Este pasado fin de semana mi vecina de campus, Melisa , me invitó con un grupo de sus amigos al mar. Luego del encuentro que tuve con ella, contado en mi anterior relato, seguimos saliendo y hablando lo más bien aunque nunca se volvió a repetir algo parecido.
En fin... en este viaje éramos nosotras dos, Claudia (que estudia con Meli), su novio Andrés (en italiano, el nombre puede confundir, entonces lo dejamos así) y su hermano Matteo. Si bien yo seguía con terrible calentura, fui más que nada en intención de retiro espiritual reiki para ver si podía despejar un poco la cabeza.
Alquilamos una casa re contra chica, tan chica que dormíamos todos juntos en una misma habitación tirados en el piso en colchones. El calor que hace en esta época del año lo hacía posible, y la verdad que no me molestaba. Además que con los paisajes que hay por la zona, la verdad lo último que pensás es en tener una habitación de lujo.
Por si no saben, en Europa es muy común que los hombres usen zunga. Pero lo usan por comodidad o costumbre... es habitual ver tanto al pendejo que se parte, como al señor de 70 con pancita potente. En este caso, los dos hermanitos eran del team "que se parten". Con el agregado que Andrés (el que estaba con la novia) tenía terrible bulto que le marcaba todo. "Concentrate en otra cosa Julieta, que está la novia y se arma" pensaba yo para mi interior, y traté por todos los medios de evitar mirar más de lo debido.
Me enteré también, que Meli se estaba garchando a Matteo hace un tiempo. Por lo que yo quedé en el medio de dos parejitas; sola. La idea original (según me confesó luego mi amiga) era sumar a otro de los amigos de los chicos para mi, pero a último momento no pudo ir. Y tampoco daba decirme "che no vengas porque el chabón que te había conseguido no va". Así que bueno, paciencia, pensé yo. Cuando estás de racha no hay con que darle.
Llegamos el viernes para disfrutar la tarde en la playa. Andrés desfilando su gran bulto, Claudia no se le despegaba un segundo, Meli tomando clases aceleradas de italiano conmigo y Matteo. A la noche nos tiramos en la habitación.
Meli y yo dormíamos una al lado de la otra, la parejita en la otra punta bien juntitos y Matteo más cerca de Meli. Al atardecer bajaba la temperatura, pero tampoco hacía frío así que la ropa para dormir era bien liviana. Los chicos en boxer, Claudia se había traído un pijama, Meli dormía en tanga (literal) y yo con una remera apenas por abajo de la cola.
Claudia fue la primera en irse a dormir, porque estaba cansada. Andrés la siguió al rato ya que había sido el conductor designado. Nos quedamos Matteo, Meli y yo. Cuando me di cuenta que sobraba, me fui a dormir dejándolos solos. La parejita dormía placenteramente en su rincón y yo me quedé dormida, hasta que sentí movimientos cerca mío.
Meli y Matteo se iban a acostar. Sentí como en una mezcla de italiano y español mi amiga trataba de convencer a Matteo que no quería hacer nada porque estaban todos ahí, pero él insistía que estaban durmiendo y no había problema.
Yo me hacía la dormida, tapando mi cara con la almohada pero trataba de espiar lo que pasaba. Al final, terminó convenciéndola y arreglaron "solo un pete". Matteo se acomodó en su colchón y de un movimiento quedó en bolas. Meli se arrodilló entre sus piernas y empezó a chuparsela con ganas, evidentemente quería terminar el asunto rápido. Yo solo podía ver la cola de Meli y su cabeza subir y bajar.
Matteo la agarraba del pelo acompañando sus movimientos, y con otra mano le acariciaba la cola. Su mirada por un instante se movió hacia mi cama. Yo rápido cerré los ojos, y traté de no moverme. Dudé un instante si me había visto o no. Sospeché que sí, cuando la hizo frenar a Meli y se acomodó de tal forma que yo pudiera ver en platea preferencial el espectáculo. Y qué espectáculo!
Erecta apuntando al techo estaba su pija y la mano de Meli tratando de rodearla aunque era imposible. Era un pijón petiso, pero bien ancho que obligaba a mi amiga a abrir sus labios hasta el extremo. Igualmente, lo hacía con una naturalidad impactante. La pija ensalivada de Matteo desaparecía en la boca de Meli que acompañaba el subir y bajar de su cabeza con sus manos pajeandola.
Cuando el chico empezó a moverse en evidente llegada del lechazo, Meli se la sacó de la boca y la apuntó a la panza de Matteo descargando toda la leche sobre su cuerpo. Uno, dos, tres lechazos bien fuertes que llegaron hasta su pecho y el resto goteó sobre el tronco de su verga. Mi amiga no la soltó hasta asegurarse que no quedaba ni una gota por salir. Lo exprimió.
