Hace casi diez años que convivo con mi pareja, Karina, una mujer a la que le llevo unos pocos años y que para mi ego puedo decir que tengo una puta en la cama.
No sé porque lo hago, pero me excita contarles que un culo perfecto, envidiable y que me hacía pensar en decir a quien quisiera escucharlo: ‘te gusta? pues es solo mío’
Y siempre me excite con esta ‘ostentación’ de ese tesoro perfecto, ese culo de ensueño…
Y Karina me dejó tomar varias fotos entre provocativas y porno de su trasero en particular, fotos que en teoría eran solo para mí, para nuestra intimidad y nuestra seducción, pero una vez mas no pude controlarlo, es más fuerte que yo… y sin que ella siquiera lo sospechara, las subí a estos sitios, como ahora las vuelvo a subir para que todos digan ‘hombre! que afortunado eres! te envidio!
recibí un correo
queres ver y pajearte mientras le rompo bien el culo a tu mujer?
Solo eso decía, un extraño tan extraño como yo, en un principio me causó gracia y no lo tomé en serio, pero honestamente me quedó una picazón inquietante entre las piernas, así que solo contesté para ver que sucedía.
Hola! no nos conocemos… porqué me haces esa pregunta? Jamás nos escribimos…
Y eso dio pie a una seguidilla de mensajes de idas y vueltas, que más o menos se fueron de la siguiente manera.
– Porque vi el culo hermoso que tiene tu mujer, quiero probarlo
– Y no es rara una propuesta tan directa? No nos conocemos… lo has hecho antes?
– Varias veces, varios matrimonios, te prometo que te encantará, le dejaré el culo lleno de leche y bien abierto, que dices?
– Bueno, tendría que hablarlo con ella, tampoco es que se acueste con el primero que se cruce en su camino.
– Pregúntale, yo te aseguro que te va a gustar…
esto me había llevado a una excitación que no era habitual para mí, mientras le escribía sentía una erección terrible bajo mis pantalones, y más escribía, más adictivo se hacía, le pregunté de donde era, estábamos a cuatrocientos kilómetros de distancia, un pequeño problema, pero el tipo estaba decidido, alquilar un fin de semana una cabaña a mitad camino, me dirán que todo era muy enfermo? cierto… que sonaba a locura? también era cierto, pero que podía hacer, seguí preguntando
– Y que tienes por ofrecer? Es decir… cuento mide tu pene
– No sé cuáles serán los gustos de tu mujer, pero tengo una rica verga de veinte por seis, bien gorda por cierto
– Y que propones hacer?
– Dime que quisieras que haga
El tamaño de su verga me dio envidia, dudé que fuera cierto, pero no era el momento de preguntar más, medité unos segundos, que quisiera que hiciera, luego contesté
– Si me preguntas, me gustaría ver cómo te la chupa, y luego que le hagas bien el culo, como tú dices, y me gustaría que le acabes en la boca y ver como se traga tu leche, que dices?
– No hay más que hablar, no te defraudaré, habla con ella, le encantará…
– Y no te da vergüenza o pudor? Digo, que yo esté presente, a mí no se me pararía en tu lugar…
– Ya te he dicho, no serán el primer matrimonio en mi vida, se de putas como tu mujer y esposos calientes como vos, y vos qué harías?
– Yo solo quiero mirar, mirar y pajearme…
Mientras cenábamos miraba fijamente a mi mujer,
Terminamos tarde, casi media noche, ella fue a la cama mientras yo me quedé acomodando las cosas, con esos pensamientos latiendo en mis sienes.
Fui al dormitorio, Karina estaba semidormida, casualmente con su enorme culo apuntando hacia mi lado, casi desnudo, apenas lucía una pequeña tanga celeste, calada y sensual, era demasiado, como si millones de alfileres se clavaran en la punta de mi pija, no podía dormir así.
La desperté zamarreándola un poco, ella se molestó, pero le dije que quería contarle algo, cuando tuve su atención, le narré en detalle lo sucedido, leyendo palabra por palabra la conversación que había tenido con ese extraño.
