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De las redes sociales a la realidad

Hola chicos, además de que me gusta sacarme fotos, también me gusta escribir. Estuve leyendo algunos relatos y me motivaron a contar algunas experiencias de mi vida.


Varios de nosotros sabemos lo que es frecuentar las datings apps, en búsqueda de amor, pareja, sexo ocasional o solo charlar con alguien. Una mañana, de las de siempre, ducha apurada con agua hirviendo y café muy negro y espeso, salí corriendo a trabajar bajo un frío polar en pleno abril. Se acercaban las Pascuas y todo estaba decorado con alusiones al tema, mientras tanto, yo, siempre de negro, serio, poco conmovible, con la cabeza todavía un poco revuelta por un corte en mi relación anterior. De repente, sonó mi celular, una de estas aplicaciones había encontrado una coincidencia. Al abrir su perfil, si bien no era la gran cosa, tenía una sonrisa cautivadora y no lo dude, le hablé, pero al rato lo olvidé, no soy de estar pendiente de estás cosas. Conforme pasaron los días, el frío aumentaba, al igual que el tamaño del café de las 06.30, me contestó. Comenzamos a hablar pero no hubo la mejor de las químicas, aunque su personalidad me agradaba. Cinco días después de eso, un sábado, salí con mis amigos a un bar-boliche de la ciudad en la que vivimos. Si bien tengo recuerdos difusos de las primeras horas, tome demasiado, al punto de que mis propios amigos lo destacaban a la hora de estar saliendo. Al entrar al bar la veo, hablando con una chica y un chico. No me llamó la atención, habíamos hablado poco y no había habido química, así que seguí derecho, el lugar es en forma de pasillo, con un gran lobby y una pista en el fondo. Al poco rato, necesite ir al baño, para lo cual tenía que pasar por ahí adelante. Al pasar me grito "chico -nombre de la aplicación-", y yo ni miré, francamente no recordaba haberla visto, pero la frase me quedo boyando dentro de la cabeza. Al salir me llamo por mi nombre, me acerque y comenzamos a hablar. Le comenté que me había agradado hablar con ella, que era una lastima que se haya cortado la conversación y ella me contestó que no estaba muy de acuerdo con conocerse de esa manera, que estaba experimentando y viendo que onda. Me manifestó cierto miedo a las cosas que hoy pero que al verme y al ver a la gente con la que estaba y los lugares que frecuentaba por gusto, decidió hablarme. Habrán pasado unos diez minutos hablando de todo un poco hasta que tire un bocado. Sus amigos desaparecieron misteriosamente, entonces le pregunté si se habían ido a tener relaciones. Se rió, se sonrojó y me dijo que era muy probable, a lo que yo respondí que al principio no me acerque a ella por qué pensé que el chico podía ser su pareja, o podían estar por hacer un trio. Su mirada la vendió. Cuando dije trio, me miró con cara de curiosidad, se rió y me comentó que nunca había hecho algo así, y mi respuesta fue la más obvia, anímate, te va a gustar si lo haces con confianza y respeto. Ella siguió preguntándome sobre mis experiencias sexuales durante unos diez minutos más aproximadamente, hasta que me dijo que se había calentado de tanto hablar de sexo, y le pregunté que hombre la podía seducir de nuestro entorno para tener una noche de placer. Ella miró hacia su alrededor y dijo que nadie era tan sexy como para elegirlo sin charlar, pero después de haber hablado conmigo y de mis experiencias, le calentaba mucho que nos acostamos juntos. Salimos del bar, pidió un auto y le pregunté a que hotel quería ir, se sonrió y me dijo que era hija única, y que sus padres estaban de viaje en el sur, visitando familia por las Pascuas. Al llegar a la casa, a unos seis o siete kilómetros, entramos y nos distendimos frente a una estufa tipo hogar, en un hermoso y amplio sillón de cuero color verde musgo y comenzamos. Con muchos besos y mucha pasión, lentamente fuimos entrando en calor. Nuestros cuerpos se movían de forma perfecta, casi sin comunicación ya sabíamos que hacer cuando el otro hacia algo. Tras un rato en el sillón, con la estufa prendida, el resto de la casa comenzó a calentarse, ella me tomo de la mano y me llevo hacia una escalera de madera, de estilo antiguo pero reluciente, para practicarle sexo oral en los primeros escalones, y exclamó sus ganas de cumplir su fantasía, tener relaciones en todos los ambientes de su casa. ¿Quien podría negarse a una petición de esa talla por parte de una mujer tan hermosa? Si sus partes femeninas eran una delicia de probar, mirar y tocar. Accedí sin pensarlo y me llevo a la cocina, y de ahí, a una sala de star, dónde tuvimos relaciones en un pequeño sillón de cuerina muy cómodo y en una alfombra estilo persa o egipcia. Finalmente, dejo lo mejor para el final, fuimos a la habitación de sus papás, que tenían un colchón de agua (si, así como lo escucharon, quedé sorprendidisimo), dónde seguimos con nuestro tour amatorio. Luego, y para finalizar, me llevo a su propia pieza, a su cama. Al entrar quedé encandilado con sus múltiples objetos, ropa y muebles en tonos de lila, rosa, verde claro y blanco, y en su cama un fino juego de sábanas de seda. Ella me acostó sobre su cama y se subió sobre mi, hasta lograr un orgasmo de esos que te dejan los ojos blancos, incluso fue la vez que más disfrute ver a una mujer terminando, por el contexto, la situación como se dio y la excitación que me había provocado verla, tocar y besar su hermosa y suave piel de la cintura hasta la boca, una y otra vez. 
Terminado el acto, me tomé un auto y me volví a mi casa, unas 3 o 4 horas después, no sin antes dejarle mi número para hablar. Al salir, noto una gran cantidad de mensajes de mis amigos, preocupados por haber desaparecido, pedí perdón y conté la situación (sin detalles, obvio).
Al día siguiente me escribió y me fue sincera, ella estaba en pareja pero se quería vengar de su novio infiel, para estar a mano y seguir su relación, ya que ella confiaba en su arrepentimiento. Luego de mi mensaje de aceptación, me bloqueó y jamás volví a saber algo sobre ella.

Espero que les haya gustado y recuerden, esto es verídico, por eso no damos nombres. 
Saludos y hasta la próxima. 

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