Se besaron y mi amiga se acostó para dormir. Matteo se levantó y se fue a limpiar. Yo seguí haciéndome la dormida. Cuando volvió, sentí que se quedó parado y no se acostaba. De repente, veo que se acerca a Meli y la llama para corroborar que estaba dormida. Se da vuelta y siento su mirada penetrar mi cuerpo.
Yo estaba de costado (en cucharita) mirando hacia el otro lado. Seguía sintiendo su presencia mirándome. Me moví despacio para quedar boca abajo. Pero en el movimiento me aseguré que la remera se levantara un poco quedando parte de mi colita al aire. Me imaginaba como se debía estar manoseando esa pija gorda mirándome el culo y me encantaba.
Cuando decidí que era suficiente show, volví a moverme, ahora mirando hacia donde él estaba (pero con los ojos cerrados, simulando estar dormida). Ahí se fue a acostar. A la mañana siguiente, me despierto con la parejita garchando abajo de la sábana. Estaban de costado, Andrés atrás penetrándola despacio. Claudia se mordía para no gemir y gritar con semejante pija taladrándola bien profundo.
En el desayuno, Matteo me miraba y me sonreía, comprobando que se había dado cuenta que estaba despierta. Le devolví una sonrisa cómplice dándole a entender que había visto todo tal como él quería. Nos fuimos a la playa y empezamos a organizar la salida de la noche. No había mucho para elegir, pero preguntando a la gente del lugar terminamos en un barcito sobre la playa que se ponía bailable apenas empezaba a bajar el sol.
Entrada la noche ya había bastante gente, todos bailando en la arena. Mis amigos quedaron en parejitas y yo media sola, aunque no por mucho. Me puse a hablar con dos chicos milaneses. Después del espectáculo que había tenido con Matteo y Andrés, la verdad que estaba re caliente (más que al inicio del viaje). Les bailé a los dos, bien puta, apoyándoles el culo en la verga totalmente a propósito. Cuando uno de los dos se fue a buscar algo para tomar, me chapé al amigo.
Me agarró fuerte del culo de una y me apretó contra su cuerpo. Yo me derretí al sentir las manos fuertes apretando mis nalgas. Lo necesitaba. Me comió la boca con una delicadeza pero a su vez una voracidad que me mojó toda. Mi mano fue sola a amasarle la pija por encima del pantalón. Ya la sentía dura, yo me mordí los labios al imaginármela penetrándome con fuerza. Cuando llegó el amigo, no se si por el alcohol que habíamos tomado o por lanzado, se acercó por atrás mío y me apoyó el orto mientras le daba el vaso a su amigo.
Se empezó a refregar en mi culo mientras el otro me comía la boca. Lejos de querer zafarme, giré y empecé a chapar con el otro amigo, mientras el que me había tranzado antes me manoseaba el culo con una mano, mientras tomaba su bebida.
Este no besaba tan bien como el primero, pero yo estaba en un éxtasis imposible de interrumpir. Cuando ya no daba para más, empiezan a insistir en irnos a coger. Yo me moría de ganas, sin dudas, pero no quería irme sin avisarle a mi amiga donde iba a estar.
La busqué desesperada, pero no encontré a ninguno de los chicos. Les pedí que me acompañaran a la casa (seguro se habían ido a coger) así les avisaba y arrancaba. Estaba re decidida. Quería las dos pijas desesperadamente. Como pudimos, fuimos caminando hasta la casa. Yo iba en el medio de los dos, casi colgada. Estábamos los 3 re borrachos. Ellos aprovechaban y me metían mano. Yo no me quedaba atrás y les metía alternadamente la mano adentro del pantalón para pajearlos.
En una esquina con una callecita bastante oscura, me empujan adentro. "No aguanto más" dice uno y saca su verga afuera. Medio que dudé al principio, pero la verdad es que yo tampoco aguantaba más. Me arrodillé y luego de escupirme la mano para lubricar la pija me la tragué.
"No viene nadie", dijo el otro que estaba mirando si había gente. Sacó la pija y me la puso en la boca. Yo estaba desesperada chupando 2 pijas. Había extrañado tanto sentir esa sensación de ahogamiento cuando la pija te perfora la garganta. Me la clavaba lo más adentro posible para sentir como me daba arcadas. La sacaba y escupía sobre la pija.
La saliva chorreaba por mis labios, mis manos estaban húmedas y mis rodillas raspadas con la arena que había en la calle. Los chicos disfrutaban mi chupada. No solté nunca las pijas. Una vez una en la boca, mientras pajeaba la otra, después cambiaba y hacía lo mismo.
Cuando abrí mis ojos, entre medio de los dos cuerpos pude ver sobre la esquina la figura de dos personas observando todo. Me saqué la pija que tenía en la boca y mientras pajeaba las dos vergas puse atención y pude reconocer a Melisa y Matteo observando todo. No se si me reconocieron o no, pero no se querían perder detalle.