Ella se sorprendió en principio, y tomó algunas cosas a risa, en especial ‘su tamaño’, me dijo, le creo que sea así de larga, pero no tan gruesa!
Y empezamos a hacer el amor, estaba como poseído, duro como una barra de acero, ella lo notó y luego de unos besos profundos bajó a chupármela, le pedí que lo hiciera tan profundo como pudiera hacerlo, y se sentía exquisito, cada embestida, rítmica, lenta, continua…
Vino sobre mí, se comió mi pija con su concha, derramaba flujos, una posición, otra, y otra, alternando el dominio, alternando la locura.
La cogí tan profundo como pude, ella se acariciaba con esmero su clítoris, empezaron los gemidos y las contracciones, llegó a su orgasmo, y siguió, a un segundo, y a un tercero, adoro cuando ella tiene estos orgasmos múltiples.
Estaba exhausta, acariciando mi nuca, yo seguía moviéndome en su interior, cuando casi me susurró al oído.
– Quiero que me hagas el culo…
Diablos, uno jamás termina de saber qué es lo que realmente pasa por la cabeza de una mujer, son peligrosamente astutas, dueñas de sus secretos, por algún motivo ella me había pedido específicamente eso en ese momento.
Se puso en cuatro patas, dándome su esplendoroso trasero, apenas escupí un poco su esfínter, apoyé y toda adentro, hasta el fondo, la tomé por la cintura y se la di con fuerza, con ritmo, metiendo y sacando de punta a punta, ella gemía y hasta gritaba, hacerle el culo era lo más excitante de nuestra relación, lo que me encantaba de ella, la forma en que lo entregaba, la forma en que lo disfrutaba.
Ya no pude soportarlo saqué mi verga y empecé a bañarla, yo solo acababa y acababa, blanqueando sus nalgas, su espalda, su cuerpo…
Volvía a metérsela aun acabando, dejándole algo de leche adentro, seguí hasta perder erección.
nos limpiamos y ya no hubieron palabras, los últimos besos, arrumacos y a dormir…
En los días siguientes la situación pareció enfriarse un poco. Karina no tocó el tema, pero Santiago, (esa era su nombre) y yo, seguimos comunicándonos en charlas escritas que me ponían por demás de caliente,
El tema salió a la luz nuevamente una mañana de domingo, habíamos ido a desayunar a un bar, como casualmente, traje el tema a la mesa, le dije directamente, que me seguía escribiendo con él y que tenía ganas de seguir adelante con el proyecto.
Ella parecía titubear entre la cordura y la locura, y por lo que la conocía sabía que tenía esa picazón de la curiosidad, me lo decía su rostro, sus gestos, sus actitudes, su mirada, al fin se rindió y me pidió al menos conocerlo, dando un paso adelante, yo me reí, me sentí bendecido
Acordamos el sitio, lo vimos por google maps, preparamos las cosas, subimos al auto, fijé el gps y nos pusimos en camino.
Al fin llegamos, fue el encuentro cara a cara con Santiago que nos estaba esperando, me apretó la mano y beso en la mejilla a Karina, se mostró muy respetuoso y caballero en ese momento, nos dejó ver que realmente no era su primera vez y nos dio esa confianza que hizo que nos relajáramos un tanto, aunque el nerviosismo me comía por dentro.
Era el tipo de macho al que mi esposa no podría haberle dicho que no, lo leí en sus ojos cuando lo miraba en silencio mientras nosotros, los hombres, charlábamos algunas cosas como si fuéramos viejos amigos. Fuimos a una de las cabañas, la que él había reservado, apenas tomamos unas copas
tenía una erección terrible entre las piernas,
El empezó a desnudarse en una forma natural, confieso, el hijo de puta tenía una terrible pija, gorda y larga, yo me desnudé también y busqué mi posición de espectador, Karina salió del baño, la luz invadía el lugar atravesando los cortinados de un amplio ventanal haciendo la atmósfera blanquecina, lucía unas medias negras hasta arriba en sus muslos, sostenidas por portaligas y un conjunto diminuto al tono, en un rosa fuerte, estaba hermosa, servida en bandeja de plata,
él estaba parado, ella mirando su verga semi erecta, se acercaron, se besaron, profundamente, y yo a un costado con mi verga dura, en silencio. Besos y más besos
El me miró al tiempo que se acomodara en posición para que yo no perdiera detalle, sugerentemente la hizo bajar hasta arrodillarla a sus pies, Karina tomó esa verga enorme entre sus manos, no alcanzaba a rodearla entre sus dedos, y me masturbaba esperando el momento, si! si! si!!! se la besó! posó sus labios en es glande cabezón! Increíble, perfecto! suspiré y entrecerré mis ojos, al fin lo hacía!
