche caliente en su interior hizo que ella tambien acabara.
Terminaron abrazados y reponiendose un tiempo en la camilla.
Manuel prometió volver y no dejarse caer nuevamente. En el fondo tenía la esperanza de volver a coger con Paula, pero no se lo dijo. Sabía bien que eso era algo que decidiría ella llegado el momento.
7 comentarios - Historias de masajes: La soledad de Manuel.
Me hago masajes desde hace 5 años y jamas tuve un relax manual ni lo pedi. Siempre me suena en la cabeza pero nunca me anime a preguntar.
Gracias por compartir el relato... voy a buscar mas en tu perfil!
Hay varios relatos de masajes y si andas por zona norte tengo una chica que puede hacerte eso realidad