Uno de los chicos me hizo parar para apoyarme contra la pared. Abrí mis piernas y mientras ellos levantaban mi pollerita yo arqueaba la espalda para parar bien la cola. Sentía 4 manos tocarme el culo. Estaba extremadamente caliente, sentir como me manoseaban en el medio de la calle y encima, con mis amigos mirando me volvió re loca.
Uno de ellos, llevó sus dedos hacía mi concha empapada. Entre ellos hablaban, pero no entendía nada. Me penetró directamente con 2 dedos para hacerme estallar de placer. Uno se puso detrás mío y me penetró sin piedad. La clavó entera. Tanto necesitaba eso, que mis piernas empezaron a temblar apenas sentí la pija abrirme la concha y acabé con un gemido contenido apenas sentí la puntita entrar en mi cuerpo.
Yo estaba casi sentada sobre la pija del pibe, mientras me agarraba de la verga del otro. Miré para el costado. Los espectadores aún estaban atentos a todo lo que pasaba. Justo debajo de donde me estaban cogiendo había una luz, por lo que ahora seguramente se habían dado cuenta que era yo. El otro se acomodó para cogerme en la misma posición. Me clavó la pija y empezó a moverla así enterrada bien adentro. Me provocó otro orgasmo que hizo chorrear toda la pija del flaco.
El que quedaba libre, también se puso a mi lado y me hizo agachar. Como pude, seguí con el de atrás clavándome y medio agachada empecé a chuparle la verga al amigo. Empezó a gemir y gritar cosas que no entendí pero supuse que estaba por acabar. Saqué la pija de la boca y le hice la paja hasta que me salpicó toda la cara, la remera y el pelo.
En ese instante que sentí la leche caliente de uno de mis machos volví a acabar justo cuando el amigo sacaba la pija de mi concha. Ya no podía estar en pie, me temblaba todo el cuerpo. Por mis piernas chorreaban mis jugos que no paraban de fluir.
Caí arrodillada rendida al piso, para que el otro me agarrara de la pera forzándome a abrir mi boca. Apoyó su pija y se pajeó esperando acabar ahí. "No en la boca" le dije enérgicamente. Por suerte, respetuoso, sacó la verga y la apoyó sobre una de mis mejillas. Se pajeó con fuerza mientras yo le manoseaba las bolas. Acabó literalmente a chorros. No paraba más de salir el líquido blanco y caliente que se escurría sobre mi cara. El primer latigazo, potente, dejó una línea blanca sobre mi cara que llegó hasta el pelo. Luego, cayó copiosamente sobre mi cuello y mis pechos.
Se vistieron y antes de irse uno de ellos tiró una tarjeta al lado mío. Más puta imposible. "Llamanos si vas a Milán", me dijo. Los pibes desaparecieron dejándome enlechada y cogida tirada en el medio de la calle. Una de mis visitas a familiares seguramente sea ahí, y no voy a desaprovechar en volver a verlos. Cuando recuperé el aliento y tuve fuerzas, me levanté y volví sola a la casa.
Ya estaban los 4 ahí. Me metí rápido al baño. Cuando me vi en el espejo, no lo podía creer. El poco maquillaje que tenía, todo corrido. Manchas de semen en mi remera, leche ya seca sobre mi cuello. Una mejilla blanca y el pelo ni hablar.
Hacía mucho tiempo no me sentía tan puta. Así parada frente al espejo mirando mi cara de recién cogida empecé a pajearme sin darme cuenta. Cada vez más fuerte. Con una mano me sostenía de la pileta mientras la otra la movía en círculos cada vez más rápido, hasta que acabé tirándome al piso.
Cuando me recuperé, me limpié y salí. Al abrir la puerta, estaba Matteo casi pegado como si hubiese estado escuchando. Me miró y sin decir nada sonrió y entró al baño. Solo atiné a devolverle la sonrisa y me fui a acostar. De verdad pensé que iba a intentar algo, pero al llegar a la habitación comprendí por qué se había contenido. Meli estaba despierta.
Me miró y se empezó a reír. "Puta re puta, como dicen ustedes" atinó a decirme entre risas. Le tiré con una almohada haciéndole señas que no dijera nada mientras me tiraba encima de ella y la abrazaba. Justo en ese momento entra Matteo que se sienta junto a nosotras.
"Algún días nos lo vamos a coger entre las dos a este pijudo, que te parece?" me dijo Meli en español, para que no entendiera tan fácil Matteo. "Me encantaría", le respondí mientras Matteo le mostraba un forro. Meli se paró, lo agarró de la mano y lo sacó de la habitación. "Me toca a mi ahora", dijo cerrando la puerta. Tenía ganas de ir a espiar, pero por el cansancio y la borrachera me quedé dormida.
El domingo nos levantamos a cualquier hora. Antes de irnos empezamos a preparar el último almuerzo. Meli y Claudia se fueron al mercado a comprar algunas cosas, los chicos con el auto a cargar combustible y hacer otras compras. Yo me quedé para empezar a cocinar.
