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Mi prima se viste de novia - Capítulo 10

Mi prima se viste de novia - Capítulo 10

Mi prima se viste de novia


Culo


pendeja

Tanga



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Capítulo 1:

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Capítulo 2:

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Capítulo 3:

http://www.poringa.net/posts/relatos/3366888/Mi-prima-se-viste-de-novia---Capitulo-3.html

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Capítulo 4:


http://www.poringa.net/posts/relatos/3368186/Mi-prima-se-viste-de-novia---Capitulo-4.html
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Capítulo 5:


http://www.poringa.net/posts/relatos/3369284/Mi-prima-se-viste-de-novia---Capitulo-5.html

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Capítulo 6:


http://www.poringa.net/posts/relatos/3372342/Mi-prima-se-viste-de-novia---Capitulo-6.html

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Capítulo 7:


http://www.poringa.net/posts/relatos/3374822/Mi-prima-se-viste-de-novia---Capitulo-7.html

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Capítulo 8:



http://www.poringa.net/posts/relatos/3376829/Mi-prima-se-viste-de-novia---Capitulo-8.html

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Capítulo 9:



http://www.poringa.net/posts/relatos/3379692/Mi-prima-se-viste-de-novia---Capitulo-9.html


concha


dormida

leche





Mi prima se viste de puta...

perdón.



Mi prima se viste de novia - Capítulo 10




Dejaron de transpirarme las manos cuando leí el primer mensaje:
“Vení al bar del 8vo piso”

Volví a respirar con las palabras del siguiente, que fueron:
“No aguanto ni que me apoye la mano en los muslos”

Y se me paró la pija al tercero:
“Esperame en la segunda puerta del baño de hombres que necesito tu leche en la boca”, decía.

Imaginen la torpeza con la que me vestí. La rapidez producto de la ansiedad y la alegría, más la chota parada, más algunos cuantos litros de alcohol que tenía en la sangre: me choque todo lo que tenía al paso. Pero salí.

Al ratito ya estaba en el box indicado, del baño indicado, del bar indicado. Chequeé en mi memoria también que sea el piso indicado y cuándo estaba dudando si había apretado el 8 o el 6 en el tablero del ascensor, apareció Julia.

Al verme se tiró a mi cuello y me comió la boca. Otra vez nuestras lenguas elevaron aún más la temperatura.

-No para de pedirme perdón. Como si se hubiese tropezado sin querer en el culo de otra piba. – me dijo aprovechando para respirar. Mi prima me confundía un poco con sus gestos. Por momentos parecía que iría a llorar, pero por otro lado no paraba de besarme y manotearme la verga – Sacatela. Sacate la pija y métemela en la boca, primo.

Ni lo dudé. Ya con más calma me desabroché el pantalón y me lo bajé hasta los tobillos. Julia se arrodilló y continuó buscando mi desnudez ella misma. Como si hubiese estado abstinente por años me sacó la pija del bóxer con la mano y como si estuviese muerta de hambre se la puso en la boca. Creí que iba a explotar al sentir la humedad de la saliva calentita que usaba de lubricante.

-Esta más grande que la otra vez. – Me dijo mientras hacía circulitos con la lengua sobre mi glande, como si quisiese penetrarme la uretra. – ¡Y más rica! – acotó después.

Y comenzó a meterla y sacarla a penas mis manos la tomaron de la cabeza. Me la chupaba con tanto morbo que mis piernas hasta temblaban. Disfrutaba hasta los sonidos que salían de su boca. A veces gemidos y otros productos del ahogo que le producía llevarsela hasta el fondo de la garganta.

-Alta petera resultó ser tu primita – me decía mirándome a los ojos, con cara de traviesa y tonada a piba de barrio. - ¿Te gusta, primo? ¿Te gusta como tira la goma tu prima “la petera”?

Me volvía loco. Era un sueño hecho realidad. Mi pija estaba entre los labios de mi prima. Y cuando los apretaba me lengüeteaba la punta. Mi mejor amiga, mi confidente de toda la vida me estaba chupando la verga en el baño de un bar. Un sueño es poco. ¡Mi prima me estaba peteando como una trolita bien entrenada!

Y era en verdad una experta. No dejaba de mamarmela ni un segundo. Ni siquiera para lubricarla. La escupía y la llenaba de baba, la succionaba, la besaba, la recorría entera con su lengua pero nunca se la sacaba de la boca hasta llevársela hasta el fondo y aprovechar allí a lamerme las bolas. Solo interrumpía para hablar.