Ella empezó lentamente pero a medida que tomó confianza se puso muy puta, haciendo penetraciones profundas, su estilo, pero amigos, conmigo era una cosa, con Santiago era otra, con esfuerzo llegaba a la mitad, pero no perdía el ritmo, cada tanto lo liberaba y le envolvía la cabeza con su lengua, yo no soporté más, empecé a acabar ante la escena, no quise, pero no pude evitarlo…
Puso a Karina en cuatro patas sobre la cama, acomodando su impecable culo hacia mi lado, lucía muy sexi con los zapatos tacos altos, las medias negras y el porta ligas rosa, la tanga me la había quedado yo cuando tomé las fotografías, con un poco de trabajo Santiago cubrió su pene con un preservativo y me dijo
– Ahora viene lo mejor, ahora le haré bien el culo a tu mujer, la voy a hacer gozar y gemir, te voy a enseñar como un hombre lo hace, se lo voy a dejar todo abierto, como me pediste…
Sus solas palabras lograron una nueva erección, mientras él hablaba mi mujer se lubricaba el esfínter con gel, metiendo los dedos índice y anular, como preparando el terreno.
Santiago se recostó sobre la cama con su enorme pito apuntando al techo, duro como un rascacielos, mi esposa lo montó con una pierna a cada lado, y me quedé con un primer plano de su perfecto y generoso trasero, al tiempo que echando una mano atrás masturbaba lentamente la enorme carne que se iba a comer
Las manos de Santiago fueron a los glúteos de Karina, mientras yo empezaba a masturbarme, le dijo
– Dale, mostrale como su mujercita se come una buena verga…
Ella la apuntó a su culo El glande perforó empezo a penetrarla y bajó hasta la mitad, y empezó a subir y bajar, una y otra vez
Karina empezó a gemir, él le dijo entonces
– Bajá y cométela toda, y después sacala y volvela a meter, que el vea todo lo que te comes…
Y ella le hizo caso, con paciencia bajó milímetro a milímetro hasta llegar a sus bolas, hasta perderla toda en su culo, por completo, luego subió y la sacó, el abrió sus nalgas para que yo vea su culo abierto como a una puta pornográfica, y volvió a meterla y volvió a sacarla.
La imagen, las palabras de él, los gemidos de mi esposa, les juro amigos que era lo mejor que me había pasado en la vida, mejor que el mismo sexo yo mismo había vivido, esto era incomparable, era perfecto…
Karina pareció perder poco a poco la cordura y no pudo soportar esos lentos movimientos que le pedía Santiago y empezó a moverse con locura, empezó a mostrar esa puta escondida.
El nunca perdía el control, de repente la separó y la mantuvo en cuatro patas, apuntando de la mejor manera posible el culo a mi rostro, le dijo a ella que se abriera para mí, y mi mujer llevando las manos a sus glúteos los separó para que yo viera su cráter todo abierto, el sonrió y mirándome fijamente me dijo
– Y? qué tal? Te gusta cómo se so dejé?