Al rato que se fueron todos, volvió Andrés porque se había olvidado no se que cosa. Se quedó un rato hablando conmigo. Pero lo hizo bien cerca, onda casi apoyándome. Encima, el flaco se me acercaba y en lo único que pensaba era en su bulto.
Lo tenía atrás, casi apoyándome la cola y respirándome en el cuello mientras me hablaba y me preguntaba qué hacía. Yo sin querer tiraba mi cuerpo para atrás provocando el roce. Me di vuelta y mordiéndome los labios nos quedamos un rato flechados hasta que los bocinazos desde afuera del hermano nos sacaron del trance.
Se fue aunque yo quedé con el corazón a mil. Al rato volvieron ellos, pero las chicas aún no llegaban y yo quedé sola con los dos hermanitos. Me fui al patio de atrás a tomar un poco de sol. Andrés se acercó y se sentó al lado mío. Nos pusimos a charlar un rato, sentados uno al lado del otro en un banco.
Me preguntó como la había pasado, si me había divertido, y de a poco llevó la conversación al sábado a la noche y mi aventurita en el callejón. "En Argentina también hacés esas cosas?" me preguntó. La realidad, es que nunca había hecho algo así en la calle, por lo que contesté con la verdad. Pero siempre provocando. "No, nunca hice algo así. Hice otras cosas, pero en la calle nunca. Pero bueno... estaba muy caliente". Noté como se ponía más tenso. Disimuladamente se empezaba a rozar la pija con la mano.
Sin ningún problema se me empezó a lanzar. "Contame que son esas cosas que hacés" me decía mientras se tocaba la verga por encima del short. "Puede venir tu novia" es lo único que atiné a contestar. Eso dejó la puerta aún más abierta. "Todavía no llegan" dijo haciendo asomar la punta de la verga por debajo del pantalón. Esa forma de mostrarmela me re contra calentó. "Escondela!" le grité despacito pero sin poder dejar de mirar la terrible poronga aun dormida que asomaba por el pantalón.
Le agarré la pija y se la metí adentro del short, me levanté y me fui. Quedé re shockeada, pero a su vez re caliente. Al rato llegaron las chicas, terminamos de preparar todo y comimos. Luego, empezamos a armar los bolsos para la vuelta. Como yo había tenido tiempo, ya había armado mi mochila, entonces aproveché y volví al patio a tomar sol. Andrés volvió otra vez a sentarse al lado mío. "Está tu novia" le dije advirtiéndole que ahora no se zarpara. Pero no le importó mucho.
"No podés imaginarte lo que me calienta tu culo" me decía mientras se agarraba la pija sin disimularlo (ah... porque puta siempre: estaba tomando sol de espaldas, con el culo al cielo... y cuando llegó él no me cambié de posición, sino que seguí así).
Las casas eran todas iguales o parecidas. Un parque grande adelante y atrás, y sin cercos ni nada o sea que se podía pasar de una a otra sin rejas. "Vamos allá" me dice señalando la casa de al lado. Lo veo irse, y perderse atrás de la construcción.
Me quedé un rato inmóvil mirando para todos lados, queriendo ver si alguien se había dado cuenta de los movimientos. Me levanté y seguí el mismo camino que había hecho Andrés. Cuando me vio amagó con sacar la pija afuera del pantalón pero le hice una seña que se quedara quieto.
Lo arrinconé contra la pared y con mis manos agarré la poronga, que ya estaba semi erecta, y la dejé al aire. Recorrí con mis manos su cuerpo desnudo, de arriba a abajo, hasta llegar a agarrar la pija gorda y larga con mis 2 manos. Aun así, sobraba como para otra mano más (y aún no estaba del todo dura).
Empecé a pajearlo, él no se quedó atrás y corrió un poco mi bikini para meterme un dedo en mi concha. Lo sacó y me lo puso en la boca para que lo chupé. Me calenté tanto sentir mis fluidos que empecé a acelerar la paja. Ahora si, la tenía durísima.
Me arrodillé y traté de metermela en la boca mientras seguía con el trabajo que él había empezado en mi conchita. Acabé ahogando mis gemidos con la pija clavada en mi garganta. Apoyé la cabeza en la lengua y aceleré la paja, hasta que estuvo a punto.
Me paré y lo hice acabar pajeandolo y dejando caer toda su leche en el piso. Se acomodó el pantalón y se fue por donde había venido, con una sonrisa de oreja a oreja. Yo di una vuelta más y aparecí en la casa pero por la puerta del frente. "Te estábamos esperando", me dijo Meli mientras terminaban de cargar el auto.
Por supuesto de este último episodio no le mencioné nada a mi amiga. Nos dejaron a las dos en el campus. Cuando llegamos a la puerta, me despido y le digo que me voy a dormir porque estaba cansada. Me abraza y antes de irse me dice "yo también estoy cansada, no querés venir a dormir conmigo?"
