Y sí, María Teresa me excita con sólo pasar al lado mío. Su pintura de labios conbrillo y aroma a frutilla fuerte, su perfume, su cuero. Como fue una tarde queiba por la calle y justo me encontré con ella, que me abrazó y besó. Aparte delo amable, dulce, me excitó obvio su aroma a pintura de labios, perfume y, comome tocó, su campera de cuero negra, aparte su cartera fina de cuero. Charlamosun rato y me acompañó adonde yo tenía que ir a unas compras, ya que ellatambién andaba de compras y trámites. Fuimos acá, allá, entramos, salimos delos negocios, yo siempre iba del brazo de ella y no podía dejar de volar de losratones, cogiéndomela con el pensamiento todo el tiempo. Y de este paseo nosfuimos juntos a una casa de una amiga que ella debía visitar. Llegó, entró, yocon ella siempre agarrado de su campera de cuero, charlamos y luego nos fuimos.Y me ofreció a acompañarme a mi departamento.
No podía parar de verla todo el tiempo, de sacarme más y más consu ropa de cuero, su finura, su perfume, sus botas con taco finas. Encima, sucultura, finura y linda voz, su amabilidad, dulzura y lo que me aprecia. Y nome importó nada. Al llegar a mi casa, la invité a subir con excusa, ella subióy apenas entró, le pregunté si se había puesto bombacha y qé color. MaríaTeresa se extrañó, le contesté que era curioso y me dijo, y luego le preguntépor su lápiz de labios y demás cosas de mujer. Y exploté: la agarré, la sujeté,le dije más cosas fuertes, que si quería semen, que si había recibido mucho desu marido. Todo mientras la obligué a sacarse la campera de cuero, la pollera,la blusa y las botas con taco. Y al verla en ropa interior, enloquecí más, learranqué furioso el corpiño, le bajé la bombacha y tras aplastarla contra lapared, me quité el calzón y la penetré por la cola, dándole y dándole con tuttihasta eyacular tremendazo semen en su cola. Luego a la cama, boca arriba yarriba de María Teresa, le di por vagina hasta llenarla de mi abundante ycaliente semen. Luego la besuqueé, ella me besó también, se copó con migarchada, me felicitó, loca y rápida, y de la locura le pedí el lápiz delabios, y Tere, re dulce y gaucha, me lo dio y sólo me dijo que se lodevolviera al día siguiente, aparte me dio una cremita de las manos ya que sehabía comprado otra. Una genia, una divina, una gaucha en todo, una fuera deserie. Una potente y señora del sexo como María Teresa. Y con ropa de cuero.
No podía parar de verla todo el tiempo, de sacarme más y más consu ropa de cuero, su finura, su perfume, sus botas con taco finas. Encima, sucultura, finura y linda voz, su amabilidad, dulzura y lo que me aprecia. Y nome importó nada. Al llegar a mi casa, la invité a subir con excusa, ella subióy apenas entró, le pregunté si se había puesto bombacha y qé color. MaríaTeresa se extrañó, le contesté que era curioso y me dijo, y luego le preguntépor su lápiz de labios y demás cosas de mujer. Y exploté: la agarré, la sujeté,le dije más cosas fuertes, que si quería semen, que si había recibido mucho desu marido. Todo mientras la obligué a sacarse la campera de cuero, la pollera,la blusa y las botas con taco. Y al verla en ropa interior, enloquecí más, learranqué furioso el corpiño, le bajé la bombacha y tras aplastarla contra lapared, me quité el calzón y la penetré por la cola, dándole y dándole con tuttihasta eyacular tremendazo semen en su cola. Luego a la cama, boca arriba yarriba de María Teresa, le di por vagina hasta llenarla de mi abundante ycaliente semen. Luego la besuqueé, ella me besó también, se copó con migarchada, me felicitó, loca y rápida, y de la locura le pedí el lápiz delabios, y Tere, re dulce y gaucha, me lo dio y sólo me dijo que se lodevolviera al día siguiente, aparte me dio una cremita de las manos ya que sehabía comprado otra. Una genia, una divina, una gaucha en todo, una fuera deserie. Una potente y señora del sexo como María Teresa. Y con ropa de cuero.
0 comentarios - María Teresa me sacó con su cuero y me la cogí bien