– Me encanta – solo dije al tiempo que sentía venir un segundo orgasmo – dale, no pares…
El coló tres dedos y jugó en su hoyo, luego fue por detrás parándose sobre la cama y bajando de manera de no obstaculizarme la visual, nuevamente apoyó la punta en el esfínter y ya sin ninguna resistencia bajó hasta las bolas, toda adentro y ahora sí, con furia…
Karina gritaba como una puta cerda, jamás la había escuchado gritar así y se masturbaba con fuerza el clítoris, y más, y más…
Fue todo al mismo tiempo… segundos que parecieron siglos, Santiago salió, retiró el preservativo que cubría su pija y empezó a escupir leche sobre el rostro de mi mujer, ella era bañada como por un tsunami, su rostro, sus mejillas, su pera, sus labios, su lengua, abría la boca como una puta buscando la última gota de agua de una cantimplora en medio del desierto, no sabía dónde mirar, si su boca regocijándose y bebiendo leche, o su culo todo abierto, que latía incontrolable, donde hubiera cabido una bola de pool, empecé a acabar, y la primera escupida de semen fue a parar al colchón, , y acabé como nunca…
Tal vez había sido todo demasiado rápido, pero sentía hervir todo mi cuerpo… Karina se retiró en silencio y fue a tomar una ducha, nos tranquilizamos un poco y Santiago me dijo
– Linda puta te has conseguido amigo… estás satisfecho?
– Yo si… y te lo agradezco…
– Yo te lo agradezco… es el mejor culo que he tenido…
– Te hago una pregunta… crees que esté enfermo? Tengo una mujer que es un monumento, y sin embargo, mi mayor placer fue ver como un extraño le hizo el culo…
– Debo irme, pero estaré el fin de semana por acá, en la cabaña continua, así que disfruten…
Santiago me respondió con una evasiva y solo se fue, al rato vino mi esposa a mi encuentro e hicimos el amor como nunca, a pesar que se había bañado al besarla me parecía sentir el sabor de la pija que se había chupado y eso me encendía, recordando cada segundo transcurrido…
había cumplido mi sueño, pero sin saberlo había abierto otra en la sexualidad de mi esposa.
Ese sábado por la noche, después de cenar, me pidió repetir el juego con Santiago, solo diez horas después, así que volvimos a hacerlo!
Y bueno amigos, ese fue el principio de todo esta historia, Santiago fue el primero de muchos, perdimos la cuenta pero calculamos que más de cincuenta tipos ya pasaron por el culo de Karina, disfrutamos en pareja de esta situación, porque tenemos las mejores cogidas. Buscamos vergones, tipos bien pijudos para que le rompan el culo, y yo? Yo solamente quiero disfrutar viendo como se lo hacen…
No sé porque lo hago, pero me excita contarles que un culo perfecto, envidiable y que me hacía pensar en decir a quien quisiera escucharlo: ‘te gusta? pues es solo mío’
Y siempre me excite con esta ‘ostentación’ de ese tesoro perfecto, ese culo de ensueño…
Y Karina me dejó tomar varias fotos entre provocativas y porno de su trasero en particular, fotos que en teoría eran solo para mí, para nuestra intimidad y nuestra seducción, pero una vez mas no pude controlarlo, es más fuerte que yo… y sin que ella siquiera lo sospechara, las subí a estos sitios, como ahora las vuelvo a subir para que todos digan ‘hombre! que afortunado eres! te envidio!
recibí un correo
queres ver y pajearte mientras le rompo bien el culo a tu mujer?
Solo eso decía, un extraño tan extraño como yo, en un principio me causó gracia y no lo tomé en serio, pero honestamente me quedó una picazón inquietante entre las piernas, así que solo contesté para ver que sucedía.
Hola! no nos conocemos… porqué me haces esa pregunta? Jamás nos escribimos…
Y eso dio pie a una seguidilla de mensajes de idas y vueltas, que más o menos se fueron de la siguiente manera.
– Porque vi el culo hermoso que tiene tu mujer, quiero probarlo
– Y no es rara una propuesta tan directa? No nos conocemos… lo has hecho antes?
– Varias veces, varios matrimonios, te prometo que te encantará, le dejaré el culo lleno de leche y bien abierto, que dices?
– Bueno, tendría que hablarlo con ella, tampoco es que se acueste con el primero que se cruce en su camino.