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Indice
En fin... en este viaje éramos nosotras dos, Claudia (que estudia con Meli), su novio Andrés (en italiano, el nombre puede confundir, entonces lo dejamos así) y su hermano Matteo. Si bien yo seguía con terrible calentura, fui más que nada en intención de retiro espiritual reiki para ver si podía despejar un poco la cabeza.
Alquilamos una casa re contra chica, tan chica que dormíamos todos juntos en una misma habitación tirados en el piso en colchones. El calor que hace en esta época del año lo hacía posible, y la verdad que no me molestaba. Además que con los paisajes que hay por la zona, la verdad lo último que pensás es en tener una habitación de lujo.
Por si no saben, en Europa es muy común que los hombres usen zunga. Pero lo usan por comodidad o costumbre... es habitual ver tanto al pendejo que se parte, como al señor de 70 con pancita potente. En este caso, los dos hermanitos eran del team "que se parten". Con el agregado que Andrés (el que estaba con la novia) tenía terrible bulto que le marcaba todo. "Concentrate en otra cosa Julieta, que está la novia y se arma" pensaba yo para mi interior, y traté por todos los medios de evitar mirar más de lo debido.
Me enteré también, que Meli se estaba garchando a Matteo hace un tiempo. Por lo que yo quedé en el medio de dos parejitas; sola. La idea original (según me confesó luego mi amiga) era sumar a otro de los amigos de los chicos para mi, pero a último momento no pudo ir. Y tampoco daba decirme "che no vengas porque el chabón que te había conseguido no va". Así que bueno, paciencia, pensé yo. Cuando estás de racha no hay con que darle.
Llegamos el viernes para disfrutar la tarde en la playa. Andrés desfilando su gran bulto, Claudia no se le despegaba un segundo, Meli tomando clases aceleradas de italiano conmigo y Matteo. A la noche nos tiramos en la habitación.
Meli y yo dormíamos una al lado de la otra, la parejita en la otra punta bien juntitos y Matteo más cerca de Meli. Al atardecer bajaba la temperatura, pero tampoco hacía frío así que la ropa para dormir era bien liviana. Los chicos en boxer, Claudia se había traído un pijama, Meli dormía en tanga (literal) y yo con una remera apenas por abajo de la cola.
Claudia fue la primera en irse a dormir, porque estaba cansada. Andrés la siguió al rato ya que había sido el conductor designado. Nos quedamos Matteo, Meli y yo. Cuando me di cuenta que sobraba, me fui a dormir dejándolos solos. La parejita dormía placenteramente en su rincón y yo me quedé dormida, hasta que sentí movimientos cerca mío.
Meli y Matteo se iban a acostar. Sentí como en una mezcla de italiano y español mi amiga trataba de convencer a Matteo que no quería hacer nada porque estaban todos ahí, pero él insistía que estaban durmiendo y no había problema.
Yo me hacía la dormida, tapando mi cara con la almohada pero trataba de espiar lo que pasaba. Al final, terminó convenciéndola y arreglaron "solo un pete". Matteo se acomodó en su colchón y de un movimiento quedó en bolas. Meli se arrodilló entre sus piernas y empezó a chuparsela con ganas, evidentemente quería terminar el asunto rápido. Yo solo podía ver la cola de Meli y su cabeza subir y bajar.
Matteo la agarraba del pelo acompañando sus movimientos, y con otra mano le acariciaba la cola. Su mirada por un instante se movió hacia mi cama. Yo rápido cerré los ojos, y traté de no moverme. Dudé un instante si me había visto o no. Sospeché que sí, cuando la hizo frenar a Meli y se acomodó de tal forma que yo pudiera ver en platea preferencial el espectáculo. Y qué espectáculo!
Erecta apuntando al techo estaba su pija y la mano de Meli tratando de rodearla aunque era imposible. Era un pijón petiso, pero bien ancho que obligaba a mi amiga a abrir sus labios hasta el extremo. Igualmente, lo hacía con una naturalidad impactante. La pija ensalivada de Matteo desaparecía en la boca de Meli que acompañaba el subir y bajar de su cabeza con sus manos pajeandola.
Cuando el chico empezó a moverse en evidente llegada del lechazo, Meli se la sacó de la boca y la apuntó a la panza de Matteo descargando toda la leche sobre su cuerpo. Uno, dos, tres lechazos bien fuertes que llegaron hasta su pecho y el resto goteó sobre el tronco de su verga. Mi amiga no la soltó hasta asegurarse que no quedaba ni una gota por salir. Lo exprimió.
Se besaron y mi amiga se acostó para dormir. Matteo se levantó y se fue a limpiar. Yo seguí haciéndome la dormida. Cuando volvió, sentí que se quedó parado y no se acostaba. De repente, veo que se acerca a Meli y la llama para corroborar que estaba dormida. Se da vuelta y siento su mirada penetrar mi cuerpo.