-Hoy la pruebo entera, Rodrí. Hoy te siento el gusto a semen. Llename la boca de leche. – dijo casi ignorándome, como si sólo estuviesen ella y mi pene en el ambiente. – Dame leche. Tu prima quiere leche. - repitió varias veces y aunque se tentaba a tomarla con sus manos para pajearme, las volvía a poner sobre mis nalgas para continuar metiendo y sacándola de su boca sólo con la ayuda de sus labios.

“Mi prima se viste de puta” pensaba. Así habría titulado esta historia si lo decidía en aquel baño.
La tomé de las mejillas y prácticamente me la cojí por la boca. Ese rostro familiar, con el maquillaje un poco corrido, mirándome como buscando piedad. Eso me estaba cojiendo. Era hermoso. El sabor del pecado del resto del mundo me llenaba el alma de placer. Julia se quedó quieta, obedeciendo a mis movimientos. Se la clavaba bien profundo y se la sacaba chorreando saliva. Cuando quedaba afuera de su boca mi prima aprovechaba para lamerme nuevamente los testículos. Y pedirme leche.

-Poneme el pito en la boca, malo – solía decirme simulando estar enojada. O encaprichada por la chota. Me estaba devorando del éxtasis. – Dame la leche.

Y entonces supe que el viaje había finalmente comenzado. Un viaje en un crucero, es cierto. Pero en realidad era mucho más que eso. Era un viaje hacia lo prohibido, lo inmoral.

Comencé a pajearme cumpliendo sus palabras como si fuesen órdenes. Quería tardar más. Disfrutar más. Sentirla más. Pero sopapeandole la lengua con la cabeza del pene aguantar era cada vez más difícil. Y con la imagen ni les cuento. Mi prima cerró los ojos y como si estuviese probando un manjar recibió los primeros chorros de leche. Es verdad que los primeros ya los tenía en la bombacha, por lo que estos eran más espesos. Más concentrados. Bien puro. Y así los deseaba ella. Si quería sentirle el gusto, esos lechazos eran los indicados.

Cuando su boca quedó llena de esa crema blanca que había salido de mis pelotas se puso de pie. La miré con atención, todavía excitado para no perderme el momento de la deglución. Tal vez sea una perversión personal, pero aún con las bolas sin leche me gustaba ver los gestos de una mujer al tragarse una corrida. Y ella era mi prima. De todas las mujeres, era la más deseada. De todas las perversiones, ella era la mejor. Pero me dejó pagando.

La contuvo en la boca y me tomó de las manos. La ayudé a abrir la puerta y los dos salimos del baño. Apenas abrimos la puerta del baño mi corazón comenzó a latir más fuerte. Ya sabía lo que se venía.
Con volumen casi ensordecedor se escuchaba de fondo una de las cumbias más bellas de la república Argentina. La versión de Gilda de la canción “Paisaje”.

Presos en una escena filmográfica, otra vez, atravesamos a la gente que bailaba en la pista y sentado en la barra estaba Fabián. Vestido como la primera vez que lo había visto. Un short verde desteñido y la remera blanca con mis dientes marcados.

“Tú, no podrás faltarme cuando falte todo a mi alrededor” se escuchaba cuando Julia lo besó con mi leche en la boca. El pelotudo que no me invitó a su fiesta, con cara de ilusionado disfrutó del beso blanco como un completo idiota. Mi pene comenzó a crecer nuevamente cuando pude ver mi semen entre sus lenguas. Reconozco que me asusté un poco al pensar que se daría cuenta. Pero en ese momento Fabián debía estar como loco creyendo que ese beso había sido en realidad un paso hacia la reconciliación.

-Dejáme pensar en este viaje – le dijo – Cuando lleguemos a Buenos Aires vamos a poder hablar más tranquilos.

El boludo no dejaba de sonreír. A penas levanté la mano reaccionó tirándose para atrás, como defendiéndose. Sin embargo no pude evitar darle un gesto de comprensión: la apoyé sobre su hombro y le di dos palmaditas.

Otra vez tomándome de la mano mi prima me guio para que nos vayamos.

“Tu, aire que respiro en aquel paisaje donde vivo yo” repetía ahora la canción. No se me ocurre que otra frase habría sido mejor para darle inició a algo tan familiar. Lo percibí como una señal divina de que lo nuestro tenía vía libre. Y Julia también.