– Pregúntale, yo te aseguro que te va a gustar…
esto me había llevado a una excitación que no era habitual para mí, mientras le escribía sentía una erección terrible bajo mis pantalones, y más escribía, más adictivo se hacía, le pregunté de donde era, estábamos a cuatrocientos kilómetros de distancia, un pequeño problema, pero el tipo estaba decidido, alquilar un fin de semana una cabaña a mitad camino, me dirán que todo era muy enfermo? cierto… que sonaba a locura? también era cierto, pero que podía hacer, seguí preguntando
– Y que tienes por ofrecer? Es decir… cuento mide tu pene
– No sé cuáles serán los gustos de tu mujer, pero tengo una rica verga de veinte por seis, bien gorda por cierto
– Y que propones hacer?
– Dime que quisieras que haga
El tamaño de su verga me dio envidia, dudé que fuera cierto, pero no era el momento de preguntar más, medité unos segundos, que quisiera que hiciera, luego contesté
– Si me preguntas, me gustaría ver cómo te la chupa, y luego que le hagas bien el culo, como tú dices, y me gustaría que le acabes en la boca y ver como se traga tu leche, que dices?
– No hay más que hablar, no te defraudaré, habla con ella, le encantará…
– Y no te da vergüenza o pudor? Digo, que yo esté presente, a mí no se me pararía en tu lugar…
– Ya te he dicho, no serán el primer matrimonio en mi vida, se de putas como tu mujer y esposos calientes como vos, y vos qué harías?
– Yo solo quiero mirar, mirar y pajearme…
Mientras cenábamos miraba fijamente a mi mujer,
Terminamos tarde, casi media noche, ella fue a la cama mientras yo me quedé acomodando las cosas, con esos pensamientos latiendo en mis sienes.
Fui al dormitorio, Karina estaba semidormida, casualmente con su enorme culo apuntando hacia mi lado, casi desnudo, apenas lucía una pequeña tanga celeste, calada y sensual, era demasiado, como si millones de alfileres se clavaran en la punta de mi pija, no podía dormir así.
La desperté zamarreándola un poco, ella se molestó, pero le dije que quería contarle algo, cuando tuve su atención, le narré en detalle lo sucedido, leyendo palabra por palabra la conversación que había tenido con ese extraño.
Ella se sorprendió en principio, y tomó algunas cosas a risa, en especial ‘su tamaño’, me dijo, le creo que sea así de larga, pero no tan gruesa!
Y empezamos a hacer el amor, estaba como poseído, duro como una barra de acero, ella lo notó y luego de unos besos profundos bajó a chupármela, le pedí que lo hiciera tan profundo como pudiera hacerlo, y se sentía exquisito, cada embestida, rítmica, lenta, continua…
Vino sobre mí, se comió mi pija con su concha, derramaba flujos, una posición, otra, y otra, alternando el dominio, alternando la locura.
La cogí tan profundo como pude, ella se acariciaba con esmero su clítoris, empezaron los gemidos y las contracciones, llegó a su orgasmo, y siguió, a un segundo, y a un tercero, adoro cuando ella tiene estos orgasmos múltiples.
Estaba exhausta, acariciando mi nuca, yo seguía moviéndome en su interior, cuando casi me susurró al oído.
– Quiero que me hagas el culo…
Diablos, uno jamás termina de saber qué es lo que realmente pasa por la cabeza de una mujer, son peligrosamente astutas, dueñas de sus secretos, por algún motivo ella me había pedido específicamente eso en ese momento.
Se puso en cuatro patas, dándome su esplendoroso trasero, apenas escupí un poco su esfínter, apoyé y toda adentro, hasta el fondo, la tomé por la cintura y se la di con fuerza, con ritmo, metiendo y sacando de punta a punta, ella gemía y hasta gritaba, hacerle el culo era lo más excitante de nuestra relación, lo que me encantaba de ella, la forma en que lo entregaba, la forma en que lo disfrutaba.
Ya no pude soportarlo saqué mi verga y empecé a bañarla, yo solo acababa y acababa, blanqueando sus nalgas, su espalda, su cuerpo…
Volvía a metérsela aun acabando, dejándole algo de leche adentro, seguí hasta perder erección.
nos limpiamos y ya no hubieron palabras, los últimos besos, arrumacos y a dormir…
En los días siguientes la situación pareció enfriarse un poco. Karina no tocó el tema, pero Santiago, (esa era su nombre) y yo, seguimos comunicándonos en charlas escritas que me ponían por demás de caliente,
El tema salió a la luz nuevamente una mañana de domingo, habíamos ido a desayunar a un bar, como casualmente, traje el tema a la mesa, le dije directamente, que me seguía escribiendo con él y que tenía ganas de seguir adelante con el proyecto.