Yo estaba de costado (en cucharita) mirando hacia el otro lado. Seguía sintiendo su presencia mirándome. Me moví despacio para quedar boca abajo. Pero en el movimiento me aseguré que la remera se levantara un poco quedando parte de mi colita al aire. Me imaginaba como se debía estar manoseando esa pija gorda mirándome el culo y me encantaba.
Cuando decidí que era suficiente show, volví a moverme, ahora mirando hacia donde él estaba (pero con los ojos cerrados, simulando estar dormida). Ahí se fue a acostar. A la mañana siguiente, me despierto con la parejita garchando abajo de la sábana. Estaban de costado, Andrés atrás penetrándola despacio. Claudia se mordía para no gemir y gritar con semejante pija taladrándola bien profundo.
En el desayuno, Matteo me miraba y me sonreía, comprobando que se había dado cuenta que estaba despierta. Le devolví una sonrisa cómplice dándole a entender que había visto todo tal como él quería. Nos fuimos a la playa y empezamos a organizar la salida de la noche. No había mucho para elegir, pero preguntando a la gente del lugar terminamos en un barcito sobre la playa que se ponía bailable apenas empezaba a bajar el sol.
Entrada la noche ya había bastante gente, todos bailando en la arena. Mis amigos quedaron en parejitas y yo media sola, aunque no por mucho. Me puse a hablar con dos chicos milaneses. Después del espectáculo que había tenido con Matteo y Andrés, la verdad que estaba re caliente (más que al inicio del viaje). Les bailé a los dos, bien puta, apoyándoles el culo en la verga totalmente a propósito. Cuando uno de los dos se fue a buscar algo para tomar, me chapé al amigo.
Me agarró fuerte del culo de una y me apretó contra su cuerpo. Yo me derretí al sentir las manos fuertes apretando mis nalgas. Lo necesitaba. Me comió la boca con una delicadeza pero a su vez una voracidad que me mojó toda. Mi mano fue sola a amasarle la pija por encima del pantalón. Ya la sentía dura, yo me mordí los labios al imaginármela penetrándome con fuerza. Cuando llegó el amigo, no se si por el alcohol que habíamos tomado o por lanzado, se acercó por atrás mío y me apoyó el orto mientras le daba el vaso a su amigo.
Se empezó a refregar en mi culo mientras el otro me comía la boca. Lejos de querer zafarme, giré y empecé a chapar con el otro amigo, mientras el que me había tranzado antes me manoseaba el culo con una mano, mientras tomaba su bebida.
Este no besaba tan bien como el primero, pero yo estaba en un éxtasis imposible de interrumpir. Cuando ya no daba para más, empiezan a insistir en irnos a coger. Yo me moría de ganas, sin dudas, pero no quería irme sin avisarle a mi amiga donde iba a estar.
La busqué desesperada, pero no encontré a ninguno de los chicos. Les pedí que me acompañaran a la casa (seguro se habían ido a coger) así les avisaba y arrancaba. Estaba re decidida. Quería las dos pijas desesperadamente. Como pudimos, fuimos caminando hasta la casa. Yo iba en el medio de los dos, casi colgada. Estábamos los 3 re borrachos. Ellos aprovechaban y me metían mano. Yo no me quedaba atrás y les metía alternadamente la mano adentro del pantalón para pajearlos.
En una esquina con una callecita bastante oscura, me empujan adentro. "No aguanto más" dice uno y saca su verga afuera. Medio que dudé al principio, pero la verdad es que yo tampoco aguantaba más. Me arrodillé y luego de escupirme la mano para lubricar la pija me la tragué.
"No viene nadie", dijo el otro que estaba mirando si había gente. Sacó la pija y me la puso en la boca. Yo estaba desesperada chupando 2 pijas. Había extrañado tanto sentir esa sensación de ahogamiento cuando la pija te perfora la garganta. Me la clavaba lo más adentro posible para sentir como me daba arcadas. La sacaba y escupía sobre la pija.
La saliva chorreaba por mis labios, mis manos estaban húmedas y mis rodillas raspadas con la arena que había en la calle. Los chicos disfrutaban mi chupada. No solté nunca las pijas. Una vez una en la boca, mientras pajeaba la otra, después cambiaba y hacía lo mismo.
Cuando abrí mis ojos, entre medio de los dos cuerpos pude ver sobre la esquina la figura de dos personas observando todo. Me saqué la pija que tenía en la boca y mientras pajeaba las dos vergas puse atención y pude reconocer a Melisa y Matteo observando todo. No se si me reconocieron o no, pero no se querían perder detalle.
Uno de los chicos me hizo parar para apoyarme contra la pared. Abrí mis piernas y mientras ellos levantaban mi pollerita yo arqueaba la espalda para parar bien la cola. Sentía 4 manos tocarme el culo. Estaba extremadamente caliente, sentir como me manoseaban en el medio de la calle y encima, con mis amigos mirando me volvió re loca.