-Ya sé, Rodri. – Me dijo cuando salimos y la música permitía hablar sin gritar. – Afuera del cuarto vamos a tener que decir que somos primos – continuó cuando el ascensor ya estaba disponible para bajar con nosotros. Al comenzar a sonreír pude sentir el olor a guasca que todavía le salía de la boca – Pero adentro soy tu putita.

Como si una sola señal no fuese suficiente, cada vez más lejano por nuestro caminar, Rodrigo Bueno nos decía: “Fue lo mejor del amor, lo que he vivído contigo…”

Cuándo la puerta se cerró y nos quedamos solos, Julia me besó. Casi instintivamente puse mis manos apretándole el culo sobre el vestido, el cual fui corriendo para manosearle la bombacha, primero desde atrás y luego sobre la parte de la concha. Mi prima estaba empapada. Y mi verga otra vez al palo.

-¿Y quién quiere salir del cuarto? – preguntó al mismo tiempo que una campanilla nos avisaba que ya estábamos en nuestro piso.

No necesitaba respuesta.

A penas entramos al cuarto Julia se trepó encima mío y con la espalda cerramos la puerta. Sus piernas rodeándome la cintura no fueron obstáculo alguno para bajarme el pantalón y el bóxer, todo de una vez. Sentir su lengua recorrerme el cuello era otro motivo más para perder el aliento. Mi prima se corrió la tanga a un costado y sin más esfuerzo la penetré.

-Ahhh – dijimos al unísono cuando mi pija llegó al fondo de su concha por primera vez

El viaje que habíamos planeado finalmente comenzaba.

“Como dejarte si te llevo conmigo” imaginé escuchar varias veces, en cada paso que dábamos sin dejar de estar unidos por nuestros sexos hacia la cama.

Cuando la solté rebotó sobre el colchón al menos dos veces. El golpeteo me había dejado ver la bombachita por un instante y más loco me volvió. Sin poder pensar en nada más la tomé por los costados y disfrutando de la morbosidad de la situación completa le bajé la tanga lentamente hasta dejarle la concha libre, toda entera para mi vista. La concha de mi prima era toda para mí.

Metí mi cabeza entre sus piernas y me dedique un instante a olerla bien. Los flujos parecían hipnotizarme.

-Dale, Rodri. Metele lengua a la concha de tu prima. – me apuró simulando una inocencia que ambos sabíamos que no tenía. – Chupame la concha, que me muero.

Y así lo hice. Primero con la punta y luego con la lengua entera. Al primer lengüetazo nomas la pija me empezó a latir. La suavidad de su piel erizaba la mía. Una y otra vez le recorrí toda la vagina a mi prima. Era un manjar. No sabía en ese momento cómo podría dejar de chupársela alguna vez. Deseaba poder vivir lamiéndola. Sus labios, su clítoris, el agujero eran dueños absolutos de mi boca. El sabor de sus fluidos, casi amargos, casi dulces, casi salados, penetraban mi mente hasta dejarme soñando despierto.

-Ahhh. Ahhhhh. Ahhhhhh – le escuchaba decir.

Puse mis dedos sobre su clítoris y como si mi lengua fuese la punta de la verga comencé a metérsela y sacársela. Penetrarla de esa forma nos enloquecía a ambos.

-Ahhhhhh.

Luego invertí los papeles. Mi lengua se dirigió hacia el clítoris y mis dedos hacia su interior. Mi prima volvió a gritar, esta vez más fuerte y sobre mi boca acabó. En ese momento mezclé en mi paladar su acabada con la mía ya seca sobre la piel y sin siquiera tocarme la pija creí que iría a eyacular. Me tragué todo lo que pude. Todos los líquidos que encontré en cada rincón de su conchita fueron a parar a mi garganta. Y aunque cada vez quedaba menos, no podía dejar de comer.

Julia puso una mano en mi frente para que la mirara a la cara y una vez más le obedecí. Su rostro era de satisfacción absoluta. A aquella mirada mitad picara y mitad inocente, se le sumaban unas gotas de agradecimiento.

-Veni a cojerte a tu putita ahora. – me indicó y asi lo hice.