Ella parecía titubear entre la cordura y la locura, y por lo que la conocía sabía que tenía esa picazón de la curiosidad, me lo decía su rostro, sus gestos, sus actitudes, su mirada, al fin se rindió y me pidió al menos conocerlo, dando un paso adelante, yo me reí, me sentí bendecido
Acordamos el sitio, lo vimos por google maps, preparamos las cosas, subimos al auto, fijé el gps y nos pusimos en camino.
Al fin llegamos, fue el encuentro cara a cara con Santiago que nos estaba esperando, me apretó la mano y beso en la mejilla a Karina, se mostró muy respetuoso y caballero en ese momento, nos dejó ver que realmente no era su primera vez y nos dio esa confianza que hizo que nos relajáramos un tanto, aunque el nerviosismo me comía por dentro.
Era el tipo de macho al que mi esposa no podría haberle dicho que no, lo leí en sus ojos cuando lo miraba en silencio mientras nosotros, los hombres, charlábamos algunas cosas como si fuéramos viejos amigos. Fuimos a una de las cabañas, la que él había reservado, apenas tomamos unas copas
tenía una erección terrible entre las piernas,
El empezó a desnudarse en una forma natural, confieso, el hijo de puta tenía una terrible pija, gorda y larga, yo me desnudé también y busqué mi posición de espectador, Karina salió del baño, la luz invadía el lugar atravesando los cortinados de un amplio ventanal haciendo la atmósfera blanquecina, lucía unas medias negras hasta arriba en sus muslos, sostenidas por portaligas y un conjunto diminuto al tono, en un rosa fuerte, estaba hermosa, servida en bandeja de plata,
él estaba parado, ella mirando su verga semi erecta, se acercaron, se besaron, profundamente, y yo a un costado con mi verga dura, en silencio. Besos y más besos
El me miró al tiempo que se acomodara en posición para que yo no perdiera detalle, sugerentemente la hizo bajar hasta arrodillarla a sus pies, Karina tomó esa verga enorme entre sus manos, no alcanzaba a rodearla entre sus dedos, y me masturbaba esperando el momento, si! si! si!!! se la besó! posó sus labios en es glande cabezón! Increíble, perfecto! suspiré y entrecerré mis ojos, al fin lo hacía!
Ella empezó lentamente pero a medida que tomó confianza se puso muy puta, haciendo penetraciones profundas, su estilo, pero amigos, conmigo era una cosa, con Santiago era otra, con esfuerzo llegaba a la mitad, pero no perdía el ritmo, cada tanto lo liberaba y le envolvía la cabeza con su lengua, yo no soporté más, empecé a acabar ante la escena, no quise, pero no pude evitarlo…
Puso a Karina en cuatro patas sobre la cama, acomodando su impecable culo hacia mi lado, lucía muy sexi con los zapatos tacos altos, las medias negras y el porta ligas rosa, la tanga me la había quedado yo cuando tomé las fotografías, con un poco de trabajo Santiago cubrió su pene con un preservativo y me dijo
– Ahora viene lo mejor, ahora le haré bien el culo a tu mujer, la voy a hacer gozar y gemir, te voy a enseñar como un hombre lo hace, se lo voy a dejar todo abierto, como me pediste…
Sus solas palabras lograron una nueva erección, mientras él hablaba mi mujer se lubricaba el esfínter con gel, metiendo los dedos índice y anular, como preparando el terreno.