Uno de ellos, llevó sus dedos hacía mi concha empapada. Entre ellos hablaban, pero no entendía nada. Me penetró directamente con 2 dedos para hacerme estallar de placer. Uno se puso detrás mío y me penetró sin piedad. La clavó entera. Tanto necesitaba eso, que mis piernas empezaron a temblar apenas sentí la pija abrirme la concha y acabé con un gemido contenido apenas sentí la puntita entrar en mi cuerpo.
Yo estaba casi sentada sobre la pija del pibe, mientras me agarraba de la verga del otro. Miré para el costado. Los espectadores aún estaban atentos a todo lo que pasaba. Justo debajo de donde me estaban cogiendo había una luz, por lo que ahora seguramente se habían dado cuenta que era yo. El otro se acomodó para cogerme en la misma posición. Me clavó la pija y empezó a moverla así enterrada bien adentro. Me provocó otro orgasmo que hizo chorrear toda la pija del flaco.
El que quedaba libre, también se puso a mi lado y me hizo agachar. Como pude, seguí con el de atrás clavándome y medio agachada empecé a chuparle la verga al amigo. Empezó a gemir y gritar cosas que no entendí pero supuse que estaba por acabar. Saqué la pija de la boca y le hice la paja hasta que me salpicó toda la cara, la remera y el pelo.
En ese instante que sentí la leche caliente de uno de mis machos volví a acabar justo cuando el amigo sacaba la pija de mi concha. Ya no podía estar en pie, me temblaba todo el cuerpo. Por mis piernas chorreaban mis jugos que no paraban de fluir.
Caí arrodillada rendida al piso, para que el otro me agarrara de la pera forzándome a abrir mi boca. Apoyó su pija y se pajeó esperando acabar ahí. "No en la boca" le dije enérgicamente. Por suerte, respetuoso, sacó la verga y la apoyó sobre una de mis mejillas. Se pajeó con fuerza mientras yo le manoseaba las bolas. Acabó literalmente a chorros. No paraba más de salir el líquido blanco y caliente que se escurría sobre mi cara. El primer latigazo, potente, dejó una línea blanca sobre mi cara que llegó hasta el pelo. Luego, cayó copiosamente sobre mi cuello y mis pechos.
Se vistieron y antes de irse uno de ellos tiró una tarjeta al lado mío. Más puta imposible. "Llamanos si vas a Milán", me dijo. Los pibes desaparecieron dejándome enlechada y cogida tirada en el medio de la calle. Una de mis visitas a familiares seguramente sea ahí, y no voy a desaprovechar en volver a verlos. Cuando recuperé el aliento y tuve fuerzas, me levanté y volví sola a la casa.
Ya estaban los 4 ahí. Me metí rápido al baño. Cuando me vi en el espejo, no lo podía creer. El poco maquillaje que tenía, todo corrido. Manchas de semen en mi remera, leche ya seca sobre mi cuello. Una mejilla blanca y el pelo ni hablar.
Hacía mucho tiempo no me sentía tan puta. Así parada frente al espejo mirando mi cara de recién cogida empecé a pajearme sin darme cuenta. Cada vez más fuerte. Con una mano me sostenía de la pileta mientras la otra la movía en círculos cada vez más rápido, hasta que acabé tirándome al piso.
Cuando me recuperé, me limpié y salí. Al abrir la puerta, estaba Matteo casi pegado como si hubiese estado escuchando. Me miró y sin decir nada sonrió y entró al baño. Solo atiné a devolverle la sonrisa y me fui a acostar. De verdad pensé que iba a intentar algo, pero al llegar a la habitación comprendí por qué se había contenido. Meli estaba despierta.
Me miró y se empezó a reír. "Puta re puta, como dicen ustedes" atinó a decirme entre risas. Le tiré con una almohada haciéndole señas que no dijera nada mientras me tiraba encima de ella y la abrazaba. Justo en ese momento entra Matteo que se sienta junto a nosotras.
"Algún días nos lo vamos a coger entre las dos a este pijudo, que te parece?" me dijo Meli en español, para que no entendiera tan fácil Matteo. "Me encantaría", le respondí mientras Matteo le mostraba un forro. Meli se paró, lo agarró de la mano y lo sacó de la habitación. "Me toca a mi ahora", dijo cerrando la puerta. Tenía ganas de ir a espiar, pero por el cansancio y la borrachera me quedé dormida.
El domingo nos levantamos a cualquier hora. Antes de irnos empezamos a preparar el último almuerzo. Meli y Claudia se fueron al mercado a comprar algunas cosas, los chicos con el auto a cargar combustible y hacer otras compras. Yo me quedé para empezar a cocinar.
Al rato que se fueron todos, volvió Andrés porque se había olvidado no se que cosa. Se quedó un rato hablando conmigo. Pero lo hizo bien cerca, onda casi apoyándome. Encima, el flaco se me acercaba y en lo único que pensaba era en su bulto.