Todavía con el vestido puesto acomodé sus piernas, las abrí un poco más para apoyar la pija en la entrada de su concha y volví a metérsela hasta el fondo. Me tomé unos segundos para clavar ese momento en mi memoria para siempre. El roce apenas perceptible de mi verga en su conchita depilada era de esas cosas que uno debe tener siempre guardado como un tesoro.

Hasta que ya no pude más. El mete y saca se volvió más rudo, plenamente salvaje y con sus uñas recorriendo mi espalda acabé dentro de ella. El mejor orgasmo de toda mi vida me lo había dado la putita de mi prima. Se sintió tan fuerte que los anteriores orgasmos ni siquiera parecían orgasmos. Este fue totalmente diferente. Cien, Mil, Millones de veces más fuerte. Y era sólo el primero.
Todavía sin ser del todo consciente de lo que había ocurrido volví a empujarle el pito más adentro. Como para que reciba hasta la última gota de mi semen.

La besé en la boca nuevamente, agradecido por ella. No simplemente A ella. Agradecido a la vida POR ella.

Mi verga salió de su concha cuando comenzó a achicarse. Todavía nos costaba a ambos respirar normalmente. Y entonces caí:

¡Me había cojido a mi prima! Habíamos pasado de ser almas gemelas, a ser amantes. De jugar a la mancha, a mancharle la bombacha. De jugar a las escondidas, a coger sin que nos viesen. De jugar a tomar el té, a tomar la leche.

Volví a besarla, todavía más agradecido que antes y ella hizo lo mismo. Estaba a punto de dormirme cuando July salió de mis brazos y me dijo que se iba a bañar. Reaccioné tirándola del brazo hacia mí, apenas se puso de pie. Esta vez ella quedo encima de mí.

Le puse una mano en la cola desnuda y con mis dedos esquivé las nalgas para apoyarle uno en la entrada de su ano.

-Las putas de verdad se dejan romper el culo – le dije tanteando su mirada.
-Mmmmm. No, Rodri. El culo no. – respondió.

Era entendible. Pero esa parte de los hombres, que algunos llaman codicia, había logrado mil veces cambiar el mundo. No podía no intentarlo.

Presione el dedo haciéndole circulitos. Tal vez por la transpiración pero noté que estaba húmedo. Mi prima hizo un gesto de placer y me animé a empujarlo un poco más. Hice presión lentamente y logré introducírselo un poco. El gesto ahora fue de dolor y me detuve.

-Las putas de verdad se dejan romper el culo – le repetí.
-Mmmmm. Rodro, para que me duele – dijo con los ojos cerrados – No se…

Era todo lo que necesitaba.

Si de los dedos a la pija hay tres minutos de distancia, de un “no sé” a un “si, por favor” hay solamente cuatro.



Continuará...





prima

Capitulo siguiente:

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tocando

manoseando

psyexa

12 comentarios - Mi prima se viste de novia - Capítulo 10

pupito_82 +1
Sos muy bueno escribiendo. Ahora me tengo que aguantar hasta el próximo relato. Seguí así
Fede_Juope +2
Somos dos. Se palpita el final encima y aguantar es mas dificil. Ojala suba otro pronto.
virgo_oficial +2
@Fede_Juope Tres. Yo lo releo y tomo nota je! El manejo de la situacion que tiene el personaje es ejemplar.
cipoline38 +1
Una de las mejores sagas, siempre quedo esperando el próximo a puras pajas
licantropo22 +1
No che,esperar una semana x capitulo es demasiado! Jajajaja. Te pasaste loco, tremendo!
Rescatador
Dale, seguí, está cada vez más interesante
PULPERO +1
Estos capítulos los espero con más ansias que los de Breakin Bad.

Genial lo tuyo.
ultramiron
como siempre anhelando la siguiente entrega. van 10 puntos
FeCaLiTo +1
Que hermosa historia y que bien relatada!, se me para la chota en cada parrafo.
La frutilla del postre seria una foto de ambos, pero se que ya es mucho pedir. Aunque, citandote...

"Era entendible. Pero esa parte de los hombres, que algunos llaman codicia, había logrado mil veces cambiar el mundo. No podía no intentarlo."
pacovader
Buenísimo. Apuntado estoy para la siguiente entrega.
romi_lechera
Agua la boca es poco 💦💦🔥🔥
Pervberto +1
Vueltas ascendentes de perverso placer.
pacificlupus +1
Más 10, Genio!
usuario_PsyExA
Muchas gracias por el aguante! Me alegro que te esté gustando,