Santiago se recostó sobre la cama con su enorme pito apuntando al techo, duro como un rascacielos, mi esposa lo montó con una pierna a cada lado, y me quedé con un primer plano de su perfecto y generoso trasero, al tiempo que echando una mano atrás masturbaba lentamente la enorme carne que se iba a comer
Las manos de Santiago fueron a los glúteos de Karina, mientras yo empezaba a masturbarme, le dijo
– Dale, mostrale como su mujercita se come una buena verga…
Ella la apuntó a su culo El glande perforó empezo a penetrarla y bajó hasta la mitad, y empezó a subir y bajar, una y otra vez
Karina empezó a gemir, él le dijo entonces
– Bajá y cométela toda, y después sacala y volvela a meter, que el vea todo lo que te comes…
Y ella le hizo caso, con paciencia bajó milímetro a milímetro hasta llegar a sus bolas, hasta perderla toda en su culo, por completo, luego subió y la sacó, el abrió sus nalgas para que yo vea su culo abierto como a una puta pornográfica, y volvió a meterla y volvió a sacarla.
La imagen, las palabras de él, los gemidos de mi esposa, les juro amigos que era lo mejor que me había pasado en la vida, mejor que el mismo sexo yo mismo había vivido, esto era incomparable, era perfecto…
Karina pareció perder poco a poco la cordura y no pudo soportar esos lentos movimientos que le pedía Santiago y empezó a moverse con locura, empezó a mostrar esa puta escondida.
El nunca perdía el control, de repente la separó y la mantuvo en cuatro patas, apuntando de la mejor manera posible el culo a mi rostro, le dijo a ella que se abriera para mí, y mi mujer llevando las manos a sus glúteos los separó para que yo viera su cráter todo abierto, el sonrió y mirándome fijamente me dijo
– Y? qué tal? Te gusta cómo se so dejé?
– Me encanta – solo dije al tiempo que sentía venir un segundo orgasmo – dale, no pares…
El coló tres dedos y jugó en su hoyo, luego fue por detrás parándose sobre la cama y bajando de manera de no obstaculizarme la visual, nuevamente apoyó la punta en el esfínter y ya sin ninguna resistencia bajó hasta las bolas, toda adentro y ahora sí, con furia…
Karina gritaba como una puta cerda, jamás la había escuchado gritar así y se masturbaba con fuerza el clítoris, y más, y más…
Fue todo al mismo tiempo… segundos que parecieron siglos, Santiago salió, retiró el preservativo que cubría su pija y empezó a escupir leche sobre el rostro de mi mujer, ella era bañada como por un tsunami, su rostro, sus mejillas, su pera, sus labios, su lengua, abría la boca como una puta buscando la última gota de agua de una cantimplora en medio del desierto, no sabía dónde mirar, si su boca regocijándose y bebiendo leche, o su culo todo abierto, que latía incontrolable, donde hubiera cabido una bola de pool, empecé a acabar, y la primera escupida de semen fue a parar al colchón, , y acabé como nunca…
Tal vez había sido todo demasiado rápido, pero sentía hervir todo mi cuerpo… Karina se retiró en silencio y fue a tomar una ducha, nos tranquilizamos un poco y Santiago me dijo
– Linda puta te has conseguido amigo… estás satisfecho?
– Yo si… y te lo agradezco…
– Yo te lo agradezco… es el mejor culo que he tenido…
– Te hago una pregunta… crees que esté enfermo? Tengo una mujer que es un monumento, y sin embargo, mi mayor placer fue ver como un extraño le hizo el culo…
– Debo irme, pero estaré el fin de semana por acá, en la cabaña continua, así que disfruten…
Santiago me respondió con una evasiva y solo se fue, al rato vino mi esposa a mi encuentro e hicimos el amor como nunca, a pesar que se había bañado al besarla me parecía sentir el sabor de la pija que se había chupado y eso me encendía, recordando cada segundo transcurrido…
había cumplido mi sueño, pero sin saberlo había abierto otra en la sexualidad de mi esposa.
Ese sábado por la noche, después de cenar, me pidió repetir el juego con Santiago, solo diez horas después, así que volvimos a hacerlo!
Y bueno amigos, ese fue el principio de todo esta historia, Santiago fue el primero de muchos, perdimos la cuenta pero calculamos que más de cincuenta tipos ya pasaron por el culo de Karina, disfrutamos en pareja de esta situación, porque tenemos las mejores cogidas. Buscamos vergones, tipos bien pijudos para que le rompan el culo, y yo? Yo solamente quiero disfrutar viendo como se lo hacen…
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