Lo tenía atrás, casi apoyándome la cola y respirándome en el cuello mientras me hablaba y me preguntaba qué hacía. Yo sin querer tiraba mi cuerpo para atrás provocando el roce. Me di vuelta y mordiéndome los labios nos quedamos un rato flechados hasta que los bocinazos desde afuera del hermano nos sacaron del trance.
Se fue aunque yo quedé con el corazón a mil. Al rato volvieron ellos, pero las chicas aún no llegaban y yo quedé sola con los dos hermanitos. Me fui al patio de atrás a tomar un poco de sol. Andrés se acercó y se sentó al lado mío. Nos pusimos a charlar un rato, sentados uno al lado del otro en un banco.
Me preguntó como la había pasado, si me había divertido, y de a poco llevó la conversación al sábado a la noche y mi aventurita en el callejón. "En Argentina también hacés esas cosas?" me preguntó. La realidad, es que nunca había hecho algo así en la calle, por lo que contesté con la verdad. Pero siempre provocando. "No, nunca hice algo así. Hice otras cosas, pero en la calle nunca. Pero bueno... estaba muy caliente". Noté como se ponía más tenso. Disimuladamente se empezaba a rozar la pija con la mano.
Sin ningún problema se me empezó a lanzar. "Contame que son esas cosas que hacés" me decía mientras se tocaba la verga por encima del short. "Puede venir tu novia" es lo único que atiné a contestar. Eso dejó la puerta aún más abierta. "Todavía no llegan" dijo haciendo asomar la punta de la verga por debajo del pantalón. Esa forma de mostrarmela me re contra calentó. "Escondela!" le grité despacito pero sin poder dejar de mirar la terrible poronga aun dormida que asomaba por el pantalón.
Le agarré la pija y se la metí adentro del short, me levanté y me fui. Quedé re shockeada, pero a su vez re caliente. Al rato llegaron las chicas, terminamos de preparar todo y comimos. Luego, empezamos a armar los bolsos para la vuelta. Como yo había tenido tiempo, ya había armado mi mochila, entonces aproveché y volví al patio a tomar sol. Andrés volvió otra vez a sentarse al lado mío. "Está tu novia" le dije advirtiéndole que ahora no se zarpara. Pero no le importó mucho.
"No podés imaginarte lo que me calienta tu culo" me decía mientras se agarraba la pija sin disimularlo (ah... porque puta siempre: estaba tomando sol de espaldas, con el culo al cielo... y cuando llegó él no me cambié de posición, sino que seguí así).
Las casas eran todas iguales o parecidas. Un parque grande adelante y atrás, y sin cercos ni nada o sea que se podía pasar de una a otra sin rejas. "Vamos allá" me dice señalando la casa de al lado. Lo veo irse, y perderse atrás de la construcción.
Me quedé un rato inmóvil mirando para todos lados, queriendo ver si alguien se había dado cuenta de los movimientos. Me levanté y seguí el mismo camino que había hecho Andrés. Cuando me vio amagó con sacar la pija afuera del pantalón pero le hice una seña que se quedara quieto.
Lo arrinconé contra la pared y con mis manos agarré la poronga, que ya estaba semi erecta, y la dejé al aire. Recorrí con mis manos su cuerpo desnudo, de arriba a abajo, hasta llegar a agarrar la pija gorda y larga con mis 2 manos. Aun así, sobraba como para otra mano más (y aún no estaba del todo dura).
Empecé a pajearlo, él no se quedó atrás y corrió un poco mi bikini para meterme un dedo en mi concha. Lo sacó y me lo puso en la boca para que lo chupé. Me calenté tanto sentir mis fluidos que empecé a acelerar la paja. Ahora si, la tenía durísima.
Me arrodillé y traté de metermela en la boca mientras seguía con el trabajo que él había empezado en mi conchita. Acabé ahogando mis gemidos con la pija clavada en mi garganta. Apoyé la cabeza en la lengua y aceleré la paja, hasta que estuvo a punto.
Me paré y lo hice acabar pajeandolo y dejando caer toda su leche en el piso. Se acomodó el pantalón y se fue por donde había venido, con una sonrisa de oreja a oreja. Yo di una vuelta más y aparecí en la casa pero por la puerta del frente. "Te estábamos esperando", me dijo Meli mientras terminaban de cargar el auto.
Por supuesto de este último episodio no le mencioné nada a mi amiga. Nos dejaron a las dos en el campus. Cuando llegamos a la puerta, me despido y le digo que me voy a dormir porque estaba cansada. Me abraza y antes de irse me dice "yo también estoy cansada, no querés venir a dormir conmigo?"
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24 comentarios - Un fin de semana en la playa
gracias por pasar! 😉
Van mis nueve últimos puntos del día.
A ver si aprovechando que estás en Europa te pasas por España.
y ademas, si puedo, los veo a estos dos jaja
gracias por pasar
gracias por pasar 😉